41 "Solución adolescente"
Marco
—Marco, si esto es algún tipo de broma, créeme que no me hace ni puta gracia—dice Guepardo levantándose del sillón y poniéndose tenso.
—No es una broma, uno de los amigos de Nora se llama Pablo Guerrero, todo el mundo le llama Guerrero—le explico serio para que me crea.
—Quiero verle—exige furioso.
—Esta tarde vamos a ir a verle, pero Nora no te puede ver—le digo dejándole claro que Nora no se puede enterar de este plan.
—Me la suda Nora, quiero ver a mi hermano—viene hacia mí cabreado y yo le empujo hacia atrás.
—Vamos a hacer una cosa, vamos a ir a solucionar un problema que tiene Guerrero con un amigo suyo, después traeré a Nora a casa e iremos a casa de Guerrero.
—A su casa no, si sus padres me ven se lo volverán a llevar.
—Bueno, pues le digo de quedar en algún lado, pero relájate y quédate aquí hasta que terminemos.
Guepardo se relaja y se vuelve a sentar en el sillón de al lado del mío, se toca los ojos exasperados.
—Como no sea él te corto las pelotas—me amenaza al conectar su mirada con la mía.
—A lo mejor no es él, pero hay demasiadas casualidades.
—Vamos a quedar en mi hotel, está aquí cerca, tráele sin decirle quién soy, por favor—me pide sin ningún atisbo de sarcasmo, que, viniendo de él me sorprende.
—Vale, mándame un mensaje con la ubicación y te voy avisando.
—Esto... Franco—dice haciéndome poner los ojos en blanco, no para con el mote de los huevos.
—¿Qué?
—No sé si Nora te lo ha dicho, pero llevamos un tiempo mandándole mensaje a ella y a su amiga con amenazas—eso me sorprende y me hace tensar.
—¿Perdón? —preguntó confuso.
—Vaya, se ve que la chica se lo ha callado. El Jefazo quería asustarla y alejarla de sus amigos, pero según he estado viendo, no lo ha conseguido—dice dejándome todavía más confundido.
—Explícate mejor, Guepardo—digo enfadado.
—Llevo siguiendo a Nora desde hace varios meses, a todas partes, no le hemos hecho nada, solo queríamos saber sus movimientos—explica enfureciéndome.
—¿Por qué queríais seguirla?
—Cosas del Jefazo. El caso es que conseguimos el número de su amiga y le contamos todo—¿Todo?
—¿Lo sabe todo? —¿sabe quién soy? ¿por qué Nora no me ha dicho nada?
—Le dijimos que buscara tu crimen y quién eras, yo vi cómo se lo contaba todo a Nora y no se enfadaron ni nada, el plan salió fatal.
—¿Cómo conseguisteis su número?
—No sé, no estoy enterado de eso, yo solo era el que seguía a tu chica—dice guiñándome el ojo para picarme, da igual lo seria que sea la conversación, Guepardo siempre encontrará algún momento para intentar picarme.
—Me tengo que ir, tengo que hablar con Nora—digo levantándome, no entiendo por qué no me ha dicho nada.
Salgo del despacho y voy directo a la cocina, pero cuando llego solo están Nico y su padre.
No entro para que José no me empiece a hablar y voy corriendo al cuarto de Nora.
—Nora, quiero que...—me quedo callado de golpe dándome cuenta de que no le puedo echar nada en cara.
Ella no sabe que Guepardo está aquí, ni puede saberlo, si le digo que se lo dé los mensajes, preguntará qué cómo lo sé y no le puedo decir el verdadero motivo.
—¿Qué pasa? —dice ella somnolienta metida en su cama.
—Nada, perdón, no sabía que estabas dormida—digo rectificando de mi impulso.
—Da igual, vente conmigo—dice dando palmadas a un lado de su cama para que me tumbe con ella.
Le hago caso y me tumbo a su lado.
—¿Tienes puesta la alarma? —pregunto mientras le pasó el brazo por la espalda para abrazarla.
—Sí, a las cuatro y media, salimos de casa a las seis menos cuarto—dice en un murmuro.
—Vale.
A las cuatro y media, como bien me había dicho Nora, suena la alarma, yo me despierto super desorientado, la verdad que no me había dado cuenta de lo cansado que estaba hasta que he caído en el quinto sueño a los segundos de tumbarme en la cama. No me apetece lo más mínimo salir ahora de casa, quiero quedarme toda la tarde tumbado en la cama con Nora, haciéndonos cariñitos, pero me he comprometido con dos personas, así que toca aguantarse y levantarse.
Nora y yo nos quedamos unos minutos besándonos en la cama hasta que me obliga a irme a mi habitación para arreglarme, cuando ambos estamos listos, salimos y vamos directos a un bar de la zona donde hemos quedado todos. Nora por el camino, me explica que Guerrero no sabe que va Jorge y viceversa, y lo de Robles y Laila no sé qué van a hacer porque a pesar de que no se hablan, ninguno se queja de que venga el otro, ni se pelean, ni nada, simplemente se ignoran.
Nora y yo llegamos los primeros, yo me pido una cerveza y Nora un tinto de verano, la tía es adicta a esa bebida, se la toma siempre que salimos a algún restaurante o bar. Nos tiramos varios minutos esperando, hasta que llega Laila con su sonrisa habitual y nos empieza a contar sus dramas, bueno, más bien se los cuenta a Nora mientras yo me sumo en mis pensamientos.
Tengo que ver como consigo llevar a Guerrero al hotel donde se hospeda Guepardo sin decirle a qué vamos, y además, yo ya he supuesto que son hermanos, pero lo mismo solo son coincidencias y resulta que no se han visto en su vida, solo espero que sí sean hermanos porque entonces sí sabría a ciencia cierta que Guepardo está de nuestro lado, a pesar de que es un tío sarcástico que hace verse como que todo le importa una mierda, en verdad lucha por lo que quiere, y sé que nunca haría daño a alguien que quiere, por lo que si al final resulta que son hermanos, Guepardo moverá cielo y tierra para alejar a Guerrero de todo mal y sus ansias por acabar con el Jefazo serán mayores.
Pensando en el rey de roma, aparecen Guerrero y Robles por la puerta del bar, miro a Laila y veo como su sonrisa desaparece, menuda panda de idiotas, se van a perder el uno al otro por tontos.
—¿Qué hay, chavales? —nos saluda Guerrero con una gran sonrisa, si supiera la encerrona que le han organizado...
—Hola, ¿qué quieres pedir? Ya que voy a por algo te traigo tu bebida. —le dice Laila a Guerrero levantándose de su asiento para ir a por las bebidas, estaba tan metida contándole su drama con su futuro hermano a Nora que se le ha olvidado pedir algo.
—Quiero una cerveza.
—Okey, ahora vuelvo. —se va, pero Robles se levanta y la sigue.
—Espera, yo también quiero pedir algo. —le dice este al llegar a su lado.
—Pues pídelo en el otro lado de la barra. —le dice esta sin tan siquiera mirar a Robles, el bar es bastante pequeño, así que se escucha todo lo que dicen.
—Laila, no puedes estar toda la vida enfadada conmigo. —le dice Robles intentando coger la mano de Laila, pero esta se la aparta de un manotazo, yo intento no reírme, pero no lo consigo, Nora me da una patada en la pierna por debajo de la silla al verme reír de la situación de esos dos, pero es que hay que admitir que es gracioso.
—Rétame.
Siguen un rato más con su disputa hasta que Laila vuelve con la cerveza de Guerrero y coge sus cosas para irse.
—Chicos, siento dejaros solos con el plan, pero no puedo estar aquí. —dice Laila levantándose y yéndose, Nora hace el amago de levantarse para seguirla, pero Robles la coge y le dice que la deje sola.
—¿De qué plan habla? —pregunta Robles confundido.
—Ehh... Bueno... —Nora intenta poner alguna excusa, pero no le da tiempo porque entonces vemos entrar a Jorge por la puerta.
—Ni de coña. —dice Guerrero enfadado al ver a Jorge acercarse a nuestra mesa.
—No te muevas. —le avisa Robles a Guerrero amenazante.
—Hola. —dice Jorge incomodo al llegar a nuestra mesa.
—Me habéis mentido, sois todos unos cabrones, yo me largo. —Guerrero se levanta enfadado, pero se para en cuanto escuchamos a Nora.
—¡Nadie se va a ir de aquí! ¡estoy harta de vuestras peleas de niños pequeños! Os conocéis desde pequeños, lleváis toda la vida juntos y ahora nadie se habla con nadie, ¡no me da la gana que perdáis una amistad de tantos años por una estupidez! Nadie se va a ir de aquí hasta que vosotros dos. —dice señalando a Jorge y Guerrero con enfado — Os arregléis, sé que es una mierda lo que te ha pasado Guerrero, pero Jorge es tu mejor amigo y se ha equivocado, pero todos hemos cometido fallos alguna vez.
—¿Puedo decir algo? —pregunta Guerrero con miedo a que Nora le vuelva a gritar.
Me encanta el carácter que tiene mi chica, yo creo que fue lo que más me gustó de ella cuando la conocí, suena un poco masoquista por mi parte, teniendo en cuanta como me trataba, pero no puedo evitar ponerme cachondo cada vez que se cabrea.
—Sí —le dice Nora con el ceño fruncido.
—Yo no los conozco desde pequeño. —dice Guerrero bromeando, se ve que quiere ser asesinado por Nora.
—Guerrero, lo digo en serio, me da igual a que edad los conocieras, sois amigos desde hace años y os vais a arreglar hoy como que me llamo Nora Sutton, y punto.
—Tío, yo lo siento mucho, te juro que no quería que pasara nada con Mónica, pero no me pude controlar, sé que soy un cabrón y que ahora mismo me odias, pero déjame hacer algo para arreglarlo, por favor. —dice Jorge, se le nota arrepentido.
—No quiero que la vuelvas a ver nunca más y, a partir de hoy, tiene que hacer todo lo que te pida siempre. —dice Guerrero haciéndonos reír con eso último.
—Hecho.
—Menos mal que os habéis arreglado, chavales, me habéis recordado a cuando mis padres se divorciaron, que no sabía con quién irme—dice Robles de broma.
Después de eso seguimos un rato hablando y bromeando, Nora esta haciéndose la que no le pasa nada, pero en verdad sé que está mal por su amiga, ha estado mirando el móvil varias veces y escribiéndose con alguien, y estoy seguro de que era Laila con la que hablaba, pero si ninguno de ellos quiere seguir junto al otro, no puede obligarlos.
Antes de irnos del bar, Guerrero dice que se va al baño, yo le sigo para hablar con él, me entran los nervios de repente, no sé ni por dónde empezar a contarle.
—Oye, Guerrero...—le llamo al entrar al baño, cada uno nos metemos en un baño a mear y yo hablo alto para que me escuche.
—Dime.
—¿Está noche tienes algo que hacer?—pregunto nervioso.
—¿Me vas a pedir una cita, Marco? Nora es mi amiga no podría hacerle eso—dice de broma, yo pongo los ojos en blanco, si de verdad es hermano de Guepardo, se parecen mucho, tienen el mismo humor sarcástico, solo que uno lo usa de mala manera y el otro solo para hacer reír a los que le rodean.
—Sí, tío, me has pillado—le sigo la broma para quitar hierro al asunto.
Guerrero suelta una carcajada y sale del baño, mientras nos lavamos las manos sigo con la conversación.
—Ahora en serio, tienes que venir esta noche a un sitio—le digo mirándole a los ojos muy serio.
—¿Por qué?—pregunta confuso.
—No preguntes, tú solo acompáñame, por favor—no sé que excusa poner, así que solo me queda suplicar.
—¿Vas a llevarme a algún lado para matarme?—pregunta otra vez haciéndose el gracioso.
—Justo eso, va tío, acompáñame, es que...—pienso rápido algo para convencerle—Tengo una sorpresa para Nora, pero necesito ayuda para organizarla—digo con la esperanza de que me crea y me acompañe.
—Hostia, haberlo dicho antes, por Nora hago lo que haga falta—dice sonriente y yo suspiro aliviado.
Le explico un poco que vamos a ir a un hotel, que antes tengo que dejar a Nora en su casa y que le mandaré un mensaje cuando salga de casa para llegar a la vez al hotel.
Después nos vamos cada uno a nuestra casa y no volvemos a hablar del tema, tal y como he planeado, Nora y yo llegamos a casa, suponía que me diría de ir a su cuarto, pero le digo que tengo que hacer unos recados y que volveré en un rato.
—¿Qué tipos de recados?—pregunta curiosa, la quiero muchísimo, pero cuando se pone en plan cotilla...
—Unos que me ha mandado tu padre, nos vemos luego, te quiero—le doy un beso apresurado y la dejo de pie e incrédula en frente de la puerta.
En cuanto salgo, le mando un mensaje a Guerrero y me pongo en marcha para llegar a la ubicación que me ha mandado Guepardo, no está muy lejos de casa, así que voy sin prisa.
Llego unos minutos antes que Guerrero, así que aprovecho para avisar a Guepardo, él me dice que cuando esté con Guerrero suba a su habitación. Siento un poco de nervios, estoy cien por cien seguros de que son hermanos y, aunque Guepardo no sea de mi agrado, se merece una oportunidad con su hermano, yo mejor que nadie entiendo como se siente y es una mierda.
Que te separen de tu familia así de la nada, solo por haber tenido más mala suerte que otras familias, de repente verse solo, sin nadie a quien llorarle, sin un hombro en el que poder apoyarte y lo peor viene cuando sientes que no puedes confiar en nadie, yo ese sentimiento por un momento no lo sentí con Aguirre, mi compañero, pero se ve que me equivoqué, en ese mundo no te puedes fiar ni de ti mismo.
Realmente agradezco todos los días el que el padre de Nora me capturara, lo llego a saber antes y dejo que me arresten en cualquier plan.
—Ey, tío, ya estoy—dice Guerrero llegando a mi lado y sacándome de mis pensamientos.
—Hola, tenemos que subir a la habitación doscientos cuatro—le explico entrando en el hotel.
—¿Seguro que no me has traído aquí con intenciones ocultas, Marco? Estas muy bueno, no sé si podré resistirme—pongo los ojos en blanco con las bromas de Guerrero, nunca se cansa de hacerlas.
—Cállate y presta atención, no sé como se sube a las habitaciones—digo mirando a todos lados, el hotel es inmenso.
—Es por ahí—me guía hacia una esquina y yo le miro confuso.
—¿Cómo lo sabes?
—He traído aquí a alguna que otra chica—dice con una sonrisa tímida.
—Lo peor es que no me sorprende—ambos nos reímos mientras llamamos al ascensor.
Al llegar a la habitación que me ha dicho Guepardo, siento como me duele la tripa, ¿por qué estoy tan nervioso?
Llamo y espero a que abra, cuando lo hace, ambos, tanto Guerrero como Guepardo se quedan paralizados por un instante.
—¿Oliver?—pregunta Guerrero incrédulo.
¿Guepardo se llama Oliver? De todos los nombres del mundo ese es el que menos me pega para él.
—Pablo.
Guepardo me empuja a un lado y ambos se abrazan, yo les miro incómodo, siento que sobro muchísimo.
—¿Pero qué? No entiendo nada, ¿qué haces aquí? ¿Cómo me has encontrado? ¿Conoces a Marco? ¿No veníamos por Nora?—Guerrero nos bombardea a preguntar y yo les empujo suavemente para entrar en la habitación, no es plan de montar un numerito en medio de un hotel de lujo.
Nos tiramos un rato explicándole a Guerrero todo, que ambos trabajábamos en una banda, lo de mi arresto, que Guepardo lleva años buscando a Guerrero, que ha sido todo una casualidad del destino que yo conociera a Guerrero... Todo, le explicamos todo.
Al finalizar la explicación, Guerrero está bastante sorprendido.
—No me puedo creer que todo este tiempo haya estado siendo amigo de un criminal—dice Guerrero sin poder creerse todo lo que le acabamos de contar, es demasiada información de golpe.
—Ya... Pero entiendes que yo no hice nada queriendo ¿no?—pregunto con miedo, no quiero que me juzgue, estoy harto de que lo hagan.
—Claro, estás en la misma situación que mi hermano—dice dándome unas palmadas en la espalda como muestra de apoyo.
—Vamos a acabar con el que nos metió en todo esto—le explica Guepardo serio.
—Yo quiero ayudar—pide Guerrero.
—Ni de coña, eres demasiado pequeño—le dice Guepardo con el ceño fruncido.
—Oliver, literalmente tengo la misma edad que Marco.
—Pero Marco ha pasado por cosas mil veces peores que tú y sabe luchar, te puede matar aquí mismo sin que te des cuenta—le explica metiéndole miedo.
Guerrero me mira con los ojos muy abiertos y yo sonrío inocente.
—Pero nunca lo haría, no soy un asesino, pero bueno, algo tenía que aprender de ese infierno ¿No?—bromeo para quitarle intensidad al asunto.
—Mola, yo también quiero—Guerrero y sus cosas... En fin, no me sorprende, al contrario, me hace gracia.
—Yo si quieres te enseño—le dice su hermano feliz—Eso sí, una cosa importante, no le puedes decir a nadie que estoy aquí—se pone serio, sería peligroso que alguien lo supiera.
—Vale, sin problema.
Siguen un rato más hablando y ya se centran en ellos dos como hermanos, así que decido que es hora de irme. Les dejo solos poniéndose al día y me voy a casa contento, unos hermanos se han reencontrado y en parte ha sido Gracias a mí, me siento realizado. Y me ha hecho pensar en mi familia, quiero ir a verles otra vez, quiero recuperar el tiempo perdido.
Solo espero poder hacerlo antes de empezar con todo el plan.
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