Décimo noveno capítulo

Décimo noveno capítulo: De niño a hombre. 

Las velas estaban rodeando el bizcocho dulce cubierto por crema, había también un trozo de fresa encima de este y tenía un escrito en crema azul que decía "Feliz cumpleaños, HyungWon".

Sopló las velas por pedido de MinHyuk, el cual había terminado de cantarle el feliz cumpleaños, lo hizo mientras escuchaba los cortos aplausos de su amigo, cuando el fuego de las velas fue apagado, recibió en brazos al pequeño bebé que también se mostraba emocionado, y al tenerlo cerca, sin dudarlo, plantó su boquita húmeda en su mejilla y le regaló un beso baboso.

—Felicidades, HyungWon —MinHyuk también se acercó a él y le dio un corto abrazo por los hombros, lo cual lo hizo sonreír. —Ahora, el pastel.

MinHyuk se encargó de partir el pastel y darle un trozo a cada uno, su bebé estiraba sus brazos queriendo probar del dulce también, pero él se lo negaba ya que eso era demasiado dulce para HaYul. Su bebé tenía diez meses, estaba rellenito y saludable, hace poco había comenzado a gatear, así que ya estaba acostumbrado a verlo andar por toda la casa en sus rodillas y manitas, no lo restringía porque eso aportaba favorablemente en su desarrollo, así que lo dejaba gatear todo lo que se le diera la gana, y si tenía que lavar más ropa, lo haría.

Para su fortuna su cumpleaños fue un fin de semana, no tenía que trabajar esos días, y estaba feliz de pasar todo el día descansando y pasando tiempo de calidad con su lindo bebé que cada día estaba más grande. Efectivamente, otro año había pasado, los meses pasaron volando y antes de darse cuenta, era su cumpleaños de nuevo, su cumpleaños número dieciocho.

Debía admitir que estaba feliz, era un cumpleaños como ninguno que había celebrado, MinHyuk había aparecido con una torta y unos globos en forma de números, había decorado como pudo el comedor y luego allí le cantó el feliz cumpleaños, pero, por otro lado, también estaba ansioso.

¿Y ahora qué?

Antes, tenía planeado a sus dieciocho años terminar su educación básica, para comenzar a estudiar en la universidad más prestigiosa de Seúl la carrera de administración de empresas que su padre tanto le había insistido en elegir, pero ahora, solo tenía un trabajo como mucama y un bebé rechoncho que le exigía cada vez más y más ¿Todo siempre tendría que ser así? ¿Su vida sería eso a partir de ahora? No quería pensar mucho al respecto, pero le era imposible, y en algún momento se encontró a sí mismo con la mirada perdida en algún lugar mientras su amigo comentaba animadamente sobre el reality show que estaban viendo juntos.

—Él tiene una voz increíble y también es tan sexy, yo le hubiera dado el premio ganador desde el primer momento en el que puso un pie en el escenario —su amigo rio, sin embargo, cuando lo vio allí sentando, tan serio, cambió su expresión a una más preocupada. —¿Qué tienes?

—Nada —susurró, aun con la mirada perdida y apretando un poco su pantalón entre sus manos.

—Te ves pálido ¿Estás seguro que estás bien? —MinHyuk le tocó la frente, intentando tomar su temperatura, pero no sintió nada fuera de lo usual.

—Mañana tengo que trabajar, es mejor que me vaya a dormir ahora.

—¿Ahora? Pero aún no le dan el veredicto a Suk, es nuestro favorito.

—Puedes decírmelo mañana —se levantó del sofá, no sin antes despedirse de MinHyuk dándole un beso en la mejilla, y seguido de eso, salió de la habitación de su amigo.

Al entrar a su propia habitación encontró a su bebé durmiendo plácidamente en la cama, estaba con su pijama de avioncitos y entre sus manos tenía el muñeco de trapo en forma de conejo, se veía demasiado lindo allí recostado, inconsciente de todo lo que sucedía a su alrededor. Desde hace un tiempo que ahora tenía su propia habitación, ya no invadía la cama de MinHyuk ni tampoco el resto de su espacio, luego de que la vecina se había ido, él convenció a la señora Choi de que le rentara la habitación a él y ella por suerte aceptó.

Ahora tenía su propio espacio, no tenía mucho, a decir verdad, la cama en la que dormía ya estaba allí, porque al parecer venía incluida con la habitación, el colchón lo consiguió con ayuda de MinHyuk y las sábanas fueron un regalo de navidad por parte de su amigo también, no tenía un armario para su ropa, así que tenía que colgar en ganchos su ropa sobre un perchero de metal bastante lindo que había encontrado en rebaja.

Era poco lo que tenía, pero le gustaba poder llamarle suyo.

Se dio una corta ducha con agua caliente y se cepilló los dientes, aún no se acostumbraba a dormir solo, así que con mucho cuidado se coló en la cama y acomodó a un lado suyo a su bebé que parecía estar completamente perdido en el mundo de los sueños. Agradecía mucho que MinHyuk intentara hacer de su cumpleaños un momento agradable, pero en aquellos momentos era cuando no podía tapar el sol con un dedo y decir que todo estaba bien, cuando parecía que su vida iba en declive.

Al otro día tuvo que levantarse muy temprano para ir a trabajar, su bebé ya se había acostumbrado a su horario, así que ya no era una batalla tener que levantarlo y darle un baño para llevárselo, de hecho, en todo el camino se comportaba muy tranquilo.

Ahora que tenía un poco más de dependencia, no tenía que cargarlo en la espalda todo el tiempo, en ocasiones sí, como cuando tenía sueño y quería que lo arrullaran, pero ahora le dejaba gatear tranquilamente por la sala, no salía de allí porque aún vivía con el miedo de que los señores Yoo se enteraran que dejaba su hijo recorrer la casa, no sabía hasta qué punto eran ellos permisivos.

DongMin, el bebé de los Yoo, también había aprendido a gatear en esos meses transcurridos, pero a diferencia de su bebé, que era un entusiasta y activo, él solo gateaba un par de metros antes de sentarse en el suelo. Era un bebé flojo, antes que caminar, le gustaba que le cargaran y cumplieran todos sus caprichos, era sin duda un bebé mimado. Cuando le comentó a los señores Yoo que su hijo había comenzado a gatear ellos le mandaron a colocar en su habitación un patio de juegos que ocupaba gran parte de la habitación, estaba cercado y allí dentro había toda clase de juguetes, incluyendo una resbaladilla muy corta que ese niño ni siquiera se había molestado en mirar, cuando lo había puesto en el patio de juegos para que se divirtiera, él solo tomó asiento en medio de todos esos juguetes y luego de unos segundos le pidió que lo cargara.

Por ejemplo, esa tarde tenía a DongMin cargado en brazos mientras guardaba la ropa limpia y planchada de los señores Yoo, el bebé ese día estaba en especial mimoso, tenía un chupón en la boca, pero eso no lo detenía para que le pasara las manos por el rostro todo el tiempo, pidiendo que lo mire y le preste atención.

—DongMin, no tengo tiempo para eso, aún tengo una tanda de ropa que lavar —aunque quisiera quedarse jugando con el bebé, tenía muchas cosas que hacer, y sinceramente, darle amor y atención al bebé no era su responsabilidad, era la de sus padres, pero ellos ni reparaban en él cuando llegaban a casa.

Su HaYul estaba sentado en la alfombra de la sala, con sus pocos juguetes rodeándolo, pero el parecía feliz de estar con su juguete electrónico que imitaba sonidos de animales cuando apretaba algún botón, tenía también un chupón en su boca, pero este se resbalaba de vez en cuando se reía al escuchar los sonidos de la vaca.

Ese había sido su regalo de navidad por su parte, hubiera querido que el juego fuera uno mucho más grande e interactivo, como los que tenía DongMin en su habitación, pero el dinero le había alcanzado solo para eso.

—Mi bebé es tan hermoso —se había acercado a su niño, alejando los cabellos lacios y oscuros que ahora cubrían toda la parte superior de su cabeza y llegaban un poco más abajo de sus cejas, dejó un beso en su frente.

Cuidar de dos bebés en definitiva era lo más difícil, cuando creía que tenía a uno controlado, el otro lloraba y hacía un escándalo. Aún se sentía con los ánimos bajos por su cumpleaños, y ese día en especial que estaba tan atareado, solo le hizo sentirse peor y estaba irritado y decaído.

—Casa de los Yoo —DongMin aún tiraba de su rostro para que le prestara atención, lo cual lo tenía estresado y había contestado de mala gana el teléfono.

—HyungWon —era el señor Yoo quien le hablaba desde el otro lado de la línea.

—S-Señor SeungMin —se obligó a cambiar su mal humor por uno mejor, no era una buena idea responderle de forma brusca a su jefe. 

—HyungWon, quiero que tengas la cena lista antes de la hora acordada. Haz lo que se te dé la gana, pero que sea delicioso, y asegúrate de hacer una ración extra.

—De acuerdo —asintió levemente, pero entonces DongMin, que aún estaba cargado en sus brazos, estampó su manita en su mejilla dolorosamente. —¿Puedo preguntar la razón?

—Eso a ti no te incumbe —él le respondió con seriedad, luego simplemente soltando el teléfono y dejándole con la pregunta en la boca.

El señor SeungMin era relativamente rudo, aunque la señora JiMin no era precisamente dulce, al menos no sentía tanto miedo de estar en la misma habitación que ella, y aunque el señor SeungMin nunca le había gritado, tenía miedo que algún día lo hiciera y por eso mantenía distancias, tratando de hacer todo perfectamente y sin errores para evitar cualquier tragedia.

Suponía que de algo habían servido todos esos años de golpes y regaños por parte de sus padres para ser perfecto, recordaba que incluso en el jardín de niños, ellos habían golpeado sus manos con una regla cuando había coloreado una manzana y se había salido de las líneas. Ahora no podía hacer alguna cosa sin tener en mente que debía ser perfecto, incluso creía escuchar a su madre en su oído diciéndole que, si no era el mejor, no era nada.

Estaba alimentando a HaYul mientras esperaba que la lavadora terminara su ciclo, eran esos momentos los que consideraba como un verdadero descanso, aunque antes consideraba tedioso el alimentar a su hijo, ya se había acostumbrado al dolor de las succiones y ahora era casi imperceptible. Su bebé se veía mucho más allá que acá, es decir, sus ojitos se cerraban mientras tenía el pezón en la boca y en constantes ocasiones parecía olvidar que estaba comiendo y lo soltaba sin más, luego lo recordaba y reanudaba las succiones.

Cuando su hijo se durmió en sus brazos, a diferencia de DongMin que tenía una enorme cuna esperándolo para la siesta, su HaYul tenía que dormir en la misma carriola en la que se transportaba, estaba bien, pensaba, era una carriola espaciosa y tenía muchas mantas allá dentro así que su bebé perfectamente podría tener un sueño satisfactorio.

En la tarde se dedicó a hacer la cena, el señor SeungMin le dijo que podía hacer lo que quisiera, así que, había optado por la comida coreana que siempre era su especialidad, había preparado una parrillada de diferentes carnes con mariscos, un acompañamiento de fideos con verduras y arroz, porque al señor SeungMin le encantaba el arroz, esperaba que él no pensará que era una comida demasiado corriente y se llevara un regaño.

A eso de las seis de la tarde escuchó un auto estacionarse en la cochera, suponía que era el señor SeungMin así que tuvo que salir a recibirlo, nuevamente escuchó una conversación masculina en el camino, le agradaba que fuera un hombre porque entonces no tendría que presenciar de nuevo la cena incómoda que el señor SeungMin  había tenido hace unas semanas.

Había llevado a una mujer hermosa a la casa, era alta, más que la señora JiMin, y de piernas delgadas y blancas, tenía una cabellera castaña y rizada que le llegaba un poco más arriba de la cintura, en definitiva, era una belleza, aunque ella había lanzado groseramente su abrigo a su rostro cuando entró, no dejó de pensar que ella era hermosa.

Cenaron en el comedor los dos juntos, ella riendo coquetamente mientras pasaba sus manos descaradamente por los brazos del señor SeungMin, él también estaba riendo, riendo como nunca lo hacía con la señora JiMin, lo cual obviamente puso su mente a trabajar. Cuando ambos terminaron la cena y él había ido al baño, HyungWon se quedó un rato mirando a la mujer que le daba la espalda, estaba escondido detrás de una de las paredes de la cocina en la cual se asomaba solo la mitad de si cuerpo, estaba analizando qué podría tener ella que la señora JiMin no y por qué podría ser una potencial amante, también estaba pensando sobre si el señor SeungMin sería tan descarado de llevar a casa a su amante, la casa que compartía con su esposa, dónde estaba su propio hijo.

—Para de mirarla, muchacho —él había llegado por sus espaldas, lo cual le sacó un claro susto que lo hizo soltar un respingo. —No te atrevas a pensar cosas indebidas de la invitada.

—N-No, señor, yo solo...

—Es una mujer importante para mí —HyungWon había quedado ciertamente confundido cuando él dijo eso, y SeungMin pareció notar su mala elección de palabras y se corrigió de inmediato. —Para nosotros, es una mujer importante para la familia, una amiga cercana.

No le dijo nada más, luego de que cenaron ella se fue con él en el auto, el señor SeungMin se había explicado diciendo que la llevaría a casa, lo cual no tenía lógica, porque para eso estaba el chófer, pero el señor SeungMin le estaba dando explicaciones sin más acá ni más allá y también le había dicho que si la señora JiMin llegaba en ese lapso de tiempo, le dijera que estaba aún en la oficina. Él no llegó en lo que le restó de turno, no sabía si llegó en algún momento de la noche, pero él había tenido que obedecer órdenes y callar, mentirle a la señora de la casa y salir de allí con los labios sellados.

Era ridículo como el señor SeungMin pensaba que él estaba alucinado por su amante, era una mujer hermosa, pero sinceramente nunca se fijaría en una mujer que era capaz de meterse con un hombre casado. Además, si hablaba de tener pensamientos indebidos de quién no debía, estaba otra persona en su mente.

El señor JiCheol.

El señor JiCheol era uno de los amigos más cercanos del señor SeungMin, era el hombre que había llevado a cenar hace algunos meses, no sabía mucho de él, solo podía verlo de cerca cuando les servía la comida, y no se le permitía estar junto a ellos el resto de la cena, por eso apenas y sabía cuál era su nombre.

No le gustaba admitirlo, pero ese hombre lo tenía anonadado, abrumado, las manos le temblaban cuando estaba muy cerca suyo, de hecho, no sabía cómo es que no había cometido algún error mientras les servía la comida. Él era ciertamente amable con él, siempre lo saludaba y se despedía de él, dedicándole una sonrisa de lado que lo dejaba en blanco.

Desde aquella noche que lo había conocido, había tratado de llamar su atención, aunque sea un poco, no sabía por qué lo hacía, pero quería que ese hombre mantuviera su mirada en él por más de dos segundos.

Cuando supo que la cena de esa noche del señor SeungMin era con JiCheol, salió corriendo tan rápido como pudo a esconder la carriola en la que su bebé dormía plácidamente, usualmente la dejaba en la misma habitación en la que dormía DongMin, a un lado de la puerta. No era que le avergonzara su hijo, solo no quería que el señor JiCheol se llevara una mala impresión suya, después de todo, no era bueno tener dieciocho y un hijo encima.

Una vez dejó a HaYul durmiendo en la habitación, corrió hasta el baño de empleados y se dio un vistazo en el espejo, tenía el pelo un poco desordenado y los labios pálidos y resecos, así que arregló su cabello como pudo con sus dedos, no tenía como arreglar sus labios, así que solo empezó a presionarlos con su dedo pulgar e índice para que tomaran un poco de color.

—¡HyungWon! —escuchó afuera la voz gruesa y demandante del señor SeungMin, así que, apresurado, se revisó una última vez en el espejo y salió de allí corriendo.

—Buenas noches, señor SeungMin —dio una reverencia.

—¿Dónde estabas? Llegamos hace un rato y nadie salió a recibirnos.

—L-Lo lamento, estaba en la parte trasera de la casa —dio nuevamente una reverencia, esta vez como una disculpa. —No volverá a suceder.

—Tráenos una botella de Coñac, yo te diré cuando sirvas la cena —había pasado su disculpa como si nada y siguió caminando de largo de él, ignorándolo por completo.

Él asintió obedientemente, dándose cuenta como la compañía de su jefe aún estaba ahí frente a él, con su expresión seria pero coqueta al tiempo, entonces fue cuando cayó en cuenta que no lo había saludado correctamente. —: Buenas noches, señor Bae.

—¿Qué tal, HyungWon? —simplemente le pasó su abrigo, pidiéndole con ese gesto que lo colocara en el perchero y luego solo pasó de largo suyo.

Lo dicho, nunca le prestaba atención más de dos segundos. Él nunca había sido un chico que robara miradas, las personas siempre pasaban de largo suyo, lo veían tan delgado y alto que no veían algo interesante en su persona, y estaba bien, siempre creyó que no necesitaba llamar la atención con su físico cuando podía hacerlo con su inteligencia, pero eso no siempre funcionaba, a JiCheol le importaría una mierda que hubiera ganado tres años seguidos las olimpiadas matemáticas, que hubiera estado en el cuadro de honor más veces de las que podía recordar, si fuera más atractivo, tal vez se robaría la mirada de un hombre como Bae JiCheol.

Les sirvió trago durante un gran tramo de la noche, el señor SeungMin de veía ebrio, pero su acompañante no, de hecho, parecía tener gran resistencia al alcohol, su traje estaba desordenado, pero aún hablaba normal y parecía tener conciencia plena de todo lo que sucedía alrededor.

—Mierda, JiMin me tiene cansado, todas las noches siempre es con la misma cantaleta: ¿Por qué no respondes mis llamadas? ¿Por qué no esto? ¿Y por qué aquello? Diablos, es una verdadera molestia. Y luego, en la noche, solo quiere que la toque, pero me da asco hacerlo —el señor Yoo estaba completamente llevado por el alcohol, tanto que ni siquiera había reparado en su presencia mientras les servía otro trago, soltó aquello como si nada.

Era difícil de escuchar, sinceramente, aunque la mujer no era alguien dulce y cálida, no era una mala mujer, trabajaba todo el día y era justa, al menos en lo que él la había conocido, y era algo duro escuchar como el señor SeungMin despreciaba tanto esas muestras de interés por parte de su mujer. Disimuló bien en su rostro el hecho de que eso le había sorprendido, y luego de que lleno los vasos de ambos hombres, salió de allí en silencio.

La cena estaba ciertamente fría, la tenía preparada hace mucho tiempo y ellos no habían hecho otra cosa más que beber, era probable que la señora Yoo llegara primero antes que ellos cenar. Se quedó en la cocina un rato hasta que los hombres pidieran que les llenara los vasos de nuevo, estaba distraído en su teléfono cuando una voz se escuchó detrás suyo.

—No le hagas caso a SeungMin —era JiCheol el que estaba detrás suyo, con la botella de Coñac casi vacía en una de sus manos. —Solo está borracho, lo que escuchaste, no lo dijo en serio.

Era la conversación más larga que tenía con él, por lo cual sus mejillas se habían sonrojado y sus manos le sudaban, pero entonces, se forzó a hablar —: N-No quiero sonar grosero, pero no me debe explicaciones, solo estoy aquí para servir, lo que yo piense o diga no es relevante.

—Lo es si piensas que tú jefe es un tirano infiel —él pasó de largo suyo hasta la isla de la cocina, donde dejó la botella de Coñac.

—No puedo opinar sobre nada, todo lo que pasa aquí, debo callarlo —el hombre solo se quedó en silencio, observándolo, lo cual hizo que se colocara más nervioso de lo normal y comenzara a tartamudear. —¿Q-Quieren que les sirva la cena?

—Creo que SeungMin está muy intoxicado como para comer algo, me acaba de decir que solo quiere recostarse antes de que JiMin llegue y lo encuentre en ese estado.

—¿Entonces solo cenará usted?

—En realidad, no, estoy cansado y no soy nadie para pedirte que me sirvas la cena —soltó un suspiro mientras recargaba su cadera en el borde de la isla de mármol y cruzaba sus brazos sobre su pecho. —Es una lástima que hayas preparado todas estas delicias y que nadie las coma.

—No pasa nada, en realidad, yo solo acató órdenes.

—Ya veo que tu trabajo es complacer a tus amos —había dicho eso en un tono de voz bajo que logró revolver algo en su interior, pronto estaba nervioso, pero más allá de eso, se encontró a sí mismo excitado.

—Algo así —susurró, muy bajo, porque temía hablar muy fuerte y parecer desesperado.

—¿Sabes, HyungWon? Me recuerdas a alguien —había comenzado a merodear nuevamente a su alrededor, y él simplemente tenía su mirada al frente evitando hacer contacto con el hombre que estaba hablando con él, sentía su interior caliente y como sus manos se movían ansiosas entre sí.

—¿A quién?

—A alguien que conocí cuando era adolescente —finalmente, quedó enfrente suyo, y HyungWon no tuvo otra opción que mirarlo a la cara. —Fue en un verano, unas vacaciones en el pueblo natal de mis padres.

—¿E-Era su amigo? —se encontraba con la mirada perdida en los ojos chocolates del hombre más alto.

—Digamos que fue un amor de verano —estaba en un trance, solo podía mirar el rostro perfilado del hombre frente a él, y por ello no se dio cuenta a tiempo cuando una mano cubría su mentón y hacía que su rostro se elevara. —Pero fue demasiado intenso para olvidarse.

¿Estaba pasando en verdad? Tenía el rostro de ese hombre demasiado cerca, podía incluso sentir su aroma a perfume caro y al licor que estaba tomando hace un rato, estaba embriagado aún si no había tomado nada, se sentía irreal todo aquello. Pensó que el hombre lo besaría, él ya estaba preparado, había mojado sus labios con su lengua y tenía la cabeza levemente inclinada a la derecha, él también estaba demasiado cerca, pero entonces fue cuando habló.

—Esto no está bien, SeungMin está aún en casa.

Eso lo hizo soltar un gemido lastimero, lo había soltado involuntariamente, pero cuando se dio cuenta de aquello quedó en blanco y simplemente sintió las mejillas enrojecer, por suerte él no se rio o lo hizo sentir avergonzado de alguna manera.

—Deberías ir a casa, HyungWon —su mano seguía sosteniendo su mentón, e incluso comenzó a acariciarlo, haciendo a HyungWon cerrar los ojos de gusto. —Te llevaría yo mismo, pero no traje mi auto, el chófer es el que va a llevarme.

—Aún tengo que esperar a la señora Yoo para servirle la cena, no puedo irme —hablaba en voz baja, como si temiera que alguien lo escuchara y lo encontrara en dicha situación.

—Entiendo, el trabajo —continuó acariciando su rostro y en momento acercó de nuevo sus labios a los suyos como si fuera a besarlo, pero se alejó rápidamente, lo cual hacía a HyungWon quejarse como un niño. —Nos vemos pronto, HyungWon.

Simplemente se alejó, lo soltó y caminó hasta el perchero en el que estaba su abrigo colgado, lo vistió de nuevo y, dándole una última mirada coqueta, se perdió por el pasillo hasta que se escuchó la puerta ser abierta y cerrada al segundo, en realidad se había ido sin más. Pasó sus manos por su mentón y por su cuello, aún podía sentir el toque caliente en su piel que lo había dejado atontado, era como un sueño, nunca antes había vivido una situación tan... erótica.

Con HoSeok las cosas siempre fueron diferentes, todo fue un impulso, ambos estaban calientes y hormonales, las cosas pasaron demasiado rápido y ante de darse cuenta, estaba embarazado.

Pero con Bae JiCheol era diferente, porque él ya era todo un hombre, no era un niño pretendiendo serlo.

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no hay mucho que
decir aquí, lo que
leen es lo que hay.

¿y su percepción de
hyungwon ahora?
¿es la misma o la
cambiaron?

¿díganme qué
piensan que va a
pasar con el
2won de aquí en
adelante?

¿y hayul?

eso es todo por
ahora, nos vemos
el próximo
fin de semana,
cuídense mucho,
besos y hasta luego.

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