Prólogo

Con su peinado de coma, su camisa bien abotonada y sus zapatos perfectamente lustrados salió de casa luego de que sus padres se despidieran de él. Su padre se había ofrecido a llevarlo a la escuela, pero HyungWon le había prometido que no había nada de qué preocuparse. A esa hora muchos estudiantes salían para ir a la escuela y él podría irse con uno de esos grupos.

Sus padres le dijeron que se cuidara, que evitara hablar con extraños y que siempre mirara a ambos lados antes de cruzar la calle, HyungWon solo asentía ante todas las advertencias. Cuando salió de casa, por suerte, un grupo de jóvenes que compartían su mismo uniforme pasaron por allí, así que decidió ir detrás de ellos, pero sin acercarse mucho. Después de todo seguían siendo extraños.

Algunos de ellos giraron hacía él, mirando al extraño chico alto de cabellos oscuros que iba detrás de ellos, pero al verlo con ese uniforme tan pulcro y esa mochila azul colgando de su espalda se tranquilizaron y dejaron de prestarle tanta atención. Solo era otro chico caminando hacia la escuela.

El trayecto a decir verdad era algo largo, pero eran pocos los autobuses que los dejaban cerca de la escuela, así que, a menos de que tuvieras una bicicleta o un auto para transportarte, lo más probable era que tuvieras que ir caminando a la escuela. En algún punto, cerca de la escuela, por puro instinto, una de las chicas que iba adelante se giró de nuevo; pero para su sorpresa esta vez no encontró nada. Frunció su ceño, pero rápidamente perdió interés en el asunto. Tal vez él se les había adelantado y había tomado otro camino, como sea, no importaba.

Pero en la escuela extrañaron su presencia, había alguien que lo estaba esperando ansiosamente, su amigo. Se preocupó cuando las puertas de la escuela se cerraron y nunca vio a HyungWon llegar. Él siempre había sido puntual, diligentemente se presentaba a todas sus clases, pero en esa ocasión, ni siquiera había molestado en avisar.

—U-Uh

Soltó un quejido bajo, apretando las sábanas entre sus delgados dedos, frunciendo sus labios de vez en cuando.

—¿Te está gustando? —preguntó él.

HyungWon, en medio de quejidos y jadeos, asintió, sintiendo como cada embestida que le daban desde atrás lo dejaba sin aire y desmoronado. El vaivén erótico de su amante no se detuvo hasta que el orgasmo llegó, las marcas en su cuerpo eran notables, el rastro de los labios que habían besado su piel y de las manos que la habían acariciado.

HyungWon no pudo sostenerse más, estando posicionado sobre sus rodillas y manos, cayó abruptamente de rostro contra las almohadas. Sin embargo, no tuvo mucho tiempo de descanso antes de que fuera ágilmente puesto boca arriba.

—Es mejor si me llamas la próxima vez que vengas —el aliento cálido de su amante rozaba con su cuello y pronto un camino de besos se trazó hasta su oído—. Tienes suerte de haberme encontrado aquí en casa.

—Es que... ahm —cerró los ojos cuando sintió el cálido contacto de la mano contraria contra su sensible miembro—. No me habías llamado hace un largo rato.

—Porque tenía miedo de que tu mamá me contestara como la anterior vez. —los movimientos manuales se hicieron más constantes y rápidos, él moviendo la mano en círculos y acariciando el glande con su pulgar—. ¿Ya te vas a venir?

HyungWon asintió, hundido en el placer y soltando gemidos queditos hasta que finalmente manchó la mano de su amante con su orgasmo. Compartieron un último beso sucio antes de que él decidiera levantarse de la cama.

—¿Vas a ir a la escuela? —le preguntó, tomando su camiseta del suelo y pasándola por su cabeza.

—Por supuesto que no, a esta hora sería muy extraño llegar sin una excusa válida, prefiero quedarme aquí —tomó las sábanas revueltas de la cama y se cubrió ellas, girándose de costado y empezando a cerrar los ojos—. ¿Tienes que ir a la universidad, WonHo? 

—Si no lo hago mis padres empezarán a sospechar. Ya me estoy arriesgando demasiado trayéndote aquí —recogió el resto de sus prendas del suelo. —Puedes quedarte aquí hasta que llegue la hora de irte. También puedes comer algo si quieres, solo procura que sea lo que te indiqué —se acercó esta vez, dejando un beso casto sobre sus labios.

HyungWon lo vio perderse hasta que se encerró en el baño y fue entonces dejó salir un suspiro, relajado. Le gustaba estar ahí, en esa cama, en la cama de él. Con los rayos del sol colándose por la ventana mientras él se calentaba bajo las mantas.

No iba a negar que le molestaba tener que andar por cuidado en las calles, evitando que algún conocido suyo o de sus padres lo viera rondando por ahí cuando se suponía debía estar en clase. Aunque su preocupación por mantener su fachada de niño bueno y pulcro era mayor.

No podía dejar de ser perfecto.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top