: 🐺 ، ꒰ 𝖼𝗎𝖺𝗍𝗋𝗈 ꒱ ‹𝟹

La tensión era palpable en el lugar, Mingi aún esperaba una respuesta por parte de su mejor amigo, mientras Yeosang le miraba nervioso y con sus orejitas moviéndose de un lado al otro.

—Mingi... Yo...— Yeosang realmente no sabía que decir o como decirle. Mingi era todo un conejito temeroso.

—¿Tú qué, Yeosang? ¿Por qué le dijiste lobito? ¿Y porqué parece que conoces a estos..?—Mingi miró fugazmente a SeongHwa y después miró al peliblanco de reojo, con sus mejillas completamente sonrojadas. —A estos chicos...

—No los conozco... Bueno... ¿Recuerdas que te conté sobre el enorme lobito negro?— Mingi asintió ahora más confundido —Yo creo que es él, él es el lobito— Yeosang apuntó en dirección a SeongHwa.

Todos miraron expectantes a Mingi, esperando una reacción en él, pero el conejito pelinegro simplemente se encontraba congelado en su lugar mirando con asombro a SeongHwa con su boquita semi-abierta.

Yeosang realmente creyó que Mingi se desmayaria, pues ya estaba muy palido.

—¡No puede ser!— Mingi chillo horrorizado —¡Vamos a morir Yeosang!— espetó asustado —¡Voy hacer comido por un lobo! ¡Y ni siquiera he dado mi primer beso!— Yeosang rodó los ojos al notar que Mingi había comenzado a balbucear tonterias —¡No quiero morir!

Mingi hizo el intento de ir hasta Yeosang, pero notó que el peliblanco dio un paso hacia él.

—¡A-alejate!

—Tranquilo, conejito— HongJoong sonrió burlesco —Te comeré, pero no de la manera que tu piensas...

—¡HongJoong! ¡Deja de decir tonterias!— SeongHwa reprendió —¡No ves que el niño está asustado!

HongJoong ignoró las palabras de SeongHwa y nuevamente dio un paso hacia Mingi, con este dando también un paso pero hacia atrás.

—¡Alejate! ¡Sigues desnudo!— ahora las mejillas de Mingi habían retomado nuevamente color.

—Por lo que más quieras HongJoong, deja ya al conejito— SeongHwa jaló a HongJoong hacia él —Toma— le extendió su chamarra —Cubrete.

HongJoong bufo, pero está vez si hizo caso a las palabras de SeongHwa tapándose con la chaqueta del pelinegro de la cintura para abajo.

El lobo pelinegro miró negando el comportamiento del lobo blanco, pero el último simplemente le miró con falsa inocencia.

SeongHwa miró a Yeosang, pero cuando hizo el intentó de hablar escuchó unas ramas romperse, cosa que hizo colocar a Yeosang protectoramente tras él, con HongJoong copiando su acción con Mingi.

Pero pronto sus semblantes se volvieron serenos en el momento que ambos lobos reconocieron al otro lobo café.

Era San.

San rápidamente se transformó en su forma humana.

—¡No puede ser!— Mingi chilló nuevamente aún escondido tras la espalda de HongJoong —¡Otro lobito desnudo!

—¡No lo mires!— HongJoong bufó y rápidamente cubrió los ojitos inocentes de Mingi.

San simplemente los miró con curiosidad, pero luego se encargaría de averiguar el porqué se encontraban con ese par de conejitos.

—SeongHwa, tu padre te busca— dijo San una vez se paró justo al lado del pelinegro —Dijo que si no aparecías ante su segundo aullido, él mismo vendría a buscarte.

SeongHwa simplemente asintió y miró a Yeosang.

—Regresen a casa, no entren al bosque en lo que queda del resto del día, puede ser peligroso— dijo SeongHwa mientras admiraba el rostro del conejito blanco.

—¿Te volveré a ver?— en un principio, SeongHwa se quería negar. Sabía que no era correcto, pero Yeosang le miraba expectante y con ojitos de suplica, cosa que hizo ablandar al lobo.

—Sí.

Simplemente dijo, mirando a San y HongJoong quienes simplemente hicieron un movimiento de cabeza asintiendo y en un abrir y cerrar de ojos ya eran nuevamente unos enormes lobos.

—Regresen a casa.

SeongHwa no se marchó de ahí hasta asegurarse que los conejitos estuvieran a salvo y afuera del bosque.

Yeosang ingresó nuevamente al hermoso bosque, ya no estaba todo el lugar cubierto de la blanca nieve así que con mayor facilidad admiró el lugar. Las hadas habían salido de sus escondites, todas murmurando y hablando sobre el apuesto conejito.

Las hadas jugaban con los cabellos rubios de Yeosang, causando risas divertidas por parte del conejito. Las hadas se encontraban maravilladas ante la belleza del joven conejo, ya sabían que a quel dulce conejito de hace siete años atras sería toda una belleza.

—Los duendes son malos— una pequeña hada se quejaba mientras colocaba unas cuantas flores en los cabellos de Yeosang —¡Siempre esconden mis cosas!

—Tal vez sólo quieren jugar hadita— Yeosang dijo inocentemente.

—No lo creo, son malos— la hada bufó, pero después sonrió cambiando su humor —Has crecido lleno de belleza, conejito— la hada dijo colocando una última flor en los cabellos rubios de Yeosang. —La diosa luna debe tener un buen chico para ti.

Yeosang simplemente sonrió timido, las hadas no paraban de halagarlo.

—¿Quien es la diosa luna?— Yeosang preguntó tímidamente.

—¿¡No sabes quién es Selene!?— una hada preguntó alterada.

—No...— dijo avergonzado.

—Te contaré sobre la diosa Luna— la hada Fay dijo — Selene, hija de los dioses titanes más poderosos, destinada a ser la diosa lunar. Ella es madre de los hombres lobo y vampiros. Pero el lobo era su animal favorito, una mujer hermosa, rodeada de belleza. Era muy joven y ella no conocía el amor, sin embargo se enamoró de lo que sus padres y demás dioses consideraban un error.
Endimión era un pastor que guiaba por las noches a los rebaños... Selene se enamoró de a quel mortal, en realidad... ambos se enamoraron y muy profundamente del uno al otro. Se dice que Selene baja del cielo y que ante su profundo amor por Endimión aún no puede soportar la idea de su muerte, por ello la diosa luna siempre hace de las suyas, juntando a dos almas destinadas a estar juntas, ella se encarga de juntarlos con el tiempo... Y el resto depende de las almas destinadas.

—¿En serio existen los vampiros?

—¿Fue lo unico que se te quedó en el cerebro?— Fay dijo — Y sí, los vampiros existen.

—Selene no pudo estar con su amado... Entonces... ¿Por ello ella se encarga de unir a dos parejas para que ellos no sufran lo que ella si sufrió?— preguntó Yeosang a un más curioso sobre el tema.

—Algo así, pequeño— dijo Coralia una dulce hada —La diosa Luna debe tenerte un lindo y apuesto conejo para ti, debe ser digno de tu belleza.

Coralea dijo, para después mirar curiosa a Yeosang, quien había bajado su cabecita y había formado un tierno puchero en sus rosaditos labios.

—Yo... ¿Utedes creen que un conejo y un lobo podrian estar juntos..?

—Bueno-

—¿Yeosang?— las hadas miraron al joven lobo quien interrumpió la respuesta de Coralea, haciendo una inclinación al ver la presencia del futuro lider —¿Qué haces aquí?— SeongHwa se acercó al conejito.

—Yo... Yo quería verte— soltó tímidamente Yeosang.

—¿Querías verme?— SeongHwa dio su mayor esfuerzo ocultando aquella sonrisa traviesa que quería salir a flote de sus labios —No debes venir seguido por a quí, puede ser peligroso y no todos son buenos.

—Lo siento...

—Está bien— SeongHwa tomó la mano de Yeosang, guiandolo bajo un enorme, hermoso y frondoso arbol. —Siéntate a mi lado— dijo SeongHwa tomando asiento sobre el algo húmedo pasto.

Yeosang se sentó al lado del lobo, no dijo palabra alguna, realmente no sabía qué decir. Pero realmente tenía muchas preguntas por hacerle al pelinegro.

—Lobito... ¿puedo preguntarte algo?

—Me llamo SeongHwa, no es necesario que me sigas llamado así.

—Pero a mi me gusta— Yeosang hizo un tierno puchero, cosa que derritió al joven lobo.

—Puedes seguir llamandome así— dijo sin miralo —¿Qué querías preguntar?

—Tú... Tú eres el que me observaba desde el borde del bosque, ¿no es así?

El joven lobo quería negarlo, pero a veces no puedes negar lo innegable.

—Sí, era yo...

—¿Por qué? ¿Por qué me observabas?

—¿No crees que ya son muchas preguntas?— SeongHwa preguntó de vuelta.

—¡Si sólo hice dos!

—Fueron tres.

—¡Lobito!— Yeosang se quejó tiernamente.

SeongHwa no respondió nada, simplemente miraba a la nada en completo silencio.

—Lobito— Yeosang le habló nuevamente —¿Puedo hacerte una última pregunta?

—Sí, puedes hacerme una última pregunta Yeosang.

—Tú... ¿Crees en el amor a primera vista?

Amor a primera vista.

Esa sensación de amor que te invade cuando ves a esa persona que te ha llegado directo al corazón, es una de esas emociones que nunca se olvidan.
El corazón no entiende más que de lo que ve ante sus ojos y a quien decidió ver por siempre al despertar.

Y realmente es imposible entender el amor a primera vista. Simplemente, tienes que vivirlo.

—Sí, creo en el amor a primera vista Yeosang— dijo está vez mirándolo y sonrió al notar que el conejito le miraba con sus hermosos ojitos azules brillantes.

El lobo nuevamente asintió ante su respuesta, con la mirada puesta en el cielo por lo que Yeosang podía admirar el hermoso atardecer reflejarse en los ojos de SeongHwa.
El naraja con amarillo se mezclaban perfecta y hermosamente. Se encontraba fascinado he hipnotizado al ver nuevamente ese hermoso juego de colores en los ojos del lobo

Y de pronto los hermosos ojitos brillantes de Yeosang se habían vuelto su más grande debilidad, aquellos ojitos que le hacían derretirse, aquellos ojitos le miraban con...

Amor.

Cosa que hizo acelerar el corazón del lobo.

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