Capítulo 22
- Sientate aquí- Le dije señalando mi sillón de terciopelo blanco. No dijo nada tan solo obedeció y se dejó caer de mala gana. - Los enfados los dejas en la puerta ¿vale?
- ¿ENCIMA? VAMOS A VER ALICE, TE DAS CUENTA DE LO QUE ACABA DE PASAR Y ME VIENES CON ESTO AHORA?
- Sí, porque yo te avisé pero pasaste de mi cara completamente, así que la enfadada aquí debería ser yo - Entré al baño y saqué el botiquín de emergencias
- ¡Oh! ¡Y qué querías que haga! QUEDARME DE BRAZOS CRUZADOS ¿NO?
- Lo que quiero que hagas es que te quedes quieto.- dije seriamente, me senté en el brazo del sillón. Le cogí el mentón y lo giré cuidadosamente.
Tenía la ceja partida, el labio estaba igual o peor y había señales de un posible moratón en el ojo. Resumiendo, su cara estaba hecha un desastre. A él si que no le silva la olla exprés o lo que sea que me haya dicho.
Cogí el algodón puse vetadine, y con todo el cuidado que podía limpiaba las heridas y la sangre seca. Primero la nariz, los pómulos y los labios... Los miré y sabía que él a mi también. Me tenía controlado cada movimiento que hacia. Pasé el algodón por el labio inferior lentamente pero hizo una mueca de dolor cuando le toqué la herida. - Lo siento.
- ¿Dónde está James?- preguntó casi sin mover los labios.
- Con Jane, está intentando tranquilizarlo porque está bastante alterado.- dije sin pensar ya que estaba demasiado concentrada en no hacerle daño.
- ¿Alterado?- se sobresaltó.
- Pues sí. No debías ocultarnoslo David... Y menos con ese tema que ya sabes que es viral en esta casa. - dije mirándolo a los ojos.
- Alice, si me hubieras dicho que se trataba de Lucas Collins te lo hubiera dicho pero nunca me has dicho el apellido. Hay miles de Lucas.
- Que mentira. Nunca me lo hubieses dicho.
- Alice... Por favor, tu no lo entiendes.
- ¡PUES EXPLÍCAMELO PARA QUE LO ENTIENDA PORQUE ESTO ES MUY CONFUSO!- Levanté el tono de voz sin darme cuenta, me miraba muy serio y sabía que no era fácil para él abrirse con un asunto como este, pero me mataba por dentro saber que he compartido mi vida con su"hermano". No sé por qué pero como que tenía un leve remordimiento. - Tú sabes media vida mía y yo no sé nada de ti, nunca me dijiste que tenías un hermano, nunca me has hablando de tus padres, de tu vida y...
- ¡PORQUE NO TENGO TODO ESO! Porque no sé lo que es Alice! Vosotros sois lo más la parecido a una familia para mí. Nunca lo vas a entender y ni me importa. No te incumbe entrar en mi vida por que así te da a ti la gana. ¿Contenta? Ya sabes lo que nadie sabe. Felicidades.- Se levantó del sillón y me dejó con las lágrimas en los ojos. Era mucha información de repente pero seguía sin asimilarlo. Las palabras no me salían, me sentía horrible por haber hecho que hablara a la fuerza y un tema tan delicado.
Pensé que iba a salir del cuarto pero se quedó de pie apretando el pomo de la puerta. Estaba de espaldas a mí, pero estaba segura que quizás de esto no me hable por lo menos en tres meses.
- ¿Ahora que lo sabes todo, me vas a dejar tú también?- dijo sin girarse para mirarme. Se me partió el corazón al escucharlo hablar así. Al momento me levanté del sillón y en dos pasos estaba detrás suya abrazándole por la cintura.
- No tengo motivos para hacerlo David...- dije apoyando mi cabeza en su espalda.
- Pero Alice... No soy quién tu piensas, no he tenido un pasado fácil y... - Le puse la mano en el hombro y le giré para que me mire a los ojos.
- Escúchame David, yo también he tenido un pasado difícil pero aprendí que ya no tiene sentido echar la culpa a los demás ni amargarse con recuerdos ya sin sentido y que no merecen la pena recordar. Cuando te vi con Lucas empecé a temblar porque sabía que acabarían mal las cosas, no sabía que hacer, me preocupaste mucho ¿Tú crees que si pensaría dejarte me hubieras preocupado? No. Pero tampoco tenías que haber hecho lo que hiciste. Mira como has acabado y él como siempre se ha salido con la suya.
- No dejaré que te hagan daño Alice... Aún si eso implica que me dañen a mí- le miré y sentí sus brazos rodearme la cintura y acercarme a él. Mi corazón empezó a latir como loco, claro, era el efecto que causaba sobre mí y ni siquiera se daba cuenta. -Últimamente has llegado a ser algo demasiado importante para mí, y no sé porque tengo la necesitad de protegerte de saber que estás bien... No pude proteger a mi madre, pero a ti sí.
- ¿Proteger a tu madre?- Levanté la cabeza de su pecho y le miré pero al instante me arrepentí de haberlo preguntado y me tapé la boca enseguida.
- No pasa nada - me dijo sonriendo, al darse cuenta de mi reacción, me cogió la mano y me condujo hasta el sillón. Se dejó caer y luego me sentó encima de sus rodillas. - Ha llegado el momento de acabar con los secretos, ha llegado la hora de hablar de lo que siempre hemos tenido miedo por no saber lo que opinarían los demás. Cómo tu dijiste, ya basta de echar las culpas a los demás.- le miré orgullosa y asentí.
- ¿Estás seguro?- pregunté insegura.
- Sí, con la condición de que me cuentes tu historia con Lucas.- dijo mientras me guiñó el ojo. No aguanté una carcajada y le di un pequeño golpecito con los dedos en la frente haciendo que él también se riera.- ¿Sí o no?
- Sí. Pero empiezas tú. - David se rió ante mi comentario y por un momento dudé si se abriría conmigo, pero me equivoqué completamente. David tenía la suficiente confianza para contarme algo que lo tenía escondido hace tanto tiempo.
- Todo empezó cuando yo tenía al rededor de dieciséis años, me acuerdo como si fuera ayer... Mi madre se estaba enfermando muy a menudo y mi padre trabajaba muchísimo para poder pagar la medicación de mi madre. Los médicos no sabían que tenía, o al menos eso me decían mis padres, quizá para no saber lo que realmente me esperaba en un futuro. Hubo un tiempo que casi no se podía levantar de la cama, siempre tenía fiebre y los medicamentos parecían no hacerle efecto. Cuando llegaba de clases iba directo a su cuarto para ver si había mejorado, pero siempre la encontraba en el mismo estado. Mi padre nunca estaba en casa, se iba al amanecer y regresaba a la madrugada, así que me ocupaba yo de cuidarla. Una tarde, fui a comprar y cuando llegué a casa mamá tenía una fiebre muy elevada, estaba ardiendo. Cogí todas las gasas que encontré por casa y las mojé en agua helada para que bajase la temperatura, pero no funcionaba. Ya no sabía que hacer, me sentía como un inútil ahí mirándola y suplicando a Dios que haga algo porque yo ya no podía hacer nada más, llamé a mi padre y vino lo más rápido que pudo para que la ingresaran en el hospital... - David se calló y pude ver lo que él quiso ocultar, unas pequeñas lágrimas amenazaban con salirse y dejar su rastro por su mejilla, pero parpadeó varías veces, cosa que hizo que mi corazón se partiera en trocitos, no quería llorar porque quizá piense que me daba lástima y sabía que no le gustaba que la gente sintiese pena por él. Le cogí la mano y se la apreté ligeramente, suspiró y siguió recordando... - Cuando tu hermana Charlotte tuvo fiebre... Te vi llorando a su lado suplicándole que sea fuerte, lo mismo le decía a mi madre.
Cuando me dijiste que no sé lo que se siente al tenerla ahí a tu lado y no poder hacer nada... Te contesté que sí sabía lo que se sentía, lo sabía y lo sé mejor que nadie Alice.
Me acuerdo que tomé la mano de mi madre y le susurré que la quería y que papá también, no sé si fue impresión mía o no, pero sentí que me apretó la mano. Pocos minutos después su corazón dejó de latir.
Después de un año más o menos mi padre no aguantó más estar sin mi madre, los recuerdos lo estaban torturando y su mente lo estaba destruyendo, así que decidió darse otra oportunidad y se volvió a casar. Se casó con Caroline Collins, su secretaria. Resulta que se conocían desde pequeños pero mi padre siempre estuvo enamorado de mi madre. A Caroline se le murió su marido en un accidente de coche y se quedó sola con su hijo... Lucas.
Cuando mi padre me contó que se volvería a casar... Me lo tomé horrible, no entendía como podía olvidar a la mujer con quién compartió toda su vida y ahora le entregaba su lugar a otra. Me distancié de él muchísimo pero tampoco podía irme. Aún era menor.
Se casaron y se podría decir que oficialmente ya éramos una familia pero nunca fue así para mí. Lucas y yo nos llevamos fatal, de hecho nos odiábamos y con Caroline tampoco me llevaba muy bien, aunque tengo que admitir que no era mala persona, solo que no la podía aceptar, nunca sería mi madre, simplemente no podía aceptarla tan fácil como lo hizo mi padre.
Cuando estaba a punto de cumplir los dieciocho me vine aquí a vivir con mis abuelos, y no los volví a ver desde entonces, menos a Lucas...
Pero la distancia no olvida lo que el corazón recuerda.
Y ese es Alice, el pasado que me visita siempre, nunca lo podré olvidar ya que le encanta esconderse en las calles, en las canciones, en los sueños y como no en los recuerdos. - Me quedé sin palabras, no sabía que hacer o decir, quería demostrarle que no estaba solo y que no me apartaría de él pero no sabía cómo en ese momento.
- David... Yo...
- No digas nada - dijo sonriendo tristemente- No hace falta que sientas pena por mí, este soy yo y no voy a poder cambiar mi triste realidad.- Sin pensarlo dos veces le abracé y no tardó en rodearme sus brazos.
- Si no sueltas el pasado David... ¿Con qué mano agarras el futuro? Yo no te dejaré, seré tu apoyo cuando te vayas a caer, pero ya basta, hay que desintoxicar el corazón de esos pensamientos, porque te estás autodestruyendo y yo te ayudaré ¿De acuerdo?
- ¿Y por qué?
- Porque sin tú saberlo, cuando mi luz se apagó, te sentaste a mi lado en las sombras y me enseñaste como volver a brillar.
- Pero Alice, yo no soy nadie tú sabes que...
- ¡No es por lo que eres David! Es por lo que transmites, ahí está tu magia. Es verte y sentir tantas cosas...
Le acaricié la mejilla, y bajé hasta sus labios, no dudé, estaba más segura que nunca. Me acerqué unos milímetros, le miré a los ojos y él también me miraba los labios, me volví a acercar y fue David quién perdió la paciencia ya de tanto esperar, acunó mi rostro en las palmas de sus manos y nuestros labios se unieron.
Lo tenía claro, era la sonrisa que quería besar hasta el resto de mis días. Estaba enamorada 100% del chico que tenía la manía de acelerar mi ritmo cardíaco como nadie.
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