Aquellos amigos

Lynn miró con una sonrisa el banquete enfrente de ella; comenzó a reírse por lo que haría en unos momentos, se iba tragar a Margo. O el resto de lo que quedaba. Pero había algo que le molestaba, si es que realmente era lo que veía. No lo sabía con exactitud. Aunque viendo no había otra opción, ¿acaso que el cuerpo de Margo se alejará era normal?

Quizás sí, quizás no, ¿a quién le importaba? Así como tampoco le importaba que no pudiera acercarse para comérsela porque ya lo había hecho antes. El quien se la llevaba era lo que llegó a generar algo de curiosidad porque solo podía ver a tres sombras que la arrastraban, mientras que a ella la llamaban a que las siguiera. ¿De dónde salieron? Las estrellas... que veía en el cielo brillaron, Lynn sintió algo pegajoso moverse debajo de ella, al mirar observó cuerpos encima de otros, jalándola hacia ellos.

Lisa picó su brazo. Le inyectó algo de tranquilizante para que durmiera. Era lo mejor, había estado balbuceando cosas que no tenían sentido. Eso podía deberse que ya estaban empezando los problemas mentales.

-No sé qué hacer. Esto... es grave. Se tragó a una persona completamente... –Lisa se quedó un momento pensando en que hacer –. Podría limpiarle el estómago, pero... no creo poder hacerlo.

-Lisa –la llamó Luna, en un tono molestó y preocupado –se supone que eres la única que sabe hacer esto. –Luna suspiró con fastidio. –Te la pasabas humillándonos que eras mejor que nosotros y ahora no puedes hacer nada.

Lisa se molestó por su tono. Odiaba que le dijeran idiota, puede que era porque, en lo más profundo de su mente, lo era.

-Me he sentido como una idiota –dijo Lisa, finalmente, sentándose en su cama –. Quizás no lo entiendas, pero si lo hago puede que ni siquiera haga lo que deba de hacer o lo olvide. –Luna alzó ambas cejas. –No creo poder hacerlo. Es peligroso para mí y para Lynn. –Recordó que hace unas horas se vio en el espejo, quizás tendría otra alucinación, si es que lo era, mientras le limpiaba el estómago a Lynn puede que intentara matarla o suicidarse. –Además, ni siquiera tengo lo necesario para hacerlo.

-¿Quién diría que al fin aceptarías que eras una inútil y lo aceptarías? –Lisa se vio así misma del otro lado de su habitación.

Lynn comenzó a vomitar algo que parecía ser sangre.

-¡LYNN! –Gritó Lucy, acercándose a su hermana.

Lisa la miró. No entendía si debía hacerlo o no. Le aterraba pensar que fallaría porque eso mataría a Lynn y significaba el odio de sus hermanas. De igual forma la odiarían si no hacía algo por Lynn.

-Te daré una lista para que me traigas lo necesario –dijo Lisa, aceptando ayudar a su hermana.

Tomó una de un cuaderno que tenía en su escritorio. ¿Cuándo apareció ahí? anotó lo que necesitaba y se lo entregó a Luna. Le preocupaba un poco que siquiera llegara a saber de qué estaba hablando, o siquiera que llegara viva de regreso. Si no traía lo necesario, entonces era culpa de Luna por ser una idiota, ¿verdad?

-Oh, Lady Lana, no parece ser una mujer refinada, ¿Por qué no te largas a tragarte la mierda de los animales, sucia?

Luna, Lucy y Lisa se miraron por las palabrotas que dijo Lola. A pesar de que llegaba a ser un poco agresiva y, en ocasiones, grosera, nunca la habían oído hablar de ese modo.

-Habla como una verdadera puta de esquina, ¿no es así?

Luna y Lucy observaron cómo Lisa dio algunos golpes al aire.

-¿Qué te pasa? –Preguntó Luna, observándola con curiosidad.

-Claro –respondió Lana –, ven y si quieres te comparto. Y si quieres puedo sacarle es esperma a los animales para que te lo bebas como con lo haces con los jueces, puta.

-¡¿Qué está pasando?! –Preguntó Luna, furiosa, saliendo de la habitación de Lisa. Se quedó un momento viendo a lo que parecía ser un escenario, en el cual observaba a Lincoln jugar con un par de títeres que eran iguales a Lana y Lola.

-Mi hermana ha llegado. ¿Qué tal si todo lo resolvemos con una canción? Luna dice que eso siempre puede calmar...

-Ya no puedo seguir con ella. Es una sucia –exclamó Lola, dándose la vuelta –, yo no dormiré con ella.

-¿Qué te pasa, Luna? –Lucy se acercó a ella, quien estaba parada en la puerta. –Pensé que las calmarías –comentó Lucy.

Luna no pareció entender que paso. O si fue real lo que vio. Suspiró. Observó a Lana regresar a su habitación. Lola bajó las escaleras. Ella decidió ver a Lincoln, al abrir la puerta lo observó durmiendo tranquilamente. Sintió algo de envidia; desearía estar en su cama descansando, quizás soñando con todo esto para que al final se despertara. Puede que si fuera un sueño se volvería loca por las cosas que vio.

-¿Qué es lo que te pasa?

Luna no le hizo caso a Lucy, solo regresó con Lisa quien seguía anotando.

-Creo que viste algo extraño –declaró Lisa –. No te preocupes, si piensas que te estas volviendo loca, creo que no eres la única desde que empezó todo esto.

-Vi a Lincoln usando títeres.

En ese momento sintió ganas de llorar. Ya no sabía qué hacer, al final todo lo que pasaba era una completa basura. Estaba comenzando a no sentirse tan interesada en lo que pasaba con sus hermanos. En pequeños lapsos de segundos, como en ese momento, tenía miedo; se sentía como una niña pequeña encerrada en un cuarto oscuro donde lo único que veía eran las cosas que su mente le mostraba al tener mucho miedo.

Y al pasar unos minutos, volvía a tener una actitud rara; no le importaba nada de lo que pasaba. No le interesaba en lo más mínimo que lo que le sucedió a sus padres. Ahora, tampoco sentía ganas de salvar a Lynn. Se libraría de la más perra de la familia, ¿eso no era algo bueno?

-Tengo una teoría –dijo Lisa finalmente –. Un vez escuche a un científico que decía que los agujeros negros llevaban a otra dimensión; pensando un poco eso, se me ocurrido que quizás todo esto sea un cruce de realidades.

-¿Importa que esto sea un cruce de realidades? –Preguntó Lucy, acercándose a Lisa. Eso la asustó porque, esta vez, parecía verla con ganas de querer hacerle daño.

-No...

-Entonces cierra tu pequeña puta boca y anota lo que quieres para buscarlo. ¿O es que ni siquiera te importa salvar a Lynn? –Lucy comenzó a reír. –Ni se porque preguntó, lo único que importa es que tú hagas tus descubrimientos, ¿cierto? A pesar de que el mundo se está yendo a la mierda y que tú hermana va morir te sigue importando el conocimiento. –Se acercó a ella, la miró directamente a los ojos con una furia que la hizo temblar. Le arrebató la hoja, mirándola de una manera completamente diferente. –Deja de hacer teorías y solo haz lo que te decimos, ¿entiendes?

Lucy salió. Luna miró a Lisa, estaba confundida por la actitud de Lucy. Aunque tampoco le importaba, quizás ella le hubiera dicho lo mismo.

-Acompáñala. No la dejes sola –ordenó.

Bajó las escaleras. Lucy ya estaba en la puerta.

-Dígame, señorita Cindy, ¿está disfrutando?

Luna escuchó a Lola hablar con alguien en el comedor. Era algo normal ya que lo hacía constantemente con sus peluches.

Lucy abrió la puerta; pero no salió. Eso confundió a Luna, ¿no tenía prisa por salvar a la perra de la familia? Se acercó a ella, y, al igual que Lucy, se sorprendió por lo que vio, incluso la asustó un poco porque no eran los típicos animales marinos en el cielo.

Le resultó un tanto irónico asustarse por eso. Habían visto cosas peores en los últimos días y se aterraba de ver personas flotando en el cielo. Pero no era todo; del suelo salían bultos de carne. Al menos eso parecía. Y en el cielo la luna se había partido por la mitad; podían ver los restos de roca flotando en el espacio. Pero no las asustó, a este punto ya no podían asustarse por lo que pasaba. Puede que en unos días vieran algo nuevo en el cielo.

-¿Sería extraño si dijera que ya no me sorprende? –Preguntó Lucy, secamente. Luna no le respondió. Simplemente se dirigió a la Van. –Ni siquiera sabes manejar, idiota.

-¿Quieres llegar rápido para salvar a Lynn?

-Si nos matas no serviría de nada.

-Hace un momento querías matar a Lisa porque no se apresuraba y ahora te preocupas porque no se manejar. Estás loca, mocosa.

Lucy subió a la Van. Podría morir, aunque no le importaba del todo.

...

Lisa miró a Lynn. Aún seguía sin saber cómo es logró tragarse todo un cuerpo entero. Además, como es que aún seguía con viva. Por lo que se tragó debería haber muerto. Comer demasiado podía causar problemas en el cerebro. Puede que por esa razón profería cosas, en esos momentos, que no parecían tener sentido alguno.

Aunque no era muy lejano a lo que les estaba ocurriendo a ellas. Lucy, quien pensaba que estaba serena, había empezado a demostrar signos de locura. Al menos aún estaba consiente que había dicho ciertas cosas. Aunque no estaban del todo locas. ¿Quién está más loco, el loco que dice estar loco o el loco que no admite su locura? Todas eran peligrosas, si llegaban a salir de esto es posible que estarían locas.

Soltó una risa seca al pensar en volver a la normalidad.

Pensar que eso era posible solo podía ocurrir en la mente de un sujeto que debía tener un retraso en la cabeza. No había posibilidades de que pudiera regresar todo a la normalidad.

-No sería tan malo si lo matas. Le harías un favor a todos. –Su reflejo apareció de nuevo enfrente de ella.

Agitó los brazos, soltando algunos gritos leves para que esa imagen suya dejara de aparecer ahí. Sería imposible, al cabo de unos minutos volvería aparecer a decirle cosas. O una representación suya de la locura. ¿Por qué no podía parar de pensar tanto en ello?

Salió de la habitación para ir a la cocina por un vaso de agua. Lola estaba en el comedor sola. Le parecía raro que no hablara con sus peluches.

-Ese tal Tommy es un maleducado al no querer bailar con ustedes. Son increíbles... o –Lola se quedó callada al ver a Lisa. – ¿Qué quieres, Lisa? –Ella la miró con indiferencia. ¿Qué le podía decir de todos modos? Lola ya estaba loca. –Puedo ayudarles, si... ¡lárgate de una puta vez, Lisa!

-¡No hay nadie aquí, idiota!

-Es que tú estás loca. Tantas cosas que leíste te volvieron loca, por eso no puedes verlas. –Lola se rió. –Es una lástima porque te hubiera presentado a Jean, quien es tan lista como tú... muchas gracias, señorita Jean.

Lisa decidió irse de ahí. No tenía sentido continuar escuchando las cosas que Lola decía. Entró a la cocina, se sirvió agua y se tomó el vaso. Eso la calmó un poco. Ahora que lo pensaba, no había visto a Lily. Quizás estaba con Leni o Lincoln. No podía recordar quien se la llevó. ¿O fue ella?

-¿Y quién eres tú? –De nuevo apareció.

Antes de que hiciera algún movimiento, su imagen se partió en trocitos como un plato que cae al suelo por descuido de una madre.

Pensó en su madre. Fue un poco extrañó que la imaginara a ella; era exactamente lo mismo; los había abandonado y ellos se habían roto, o lo estaban. ¿Por qué su madre se fue? ¿O había sido un asesinato? No podía recordar.

-Si sigues preguntando tantas cosas tu cerebro va explotar –comentaron los trocitos rotos en el suelo.

Mordió su labio. Debía dejar de pensar de ese modo.

Volvió a subir las escaleras. Se dirigió a la habitación de Lincoln, al abrir la habitación lo observó descansando felizmente en su cama. Ahí fue donde vio a Lily jugando con Bun-Bun felizmente encima de su cama. ¿En qué momento llegó ahí? ¿Y quién la llevó a la habitación de Lincoln? ¿O porque nadie le dijo que ella estaba ahí? Hace unos momentos Luna entró a la habitación y no dijo nada. Quizás pensó que fue ella quien la llevó. Pero ella ni siquiera durmió con su hermana.

Su cerebro reventó. Lisa cayó al suelo, sintiendo los trozos de carne moverse de un lado a otro como las olas del océano.

-Te lo advertí... –dijo su imagen, riéndose, y apareciendo su rostro en el suelo.

Su vista comenzó a tornarse roja, su nariz fue invadida por un olor a hierro.

Con su vista roja observó enfrente: algo comenzó abrirse... observó que del armario comenzaba a volverse algo más oscuro. Ya estaba loca. Las luces... ¿realmente eran las luces? Todo se volvió rojo, en sus pies miles de cuerpos se levantaban, estaban completamente despellejados. Le resultó gracioso ver sus dientes resaltando de manera grotesca en su cara, parecían sonrisas.

Se elevaban hacia esa cosa tan grande que tenía una forma circular y parecía expulsar energía. De los lados salieron espirales a donde las personas fueron y se desintegraron.

-Lisa, ¿estás bien?

La voz hizo que Lisa despertara. Su cabeza estaba recostada sobre el sofá. Además, alguien le acariciaba dulcemente. Al levantar la vista observó a Sam, Ronnie Anne y una asiática. De un momento a otro, sus rostros se deformaron, y observó una esfera de color azul emitir luces blancas que golpearon el suelo y esta comenzaba a desprenderse.

Comenzó a vomitar.

¿Cuántas veces habían vomitado? Parecía que era lo que más le gustaba hacer.

Los cuerpos Sam, Ronnie Anne y la asiática se descomprimieron. Fue divertido ver como sus partículas se comenzaron a volver polvo. Puede que tuviera un nombre, pero ella no recordaba que era. Se sentía tan estúpida. ¿Por qué no podía morir como alguien normal? ¿Por qué tenía que seguir viva?

-A veces es mejor ser una idiota y sonreír todo el día. Aunque todo el mundo te vea como la menos lista de todos.

Enfrente de ella estaba Lisa.

-¿Quién eres tú? –Comenzó a reír por la pregunta.

Lisa volvió despertar. Estaba en la cama de Lincoln, mientras su hermano parecía limpiar donde se había vomitado.

-Lincoln –lo llamó –, ¿Qué paso?

-Te desmayaste –respondió simplemente –, y te vomitaste.

-Vi a...

-Sí, están abajo. No saben cómo llegaron aquí –respondió a una pregunta que Lisa iba hacer.

-¿Ya llegaron Luna y Lucy?

-No. Supongo que Luna estará feliz por ver a Sam –dijo Lincoln, un poco alegre. Lisa notó incluso que su hermano estaba feliz. Pero ella no, a este punto no esperaba que nadie lo estuviera.

-Deberías matarlas –dijo una voz, saliendo de la pared –, aparecen de la nada y todas tus hermanas están tranquilas. No hay gritos. Hay algo raro aquí. Mátalas.

Lisa golpeó la pared con fuerza lastimándose la mano al impactar.

Lincoln la volteó a ver un tanto extrañado por hacerlo. ¿Qué le importaba que lo hiciera? Podía hacer lo que quisiera sin que le importara. ¿Qué era lo peor que le podía pasar?

-¿A dónde mandaste a Luna y Lucy? –Preguntó Lincoln, desviando el tema.

-Fueron por unas cosas para...

-Oye, Lincoln –interrumpió Lynn, entrando de golpe a su habitación –, ¿no te gustaría ayudar a Ronnie y a mí a entrenar un poco? –Lisa los miró con una mezcla de seriedad y confusión. – ¿Pasa algo, Lisa?

-Creo que lo sabes. Ya es obvio... –Lisa apareció nuevamente. ¿Quién era ella entonces? –Ya estás loca.

Lisa se empezó a reír con fuerza mientras todo a su alrededor comenzaba a derretirse y observó puntos de polvo levantarse.

-Ya eres parte de nosotros...

Sintió como en su cabeza entraba algo filoso. Pero no le molestó, ¿Por qué habría de? Ahora parte de algo más grande.

...

-¿Cuándo aprendiste a conducir? –Preguntó Lucy, observando por la ventana las calles vacías; en algunas partes pudo ver a unas personas flotando y unas llenas de una niebla áspera.

-Chunk lo hizo. Cuando salíamos él tomaba mucho, yo no podía beber mucho, así que decidió enseñarme a conducir –respondió. Recordó que una vez Chunk y Sam lo retaron a tocar encima de una tumba para imitar a los músicos de blues. –Se emborrachaban, pero era agradable salir las noches. Nos divertíamos bastante.

-Lástima que todo se fue a la mierda.

Luna la volteó a ver. No sabía que decirle, por un lado le molestaba que Lucy siguiera con esa actitud, pero tenía razón; las cosas que estaban viendo, el dolor de cabeza extrañó y las visiones le hacían darse cuenta que quizás era mejor morir que seguir vivo. Podía matar a sus hermanos. Tenía un arma para asesinarlos, aunque no creía hacerlo. No podía verlos antes de dispararles.

-Podríamos revisar algunas casas cuando tengamos lo necesario –sugirió Luna, frenando la Van en el hospital –. Sola dar un vistazo, nada más.

Lucy no le dijo nada. Bajaron para ir al hospital. Al entrar fue extraño ver raíces de un color rosado brillante que estaban por todas las paredes. Lucy la tocó. No le gustó hacerlo. A este punto cualquier cosa que hicieran era peligroso. Eran extraño, nunca imaginaron ver las cosas de estos momentos; peces nadando en el cielo, las plantas, raíces de colores raros y, ahora, personas flotando en el cielo con los peces.

Ambas comenzaron a buscar. No fue tan difícil encontrar lo que Lisa les pidió; algunas de las medicinas estaban en cajas. No entendía porque las medicinas parecían que las habían guardado. O puede que iban a remodelar. ¿Qué le importaba de todos modos? Juntaron rápidamente todo. Antes de dar un paso afuera del hospital, Luna observó una sombra caminar afuera. Sacudió su cabeza y vio a algo moverse en forma esférica.

-Espera. Creo que hay algo afuera –dijo Luna, acercándose a la puerta –. Yo iré primero.

El suelo comenzó a temblar mientras las cosas parecían moverse en círculos. Su alrededor se tornó de un color negro y gris muy extraño.

-Oh, niña sales con este caos como si nada te fuera a pasar. No te puedo culpar, a este paso yo también desearía estar muerto –el hombre comenzó a reír. Luna lo reconoció inmediatamente: era Willie Brown. Aquel negro estaba de nuevo con ella. ¿Estaba dormida? –Si te lo preguntas, no estas dormida. Aunque al verme de la nada y ver como todo es de color negro tiene sentido que llegues a pensarlo.

Luna bajó la mirada; observó que su sombra era de color blanco, de esta salían un par de cuernos. Parecía estar moviéndose, sin apartarse de su portador.

-¡¿Qué rayos?!

-Tranquila. Te estoy ayudando –Willie sonrió. –Sam, Ronnie Anne y una amiga suya están en tu hogar, no son ellas, bueno, sí lo son. Están contaminadas, por decirlo de un modo.

Entonces la sombra de Willie comenzó a moverse de forma entraña; más personas aparecieron, hubo una mancha negra que de ella salieron tentáculos. Tres sombras se acercaron. Los tentáculos se las tragaron y vomitaron las formas. Estas se movieron y volvieron a su forma de hace un momento. Le resultó repugnante, tanto que tuvo ganas de vomitar. No fue todo: del cielo cayeron algo parecido al polvo, las personas se levantaron. Luna entendió que era por eso que flotaban.

Le resultó un tanto repulsivo ver esas escenas.

-Es lo que son. No puedo ayudarte. Tendrás que hacerlo tu sola. Se despide Willie Brown.

-Luna, ¿está todo bien? –La llamó Lucy, asomándose por la puerta –. No hacías ningún ruido, por un momento pensé que te paso algo.

-Solo fue un dolor de cabeza.

-Entonces no lo has visto, ¿cierto? –Luna notó que Lucy parecía tener de llorar.

-¿Qué pasa, Lucy?

-Eso...

Señaló al cielo. Luna quedó paralizada y tuvo la sensación de volverse loca al mirar lo que había enfrente de ella; un nuevo planeta estaba en el cielo, que era de un color blanco; pero eso no fue lo que la aterró, sino ver las venas azules que caían en el cielo fuertemente para pegarse. Observaron cómo parecía caer, pero disminuía la velocidad en lugar de impactar fuertemente.

-Vámonos.

...

-Eres igual que Sid –se burló Ronnie Anne al ver que Lincoln no pudo seguirles el pasó.

A Lincoln no le gustó que la compararan con una puta asiática.

La miró con un poco de molestia, el mundo pareció ir más lento y observó a Linka, quien lo saludó alegremente. Linka era una chica linda. Y por eso sabía que estaba ahí para no dejar que las perras abusaran de él. Pero no quería que una chica tan linda como ella lidiara con perras.

-Sabes perfectamente que no soy bueno para esto, pero me pides ayuda. –Lincoln se rió. –Eres igual de perra que Lynn. ¿Dime acaso te gustaba o solo era un método para que no quedaras sola? Eres una perra Ronnie Anne.

Lincoln cayó al suelo. Sintió una presión acompañado de un dolor increíble en su cuerpo.

-¡No soy una perra como tu hermana! –le gritó Ronnie Anne.

Lincoln observó a Lynn; seguía comiendo como un vagabundo al que sirven un banquete digno de reyes y su cuerpo reventó.

-¡¿Qué mierda hiciste?!

-Ya estaba muerta, tontito –dijo, poniéndose encima de él. Tomó una de sus manos. –Pensé te gustaba, pero no quise aceptar que era el premio de consolación. Tu hermana era la que tenía tu edad y tú... estabas más que fijada en mí. Había algo extraño en eso. Miren al niño que recién entra a la pubertad...

-¿A quién de las dos te vas a coger? –Sid se le acercó, sonriendo coquetamente.

Lincoln le escupió a Ronnie Anne.

-Sabía que tenías buenos gustos. Pero a mí me gusta compartir. –Sid se acercó a la altura de la cara de Lincoln, se colocó en cuclillas.

-¿Quieres que le dé una lección?

-Claro.

Entonces sintió algo repugnante salir del ano de Sid. El olor casi lo hace vomitar, pero no pudo cerrar la boca; entró a su boca. Ronnie Anne, por otro lado, sin embargo, estaba lamiendo su pene y, al mismo tiempo, metía un dedo por su ano.

Seguía sin poder moverse, eso no evitó que tuviera ganas de vomitar apenas la mierda comenzó a deslizarse por su garganta hasta su esófago. Lo peor es que su boca se cerró. Iba ahogarse con mierda, intentó dar vueltas, pero estaba resbaloso.

-Es una situación "cagada", jaja, ¿entiendes?

El vómito salió de su boca y salpicó todo a su alrededor. Algo regresó de nuevo a su estómago, y trozos de mierda entraban por su boca. Pero no podía contener la risa de aquel chiste. Era Luan, no lo había dicho nadie más que no fuera Luan.

-¡Límpiate esa mierda, maldito cerdo! –ordenó Lola.

Lana estaba dando algunas lamidas a su cara mientras que Sid y Ronnie Anne estaban lamiendo su pene. Estaba en la cocina. ¿Cuándo llegó ahí?

-La maldita cena, ratas asquerosas –Sam colocó en la mesa una charola que contenía trozos de lo que parecía ser vaginas –. No me vean de ese modo, soy una puta lesbiana.

Comenzó a reír frenéticamente mientras se comía todo.

-No soportó estar con gente como ustedes. Quiero ir con Mary Anne.

Comenzó a temblar de nuevo.

Lily comenzó a llorar. Leni se levantó de la mesa para comenzar a golpearse contra la pared con violencia.

-¡Debo hacerlo para dejar de ser una estúpida!

Comenzó a ver como todo daba vueltas, estaba girando como un espiral; los rostros de todos se deformaron. La pintura natural hizo manchas en todo el lugar. Siguió y siguió y Lincoln dejó caer su mandíbula, la cual se separó de su cuerpo y una criatura cubierta de agujeros que expulsaba aire acercaba su cuerpo al suyo.

-Déjenlo en paz, malditas zorras.

Lincoln reaccionó. Linka había golpeado a Ronnie Anne; notó algo de sangre junto con un corte en su nariz. Rápidamente ella enterró sus dedos en uno de los ojos de Sid sacándolo limpiamente.

Eso hizo reír a Lincoln. Pensó que sus ojos serian rasgados como sus ojos.

-¡Maldita asiática de mierda! –Él se lanzó contra ella, apretó fuertemente sus cabeza hasta que sintió que las uñas se habían enterrado limpiamente su carne. Apretó con más fuerza. – ¿Quieres que te haga algo realmente doloroso, perra?

Lincoln mordió sus labios, arrancándolos limpiamente. No la conocía, y si lo hiciera, la odiaría. Odiaba el hecho de siquiera respirar el mismo aire.

Volvió a temblar.

Linka y Lincoln observaron su alrededor volverse más lento. Las cosas comenzaron a tornarse de un color blanco y sus hermanas se convertían en polvo. O al menos esa era la apariencia que él tenía de ellas. Sus cuerpos se volvieron o se transformaron. Daba lo mismo realmente.

El suelo se levantó y de ella apareció una criatura tan extraña, era indescriptible ante sus ojos; estaba llena de una sustancia viscosa de color negra, de su cuerpo salían algunos tentáculos, los cuales agarraron algunas de las personas que estaban flotando; Lynn fue sostenida. Ni siquiera parecía saber que pasaba ya que su única expresión era una sonrisa en su cara. Los tentáculos apretaron su cuerpo y este reventó como un globo de agua.

Repitió la acción con otros cuerpos.

Él no sabía que decir, no se sentía triste. Hasta cierto punto estaba feliz porque la mataran. Nunca quiso a Lynn. La odiaba con toda su alma.

-Hazlo así, Linc... mmm, que bien, justo ahí...

Se vio a él mismo con su cabeza en la entrepierna de Lynn mientras ella gemía y hacia caras extrañas.

Al verlo, Lynn le dio unas palmadas a Lincoln, ¿si es que se llamaba así ese tipo?

-¿Quieres intentar?

Ambos rieron. Sus caras se deshicieron en polvo. Pero continuó escuchando sus risas.

-¡Muévete, Lincoln!

Observó que era Linka. Giró la cabeza para observar la criatura de hace unos momentos peleando con otra que tenía una forma esférica con patas grandes y garras.

...

Era hermoso ver como esas cosas parecían pelear. No tenían idea del porque peleaban. Pero era una vista tan hermosa que les dieron ganas de verla, no hacer otra cosa más que verla hasta la muerte. Sus hermanos estaban afuera de su casa. Intentaban correr, aunque era imposible hacerlo de esa cosa.

¿A dónde irían? Hubo un destello de luz anaranjada que iluminó el cielo. Voltearon para observar que era; solo un objeto del mismo color pegándose a la tierra. Sus cuerpos se presionaron contra la Van fuertemente. Pocos segundos después la Van se desintegró. Y sus cuerpos se presionaron contra el suelo.

-¿Por qué descansan en momentos así? Lucy, como te odio...

Su alrededor comenzó a cambiar; las imágenes comenzaron a pasarse una encima de otra. Observaron piedras de un tono verde oscuro. Cayeron y el suelo tuvo una forma agusanada que guiaba hasta un espiral de color azul que tenía lenguas largas saliendo de su interior. ¿Acaso las esperaban a ellas? Era obvio que sí, por algo se dirigían hacia ese lugar. Cayeron rápidamente. Lucy sintió esas lenguas envolver sus cuerpos. Por un momento tuvo ganas de vomitar, aunque no era tan asqueroso; había hecho cosas peores, como aquella vez que le escupió a Lynn mientras se besaban. ¿Eso paso tan siquiera? Las lenguas las desnudaron; cayeron, posteriormente, en algo líquido, parecía ser agua, solo que un poco viscosa y llegaba quemar sus cuerpos. Volvieron a sentir las lenguas, se apretaron contra sus cuerpos y no observaron nada más que oscuridad.

-Mira esto... –No podía ver nada, solo oscuridad. Estúpida voz. –Es hora de que se alimenten...

Lucy succionó aire rápidamente. Se sentía sofocada y no podía respirara correctamente. Cayó al suelo donde sintió el suelo de la sala.

-¿Qué te pasa? –Preguntó Sid, mirándola atentamente.

-¿Qué pasó? –Al verla un poco mejor notó que nunca antes la había visto. – ¿Y quién mierda eres tú?

-No es para que me hables de ese modo... soy amiga de Ronnie Anne, vinimos de visita –respondió, sentándose junta a ella –. Ya conocía a Lincoln... –Pareció pensar un momento antes de reír. –Los recuerdos son tan confusos, no puedes pensar con claridad y solo se presentan imágenes sobrepuestas siendo como una edición mal hecha de una película...

Volvió a hacer una pausa.

Lucy observó que su hogar estaba perfectamente. Pero fue esa perfección que le hizo sentirse extraña. Era como si estuviera en un lugar de diferente. Una papa dentro de otro saco de papas. Esa papa no pertenece ahí. Aunque al fin y al cabo solo servía para que se las comieran. La papa se va a comer, pero esa papa necesita estar con las papas que de verdad son sus amigas.

Miró a un lado; Luna estaba besando tan apasionadamente a Luke... ¿Quién era Luke? La imagen pareció distorsionarse como la estática de televisión y se cambió por Sam. Lucy agitó su cabeza bruscamente.

-Te puedes volver loca si quieres ver lo que tú piensas que es normal ver... –dijo Ronnie Anne, apareciendo de la nada y sentándose junto a ellas.

Lucy pensó un poco las palabras de Ronnie Anne. Quizás por esa razón no podía quitar los ojos de su hermana y Sam. ¿Luna era bisexual? Ella no recordaba eso, una vez la vio con un chico en su habitación. Sam solo era su compañera. ¿Quién era ella para criticar?

-¿Tienes idea de cómo reparar un cerebro? –Preguntó Lana de repente –. Lisa lo necesita para el suyo, pero no tengo idea de cómo hacerlo.

-Simplemente ábrelo y ve que está mal –respondió sencillamente Sid.

-Supongo que hare eso.

Lucy tuvo ganas de reírse. Recordó una caricatura donde un cerebro salía de su cuerpo para combatir el crimen; puede que el de Lisa había replicado esa forma de que el cerebro actuara como un nuevo ser vivo, por esa razón ahora estaba fuera de su cabeza. Ya lo sabía, pero estaba defectuoso. Era una loca, ¿Quién era ella para juzgar? Esas palabras le resultaron un tanto hipócritas; podía criticar si ella lo hacía. No quería ser un idiota llorón que se queja por eso, pero le gusta joder a los demás.

-¿Dónde está Lincoln? –Preguntó de repente Lucy.

Ambas chicas tocaron su entrepierna, dieron un gemido y sacaron la lengua.

De un momento a otro se detuvieron. Lucy alcanzó a escuchar que fue por alguien, el silencio se hizo presente, entonces escuchó a alguien pedir "ayuda" afuera. Ambas se levantaron hacia la puerta, al abrirla observaron a un hombre que estaba flotando siendo succionado por una cosa en el cielo. Comenzó a succionar a las personas por medio de un tentáculo que les sacaba los intestinos.

-¡QUÉDATE CALLADO CON UNA MIERDA! ¡ERES COMIDA, LA PUTA COMIDA NO HABLA, MARICA!

El hombre siguió gritando. Sid dio un salto hacia él.

A Lucy le sorprendió que pudiera flotar.

-¡Los chinos pueden volar!

Sid apretó su garganta con fuerza hasta que dejó de oír los gritos. Al menos le alegraba que ya no la interrumpieran y le respondieran la pregunta.

-Parece que ya están locas, o simplemente no quieren ver la realidad.

Luna detuvo el besó con Sam al escuchar la voz de Willie Brown; no obstante, Lucy también la escuchó. Al voltear a verlo observó a un negro con un sombrero sentado en las escaleras. Parecía un poco interesado en lo que ellas hacían. Lucy volteó a ver a Luna, su hermana la miró, luego regresó su atención con Sam; comenzó apretar sus senos fuertemente. Ella comenzó a reír sin motivo aparente. Eso confundió a todas. ¿Acaso Lucy estaba loca o porque reía de ese modo?

-¿De qué te ríes?

-De lo que le estas apretando a Sam.

-Sí. ¿Qué te importa lo que haga con mi novia?

-Hasta yo tendría más busto que tu novia, idiota.

Esa declaración no le gustó a Luna. ¿Qué le importaba si ambas apenas tenían un pequeño bultito en el cuerpo?

-Arráncaselo, Luna, quizás así sirva de algo la maldita gótica –recomendó Ronnie Anne, cerrando la puerta.

-La cosa se está volviendo mejor.

Ambas se acercaron a Lucy para tomarla fuertemente. Le quitaron su ropa dejando al descubierto su pálida piel, tan pálida como la leche. Luna tuvo ganas de bañar a Lucy en leche y beberla para ver qué tan concentrado podía ser su sabor.

-Hora de comer... –exclamó de repente Leni.

-Comamos primero –comentó Sid.

Ambas soltaron a Lucy, se dirigieron a la cocina. Pero Luna volteó un momento a ver a Willie; estaba tocando una armónica. Lucy se tapó de nuevo. Ambas parecían verlo. Eso era algo un tanto extrañó. Willie Brown señaló la televisión, esta se rompió.

-Esto no se lo esperan.

Willie Brown se rió, se puso de pie y salió de la casa tranquilamente. Luna observó la televisión y de esta de salió un líquido blanco parecido a la estática. No le importaba de todos modos. Caminó junto a Lucy hasta la cocina donde observó a todos sentados. Lynn estaba recostada con una estúpida sonrisa en la cara en el centro de la mesa. Su hermano estaba en la pared siendo agarrado por algo o pegado.

-Hora de comer –dijo Sid, agarrando un cuchillo y cortando un trozo del brazo de Lynn.

Ella ni siquiera pareció molestarse. No le importaba que Sid lo hiciera, al final era una china. Luna ser rió un poco de eso, de seguro no se tragaba su mierda porque sabía que moriría de sepsis. Ronnie Anne de seguro había adquirido los gustos de esa china asquerosa, y Sam... quizás eran por sus gustos raros, pero ella también los tenía. Puede que no del todo. Siempre le gustaron más los hombres, por algo amaba de cierto modo especial a Lincoln. O puede que simplemente estuviera confundiendo las cosas. Aunque, ¿había algo de malo confundir las cosas?

La imagen de su familia se rompió en pedazos como un vaso. De ella emergió una persona que a ella le resultó muy conocida. Era obvio que la conocía; era ella o su reflejo, no le importaba quien fuera. Su reflejo fue hasta ella y le dio un beso en la boca. Le resultó reconfortante.

-¿Vamos hacerlo? ¿Quieres hacerlo, verdad? Vamos por la puta china, la mexicana y la lesbiana.

-¿Qué te pasa, Luna? ¿Por qué no comes? –Preguntó Lisa, algo incomoda, mirando el trozo de carne en sus manos. Enfrente de ella, Sam, Ronnie Anne y Sid prestaban atención a su respuesta.

Luna se acercó rápidamente hasta Sid, la odiaba especialmente a ella, agarró fuertemente su cabello y la arrojó contra la pared. Antes de que Ronnie Anne se diera cuenta Luna le clavó un cuchillo en su mano. Se arrojó contra Sam, comenzó a golpearla contra la mesa. Regresó con Ronnie Anne del brazo, jaló el cuchillo haciendo un buen corte en su carne limpiamente.

Tomó a Syd del cabello nuevamente y colocó su cara en el suelo rasgando su carne. No vio cuando Sam se acercó a ella y le enterró un cuchillo en la mejilla, a ella no le importó; siguió hasta que la herida fue tan grande; la suya fue un corte en su carne, la sangre se mezcló con la de Sid. Luna se detuvo, lanzándose contra Sam, a quien, sin pensarlo, mordió su nariz; sus dientes parecieron trituradoras en ese instante ya que lograron cortar limpiamente su carne.

Ronnie Anne iba hacia Luna, pero Lucy clavó un tenedor en su ojo derecho.

-¡Maldita perra!

Lucy siguió; le dio un puñetazo a Ronnie Anne, la empujó con fuerza llevándola a la sala.

De la televisión había salido más estática que tenía la forma de un gusano. Lucy tomó algo de impulsó y lanzó a Ronnie Anne hacia esa cosa; la estática formó unos tentáculos que despedazaron limpiamente su cuerpo. Comenzó a envolver sin dejar caer rastros de carne, solo un poco de sangre.

-Siguen ustedes –exclamó Luna, escupiendo la nariz de Sam.

Lucy se acercó a Syd. Tampoco le agradó desde que la vio, siempre le pareció alguien asquerosa.

-¿Cómo que siempre te pareció sin nunca la habías visto?

Antes de que la agarrara, Sid atravesó algo en el pecho de Luna. Ella no entendió del todo que fue, ni siquiera le encontró sentido. Al bajar la mirada observó una lengua la que lo había atravesado. Su piel comenzó adquirir un tono gris del que salieron trozos de color plateado. Al voltear hacia Sam observó cómo sus dientes se volvían más grandes y su piel se tornaba de un color rojizo.

Entonces agarró con más fuerza a Sid y a Sam, se lanzó contra la criatura de estática. Ambas comenzaron a defenderse, cortaron más piel de Luna, incluso unos dedos salieron volando; pero ella no se detuvo hasta que llegaron a la sal donde aquella criatura gruñó y las agarró. Sid y Sam se asustaron, comenzaron a defenderse, pero no parecían hacer nada.

Varios trozos de su carne fueron consumidos en estática, posteriormente sus cuerpos. Luna también estaba siendo comida; sentía un coque eléctrico en su piel. Este era su final; miró a Lucy, su hermana la observó como una niña pequeña que estaba viendo a un desconocido. Y luego sintió más ardor; su cuerpo fue partido limpiamente por la mitad.

Se quedó un momento quieto, dejó caer el interior de Luna sobre la estática y luego se tragó lo restante. Sid y Sam estaban muertas. La criatura la envolvió se hizo más pequeña y regresó a la televisión.

Lucy se quedó un momento viendo la televisión antes de comenzar a orinarse. La orina cayó al suelo como una cascada. No sabía porque fue, ¿acaso por perder a Luna? En ese caso hubiera llorado. ¿Puede que por el miedo de ver a ese monstruo? Cayó al suelo, pero, a pesar de todo, a nadie le importó. Lisa estaba mirando el cuerpo de Lynn. Estaba muerta. Lo peor es que no podía sentir triste. Ni tampoco sus hermanos parecían estarlo. Ya estaban lo suficientemente locos como para que dos muertes de sus hermanas les afectaran.

-Me alegra que lo sepas, Lisa.

Ella vio a Lisa encima del cuerpo de Lynn. Dejó de importarle el cuerpo. Ronnie Anne había abierto su cuerpo dejando al descubierto sus intestinos.

-Vete a la mierda, Lucy –dijo, tomando a Lily.

Al menos le alegraba que siguiera pareciendo una dulce bebe inocente, o no. ¿Qué importaba? Al menos podía aparentarlo y no le importaba mientras se sintiera bien.

-Oh, señorita Mary Anne, no baila como dice el caballero Tommy. Él está loco –dijo Lola, al reflejó de la ventana.

Ella distinguió varias sombras en ella. Sacudió su cabeza y salió de la cocina.

Lucy parecía estar inconsciente. Le dio lo mismo.

-Estás loca, perra.

-¿Quieres irte a tragar el esperma de tus animales, Lana? Quizás si lo haces con un burro te mueras.

-Claro, y de paso te la metes en la boca, puta.

-El señor Tommy es un caballero. Por lo que veo él solo ama a la señorita Sally Simpson. ¿En dónde está ella?

-¿Y yo soy la idiota? –Preguntó fuertemente Leni, dándole un golpe a Lola en el estómago –. Di que eres una estúpida como yo, Lola.

Continuó golpeándola mientras observaba aparecía un hombre negro que se sentaba en la mesa. Pareció un poco interesado en el cadáver de Lynn. Quizás quería un traje con la piel de Lynn. Podía hacerlo. Ojala que ese hombre le pidiera eso, tenía muchas ganas de hacer algo. Dejó a Lola y se acercó a la mesa.

No entendía que le veía ese hombre a Lynn, con lo sucia que era le daba asco tan siquiera pensar en hacer algo de ropa. Era mejor que la quemaran.

-Duerme, pequeña niña. Deja que el buen Willie Brown haga su trabajo. –Leni se sentó enfrente de ella, de repente sintió un ligero interés en lo que haría con su hermana. –Oh, nena, ¿quieres quedarte? Entonces déjame contarte la historia de los perros del infierno que salieron de mi cocina. Me alegra que me escuches ahora que Luna se fue.

Lola comenzó a llorar por el dolor, aunque se quedó callada al ver que Leni la estaba viendo con furia cuando comenzó a llorar.

-¡Lárgate de aquí, Lola!

-Ven, Linki. Te ayudare en lo que las locas de tus hermanas hablan con esos tipos de la oscuridad...

Linka tomó a Lincoln. Este se sintió feliz de que al menos le importara a ella. ¿Por qué solo quería el de sus hermanas? Parecía que solo corría por un poco de abuso. Uno en la nariz, uno en la barbilla. Pero lo amaban, ¿cierto? De otro modo se hubiera ido.

-Mi hermana Luna estaría feliz por hacer una referencia musical.

-Puede decirme que es.

-Solo para recibir un poco de abuso...

-La conozco. Es el grupo favorito de Luke.

Ambos caminaron afuera del comedor sin importarles nada de lo de su alrededor. Se tenían el uno al otro. Al menos eso era algo bueno.

Lola estaba en el baño. Le resultó un tanto curioso que estuviera llenó de una espesa niebla, puede que fuera vapor. ¿A quién se le ocurre bañarse en estos momentos? Se acercó al lavabo para lavarse la cara. Ahí las vio de nuevo: Mary Anne, Linda, Cindy y Jean.

Comenzó a llorar nuevamente. Por un momento pensó que la habían abandonado.

-Tranquila, Lola...

-No quiero que Leni siga aquí. La odio, Mary Anne.

-Quizás lo resolvamos muy pronto –dijo Linda –, ahora, limpia esas lágrimas y enséñanos a bailar. Quiero ser mejor que Mary Anne.

-No importa... si Tommy... mejor dejemos que Lola nos enseñe todo.

Mary Anne sonrió.

Lola vio a su otra versión desde la esquina del espejo. Le asustaron las sombras del espejo. Pero, por otro lado, quizás era un motivo para aparecer. Lincoln estaba empezando a tener la cabeza hecha mierda. Además, si a sus hermanas le dejó de importar, ¿importaba que se lo llevaran?

Lo dejaron tirado en el suelo. Sin embargo, Linka estaba ahí también. Tenían un poco de miedo. No era así como lo recordaban. L e resultaba un tanto extrañó ver a esas personas con ellas, nunca antes la había visto, ¿o sí?

Lucy nunca está cuando debe hacerlo. Y cuando no aparece de la nada. Maldita gótica de mierda. Tampoco Lisa; pero a ella solo le interesa tener un nuevo cerebro en su colección.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top