Capítulo 19
Después de la charla de mi madre, os mentiría si os dijera que no se apoderó de mi un miedo extraño. Ese miedo en el cual se te van todas las ganas de intentar algo por el simple hecho de salir herida y más aún cuando has pasado por eso, cuando sabes perfectamente de lo que hablan.
Me acuerdo como si fuese ayer cuando conocí a Lucas, nunca quise agarrarle la mano por miedo al vacío, a que sus pedazos me cortaran, estaba demasiado roto. Nunca quise por miedo a deshacerme yo, por temor a que me lastimaran sus lágrimas. No quería amarlo, y tampoco me correspondía juntar los pedazos ni entrar en su pasado. Pero llegó el día:
— "Sujeta mi mano y ven que escribiremos una nueva historia juntos"
Le tomé de la mano y empezamos una nueva aventura. Pensé que todo iba a ir perfecto. Pensé. La situación que tuvo que vivir me daba tanta lástima que decidí cambiarlo, quise darle una mejor manera de vivir, cambiarle los pensamientos equivocados que se creó. Pero cuando un árbol crece mal, aunque hagas todo lo que está en tus manos, no puedes enderezar el tronco, está demasiado grueso. Igual estaba su corazón, demasiado frío, demasiado roto. Pero también tenía su parte romántica, aunque no sé si podría llamarlo así. Una vez me regaló una flor, pero sin pétalos, supongo para no saber si me quería o no. Así que nunca llegué a saberlo con certeza.
Me acuerdo como si fuera ayer, todo pasó tan rápido... La discusión de sus padres, la moto, el accidente... Ese día pensé que todo se había acabado para mi, mis padres creían que ya me habían perdido. Por eso tienen miedo, el mismo miedo que tengo yo.
Y hoy en día estoy con otra oportunidad tocando mi puerta, de volver a amar y dejar de ser la misma chica fría, pero está ahí aquella sensación que me impide adelantar. Yo creo que todos somos grises hasta que llega alguien y nos colorea sin salirse de la raya.
Salí del dormitorio de mis padres y me quedé apoyada en el marco de la puerta cruzada de brazos, David le estaba haciendo el avión a Charlotte por todo el salón, no pude evitar sonreír, se veían tan tiernos los dos... ¿Será David? No lo sé, ¿Cómo habrá sabido mamá que papá sería el amor de su vida? Llevan más de veinte años juntos y todo va perfecto, siguen tan enamorados como el primer día.
Como si supiera en lo que estaba pensando se giró y me miró a los ojos, dejó a Charlotte en el suelo y se acercó.
— No sabía que estabas aquí.- Me dijo sonriente, mientras se rascaba la nuca.
— No pasa nada.
— ¿Estás bien?
— Sí, todo está bien, no te preocupes.
— Estás rara.
— Te repito estoy bien — dicho esto levantó las manos en señal de rendición mientras hacía una mueca rara.
— Yo no entiendo a las mujeres.
— Ni yo a los hombres y no me quejo.
— ¿Quieres un helado?
— La verdad que... — se escucharon golpes desesperados en la puerta, David y yo intercambiamos una mirada y fuimos a abrir, pero pasó exactamente como la otra vez. La misma situación, abrí la puerta y una pequeña caja posaba a unos centímetros de mis pies. Volví a mirar en la esquina donde la otra vez vi una sombra, pero hoy no había nadie. Miré a David y se veía tan confundido como yo. La cogí y entramos en casa.
— ¿La vas a abrir?
— Supongo.
— ¿Y si es una bomba?
— David, ves muchas películas.
Subimos a mi cuarto y nos sentamos en la cama sin despegar la mirada de la caja.
— Dame esas tijeras por favor.
Al abrir el pequeño paquete, nos encontramos con trozos de papeles escritos, exactamente igual que en el otro.
— No te confíes en todo lo que ves, la sal también se parece al azúcar.
— Qué hablas.
— Que puede haber una bomba oculta por ahí.
— Anda David calla, lo único que hay son trozos de papeles, lo raro es que en la otra caja, había una carta, en este no la hay... A no ser que... Y si... ¿Y si estos trozos en realidad significan algo?
— No te entiendo, ¿Crees que estos trozos forman la carta? — dijo levantando una ceja.
— No tiene por qué ser la carta, quizá tenga un mensaje oculto.
— Alice... Luego me dices a mí que veo muchas películas. Además, esto no tiene sentido, ¿Quién se dedica a dejar paquetes porque así le da la gana? Dos cosas, o tiene mucho tiempo libre o se aburre mucho, porque vamos, te la están jugando bien.
— Calla celoso.
— ¿Perdona?¿ Por qué estaría celoso?
— Mas quisieras que te pase a ti.
— Ui si... Mira que celoso estoy — dijo con tono sarcástico — Menuda tontería.— dijo y salió del cuarto. Al principio no me percaté que ya no estaba en la habitación, ya que estaba demasiado ocupada intentando juntar los trozos y formar algo lógico y que se pueda leer. Lo dejé todo tal cual estaba y fui a buscarlo.
— David — dije agarrándole del codo.— David, para un momento.
— ¿Qué quieres?
— Hablar contigo — intenté parecer obvia pero no se me dio por alto el tono que había usado antes, se notaba que estaba molesto pero ¿Por qué?
— No hay nada de que hablar, no ha pasado nada.
— Ya claro, haz el favor y explícame por qué te has enfadado.
— No me he enfadado ¿Contenta?
— No y para ya de comportarte como un crío.
— Pues para de meterte donde no te llaman.
— ¿Se puede saber que he hecho mal ahora?- me cogió de la mano y entramos en la habitación de al lado, apretaba fuerte, obvio que estaba enfadado, a mí no me engaña. Cerró la puerta y tiró de mí hasta que quedé delante suya apoyada en la puerta y con sus manos a cada lado de mis hombros. Apretaba mucho la mandíbula, aún así sigo preguntándome que he hecho mal.
— ¿Qué has hecho mal? Buena pregunta Alice, ¿Sabes? Si me quedo a pensar, todo lo estás haciendo mal. Me evitas todo el rato, te dije que me gustabas y desde entonces ya ni te acercas a mí, todas las oportunidades que tenemos para hablar o para estar juntos las tiras a la basura prácticamente. Hace diez minutos estábamos bien, hasta que recibiste ese paquete que últimamente solo piensas en eso, ¿No era que íbamos a tomar un helado? Siempre fastidias todo Alice, ¡No sé qué hacer para entenderte!
— ¿Enserio David? ¿Enserio? No me hagas reír.
— No, si te parece será de mentira. ¿Qué es tan difícil de entender?
— No entiendo por qué te pones así por una caja, se te ha metido en la cabeza que es Lucas y eso ya nadie te lo saca y a parte...
— ¡No es la caja! ¡Eres tú Alice! Te importa un bledo esta relación.
— Espera, espera, ¿Qué relación?— dije con un tono burlón.
— Pues esta relación, puedes engañarte todo lo que quieras pero a mí no, puedes ser todo lo cabezota que quieras y decir que no hay nada pero tus sonrojos y tu acelerado ritmo dicen lo contrario. No me puedes decir que solo somos amigos, porque estos ni se besan ni se comen con la mirada. Me enamorado de ti, ¿Qué te cuesta tanto comprender? Me he enamorado de tu mirada, de tu sonrisa, de la manera en la que te ríes de mis chorradas, me he enamorado de tus gestos. No entiendo a qué le tienes tanto miedo. Conmigo no será igual que con Lucas. ¡Haz el favor y abre ya los ojos Alice!
—Miedo... — vacilé — No te creas saber mi historia por haber leído un capítulo David, no tienes ni la mínima idea, además — me solté de su agarre y empecé a andar por la habitación con su mirada sobre mi, cada paso que daba, cada movimiento, estaba controlado por su mirada— todo el rato te has dedicado a echarme a mí la culpa, pero ¿Tú no la tienes? Estaba perfectamente hasta que entraste en mi vida y lo pusiste todo patas arriba, y sí, pueda que tengas razón, quizá tenga miedo y no sabes lo cansada que estoy de esta sensación, me encantaría dejar de preocuparme y ¿Vivir?
— ¿Y por qué no lo haces? No consigues nada escondiéndote si naciste para destacar, no consigues nada si no lo intentas. Haz el favor y deja tus inseguridades en un cajón y empieza de nuevo el juego. ¿Qué ganas si te quedas de brazos cruzados?
— ¡¿Y por qué debería hacerlo?! ¡¿Por qué abrir mi corazón?! ¡¿Para qué luego me lo pisoteen?!
— Escucha Alice, no todas la personas son iguales, quizá tener confianza en alguien sea difícil pero no puedes tampoco esperar que las cosas caigan del cielo. — en dos pasos ya estaba delante mía, acunó mi rostro en sus manos y clavó su mirada en la mía. — dame una sola oportunidad y te demostraré que estás equivocada y te enseñaré a vivir si es lo que quieres. Una sola necesito. — un nudo se me formó en la garganta no sabía que decirle, ¿Si? No cuesta nada intentar, ¿No? Piensa que luego sufrirás...
— Vale.
— ¿Vale? — preguntó confundido.
— No te daré la oportunidad, te la vas a ganar. Todo depende de ti.
— ¡¿Enserio?! — su rostro enseguida se iluminó, me cogió por la cintura y empezamos a girar, no aguanté más y en cuestión de segundos estábamos los dos riéndonos.
— ¡Para David, me voy a marear!
— No te defraudaré, te lo prometo.— dicho esto mis pies tocaron tierra, todo daba vueltas, hasta los labios de David acercándose a los míos daban vueltas.
— Oh no, nada de besos, si hacemos algo, lo haremos bien desde el principio — dije con mi dedo sobre sus labios. ¿Por qué son tan suaves?
— No durará mucho esta norma, ya verás. — dijo sonriendo pícaramente.
— Ya... Ejem... Ya veremos. — enseguida mis mejillas empezaron a arder y David soltó una carcajada que me hizo sonreír.
Nos dimos media vuelta y salimos del cuarto de confesiones con nuevos propósitos y nuevos planes. Solo espero que esta partida no llegue a su fin muy rápido.
Una pregunta da vueltas en mi mente sin cesar: ¿Es posible que esté completamente enamorada de David? ¿100%?
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