Capitulo único
Sentada en la orilla de la ventana admiraba todo por última vez. A esas alturas el frio atacaba de manera hambrienta, pero a ella no le afectaba en lo absoluto. Nada externo le afectaba, pero todo en su interior era un volcán listo para hacer erupción.
Se sentía una decepción luego de pensar en lo que estaba haciendo. Todos tenían derecho a despreciarla. No merecía nada de lo que tenia.
El viento acariciaba su rostro, y le recordó a las manos de su amado cuando rozaban sus mejillas, en un tacto romántico y cariñoso. Por él estaba discutiendo en su mente si hacer lo que estaba haciendo, o dejarlo.
-Eres muy tierna -la vió a los ojos mientras Hyuna se sonrojaba- ¿Soy muy directo? Lo siento, solo quería hacértelo saber.
-No, es... cuando lo dices tú me suena más real -la chica veía sus manos evitando la mirada grisácea de Jumin, quien sonreía al saber que le provocaba una buena sensación.
La nieve caía y ellos paseaban tranquilos en un parque solitario. Hyuna casi nunca lograba verlo, pero cada vez que lo veía se sentía especial.
-Ahora que te graduaste del colegio, ¿qué piensas hacer? -Jumin buscó la mano de su acompañante para tomarla.
-No lo sé, hacerle caso a mis padres y estudiar algo productivo en la universidad -el empresario lo sabía, ella nunca tomaba sus propias desiciones.
-¿No has pensado en familia? -la joven inclinó el rostro pensativa y Jumin por fin tomó su mano.
-Creo que no seré yo la que escoja a mi marido así que... supongo que no es terreno al que yo pueda entrar a discutir.
Jumin entristeció.
-Hyuna, ¿quieres intentarlo? -Jumin sonó serio deteniendo su andar para ponerse frente a ella.
-¿Qué cosa? -finalmente luego de mucho tiempo, Hyuna lo vió a los ojos.
-¿Quieres ser mi pareja?
Los ojos de la chica se iluminaron con fervor mientras trataba de no llorar, sin responder se le abalanzó mientras soltaba sus lagrimas y asentía repetidamente.
Se sentía terrible por el simple hecho de pensar en lo que le hacía a Jumin, Pero en ese momento no sentía alternativa, estaba entre la espada y la pared. Su mente estaba contando el valor que tenía. ¿Le decía a Jumin lo que ocurría o no era capaz?
-No sirves para nada, ¿lo sabías? Tienes suerte de vivir porque el aborto es ilegal -aquellas palabras que en algún momento le sonaron falsas, ahora las creía todas.
-Lo siento -jamás logro verle la cara a su madre. Menos cuando ella la acechaba con mirada penetrante.
Una cachetada azotó su mejilla dejándola colorada.
-Eres una llorona, ¿cómo se fijó Jumin en ti? -Su padre quien se hallaba al lado de su madre la acusó.
-Probablemente lo esté sobornando -su hermano mayor jugaba con su celular al mismo tiempo que escuchaba la vergonzosa conversación de Hyuna.
-No lo creo, no le damos dinero ni para joyas de plástico -su madre sonaba furiosa, tan furiosa que Hyuna tenía ganas de solo soltarse a llorar.
Caer rendida al suelo y desgarrar su garganta en lloriqueo, gritar por ayuda, exigir su propia libertad. Pero ella no tenía ningún derecho, casi ni el de vivir.
-Lárgate de una vez antes de que quiera golpearte más -su padre señaló con fuerza las gradas, Hyuna obediente se fue corriendo mientras acariciaba su mejilla.
Al llegar a su cuarto vió que su teléfono indicaba que tenía un mensaje.
Jumin 4:33 pm
Te amo, ¿lo sabes?
Espero descanses bien.
Te amo de nuevo
¿Qué haría él si supiera?
Se sintió peor, la culpa carcomía lentamente su moral. Se sentía una persona terrible. No podía creer en lo que Jumin pasaría cuando se enterara de lo sucedido. "¿Qué estoy haciendo?" se repetía constantemente.
-Amor, te veo un poco decaída. ¿Estás bien? -Jumin levantó su mentón para verle el rostro. No se veía tan bien como antes, su sonrisa no era tan pronunciada y su voz estaba algo diferente.
-No es nada, tuve la semana muy complicada.
-Lamento que no hayas entrado a la universidad -la vió consternado- a pesar de lo mucho que te esforzaste...
-No me esforcé lo suficiente -a Jumin esa respuesta le pareció del todo falsa. Él con sus propios ojos había visto como luchaba por aprenderse todo.
-No creo que necesites estudiar en la universidad -el pelinegro habló con seguridad.
-No, no, no -Hyuna negó muchas veces pensando en cómo su familia reaccionaría si les dijera que no iba a estudiar en la universidad. Sintió tanto miento que apretó su muñeca golpeada bajo su manga. Así es, tenia golpes, unos que jamás le demostró a Jumin.
-Cásate conmigo Hyuna, conmigo no te preocuparas de eso, vive conmigo, asi descansarás como es debido. Por favor -mas que propuesta sonaba a una súplica, el odiaba verla así.
Ese día había pasado de ser uno especial, al mejor día de su vida. Hyuna aceptó otra vez llorando, pero esta vez algo incomoda mientras recordaba que sus papas le decían que era una débil y lloraba por todo.
¿Se merece esto? ¿Merece que lo haga sufrir asi? ¿Acaso Jumin Han merecía que yo estuviera a su lado? ¿Incluso luego de lo que hice? Soy una persona horrible, luego de todo lo que él hizo para hacerme sentir mejor...
Su vestido blanco le encantaba, todos sus conocidos iban y la felicitaban. Los amigos de Jumin la halagaban, se sentía perfecta por primera vez. Se encontraba sonriente viendo a lo lejos a sus invitados. La fiesta ya iba a terminar pero aún quedaban unos.
-Quita ese gesto de tu cara, jamás combinó con el resto de tu vida -su hermano apareció por atrás y esfumó la bella sonrisa que Hyuna poseía en su rostro.
-¿Por qué? -fue lo único que logro comentar antes de que su voz quebrara.
-Naciste sin permiso, nadie te espero, nadie te quiso. Siempre nos diste asco. Y ahora mirate, cazando al mejor ejecutivo de Corea, me das vergüenza -su hermano puso una mueca de disgusto.
-Perdón por haber nacido -se lamento Hyuna bajando la vista. Ya no quería estar ahí. Se arrepentía de haber invitado a su familia, quienes en todo el día solo le dedicaron miradas de asco.
-Perdón no basta, púdrete -agregó antes de irse asqueado por su presencia.
¿Jumin la perdonaría? La persona que mejor la trató en el asqueroso mundo en el que vivía, ¿perdonaría lo que le hizo? Era una cobarde, nunca pudo solucionar sus problemas, así como su familia la llamaba, era una traidora y nunca debió haber nacido. Solo era una masa más en el universo.
Se sentía terrible cuando aun en la mañana del mismo día la había tratado igual como una princesa. Nunca se quejó de él, sabía que era la reina de su corazón.
-No entiendo que haces ahí -habló su mamá por el otro lado del teléfono- por mí que Jumin se hubiese casado con alguien menos fracasado. Tal vez te tuvo pena...
Cuando su mamá la llamaba ella jamás hablaba, prefería contestar el teléfono antes de que su progenitora se enojara y la fuera a buscar.
-No me digas que le enseñaste los golpes, que desgraciada, eres una aprovechada.
Hyuna veía la enorme ventana mientras escuchaba a su madre, ni siquiera sabía porqué la escuchaba. Aún a la distancia sus problemas la acechaban y no podía mas que aguantarlos o de lo contrario serían peores.
-¡Ni siquiera sé por qué te llamo! Eres una tardada para contestar, adiós -colgó abruptamente el celular mientras que Hyuna solo dejó que su teléfono se deslizara de su oído hacia el sillón.
Su mirada no expresaba nada, aún cuando en su interior sentía muchas cosas. Su respiración era callada, como si solo esperara el momento.
-Ya me voy cariño -apareció Jumin, pero Hyuna no despegó la vista de la ventana.
Jumin quien componía su corbata la veía con gesto preocupado, últimamente la notaba muy distraída, por lo que pensó que a lo mejor quería más atención. Se acercó cauteloso y se sentó a su lado.
-¿Quieres hacer algo en especial? Puedo hacer un espacio para ti -Hyuna volteó a verlo y Jumin la acercó rodeándola con su brazo- No sueles salir mucho.
-No... -una pequeña voz inaudible llegó a los oídos de Jumin- así esta bien.
-Si quieres algo puedes pedírmelo -besó la frente de su amada y se levantó.
-Ve con cuidado -a Jumin le parecía que estaba cansada, probablemente la idea de que no podía embarazarse con facilidad la abrumaba.
-No te fuerces cariño, no necesito un bebé tan rápido -acarició la mano de Hyuna agachándose. La vió, estaba sonriendo. Aunque por muy pequeña que fuera esa sonrisa, estaba sonriendo.
Eso lo hizo sentir más aliviado, lo que finalmente lo dejó ir tranquilamente a su trabajo.
Pero en la mente de Hyuna nada estaba en calma.
Se levantó decidida, no iba a seguir con esto. Se subió al borde del ventanal. Todos sabemos que es lo que va hacer.
Va terminar con todo. Va dejar de mentirle a Jumin, va hacer que ya no sufra más. Finalmente ya no sería una carga para él. No se volvería a preocupar por una masa más en el universo.
-Lo siento Jumin... -levantó un pie en dirección al paisaje, como si fuera a caminar por el cielo- Lo siento, no puedo.
***
Jumin no había podido apartar la vista de la tumba, seguía sin creerlo. ¿Fue culpa suya? ¿No la amo lo suficiente? Se sentía roto, perdido, incluso culpable. Aunque en su mente podía visualizar a su amada diciéndole que no era su culpa.
Y aunque siempre lo supo, nunca pudo hacer nada con esos familiares que tanto la denigraban. Si tan solo se la hubiera llevado más lejos ella nunca habría saltado del Penthouse. Esa era la culpa que sentía, no haberla salvado de la toxicidad que liberaban aquellos que se hacían llamar su familia.
No era su culpa, pero sentía que de alguna forma pudo esforzarse más.
-Yo también lo siento Hyuna, no pude.
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