Trigésimo primer capítulo
Trigésimo primer capítulo: Desafíos del corazón.
—Esto no es un juego, JiCheol, no puedes pedirme algo como eso tan repentinamente.
—Tampoco es un juego para mí. Si es por el niño, ya te dije que él no es un lío.
—Tu... —sintió que el mundo le daba vueltas, HyungWon se vio en la necesidad de sostenerse de su asiento, porque sentía que todo estaba pasando con demasiada prisa y eso le causaba náuseas—. Estás demente.
—Creo que deberíamos hablar de esto con más calma. Vayamos a comer a un buen lugar —él volvió a poner en marcha el auto, decidido a llevarlos, y HyungWon solo lo miró a través de su flequillo. Había descuidado su cabello un poco y ahora estaba tan largo que el flequillo cubría los ojos.
—No quiero comer contigo. —le dijo—. ¿No te quedó claro lo que dije antes? No quiero seguir viéndote. Esta relación llegó hasta donde debía, mi prioridad es mi hijo y no pienso seguir perdiendo el tiempo contigo —esperó a que JiCheol reaccionara, pero no lo hizo, en cambio, siguió conduciendo con naturalidad—. No te hagas el tonto conmigo, déjame bajar ahora.
—¿Dices que estuviste perdiendo el tiempo conmigo? Yo te veía muy a gusto cuando te cogía. No te comportes de esa manera, ambos sabemos muy bien cómo eres en realidad. Antes no te importaba dejar a tu hijo por ir a verme, ¿por qué ese repentino instinto paternal?
HyungWon era consciente de sus errores y no pretendía fingir que nunca los había cometido, después de todo había afectado a muchas personas con ellas, en especial a su bebé, pero estaba dispuesto a arreglarlo. Aún así era más difícil escucharlo de la boca de otra persona y su cuerpo reaccionaba de mala manera a eso.
—No digas cosas como esas frente a mi hijo, por favor —sorbió su nariz. No era su intención llorar, pero esas palabras habían calado más profundo de lo que le hubiera gustado—. No lo hagas más difícil, de verdad, no quiero terminar esto de mala manera.
JiCheol suspiró, cansado. Dio otra vuelta hasta que finalmente estacionó en una calle vacía, se giró a verlo, por encima de su asiento, y notó al bebé que ahora estaba despierto y miraba muy atento a través de la ventana. Nunca había compartido con él. HyungWon siempre mantenía una distancia entre él y el niño, y seguramente lo hacía para que él no pensara demasiado en el gran parecido que tenían.
—Deberías escucharme primero. No estoy dudando. Nunca he dudado de nada. Quiero que vengas conmigo, te daré la vida que te mereces, podrás olvidarte de ese trabajo con los Yoo y de cualquier otra cosa que te aflija —estiró su mano y tocó una de las mejillas de HyungWon, hizo círculos con su pulgar sobre su piel y fue descendiendo hasta que delineó su labio inferior—. No estoy jugando contigo, creí que había sido claro desde un principio, me interesas. Me interesas mucho.
—Pero cuando te enteraste de mi hijo tú... es decir, pensé que habías perdido el interés.
—Sé que reaccioné mal, pero debes entenderme, estuviste ocultándome esto por mucho tiempo y fue una gran sorpresa. Y no una de las gratas.
—No lo sé, JiCheol, es muy apresurado y yo...
—Te daré tiempo para pensarlo si lo necesitas, pero sé que te darás cuenta que es la mejor opción —se inclinó hacia adelante hasta que alcanzó sus labios, dejando un casto beso en ellos—. ¿Quieres ir a cenar?
—No, no, es mejor que me vaya a casa. HaYul se irrita cuando tiene hambre.
HaYul —quien por suerte no había sido testigo del beso— fue tomado en brazos por su padre, quien lo acomodó sobre su regazo y volvió a cubrirlo con su manta. JiCheol no se opuso esta vez, y sin necesidad de agregar algo más, puso el auto en marcha.
La tensión dentro del auto era evidente. El silencio solo creaba incomodidad, pero ninguno parecía querer romperlo. HyungWon acariciaba el cabello de su hijo mientras observaba a través de la ventana, necesitaba pensar demasiadas cosas y eso no le gustaba, se sentía muy confundido con todo y temía tomar de nuevo una mala decisión. Su bebé se quejó, acomodándose mejor sobre su regazo y pegando su mejilla a su pecho; ese toque lo reconfortó.
Era consciente de su mayor error ahora, siempre había pensado en él y en nadie más. Se había comportado de manera egoísta, su problema era que no parecía no medir las consecuencias de sus decisiones, si lo lastimaban a él, podría soportarlo, pero era diferente cuando pensaba en cómo llegaría eso a afectar a los demás.
¿Qué pensaría HaYul sobre esa situación? ¿Podría sentirse orgulloso de él?
Él no lo estaría.
Cuando el auto se detuvo frente a su casa, HyungWon desabrochó su cinturón y se apresuró a abrir la puerta, pero JiCheol fue más rápido y colocó los seguros.
—No quiero que las cosas terminen entre nosotros, promete que vas a pensar muy bien mi propuesta.
—Lo prometo —intentó abrir de nuevo la puerta, pero esta seguía asegurada—. JiCheol, te dije que lo prometo.
—Mírame a la cara y dímelo.
No tuvo opción, soltó resignado la manija del auto y giró su rostro hacia él, JiCheol mantenía una expresión seria mientras lo miraba al rostro. Mojó sus labios antes de hablar —: Lo prometo —dijo, sin vacilar. JiCheol mantuvo la mirada sobre él por unos segundos más, seguramente esperando algo más, pero HyungWon no tenía nada más que decir, había tenido suficiente esa noche.
—Bien. Te llamaré. Esta vez, por favor, respóndeme.
—Lo haré.
Esta vez, cuando tiró de la manija, la puerta cedió y él no dudó en salir con su bebé en brazos. Nuevamente tuvo que sacar la carriola sin ayuda, pero poco le importó, solo se sintió más tranquilo cuando vio ese auto alejarse de allí. Fue difícil subir con su hijo en brazos y sosteniendo todo lo demás, pero logró hacerlo. Cuando subió a su posada notó las luces encendidas, por lo que supuso que MinHyuk se encontraba allí, y así fue, al entrar notó que este estaba de pie a un lado de la ventana, de esa ventana que daba la vista hacia el frente de su hogar mientras sostenía con ambas manos una taza la cual desprendía vapor.
—MinHyuk, hola.
—Pensé que habías dejado de ver a ese hombre.
Eso lo tomó desprevenido.
Lo miró, pero MinHyuk no lo estaba mirando de vuelta. Sus conversaciones ahora eran así. De un tiempo para acá, él simplemente parecía no ser capaz de mirarlo a la cara.
—¿A qué te refieres?
—Sabes a lo que me refiero. No había vuelto a traerte desde hace un tiempo, y tampoco has vuelto a salir por las noches, solo pensé... que lo habías dejado.
—No sabía que estabas tan pendiente de mí —le dijo, afianzando su agarre sobre el bebé que aún cargaba.
Lo escuchó suspirar, y esta vez, se retiró de la ventana. Parecía que nuevamente lo pasaría de largo, pero HyungWon habló tan pronto pasó por su lado.
—MinHyuk, por favor.
Él se detuvo, con su mirada abajo, aún sosteniendo su taza de lo que ahora parecía ser té.
—¿Q-Qué es lo que pasa? ¿Por qué me haces esto? —preguntó, HyungWon.
MinHyuk no contestó.
—¿Por qué todo cambió tan repentinamente? MinHyuk, háblame. Me tratas como a un extraño y no lo entiendo, ¿acaso hice algo malo?
—Tu no has hecho nada —por fin le respondió, pero su voz había salido más baja de lo normal, más delgada—. No tienes la culpa de nada.
Las lágrimas empezaron a caer de los ojos de MinHyuk, recorrían sus mejillas y se perdían en la piel de su cuello, o caían al suelo y dejaban su rastro allí. Fue entonces que levantó su mirada, sus ojos se veían cansados, con ojeras hinchadas y podía notar la tristeza en ellos. HyungWon apretó sus labios, con la ansiedad corriéndole por el pecho, ¿por qué ese MinHyuk se le hacía tan desconocido? Se había quedado prendado de su imagen radiante, de su versión más alegre, esa que siempre se mantenía optimista y valiente ante la adversidad. Pero ahora... ¿a quién estaba mirando? Un hombre desaliñado, con sus raíces oscuras asomándose quitando toda armonía de su cabello dorado, incluso lo veía más delgado, lo notaba en sus pies descalzos que se veían huesudos y demasiado pálidos.
—¿Qué sucedió, MinHyuk?
—HoSeok terminó conmigo.
El silenció se hizo presente, MinHyuk seguía llorando, sus hipidos eran bajos, pero en el silencio era como si estuviera llorando en su oído. Sin embargo, la noticia lo había dejado impactado, sus ojos no podían separarse de MinHyuk, sentía como si le estuviera mintiendo, pero eso no tenía sentido, MinHyuk no mentiría con algo sobre eso y, además, su comportamiento en las últimas semanas daba indicio de ello.
—¿Por qué lo hizo? P-Pensé que ustedes estaban bien.
MinHyuk no respondió, solo negó con su cabeza, aún aferrándose a su taza. Su tristeza lo tenía desconcertado, siempre había sido él el que lloraba; el que se aferraba, el que necesitaba ayuda, pero ahora, ¿cómo manejaría una situación como esa? Pensó que sería ideal empezar con un abrazo. Un abrazo siempre había bastado para que ambos estuvieran bien.
Sin embargo el bebé en sus brazos se lo impidió, HaYul estaba dormido, lo cual le dificultaba más las cosas.
MinHyuk lo notó.
—Será mejor que lo prepares para dormir. Es tarde y...
—No quiero que te escapes de mí. Lo dormiré, pero prométeme que estarás aquí cuando vuelva.
Él suspiró.
—HyungWon...
—¿Por qué tienes miedo de hablar? No te entiendo. Siempre has estado conmigo cuando la paso mal, intento hacer lo mismo por ti, pero me complicas demasiado las cosas.
—No es tan sencillo para mí, han pasado demasiadas cosas y yo... simplemente no puedo manejarlo.
—¡Entonces dímelo! Estoy aquí para ti. No solo tú debes ayudar a los demás, está bien ser quien recibe ayuda de vez en cuando.
—Te digo que no es sencillo, eres la persona menos indicada para hablar de esto.
—¿Por qué?
—Porque HoSeok terminó conmigo porque no ha podido olvidarte.
El silencio que vino fue incómodo, además de tenso. HyungWon solo lo miraba incrédulo, con sus ojos bien abiertos y sus cejas alzadas, pero MinHyuk lo miraba de vuelta con cierta vergüenza mientras sus labios se apretaban entre sí.
—¿Él te lo dijo?
—No... pero no necesité que lo hiciera.
Las cosas cobraban un poco más de sentido para HyungWon. Su separación no era otra cosa más que su culpa. La distancia que se había creado entre él y su mejor amigo no era nada más que su culpa.
¿Sus malas acciones habían llegado demasiado lejos?
—No quería decírtelo —confesó, él —. Las cosas no se encuentran bien en este momento.
Esta vez HyungWon fue quien no respondió, demasiado sumido en sus pensamientos. A su mente venían todos aquellos recuerdos junto a la pareja, se había comportado de manera terrible, había interferido sin parar en un romance que nunca le causó ningún daño, ¿o tal vez sí?
¿Por qué no se sentía como debería al escuchar esa noticia?
—No gano nada culpándote. Esto es algo que no tiene reversa.
—MinHyuk... Lo siento mucho.
¿De verdad lo sentía?
—No importa —sus palabras no iban acorde a su expresión. Decía que no importaba, pero sus mejillas estaban mojadas y la punta de su nariz estaba roja, no parecía que todo hubiera dejado de importar, ¿o acaso había algo más de lo que él no estaba enterado? —Será mejor que me vaya a dormir. Buenas noches, HyungWon.
Se retiró, luego de dejar su taza sobre la encimera, con su líquido aún intacto, se fue a su habitación y se encerró allí. HyungWon soltó un suspiro cuando escuchó la puerta cerrarse y decidió encaminarse a su habitación también, donde él y su hijo debían descansar.
A la mañana siguiente HyungWon no encontró a MinHyuk, eso no le pareció extraño, pues él siempre salía a trabajar muy temprano. No tenía idea de cómo se encontraban las cosas entre ellos ahora, pero por su parte, no había dejado de pensar en la ruptura de HoSeok y MinHyuk. Los sentimientos que lo abordaban eran confusos, haber visto a MinHyuk tan vulnerable le oprimía el pecho, pero era diferente lo que sentía cuando pensaba en que él ya no hablaba con HoSeok, ya no se veían y tampoco se besaban.
Su trabajo solía ocupar gran parte de su tiempo, pero incluso trabajando, no podía dejar de lado lo que sucedió anoche. Ni siquiera el ruido de la aspiradora lograba concentrarlo, paseándose por toda la casa, solo podía pensar en qué sucedió ese día en el que decidieron cortar, ¿cómo se lo dijo? ¿Qué palabras utilizó para hacerle creer a MinHyuk que él —HyungWon— era la causa?
Apagó la aspiradora, enrollando su cable y tomándola en brazos para devolverla a su lugar, pero cuando se dio vuelta, pudo ver a su bebé que estaba de pie a un metro de él con sus manos cubriendo sus oídos. Sabía que HaYul odiaba el ruido de la aspiradora, ya había llorado antes por algo como eso, pero con el tiempo había dejado de hacerlo y ahora solo tapaba sus oídos y esperaba hasta que terminara.
—Lo sé, yo también odio la aspiradora.
HaYul entonces destapó sus oídos y caminó hasta él, sosteniéndose de su pantalón y abrazándose a él. HaYul parecía tener un instinto, siempre estaba ahí, cerca de él, cuando estaba pasando por un mal momento. Era como su cable a tierra.
—¿Sucede algo?
Él no le respondió, en cambio, tomó su pantalón y lo tiró hacia él. HyungWon comprendió y decidió seguirlo, ambos llegaron a la sala, donde estaba DongMin. Estaba cerca de los juguetes de HaYul, sosteniendo entre sus manitas el conejo de peluche que su hijo tanto adoraba, pero además de eso, HyungWon dejó escapar un jadeo al verlo de pie.
—¡DongMin, te levantaste!
Se apresuró a acercarse, colocándose de rodillas frente a él. Acarició su cabello con ternura, profesando felicitaciones y halagos a un bebé que parecía no entender lo que sucedía.
A diferencia de su bebé, DongMin parecía tomarse más tiempo para aprender algunas cosas, su hijo ya sabía caminar, pero en todo ese tiempo el hijo de los Yoo apenas se sentaba. Pero ahora estaba ahí de pie, firme, sonriendo incluso con ese chupón entre sus labios.
—Pronto darás tus primeros pasos, esto es asombroso —apretó un poco sus mejillas. A un par de metros se encontraba su hijo de pie también, él seguramente había encontrado extraño que se niño se le acercara y tampoco le había agradado que tomara su conejo, pero para HyungWon era diferente; el verlos ahí juntos, le sacó una sonrisa sincera.
—Vamos a tomar un paseo.
Salir con ambos niños fue complicado, no acostumbraba a sacarlos a pasear y HaYul aún no era muy hábil para caminar, pero le encantó verlo intentarlo. Era obstinado, eso lo tenía que admitir. DongMin, quien estaba en sus brazos, miraba todo a su alrededor y parecía no querer perderse de nada. Era adorable.
—Ten cuidado, hijo —le dijo a HaYul cuando éste intentó soltarse de su mano para ir detrás de un perro que estaba corriendo por allí—. ¿No es un lindo día? El cielo está muy azul. Tal vez deberíamos buscar un lugar donde sentarnos.
Luego de un paseo largo alrededor del parque, HyungWon se detuvo con ambos niños cerca de un lago, estaban sentados en una banca bajo la sombra de un gran árbol. Estaba aplicando protector solar sobre sus rostros cuando HaYul le habló.
—Papi, yogult.
—¿Yogurt? No parece haber una tienda de conveniencia cerca —dijo, al mismo tiempo que esparcía protector sobre el rostro de DongMin, quien hacía muecas de disgusto—. No estoy seguro de hacerte caminar hasta encontrar una.
—Quiero yogult —le repitió.
—Está bien, caminaremos hasta encontrar una.
Así los tres comenzaron a caminar de nuevo, encontrando a los pocos minutos una tienda con un par de mesas fuera de esto. HyungWon compró un par de vasos de yogurt, tenían unas mamilas lo cual ya le ahorraba un trabajo. HaYul lo tomó gustoso, pero DongMin tardó en acostumbrarse, lo saboreó primero, y luego empezó a tomarlo en pequeñas cantidades.
"Sus padres no deben acostumbrar a salir con él" pensó HyungWon, limpiando su boca con una servilleta cuando un poco de yogurt se escapó de sus labios. Pensaba en ese bebé más de lo que debería, y no sabía qué tan correcto era eso, es cierto que su trabajo era cuidarlo y protegerlo, pero sentía que estaba pasando esa barrera, y al verlo ahí, sentado junto a HaYul, sentía como si fuera su propio hijo. Esa mañana, en la que lo había visto colocarse de pie por sí mismo, había sentido una alegría inmensa, similar a cuando vio a su propio bebé hacerlo.
Estaba disfrutando del momento cuando su celular vibró en su bolsillo, era un mensaje y al desbloquearlo pudo identificar al remitente. Era JiCheol. Solo estaba saludando, pero a HyungWon solo le bastaba eso para ponerse nervioso. Respondió al instante, porque sabía que si no lo hacía, habría problemas luego.
"¿Dónde estás?" le preguntó él. Era una pregunta poco lógica, pues JiCheol sabía muy bien sus horarios laborales, sin embargo HyungWon le respondió: "Estoy en el trabajo".
"Pero no estás en la casa" le dijo.
"¿Qué dices? ¿Cómo sabes que no estoy en casa?"
"¿Por qué estás en la calle?"
Pasó un trago de saliva, JiCheol no dejaba pasar nada y se preguntaba cómo era que él sabía de su ubicación. Sin embargo tenía miedo de preguntar.
"Estoy con los bebés afuera, salimos a dar un paseo."
No hubo más respuestas. No sabía si eso lo asustaba o lo aliviaba, pero sintió que lo correcto era volver a casa. Tomó un taxi de vuelta a casa, los niños por suerte se mantuvieron tranquilos durante el viaje, pero él, solo apretaba sus labios, nervioso. Seguro JiCheol estaba molesto porque aún no le había dado una respuesta, pensaba él.
HyungWon aún no se encontraba seguro sobre la propuesta de irse a vivir juntos, había pedido tiempo, es cierto, y JiCheol se lo había concedido, pero, en el fondo, sabía que ese tiempo no era algo que dependiera de él. En algún momento el plazo terminaría y si para ese entonces no había una respuesta, no sabía qué podría llegar a pasar.
Al regresar se encargó de acostar a ambos niños, el paseo los había cansado y fue una suerte para él no tener que lidiar tanto al momento de dormirlos. DongMin fue quien se opuso un poco, pues incluso con sueño, se había negado a bajarse de sus brazos y se aferraba fuertemente a su cuello, pero al final cedió. Dejó un beso en su frente luego de acostarlo y se dedicó nuevamente a las labores del hogar.
Llegada la noche, su horario laboral estaba por terminar, los señores de la casa llegarían en cualquier momento y DongMin no había querido dormirse, llevaba cargándolo desde hace media hora y él solo chillaba mientras se aferraba a su cuello cada vez que lo quería dejar sobre su cuna.
—DongMin, es hora de dormir.
—Papi —le dijo con voz necia, aferrándose más a su cuello.
—Yo no... agh... —cuando finalmente pudo zafarlo, el niño se quedó recostado en su cuna mirándolo con ojos enlagunados—. No puedo quedarme, bebé, lo sabes.
Él le respondió soltando un quejido y retorciéndose sobre sus mantas, sabía lo que eso significaba, y solo suspiró cuando lo escuchó llorar. Nunca le había costado tanto separarlo y no le gustaba pensar que eso era a causa de la salida que habían tenido esta tarde, que tal vez había obrado mal al hacerlo y que, tal vez, estaba cruzando una línea de la que luego se arrepentiría.
—Vas a estar bien, vendré mañana y te cuidaré —acarició su cabello. Verlo llorar era como ver a su HaYul cuando no quería alejarse de él, dolía de la misma manera.
Su bebé ya estaba dentro de su carriola, bebiendo un biberón en espera de que pronto pudieran irse de allí. HyungWon salió del cuarto del hijo de los Yoo, con este en brazos mientras él bebía de su pecho, hace mucho HyungWon no lo alimentaba (por lo pasado anteriormente), pero esta vez había recurrido a ello con tal de que él se durmiera y él pudiera irse tranquilo.
DongMin efectivamente se durmió luego de comer, lo dejó recostado sobre su cuna y encendió el móvil sobre su cabeza que reproducía una suave melodía. A diferencia de HaYul, DongMin podía dormir con música y le encantaba la música de cuna para relajarse.
HyungWon estaba por empezar a alistarse pero escuchó la puerta del garaje ser abierta y supo que alguno de los señores de la casa había llegado. Suspiró pesado y se acercó a la puerta, pronto por allí se acercó la señora Yoo. Entró sin siquiera detenerse a saludarlo, llevaba sus zapatos en su mano al igual que su cartera y los lanzó sin tener cuidado en donde.
—Buenas noches, señora Yoo.
—Buenas noches, HyungWon —ella tomó asiento descuidadamente sobre uno de los sillones.
—¿Quiere que le sirva la cena? —Él la siguió, quedándose a un lado de ella.
—No, no quiero comer nada.
HyungWon apretó sus labios. Ya llevaba varias noches en las que desperdiciaba el tiempo cocinando, al llegar ninguno de los dos quería cenar. Había tenido que tirar la cena a la basura muchas veces.
—Está bien... —dijo, conteniendo todas sus ganas de poner una mala expresión—. El bebé ya se encuentra acostado.
—Bien.
Su falta de emoción causó en HyungWon un malestar. De inmediato recordó el suceso en la mañana, cuando DongMin había logrado apoyarse por sí solo de pie, y pensó en su reacción; en la felicidad que lo había abordado al verlo. Se preguntaba si acaso alguno de los señores Yoo habría tenido la misma reacción, si se lo decía ahora, ¿cómo reaccionaría ella? ¿Sería capaz de reaccionar igual de indiferente?
—Oye, ¿dónde está SeungMin?
—El señor Yoo no ha llegado aún.
Eso generó en la mujer una reacción inesperada, se irguió y giró su rostro para mirarlo a la cara. Tenía una expresión entre molesta y desconcertada, fue entonces cuando le dijo: —¿No está aquí?
—No.
Esa respuesta pareció afectarle, se levantó rápidamente y fue hasta su cartera que estaba tirada sobre otro sillón, sacó de allí su teléfono y comenzó a caminar por todos lados mientras tecleaba rápidamente sobre él. HyungWon no estaba al tanto de la pareja Yoo, pero no le hacía falta saber mucho para notar los problemas que había entre ambos, aquella noche en la que no habían llegado también había sido algo extraña, y se preguntaba si acaso esa mujer que había atendido esa tarde era una causa de ello.
—Mierda, no contesta —ella regresó minutos después, completamente molesta—. ¿Sigues aquí? Deberías irte, HyungWon.
—Oh, sí, lo siento —dio una reverencia—. Que tenga una buena noche.
Así fue como HyungWon salió de la casa de los Yoo y, una vez fuera, sintió que podía respirar con un poco más de tranquilidad.
Al llegar a su casa notó que las luces estaban encendidas, pero MinHyuk no se veía a la vista; seguramente estaba encerrado en su habitación —a juzgar por su puerta cerrada—. HyungWon sacó de la carriola a su HaYul, quien estaba inusualmente despierto y una vez estuvo afuera empezó a llorar para que lo bajara, así fue como HyungWon lo dejó en el suelo, y pronto su bebé caminó hasta su caja juguetes mientras gemía para que le ayudara a sacar su carriola de juguete.
—¿No estás cansado? Has jugado todo el día —HaYul le respondió lanzando un pequeño grito, tomó su carriola y, colocando su conejo de peluche en el móvil, comenzó a andar por toda su sala.
HyungWon suspiro, pensó en ir a buscar a MinHyuk, su estado de ánimo era algo que le preocupaba y aunque ayer habían hablado, sabía que no todas las cartas estaban puestas sobre la mesa. Camino a su habitación escuchó el timbre de su apartamento, eso le extrañó, así que retrocedió y se asomó a la ventana.
Allí abajo vio un taxi estacionado enfrente, lo cual no llamó demasiado su atención, pues pronto había arrancado, pero moviendo un poco más su visión logró ver a HoSeok de pie frente a su puerta. Este iba bien abrigado, llevaba incluso una bufanda; pero eso no era relevante, lo realmente importante era que él estuviera ahí a esas horas de la noche.
—¡Yo abriré! —gritó, esperando que MinHyuk pudiera escucharlo.
Entonces bajó y abrió la puerta.
—HoSeok, hola.
—Hola, HyungWon —le saludó, amablemente.
—Que sorpresa verte aquí —le respondió él en cambio.
—Lo sé. Es solo que le compré un par de cosas a HaYul y quería dárselas, además de que ya me pagaron y vine a entregarte el dinero.
—Pudiste haberme dicho mañana, tengo el día libre.
—Mañana tengo que trabajar, me temo que no podré ver a HaYul este fin de semana.
—Entiendo.
Ambos callaron, HoSeok seguramente esperando a que le invitara a seguir, pero HyungWon no se sentía seguro de subir, suponía que MinHyuk estaba allí y no consideraba una buena idea que se vieran. Aunque deducía que ellos ya se habían visto luego de su ruptura, después de todo HoSeok no había dejado de visitar a HaYul.
—Debe ser difícil entrar después de lo que pasó.
—¿A qué te refieres? —él lo miró, y HyungWon le comunicó con su mirada lo que quería decir, y cuando HoSeok recibió el mensaje, solo pudo suspirar—. Entonces ya lo sabes.
—MinHyuk ha estado muy mal, deberías ser un poco más considerado con él.
—Lo sé, lo sé... Es solo que no podía pedirte que nos viéramos en otro lado sin que preguntaras porqué —dijo, avergonzado.
—¿Acaso no querías que me enterara?
—No es por eso, es solo que MinHyuk me pidió no contarte. Ya le he causado mucho daño como para no hacerle un favor así —negó suavemente con su cabeza —. Desconozco las razones por las que me lo pidió.
HyungWon calló, sus labios entreabiertos mientras un poco de vapor salía de ellos. Estaban varios grados abajo allá afuera, sin embargo eso era irrelevante para ambos.
—MinHyuk dice que lo dejaste porque aún estás enamorado de mí.
HoSeok levantó su mirada, vergüenza y sorpresa notándose en su rostro. Lo estaba mirando fijamente, como si esperara algo más, pero era HyungWon quien estaba buscando respuestas. Había algo que lo estaba siguiendo desde que había hablado con MinHyuk, no podía identificar qué era, pero sentía que solo HoSeok podía mostrárselo.
—¿Es así, HoSeok? —insistió.
—No entiendo porqué dijo eso, HyungWon, lo que menos quería era que se vieran involucrados terceros —soltó un suspiro pesado—. Sé que me equivoque, lamento mucho haberlo lastimado y... quisiera poder cambiar tantas cosas, pero yo...
—No me has respondido, ¿lo dejaste porque aún sigues enamorado de mí?
No le respondió, parecía no poder hacerlo, solo había bajado su mirada de nuevo. HyungWon solo esperaba por una respuesta, no una respuesta vaga, una concreta, le bastaría con un simple sí o no, pero incluso eso parecía difícil de decir.
—HyungWon... no creo que este sea el momento de hablar sobre esto. Solo quiero ver a HaYul.
Se rindió, HyungWon quitó sus manos del marco de la puerta, permitiéndole el paso. HoSeok, cansado, empezó a subir, HyungWon iba detrás de él cabizbajo. Al llegar a la puerta de su apartamento HyungWon quiso abrir, pero antes de hacerlo se giró a verlo a él, HoSeok también parecía tener la mirada perdida.
Fue efímero.
Su atracción se hizo magnética, ambos se acercaron y unieron sus labios, era un beso lento, parecían estarse acostumbrando a los labios contrarios. Tanto tiempo sin tocarlos que HyungWon los sentía desconocidos, no recordaba su textura, lo suaves que eran y la forma tan gentil en la que acariciaba los suyos.
Sus manos intentaron subir a su rostro, pero fueron detenidas a mitad de camino por las manos de HoSeok, quien pareció recobrar el sentido y solo se separó abruptamente. Lo miró a la cara, con incredulidad, probablemente procesando lo que acababa de suceder, HyungWon lo miraba igual, pero con un poco más de anhelo. Sus sentimientos estaban tan encontrados como seguramente se encontraban los de HoSeok, pero se preguntaba si ambos compartían los mismos.
Con las mejillas ruborizadas HoSeok dio un paso atrás, HyungWon pudo sentir su aura pesada y decidió retroceder también. Finalmente abrió la puerta y ambos ingresaron tímidamente a la morada, pero cambiaron rápidamente su expresión al ver a su bebé aún jugando en la sala, quien, al ver a HoSeok, había soltado un grito de emoción.
—¡Papi!
——————————
Hola, hola.
Nuevo capítulo, díganme si creen que la tardanza valió la pena jaja.
Estoy totalmente enfocada en esta historia y avanzo tan rápido como yo misma me lo permito, los otros capítulos también se estarán resubiendo lentamente porque se están editando, con ayuda de la linda Andy. Les digo esto porque estoy cambiando algunas cosas de la historia, algunos nombres, algunas situaciones, entonces es para que lo tengan en cuenta.
Nos vemos en una próxima actualización, cuídense y muchas gracias por leer. Xoxo.
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