28 "Nos vemos de nuevo"
Franco
Anoche no pude pegar ojo, tengo un nudo en la garganta que no me deja casi ni respirar, siento como si todo se hubiera ido a la mierda, como si mi vida solo pudiera ir a peor y mira que es complicado... Pero sobre todo estoy acojonado, tengo mucho miedo y lo único que deseo es ver a mi madre y abrazarla, oírla decir que todo va a salir bien, que la tengo a ella y que mientras esté junto a mi familia nada malo va a pasar, pero no, no tengo a mi madre, ni a mis hermanos, y la única persona que tengo cerca y con la que poder hablar cose como me siento, ahora mismo me odia. Todo esto viene a que al irme a dormir recibí un mensaje anónimo.
Sabemos que estás aquí, mañana a las 11:00A.M en el polígono de siempre.
No me van a dejar nunca en paz, pasé de su mensaje y luego me llegó otro.
Si no vienes tendremos que hacerle una visita a tu noviecita, Nora.
Después de leer ese mensaje no pude evitar contestar, no quiero que la toquen y mucho menos si es por mi culpa, esos hijos de puta saben muy bien lo que hacen.
Vale, no quiero armas ni trampas.
Les conozco lo suficientemente bien como para saber que tienen algo planeado, y no es nada bueno, además ahora que Nora me ha pillado la pistola, no tengo con que defenderme.
Ven solo, sino tendremos que actuar.
No sé cuál de todos los hombres del jefazo será, pero a cada cuál es peor así que no voy a cagarla, voy a ir solo. Tampoco tengo con quien ir, pero bueno.
Ahora son las 8:00 A.M, estoy poniéndome los zapatos para salir de casa, se tarda una hora en ir en transporte público, he dejado una nota en la nevera, poniendo que salgo a dar una vuelta, todavía no hay nadie levantado así que no tengo que dar explicaciones, cuando se despierten ya será tarde y no podrán decirme nada.
Además yo no sé qué les pasa en esta familia que sino tienen colegio, trabajo o algo que les haga madrugar, se levantan demasiado tarde así que tengo tiempo de sobra para ir y volver sin que se enteren de mi ausencia.
Y les he dejado el desayuno hecho, el café en la máquina y las tostadas ya hechas, cuando se despierten estarán frías pero sinceramente me da igual, se supone que soy el novio de su hija no tengo obligación de cocinar, pero José anoche me dijo que a pesar del paripé, yo sigo teniendo obligaciones.
Estoy abriendo la puerta lo más silencioso posible cuando escucho pasos detrás.
—¿A donde vas?—Mierda.
Me giro y veo a Nora delante de mí, con los brazos cruzados y el pelo despeinado, me encanta que se levante siempre con pelos de loca, está guapísima, solo lleva una camiseta, mía, por cierto, de pijama, me encanta que se las ponga para dormir, me pone mucho, pero bueno no tengo tiempo para pensar en eso ahora.
—Salgo a correr, me apetece hacer ejercicio—Digo lo primero que se me viene a la mente, no tenía pensado darle explicaciones a nadie.
—¿Y vas a ir así vestido a correr?—Me echa una ojeada juzgadora de pies a cabeza, caigo en que tengo unos vaqueros puestos y una camiseta, mierda.
—Ehh, no me he traído ropa de deporte así que me apaño con esto, los vaqueros son cómodos—Estoy muy nervioso, no quiero que sospeche nada, porque la conozco y se que va a querer entrometerse y no me da la gana.
—Ah, vale, te dejo entonces—¿Y ya? ¿No hace más preguntas? Qué raro, está no es la Nora que yo conozco, la Nora real me estaría haciendo miles de preguntas y desconfiando de cada palabra.
—Vale...adiós—no tiento a la suerte, así que me despido sin más.
Salgo y me voy a toda prisa, voy pensando durante todo el viaje en lo que pasará, no entiendo para qué me quieren si saben perfectamente que estoy vigilado por la policía, ósea ahora aquí en Barcelona, han dejado pasar la tobillera porque José no quería líos, pero eso el jefazo no lo sabe, a menos que se haya enterado por terceras personas, tiene oídos en todas partes así que podría ser perfectamente.
Estoy un poco nervioso, no quiero que me la líen, ni si quiera quería venir.
Al llegar, entro por la puerta que ya conozco perfectamente, este polígono es donde amenazábamos a gente que nos debía dinero, que matábamos si hacía falta, donde organizábamos los ataques o atracos.... Era como nuestra guarida.
Al abrir la puerta me da un escalofrío, tengo muy malos recuerdos de este sitio, me llegan todas las imágenes, sangre derramada y cosas horribles que han pasado aquí, al principio me quejaba pero que José me pillara, fue lo mejor que me ha podido pasar en la vida.
Y no solo por haber conocido a Nora, sino porque me he librado de esta vida de mierda que estaba destinada al fracaso, era cuestión de tiempo que me pegaran un tiro o me dieran un navajazo. He visto morir a muchos compañeros y no es nada agradable, solo he tenido un amigo de verdad en esta banda, Aguirre los demás me la sudaban, pero cuando estás en un atraco y de repente matan a tu compañero, pues es un poco chocante.
Camino por el oscuro pasillo, hace tanto frío como lo recordaba, no hay calefacción ni nada, me meto en la habitación de las torturas y me siento en la silla que hay en el centro.
Es una habitación sin nada, no tiene ventanas ni nada, solo una silla en el medio, donde atábamos y maltratábamos a gente, que horror, prefiero ni pensarlo, he hecho tanto daño a tanta gente...
Estoy en la habitación de las torturas
Le pongo un mensaje al mismo chico de ayer y espero a que venga alguien, no escucho ruidos ni nada en un buen rato, hay un momento en el que me levanto para irme pero me vuelvo a sentar al pensar en Nora, no quiero que le pase nada malo.
Prefiero que me torturen, que me maten o qué hagan lo que quieran solo para que no la toquen a ella.
Escucho un portazo y me giro para ver quien ha entrado. Me quedo helado al ver a las dos personas que acaban de entrar.
—Bueno, bueno, ¿A quién tenemos aquí?
—¿Tú no deberías estar en la cárcel?—Le digo mirándole con asco.
—Es lo que tiene tener contactos, te libras fácilmente de los marrones—Se ríe como un psicópata y se pone delante de mi, junto a la otra persona a la que miro con confusión.
—Mala hierba nunca muere ¿No?—Le digo con sarcasmo, que es lo que más le gusta.
—Exacto—Me guiña un ojo y pongo los ojos en blanco.
—Me alegro por ti, Guepardo. Y ¿tú? ¿Qué haces aquí?—Le digo a la otra persona, mirándola con decepción.
—Ahora eres el enemigo, me has decepcionado, la verdad—Le miro con pena y rabia, mi único compañero, al que llegué a considerar un amigo....
—Aguirre, yo no pedí esto, ¿Para qué me habéis traído?
—No lo pediste pero tampoco hiciste nada por evitarlo—Dice Aguirre enfadado, joder que decepción, él era como un hermano para mí, siempre nos apoyábamos en todo.
—Te hemos traído por muchas razones—Dice Guepardo, andando lento, de un lado a otro, intentando ponerme nervioso.
—¿Cuáles?—Miro a mi alrededor a ver si veo a alguien más.
—Paciencia, chico, te veo muy alterado, ¿Quieres un café, agua, algo?—Me mira riéndose, se cree el rey del mundo, que lo tiene todo controlado, ojalá se le caiga ese mundo perfecto que se ha creado.
—Lo primero, queremos que nos ayudes con un golpe—Dice Aguirre, lo suponía, no quería pensarlo pero lo suponía.
—Ni de coña—Digo claro y conciso, no me voy a meter otra vez en toda esta mierda.
—Creo que no lo estás entendiendo, no tienes opción a elegir—Guepardo está disfrutando mucho con todo esto.
—Mira Franco, eres mi colega y sinceramente creo que la estás cagando mucho—Miro a Aguirre, estupefacto, ¿Qué dice?
—Tú no sabes nada, irme de esta banda es lo mejor que me ha podido pasar en la vida—Digo, pensando en que estos meses he conocido a Nora, a Nico, he comido bien, a pesar de haber tenido que ser yo el cocinero... Y podría decir muchas más cosas buenas, mientras que de mi vida dentro de esta banda, no puedo decir nada bueno.
—Tio, te has enamorado, has caído muy bajo—Dice Aguirre, puede ser que me haya enamorado pero es la mejor sensación que puede existir en el mundo y no lo cambiaría por nada, le sonrío, el pobre me da pena, esta cegado, todos en esta banda lo están.
—Eso lo dices porque tú nunca te has enamorado, pero créeme que es increíble.
—Bueno... Dejemos las cursiladas de lado—Interrumpe Guepardo y sigue—Franco, nos vas a hacer un trabajito.
—¿El qué?—Le asesino con la mirada, el asco que me da este tío no es normal.
Se acerca a mi, despacio, intentando incomodarme y hacerme sentir inferior, pero no se da cuenta que yo era un experto haciendo eso y que no me asusta.
—Un chaval con el que tenemos una cuenta pendiente—Mierda, me van a pedir que le haga algo.
—No voy a hacerle nada—Me levanto de la silla y aprieto los puños, ya me estoy cabreando de verdad.
—Te repito que no tienes opción, el chaval nos debe pasta y tú le vas a dar un susto—Guepardo se me acerca y me da unas palmadas en la cara.
—¿Por qué yo?—Se la respuesta pero me da igual.
—Sabes perfectamente que para los sustos siempre has sido nuestro mejor hombre—Tengo mucha fuerza y sé controlarla, así que siempre que tenía que darle una paliza a alguien, sabía cómo dejarle mal pero sin dejarle daños colaterales.
—Yo ya no estoy en la banda—Sueltan ambos una carcajada, malévola y les miro con asco, a Aguirre con mas decepción que asco.
—Nadie sale de esta banda, a menos que quiera morir, claro. Creo que eso tú ya lo has podido comprobar de cerca ¿No?—Me dirijo hacia Guepardo y me quedo a pocos centímetros de él.
—Me voy a ir—Hago el amago de darme la vuelta pero me paro a media cuando escucho lo que me dice.
—Venga, Franco, no me seas aguafiestas, tío. Cuéntanos cómo fue la vez que Luis quiso irse de la banda, me encanta esa historia—Me giro en dirección a Aguirre y le saco el dedo corazón.
—Que os den a los dos, sois mala gente y vais a pudriros en la cárcel.
—Bueno pues si tú lo no recuerdas, lo haré yo—Aguirre se sienta en la silla y sigue—Érase una vez, un chico que pegaba unas hostias como panes sin ningún remordimiento, un día, el jefazo le mando a matar a Luis, un pobre chaval que quería salirse de la banda, ¿Qué hizo Franco? Le metió de hostias hasta que se lo cargó, cuando vio que ya estaba todo hecho, le metió en un horno y le quemó... todo un monstruo.
—Yo no quería hacerlo—Al recordar ese día, me entran ganas de vomitar, ese día siempre me torturará, siempre.
—Pero lo hiciste, igual que vas a hacernos ahora este pequeño favor—Me sonríe falsamente Guepardo.
—No.
—Entonces tendremos que buscar a tu novia ¿Cómo se llamaba?—Guepardo hace un gesto como que se lo está pensando, cuando en verdad lo sabe perfectamente—Ahh, si, Nora, la chica es guapísima, tienes muy buen gusto, seguro que folla de locos.
—Ya ves, ¿has visto el culazo que tiene?—Al escuchar eso pierdo la razón y le meto un puñetazo a Aguirre.
—Ni se te ocurra volver a hablar de ella—Le apunto con el dedo, un poco más y me explota una vena del cabreo que tengo encima, puedo soportar muchas cosas pero ni de coña voy a permitir que hable así de Nora.
—Vaya, su noviecito la defiende, que romántico—dice Guepardo, riéndose de mí, menudo idiota—¿Sabes? La hemos estado observando y créeme que ha sido de mis mejores trabajos—dice con una sonrisa de suficiencia que me encantaría borrarle de un puñetazo.
—He dicho que no habléis de ella—Voy directo a Guepardo y le cojo del cuello, le ahogo unos segundos, mientras siento como Aguirre intenta que pare, cuando veo que está a punto de perder el conocimiento, paro.
—Me encanta esta faceta tuya—Dice tocándose la garganta y con la voz ronca—Estaba deseando que lo hicieras, te has hecho mucho de rogar—No me sorprende que lo haya hecho aposta.
—Tío, Franco, solo queremos que nos ayudes, si es por una buena causa, tú eres el único que puede amenazar sin matar, como acabas de mostrar—Aguirre se acerca a mi, mirándome como en los viejos tiempo, con confianza—Tío, hazlo por nosotros—Le miro y no puedo evitar reírme.
—¿Por nosotros?—Le miro con una sonrisa sarcástica, ahora si hay un nosotros ¿No?
—Por nuestra amistad—Intenta acercarse a mi pero no me dejo, está haciendo un paripé para que caiga.
—Créeme que ahora mismo nuestra amistad me la sopla.
—Que grosero, tener novia te está afectando, Franquito—Dios, como Guepardo no se calle al final le mato de verdad.
—¿Qué era lo otro que me queríais decir?—Digo para que está mierda se acabe ya, quiero irme de una vez.
—No había otra cosa, solo queremos un pequeño trabajito y te dejaremos en paz—¿He oído bien? ¿Dejarme en paz? Seguro que es una trampa.
—Me dejaréis en paz hasta que me necesitéis para otro trabajito—eEsto siempre es así.
—Mira Franco—Guepardo se apoya en la pared y sigue intentando convencerme—Esta vez hemos hablado con él jefazo, y de verdad si haces esto, te dejamos libre.
—Y una mierda, acabáis de decir que o te quedas o te matan, si vais a mentirme al menos hacerlo bien—Desafío a ambos con la mirada, Aguirre me la aparta pero Guepardo me la aguanta.
—Ahora es de verdad, Franco, ayúdanos en esta y no volveremos a molestarte—Me lo pienso mucho y al final digo.
—Ni a mi ni a nadie de mi círculo cercano.
—Trato—Aguirre me tiende la mano y yo se la aprieto.
No sé si lo que estoy haciendo está bien o no pero si al final es verdad que van a dejarnos en paz, entonces vale la pena arriesgarse.
—Si al final es todo mentira, vendré y os mataré , a los dos—Les amenazo y lo digo completamente en serio.
—Tranquilo, chaval, mira este es el moroso—Guepardo me enseña una foto y yo cierro los ojos para no perder la calma, de tantas personas que conozco en el mundo, justo tenía que ser él.
—Vale—Me doy la vuelta y me voy.
Al salir del polígono, me dirijo al metro, pero siento que alguien me está siguiendo, me he dado la vuelta tres veces y no he visto nada pero lo siento, noto los pasos, escucho la respiración acelerada y hasta he visto la sombra.
Al llegar al metro, bajo rápido las escaleras y me escondo detrás de la puerta para ver quién entra detrás de mi.
Cuando veo a la persona que me estaba siguiendo, se me cae el alma a los pies y siento todo negro.
—¿Nora?
************^^^
¿Qué opináis de Guepardo?
¿Y de Aguirre?
Yo sinceramente estoy un poco enamorada de Guepardo, es un gusto culposo, lo siento🤣🤣🤣 esque los sarcásticos cabrones me pueden.
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