Capítulo 3 - Los animales del bosque
Dos meses transcurrieron desde el gran malentendido que acabó en tragedia.
Ya el pequeño lobezno está mostrando signos de que se convertirá en un gran lobo, sus pequeños dientes ya son más fuertes y afilados, sus patas más grandes y fuertes, su olfato y oídos más agudos, el pelaje que se quemó con el incendio ya creció más grueso y largo. Nerón se convirtió en un lobato.
Nerón ya tiene la edad y el tamaño para cazar pero en esta temporada acercándose el invierno está pasando mucha hambre ya casi no tiene fuerzas por todo lo que pasó dejó de comer carne cosa que no le sienta muy bien. El hambre le hace cuestionar este pensamiento de no comer carne.
—Calma, calma o te va a escuchar —gruñe el lobato mientras visualiza a una jabalí que está con su pareja.
—¿Qué habrá querido decir One cuando dijo que valorara y respetara la naturaleza?
Nerón asalta a aquella jabalí en el momento que su pareja la deja sola pero justo cuando va a atacarla ve detrás de ella unos pequeños jabalíes y los recuerdos lo detienen. Y no termina de atacarla pero ahora está a la vista del macho jabalí quien con sus grandes colmillos empieza a perseguir al inexperto lobato que huye asustado.
—Ya, ya disculpe señor jabalí, no era mi intención asustarle.
—Ven acá pequeño mocoso lobo, no tienes edad ni siquiera para ser un cazador —dice el enojado jabalí que lo hace huir de aquél lugar.
Ya lejos del lugar de donde vio a la familia de jabalíes Nerón se cuestiona su naturaleza, no sabe qué hacer, ni que ser. Pero si sabe algo, no tiene muchas fuerzas para mantenerse sobre sus patas a veces siente que se desvanece quizás este será el último día que aguante sin comer.
—Ya no puedo cazar. No después de perder a mami, papi y que One no despertara —ladra Nerón al viento. La conciencia remuerde al curioso lobato que busca respuestas, todo este tiempo solo ha comido frutos —. Buscaré algo de comer que no requiera matar a nada.
Nerón dejó aquél viejo bosque que se quemó hace tiempo, en ese bosque apenas empieza a crecer una nueva vegetación. Ha recorrido mucho guiado solo por su olfato. A pesar de todo lo que ocurrió su entusiasmo y curiosidad no han disminuido todavía conserva la esperanza de reencontrarse con su manada aunque a veces siente que cada paso que da lo aleja más de ellos.
—Recolectar comida —dice Nerón mientras busca en unos arbustos —. En eso siempre he sido bueno, y falta muy poco para el invierno debo seguir encontrado comida.
—Hey, hey tú, ¿Qué hace un lobo cachorro solo? —se escucha el chillido desde arriba de los arboles.
—Oye, ¿dónde estás? no te puedo ver —pregunta Nerón mientras salta buscando entre los árboles.
—Acá, estoy acá arriba —chilla una ardilla que salta de un árbol a otro.
—Wow, las ardillas son realmente buenas escalando —ladra el lobato Nerón sorprendido.
—No solo eso muchacho, podemos volar, roer, recolectar nueces y saltar como ningún otro animal.
—¿Volar? Estás mintiendo, las ardillas no vuelan señor… —replica ladrando nuevamente el lobato Nerón. Las palabras de tan curiosa ardilla lo tienen expectante.
—Así es, volar, volar como aves. ¿Quieres ver?
—Sí, por supuesto —dice Nerón entusiasmado.
—Te mostraré pero antes necesito un favor —chilla la ardilla y sus pupilas se dilatan tiene los ojos locos —. Primero me presento, mi nombre es Huate —La ardilla se frota las patas delanteras, se rasca las orejas, y mueve la cabeza de un lado a otro con inquietud.
—Está bien yo soy Nerón el lobo solitario, señor Huate —responde con ladridos el lobato.
—Bueno, lo que quiero proponerte es que si yo puedo volar de este árbol a aquél árbol de allá tú tendrás que ayudarme a liberar a un amigo de una trampa.
—¿Una trampa, qué es una trampa? —pregunta el inocente lobato que a pesar de que estos últimos dos meses Nerón aprendió mucho sobre el bosque. Nunca escuchó algo sobre una trampa.
—¿Qué es en serio, realmente no sabes? —pregunta la ardilla que se da cuenta lo inocente e ignorante que es el lobato —. Pues… una trampa es... pues una ¡trampa!, algo que no te deja liberarte lobo solitario.
—Ahhh ya, ya comprendo… acepto —ladra Nerón aunque en realidad realmente no entiende lo que es una trampa. De igual forma quiere ver una ardilla voladora.
—Mira y observa lobito —dice la ardilla que aunque se cree una sabelotodo, no es muy inteligente pero sí es muy astuta. La ardilla levanta sus patas delanteras y debajo de ellas tiene lo que parecen alas peludas.
Sin dudarlo la ardilla se lanza de el árbol alto en el que está con dirección al otro árbol que le señaló a Nerón, no aletea ni una sola vez, simplemente se deja guiar por el viento. Nerón nunca ha visto algo así. Ha visto algunas aves volando pero nunca a una ardilla. Al poco tiempo a la velocidad del viento la ardilla llega al otro lado.
—¿De dónde has sacado esas alas, me podrías enseñar a mí? —pregunta Nerón impresionado, solo ha visto volar a las aves y ahora ante sus ojos está la primera ardilla voladora.
—Sí, claro que te puedo enseñar, pero claro después de que me hagas el favor que te pedí.
—Está bien, ¿dónde está esa cosa que decías? —dice Nerón entusiasmado. Nerón recuerda que sus padres le dijeron que un lobo nunca podrá volar pero vio una ardilla hacerlo ¿por qué un lobo no puede?
La ardilla baja de aquél árbol para reunirse con Nerón y enseñarle donde está la trampa de la que le habló.
—Ahí está la trampa, él está atrapado —señala la ardilla Huate. Otra ardilla está encerrada en lo que a los ojos de Nerón es una caja muy pequeña hecha con troncos de árboles, dentro de la jaula hay algunos frutos.
—¿Qué se supone que debo hacer con esa caja, Huate?
—Con tus fuertes patas puedes abrir la jaula —responde la ardilla mientras le muestra como hacerlo.
—Espero que de verdad puedas abrirla —chilla la ardilla que está atrapada con voz amenazante.
—Está bien intentaré ayudarles pero si después me ayudan a volar.
—¿A volar? Estás lo… —chilla la ardilla encerrada pero es interrumpida.
—Sí, sí le enseñaremos a volar —chilla Huate nervioso para interrumpir a su amigo atrapado.
—Bien allá voy —ladra Nerón mientras con sus patas intenta abrir la puerta de la trampa, las dos ardillas le ayudan pero apenas pueden abrir un poco la jaula hasta que Nerón ayudándose con su hocico la puede abrir por completo hacia abajo la ardilla encerrada sale corriendo fuera de ella mientras Nerón la sigue sosteniendo.
Para sorpresa de Nerón justo en el momento que suelta la puerta aquella jaula se acciona de nuevo y la puerta empuja a Nerón hacia adentro.
—Ayuda, ayuda..., ardillas no se vayan —aúlla Nerón pero las dos tramposas ardillas huyen al bosque.
—¿Valorar y respetar la naturaleza, Es en serio? —replica Nerón enojado —. No es justo yo solo quería ayudar.
Nerón ya lleva rato encerrado el sol empieza a ocultarse y en todo el día lo único consiguió de comer fueron aquellos frutos que estaban en la jaula los que se comió sin dudar pero que no son suficiente ya no puede aguantar el hambre siente que se desmaya.
Se siente tonto por caer en la trampa de dos ardillas.
Recuerda muy bien que Deux el más veloz de la manada en medio de sus cuentos le dijo que no se puede confiar en los zorros que son los animales más tramposos pero nunca le dijo nada sobre las ardillas.
Estando allí, solo y encerrado Nerón llega a la conclusión de que “No solo los zorros son zorros” pero ese pensamiento de nada sirve, ya muy bien conoce lo que el hambre le hace a todos. Los pone en “el sueño eterno” así sus hermanos osos le llaman a la muerte.
Quizás si aúlla alguien lo escuche, tal vez Spart, Yogu o Auro que son ahora sus hermanos osos. Ellos ya no son más unos oseznos.
Todos los días antes de llegar el anochecer, Nerón y sus hermanos se suelen reunir en una cueva para compartir la comida recolectada o cazada, esto lo hacen desde hace dos meses aunque ya pasaron varios días desde la última vez que Nerón fue a esa cueva, no ha encontrado comida. Nerón no se ha separado mucho tiempo de sus hermanos desde que los conoció, encontró ayuda en esta unión, en esa nueva e improvisada manada.
El frío empieza a congelar el ambiente falta muy poco para el invierno y los tres osos y el lobato deben reunir toda la comida para enfrentarse a él.
—Auuuuu —aúlla Nerón y quizás es el mejor aullido que ha hecho en su corta vida y no hay nadie de su antigua manada ni de la nueva para escucharlo.
Una sombra se acerca lentamente, el sol a penas se está terminando de ocultar.
—Grrr —gruñe Nerón a la sombra que está levantada sobre sus dos patas, para Nerón esta sombra resulta ser como un gigante pero no tan grande como un oso.
Algo o alguien ahora está alzando la jaula donde se encuentra Nerón que chilla en tono de llanto, está ya muy oscuro y aunque el lobato solitario puede ver y oler aquella criatura no reconoce de que se trata.
Luego de un rato Nerón se cansa de chillar y decide no seguir haciéndolo ya que no logra nada. La criatura en dos patas lleva horas caminando cargando al lobato con sus garras en la jaula, hasta que en un momento se detiene.
La criatura suelta la jaula en la que está Nerón en el suelo cerca de una luz igual a la vio Nerón en el incendio del bosque. Es fuego, pero fuego que puede ser controlado por la criatura. La criatura toma ramas de árboles secas y alimenta al fuego.
—Auuuu —aúlla Nerón instintivamente a ver si alguien acude a ayudarlo. No quiere volver a tener quemaduras, le fue difícil sanar de las quemaduras que sufrió en aquél incendio, le da terror solo imaginar volver a quemarse y sentir ese ardor.
—Oye, tranquilo amigo. No queremos que vengan más de los tuyos y nos quiten la comida —expresa aquella criatura de dos patas y aunque Nerón lo puede escuchar no lo puede entender y lo mismo pasa con la criatura de dos patas. Puede escuchar a Nerón, pero no lo puede entender.
—Por favor… libérame, tengo mucha hambre, ¡Hey dos patas, escúchame, hey! —ladra una y otra vez y lo único que logra es que aquella criatura se acerque y murmure cosas que para Nerón no tienen sentido.
—Tranquilo amigo prepararé la carne de un venado que cacé —dice la criatura pero por suerte el lobato no entiende lo que dice. Aun así no son necesarias las palabras, de todos modos la criatura logra asustar a Nerón cuando arrastra un venado desde sus cuernos hasta el fuego, este parece muy pesado.
Nerón sabe lo que eso significa.
—Muerte, muerte, él es un cazador como yo. Pero esta vez yo soy la presa —chilla y ladra Nerón mientras sacude la jaula.
Por un buen rato Nerón intenta escapar pero ya está cansado de tanto intentar abrir la jaula y de ladrar, y no puede evitar caer dormido. Ha sido un día largo y no ha comido lo suficiente.
En sus sueños puede ver como la criatura lo persigue y él tiene que correr esquivando cada una de las trampas pero no importa lo que haga en el sueño, al final nada resulta útil porque siempre termina atrapado y arrojado al fuego. La criatura es el cazador y él es su presa.
Nerón ya no puede seguir durmiendo por las pesadillas así que abre los ojos y enseguida puede oler un olor que hace gruñir su estómago. Entiende muy bien lo que pasa cuando ve que lo único que queda de aquél venado son sus huesos, sus astas y su piel. El cazador de dos patas ahora se come la carne quemada del venado, La carne quemada es el olor que a Nerón le parece cautivante.
—Tengo hambre, sé que dije que no comería carne pero tengo mucha hambre —chilla el lobato. Sus instintos lo traicionan.
El cazador se conmueve por los chillidos del lobato y toma un gran trozo de carne quemada por el fuego y lo lanza dentro de la jaula en la que se encuentra Nerón.
Nerón está muy agotado ya casi no tiene energía pero sigue negándose comer carne.
—Come lobito, come; no estés triste que no te haré daño —dice el cazador de dos patas que realmente cree que el lobato lo puede escuchar y entender aunque no sea así.
Los ojos de Nerón se están cerrando nuevamente el hambre es atroz y mucho más ahora que huele tanto olor a carne, el cazador abre la jaula y saca al lobato con cuidado, mientras lo alza puede sentir lo delgado que está. Deduce que está débil por falta de comida además puede sentir que está temblando del frío entonces lo suelta cerca del fuego. Nerón está asustado pero ya no tiene fuerzas para defenderse está muy hambriento y débil.
Todo se torna borroso para el lobato. El cazador toma un pedazo de carne y lo pone cerca del hocico de Nerón el cuerpo del lobato instintivamente lo muerde una y otra vez el cazador hace lo mismo y Nerón empieza a comer la carne.
—Estarás mejor, solo necesitas comer —Nerón termina por comer toda la carne que el cazador le da y de tanto cansancio sus ojos se cierran.
Al despertar el fuego ya está apagado.
—Con que despertaste lobo, no me vas a atacar ¿cierto?, toma un poco de agua —dice el cazador. Nerón sigue sin entender lo que dice pero ahora sabe que esa criatura no le hará daño, entonces sin preocuparse bebe el agua que el cazador le colocó en una taza. Nerón la bebe muy deprisa realmente eso lo revitaliza.
Nerón piensa que este es el momento para escapar y a penas el cazador se distrae sale corriendo con todas las fuerzas que ahora tiene. Se dirige al lugar donde se encuentran sus hermanos osos. No puede evitar cuestionarse si hace bien.
¿Si la naturaleza lo hizo un cazador y dependiente de la carne por qué él tiene que rechazar esa naturaleza? Nerón ya empieza a descubrir que quiso decir One cuando le dijo que “Valorara y respetara la naturaleza” hay cosas que simplemente son necesarias. Quizás One se refería a un equilibrio.
Nerón se asegura de que nadie lo siga, aprendió muchas lecciones. Ya es hora de dejar de ser un lobezno incrédulo es obvio que los lobos no pueden volar y las ardillas son muy habilidosas, además la naturaleza es la naturaleza y no hay que escapar de ella por tanto también la naturaleza es variante “no solo los zorros son zorros también las ardillas pueden ser zorros”.
Después de correr un buen rato puede olfatear a sus hermanos cerca se alegra de saber que tampoco están muertos de hambre. Ahí están sus hermanos Spart el oso más grande, más tímido y responsable. Yogu el oso más pequeño, más travieso y escalador. Auro el oso más flojo y dormilón. Los tres traen entre sus dientes un pescado.
—¿Hermano estás bien? —preguntan los tres osos en unísono mientras gruñen de alegría y se acercan al lobato, alegres empiezan a jugar con él dejando los pescados atrás.
—Hermanos, los extrañé mucho ya hace varios días que no nos vemos, lamento no haber traído más comida —dice el lobato que hasta ahora solo trajo frutos y yerbas que incluso a él no le gustan del todo.
—Tranquilo hermano, muchas gracias. Mira, ya tenemos todo lo necesario para dormir por 6 meses, ¿vienes con nosotros? —Los tres osos hablan cada uno completando la frase del otro.
—Claro hermano, ven —dice Spart.
—Será un gran tiempo, juntos —dice Auro.
—Sí, sí es cierto —expresa el oso más pequeño Yogu que se levanta en dos patas y Nerón jugando hace lo mismo ambos se acercan como si se estuviesen dando un abrazo.
La mente del pequeño lobato sigue divagando mientras comprende nuevamente lo que es respetar la naturaleza, él es un cazador y es un cazador desde el día que nació, incluso iba a ser el líder de una manada. No puede estar con tres osos recolectores cuyo rumbo es totalmente diferente al de él es el momento de decir adiós. Nerón se dio cuenta que sus hermanos osos ya no lo necesitan.
—Hermanos yo no puedo dormir por 6 meses, no soy un oso pero siempre serán mis hermanos, creo que este tiene que ser el adiós —chilla Nerón triste.
A la mente de aquél lobato vienen todas las aventuras que él vivió con sus hermanos osos desde que pasó aquél incidente, solían luchar los cuatros en dos patas y además compartieron agua, comida, asilo y todo tipo de juegos.
Otra vez estará solo, pero quizás ese es el camino que él debe recorrer, el debe encontrar a su manada y si se queda con sus hermanos osos quizás nunca volverá a ver. Pasará mucho tiempo antes de encontrarla por eso tiene muchas cosas que aprender.
Nerón sale corriendo lejos de sus hermanos osos y aúlla muy fuerte hacia el cielo.
—Adiós hermanos osos, espero volver a verlos pronto —Aúlla Nerón lamentándose y triste.
Nerón corre muy rápido hacia el bosque, sus ojos de cachorro se hacen agua recordando las veces que le contó cosas a Auro y se quedó dormido o cuando lo despertaba ladrándole en la oreja. A veces parecía que Auro estuviese hibernando.
Su hermano Spart que todo el día estaba organizando, contando la comida y diciendo para ir por más pero cuando se trataba de pasar tiempo juntos o jugar era el más tímido y se quedaba quieto a pesar de ser el más grande de todos.
Las veces que Yogu escalaba aquellos arboles por miel y las abejas lo perseguían hasta el río realmente Nerón nunca olvidará esto.
El camino que debe tomar Nerón es muy claro, necesita volver a ser un cazador para así poder enfrentarse a los peligros de la naturaleza y para ello irá con la criatura más aterradora del bosque.
“El cazador de dos patas”.
Nerón regresa al lugar donde estaba antes el cazador esperando encontrarlo allí mismo pero al parecer ya se fue, en su lugar hay muchas aves comiendo el resto de venado que queda.
—¿Dónde está el cazador de dos patas? —pregunta el lobato.
—¿Quieres decir el hombre que dejó esta carne? —pregunta un cuervo que come de las sobras del hombre.
—No sabía que así se llamaba esa criatura —dice Nerón con ladridos —. Sí, ese mismo lo estoy buscando para que me enseñe a ser un cazador.
—Vaya qué interesante —croaja el cuervo casi cantando —. Yo te llevaré con él, creo que me tomaré unas vacaciones, la comida de este hombre es la más rica que he probado, y donde esté él habrá comida.
—Eso pienso yo también —ladra Nerón —. Creo que es el mejor cazador que haya visto.
—Bueno, sígueme, creo saber hacia dónde se dirige y por cierto yo soy el pájaro Ocol —dice el ave mientras empieza a volar guiando a Nerón. Ahora ambos buscan a aquél hombre cazador.
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