LOBO.
—No vayas a ese lugar.—Supliqué, al sentir como algo apretaba dentro de mi pecho.
Su suave y dulce mirada, detallaba con tanta atención y lentitud mi rostro, sentí sus cálidas palmas apretar mis mejillas y solamente elevo un poco su comisura.
—Volveré.—Soltó muy bajo manteniendo su tranquilo tono, sentí aquel malestar sofocarme cuando su tacto desapareció de mi piel y se giró.
—Si prefieres ese maldito lugar, no regreses.—Aquellas palabras escaparon de mi boca, desesperación y esperanza de hacerlo entrar en razón.
No regreses, mis últimas palabras, y la última noche que lo vi con vida.
PRÓXIMAMENTE.
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