7 "Primer dia escolar"
Nora
Tengo una contradicción de sentimientos que me está volviendo loca, me molesta que quiera hacerse el majo conmigo ¡No puedo con él! Pero es que, que me empotrara contra la pared y me dijera eso me dejó... Tenía ganas de pegarle una patada en su intimidad... Aunque he de decir que me he regañado varias veces a mí misma por tener sueños húmedos con ese momento. Yo creo que me estoy volviendo un poco loca, ¿Cómo es posible que tuviera ganas de tirármelo? No lo entiendo, lo mismo me drogó para que me pusiera cachonda con su numerito, es lo único que se me ocurre para haber mojado bragas con tan poco.
Llevo días esperando para hablar con papá y por fin hoy tiene un hueco para mí. Bajo a su despacho para hablar sobre mis estudios, espero que encuentren un colegio rápido porque si no voy a perder todo el curso y lo último que me apetece en el mundo es repetir segundo de bachillerato, sólo llevamos un trimestre y medio y ya ha acabado con mi existencia y vida social, yo no vuelvo a repetir esto otro año más, ¡me niego!
Cuando llego al despacho llamo y abro la puerta.
—¿Pasa algo Nora? —dice sin tan siquiera mirarme, yo pongo los ojos en blanco y cierro la puerta al entrar.
—Quería hablar contigo sobre el colegio—digo sentándome en la silla de enfrente de su mesa.
—Ah, ya te he conseguido plaza en el colegio de tu hermano, empiezas mañana. —vaya eso sí que no me lo esperaba.
—Que rápido lo has cogido—digo alucinada.
—Bueno, es lo que tiene tener contactos—aparta la mirada del ordenador por primera vez desde que he entrado y me sonríe con superioridad.
—Guay, ¿está bien el colegio?
—Es de los mejores de la ciudad. —cómo era de esperar ha cogido el más caro de todo Madrid para fardar con sus colegas de caza.
Cuando se mudaron aquí, lo primero que hicieron fue apuntarse a un club de caza, de siempre a mis padres les ha encantado la caza, bueno a mi padre, a mi madre lo que le gusta es ir al club con las otras mujeres, y bueno cuando llegaron, encontraron uno y ya tienen un montón de amigos forrados de pasta.
—Vale gracias, espero que la gente me reciba bien. —me pone nerviosa el hecho de empezar a estas alturas el colegio, ¿y si la gente es borde? ¿y si no hago amigos? Odio los cambios, y aunque no me guste, he de admitir que soy un poco tímida y me cuesta mucho coger confianza con la gente, ósea una vez he cogido confianza me muestro tal cual soy, pero hasta entonces soy muy tímida y me da miedo que no me den la oportunidad de mostrarme, pero bueno, no voy a ser negativa, yo voy con la intención de ser yo misma y conseguir amigos, aunque sean solo temporales.
Salgo del despacho de papá y me voy a la cama, si mañana empiezo el cole me tendré que ir a dormir prontito, pero antes voy a la cocina a por un vaso de leche que me ayude a conciliar el sueño, para mi desgracia me encuentro a Marco en la cocina, y mientras la leche se calienta en el microondas el intenta tener una conversación.
—¿Leche a estas horas? —me pregunta olvidándose de que llevo días sin hablarle por lo idiota que fue conmigo el otro día, entre otras cosas.
—Sí, la necesito para poder dormir bien—respondo cortante, puede que sea un poco rencorosa, no me escondo.
—Vaya qué raro, y de que es—apartó la mirada del microondas y le lanzó una mirada entre asqueada y confusa.
—Bueno raro no, cada uno tienes sus cosas, es Nescafé.
—No digo raro en malas solo... bueno da igual, ¿entonces te vas a dormir ya? —diosss cuanto tarda el maldito microondas en pitar.
—Sí, me gusta dormirme pronto cuando tengo que madrugar, mañana empiezo las clases—no sé por qué digo eso último, no quiero seguirle la conversación.
—Vaya, ¿no era que no tenías aún? —dice acercándose a mí, yo doy unos pasos hacia atrás para poner distancia.
—Eso creía, pero mi padre tiene muchos contactos, como él dice. —bueno creo que me estoy pasando de maja, me voy a ir ya que el micro ya ha pitado.
—Buenas noches, Nora—me dice sonriendo.
—Buenas noches, Marco—le respondo seria.
—Oye, Nora—pongo los ojos en blanco y me giro hacia él—Perdón por lo del otro día, a veces tengo esos momentos de descontrol, lo último que quería era asustarte—suelto una pequeña carcajada por su comentario.
—No me asustaste, más bien me hiciste gracia—digo haciéndome la dura, un poco si que me asustó, aunque no mucho más de lo que me puso...—no dejo que me conteste porque salgo pitando de la cocina.
A la mañana siguiente, me despierta el despertador, no estoy preparada para el colegio, tengo unos nervios... Para calmarlos, decido mandarle un mensaje a Nacho, le echo tanto de menos, hace mucho que no hablamos, me tiene un poco olvidada, aunque bueno, yo a él también, he estado muy liada con la mudanza y el funeral y todo...
Hola, mi amor, ¿qué tal? ¿Me echas de menos? Yo a ti si, 🥺
Entonces bajo a desayunar, están todos en la cocina menos mi madre que como no trabaja, no madruga.
—Buenos días—digo y todos me responden al mismo tiempo.
—¿Nerviosa? —me pregunta mi padre con una sonrisa entusiasta y yo miro a Marco, que está haciendo tostadas.
—Ehh no—miento, pero porque no quiero que sepan que estoy nerviosa.
Papá empieza a hablar con Nico y yo le lanzo una mirada a Marco y le pillo mirándome, siento un pequeño revuelo en el estómago, aparto la mirada al segundo y sigo con mi desayuno.
Después de desayunar nos vamos Nico y yo al colegio, al llegar, él se va a su clase y yo me voy al despacho del director para que me diga cuál es mi clase.
Cuando llego a la puerta, toco y espero a que me diga que pase, cuando lo hace, abro y me siento en la silla enfrente de él.
—Buenos días, Nora... ¿Sutten?—dice mal mi apellido y me cuesta no poner los ojos en blanco, el día que alguien lo diga bien, hago una fiesta. ¡No es tan complicado!
—Buenos días, director, es Sutton, Nora Sutton—digo con una gran sonrisa falsa.
—Ahh, es verdad, siempre me confundo... Lo siento y por favor llámame Víctor, aquí somos como una familia— dice sonriendo amigable, me cae bien.
—Vale, Víctor— y me rio incomoda porque no sé qué más decir.
—Bueno Nora, primero te doy el pésame, siento mucho esto que te ha pasado de repente.
—Vaya, lo sabe—afirmo matando mentalmente a mi padre por contárselo a todo el mundo.
—Sí, cuando tu padre me pidió el favor de incorporarte en mi colegio me lo contó. Nos conocemos de club de caza, tus padres son encantadores—vaya, así que de ahí ha sacado el colegio—Bueno lo segundo, ahora he llamado a dos compañeros de tu curso para que te enseñen un poco el colegio y tú clase, he elegido a dos que vayan a tu misma clase para que vayas haciendo migas con ellos y te presenten a su grupo, te prometo que son chicos muy agradables y se llevan muy bien con mi hija, que también va a tu clase.
—Vaya, no sabía que tuviera una hija de mi edad—digo para aportar algo a la conversación, aunque en realidad me da igual.
—Sí, aunque hoy no ha podido venir porque está enferma, pero ya la conocerá.
—Muchas gracias, Víctor—entonces alguien llama a la puerta y entran dos chicos.
—Hola Víctor, ¿nos ha llamado? —dice uno de ellos con una sonrisa mientras me mira.
—Sí, pasa, Robles—le dice al de la sonrisa, el otro pasa detrás del primero sin decir nada—Os presento a Nora, la nueva alumna, quiero que la enseñes un poco el colegio, está en vuestra clase—yo les sonrío para parecer simpática.
—Ah, estupendo, ya nos pensábamos que nos ibas a echar la bronca por algo—dice bromeando el que aún no ha abierto la boca. Es muy guapo, tiene el pelo rubio y los ojos súper azules, el otro, Robles, también tiene los ojos azules, aunque su pelo es mega moreno y ondulado, me recuerda a Maxi Iglesias, pero con el pelo un poco más largo.
—No os puedo regañar si no habéis hecho nada mal ¿o es que lo habéis hecho? —el director les sigue la broma y me quedo flipando con su grado de confianza, yo creo que mi antiguo director no se sabía ni mi nombre.
—Para nada, si somos unos santos—dice el rubio, del que aún no sé el nombre y todos se ríen menos yo, que no entiendo mucho la broma.
—Bueno pues id yendo y no perdáis mucho tiempo que tenéis clases—dice Víctor mientras salimos uno a uno de su despacho.
—Bueno... Nora ¿no? —me pregunta el moreno. La verdad estoy un poco incómoda, ósea son muy majos, pero se me da fatal tener conversaciones con desconocidos, no quiero que piensen que soy borde.
—Sí, tú Robles ¿no? —intuyo que será su apellido.
—Sí, ósea me llamo Carlos, pero todos me llaman Robles—dice guiándome por un pasillo.
—Ahh—me giro al rubio—¿Y tú? —el me lanza una sonrisa pícara que hace que me sonroje un poco.
—Pablo, pero por ser tú, me puedes llamar Guerrero—dice guiñándome el ojo, yo miro al otro chico como pidiéndole ayuda, sé que no saben que tengo novio, pero me incomoda el coqueteo del rubio.
—No le hagas caso, todos le llaman Guerrero—dice Robles ayudándome—Bueno, ¿y cómo es que llegas a estas alturas del curso? —cambia radicalmente de tema y se lo agradezco con la mirada.
—Han trasladado a mi padre de Barcelona hasta Madrid—digo omitiendo lo de mis tíos porque no quiero contarlo.
—Qué putada ¿no? Te han partido el curso en dos—dice el que ahora sé que se llama Guerrero, ese chico no tiene filtros.
—Un poco, pero bueno en realidad mi padre ha encontrado el colegio en un día, así que no me he perdido muchas clases, lo que pasa es que aquí supongo que darán las clases de manera distinta o pedirán otras cosas y eso es en lo que más me va a costar adaptarme, pero bueno ya veré que hago—digo y cuando termino me doy cuenta de que he hablado mucho, no tengo término medio o hablo mucho o con monosílabos.
—Nah, yo creo que te va a gustar este colegio, y la gente es genial, nosotros te presentamos a nuestros colegas—dice Robles haciéndome sentir muy a gusto, ahora le doy la razón al director, es un chico súper agradable.
No me da tiempo a seguirle la conversación porque Guerrero vuelve a cambiar de tema.
—¿Tienes novio? —me pregunta con esa sonrisa pícara en la cara, me sentiría halagada, pero tiene pinta que ese toque ligón es parte de este chico, no parece que lo haga aposta.
—Sí, ahora no sé cómo estará la relación porque no he tenido tiempo de hablar con él, por el cambio repentino de ciudad, pero tener tengo, lo tengo—le sonrío lo más amable que puedo, sonar borde es lo último que quiero.
—Una pena, eres muy guapa, tienes unos ojazos—dice volviendo a guiñarme el ojo, esta vez no me incomoda, si no que me hace gracia.
—Gracias—digo riéndome.
—De nada—vuelve a guiñarme el ojo y los tres estallamos en carcajadas, creo que está situación es la más rara en la que he estado.
—Perdónale, nos lo trajeron defectuoso de fábrica—dice Robles de broma y Guerrero le pega un pequeño topón en la cabeza—Aunque tiene razón, tienes unos ojos increíbles.
—Gracias, tú también los tienes muy bonitos, ¿sabes a quien me has recordado cuando te he visto? —digo para sacar un tema de conversación mientras me enseñan los pasillos.
—A ver, sorpréndeme—dice con una gran sonrisa.
—¿A Harry Potter? —Dice Guerrero y le miro confundido, Robles no se parece en nada a Harry, él se ríe de su propia gracia solo y entonces se explica—Por la cicatriz de la frente.
Entonces me fijo y es verdad, Robles tiene una cicatriz en la frente, aunque no se parece a la de Harry Potter.
—A maxi Iglesias—digo entre risas.
—¡No jodas! ¿El de física o química? Menudo piropazo, ese tío es guapísimo—dice riéndose, me cae bien este chico.
—Sí, el de física o química, no sé, tenéis los mismos ojos, los dos sois muy morenos ¿no te lo habían dicho nunca?
—No—se para de repente y yo le imito—Bueno esta es nuestra clase—dice señalando la puerta de enfrente, llama y la abre—Hola, os presento a Nora, ha venido nueva—dice presentándome, yo hago el amago de entrar para que me vean.
—Hola—digo con mi voz tímida.
—Hola Nora, siéntate ahí al lado de Mónica—dice la profesora, señalando el asiento al lado de una chica bajita y morena con rasgos asiáticos—Yo me llamo Esther y soy la profesora de economía—asiento y sonrío porque no sé qué otra cosa hacer y me siento.
Al terminar la clase, Mónica, la chica con la que me he sentado me sonríe.
—Hola, ¿qué tal? Yo soy Mónica, como ya sabrás—me dice en un tono condescendiente, o eso me parece a mí.
—Hola, estoy bien un poco nerviosa, pero bien.
—¿Y cómo es que han llamado a Robles para que te enseñe el colegio? —me pregunta entrecerrando los ojos.
—No sé, le ha llamado Víctor porque ha dicho que era muy majo, además, no solo le ha llamado a él—no entiendo mucho el porqué de su pregunta, pero bueno.
—Ah ¿y tú tienes novio? —vaya ¿me lo van a preguntar todos o cómo es esto?
—Ehh sí, ahora mismo estamos en una relación a distancia, pero si tengo—estoy empezando a sentirme bastante incómoda con su interrogatorio.
—Ah, bueno mejor, yo no quiero que pienses que soy borde ni nada, pero solo te quiero dejar claro que Robles y yo tenemos algo y no me gustaría llevarme mal contigo—lo dice con una sonrisa tan falsa que por poco me la creo.
—Tranquila, no me gusta Robles si eso es lo que piensas, literalmente le acabo de conocer, pero déjame decirte que tienes muy buen gusto, el chaval está bueno—le digo para picarla y ella me mira con asco.
A lo mejor acabo de cavar mi propia tumba, pero no voy a dejar que esta tía me diga lo que tengo que hacer.
—Vaya, gracias, la verdad que sí, es guapísimo, pero yo solo te comento, mira ¿ves a ese chico de ahí? — me señala a moreno de metro noventa que está hablando con una chica bajita y con el pelo rubio platino.
—Sí, ¿qué pasa con él?
—Está saliendo con la chica con la que está hablando, que es mi mejor amiga y se llama Paula, yo solo te informo, puedes liarte con cualquiera, menos con Robles y Raül—intuyo que Raül es el de metro noventa.
—Tranquila, yo estoy enamorada de mi novio—le digo con la misma sonrisa falsa que tiene ella en la cara.
Esto es increíble, ni que estuviéramos en primaria, menuda tía más inmadura.
—Ah, perfecto—dice y se larga, que chica tan rara, básicamente ha marcado su territorio y el de su amiga, me da pena Robles, debe de tener muy mal gusto para que le guste esa arpía.
Al finalizar las clases me voy a recoger a Nico a su puerta y nos vamos a casa, estoy agotada, por ahora no he hecho muchos amigos, he hablado con Robles y su novia entre clases, bueno más bien Robles me hablaba mientras su novia le manoseaba y me lanzaba miradas de advertencia y en el patio he estado con su grupo, aunque no he aportado mucho a la conversación, aun así, creo que me he adaptado bien, no me ha costado mucho soltarme, obviamente no he estado con ellos igual que con mis amigos de Barcelona, pero poco a poco.
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