21 "Control remoto"

Nora

Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos todos, cumpleaños feliiiiiiizz.

—Felicidades, Franco—le digo y le doy un pico.

—Gracias, Catwoman—sonrío y pongo los ojos en blanco, al principio me repelía ese apodo, ahora me encanta, claro que solo si viene de la boca de Franco.

—Bueno, ahora vamos a jugar a algo ¿no?—Guerrero siempre pensando en lo mismo.

—A ver ¿qué excusa te vas a inventar ahora para pillar cacho?—le dice Laila picándole.

—Venid un segundo las dos porfa—nos dice a Laila y a mí intentando susurrar, cosa que no consigue.

Nos separamos un poco de todos para escucharle, miedo me da lo que nos vaya a decir. Guerrero se muerde las uñas nervioso, mirando a los lados, buscando a saber qué.

—A ver ¿cómo os lo digo...?—nos mira como con miedo y yo me pongo un poco tensa, ¿qué nos tiene que decir para ponerse así?

—Directo, que me estás poniendo nerviosa—Laila siempre tan impaciente.

—Bueno... ¿Os acordáis de la fiesta de disfraces?

—¿La que hicimos en mí casa?—pregunto confusa.

—Sí—cierra los ojos y se pone rojo, ¿Guerrero rojo? ¿En qué mundo paralelo estoy?

—Vale, ¿qué pasa con esa fiesta?

—Bueno... Os acordáis que me acosté con Mónica ¿no?—se rasca la nuca nervioso, y ya me imagino lo que nos va a decir.

—Sí, por desgracia me acuerdo—dice Laila con cara asqueada.

—Me encanta lo agradable que eres, Laila—dice este sarcástico.

—Sería más maja si te hubieras tirado a otra—desde ese mismo día en el que Guerrero se lió con Mónica, Laila y él no han dejado de picarse. Ya lo hacían antes, pero ahora con más razón, a mí me hacen gracia sus piques.

—¿Te juzgo yo por tirarte a Robles?

—No es lo mismo, él es tu amigo y es maravilloso, no ha roto un plato en su vida—dice está defendiendo a su novio.

—Ya, lo que tú digas—se echan una mirada asesina y yo pongo los ojos en blanco, son los dos muy contestones y cabezotas.

—Bueno, dejad de pelear, ¿qué pasa con Mónica? ¿Te la quieres tirar otra vez?—pregunto para que responda mis sospechas.

—No, ósea sí, pero no—le miro confundida y después miro a Laila para ver si ella entiende algo, pero está igual que yo.

—Guerrero, intento entenderte, pero estoy muy perdida—digo intentando contener la risa, el alcohol no ayuda.

—Dios, chicas, espabilad.

—Dilo de una vez, Dios mío—dice Laila ansiosa, sacudiéndole los hombros, a duras penas porque él le saca cincuenta cabezas.

—Laila, dale su tiempo—digo comprendiendo como se siente, le cuesta contarlo, Guerrero es el típico que siempre está de broma y hablando un montón, pero cuando tiene que contar algo que de verdad le importa, le cuesta mucho soltarlo.

—Sí...no es tan fácil.

—Espera—digo y me voy un segundo a la cocina, vuelvo enseguida y le doy un chupito—Bébetelo y nos lo cuentas.

—Buena idea—se lo toma y lo suelta de una—Me gusta Mónica.

Laila y yo nos miramos shockeadas.

—¿Pero te gusta de gustar, gustar?—dice Laila con la boca abierta y pronunciando el último "gustar" con más énfasis.

—Me encanta, y no es solo físico—guau, estoy pasmada, pensaba que simplemente quería tirársela otra vez.

—Pero si es gilipollas, si te gusta solo puede ser por el físico—dice Laila horrorizada.

—¡Laila! Ten más tacto—digo, aunque pienso un poco como ella, pero me da pena Guerrero, así que voy a intentar apoyarle.

—Nora, no me digas que no piensas lo mismo que yo.

—Bueno... No la conozco muy bien pero sí, es verdad que la chica no destaca por su personalidad amable.

—Eso es porque no la conocéis—intenta convencernos, pero es complicado cambiar nuestra opinión de una chica que solo sabe soltar comentarios bordes.

—¿Y tú sí?—Laila levanta la ceja y se cruza de brazos.

—Laila, hay muchas cosas de mí que no sabéis—¿eh?

—¿Habéis hablado más?—digo curiosa, estoy flipando.

—Bueno, en realidad sólo hablamos el día de la fiesta, pero estuvimos toda la noche hablando—intenta justificarse, pero Laila y yo soltamos una carcajada.

—Toda toda, no—dice Laila y nos entra un ataque de risa a las dos.

—¿Podéis dejar de reíros de mí? lo que os digo va en serio, es verdad que nunca me ha gustado una chica realmente, pero no sé que me ha hecho Mónica que no me la puedo sacar de la cabeza y os aseguro que en privado no es la arpía que os pensáis que es.

—¿Y qué quieres que hagamos nosotras?—pregunto yo, me alegro de que nos haya contado esto, pero Laila y yo poco vamos a poder hacer teniendo en cuenta que no le caemos bien a Mónica.

—Necesito que me ayudéis con ella.

—A ver Guerrero, yo lo haría encantada, pero como ya sabrás, Mónica no es santo de mi devoción y no me voy a acercar a ella.

—Ya lo sé Laila, no quiero que habléis con ella, solo necesito que juguemos a algo y lo demás lo hago yo.

—¿Te puedo hacer una pregunta?—le digo curiosa.

—Sí.

—Hace poco que te conozco, pero por lo que he visto y me has contado y tal, no pareces el típico que necesita ayuda con una chica, Guerrero—realmente me está sorprendido con esta revelación.

—Porque nunca he necesitado ayuda, pero cada vez que intento acercarme a ella, me entra el pánico y no lo hago. ¿Qué me está pasando?

—Que estás pillado—dice Laila y le choco la mano emocionada.

—Coincido con Laila. Tú tranquilo que nosotras te damos ese empujón que te hace falta—digo saltando de alegría, me encanta hacer de Celestina, es tan divertido, aunque la chica sea Mónica, pero me da igual.

—Pero por si acaso vete a por otro chupito—le dice Laila.

—Sí, eso voy a hacer. Id a llamar a gente para jugar.

Lo hacemos y a los pocos minutos estamos unos cuantos en la terraza sentados en círculo. De repente siento un deja vu de mi fiesta de disfraces, cuando jugamos a pasar la carta, la que se lió fue chiquita.

He tenido que dejar a Nico con los vecinos porque se estaba quedando dormido y la música le molestaba, lo bueno es que tienen un niño de su edad, así que saben cómo cuidarle y yo me quedo más tranquila porque llevo casi toda la noche pendiente de él y no he podido disfrutar de la fiesta.

Yo le quiero mucho, pero hacer de niñera es un coñazo.

—Bueno ¿qué hacemos?—empieza Laila.

—Yo tengo una idea—digo, esto en realidad está pensado, ya sabemos lo que vamos a hacer solo estamos haciendo el paripé.

—¿El qué?—pregunta Laila sobre actuando.

—Tengo una oca especial para fiestas—esto es verdad, la hice con mis otras amigas de Barcelona cuando estaba soltera, ósea que tiene mil años y está un poco hecha un asco, pero es muy divertida.

—¿En serio?—me pregunta Franco confuso.

—Sí, la hice hace unos años.

—No jodas, que guay—dice Jorge arrastrando las palabras, aquí la gente va como una cuba.

Saco de mi bolsillo la OCA y la pongo en medio, todos empiezan a leerla por encima.

—¿Cómo lo hacemos? No hay fichas, ni dados—pregunta Robles emocionado, he de decir que también va un poco perjudicado.

—No hace falta, el primero que empieza dice un número y el segundo dice otro número y empieza desde donde ha caído el otro. Si al final esto solo es una excusa para ligar, vosotros solo decid un número y ya.

—Vale, empiezo yo—dice Mónica ilusionada, ha caído en nuestro plan, sabíamos que iba a prestarse voluntaria para ser la primera.

—Vale, di un número.

—Cuatro.

Cuento hasta 4 y cae en "beber un chupito", pero me hago la loca y paso a la siguiente casilla que es más entretenida.

—Vale, pone "manda a dos cinco minutos" ósea que te tenemos que elegir a una persona para que os vayáis a algún lado cinco minutos—digo y miro de reojo a Laila y Guerrero.

—Vete un segundo y déjanos elegir—dice Laila sonriendo.

—Vale, pero no me seáis cabrones.

—Tranquila tía, si no me gusta el que eligen lo cambio—dice su esclava, Paula.

—Vale ¿a quién tenéis pensado?—dice Robles en cuanto se va Mónica.

—Bueno... No sé, yo mandaría a alguien con quien ya haya pillado, para tener la certeza de que no se va a enfadar—dice Laila siguiendo el diálogo que nos hemos inventado hace cinco minutos para disimular.

—Vale. Yo voto por Guerrero—digo yo y le doy un codazo a Franco para que me siga el royo.

—Ehh, yo también voto por él—dice confuso haciéndome reír.

—Pues yo voto por Robles, con él también pilló—dice Paula, yo miro a Laila que la está matando con la mirada.

—Robles, no—dice ella, enfadada.

—¿Y por qué no? Que yo sepa no está con nadie—solo nosotros sabemos que tiene algo con Laila.

Al final en la votación todos votamos a Guerrero menos Paula, me sorprende que sus otros amigos estén de acuerdo.

(Ah, dato importante, Paula y Raül, al final no cortaron, ella vive en una mentira y él es un capullo, pero bueno)

Llamamos a Mónica y le decimos con quién le ha tocado.

—Vete con Guerrero—dice Laila y Mónica le lanza una mirada que no sé cómo interpretar, pero se ha puesto un poco roja ¿quién lo diría?

Se van y ponemos un cronómetro. Seguimos con el juego, le toca a Paula.

—Di un número.

—Dos.

Cuento dos casillas y pone "ascensor", eso quiere decir que ella se tapa los ojos y elegimos a alguien que pase una mano de la cabeza a los pies de ella sin tocarla, ella en algún momento dirá "para" y donde se haya quedado su mano, le tiene que dar un beso.

Lo hace con León y este le acaba dando un beso en el ombligo. Seguimos con el juego unas cuantas rondas en las que Laila se ha bebido un cubata entero en menos de veinte segundos.

Robles le ha hecho un chupetón a Cynthia, en ese momento Laila se ha picado bastante, pero ya se le ha pasado, también hemos tenido que darle cada uno un beso al de la derecha, a mí me han tocado Franco y Jorge, lo sé, soy una privilegiada.

También se han tenido que liar unos cuantos, yo he tenido que decir a quien me follaba, mataba y casaba de Jorge, Guerrero y Franco. En ese momento ya habían vuelto Mónica y Guerrero, han llegado muy contentos y con el pelo un poco despeinado, sospecho lo que ha pasado, luego le preguntaré, el caso es que he matado a Guerrero, he dicho de follar con Jorge y casarme con Franco.

Al final nos hemos acabado aburriendo y nos hemos dispersado, Robles y Laila han ido a liarse, Jorge ha ligado con una de la clase de al lado que se llama Esther y ahora están hablando, y los demás no tengo ni idea de donde se han metido. Yo estoy con Franco, tumbada encima de él en una hamaca, nos encanta estar en esta posición.

—¿Te lo estás pasando bien?—le pregunto esperando que me diga que sí.

—Sí, pero ¿me vas a contar que ha sido esa actuación penosa del juego de antes?—dice y me río.

—Guerrero quería pillarse a Mónica y nos ha pedido ayuda a Laila y a mí—explico con una sonrisa de orgullo porque al final lo hemos conseguido.

—Siento decirte que habéis disimulado fatal—abro la boca haciéndome la ofendida de broma.

—Que vaaa, lo que pasa es que tú eres muy observador.

—Eso es verdad, pero igualmente ha sido penoso—se empieza a reír a carcajadas y yo le doy un golpe en el brazo para que pare.

—No seas malo, solo queríamos ayudarle.

—Y eso es muy bonito, pero no quita que haya sido penoso—sigue riéndose de mí y yo pongo los ojos en blanco.

—Pero ha funcionado que es lo que importa ¡y deja de decir esa palabra!—digo refiriéndome a penoso.

De repente se acerca Teffy, una de mi clase y me dice que se ha acabado el alcohol. Así que me levanto y voy al garaje a por más.

Cuando estoy acercándome al garaje, empiezo a escuchar ruidos, me empiezo a sentir curiosa al instante y me acerco lo más sigilosa posible a la puerta, está entreabierta, me asomo y me arrepiento al instante de haberlo hecho, la curiosidad mató al gato.

¡Que asco!

Están Mónica y Guerrero dale que te pego en mi garaje, no me lo puedo creer, preferiría no haberlo visto. Está ella con la cara pegada a la pared y Guerrero en su espalda moviéndose. Lo peor es que no puedo dejar de mirar ¿¡qué me pasa!?

Es como que me he quedado en shock y no me puedo mover hasta que alguien toca mi espalda y pego un brinco del susto.

—No sabía que te gustaba mirar este tipo de espectáculos—es Robles, y como de costumbre, se está riendo de mí.

—No me gusta, yo solo venía a por alcohol y me he llevado la sorpresa.

—Parece que se lo están pasando bien—dice asomándose.

—Todo gracias a Laila y a mí—le digo orgullosa.

—Ya... Sois muy poco discretas—que pesados con el tema, encima que lo hacemos por nuestro amigo.

—¿Otro? Pero si hemos disimulado súper bien—digo teniendo un deja vu de mi conversación con Franco de hace unos minutos atrás.

—Eso es lo que os pensáis, pero se ha notado a kilómetros el teatrillo que os habéis montado.

—Bueno, lo importante es que ha funcionado—repito otra vez, aunque esta vez más picada.

—Ya...

—Oye ¿tú qué haces aquí?—pregunto curiosa, hace un momento estaba con Laila.

—Yo también venía a por alcohol.

—Pues lo tenemos complicado—digo volviendo la cabeza hacia Guerrero y Mónica.

—Nah, si entro sin hacer ruido ni se enteran—me parece buen plan, si pillan a alguien es a él, yo mientras me escondo detrás de la puerta.

—Vale, yo te espero aquí, ni de coña entro.

Al final entra y sale con tres botellas, los otros dos ni se enteran, para estar borracho, Robles es un crack, no ha hecho nada de ruido.

En cuanto volvemos, dejamos las botellas y yo me voy a chismorrear con Laila.

—¡Laila!—la llamo de un grito, ella esta detrás de la escalera, hablando con un chaval del curso.

—¿Qué?—dice levantándose y dejando al chico solo.

—Ven un segundo—le digo y nos dirigimos a la terraza a donde no nos pueden escuchar.

—No sabes de lo que me acabo de enterar, bueno, mejor dicho lo que acabo de presenciar—digo aguantándome la risa.

—¡Cotilleo! Me encanta. A ver suéltalo—dice dando saltitos de la emoción.

—He ido al garaje a por alcohol y ¿a qué no sabes quiénes se lo estaban pasando muy bien?

—A ver... ¿Jorge y la chica con la que ha ligado?—intenta adivinar, pero falla.

—No.

—Cynthia y León—¿perdón? ¿Qué me he perdido? Estoy flipando.

—¿¡Qué!? ¿Se han liado?—pregunto muy sorprendida, no me lo esperaba.

—Sí—la miro con la boca abierta.

—Que fuerte, no me lo esperaba, pensaba que ella pasaba de él—León se me declaró mucha antes que a mí y Cynthia también le rechazó.

—Es lo que pasa cuando bebes, bueno, dime ¿quiénes eran?—insiste emocionada.

—¿Cómo no has podido adivinarlo? Es más que obvio—teniendo en cuenta que ha pasado gracias a nosotras...

—No sé, no se me ocurre nadie.

—¡Guerrero y Mónica!

De repente suelta un grito y empieza a aplaudir.

—¡Somos geniales!

—Pero no grites—le tapo la boca para que la gente deje de mirarnos raro.

—No puedo evitarlo, estoy entusiasmada.

—Ya veo—digo y nos empezamos a reír.

—¿Hacían mucho ruido?—pregunta curiosa.

—Les he escuchado desde el pasillo, y eso q hay unas escaleras de por medio—abre los ojos como platos y yo suelto otra carcajada.

Es lo que pasa cuando llevas dos cubatas y tres chupitos en el cuerpo.

—¡No te puedo creer! Ojalá haberlo visto.

—¿Por qué lo quieres ver?—la miro horrorizada.

—No sé, ¿no tienes curiosidad por saber como la tiene Guerrero?

—¿!Qué!? Nunca lo había pensado, y no, no quiero—no se me había pasado por la cabeza nunca verle la pichurra a mis amigos la verdad.

—No te lo crees ni tú, yo si tengo curiosidad por saber esas cosas—la miro como si tuviera tres cabezas, ¿por qué todo el mundo está tan obsesionado con el tamaño de los genitales masculinos?

—Que rara eres, también les ha pillado Robles—añado, se me había olvidado mencionarlo.

—No jodas, luego le digo que me de los detalles que tú no me quieres decir.

—Es su privacidad, no puedo contártelo—me excuso para no quedar de mala amiga, pero es que me sabe mal por Guerrero, y bueno, en realidad no se lo quiero contar porque no quiero tener esa imagen en mi mente otra vez.

—Deja de ser privado cuando lo hacen en tu garaje—tiene sentido, mañana le diré a Franco que lo limpie a fondo.

—Bastante te he contado ya.

—Solo faltaba—dice cabreada de broma.

Nos giramos las dos al ver llegar a Guerrero con una sonrisa de oreja a oreja.

—Chicas, os debo una—nos dice al llegar a nuestro lado.

—De nada, Romeo—dice Laila riéndose.

—¿Lo has disfrutado?—pregunto, aunque ya se la respuesta. Los gemidos lo decían todo.

—Mucho. Bueno, hora de darle los regalos a tu novio ¿no?—dice incomodándome.

—¡No le llames así! Solo somos amigos—bueno, somos algo más que eso, pero no novios.

—Yaya... Que te piensas que somos tontos. Nora, a mí no me engañas, no sé el qué te da vergüenza admitir, pero sabemos que estáis juntos—miro a Laila con el ceño fruncido.

—Yo no sé lo he contado, además, antes estabais abrazados en la hamaca ¿qué esperas que se piensen?—tiene razón en eso, no estamos disimulando muy bien.

—En la fiesta de disfraces supuse que estabais juntos, dormisteis en la misma habitación.

—¿Cómo lo sabes?—pregunto avergonzada.

—Entré para mear y estabais los dos dormidos y abrazados, os hice una foto—le miro con los ojos muy abiertos.

—Enséñamela—pido, si tengo una foto con Franco quiero tenerla. Además, así se la paso a Inés.

—Luego te la paso—me guiña el ojo y yo le explico mejor mi situación con Franco.

—Igualmente no estamos juntos, solo nos liamos de vez en cuando.

—Lo mismo es.

Pongo los ojos en blanco y nos levantamos para que le den los regalos a Franco. El no está muy cómodo y se nota, aún así lo disimula con una sonrisa falsa que todos se creen menos yo.

Le han regalado tonterías, unas gafas de sol, un peine, una funda para un móvil que no tiene...

—Bueno, ahora queda mi regalo, pero te lo voy a dar en privado, Franco—dice Guerrero con una gran sonrisa.

—Vale—dice confuso.

—Nora, ven tú también, creo que esto te interesa—le miro extraña, miedo me da lo que le haya comprado.

Nos aparta de todos y le da una cajita.

—Ábrela.

Franco la mira curioso antes de abrirla, cuando ve lo que hay dentro se queda sorprendido y yo también, hay una cosa que no sé ni explicar lo que es.

—¿Qué es esto?—digo yo MUY confundida, me hago una idea de lo que puede llegar a ser, pero no estoy segura porque, ¿por qué Guerrero le regalaría lo que estoy pensando a Franco?

—Es un vibrador con un eje flexible que se adapta al cuerpo de la mujer para darle unos pedazo de orgasmos. Nora, tú te lo pones antes de salir de casa mientras que Franco tiene el mando, así que él controla cuando funciona y en qué momento. Tiene una función de calor, hasta treinta y nueve grados, tres intensidades y siete modos de vibración, el mando solo llega hasta ocho metros de distancia y es resistente al agua.

Explica Guerrero sacándome de mi duda, sí le ha regalado lo que estaba pensado.

—¿Me has regalado un vibrador?—me entra la risa al ver la cara de Franco.

—Sí.

—¿Y tú cómo sabes tanto de esto?—pregunto aún sumida en una profunda risa.

—Porque tengo uno exactamente igual, pero en rosa—el nuestro es negro.

Yo miro a Franco para saber lo que está pensado, me da vergüenza admitirlo en voz alta, pero a mí ese cachivache me ha puesto muy cachonda, solo de pensar que Franco pueda controlar si tengo un orgasmo en cualquier momento sin que nadie se entere, me pone los pelos de punta, quiero probarlo.

—Bueno, os dejo solos por si lo queréis probar—nos guiña un ojo y se va.

—¿Qué opinas sobre tu regalo?—le pregunto tímida.

—Sinceramente, estoy muy cachondo—sonrío por la forma en la que me mira al decirlo.

—¿Quieres probarlo?—se me va toda la timidez de golpe al saber que él piensa igual que yo.

—Me gustaría mucho ¿tú quieres?

—Puede ser...

Nos miramos con una pequeña sonrisa y nos vamos al baño, allí el me baja los pantalones y las bragas y me lo intenta poner.

—¿Sabes cómo se pone esto?—le pregunto porque yo no tengo ni idea y estaría bien saberlo.

—Viene un dibujo en las instrucciones—me explica enseñándome el dibujo.

—Vay...—no consigo terminar la frase porque me lo mete de repente y siento el tacto suave del chisme, que me da un gustillo raro.

—¿Estás incómoda?—me mira a los ojos desde abajo y se podría decir que estoy en el cielo.

—No, ¿cuándo lo vas a activar?—la verdadera pregunta importante.

—Cuando menos te lo esperes—dice con una sonrisa malévola.

—¿!Pero no me lo vas a decir!?—le miro sorprendida, ¡necesito saberlo! Tengo demasiada ansia ahora mismo.

—Esa es la gracia, Nora.

—¿Voy a estar toda la noche con esto sin saber es qué momento se va a poner a vibrar?

—Exacto, y después cuando todo el mundo se vaya, te follaré hasta que te duelan las piernas—lo dice tan cerca de mi boca que me da un pequeño tirón en mis partes.

—Suena tentador—me lamo los labios sensualmente para ponerle cachondo.

—Chica, esta noche tú eres la presa y yo el cazador—en cuanto lo dice me empiezo a reír a carcajadas.

—¿Esa no es la letra de una canción?

—¿Cómo lo sabes?—me mira sorprendido.

—Porque me encanta esa canción, es scream ¿no? De Usher—me sorprende que me haya soltado esa frase así de repente.

Más que excitarme me ha hecho mucha gracia.

—Sí, me he querido hacer el chulo y seductor y te lo has cargado—dice medio enfadado y yo no puedo evitar reírme más.

—Prueba suerte para la próxima—le guiño un ojo y me voy.

                                      ***

—¿Hola? ¿Estás ahí?—vuelvo a la realidad al escuchar eso.

—¿Eh? Si perdón, sígueme contando.

—Bueno, se me ha lanzado y claro yo no...—llevo media hora intentando escuchar a Jorge hablando de una chica con la que ha ligado y de verdad que intento no irme, pero no dejo de pensar en el trasto que llevo en mis partes y que en cualquier momento se va a poner a funcionar.

Encima no tengo ni idea de donde está Franco, hemos bajado del baño y ha desaparecido y yo aquí como una tonta esperando que apriete el mando.

—Al final hemos acabado en el garaje, espero que no te importe—eso si lo escucho y me quedo estupefacta.

—¿¡Qué os ha dado con hacerlo en mi garaje!?

—¿Quién más lo ha hecho?—pregunta curioso.

—No te lo puedo decir, pero es cuestión de tiempo que te lo diga él.

—Vale, es Guerrero—le miró confundida.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque le encanta dar detalles de sus relaciones sexuales—eso me hace reír, Guerrero es un caso perdido.

—Ya... Eso es verdad, a veces da demasiada información.

—Llega un punto en el que te acostumbras ¿quién era la chica?

—Ah, no te lo puedo decir, pero vas a flipar cuando él te lo diga—digo creándole hipe.

—Vale, ya sé quién es—dice riéndose.

—¿¡Qué!? ¿¡Cómo!?

—Nora, soy un tío listo, con poca información ya me entero de todo, es Mónica ¿no?

—Sí.

—Guerrero lleva dándome el coñazo con ella desde tu fiesta, era cuestión de tiempo que volvieran a liarse, mucho han tardado.

—Parece que esta le gusta de verdad.

—Pues no podría haber sido con una peor. ¿tú crees que le gusta de estar enamorado?—esa pregunta me sorprende.

—Ya... No tiene muy buen ojo la verdad y no tengo ni idea, tú le conoces más que yo—no quiero juzgar, pero es que Mónica ha sido un completo coñazo desde que llegué.

Siento la mirada de alguien y me giro, veo a Franco mirándome, al instante me tenso y espero impaciente a que esto vibre, pero el cabrón no hace nada.

—Jorge, me encanta cotillear sobre estas cosas y lo sabes, pero ahora mismo tengo que hacer una cosa.

—Vale, yo me voy a por algo de beber.

Se va y yo me acerco a Franco enfadada.

—¿Dónde estabas?

—¿Por?—pregunta con una sonrisa burlona.

—Porque sí, Llevo más de media hora esperando que esto funcione, lo estoy pasando muy mal.

—Nora, esa es la idea, te excita el pensar que en cualquier momento empiece a funcionar y a mí me excita como me buscas con la mirada suplicando que lo encienda—tiene una sonrisa triunfante en la cara que ahora mismo me encantaría quitarle.

—¿Cuánto más vas a esperar?

—Lo sabrás cuando pase—dice a milímetros de mi labio, como le gusta calentarme.

—No me seas, dímelo—digo suplicando, esto me tiene muy estresada.

—Es que no lo sé. Lo haré cuando vea el momento oportuno.

—Joder.

—No te estreses, CatWoman, o esto perderá la gracia, tú solo olvídate de que lo tienes puesto—le lanzo una mirada asesina y me doy la vuelta.

—Me voy a bailar—grito para que me escuche.

Me voy frustrada y me pongo a bailar con Laila y Robles.

—Tía, ¿estás bien? Tienes una cara de mala hostia—me dice Laila en cuanto llego a su lado.

—Estoy perfecta, solo quiero bailar un rato.

—Vale—dice y se gira a Robles para decirle que vaya a cambiar la canción a una más movida, él pone los ojos en blanco y se va.

—Le tienes comiendo de tu mano ¿eh?—ella me echa una sonrisa tímida.

—Es adorable, tía. Sinceramente, me arrepiento de no haber hecho esto antes. Y fue todo gracias a tu consejo.

—Si a lo tonto doy buenos consejos, solo me falta aplicármelos a mí también—Laila me da una palmada en el hombro como compadeciéndome.

—Suele pasar.

Justo entonces empieza a sonar scream, no me lo puedo creer.

Me giro para buscar a Franco con la mirada y le encuentro apoyado en la pared mirándome, la ha puesto él.

Entonces lo siento, el vibrador empieza a moverse al ritmo de la música y yo hago lo mismo, empiezo a bailar la canción mientras miro a Franco desde el centro del salón.

Estoy muy cachonda, la canción representa exactamente lo que nos está pasando a Franco y a mí. Me mira como si me la estuviera cantando.

Te veo ahí tan hipnótica, pensando sobre lo que le haría a ese cuerpo, te tengo como, uh baby baby, uh baby baby...
Y trato de pelear, pelear. Pero eres tan magnética, magnética... ahora relájate y ponte de espaldas

Ha puesto el vibrador en marcha y yo sigo bailando mientras le miro y siento como me vibran mis partes, me ruborizo al instante, siento como si todo el mundo supiera lo que estoy  sintiendo, pero es obvio que solo lo sabemos Franco y yo.

La canción sigue sonando.

Si quieres gritar ¡sí! Déjame saberlo y te llevaré allí, te tengo como uh baby baby, uh baby baby... Chica, esta noche tú eres la presa y yo el cazador...

En cuanto escucho esa frase le sonrío y el a mí, va aumentando poco a poco la velocidad de la vibración, está jugando con mi excitación y deseo y eso me encanta, ahora mismo en lo único en lo que puedo pensar es en correrme, lo necesito.

Imagíname susurrando en tu oído que quiero quitarte toda tu ropa y poner algo en ti.

De repente no sé a qué botón le da, pero el trasto hace que me dé un tirón de placer en mi interior y mis piernas empiezan a flaquear, necesito sentarme, pero mi cuerpo no me hace caso y sigo bailando como si nada, aunque por dentro tengo un huracán de sensaciones.

A todo ello se le suma la mirada de Franco, me está penetrando con la mirada y se nota que lo está disfrutando tanto como yo y eso me pone a mil. Y la canción no ayuda.

Me cosquillea todo el cuerpo y empieza a subirme el éxtasis hasta que por fin me corro y voy directa hacia Franco, en cuanto llego hasta él, le cojo del cuello de la camiseta y le beso como si no hubiera un mañana. Él se separa y tira de mi brazo para que le siga.

Vamos a su habitación y cierra con pestillo.

—Llevo esperando este momento desde que te he puesto esa cosa, no sabes lo excitado que estoy—dice casi sin apartar sus labios de los míos.

—Pues no hables más y fóllame.

No se lo piensa dos veces, se quita corriendo su ropa, yo hago lo mismo, se pone el condón, me tira a la cama y sin más preámbulos me penetra, me pilla por sorpresa porque la otra vez que lo hemos hecho ha sido suave y dulce pero ahora está siendo todo lo contrario. Franco sale de mi rápido y fuerte, cosa que me encanta.

—¿Estás bien?

—Perfectamente.

Subo mis piernas a su espalda para que haya mejor ángulo y siento que voy a explotar en cualquier momento.

Me cosquillea todo el cuerpo y creo que nunca había estado tan excitada, está claro que vamos a usar más ese aparato porque diosito.



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Espero que lo hayáis disfrutado, quiero saber que opináis de las parejas que se están formando☺️  y también qué opináis de los personajes principales.

Franco, Nora, Robles, Guerrero......

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