37 "Compromiso"

Nora

Normalmente después de una siesta larga y profunda, no suelo saber ni donde estoy, ni nada, suelo encontrarme bastante desubicada, y eso justo me pasa ahora, me acabo de levantar y he ido a buscar a Marco con el brazo, pero tras unos intentos de tocarle con los ojos cerrados, los abro y no veo a nadie a mi lado en la cama, tardo unos segundos en recordar la ducha de antes y creo recordar que nos hemos dormido juntos, bueno, no es que lo crea recordar, es que lo sé, así que no entiendo dónde se ha metido, para un día que estamos sin padres y podemos acurrucarnos en la cama sin que papá le diga que tiene que limpiar...

Porque es verdad que papá últimamente nos ha dado más libertad, pero eso no quiere decir que nos deje hacer vida de "pareja", cada vez que nos ve juntos se inventa una tarea para Marco, ósea, entiendo que debe ser raro para él vernos juntos, así que no me enfado, le estoy bastante agradecida de que nos haya dado una oportunidad y me conformo con eso.

Y tras minutos de reflexión, me lavo los diente y bajo a buscar a Marco, cuando llego al salón veo que está jugando con Nico a la play, genial, prefiere jugar con mi hermano a manosearnos  en la cama. Me pongo delante de la tele con los brazos cruzados para que me presten atención.

—Nora, no seas pesada, quítate que van a matarnos—dice Nico con una sonrisa que irradia amor hacia mí. Nótese la ironía.

—CatWoman, no es momento—dice Marco y yo frunzo el ceño, como odio cuando se ponen en plan gamer, parece que todo a su alrededor deja de existir.

—¿Por qué te has ido?—pregunto pasando de mi hermano que sigue llamándome pesada y diciendo que me aparte.

—Me he levantado y he ido a ver cómo estaba tu hermano y me ha liado para jugar con él—dice sin tan siquiera mirarme a la cara, tiene los ojos demasiado ocupados en el juego.

—Genial—me rindo y me voy a la cocina enfadada.

Me pongo a merendar mientras veo "el internado, laguna negra" en el móvil, estoy súper enganchada a esa serie.

Después de un rato viéndolo y de meterme de lleno en la trama, noto algo a mi espalda, me giro y me pego un susto al ver a Marco.

—Joder, que susto—me vuelvo a girar hacia el móvil y paso de él como él ha hecho hace un rato conmigo.

—¿Te has enfadado?—me pregunta cuando sabe perfectamente la respuesta.

Paso de él y sigo con la serie, pero Marco no se rinde y se sienta en la silla de al lado mirándome fijamente, yo intento obviar su intensa mirada, pero al final me es imposible y acabo parando la serie.

—¿Puedes dejar de mírame?—digo con el ceño fruncido y él se echa a reír.

—Te has enfadado—esta vez no lo pregunta sino que lo confirma.

—Déjame ver la serie, seguro que te entretiene más jugar a esa mierda de juego—lo admito, estoy muy picada, pero porque yo quería disfrutar de él en la cama.

—Créeme que no—dice jugando con mi mirada, si piensa que voy a caer solo porque me haga ojitos lo lleva claro.

Me levanto de la silla y me voy de la cocina sin decir ni una sola palabra. Al segundo, oigo como se mueve su silla y mientras subo las escaleras oigo como me sigue, a pesar de que intento evitarlo, no puedo y me sale una sonrisa de victoria, que fáciles son los hombres. Cuando llego a mi cuarto, entro y cierro la puerta, y no me da ni tiempo a sentarme en mi cama cuando la puerta se vuelve a abrir.

—Perdóname, aún tenemos tiempo para hacer lo que quieras—dice con un tono inocente.

—Ya no me apetece—me hago la dura y Marco en vez de enfadarse o insistir, se empieza a partir de la risa, este chico nunca dejará de sorprenderme—¿Qué es lo que te hace tanta gracia?

Se sienta junto a mí y me planta un morreo sin decir nada, yo soy débil y no me retiro, sino que profundizo más el beso, me encanta sentirle tan cerca y que lleve mi lengua como él quiera, besa de maravilla. Después de un rato comiéndonos la boca, Marco se aparta y me sonríe.

—Echaba de menos nuestras peleas—me sale una sonrisa de emoción y se me pasa el cabreo en un instante, cuando se pone en plan romántico me gana y lo sabe, a veces las chicas también somos muy facilitas.

—Yo no—bromeo seria para picarle un poco.

—Mentira—en cuanto dice esa palabra siento un millón de mariposas revoloteando por mi tripa.

—Verdad—digo acercando mi boca a la suya, pero sin que se toquen, me encanta este juego de palabras.

—Te quiero—no deja que le corresponda el sentimiento porque sella mis labios con los suyos otra vez, pero esta vez el beso no dura tanto—Vístete, tengo una sorpresa para ti.

Me emociono en cuanto lo dice, me encantan las sorpresas, aunque a la vez me ponen histérica.

—¿En serio?—digo sonriendo de oreja a oreja.

—Sí, ponte guapa.

Sale de la habitación y me visto, me pongo unos vaqueros negros pitillo y un jersey gris de cuello alto ceñido, con unos botines negros, ha dicho que me ponga guapa, pero como no sé a donde vamos, no quiero ponerme muy elegante y esto es un estilismo más o menos neutro.

Salgo de mi habitación y voy a la suya.

—Ya estoy—digo al entrar y veo que está con Nico, ambos susurrando—¿De que habláis?—pregunto intrigada.

—Cosas de chicos—dice Nico y yo pongo los ojos en blanco, cualquiera diría que es mi hermano y no el de Marco.

—Joder Nora, estás guapísima—dice Marco repasándome de pies a cabeza varías veces, él también está súper guapo.

Tiene puesta una camisa blanca con los primeros botones desabrochados que acentúa su bronceado y unos vaqueros.

—¿Voy muy poco arreglada?—me preocupo después de verle

—Que va, estás perfecta. Nos vamos en media hora—dice mirando el móvil.

—¿Y Nico?—no podemos dejarle solo.

—No te preocupes, ya me he encargado de que no se quede solo—no hago más preguntas porque sé que no me las va a responder.

Mientras esperamos a yo que sé que, nos ponemos a ver Friends los tres y llevamos casi terminado el capítulo cuando llaman a la puerta. Me levanto para abrir, pero Marco se me adelanta y abre la puerta por mí.

—Hey, gracias por venir, no sabéis el favor que me estáis haciendo—miro a la puerta intrigada por ver con quién habla y me quedo con la boca abierta cuando veo a todos mis amigos. Robles, Laila, Guerrero, Jorge y Mónica.

—¿Qué hacéis aquí?—digo levantándome para saludarles.

—Hacer de niñeros—dice Guerrero dándome un abrazo.

—¿Todos?—la que me pueden armar estos solos.

—Es que les he pedido el favor tarde y ya estaban todos juntos y necesitaba un niñero sí o sí—me explica Marco sonrojándose, está muy nervioso, se lo he notado desde el momento en el que he entrado en su habitación.

—Ah, pues muchas gracias, chicos—digo contenta de tenerles, me alegro mucho de haberles conocido.

—Bueno golfilla, disfruta de tu sorpresa—dice Mónica guiñándome el ojo, me ofendería lo de golfilla, pero viniendo de Mónica, es como si me dijera un cumplido.

—Tía, quiero que esta noche o mañana me lo cuentes todo sin falta—me dice Laila siendo una cotilla como siempre, pero está claro que se lo voy a contar todo, aunque todavía no sepa qué vamos a hacer.

—Ehh, a mí también, hacemos una llamada triple esta noche—se queja Mónica y yo me rio, lo mucho que ha cambiado nuestra amistad es increíble.

—Oyee, nosotros también existimos, eh—dice Jorge haciéndonos reír.

—A vosotros os lo cuento en clase—digo para que se callen.

—Más te vale, eh, que a mí también me gustan los cotilleos—me dice Robles, que hasta ahora ha estado un poco más callado de lo normal, está un poco raro desde que volvimos de vacaciones.

—Tranquilos, ya os contaré.

—Bueno, ahora tenemos que irnos, gracias por el favor, os debo una—dice Marco cogiéndome de la mano y guiándome hacia la puerta.

Vamos todo el camino jugando a las pistas, bueno, en realidad yo le pregunto por sitios y él me dice si es o no, por ahora todos los que le he dicho me ha dicho que no, pero intuyo que aunque acierte no me lo va a decir, pero es que estamos tardando mucho y la curiosidad me puede demasiado, necesito llegar ya.

—¿Falta mucho?—digo cuando entramos en el segundo metro.

—Nora, si te sigues quejando y dándome el coñazo te dejo aquí—dice y exasperado, a veces soy demasiado cansina, pero es que quiero llegar ya.

—Al menos dime si es campo o ciudad o un restaurante....—le miro con un puchero y él pone los ojos en blanco.

—No te voy a decir nada, además, ya queda poco, es la siguiente parada, y en cuanto bajemos sabrás donde estamos—hago memoria de sitios donde he estado de Madrid y tengo algunas sospechas.

—¿Hemos estado juntos en ese lugar?—pregunto aunque no me contesta, pero está claro que un silencio dice mucho más que una mentira.

Salimos del metro y en mi cara se forma una sonrisa que no puedo evitar, miro a Marco que me mira en silencio y yo me ilusiono porque mis sospechas eran ciertas.

—Me has traído a tu lugar seguro, como la otra vez—le cojo de la mano y siento que no puedo ser más feliz ahora mismo.

—Sí, podría haber innovado, pero me parecía una tontería teniendo en cuenta lo bonito que es este mirador, eso sí, hoy no vamos a sentarnos en medio de la calle, hoy tengo algo mejor—le miro curiosa y siento como me cosquillea la tripa, un poco de los nervios y otro poco de amor.

Caminamos en silencio hasta el mirador de la última vez y al llegar me dice que cierre los ojos, yo lo hago y Marco se pone a mi espalda para guiarme y que no me mate.

—Estoy teniendo un deja vú—digo de broma, ya que la última vez que estuvimos aquí, también se puso a mi espalda y me dijo que cerrara los ojos.

—Vale, Nora, vamos a subir por unas escaleras, así que ten cuidado—¿unas escaleras? ¿que narices?

—Estoy muy confundida.

—Esa es la gracia CatWoman—tardamos un poco más de la cuenta en subir las escaleras, me tropiezo unas cuantas veces y en una de esas nos caemos, el encima de mí en las escaleras y nos empezamos a reír sin poder parar.

—Es que ¿a quién se le ocurre hacerme subir por unas escaleras con los ojos cerrados—digo ya con los ojos abiertos y mirándole—Abiertos o cerrados no tengo ni idea de donde estamos.

—Al principio parecía buena idea, da igual, sube con los ojos abiertos, solo queda un pequeño tramo de escaleras—sonrío nerviosa y subo corriendo por las escaleras.

Al llegar al piso de arriba, me quedo boquiabierta, hay un salón que lleva a una terraza pequeña, en la que solo hay una mesa y dos sillas, la mesa está puesta, pero en esos detalles no me fijo mucho porque toda mi atención se centra en las vistas, son las mismas que las de abajo, pero desde aquí ves más allá porque está más alto.

—¿Cómo has hecho para que podamos entrar en este piso?—le pregunto entre confundida y shockeada.

—Es un piso que se alquila para ver las vistas, ¿te gusta?

—Es increíble—me acerco a él para plantarle un beso y a cada segundo me siento entre más cachonda y entusiasmada—¿Cuanto tiempo podemos estar aquí?

—Lo he alquilado para dos horas, una hora para cenar y otra para hacer lo que queramos—lo último lo dice con una sonrisa con la que ya me dice todo lo que quiere hacer.

—¿Hay un dormitorio?—pregunto con la misma sonrisa pícara que tiene él.

—Sí, y si te preocupa que lo haya usado más gente, no pasa nada, hay un encargado que cambia las sábanas cada vez que alguien las usa.

—Ósea, que esto es como un picadero ¿no?

—Se podría decir que sí, aunque también vienen muchas familias de gringos para admirar las vistas—ese mote a los ingleses me hace reír.

—Guau.

Nos sentamos a cenar y charlamos un rato, de primero ha hecho lasaña, la hace siempre que puede porque sabe que es mi comida favorita, cada vez que me hace una cena romántica me la prepara, pero porque su familia le enseñó un truco para que quedara increíble, lo acompaña con una ensalada, para compensar las calorías con algo sano.

—¿Te puedo hacer una pregunta?—digo después de un rato hablando de trivialidades.

—Claro.

—¿Cuantas novias has tenido?—es una pregunta que me ronda por la cabeza desde que me contó toda su historia.

—Joder, que pregunta—dice de broma, aunque noto como se tensa un poco, se nota que no le gusta hablar de su pasado, pero si queremos tener una relación sana, tenemos que conocernos del todo.

—Ya... Es por curiosidad—digo encogiéndome de hombros, con una sonrisa tímida.

—Pues no, nunca he tenido novias, no tenía tiempo para eso—lo dice un poco seco y bastante serio, odio cuando se cierra en banda.

—Pero ligues sí, ¿no?—no me gusta presionarle para que hable, pero quiero conocerle mejor.

—Sí, demasiados—está vez me responde riéndose, supongo que a los tíos les parece guay y divertido el hecho de liarse con cincuenta tías.

—¿Cuántos?—vale, parece un interrogatorio, pero si me da respuestas tan cortas, pues tendré que sacárselo a la fuerza.

—Pues no sé, Nora, no las cuento. ¿Y tú, has tenido más ex-novios, además de Nacho?—como odio que evada mis preguntas haciéndome a mí otras.

—No, Nacho fue mi primer novio—asiente y sigue.

—¿Y ligues?—vaya, me va a hacer el mismo interrogatorio, en verdad me lo tengo merecido.

—Unos cuantos, me lié con varios de mi clase y otros...—no quiero responderle el número exacto porque me da vergüenza.

—¿Otros? Venga va, dime cuantos—insiste con una sonrisa divertida.

—Te respondo si me respondes—digo de manera chula, no voy a ser la única que se exponga.

—Vale, yo me he liado con veintitrés tías, algunas más de una vez y otras líos de una noche—me esperaba más la verdad, y eso hace que sienta más vergüenza que antes.

—Yo... Eh.... Bueno, unos cuantos más—digo poniendo una mueca y poniéndome roja, ya voy notando ese calor en el cuerpo por la vergüenza, como se está extendiendo poco a poco.

—Te acabas de poner roja, no me digas que eres de las que se liaba con cinco tíos por noche—dice partiéndose de la risa.

—Puede ser... Es que nos creamos un DNI falso mis amigas y yo y nos colábamos en discotecas y pues entre el alcohol y las hormonas... Pues ya ves, me habré liado con cuarenta y pico—lo suelto de una y escondo la cabeza en mi mano.

—Hostia, no me lo esperaba, yo que me pensaba que eras un poco monja—le lanzó una mirada asesina porque claramente se está riendo de mí.

—Bueno, no todo es lo que parece, y bueno, cuando empecé con Nacho deje de hacerlo, obviamente—Marco se queda serio y pensativo por unos segundos.

—¿Estando aquí te has liado con alguien?—me hace gracia esa pregunta porque lo dice en un claro tono de celos.

—No, al principio porque creía que seguía queriendo a Nacho y después por tu culpa—digo señalándole con el tenedor.

—Ahora tendré yo la culpa de que te mueras por mí—dice riéndose y yo pongo los ojos en blanco—Por cierto Nora, ahora cambiando de tema.... Me gustaría decirte el por qué de esta cita—se pone nervioso al instante y empieza a tocarse el anillo que lleva en el dedo pulgar, lo saca y mete todo el rato y eso hace que yo me ponga nerviosa también.

—¿Me vas a pedir matrimonio?—bromeó para relajar el ambiente, pero Marco no se ríe.

Se levanta y se acerca a mí, yo abro mucho los ojos cuando veo que se arrodilla y mueve mi silla para quedar en frente el uno de otro. Se me acelera el pulso y casi no puedo respirar, no esta arrodillado solo con una pierna sino con las dos, así que descarto que me vaya a pedir matrimonio, por un momento me había asustado.

Pero cuando se mete la mano en el bolsillo del pantalón y saca una cajita de terciopelo...Vuelven los nervios, tengo los ojos que se me van a salir de las órbitas y creo que se me ha olvidado como se respira.

—Marco...—no me deja seguir porque me interrumpe.

—No digas nada, déjame hablar.

Abre la cajita y veo unos pendientes, no son de diamantes, ni de plata, ni oro, pero igualmente son preciosos, son dos gotas de cristal que me parecen alucinantes.

—Desde que te conté toda mi verdad, siento que estamos mucho más cerca el uno del otro y estos días lo he estado pensado mucho, creo que ni se te habrá pasado por la cabeza, pero ambos actuamos como si fuésemos novios, ¿o no?—me pregunta, pero no me deja responder porque sigue con su discurso.

—Ahora mismo si nos preguntan, nosotros decimos que tenemos un coso, y no digo que no me guste, me hace gracia y ya le he cogido cariño a ese término, pero es que me encantaría que cuando la gente me pregunte, poder decirle que soy el novio de una chica maravillosa de ojos verdes y sonrisa radiante que tiene un carácter de perros, pero que a la vez es la chica más dulce que he conocido en mi vida, y no quiero que pienses que soy un cursi ni nada de eso, aunque lo esté siendo—ambos nos reímos por su comentario, es verdad que se está pasando de cursi, pero no cambiaria nada.

—Llevamos meses juntos, conociéndonos y creo, bueno, no lo creo, lo sé, sé que estoy locamente enamorado de ti y que quiero que seas mi novia de verdad, porque no sé cómo lo haces, pero desde que te conozco me haces ser mucho más feliz de lo que podré llegar a ser nunca y cuando estoy contigo me olvido de cómo era, vuelvo a ser aquel niño que no mataba ni a una hormiga, que hacía bromas y le encantaban las apuestas, me encanta ser ese niño y solo tú haces que me vea en esa versión mejorada de mí—de repente siento como estoy llorando, no sé cuando me han empezado a caer las lágrimas, solo sé que veo borroso.

—Así que, Nora Sutton, no me enrollo mas, ¿quieres ser mi novia?—le tiemblan las manos un poco, se nota que está nervioso, así que le hago sufrir un poco y tardo en contestar.

—Pensaba que me ibas a pedir matrimonio, por un momento me he asustado—yo me río de mí gracia, pero Marco sigue serio—La verdad que me asusta todo esto, nos conocemos desde hace pocos meses y no nos conocimos en las mejores condiciones—hago una pausa para ver su cara, creo que le va a explotar una vena de los nervios, me da pena y decido dejar de hacerle sufrir—Obviamente quiero ser tu novia, Marco...—me quedo en silencio y frunzo el ceño—No sé cuál es tu apellido, nunca me lo has dicho.

—Nunca me lo has pedido—dice sonriendo.

—¿Cuál es?

—Marco Milan—me gusta.

—¿Milan? ¿Sin tilde?

—Sí.

—Vale, pues... Obviamente quiero ser tu novia Marco Milan, me has hecho increíblemente feliz, aunque también me hayas dado muchos quebraderos de cabeza, pero el lado de felicidad es mucho mayor—digo y él me lanza la sonrisa más radiante que le he visto nunca y me da un beso súper dulce.

Al separarnos me pone los pendientes y se vuelve a su sitio.

—Eres mala, pensaba que me ibas a rechazar.

—Eso es imposible, solo me estaba divirtiendo un poco viendo como sufrías—me río, se la debía de todas las veces que me ha vacilado desde que le conozco.

—No te lo tendré en cuenta porque ahora mismo estoy demasiado feliz.

—Yo también estoy muy feliz—digo y él me coge de la mano y me la aprieta, me ponen nerviosa estos momentos tan íntimos y cursis, pero no es un tipo de nervio malo, si no todo lo contrario—Gracias por esta noche tan especial, pero ¿Por qué ahora?—le pregunto por curiosidad, podría haberme pedido ser su novia mucho antes o directamente no pedírmelo nunca, Nacho nunca me lo pidió, simplemente llegó un punto en el que lo normalizamos.

—Quería habértelo pedido en Barcelona, la noche que te conté todo, pero me pediste un tiempo de ir despacio.

—Ha pasado una semana—digo riéndome, el tiempo que le pedí se fue un poco a la mierda, pero porque yo también me di cuenta que era una tontería, yo le quiero, el me quiere, simple.

—Una semana eterna, no sabes lo a gusto que me siento ahora mismo.

—Me encanta tu lado romántico—digo y es verdad, Marco es el tipo perfecto, tiene su lado romántico que te enamora y su lado chulito que te pone a mil.

—Lo sé, ahora vamos a tomar el postre—es verdad, con tanta emoción se me había olvidado.

—¿Qué hay?—pregunto emocionada.

—Marco Milan—dice con una sonrisa traviesa y yo me levanto para sentarme sobre su regazo ahorcajadas.

—Mi postre favorito—susurro a centímetros de sus labios.



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Holaaaaa! Espero que os haya gustado el capítulo, después de tanto, por fin son novios de verdad y dejan atrás su "coso".

Por cierto, he hecho un dibujo sobre Marco y Nora, no soy pintora ni he pintado en mi vida así que obviamente el dibujo no es increíble, pero me gusta.

Nora es más morena que la del dibujo, pero no lo tengáis en cuenta🤣

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