30 "Everybody go to the discotheque"
Franco
Acabado de llegar a la discoteca, me siento un poco incómodo, el ex de Nora lleva desde que estamos en la cola para entrar mirándome como si fuera a matarme, menudo flipado, es el único de sus amigos que no me ha caído bien y no es porque haya tenido algo con Nora en el pasado, sino porque es un gilipollas, es el típico chulo-playa que intenta llamar la atención todo el rato haciendo chistes malos, intentando dejar a otros mal... cada vez que abre la boca me entra dolor de cabeza.
Me ha caído incluso mejor el chico que acabo de conocer, Carlos, he intercambiado dos palabras con él, pero ya ha sido mil veces más agradable conmigo que el capullo este.
El momento de las presentaciones ha sido muy incómodo, sentía como todos me juzgaban con la mirada, como si no fuera digno de estar con Nora, la única que realmente me ha hablado como si me conociera de toda la vida y como si no supiera lo que hice, ha sido Inés, ahora entiendo porque Nora la quiere tanto, es muy divertida la chica y no tiene ninguna maldad, ósea sus otros amigos tampoco, pero se notan los prejuicios, está claro que saben quién soy y porque conozco a Nora, bueno también lo sé porque Inés me ha dicho que cuando Nora se enteró que sus padres tenían que irse a Madrid por mi culpa, me puso a parir con todos sus amigos, ósea, la entiendo, no me conocía y estaba furiosa, pero claro ahora me ven aquí, siendo algo de Nora más allá de su guardaespaldas y claro todos están flipando, y ninguno disimula bien, he visto a Carlos y Lola cuchichear sobre si no me ponían esta cara, si no parezco un criminal... No creo que lo estén diciendo alto para que les escuche, eso estaría bastante feo, así que supongo que simplemente los catalanes no saben disimular.
También me ha dejado eso claro Nacho, antes cuando nos hemos subido al coche para venir hacia la discoteca, ha aprovechado que me he metido en el coche para hablar con Nora y me jode enormemente no saber de lo que hablaban, ese tío me da muy mala espina.
Cuando entramos en el local la música inunda todo mi cuerpo, están poniendo una canción que no conozco, pero parece que soy el único porque las amigas de Nora se ponen a gritar al escucharla y empiezan a bailar, Nora no, ella está de pie, mirando a todas partes, menos a mí, claro, aún sigue enfadada, me encantaría poder contarle todo, pero me da miedo, no quiero que sienta pena por mí o compasión, me gusta como nos iba hasta ahora. ¿Por qué tuvieron que torcerse las cosas? Todo iba tan bien. Además tengo mucho miedo que no pueda quererme después de saber todo lo que hice, yo creo que lo que escuchó cuando hablaba con Guepardo y Aguirre le ha dejado tocada y no sé si podrá volver a mirarme como lo hacía antes, sinceramente la entendería.
¿Quién querría salir con un puñetero asesino?
—Ey, Marco, ¿qué quieres beber?—me pregunta Inés gritándome al oído y sacándome de mis pensamientos.
—Un ron-cola, porfa—me guiña el ojo y me pide el cubata—Gracias—digo cuando me lo pasa y le meto un trago grande, es necesario.
—Marco, me has parecido un chico muy majo, pero te me has caído, chaval. ¿Un ron-cola, en serio?—suelto una carcajada por su comentario.
—La mejor bebida del mundo, a ver déjame adivinar, tu eres más de Ginebra ¿no?—pego otro trago largo a mi bebida y busco a Nora con la mirada, solo me voy a tomar una copa, no se me olvida que estoy aquí para cuidar de ella, no para emborracharme.
—Pues no, te equivocas, a mí me va el Jagger con Red-Bull—la miro sorprendido y entonces me callo, no me lo esperaba la verdad.
—Vale, tú ganas—digo y ambos nos reímos, qué maja es esta chica.
Al instante, dejo de reírme y me acuerdo de todo lo que se me viene encima esta noche, primero está todo el problema que tengo con Nora, pero es que además, esta noche tengo otra gran, mucho más grande, problema, el recado que me dieron Guepardo y Aguirre. No me lo puedo sacar de la cabeza, ¿justo él tenía que ser? ¿no podían pedirme que pegara a otra persona?, en fin, aún queda mucha noche, por ahora simplemente voy a divertirme, ya me preocuparé más tarde de todo, así que muevo mi culito junto a Inés y me acerco a la pista de baile con todos los amigos de Nora.
*******
Dos horas más tarde ya estoy hasta los cojones de este lugar, ya se me han acercado como cinco tías, manoseándome y ligando conmigo, al principio he dejado quererme un poco, pero ya estoy harto, la única persona que quiero que me dé cariño está ahora mismo borracha, muy borracha, bailando purpurina como si no hubiese un mañana.
Yo estoy sentado en la barra sin poder despegar los ojos de ella, como mueve su cuerpo al compás de la música, como le rebota el culo al intentar hacer un twerking, que no le sale, porque Nora será preciosa y tendrá un cuerpazo, pero no tiene ni idea de bailar, aún así no consigo dejar de mirarla como un embobado.
—Ey, ¿qué tal?—me giro y veo a una rubia despampanante poniéndome las tetas en la cara.
—Hola, muy bien—le sonrío todo lo amable que puedo, pero en verdad quiero que se vaya.
—¿Cómo te llamas?—me pregunta arrimándose cada vez más a mí.
—Marco—le digo sin ni siquiera mirarla, solo tengo ojos para una persona.
Dios, que cursi ha sonado eso, ¿en quién me está convirtiendo esa chica de ojos verles y arrítmica?
—Ahh, bonito nombre—se toca el pelo de una manera coqueta y se muerde el labio inferior y como si estuviera muerto por dentro, mi cuerpo no reacciona a eso, cosa que en el pasado si hacía.
Eso en parte me asusta, ya ni si quiera me pongo cachondo con otras tías, solo con pensar en besar a otra me entra un mal estar horrible, maldita Nora, ¿qué va a ser de mí?
—Gracias—en verdad me siento mal por ser tan seco, pero es que sino no pillan la indirecta de que no quiero hablar.
—¿Eres italiano o algo?—la miro de reojo y vuelvo mi mirada hacia Nora, otra vez.
—No, simplemente tengo padres originales, supongo—puff, rezo para que no me haga preguntas sobre familiares, porque sino me largo sin pensarlo.
—Oye...—se piensa lo que va a decir mientras sigue tocándose mechones de pelo y entonces me suelta la típica pregunta—¿Tienes novia?—y ahí va, la pregunta del millón.
—Si te soy sincero, no lo sé, ¿ves a esa chica de ahí?—señaló a una Nora, saltando y cantando la canción a voces.
—¿La paliducha?—dice con un tono irritante, me molesta que la llame así, su piel es genial y esta chica no tiene porqué decir esa palabra tan despectiva.
—Sí, esa se podría decir que es algo mío, aunque ahora estamos pasando por una pequeña crisis—le cuento como si le importase lo más mínimo.
—¿Pero es tu novia o no?—dice impaciente.
—No—se le cambia la cara y vuelve a poner una sonrisa coqueta.
—Pues en ese caso, si quieres puedo hacer que te olvides de ella por un rato.
—Gracias por la oferta, pero lo último que quiero ahora es olvidarme de ella—se pone seria y me reta.
—Pues tú te lo pierdes, chaval.
—Pero no te enf....—no acabo la frase porque se va enfadada.
Al segundo Nora se me acerca dando tumbos.
—¿Se te ha jodido el ligue o cómo?—le cuesta vocalizar y yo la acerco a mi hasta que queda solo unos centímetros de mi cara, me viene su perfume a la nariz y me entran ganas de comerle el cuello.
—La he echado yo—entrecierra los ojos como intentando leer mis pensamientos y sonríe.
—¿Por qué?—la miro a los ojos y me acerco lentamente a su oreja para susurrarle.
—Porque la única chica a la que me gustaría follarme esta noche, eres tú—se tensa al instante y me mira seria.
—Una pena que eso no vaya a suceder—puff, duele, no quiero seguir estando peleado con ella. Aunque sé que en verdad ella se muere por mí igual que yo por ella, pero es tan cabezota que prefiere odiarme ha entenderme.
—Sí, una pena—le acarició la espalda y ella se estremece.
—Bueno...me voy al baño—se deshace de mis piernas y se gira corriendo.
Nora
Joder, joder, joder, ¿por qué tiene ese poder para provocarme? No lo entiendo, solo con unas palabras al oído y ya me tiene chorreando.
—Tía, necesito ir al baño, ¿me acompañas?—le digo a Inés, pero dudo que lo haga.
—Tía, que te acompañe Lola, que estoy con un ligue—miro al tío que está sujetándole a mi amiga todo el culo y me fijo que sobro, así que me voy a buscar a Lola.
—Ey, Nora—me giro y veo a Nacho.
—Hola—le sonrío, un poco incómoda.
—¿A quién buscas?—me grita al oído y a diferencia de antes con Franco, ahora no siento el más mínimo cosquilleo.
—A Lola, es que quiero ir al baño, pero me da cosa ir sola—le grito yo también y me deshago de su agarre.
—Lola está follándose a Carlos en algún lado de la discoteca así que dudo que la encuentres—joder, no hay sitio donde esos dos no lo hagan.
—Joe, pues tendré que ir sola—me dispongo a irme, pero Nacho me agarra del brazo.
—Espera, yo te puedo acompañar—le miro intentando averiguar sus intenciones.
—No hace falta, pero gracias—paso por su lado para huir, pero había olvidado lo insistente que puede llegara ser.
—Venga Nora, no me seas, te conozco lo suficientemente bien como para saber que al final no irás al baño porque te da miedo ir sola, déjame acompañarte para que puedas mear tranquila—me lo pienso unos segundos, parece sincero y realmente me hago mucho pis así que al final accedo, además, necesito huir también de Franco y el baño es el único sitio donde no me puede encontrar.
—Bueno, vale, pero te quedas en la puerta—se lo digo por si acaso, le conozco muy bien y es capaz de derribar a los de seguridad solo para entrar.
—Ok—me guiña un ojo y me coge la mano para llevarme hasta el baño.
Me hace sentir bastante incómoda ese acercamiento así que se la suelto, él se para de pronto y se gira hacia mí, haciendo que choque contra su abdomen.
—¿Qué pasa? ¿Tu nuevo novio se va a poner celoso porque te de la mano? Es solo para que no te pierdas—me quedo en blanco... ¿A qué viene esto?
—Ehh, no es mi novio y no te quiero dar la mano porque puedo guiarme solita—ya he venido más veces a esta discoteca, así que se de sobra donde está el baño.
No estoy orgullosa de esto, pero antes de cumplir dieciocho, teníamos todos carnets falsos para entrar en las discotecas así que veníamos mucho a esta.
Otra cosa que no me pasa desapercibida es que le estoy contestando a Nacho, cosa que nunca solía hacer, siempre que se me ponía chulo yo asentía y pedía perdón, debe ser el alcohol.
—Bueno, vale—accede a no cogerme de la mano y vamos hacia el baño, al menos esta vez no se ha puesto intenso con el tema.
Seguimos el camino hacia el baño, en silencio, Nacho por delante empujando a la gente para que podamos pasar y yo pidiendo perdón para que no nos miren con mala cara, aunque ya es tarde, me llevo muchas miradas asesinas.
Cuando llegamos al baño le doy mi bolso para que me lo cuide y entro sola. Al entrar no sé qué me pasa que me echo a llorar. Que vergüenza, se me quedan mirando todas las chicas de dentro.
—Ey, tía ¿estás bien?—me pregunta una desconocida con un tatuaje en la cara, mola un montón, es un sol pequeño encima de la ceja.
—No, he bebido demasiado, tengo a mi ex esperándome detrás de la puerta y al chico del que estoy perdidamente enamorada por ahí mientras un montón de tías se le acercan—me sorprendo al instante al darme cuenta de lo que he dicho, ¿estoy perdidamente enamorada de Franco? Joe, pues claro que sí, yo creo que desde el primer momento en el que le vi, bueno tampoco tanto, ahí he exagerado un poco, pero si puedo decir que estoy enamorada de él desde hace un tiempo, puede que desde que fuimos al mirador de Madrid o desde la primera vez que se quedó a dormir conmigo después de haber tenido pesadillas, no sé más o menos desde cuando, pero sé que ahora mismo lo estoy.
—Vale, tía no te preocupes, cuéntamelo todo mientras te arreglo el maquillaje—joe que maja es la gente de fiesta, y tiene toda la razón, necesito arreglarme el maquillaje, se me ha corrido todo el rímel y el pintalabios.
Le cuento de una forma resumida mi historia con Nacho y con Franco, y ella me escucha sin interrumpir mientras me hace la raya del ojo. También le cuento que estoy enfadada con Franco, me ahorro el porqué, y que siento que Nacho tiene unas intenciones que no me gustan conmigo.
—Tía, los hombres dan asco, yo estuve un año con mi ex y rompimos porque me puso los cuernos, ninguno vale la pena—se la ve resentida... Normal, también te digo. ¿Cómo puedes ponerle los cuernos a tu pareja? Es una cosa que nunca entenderé, déjale y luego te lis con quien te de la gana, pero liarte estando en una relación me parece absurdo.
—No se... para mí Franco es... no sé como decirlo, pero me trata de una manera que nunca me han tratado y a la vez me da el mejor sexo de mi vida, es perfecto—aquí la vergüenza ya no existe.
—Eso lo dices porque estás enamorada, pero tía si tanto le quieres perdónale, a ver también depende de lo que te haya hecho, pero si no es algo muy malo, no sufras a lo tonto, perdónale y sigue con ese algo que tenéis—intento retener las lagrimas de mis ojos, para no joder otra vez el maquillaje y respiro hondo.
—Tienes razón, voy a ir a hablar con él, muchas gracias, tía—le doy un abrazo a la desconocida cuyo nombre no sé y me salgo corriendo.
No sé si le voy a perdonar, a tirarme en sus brazos o yo que sé, pero necesito escucharle, necesito explicaciones.
Al salir, me encuentro a Nacho, se me había olvidado que estaba esperándome, mierda.
—Joder, ya pensaba que te había tragado el retrete o algo, estaba apunto de entrar—le miro y cojo mi bolso de su mano.
—Gracias por acompañarme, pero ahora tengo que irme.
—¿A donde?—me mira con el ceño fruncido y yo le muestro una falsa sonrisa.
—A hablar con alguien—frunce todavía más los ojos y tira de mí hacia otra sala repleta de gente.
—Nora, deja de jugar conmigo, los dos sabemos que te has traído a ese tío para darme celos, y, enhorabuena lo has conseguido, no hace falta que sigas con la farsa, te quiero y estoy dispuesto a retomar nuestra relación—le miro flipada y me echo a reír, no puedo evitarlo, esta noche estoy en modo bipolar, suelto carcajada tras carcajada hasta que se me pasa y contesto.
—Mira Nacho, no he traigo a nadie para darte celos, eso lo primero, te superé hace tiempo, y segundo ¿tan tonta te piensas que soy? Ni de coña vuelvo a estar contigo, eres parte de mi pasado y punto. Yo te quise mucho, pero ya está, no hay más—me mira entre incrédulo y enfadado. No sé de donde a salido está Nora, pero me encanta, me siento tan bien a plantarle cara por fin....
—¿Me tomas el pelo? ¿y para qué he estado haciendo de perrito faldero toda la noche?—en cuanto lo dice me pongo a pensar en lo que llevamos de Noche y no recuerdo a Nacho en ningún momento, aunque tampoco es que recuerde mucho de lo que he hecho esta Noche, nada más llegar me he bebido dos cubatas de una, así que he estado bastante pedo, ahora ya se me está bajando todo.
—Bueno, no te flipes, toda la noche no, me has acompañado al baño y ya—no me canso de responderle borde, es demasiado divertido ver sus caras de enfado y sorpresa, el no se separan que existiera una Nora con carácter, pero como me dijo Franco una vez, existen muchas Noras y ya era hora de que Nacho conociese a esta.
—Y te he invitado a tres chupitos, y he bailado contigo...—no me acuerdo de ningún momento de los que dice así que solo asiento con una mueca de asco.
—¿Y? ¿Lo hacías solo para poder acercarte a mí?
—Ehh, sí, ¿qué te piensas que lo hago de ex amable? Pues no, he perdido la oportunidad con tres tías buenas por tu culpa, ahora me debes un lío y una mamada—ahora soy yo la que le mira entre incrédula y enfadada.
—Tú flipas, chaval, yo no te he pedido que hicieras nada de eso, yo solo quería que nos lleváramos bien por un mínimo de respeto, ya que compartimos grupo de amigos y no quiero que haya malos rollos y que sepas que no recuerdo casi nada de lo que me has dicho.
—Por favor, Nora, no seas ilusa, este grupo es una farsa, cuando te fuiste todos te empezaron a poner verde—¿qué? Ahora si que estoy alucinando.
—No hace falta que me mientas para hacerme sentir mal.
—No es mentira, cuando le contaste a Inés lo de tu noviecito, vino con el chisme a nosotros y Lola y ella estuvieron llamándote puta, y ya no te cuento lo que dijeron los demás, ¿tú sabes la vergüenza que me dio? Me di cuenta que había estado con una fresca que se lía con el primer matón que encuentra—eso me sienta como una patada en el estomago. No puede ser verdad, Inés nunca me haría eso.
—Y si tanta vergüenza te da ¿por qué me has pedido volver esta noche?—Nacho es muy mal mentiroso y un idiota.
—Porque soy un tío, y no me da la gana de verte con otro tío, no mientras estén todos mis colegas aquí y se estén riendo de mí por tu culpa—estoy flipando, no sé qué pensar ahora mismo, ¿Y si es verdad lo que me está diciendo?
—Eres un gilipollas.
—Y tú una zorra—se me escapa el brazo y voy a ir a soltarle una hostia pero me sujeta la mano antes de darle y tira de mí para besarme.
Intento apartarme, pero él es mucho más fuerte que yo y me tiene cogida de la cara para que no puedo echar la cabeza atrás, yo intento empujarle, pero es inútil.
No sé cuánto tiempo estamos así, pero de repente siento como Nacho se cae encima de mí. Le cogen de la camisa del cuello y le empujan hacia mi lado en el suelo. Cuando levanto la vista veo que es Franco, que le está metiendo una paliza. Mierda. Otra vez no.
—Franco, para. Le vas a hacer daño. Piensa en tu condena, por favor— le grito al odio, pero pasa de mí.
Franco sujeta los brazos de Nacho para que esté no se mueva mientras me mira.
—Este hijo de puta merece una paliza.
Dice y sigue, yo intento pedir ayuda pero todo el mundo se pone a animar, algunos a Franco y otros a Nacho, pero nadie es lo suficientemente maduro como para parar la pelea.
Entonces Franco le coge de la cara a Nacho y le susurra algo, segundos después le deja en el suelo y me coge de la mano para irnos. Cuando salimos a la calle, sin que ningún guardia nos haya visto, he de decir que hemos tenido suerte con eso, nos hemos ido antes de que llegara alguien tocho, yo me separo de Franco y le grito de todo.
—¡¿Pero tú estás loco?! ¡¿Cómo se te ocurre hacer eso!? ¡¿No ves que no estás en condiciones de meterte en peleas!? ¿¡no vas a aprender nunca?!
—Cálmate, ese idiota estaba abusando de ti. ¿Qué querías que hiciera?—seguimos andando hasta la parada del bus nocturno, está tenso, lo noto cuando me coge de la mano, me aprieta mucho, aunque no lo suficiente como para hacerme daño.
—Con que le hubieras apartado estaba bien—entonces se para de golpe y me mira como un cachorrito pidiendo comida, y esa cara me da mucho miedo, porque no significa nada bueno—¿Qué pasa?
Me mira durante unos segundos, pensando en algo y yo me tenso, me entra ese dolor de tripa de cuando te van a dar un examen o cuando tienes cita en el hospital.
—Tengo que contarte algo, pero antes quiero contarte toda mi historia, no quiero seguir peleado contigo, y para eso tengo que serte completamente sincero, si cuando termine no quieres seguir hablando conmigo, lo entenderé, pero tienes que intentarlo, por favor—después de tanto tiempo queriendo saber toda la verdad, por fin me la va a contar, y no sé cómo sentirme, me da un poco de miedo lo que me pueda contar, aunque como he dicho después de las cosas que escuché el otro día... ya no me sorprende nada.
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ESPERO Q OS HAYA GUSTADO, en el próximo capítulo vais a enteraros de todo lo que ha tenido que sufrir Franco, espero que hayáis disfrutado este capítulo.
Me gustaría saber vuestra opinión sobre todo, personajes, sus actitudes.....🥰🥰
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