39 "Visita sorpresa"
Nora
Estoy muy nerviosa, llevo mucho tiempo preparando esto y quiero que todo salga bien, tengo cada segundo del día controlado, como algo se me salga de plano, me da algo.
Pongo en contexto, llevo varias semanas buscando a la familia de Marco, al principio me costó muchísimo, no soy detective, así que no sabía ni por dónde empezar, pero cuando papá nos dio la aprobación de nuestra relación, poco después le pedí ayuda, él es policía y puede localizar a la gente.
Buscó el nombre de su madre, aunque no la encontró, yo ahí me desanimé un montón porque creí que sería imposible, pero entonces papá buscó el nombre del hermano mediano de Marco y gracias a los dioses le pudimos localizar, es un abogado bastante prestigioso de Madrid, uno de los mejores. Me sorprende que con lo joven que es ya tenga esa posición.
Papá me consiguió su número de teléfono y le llamé, no le dije todo por lo que ha pasado Marco, simplemente le dije que conocía a su hermano y que si podíamos ir a verle a él y a su familia. Se notó que no es un hombre de muchas palabras, solo me contestó con monosílabos, excepto cuando nombre a Marco y dijo "no me lo puedo creer" "es un milagro", pero más allá de eso poco más me dijo. A parte quedamos en ir un día en concreto a su casa y me pasó la dirección y demás.
Y por fin ha llegado el día, espero que Marco no se enfade por entrometerme, solo quería darle una sorpresa porque sé que echa mucho de menos a su familia, a mí no me gustaría que me separaran de la mía durante años.
Toco su puerta con los nudillos, me tiembla todo el cuerpo, siento un montón de nervios en la tripa, necesito que todo salga genial.
—Pasa—me dice al escuchar los golpes.
—Hola—digo entrando y cerrando la puerta, está cambiándose, no puedo evitar bajar la mirada, tiene únicamente puestos unos calzoncillos y se está poniendo la camiseta.
—Tengo los ojos arriba, Nora—bromea y yo me sonrojo a la vez que me río.
—Lo sé—digo guiñándole el ojo. Después me concentro en el planing de hoy y me pongo seria, lo que me distrae este chico no es normal.
—¿Qué pasa? Normalmente te despiertas más tarde—pregunta confuso, es normal, son las seis de la mañana, y yo siempre me despierto a las siete. Él se despierta antes para preparar el desayuno y poder arreglarse tranquilo sin las órdenes de papá.
—Tengo una sorpresa para ti.
Su familia solo podía vernos de ocho a diez de la mañana, las gemelas se van a saltar las dos primeras clases por esto, el mediano (Mario) empieza a las tres su trabajo, tiene turno de tarde y el mayor (Miguel) no trabaja, así que él sí que podía estar todo el día, pero la gracia era que estuvieran todos juntos. De la madre no me dijeron nada, pero intuyo que también estará.
—¿Él qué?—pregunta con una sonrisa de ilusión, me he dado cuenta que los pequeños detalles son los que más valora, se nota que como ha tenido tan poco durante toda su vida, todo lo bueno que le da la vida, por muy pequeño que sea, lo sabe valorar.
—No te lo puedo decir, es una sorpresa, vístete y nos vamos—tenemos que salir de casa a las seis cuarenta y cinco, ya que se tarda una hora en llegar, y por si acaso nos perdemos, salimos con quince minutos de antelación.
—¿No desayunamos?
—No, no nos da tiempo—vamos a desayunar con su familia.
Me voy y dejo que se prepare, yo le espero abajo repasando mentalmente todo el planing de hoy por séptima vez desde que me he levantado, he de decir que de los nervios me he despertado a las cinco y media, tenía miedo de que el despertador no funcionara y mi subconsciente me ha despertado él solito.
Estoy loca.
Después de media hora, Marco sale de su cuarto con unos pitillo y una sudadera, hace poco fuimos de compras y le regalé un montón de ropa nueva, al principio no me la quería aceptar, pero es que su ropa antigua estaba muy vieja y esta nueva le sienta genial.
—Estas guapísimo—digo con la baba casi colgando.
—Tu también—dice mirándome de arriba a abajo.
Me he puesto bastante guapa porque quiero darle una buena impresión a su familia, me he puesto una falda negra vaquera con un jersey de manga larga rojo y por encima una chaqueta de cuero que me llega hasta el bajo de la falda.
Nos besamos los quince minutos restante hasta irnos de la casa, contaba con que Marco tardara más en arreglarse, así que he aprovechado un poco ese tiempo jeje.
Después salimos de casa y nos vamos hacia el metro, a lo tonto estos meses me he adaptado bastante bien al metro, me he perdido varías veces, pero también he llegado a muchos sitios sin problemas, todo gracias a Marco que un día me hizo un tour por algunas líneas del metro.
Marco se tira todo el trayecto intentando sonsacarme el lugar al que vamos, pero yo me pongo los cascos y empiezo a escuchar música, comparto un casco con él para tenerle entretenido y que no haga más preguntas y nos tiramos el resto del camino callados apreciando una playlist que creamos hace unas semanas, tenemos gustos de música muy distintos, así que creamos una lista con música de su estilo y música del mío para que no haya enfados.
Cómo ya me temía, nos saltamos la parada en la que teníamos que bajarnos, pero me doy cuenta pronto y solo nos pasamos por tres paradas, así que cuando me doy cuenta, salimos corriendo del metro y nos vamos al de la otra dirección.
—Eres un desastre—me dice Marco sin parar de reír.
—Todos cometemos errores ¿vale?—digo picada, es que como lo sabía.
—No pasa nada, seguro que vamos con tiempo de sobra—le miro confundida por lo que dice.
—¿Cómo lo sabes?—digo entrando en el metro, que acaba de llegar y que va en dirección opuesta a la que veníamos.
—Nora, eres mi novia, te conozco perfectamente, siempre sales con muchísima antelación por si te pasan estas cosas—todavía no me acostumbro a eso de "mi novia" suena tan bien en su voz...
Cuando llegamos a la parada por fin, me entran los nervios otra vez, me duele mucho la tripa, faltan cinco minutos para la hora a la que habíamos quedado.
La casa está a dos minutos del metro, así que llegamos con tres minutos de antelación, soy una crack.
Cuando llegamos a la casa, Marco se para en frente de mí y me mira confundido, me cago de miedo por si la ha reconocido y está enfadado por entrometida, pero cuando habla me saca de dudas.
—¿Me has traído a una casa? ¿La has comprado para los dos? ¿Nos independizamos?—bromea y yo pongo los ojos en blanco.
—No hagas preguntas y sígueme.
Me dirijo hacia la puerta y antes de llamar, me paro encima del felpudo y suspiro nerviosa, Marco me sigue mirando sin entender nada, ahora mismo tengo mucho miedo. Dirijo mi brazo hacia el timbre y tardo unos segundos en tocarlo, me lo estoy pensando mucho, pero al final lo hago.
—Nora, ¿estás bien? Te noto súper nerviosa—me dice Marco mientras esperamos a que nos abran.
No me da tiempo a contestarle porque un chico muy alto y moreno se para enfrente de nosotros al abrir la puerta, no sé cuál de sus dos hermanos es, pero por cómo se miran, sé que Marco ya le ha reconocido.
—¿Qué cojones?—dice Marco incrédulo.
—Eh, chaval, ¿qué pasa? ¿qué no me vas a dar un abrazo? Después de tanto sin vernos—bromea su hermano dando un paso para pegarse a Marco, a mí se me cae una lagrima.
Por cómo ha bromeado, intuyo que es Miguel, el hermano mayor, se parecen un montón, aunque Miguel es un poco más alto que Marco.
—Nora.... ¿Has encontrado a mi familia?—me pregunta Marco al separarse de su hermano y lanzarme una mirada de incredulidad, yo le miro nerviosa, no sé si está contento, enfadado, sorprendido o todas a la vez.
—Sí—digo con una sonrisa tímida.
—Así que tú eres Nora ¿no? La novia de mi hermano, eres más guapa de lo que me había imaginado—dice Miguel acercándose a mí para darme un abrazo.
Es un chico muy cariñoso, me recuerda a un niño metido en el cuerpo de un tío de metro noventa y con voz grave.
—Encantada.
—Vamos adentro, están todos esperando—dice dejándonos entrar a ambos en la casa, Marco está cono ausente, aún lo está asimilando.
Cuando llegamos al salón, veo a dos niñas pelirrojas mirándonos con los ojos muy abiertos, bueno, en realidad a mí no me miran, sino a su hermano, tardan unos segundos en reaccionar, pero de repente se levantan corriendo a la vez y abrazan a Marco con todas sus fuerzas, y otra vez me entran ganas de llorar, es tan triste la historia de esta familia...
—Marco, ¿esta es tu novia?—pregunta una de las gemelas, señalándome.
—Sí, ella es Nora, a qué es guapa—dice este mirándome con una sonrisa, eso hace que todos los nervios que tenía hace unos segundos se me vayan.
—Mucho—dice una de las pequeñas mirándome con una gran sonrisa y acercándose a mí para darme un fuerte abrazo, la otra me mira desde al lado de su hermano, noto que está más cortada y yo la sonrío para que sepa que puede confiar en mí.
—Hola, Marco, te hemos echado mucho de menos—dice acercándose a él el mediano, Mario, con el que hablé por teléfono.
Este es más bajito y también tiene el castaño, supongo que lo han sacado de su padre, porque Marco me enseñó fotos de su madre y era rubia, eso sí, los tres han sacado los pedazo ojos azules de su madre, y las niñas intuyo que han sacado el color de pelo del padre, que es el padrastro de los mayores.
—No me puedo creer que estes aquí—dice la otra gemela volviendo a abrazar a su hermano.
—Yo tampoco me creo que esté aquí, la verdad. ¿Y mamá?—pregunta mi chico buscando por toda la sala a su madre, pero no hay nadie.
Los cuatro hermanos se callan y eso hace que Marco se tense.
—¿Dónde está mamá?—vuelve a preguntar, solo que esta vez con el ceño fruncido.
—Marco... Mamá desapareció hace unos meses—dice Mario mirando hacia el suelo.
Siento como si me hubiese clavado un puñal en el pecho, mi Marco, mi chico, no quiero saber cómo debe de estar sintiéndose ahora, le cojo la mano para darle ánimos, pero me la rechaza haciéndome sentir bastante mal, pero no sé lo tengo en cuenta porque es muy fuerte lo que le está pasando ahora.
Se mueve hacia el sofá y se sienta tapándose la cara con las manos, todos le seguimos y nos sentamos a su al rededor.
—¿Está muerta?—dice y se le entrecorta la voz, noto como se está aguantando las lágrimas. Yo no he hecho el más mínimo esfuerzo para aguantármelas, así que me caen las lagrimas a montones.
—No lo sabemos, se la llevaron los de la banda esa y no la volvimos a ver—explica Miguel, esta vez serio.
—Hijos de puta—dice Marco soltando un largo suspiro.
—¿Cómo lograste escapar?—pregunta una gemela con lágrimas en los ojos, la más tímida de las dos.
Marco empieza a contarles todo, desde el asalto a la tienda, hasta llegar a mi casa, todo, hasta como comenzamos a salir.
—Guau—dice Miguel sorprendido.
—Tengo que buscar a mamá, no entiendo como no habéis movido cielo y tierra para encontrarla—dice Marco poniéndose de pie.
—Nos dijeron que no la buscáramos o sino la matarían, no sé por qué la quieren, pero no queríamos tentar a la suerte, además, creímos que os encontraríais—explica Mario.
—¿Hace cuantos meses fue eso?—pregunta Marco moviéndose por toda la sala.
—En Enero, más o menos—contesta Miguel.
—La cogieron por mi culpa—dice Marco mordiéndose el labio para evitar las lágrimas, si de algo me he dado cuenta en el tiempo que llevamos juntos, es que odia llorar en público
—¿Qué dices? Eso no tiene sentido—dice Mario levantándose para ir junto a Marco.
—En esas fechas yo estaba con la familia de Nora, perdieron a uno, así que fueron a por otro.
—Oye, creo que las gemelas no deberían escuchar esto—dice Mario mirando a sus hermanas.
—Si queréis me las puedo llevar a jugar mientras vosotros habláis—digo poniéndome de pie, yo tampoco debería estar escuchando, me siento una intrusa.
—Gracias, Nora—me dice Miguel sonriéndome, Marco no me ha hecho mucho caso desde que hemos llegado, y le entiendo, pero necesito irme de esta sala, me siento muy incómoda.
Me llevo a las niñas para que me enseñen su cuarto y allí nos pasamos un buen rato jugando a las princesas, me dejan un vestido suyo y me lo pongo como si fuese una camiseta, el vestido no me cierra, así que me lo pongo con los botones desabrochados y empezamos a cantar canciones de Barbie.
—Soy como tú, tú igual a mí.....—cantamos las tres al unísono, ellas también se han disfrazado, aunque a ellas el disfraz les queda mucho mejor que a mí.
Después de cantarnos el repertorio entero de Barbies, las gemelas se ponen serias y me miran.
—¿Pasa algo? ¿He desafinado mucho?—bromeo sentándome en el suelo junto a ellas.
—Cantas muy bien—me dice Violeta con una sonrisa.
—¿Quieres mucho a nuestro hermano?—me pregunta Carla con el ceño fruncido.
En este rato que he pasado con ambas y el rato de antes en el salón, me he dado cuenta que Violeta es igual que Miguel en cuanto a personalidad y que Carla es igual a Mario, Marco es como una mezcla de ambos, igual de divertido que Miguel, pero maduro como Mario. Tiene lo mejor de cada uno.
—Le quiero más de lo que me gustaría admitir—confieso haciéndolas sacar una sonrisa.
—Le hemos echado mucho de menos—dice violeta con una sonrisa triste.
—Pues eso ya se ha acabado, después de hoy no os vais a poder librar de él, y de mí tampoco—digo dándoles un abrazo, son dos niñas adorables.
—Eres muy buena—dice Violeta haciendo que se me caiga otra lágrima, hoy me vacío por dentro.
—Gracias, vosotras también.
Seguimos un rato más hablando de Marco y de mí, hasta que alguien llama a la puerta.
—Hola—dice Marco asomándose por la puerta, yo me tenso al instante, no sé que estado de ánimo tiene ahora mismo, así que no sé como actuar.
—Hola—digo sonriéndole.
Él al ver cómo voy vestida se empieza a reír y eso hace que sienta un gran alivio dentro de mí.
—¿Qué narices llevas puesto?—pregunta carcajeándose y yo pongo los ojos en blanco.
—Voy vestida de princesa, idiota.
—Estas guapísima, ¿Eso me convierte a mí en el príncipe azul?—pregunta de broma.
—Ya te gustaría—le digo para picarle.
—¿Y estas niñas tan feas quiénes son?—dice refiriéndose a sus hermanas de broma y sentándose a nuestro lado en el suelo.
—Feo eres tú—dice Violeta sacándole la lengua.
Carla no dice nada, solo se acerca a él y le da un fuerte abrazo, a Violeta le entran los celos y también se va a su lado para abrazarle, yo siento celos también, así que me uno al abrazo.
—Ohhh, que imagen más bonita—dice Miguel apareciendo por la puerta.
Se ve que en esta familia superan los problemas muy rápido.
Nos pasamos un rato más en la casa, hasta que ya se nos hace tarde y tenemos que irnos.
—¿Volveréis pronto?—pregunta Violeta mientras monta un drama porque no quiere que nos vayamos.
—Claro, en cuento nos digáis volvemos—digo abrazándola.
—Muchas gracias, Nora, te has portado muy bien con todos—me dice Mario dándome dos besos, yo me siento incómoda, no me gusta ser el centro de atención.
—No es nada, además, todo el mérito lo tiene mi padre que es el que verdaderamente os encontró—digo quitándome importancia.
—¿Fue tu padre?—me pregunta Marco sorprendido.
—Sí, le pedí ayuda y lo consiguió—a pesar de que Marco sigue pensando que mi padre es un poco malo, en verdad solo quiere la felicidad de sus seres queridos, y aunque no siempre haga las cosas bien, al menos lo intenta.
Cuando nos vamos, volvemos en silencio, sé que Marco necesita pensar sobre todo lo que ha pasado y yo le dejo su espacio.
Al llegar a casa me pide que le deje solo un rato en su habitación y yo me voy a mi cuarto a pensar en todo. Al despedirnos ni siquiera me da un beso, solo me dice adiós, pero no sé lo puedo reprochar, se acaba de enterar que su madre ha sido secuestrada.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top