Capítulo 1.
Cerré la página web, que contenía información sobre "Leyendas Argentinas", indignadísima.
—No, no conozco a nadie así, porque estas son puras boludeces—me quejé en voz alta y tiré el celu sobre la cama, para luego dejarme caer sobre esta, en pose trágica.
Definitivamente mi historia no encajaba "del todo" con la entrada propuesta en el blog de leyendas, pero estaba segura de que lo que me había pasado esa tarde de miércoles en el colegio, era un evento sobrenatural y de algún modo se relacionaba con licantropía.
Verán, en mi familia somos algo supersticiosos y ese fetichismo viene sobre todo del lado de mi mamá, que es descendiente guaraní o ava guaraní (uno de los pueblos originarios del territorio sudamericano)
Del lado de mi papá, en cambio, tengo raíces españolas (porque sus padres vinieron de Andalucía cuando era un niño y se establecieron acá) y con ellos trajeron todas las creencias de sus singulares ceremonias católicas- paganas.
Soy la séptima "hija" mestiza de aquel matrimonio bicultural (y poseo todos los elementos poli culturales que me otorga mi propia nacionalidad Argentina)
Además soy la séptima y única "mujer" de seis hermanos varones. Aunque bien podría haber sido el séptimo hijo, si al momento de nacer, mis padres no hubieran decidido mi sexo.
Porque no es suficiente karma haber sido la séptima (con toda la carga cultural que ello implica) sino que además nací con una variación orgánica conocida como "intersexualidad", por lo que mi cuerpo presentaba características genéticas y fenotípicas propias de hombre y mujer o hablando en criollo: tenía pene y vagina.
Pero esa anomalía duró poco, puesto que por una cuestión estética, y sobre todo, motivados por el firme objetivo de "romper la maldición licantrópica", mis progenitores decidieron que se me practicara la cirugía plástica para volverme "mujer" al poco tiempo de nacida.
En realidad, mi papá inicialmente había sugerido que fuese un varón y que me apadrinara el presidente, como es tradición en Argentina desde el siglo XIX, y que además fuese bautizada en siete iglesias distintas y de yapa me pusieran el nombre de Benito, para repeler el mal. Pero mi mamá insistió en que la forma más efectiva de erradicar la maldición era que me dejaran desarrollarme como mujer. Así burlarían a la naturaleza y a los dioses.
¡Sí, cómo no!
Hoy me rio de esa decisión desacertada e inútil, y lo hago para no llorar por mi propia "suerte".
No es que este inconforme siendo mujer, de hecho, no condeno a mis padres por haber escogido mi forma de fémina, ya que mi sexo no definió mi género, ni influyó en mis gustos ( para que sepan me gustan los chicos por voluntad propia) pero el tema es que ellos creyeron que a través de esa operación, que me volvería una mujer completa físicamente hablando, la maldición de la licantropía se rompería, y no fue así.
Claro que el maleficio no se activó recién entrada mi pubertad, ni tampoco la metamorfosis se produjo un viernes de luna llena o un martes, como dicen las leyendas populares.
Como relaté al principio, los primeros indicios de mi transformación acontecieron un miércoles, a la luz del día y estando en el colegio, en plena disputa acalorada con mi archienemiga de toda la vida (bueno, más bien enemiga desde el primer año hasta el cuarto de secundaria, que aún estoy cursando) la odiosa Selena Gómez (nada que ver con Selena Marie Gomez, actriz, productora de televisión, cantante, compositora, filántropa y diseñadora de moda estadounidense)
Se llama así por esa afición de los padres "modernos" argentinos de ponerle nombres yanquis a sus hijos.
Flashback
Ese mismo Miércoles, horas antes.
—¡Te voy a romper la cara, india de porquería! —gritó la rubia teñida, mientras intentaba jalarme las trenzas, luego de que por accidente, le derramara un poco de gaseosa sobre la ropa.
—Va a ser la última vez que me decís así, ZORRA —Me lancé contra ella, después de terminar de vaciarle la lata de Coca Cola en la cara, ahora sí, bien adrede.
Ambas caímos al suelo, a cachetada limpia, en medio del patio a la hora del último recreo.
Quería arrancarle la cara a la maldita. No iba a dejar que volviera a insultar a mi gente. Ya me tenía enferma su bullying y eso que no conocía mi condición de nacimiento, sino hubiera sido peor la cosa.
Entre más improperios, gritos, tirones de pelo y arañazos, nos debatíamos en medio de una muchedumbre de alumnos que ya se había agrupado en torno nuestro, mientras nuestros "compañeros" nos estaban filmando y fotografiando el suceso.
¡Qué lindos!
Muchas veces habíamos reñido con Selena, pero jamás me había sentido tan enojada como en ese momento. Tal vez me encontraba más sensible o susceptible por ser el día de la Diversidad Cultural, por lo cual también estaba vestida con la ropa característica y uno de los peinados propios de la cultura de mi etnia, por vía materna (que me pesaba mucho más que la española paterna en ese momento) ya que me sentía consternada por los pesares que la tribus nativas habían tenido que soportar luego de la conquista.
Mientras peleábamos sentí una fuerza vigorosa, enérgica, agitándose en mi interior, pulsando por salir, hasta que finalmente exploté.
Clavé mis uñas en sus brazos, poco más claros que los míos (ya que pese a mi descendencia materna, había heredado el tono de piel de mi padre, más blanco que cobrizo) y luego sentí profundos deseos de arrancarle la garganta a la chica, pero no lo hice, porque en ese momento vi mi rostro reflejado en una de los ventanales de las aulas circundantes.
Mis iris brillaban, se refractaban en el cristal como las luces de dos linternas.
Cuando me di cuenta de que mi fogonazo interior se estaba derramando por mis pupilas, solté a mi rival, de forma abrupta y salí corriendo, aterrada, hacia la puerta de salida de la Institución, pese a los gritos de la Preceptora que ya se había enterado del "escandalo" y hacía su acto de aparición, con el Cuaderno de Actas.
«¡Qué me suspendan, a la mierda!» pensé mientras corría.
No podía detenerme a considerar las implicancias de mis actos. Lo único que quería era llegar a mi casa y vivir en paz mi propio karma.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top