Noveno capítulo
Noveno capítulo: Hora de la verdad.
-Malditos zapatos, los odio -por más que estirara sus brazos, no podía alcanzar sus pies porque su estómago hinchado no se lo permitía y eso le estaba estresando.
De algún modo solucionó el problema de los zapatos y se levantó para terminar de alistarse, no tenía planeado salir ese día, pero no había nada de comer en la alacena, tenía hambre, y no podía gastarse todo el dinero que tenía en un domicilio. Se colocó el enorme abrigo que pertenecía a su padre anteriormente, hubo una época en la que estaba pasado de peso y tenía mucha ropa que ahora ni él usaba debido a que adelgazo después. Tenía calambres, le dolían mucho las piernas, pero no había nadie más con él en casa así que sí o sí debía salir.
Su vida en los últimos meses había sido... complicada. No era totalmente mala, pero tampoco buena, sentía que podía ser mejor. Cosas habían cambiado y otras no, por ejemplo, su cuerpo en efecto había cambiado mucho por el embarazo, se refería a él como un huevo, temía que si se movía muy brusco el vientre que cargaba iba a estallar en algún momento.
Su relación con sus padres no había cambiado en lo absoluto, todo seguía igual de tenso y frío, pensó que tal vez verlo con su panza se sentirían un poco más compasivos o que incluso se interesarían por el ser que sería nada más y nada menos que su nieto; pero no era así, en definitiva, no tenían ningún tipo de interés en él.
Había terminado su año escolar por suerte con éxito, muchos maestros estaban sorprendidos de verlo entre la lista de los aprobados, no entendía porque, si siempre se había mostrado como un buen estudiante, y si, estuvo un tiempo perdido y desequilibrado, pero pudo reponerse y por suerte sus buenas notas anteriores le ayudaron a las bajas notas que pudiera tener. ¿Acaso sus maestros pensaban que por estar embarazado había perdido sus capacidades y era un inútil o qué?
Con ocho meses, casi nueve, de embarazo estaba viviendo una vida un poco más tranquila que sus primeros meses de embarazo. Si bien era cierto que su cuerpo estaba algo más maltratado a este punto por los calambres, dolores de espalda y de pies, era más llevadera en el tema con sus padres, compañeros de clase e incluso WonHo.
No le gustaba mucho hablar de él, porque su relación era tensa, después de todo, y estaba seguro que si había vuelto a saber de él era únicamente por obligación.
Hace unos meses se encontraba camino a la casa de los Lee cuando los mismos señores de la casa le habían dicho que los encontrara allí. Estaba nervioso, sin lugar a duda, pero temía que las circunstancias fueran peores si no se presentaba justo como ellos habían querido.
No sé hablaba con MinHyuk, ChangKyun o HyunWoo, así que nuevamente estaba solo por los pasillos de la escuela o en el almuerzo, le afectaba, pero no tanto como pensó. Caminó por las calles finas que albergaban muchos recuerdos que en ese momento prefería no remembrar; tocó el timbre de la casa ostentosa una vez estuvo allí en frente, no quería parecer asustado, así que estaba sacando fuerzas de donde no tenía para no desmayarse allí mismo.
Una mujer de edad mayor fue quien le abrió, su cabello corto estaba alejado de su rostro gracias a una diadema, tenía anteojos redondos y grandes y vestía ropa sosa de color gris, asumía era su criada -: ¿Necesita algo? -le preguntó ella tan pronto pudo.
-¿Podría hacerme el favor de avisarle a los dueños de la casa que he venido a verlos?
-¿Y quién los busca? -él soltó un suspiro, sintiéndose nervioso de repente ante la mujer.
-Chae HyungWon.
Ella asintió un poco dudosa aún, le pidió que se quedara allí mientras le avisaba a los dueños, él obedientemente se quedó allí con sus manos detrás de su espalda y sus pies muy juntos. Como era de esperarse, la mujer bajó en pocos minutos y le dijo que siguiera a la sala de estar.
-Que bien que si nos hiciste caso.
La madre de WonHo estaba allí, sentada en uno de los sillones individuales mientras bebía de una taza, tenía su pierna cruzada lo que le daba un aire mucho más intimidante. Él no le respondió a la mujer, se quedó allí de pie con la mirada gacha y las manos en la espalda, saludarla sería algo extraño de su parte, pero tampoco quería parecer irrespetuoso ante una mayor.
-Siéntate, niño -obedientemente tomó asiento frente a la mujer que no despegaba su mirada de él, haciéndole nervioso. -Quiero ir al grano, no tengo porqué andar con rodeos contigo.
No le respondió de nuevo, estaba nervioso y eso se podía ver en la forma en que sus manos apretaban los posa brazos del sillón.
-Aborta ese niño.
-No puedo hacerlo -respondió casi de inmediato, sorprendiendo a la mujer por el poco tacto con el que le había hablado. -Estoy muy avanzado, si lo aborto, yo podría morir en el proceso.
La mujer apretaba sus labios en una mueca de desagrado, dejó sin ningún tipo de cuidado la taza de té sobre la mesa a su lado y se colocó de pie, no sabía exactamente qué era lo que la mujer quería de él, pero parecía ser una mujer a la que no le gustaba perder y que si en definitiva no conseguía lo que quería no le importaba pasar por quién sea con tal de conseguirlo.
-Tú estás arruinado, niño, no debiste nunca meterte con mi hijo. Él estaba bien antes de todo esto ¿Pretendes sacar dinero de toda esta situación? ¿Crees que vamos a mantenerte y a tu bastardo?
-¡Yo no quiero dinero! -se levantó también de su asiento, pero más demoró en hacerlo que nuevamente quedar sentado del golpe que la mujer dio en su rostro, ella se mostraba colérica con la situación. Siempre pensó ella que su madre era una mujer fría y calculadora, pero la madre de WonHo la superaba con creces. -WonHo sabe exactamente lo que quiero.
-Sea lo que sea, ten por seguro que no lo vas a tener.
-Quiero que hable con mis padres -él continuó, haciendo caso a omiso a la mujer que muy bruscamente le había mandado a callar. -Ellos quieren saber con quién estuve.
-No va a pasar, HoSeok no volverá a dar un solo paso fuera de esta casa, mucho menos si es para complacer a niñatos. Lo mejor es que te alejes, haz lo que quieras con ese bastardo, pero no te metas con nosotros.
-Usted fue la que me buscó, yo no quería saber nada de ustedes, sin embargo, es usted la que me está amenazando como si temiera algo.
-¿Temerte? ¿A ti? ¿Cómo osas a ser tan arrogante?
-Yo tengo dieciséis y su hijo dieciocho -continuó, sintiéndose un poco menos asustado cuando vio los ojos de la mujer dudar. -Soy un menor de edad.
-¿Qué pretendes? -nuevamente reconoció el tono venenoso en su voz, ella tomó asiento frente a él, con la mirada sería.
-Y-Yo... -tomó una inspiración. -Voy a demandar a su hijo por abuso.
-¿Crees que eso nos asusta? No serías capaz de hacerlo.
Claro que no sería capaz de hacerlo, le daba miedo solo de imaginarse a sí mismo en un juicio. Además... Muy dentro suyo pensaba que no era buena idea arruinar a WonHo de esa forma, no cuando en muchas ocasiones él mismo era el que manipulaba al mayor para hacer cosas que no debían.
-Si no cumple con lo que yo quiero, soy capaz de hacerlo.
No pensó que su plan funcionaria, es más, ni siquiera era un plan, era algo espontáneo que utilizó para defenderse ante la familia Lee. Accedieron a su petición de hablar con sus padres, hubiera sido genial si todo se hubiera solucionado con eso, pero no había tomado en cuenta que sus padres no diferían mucho de los de WonHo.
-Bien, empaca tus cosas y vete.
-¿Q-Qué? -su boca se secó en ese instante, a un lado suyo también estaba WonHo que miró con ojos bien abiertos a los mayores.
-El trato era que si aparecía el hombre que te embarazó tú dejarías esta casa -su padre habló firme, llevando a su boca una de las galletas que se encontraban en la mesa.
-E-Eso no, no... Papá, por favor.
-HyungWon, habíamos hecho un trato.
-¡Yo no pacte nada contigo! Eres tú quien está obligándome a irme de esta casa.
WonHo, quien no había soltado palabra alguna hasta ese momento, soltó un sollozo que rápidamente llamó la atención de los dos hombres. Dios, estaba llorando.
-N-No puedo llevármelo -su voz estaba entrecortada y sus anteojos empañados de lágrimas. Se veía desesperado, asustado, y eso a HyungWon de algún modo le hizo sentir molesto. Sí, molesto. Pensó que él podía tener las agallas de decir "Sí, lo llevaré conmigo", pero en cambio estaba llorando como un maldito bebé diciéndole a su padre que no podía hacerlo.
Vio a su padre acariciar su nuca con estrés, cayendo en cuenta que su hijo se había metido con otro niño al igual que él, un inútil que también pensaba que tener sexo no iba a tener consecuencias. HyungWon no dijo nada después de que WonHo terminó de hablar en medio del llanto, no dejaba de sentirse molesto con WonHo por el llanto, deseaba poder decirle algo, pero no creía sensato comenzar a pelear con él en ese momento.
-¿En qué mierda estabas pensando, HyungWon? -su madre, quien todo este tiempo había estado de pie a un lado de su padre, habló finalmente. Sabía que en realidad su pregunta era más acertada a un "¿Con quién te metiste, HyungWon?", y para ese mismo instante que se encontraba tan molesto, él tampoco entendía como se había metido con WonHo.
Por suerte WonHo se fue de su hogar luego de una hora, estaba tan molesto como lo estaban sus padres así que cuando estos comenzaron a reclamarle él también les respondió de manera altanera, ganándose una cachetada. Por suerte sus padres cayeron en cuenta que mandar a vivir a HyungWon con WonHo era una locura, y que suerte, porque si hubiera sido lo contrario, seguramente tendría que vivir en la casa de los padres de WonHo y ahí sí que les daría en bandeja de plata a los señores Lee la oportunidad de hacerle la vida imposible.
Bueno, le tranquilizaba el hecho de estar en su casa, tal vez no había el mejor ambiente allí, pero prefería quedarse con el mal ambiente que ya le era familiar a vivir un mal ambiente que no sabría manejar. Su embarazo ando sobre ruedas, según le había dicho su obstetra, la doctora Song, tenía guardadas en un cajón especial todas y cada una de las ecografías que le habían hecho durante su embarazo, le emocionaba ver como su hijo se veía al principio como unas manchas negras y luego se notaba mucho más su pequeño cuerpecito.
Una de ellas era la revelación del sexo de su bebé, que resultó ser un varón.
Su panza había crecido, pero no tanto como había pensado, aunque era notable si usaba playeras que se amoldaban a su cuerpo, no se veía en absoluto si usaba playeras gigantes. Cuando su ropa ya no le quedó, tuvo que recurrir a rebuscar en el armario de su padre cuando esté no se diera cuenta, tenía muchísima ropa que ya no usaba y a él le servía mucho.
Sus padres continuaban ignorándolo, intentando hacer como si no existiera, lo hicieron incluso en las festividades de fin de año y en su cumpleaños, aunque a él tampoco le hubiera gustado mucho que llegaran con serpentinas y un pastel en su cumpleaños porque ese día en especial su hijo estaba revoltoso, quitándole el aliento cada nada con pataditas. Las únicas personas que recordaron su cumpleaños fueron MinHyuk y YoonA, ambos lo llamaron al teléfono de su casa y le desearon un feliz cumpleaños. Su relación con MinHyuk había estado... tensa, en realidad, ya no tenían la misma confianza de antes pero aún se hablaban, incluso le había invitado a su graduación. MinHyuk le preguntaba por su embarazo y él le preguntaba por HyunWoo y ChangKyun, eran charlas cortas, pero prefería eso a no hablar con él nunca.
Hablando de su embarazo, había aprendido a agradecer ciertas cosas de su embarazo, como, por ejemplo, el placer de poder andar con ropas sueltas y no tener que avergonzarse de que lo encontraran usándolas porque "estoy embarazado", aunque también había cosas que detestaba por, sobre todo, como los antojos de media noche que no podía cumplir, o el extraño antojo de comer tierra que tampoco podía cumplir porque había leído en internet que podría haber allí bacterias.
Por suerte, para su último mes sus antojos habían mermado, y si llegaba a tenerlos, eran cosas simples que podía encontrar en su cocina o que se pasaban al rato. Su parto estaba programado para dentro de unas dos semanas, lo cual le calmaba porque no tenía completamente lista su mochila para el parto, los pañales que había recaudado eran pocos y también no sabía dónde conseguir las toallas higiénicas de maternidad que le pedían.
Luego de haber hecho las compras entró corriendo a su casa, tenía la punta de la nariz congelada y sus pies un poco acalambrados por el frío, así que una vez estuvo dentro de su hogar, encendió la calefacción y se cambió sus zapatos por los de casa. Como había dicho antes, sus padres no estaban en casa porque habían decidido irse de viaje por unas semanas, no sabía la razón, pero tampoco le importaba.
Se hizo de cena unos fideos fríos con carne de cerdo y calabaza picada, no comía picante porque su doctora le había dicho que podía no ser muy bueno y algo irritante, así que, por ahora, el picante estaba vetado para él. Unas horas antes de irse a dormir sintió una patada especialmente fuerte de su hijo que lo hizo soltar un quejido, sintió su estómago un poco extraño luego de eso, pero trató de no prestarle atención, la doctora le había explicado que era normal durante esos meses que su bebé se moviera mucho dentro de él.
Durante las últimas semanas dormir se le había hecho algo complicado, muchas veces era su hijo quien lo despertaba con golpes o sus antojos el que lo hacían, pero podía sobrevivir con eso, porque ahora que estaba en vacaciones podía darse el lujo de tomar siestas en la tarde.
No sabía por qué, no lo tenía previsto, pero esa misma noche a mitad de la madrugada su vientre comenzó a dolor fuertemente, no era nada comparado a las patadas que su hijo le daba antes, ese parecía ser un dolor mucho más intenso que lo hizo empezar a sollozar. Sostenía su vientre con una mano mientras con la otra intentaba levantarse de la cama, estaba en la completa oscuridad y sus ojos enlagunados por las lágrimas no le ayudaban mucho a encontrar el camino al teléfono, tuvo un inexplicable miedo de bajar las escaleras, sentía que se caería en algún momento, pero necesitaba pedir ayuda porque se sentía morir con aquel dolor.
Casi arrastrándose pudo llegar al teléfono, marcó el único número que se sabía de memoria, esperó los tres tonos, pero este de inmediato le envío a buzón. No podía ser cierto, sabía que esa no era hora de llamar, pero de verdad necesitaba la ayuda de YoonA, sin embargo, su teléfono sonaba apagado, su dolor no le esperaba y cada vez era más fuerte, así que tuvo que subir nuevamente a su habitación por su libreta dónde tenía el teléfono de la otra persona que correría a su ayuda si lo pidiera.
Estaba asustado de tener que subir y bajar tantos las escaleras, los mareos que estaba teniendo por el dolor podían hacerle dar un paso en falso y una caída en su estado sería mortal. Cuando nuevamente estuvo seguro en el suelo fue hasta el teléfono, está vez marcando desesperadamente en el teléfono el número que tenía anotado.
-¿Hola?
-MinHyuk, soy yo, HyungWon -estaba ahogado en llanto, su voz salía entrecortada y muy alta, sabía que eso había alterado de inmediato a la otra persona detrás del teléfono. -M-Me está doliendo mucho, siento que voy a morir, ayúdame por favor.
-¿Qué dices? ¿Qué te está doliendo?
-Me duele mucho la parte baja del vientre, siento que voy a estallar, ayúdame.
-C-Cálmate, HyungWon -MinHyuk también se sintió alterado. -Creo que estás teniendo las contracciones para el parto, voy por ti, por favor ten lista tu mochila para la clínica y espérame.
Hizo lo ordenado, por suerte su mochila estaba en los pisos de abajo porque no había previsto su parto tan pronto y había prometido llenarla con lo que faltaba durante esos días, asegurándose de que sus documentos estaban completos cerró la mochila y esperó a MinHyuk sentado en el sofá, sentía su vientre doler cada vez más fuerte que incluso soltó un grito a la par que de sus ojos rodaban nuevamente lágrimas.
Sabía que MinHyuk no demoraría mucho en llegar, él sabía exactamente dónde estaba su casa, y fue una suerte eso porque efectivamente en pocos minutos el timbre de su hogar había sido tocado, se levantó como pudo con la mochila en mano y se encaminó a la puerta.
-Diablos, ven, el taxi nos está esperando -tan pronto la puerta fue abierta MinHyuk lo tomó del brazo y no le dejó pronunciar palabra. -Todo va a estar bien, HyungWon, todo va a estar bien.
En otras circunstancias le hubiera avergonzado estar llorando frente a un desconocido como lo era el conductor del taxi, pero, por favor, su vientre estaba a punto de estallar ¿Cómo podía controlarse? En medio de su llanto sintió sus pantalones empaparse como si le hubiera estallado un globo de agua en el trasero, así que completamente paniqueado llamó a MinHyuk.
-¡Rompiste fuente! Demonios ¿No puede ir más rápido, señor? Este chico está dando a luz.
El hombre se quejó por los semáforos que se encontraban en rojo, lo cual ocasionó una breve discusión entre MinHyuk y el conductor, pero por suerte él aceleró y llegaron al hospital en un santiamén. Lo primero que hicieron los enfermeros al recibirle fue ofrecerle una silla de ruedas, le pidieron a MinHyuk que guardara la calma mientras atendían al embarazado.
Aunque los enfermeros le habían asegurado que no había que estar preocupado por HyungWon, no pudo evitar sentirse angustiado y merodear por la sala de espera, sabía que tenía que contactarse con los padres de HyungWon, con HyunWoo y ChangKyun e incluso con una tal YoonA que HyungWon le había mencionado en el taxi, pero por, sobre todo, pensaba que había una persona en especial con la que debía contactarse en esa situación.
Buscó en la libreta que HyungWon había traído en su mochila y miró los diferentes números allí anotados, hasta que dio con uno marcado como "Casa Lee" y fue entonces cuando pidió un teléfono prestado a la recepcionista.
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ya llegó el momento
que todas estábamos
esperando, yupi.
pienso que un bebé
de hyungwon y
wonho debe ser muy
lindo, lo
descubriremos la
próxima semana
cuando nazca.
por fin aparecieron
los tan misteriosos
padres de wonho,
¿dirían ustedes que
su nivel de
insensibilidad está
a mayor o igual
escala que los padres
de hyungwon?
nos vemos en una
próxima actualización,
besos y cuidense mucho.
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