Dónde los ángeles temen pasar (Part Four)
"Sí".
"Pero tú no crees ser digno de amor".
"Todos a los que amaba fueron lastimados..."
"Un solo hombre no puede controlar el destino de otros".
Sabía que tenía sentido, pero...
"Vine aquí esperando encontrar a un padre quien me había abandonado. Sólo encontré a un hombre sin corazón. Luego, hice amigos y conocí a dos chicas maravillosas. Casi maté a mi mejor amigo. Una chica que amaba se olvidó por completo de mí. La otra huyó. También conocí a un hombre que admiraba, que era como el padre que deseé haber tenido. Murió. ¿No es natural temer que si hago nuevos amigos terminaré lastimándolos otra vez? No quiero ser lastimado de nuevo..."
"Eso no es lo que dijiste hace rato. No te importaba si la Segunda Elegida te lastimaba de nuevo. Te pregunto. ¿Qué temes más?. ¿Dolor o soledad?"
Semejante pregunte... me di cuenta de que no sabía la respuesta.
Finalmente moví mis manos y miré a otro lado. No podía verla más tiempo. Me estaba poniendo más y más confundido.
"Se está haciendo tarde. Sería peligroso seguir buscando en la oscuridad. Deberíamos regresar a nuestras casas".
No estoy seguro de qué fue exactamente lo que vino a mí. Tal vez era la clara decepción en su voz. Pero de repente sentí ganas de arriesgarme. Tenía que hacerlo.
"¿Aún te gustaría escucharme tocar... Kaoru?"
"Me gustaría mucho... Shinji-kun".
Sonrió. Sonreí de vuelta. Había olvidado cómo se sentía. Era una cálida sensación.
Así que nos fuimos y nos dirigimos hacia mi departamento.
Traté de no verme decepcionado cuando miré a Kaoru. Ella estaba sentada en sus rodillas, derecha, pero con los ojos cerrados. Mi suposición fue que se había quedado dormida. Su rostro casi era una expresión de tranquilidad y serenidad, sólo perturbada por una pequeña pero aún así fantástica sonrisa. Parecía como si no tuviera ninguna preocupación en el mundo. Simplemente me parecía imposible que alguien en este mundo pudiera verse tan feliz.
Mientras terminaba mi actuación, sus ojos se abrieron, mostrando que ella de hecho había estado bastante despierta..
"Tu música fue excelente y encantadora. Gracias, Shinji-kun. Disfruté cada momento de ella".
Enfatizó sus palabras de hecho al aplaudir sus manos levemente.
Me sonrojé avergonzado. No estaba acostumbrado a recibir elogios por mi música. Sabía que a Asuka y Rei pareció gustarlas la vez que toqué para ambas, pero la verdad nunca lo discutimos. Mientras que sabía que me faltaba práctica y que estaba lejos de la perfección, temí escuchar comentarios negativos.
"No deberías guardar este talento sólo para ti. Deberías tocar para que el mundo te escuche".
Mi sonrojo se incrementó.
"Kaoru... no... no soy tan bueno..."
"Lo eres. Sólo te falta confianza".
Jadeé ante esas palabras... sabiendo en lo más profundo que eran verdad.
"Y la próxima vez, deberías tocar una melodía más alegre. Tal vez alivie el dolor en tu corazón".
"Gracias... Kaoru".
Ella sacudió su cabeza.
"No. Gracias a ti, Shinji-kun. Ha sido un verdadero placer escucharte tocar.. En verdad aprecio que me hayas invitado a tu casa y te hayas abierto a mí".
"Bueno... err..."
No sabía realmente qué decir. ¿De verdad era eso lo que estaba haciendo?. ¿Abriéndome a ella?
Los siguientes momentos se sintieron realmente embarazosos, ya que de repente no sabía qué decir o hacer.
"Se está haciendo tarde. Tal vez deba volver a mi departamento".
Obviamente, la chica había notado que aún no me sentía cómodo en su presencia.
"Tal vez sea una buena idea..."
Muy inconvenientemente, mientras Kaoru se preparaba para irse, el sonido de un trueno se hizo escuchar afuera. Mientras miraba hacia el balcón, me di cuenta de que estaba lloviendo realmente fuerte. Miré a Kaoru. Ella sólo llevaba su vestido blanco y un par de ligeros zapatos veraniegos. Con la destrucción de casi todo Tokyo-3, no había taxis en la ciudad. Si ella salía con semejante clima, se empaparía y probablemente se enfermería.
Suspiré, ya que me di cuenta de que no podía, en ninguna buena conciencia, dejarla ir.
"Supongo... que puedes dormir aquí". Pensé un poco y renuentemente, añadí, "El cuarto de Asuka está libre... puedes dormir en su cama... siempre y cuando no toques nada en su cuarto".
La chica asintió.
"¿Lo estás manteniendo como estaba en caso de que ella vuelva, no es así?"
Esta vez, yo asentí.
"Aún es un poco temprano para dormir. Tal vez puedas usar el tiempo para contarme sobre ti y las otras Elegidas... si no es muy doloroso..."
"No, está bien".
Extrañamente, lo era. Se sintió realmente bien ser capaz de hablar con alguien sobre las chicas y cómo me había sentido. Le conté todo sobre Rei y Asuka, cómo las había conocido, cómo nuestras relaciones llegaron a ser más que la de simples co-trabajadores y amigos. Ella me hizo muchas preguntas sobre nuestra relación. Incluso me preguntó si había tenido sexo con ellas, lo cual respondí con un sonrojo. Rápidamente traté de cambiar de tema.
"¿Por qué viniste a NERV? Quiero decir... sabías lo que el sucedió a los otros pilotos..."
"Era mi propósito".
"¿Tu propósito?"
"Sí. Vine aquí porque hay algo aquí que debo hacer. Una necesidad que necesita ser llenada, que no puedo resistir, de lo contrario tal vez eventualmente me consuma".
"Oh..."
¿Así que eso era el por qué ella había aceptado pilotear el EVA? Era más bien vago. Y, no sabía por qué, sonaba perturbador.
"¿Por qué piloteas tú, Ikari-kun?"
Hice una mueca de dolor ante la pregunta. La había escuchado antes, y nunca había sido capaz de dar una respuesta franca, porque mi razón seguía cambiando todo el tiempo. Finalmente, sólo suspiré e hice lo que pareció funcionar antes: decir cómo me sentía por ello.
"Ya... ya no estoy seguro. La primera vez que piloteé fue para salvar la vida de Rei. Luego, piloteé porque me lo dijeron. También buscaba ganar el respeto de mi padre, de hacerle saber que yo existía. Nunca encontré lo que estaba buscando. Más tarde, me di cuenta de que debía pilotear para proteger a aquellos que amaba. Pero al final, los perdí de todas formas. Ahora... supongo que sólo busco una conclusión. Un Ángel más, una última vez".
Los ojos de Kaoru se estrecharon, una expresión seria estaba puesta en su rostro.
"Ya veo. ¿Y qué harás una vez que éste último Ángel es derrotado?"
"Si aún sigo vivo... supongo que tratar de encontrar otra razón para vivir..."
Ambos de repente nos quedamos en silencio. Era levemente perturbador no ver a Kaoru sonreír...
"¿Qué significa para ti la cruz que llevas?"
Saqué la cruz de plata de debajo de las ropas que la cubrían y la miré fijamente.
"La cruz era de Rei. Ella me la dejó a mí, antes de la batalla del Dieciseisavo Ángel. Supongo que quería que yo la tuviera. Así que la visto".
Seguimos hablando por un rato. Luego hablé sobre mi mamá y mi padre. También hablé de Misato y Kaji. Mientras hablábamos, aprendí más tarde que Kaoru nunca conoció a sus padres. En ese momento, supuse que ellos la habían abandonado o tal vez murieron debido al Segundo Impacto. Era un tema sobre el que ella parecía inquieta, se tomó su tiempo para cuidadosamente escoger sus palabras, así que decidí no empujarla demasiado. Además, se estaba haciendo tarde. Habíamos estado hablando por dos horas ahora y ambos decidimos que ya era lo bastante tarde para ir a dormir. Le mostré el camino al cuarto de Asuka, luego fui al mío. Una vez que cerré la puerta, dejé escapar un largo suspiro y me dejé caer en la cama. Rodé en mi espalda y me encontré a mí mismo mirando fijamente el techo, como había hecho muchas veces antes.
Ella había tenido razón. Estaba muy lenta pero seguramente abriéndome a ella.
¿Era un error? No estaba seguro. Ella parecía tan linda, sin malicia. ¿Cómo podía ella lastimarme?
Como Rei y Asuka habían hecho, ya fuera siéndome arrancada o yéndose.
Pero... esta noche... por primera vez en lo que parecía una eternidad... ya no me había sentido solo. Y... ya no quería sentirme solo. ¿Era eso por qué me estaba abriendo a ella?. ¿A una chica que apenas conocía?. ¿Era tan patético que cualquiera hubiera servido, siempre y cuando me hiciera olvidar ésta soledad en mi corazón?
¿Qué temía verdaderamente más?. ¿Dolor o soledad?
Entonces, un pensamiento se me ocurrió. Un pensamiento muy perturbador. ¿Estaba éste miedo a la soledad detrás de la razón por que la había pospuesto mi elección entre Rei y Asuka por tanto tiempo?
Estaba sentado en una silla, en un cuarto oscuro. La única luz era una que me rodeaba, haciendo un pequeño círculo a lo mucho de dos metros de diámetro a mi alrededor. Todo lo demás estaba completamente negro, no podía ver de dónde venía la luz. No sabía cómo había acabado aquí. Todo lo que sabía era que estaba asustado. No de éste inusual entorno. Era algo más. Una poderosa sensación de pavor. Algo estaba apunto de suceder.
Y lo hizo. Y era peor que cualquier cosa que pudiera pensar.
Imágenes aparecieron ante mi. No venían de un proyector, o aparecían en una pantalla, sólo eran. Pero no me pregunté sobre sus orígenes. Sentí que me sacudía ya que reconocí las imágenes.
La Unidad-01, tratando de pelear contra el Dieciseisavo Ángel. Era una escena que estaba grabada en el mismo núcleo de mi ser. Mientras derretía la armadura de la Unidad-01, dejó ir a un gusano de luz. Se preparó para esquivar un nuevo ataque cuando de repente, el gusano se congeló. En el otro lado del Ángel, la Unidad-00 se había hecho bola alrededor de la parte del Ángel a la que estaba conectada.
"¡No!"
No quería ver lo que seguía a continuación. Así que cerré mis ojos.
Pero entonces escuché las palabras.
"¡Rei!. ¡Haz lo que dice Misato!"
"Es demasiado tarde..."
"¡Rei!"
Abrí mis ojos para ver a la Unidad-01 correr hacia la Unidad-00. Pero ya sabía que no llegaría a tiempo.
"Shinji... pase lo que pase... nunca olvides... que te amo".
"¡NO". ¡Rei!. ¡No hagas esto!. ¡REI!"
"Te amo..."
Fui cegado por la explosión de la Unidad-00, entonces las imágenes desaparecieron y todo se volvió negro otra vez.
"Me dejaste morir".
"¡Rei!"
Me di la vuelta para ver a Rei, parada detrás de mí, vestida en su uniforme de escuela como siempre. Ella era lo único que podía ver en la oscuridad.
"Después del Quinceavo Ángel, juraste que no dejarías que otro Ángel nos lastimara, pero fallaste en protegerme y así tuve que morir".
"¡Hice todo lo que pude!"
"No, no lo hiciste. Pudiste haberlo destruido".
"¡Atacarlo era lastimarte!"
"Actuaste de la misma manera que hiciste con el Treceavo Ángel. Temías lastimarnos, así en vez de ellos nos dejaste morir. No tuve tanta suerte como Suzuhara-kun".
Ahí, lo había dicho. Un pensamiento que me había estado cazando desde ese día, algo que rehusaba enfrentar, incluso pensar en él. Quizás atacar al Ángel la hubiera lastimado, pero al final, tal vez sólo haya salvado su vida.
"No... yo... Rei... yo..."
Traté de desviar la mirada. Ella sólo apareció enfrente de mí, ahora vestida en su traje de conexión, su piel cubierta por lesiones que sin ninguna duda habían sido causadas por el Dieciseisavo Ángel.
"Tú me mataste".
"¡Rei!"
Salté hacia ella, tratando de alcanzarla, perdido, confundido, lleno de culpa. Sin embargo, cuando la punta de mis dedos la tocaron, su cuerpo entero estalló en flamas. Vi su piel volverse tan negra como el carbón, luego rápidamente se derritió de sus chamuscados huesos, los cuales pronto no eran nada más que cenizas negras que desaparecieron en la oscuridad.
"¡Rei". ¡Rei!"
Caí al piso, llorando.
"Tú nunca me amaste. Sólo la amaste a ella".
Miré hacia arriba en shock, para ver a Asuka mirándome, su rostro lleno de lágrimas. Su uniforme de escuela estaba sucio y levemente rasgado. Estaba pálida, parecía haber perdido algo de peso y había sombras oscuras bajo sus ojos que mostraban que estaba cerca del agotamiento. Ella no se veía enojada, sin embargo su mirada era fría como el hielo y mostraba cuán seria había estado cuando dijo esas palabras.
"¡Eso no es verdad Asuka!. ¡Yo te amo!"
"Nunca lo demostraste".
Ella no me habría lastimado más de haberme apuñalado con un cuchillo.
"¡Pero yo te amo!. ¿Acaso esa noche no fue prueba suficiente?"
"Sólo tuviste lástima de mí. Además, debió haber sido sólo una rápida cogida más para ti. Tuviste sexo con Rei antes. Puedo decirlo. Sabías demasiado. Cómo tocarme en los lugares correctos, cómo darme placer. Cuán delicado fuiste para que no me lastimaras mucho. Traicionaste mi confianza".
Jadeé. Ella sabía...
"Asuka... yo... yo... yo en verdad te amo..."
"No importa. También la amas a ella".
"¡Pero ella está muerta!"
"¿Así que quieres que la reemplace?. ¿Que tome su lugar en tu cama?"
"¡No! No... no es... no es eso... yo... yo..."
Muy profundo, sabía que ella tenía razón. Era injusto de mi parte sólo buscar su amor de ésta manera ahora que el de Rei ya no estaba disponible. Cambiar de una a la otra... estaba mal. Había estado mal desde el comienzo...
"Es demasiado tarde. Me voy ahora".
Asuka alcanzó algo en su bolsillo y sacó un largo cuchillo de cocina. Observé en horror mientras acercaba la hoja a su muñeca.
"Nunca volveré a molestarte otra vez. Jamás".
¡Dios mío!
"¡No!"
Antes de que pudiera siquiera moverme, la hoja cortó limpia y profundamente a través de su piel y carne, cortando venas y dejando que su sangre viva fluyera libremente fuera de su cuerpo, en la oscuridad.
"¡Asuka!"
Mientras la tocaba, tratando de agarrar su muñeca para detener el flujo de sangre, su cuerpo entero estalló en una lluvia de sangre caliente, cubriéndome de pies a cabeza.
Grité.
Brinqué despierto, en un estado entre el sueño y la conciencia, temiendo la oscuridad de mi habitación. Me aterré, cuando me di cuenta de que apenas y me podía mover; en mi pesadilla, había podido envolverme a mí mismo en mis propias sábanas. Me estaba sintiendo como un animal atrapado. Traté de zafarme, tratando de quitar las sábanas a patadas, forcejeando por liberar mis brazos, jadeando y llorando. No me detuve sino hasta que finalmente estuve libre. Sólo me detuve cuando sentí dos manos tomar mis brazos, el pecho de alguien yaciendo contra mi espalda y un aliento caliente en mi cuello. Casi me pongo frenético otra vez, el miedo tomando el control de mi mente cuando escuché las suaves, tranquilizadoras palabras.
"Está bien. Se acabó. No hay nada que temer. Ahora estás despierto".
Las palabras cortaron a través de la neblina de mi mente. Un sueño. Todo había sido un sueño. No... una pesadilla.
Me di cuenta de que estaba sentado en mi cama, mi camisa casi empapada de sudor, dos brazos ahora sosteniéndome fuerte. Entonces, las memorias del sueño se estrellaron sobre mí. Apenas y pude suprimir las lágrimas que amenazaban con abrumarme.
"Shinji-kun. No te hagas esto a ti mismo".
Giré mi cabeza para ver hacia Kaoru. Ella tenía una mirada triste en su rostro. De hecho, estaba sorprendido de ver una lágrima bajar silenciosamente por su piel blanca como el marfil. Parte de mi mente notó que ella de hecho estaba desnuda, pero en ese momento, parecía como la cosa más insignificante en el mundo.
"Tanto dolor y tristeza. No lo mantengas dentro de ti. Está bien llorar. Déjalo salir todo. Déjalo salir".
Miré a esos ojos rojos llenos de lágrimas. Lágrimas que ella había derramado porque ella podía sentir la profundidad de mi dolor. Eso fue todo lo que tomó. Lloré de nuevo, esta vez contra su pecho, llorando todas las lágrimas que quedaban dentro de mí.
Lloré por un rato. No sé por cuánto. Pero todo el tiempo, ella me sostuvo fuertemente, diciéndome palabras que realmente no podía entender; no importaba, el sonido de su voz me trajo confort. Una vez que mis sollozos habían cedido, procedió a quitarme la camiseta que estaba vistiendo, diciendo que no debería dormir con ropas tan sudadas. No la detuve, me sentía drenado. Como si fuera un niño, me acostó en la cama y ajustó las sábanas, para que pudiera estar caliente. Luego, se inclinó sobre mí y besó mi frente, un gesto que no había visto en muchos años, no desde la desaparición de mi mamá. Probablemente ella se habría ido, si no hubiera agarrado su muñeca.
"No me dejes solo. Por favor... tengo miedo... no quiero estar solo..."
Ella sonrió y tomó su lugar bajo las sábanas a mi lado. Luego, me rodeó con sus brazos y me sostuvo fuertemente.
"Gracias..."
Mientras yacíamos ahí, me sentí en paz. Su cuerpo desnudo cálido y confortable contra mi espalda descubierta, su abrazo en mí... seguro.
Pronto, fui capaz de encontrar el sueño de nuevo, pero esta vez, sólo tuve sueños maravillosos.
En retrospectiva, mientras miraba de vuelta a esa noche, aprendí mucho...
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