Llora (maúlla) a la luna - Especial de Navidad
Fufufu ^w^ ¡Feliz navidad! Hola a todos, aquí Coco, quien viene a agradecerles por formar parte de esta maravillosa celebración con ella y que viene, cómo no, a dejarles un pequeño presente en este día especial 🎄✨🎁 Por fin el momento que habíamos estado esperando. Ya saben qué hacer UwU 💕
***
Ya habían pasado varios días, y Meliodas seguía desaparecido. Es decir, Elizabeth sabía que volvía a casa todas las noches, pero no había podido atraparlo ni una vez. Usaba su habilidad felina para no hacer ningún ruido y asaltar la despensa mientras dormía, salía por la ventana bien temprano antes de que despertara. Había dejado su trabajo en el bar para vagar solo por las calles, y justo cuando ella creía haberlo visto por la esquina, él desaparecía de su vista. Al parecer, su gatito estaba recuperando comportamientos ferales, y ella estaba aterrada ante la idea de que un día decidiera no volver más.
«Por favor, no hoy», pensó, con las manos llenas de las bolsas de la compra. «Es navidad. Por favor cariño, vuelve». Rogó mudamente a los cielos y, tratando de no quebrarse, sonrió dispuesta a hacer el banquete tradicional para los dos. Ese año no tenía ganas de celebrar con su familia, ni de intentar otra loca y frustrante cita navideña. Ese año ni siquiera podía pensar en alguien más. Lo único que quería era al pequeño rubio de vuelta, y cuando la noche cayó sin que apareciera, no pudo seguir soportando. «Oh Meliodas, ¿dónde estás?». Se soltó a llorar ante la mesa, y sus gemidos se unieron a un llanto lejano que ella no supo identificar. «¿Un gato en el tejado?». Pensó distraídamente. Y entonces se dió cuenta. Ese debía ser él.
Se levantó para seguir el lastimero "miau" hacia arriba y, al darse cuenta de que había huellas de botas pequeñas en la escalera, estuvo segura. Abrió la puerta de la terraza con un golpe, y ahí, cubierto con una ligera capa de nieve, estaba Meliodas. Sus ojos se abrieron como platos, una expresión de asombro, miedo y alegría mezclados. Se acercó con cautela, tratando de no asustarlo, pero cuando por fin estaba a solo unos pasos, él se puso de pie de un salto dispuesto a huir otra vez.
—Por favor, detente —le suplicó con tanta angustia que él no pudo hacer nada menos que obedecer—. Lo siento —dijo empezando a llorar—. Lamento mucho lo que pasó. Fue mi culpa. Prometo no volver a hacerlo, prometo no volver a tocarte si así lo quieres. Pero por favor, vuelve a casa mi amor. No me dejes sola en navidad. —Los brillantes ojos verdes del muchacho también se inundaron de lágrimas, y miró al piso con una expresión que reflejaba su lucha interna.
—Está mal, Elizabeth.
—¿Qué está mal?
—¡Esto! —le reclamó dando un paso hacia ella—. Lo que pasa entre nosotros... lo que sentimos. Esto no debería ocurrir.
—¿Y por qué no?
—¿No lo entiendes? —le preguntó, desesperado—. Elizabeth, no soy humano. Sé que lo parezco, me esforcé por ser como uno, pero no lo soy. Yo estaba aquí para enseñarte cómo obtener tu felicidad, para guiarte hacia tu compañero definitivo. He fracasado por completo, y no solo porque te estoy haciendo infeliz, sino porque en realidad... yo te deseo. —Confesó, y se dejó caer de nuevo al piso mientras sollozaba abiertamente—. Te deseo tanto que no puedo pensar en nada más. Y no puedo tolerar siquiera la idea de que le pertenezcas a otro. No puedo quedarme, necesito estar lo más lejos que pueda de tí. Solo así serás libre de buscar tu destino. —El silencio que se abrió entre los dos fue llenado por el sonido del viento frío. Antes de darse cuenta o poder escapar, el gatito se vio rodeado por los brazos de su dueña.
—Pues yo pienso que el destino ya sucedió.
—¿Eh?
—Meliodas, ¿no lo ves? —preguntó, apretando más fuerte—. Tú eres mi felicidad. Siempre has estado ahí, eres mi mejor amigo. Y eres el hombre del que me enamoré —Los temblores de su cuerpo se hicieron tan fuertes que apenas podía controlarlo, pero ella no lo soltó hasta sentir cómo le devolvía el abrazo.
—Tengo... miedo —confesó—. Sigo pensando que el que estemos juntos está mal. ¿Qué tal si el cielo nos castiga? ¿Qué tal si al final estamos equivocados?
—¿Y qué tal si esto es justo lo que tenía que pasar? Meliodas, yo te amo —le dijo mientras se separaba lo suficiente para poder mirar su rostro—. ¿Tú me amas? —El temblor fue cediendo lentamente mientras él lloraba hasta que finalmente asintió.
—Sí, Ellie. Te amo, más que a la vida, más que a mi ser felino y a la luna misma.
—Entonces, amémonos. Y vuelve a casa por favor.
—¡Elizabeth! —Sus bocas se encontraron con violencia, y dieron rienda suelta a un beso tras el cuál no pudieron parar. Se acariciaron tratando de meterse en la piel del otro, y pese al frío, era como si estuvieran en medio de una fogata. Meliodas se sentía completamente perdido, puro deseo, amor e instinto. Ella en cambio tenía la mente más clara que nunca. Sí. Eso es lo que debía pasar.
Se fueron quitando la ropa sin demasiada conciencia de la nevada que caía, tocando cada rincón como si conquistaran territorio. Sus brazos musculosos, su vientre marcado, su cintura estrecha, todo fue tomado por la albina en plena euforia. En ella, cada suave curva y turgencia fue devorada por el feroz felino. Parecía completamente hambriento, lamiendo y mordiendo la carne de la hembra que estaba por hacer suya. Y Elizabeth sentía lo mismo, pues le clavaba las uñas como si fueran garras, y besaba cada centímetro de piel a su alcance como si intentara marcarlo.
—Tócame más —pidió él como en trance. Acto seguido soltó un grito, pues ella había tomado su palpitante virilidad para apretarla y frotarla una y otra vez. Estaba grueso y firme, tan caliente que la hizo gemir ansiosa. Se acostó de espaldas mientras se quitaba las últimas prendas, y después abrió las piernas, dejándole ver lo excitada que estaba, lo mucho que también lo deseaba, y lo feliz que estaba de unirse a él.
—Tómame —susurró, en un tono tan dulce y sincero que de nuevo el felino comenzó a temblar. Luego colocó la punta en su entrada, y presionó suavemente mientras se miraban a los ojos y abrían la boca al mismo tiempo en una expresión de absoluto éxtasis.
—¡Ellie! —gritó él mientras tocaba su lugar más profundo—. Nos volvimos uno. ¡Por fin eres mía! —Entonces su animal interno tomó el control. Comenzó a embestirla, tan fuerte y tan rápido como podía. Y aún así, no era suficiente para los dos. La brutalidad de su encuentro solo era comparable a la ternura que se mostraban, a la profundidad de su amor y de su alegría de encontrarse. Él abrazó su cintura con la cola para impedirle apartarse, y ella le echó los brazos al cuello suplicando que ese momento no acabara nunca. Una solitaria estrella fugaz como la que cayó la noche que pidió el deseo cruzó el cielo mientras ambos alcanzaban el clímax, y cuando este por fin remitió, las siguientes palabras de él la volvieron tan feliz como si acabara de abrir su regalo de navidad.
—Quiero más —declaró con una expresión al mismo tiempo lasciva y adorable—. No he tenido suficiente.
—Lo sé. Yo tampoco. Aunque quizá deberíamos continuar en nuestra cama.
—Y en el sofá —jadeó él para luego imprimirle un beso—. Y en la ducha —Otro más, y luego con sus garras volvió a apretarle el pecho—. Y en el balcón, sobre la mesa, en el piso. Por favor. No sé cuánto tiempo nos quede, pero permíteme amarte tanto como pueda.
«¿Qué querrá decir con eso?», se preguntó internamente, pero estaba tan aturdida por el placer que decidió no prestar demasiada atención.
—Claro que sí. Feliz navidad, Meliodas.
—Feliz navidad, Elizabeth. —Y así, la nueva pareja de amantes decidió tomar la noche más fría y mágica del año para fusionar sus almas por completo. No podían saber lo que el nuevo año estaba por depararles.
***
Fufufu ^u^ Vaya regalo de navidad que recibimos: por fin esta obra entra a su fase erótica. Una nueva etapa se viene, pero aunque esta historia está lejos de terminar, por ahora, solo nos queda decir adiós e ir a disfrutar de la navidad. Muchas gracias por acompañarme chicos. Les mando un beso, un abrazo y, si las diosas lo quieren, nos vemos la próxima semana para más.
Posdata: no olviden visitar nuestro Especial de Navidad, y en quince minutos, Sonidos del Alma. Que todos tengan felices fiestas >3< 🎄✨
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