44 "Lo último que se pierde es la esperanza"

Nora

Resulta que la idea que tuve no era tan buena como me pensaba, cuando le dije a Guerrero que se alejara fue porque iba a disparar al pomo de la puerta para romperlo y poder entrar, pero no pensé en el sonido que haría la bala al chocar, en cuanto apreté el gatillo me arrepentí de mi decisión, pero ya era tarde, Guerrero no me dijo nada con palabras, pero su mirada me decía lo enfadado que estaba.

No me dio tiempo a pedirle perdón porque llegaron un montón de hombres gigantes y nos cogieron a ambos. Nos hicieron entrar y sentarnos en unas mesas mientras algunos se iban por un pasillo y otros se quedaban a vigilarnos.

Me sentía una idiota, mi impulsividad a veces no tiene límite, eso me pasa por actuar antes de pensar, ahora lo he jodido todo.

Le lanzo a Guerrero una mirada de arrepentimiento y él me sonríe dándome a entender que no pasa nada, aunque está claro que sí pasa. Nos tienen aquí sentado un largo rato, escucho murmullos desde el pasillo constantemente y también como se abren y se cierran puertas, siento un dolor de tripa horrible, estoy muy nerviosa.

Tras un rato largo de espera y silencios incómodos, por fin nos hablan.

—El Jefazo quiere veros—nos dice uno de los hombres.

Nos levantan a ambos de malas maneras, cogiéndonos del brazo y tirando con fuerza.

—Eh, eh, cuidado, me haces daño—le digo intentando soltarme, pero obviamente no puedo con un tío que me saca dos cabezas y que pesa el triple que yo.

—Nora—Guerrero me lanza una mirada para que me calme, pero es que estoy alterada.

Siguen tirando de nosotros y yo no paro de quejarme e intentar escapar, más que nada para tocar las pelotas porque sé que escapar no voy a escapar, pero si puedo joder al hombre este, pues lo hago.

Cuando nos adentramos en el pasillo, el hombre me pellizca el brazo y le grito que me suelte y Guerrero está vez se da cuenta de que me ha hecho daño y también grita.

—Suéltala, hijo de puta—pero no nos hacen caso, nos meten en una habitación y al entrar veo a Marco y papá ahí sentados mirándome con los ojos muy abiertos y matándome con la mirada.

Después paso los ojos por el resto de la habitación y me quedo paralizada con lo que veo, ¿qué coño hace mí tío Robert aquí? Se supone que está muerto, ¿él es el Jefazo?

—¿No estás muerto?—le pregunto mientras se me caen las lágrimas.

—Ya ves que no, las cosas de la vida—me mira sonriente y yo siento asco por dentro.

—¿Eres tú el loco detrás de toda esta mierda?—le pregunto a duras penas.

—Efectivamente, ¿sorprendida?

—Eres un puto loco, ¿cómo has podido?—gritó furiosa, no me lo puedo creer.

—Yo no me llamaría loco, más bien vengativo e inteligente—me entran ganas de arrancarle la boca para que se calle, mató a mi tía, a su propia mujer.

—Eras mi tío—digo soltando un sollozo.

—Y lo sigo siendo, cariño—me habla como me hablaba antes y esa palabra me da náuseas.

—Tú no eres mi tío ni eres nada mío—le digo asqueada.

—Eso no es lo que dicen los papeles de matrimonio—se ríe de su propia gracia el solo y todos le miramos en silencio.

—Mataste a mi tía—le digo afirmando el hecho, no me puedo creer que todo fuese cosa de él, me parece tan surrealista.

—Fue más bien un daño colateral—sigue riéndose, ¿qué clase de monstruo es?

—Todo ese tiempo la tuviste engañada—digo intentando aguantar las lágrimas para parecer más fuerte.

—Nora, déjame explicaros toda la situación—los hombres que nos han traído a Guerrero y a mí nos empujan hacia el sillón en el que están sentados papá y Marco, yo me junto a Marco y Guerrero se pone a mi otro lado.

—No quiero tu explicación—le digo furiosa.

—No te he pedido opinión, sobrina—me da escalofríos esa palabra.—Como ya le he dicho a tu padre y tu novio... Todo esto es por vergüenza, en resumen, tu padre mató a mi hermano y, desde ese momento he querido quitarle lo que más quiere como venganza, para que sienta lo que yo sentí.

—No ha sido fácil, he estado años y años pensando que podría dolerle, como hacerlo todo, lo planeé todo, cada detalle, comencé acercándome a vosotros. En el tiroteo tu padre no me vio y eso me sirvió para meterme en vuestra familia.

Decidí ir a por su hermana, al principio ella era mi víctima, la iba a matar a ella para hacerle sufrir, así que un día la seguí a un bar de copas y me la ligué, ella me lo puso demasiado fácil, esa misma noche nos acostamos y ella toda ilusa se pilló por mí. Era un poco suelta, no os voy a engañar—se le escapa una sonrisa de suficiencia y ahora de verdad me entran ganas de vomitar.

—Eres un hijo de puta, no vuelvas a nombrar a mi hermana en tu puta vida—dice mi padre, debe ser duro saber que el hombre que parecía querer a tu hermana con todo su corazón, resulta que no, que solo fue una maldita venganza.

Es como si Nico de mayor conociese a una chica, se enamorase, entregase todo de él y al final todo fuese una mentira, me dolería mucho, ya me duele siendo mi tía, tenía tanta luz, tanta vida... Y este loco se la ha quitado por un arrebato de crueldad. Entiendo que tuvo que ser duro perder a su hermano, pero ¿llegar a estos niveles? Debería ir a un psiquiatra.

—Bueno, sigo—dice Robert (si es que se llama así) pasando de la advertencia de papá—Como decía, mi principal víctima era tu hermana, no iba a matarla a sangre fría, necesitaba meterme más de lleno en la familia y luego ocasionar un accidente para no levantar sospechas, pero antes de matarla, debía casarme con ella, así nadie sospecharía de mí, por eso nos casamos tan pronto.

Es verdad que la tía y Robert se casaron súper jóvenes, incluso antes que papá y mamá, pero siempre dijeron que fue un acto de amor, que su flechazo había sido tan fuerte que sabían que estaban hechos el uno para el otro.

—Después de casarnos iba a matarla, pero entonces José se enamoró y cambié de estrategia, matar a su hermana le dolería, pero ¿matar a su novia? Eso si sería una buena ventaja, esperé muchos más años, quería que estuviera realmente enamorado y así pudiera sufrir, así que pensé en hacerlo el día de su boda, lo tenía todo planeado y entonces unos días antes de hacerlo, vinieron con la noticia de un nuevo bebé, mi plan era perfecto, dos pájaros de un tiro, pero algo dentro de mí me dijo que esperara, antes de matar a tu mujer y a su futuro hijo quería verle la cara a ese bebé—dice contándome todo esto mirándome a los ojos, después pasa su mirada a la de mi padre y comienza a contársela a él.

—Quería que tú le vieras la cara y sufrieras todavía más, solo quería ver el dolor reflejado en tus ojos. El día del parto quise mataros a todos, me dabais asco, todos tan felices, tan atentos del puñetero bebé, cuando me lo disteis en brazos, pensé en que se me cayera al suelo, pero no pude, y después tampoco pude matarla, no quise, quería alargarlo más, así estuve años, planeando y deshaciendo planes, no sé por qué, pero nunca veía que fuese el momento perfecto. Hasta que hace unos años lo vi claro, Nora nos estaba contando que quería ser científica de mayor, todos la mirabais ilusionados y decidí que era momento de empezar un nuevo plan, quería que todos os ilusionaseis con su futuro y luego yo os lo jodiera y así fue como empecé todo este increíble plan, alejarla de sus padres, hacerla vivir conmigo, cada noche tenía la necesidad de matarla, pero quería esperar, quería que llegara el momento perfecto. El día de su décimo octavo cumpleaños, así siempre recordaríais esa fecha como una puta mierda, pero el destino es un hijo de puta y en el accidente se llevó a quien no tenía que llevarse, así que tuve que cambiar de plan.

Escuchando todo su estúpido plan me entran muchas ganas de vomitar, está loco, ha pensado en matarme mil veces y yo pensando que era mi tío favorito, que le quería un montón, me da tanto asco...

En un momento dado, me toco la cara y la siento mojada, no puedo parar de llorar, Marco me coge la mano para intentar darme ánimos, no sé qué pretende Robert contándonos todo esto, pero no tiene buena pinta.

—Mataste a tu mujer—le vuelvo a decir sin poder creérmelo aún.

—Yo no quería, fue un daño colateral, Nora—vuelve a repetir y siento una rabia horrible por dentro.

—Estás loco—no puedo parar de llamárselo.

Me tiembla la voz al decirlo y Guerrero me coge la otra mano para darme ánimos también. Desde fuera debo verme horrible.

—Voy a seguir contándoos, no me interrumpas más, sobrina.

—Deja de llamarme así—le asesino con la mirada y él suelta una carcajada.

—Bueno, al final debí hacer otro plan cuando la niñita sobrevivió y se fue a Madrid, quería debilitarte primero, así que fui a por mi plan b. Nacho—me mira de nuevo.

Al escuchar ese nombre me quema el cuerpo por dentro, ¿Nacho estaba con él? ¿Cómo puede ser posible? Antes de que pueda responder, se abre la puerta y aparece el que tiempo atrás había sido mi novio. Yo le miro asombrada cuando entra y se sienta en el sofá de enfrente al mío, junto a un silencioso Guepardo que no deja de mirar a Guerrero y a Robert.

—Eres un hijo de puta—le suelto cabreada.

—No le eches la culpa al chaval, todo fue idea mía—Robert le da unas palmadas en la espalda a Nacho y este me mira serio.—Yo le obligué a salir contigo, él me debía pasta y simplemente le utilicé, era el único chico de tu colegio con el que tenía poder, así que decidí sacar esa carta para debilitarte más tarde, lo que no sabía es que realmente no llegarías a enamorarte de él como yo creí en un principio. Y cuando fue a tu casa a pedirte que fuerais amigos, también fue obligado, te puso un localizado en el móvil,por eso Guepardo siempre sabía dónde estabas y por eso mismo hoy sabía perfectamente que estabas viniendo y necesitaba alargar la cosa. Además de que también consiguió el número de tu amiguita nueva, intenté que te enfadaras con ella, que perdieras a tus amigos y así conseguir que tuvieras más rabia dentro de ti, la rabia y el enfado nos hace débiles e imprudentes, quería verte llena de rabia para que perdieras el control, pero eres más complicada de lo que creía.

Así que Nacho me utilizó, nunca me quiso, todo el tiempo que estuvimos juntos fue una mentira, perdí mi virginidad con él, le entregué una cosa súper valiosa. Intento pestañear para que se me vayan las lágrimas, pero es que tanta información de golpe me está matando. ¿Y lo de Laila? Fue otro de sus malditos juegos.

—¿Cómo has podido?—le pregunto a Nacho mirándole con pena.

—Lo siento, Nora. Eras tú o yo, no tuve alternativa.

—Efectivamente no la tuvo, cuando le obligué a cortar contigo, creí que te hundirías y sería más fácil hacerte perder el control, pero Franco lo jodió todo, al final en un plan siempre hay muchos errores, y Marco fue mi principal error, debería haber elegido a otro, pero bueno.

—¿No me debilitaste ya bastante arrebatándome a mis tíos?—hablo en plural porque a pesar de que él haya sido una decepción, yo le quería.

—Quería verte sufrir, tu sufrimiento hacia sufrir a tu padre y eso era lo que quería, pero solo ibas a mejor. Un día que perdí la paciencia, mande a Guepardo y a otro a matarte a tu casa por la noche, supongo que recordarás el momento, pero como siempre, era imposible matarte, como si tuvieras un escudo protector, siempre te salvabas, estaba harto y la tomé con Franco. Era su culpa que tú estuvieras feliz, así que secuestré a su madre.

Al decir eso veo como Marco se tensa.

—¿Dónde coño tienes a mi madre?—le dice mi chico cabreado.

—Hoy es tu día de suerte Franco, la tenemos aquí.

Se vuelve a abrir la puerta y aparece la madre de Marco, no me lo puedo creer, ambos se miran, pero ninguno se mueve. Su madre tiene a un hombre apuntándole con una pistola en la cabeza. Ambos se quedan parados en la puerta.

—Ahora tu madre te va a contar lo que hizo—dice Robert mirando a Marco con una sonrisa.

—Les ayudé a matar a tu padre—suelta su madre directamente y yo abro la boca pasmada. ¿Por qué tantas muertes? Estoy harta.

—Mamá...—a Marco se le cae una lágrima y esta vez soy yo la que le aprieta la mano para que sepa que estoy aquí.

—No la culpes, estaba cabreado contigo por joderme parte del plan, así que la obligué a que nos ayudara a localizar a tu padre y cuando le conseguimos, le detuvimos, le llevamos a una de las muchas salas que tengo y obligué a tu madre a dispararle en la cabeza, he de decir que dio justo en todo el centro, me quedé muy sorprendido y supe de donde habías sacado tus dotes con la pistola—le dice Robert orgulloso.

—Das asco—le suelta Marco, mi Marco, probrecito.

—Hijo, yo...—su madre intenta hablar, pero el hombre que la tiene no la deja, la saca de la habitación como si nada.

Marco intenta levantarse para ir con ella, pero los hombres le empujan hacia el sofá.

—Tranquilo Franco, ya me he vengado de ti, luego la soltaré y será libre—¿la va a soltar? No entiendo nada.—Después de matar a tu padre, quise recuperar a uno de mis mejores hombres, es decir, tú, Franco, quería que volvieras a ser el hombre sin escrúpulos que habías sido, por eso te cité en Barcelona, quería hacerte reaccionar, quise que volvieras, pero tú amor por Nora se interpuso en mi camino, te obligué a pegar a Nacho para que Nora dejara de hablarte y tú te dieras cuenta de que nunca nadie te va a querer por las cosas horribles que has hecho, pero resulta que mi sobrina es más buena de lo que yo creía y te perdonó, es gracioso ver como cada vez que intentaba algo, fallaba. Un día pensando, me di cuenta que todos esos planes habían fallado porque no los había hecho yo. Siempre mandaba a alguien hacerlo, incluso el accidente de coche. Yo iba conduciendo, pero no fui el que sacó al perro. Así que al final decidí ser yo el que la matara con mis propias manos.

Para de hablar y yo harta de escuchar todas estas locuras, me levanto y cojo el francotirador que está tirando en el suelo, a pocos centímetros de mí, Marco me intenta parar al ver que me levanto, pero tiro de su brazo y voy directa, los hombres de Robert intentan pararme también, pero este se lo impide.

—Dejadla, tiene complejo de heroína.

—Eres un puto loco—repito por milésima vez mientras cargo la pistola y apunto a mi tío a la cabeza.

—Nora, suelta eso—me dice papá intentando levantarse, pero lo hombres se lo impiden cogiendo de los brazos como han hecho con Marco antes.

—No quiero, quiero verle muerto, es un psicopata—grito mientras me caen las lágrimas por toda la cara.

—Nora, Nora, si me matas morirás tu también—dice sacando una pistola de su bolsillo trasero y apuntándome a mí también.

—Nora, suelta la pistola—me dice Marco desde el sofá.

—¡No! Si hace falta que muera lo haré, pero no pienso dejar que siga vivo—me da igual morir.

—Nora, no diga tonterías—me dice papá furioso.

—Estoy harta de sufrir, quiero ser una adolescente normal, pero con él vivo nunca podré—digo sollozando, pero sin dejar de apuntar a mi tío con la pistola.

—Si te mata nunca podrás ser una adolescente normal—papá tiene razón en eso, pero ahora mismo no puedo pensar con claridad.

—No me importa, no quiero vivir en un mundo en el que existe una persona tan cruel—sé que lo que estoy haciendo es una locura, pero era mi plan desde un primer momento.

No soy tan tonta como para no saber que romper un pomo hace ruido, literalmente había roto el de casa, mi plan siempre fue venir y ser capturada, solo me hice la tonta. El Jefazo me quería muerta, lo que él sabía es que si yo moría, él venía conmigo. No me importa perder la vida si él la pierde también.

—Nora, deja de hacer el idiota, te va a matar—papá y Marco siguen intentando convencerme, pero llevo desde que he salido de casa haciéndome a la idea de cuál era mi final y no voy a permitir otro.

—Mataste a tu mujer—le vuelvo a decir a Robert. Tengo un nudo enorme en la garganta.

—Lo sé—lo dice sin un ápice de pena.

—¿Nunca llegaste a quererla de verdad?—sé que es una tontería preguntar esto, pero me da tanta pena pensar que mi tía murió pensando que su marido la quería...

—La cogí un poco de cariño, pero sin más—dice encogiéndose de hombros.

—Ibais a adoptar a un niño—susurró, aunque con el silencio que hay todos lo escuchan perfectamente.

—Nunca fue mi intención adoptar, sabía que mi plan se iba a ejecutar mucho antes de que nos diesen a un niño en adopción, así que simplemente deje que tu tía se hiciera ilusiones—eso me duele mucho, no entiendo cómo puede una persona ser tan mala.

—¿Y las veces que intentó quedarse embaraza?—aprieto muy fuerte el francotirador con la mano izquierda, con la derecha rozo el gatillo, pero sin llegar a tocarlo.

—Eso era verdad, soy estéril—vaya, una verdad entre tanta mentira.

—No tienes corazón.

—Lo perdí el mismo día que tú padre me robó a mi hermano.

—No fue su culpa, ¡era su trabajo!—sé que no está bien matar, pero si papá lo hizo no fue a propósito.

—Nora, baja la pistola, por favor—esta vez es Guerrero el que habla, pero a él tampoco él hago caso.

—¡No quiero vivir en un mundo en el que él esté vivo!—cada vez alzo más la voz.

—Nora, gracias por ser como eres—me dice Robert dejándome desconcertada.

—¿Qué dices?

—Siempre que intentaba matarte era de forma indirecta y al final me di cuenta que solo tú podías matarte a ti misma, sabía que vendrías a hacerte la heroína y no me equivoqué, ahora dispararás y yo haré lo mismo y moriré, pero tú también y me iré feliz solo por eso. Mi plan ha sido traeros a todos aquí para contaros toda la verdad y morir en paz, eso sí, llevándome vuestra felicidad por delante—siempre lo supo, siempre. ¿Le voy a dar esa satisfacción?

—Nora, seguro que hay otra solución, no le escuches—Marco habla, pero por un odio me entra y por otro me sale lo que me dice.

Sujeto con más fuerza el francotirador, no quiero que se me caiga, pero pesa mucho y yo me siento muy débil ahora mismo, me tiembla todo el cuerpo y siento que me voy a desmayar en cualquier momento. Robert sigue sentado apuntándome con la pistola, veo en sus ojos las ansias que tiene de que le dispare, quiere morir viendo cómo muero yo, viendo como todos vendrían a por mi mientras yo estuviera agonizando, lo veo reflejado en sus ojos.

—No sé si hay otra solución, pero esta es la única que me parece bien.

No alargo más ese momento, si quiere verme muerta, entonces lo hará. Cierro los ojos un segundo aguantando la respiración y al abrirlos lo hago, aprieto el gatillo y veo como la bala alcanza la frente de Robert, veo como se desangra y se cae encima de Nacho y de Guepardo que se quedan en shock.

A la vez que todo esto, siento un dolor horrible en el costado, suelto la pistola y caigo al suelo.

Marco

Todo pasa a cámara lenta, cuando veo a Nora cerrar los ojos y respirar hondo, se lo que va a hacer y un segundo después todo el tiempo se detiene, veo la bala de mi francotirador saliendo disparada hacia el Jefazo, me pitan los oídos y no escucho nada, solo puedo ver lo que está pasando, en cuanto la bala llega a la cabeza de él Jefazo, este aprieta su gatillo y sale disparado hacia Nora, veo como le da en el costado y como Nora se cae al suelo, cuando oigo el sonido de mi francotirador al caerse vuelvo a la vida y me levanto corriendo, los hombres de el Jefazo me han soltado en cuanto ha empezado todo esto, se están llevando a él Jefazo afuera.

—Llama a una ambulancia—le gritó como puedo a José y voy disparado a por Nora.

Al verla en el suelo me agacho y la cojo en brazos.

—Ey, Nora, no me hagas esto, por favor, no te mueras, no puedo vivir sin ti, te necesito—le digo mirándole a los ojos, todavía respira y me mira con los ojos rojos e inundados de lágrimas.

—Te quiero—me dice y yo suelto un sollozo, no puedo perderla, mi Nora, mi chica, mi CatWoman, no me puede dejar.

—Nora, no cierres los ojos, ya viene la ambulancia ¿vale?—ella asiente como puede y yo la aprieto en mis brazos.

—Marco, este siempre ha sido mi destino, estaba todo escrito, no vivimos en un cuento de hadas, ese hombre me quería matar y lo ha conseguido—esas últimas palabras me matan por dentro, no lo ha conseguido, me niego a creerlo.

—No digas eso, no te vas a morir. Eres la tía más fuerte que he conocido en mi vida y no vas a morir.

—Me alegro de haberte conocido, no te enfades conmigo, era lo que tenía que hacer—no estoy enfadado con ella, sino con su afán de heroísmo, podríamos haber acabado con el Jefazo sin ella, ¿por qué tenía que venir?

Guerrero se agacha en frente de mí, también con lágrimas en los ojos.

—Perdón, no debería haberla traído—me dice sintiéndose culpable.

—No es tu culpa.

Vuelvo a mirar a Nora y siento como se me rompe el corazón poco a poco, se le están cerrando los ojos.

—Nora, no te duermas, quédate conmigo, por favor—suelto un sollozo, creo que es la primera vez que lloro en público.

—No llores, es lo mejor, él ya no está—levanta su mano débil para secarme una lágrima.

—Nora, ¿te acuerdas la vez que estábamos viendo las Estrellas y vimos una fugaz y pedimos un deseo?—le pregunto costosamente, ella asiente y sigo—Pedí volver a sentirme querido algún día y tú conseguiste que mi deseo se hiciera realidad, me hiciste volver a tener una casa, tú eres mi casa—se me caen todavía más las lágrimas al decir esas ultimas cuatro palabras.

—Te quiero mucho—se le cierran los ojos y yo la zarandeo para que se quede despierta.

—Nora, una vez me dijiste que lo último que se pierde es la Esperanza, y esta vez soy yo el que la tiene que tener por los dos, no te vas a morir, no voy a dejar que lo hagas.

En cuanto lo digo, cierra los ojos poco a poco, llevándose un trozo de mi alma con ella.

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Pido perdón por este final, seguro que ahora mismo me odiáis, pero en mi corazón siempre supe que esto tenía que acabar así, me encantan los finales felices, pero este libro nunca estuvo destinado a tener uno. No siempre ganan los buenos y a veces uno tiene que sacrificarse por sus seres queridos y esta vez ha sido Nora la heroína, en la vida real no puedes acabar con un tío súper poderoso sin salir ileso y eso es justo lo que he querido plasmar, aun así espero que ahora cuando cuelgue el epílogo sintáis un poco menos de pena. NO ME ODIÉIS MUCHO PORFI🤣😅

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