Es inevitable dejar pelitos en la ropa

—Elizabeth, ¿te estás acostando con alguien? —La albina escupió su café ante aquella pregunta y encaró a su amiga.

—No, claro que no, Derieri. ¿Por qué?

—Últimamente estás de buen humor. Te vistes muy bien. Trabajas más y mejor que nunca. —La aludida se ruborizó complacida por los comentarios, pero negó con la cabeza mientras reía.

—No, es sólo tu impresión. Estoy como siempre.

—No, no creo. Tengo otra prueba —Estiró los dedos, tiró de su blusa, y le mostró un hermoso cabello rubio—. Mira. Hay de estos cada vez más seguido en tu ropa. ¿Alguien especial?

—¿Cómo habrá llegado eso ahí? —Disimuló, pero sabía muy bien a quién pertenecía, y no pudo evitar sonreír al recordarlo. Meliodas le había dejado pelitos en la ropa desde siempre. Ella lo consideraba una adorable e inevitable forma de recordarle su presencia. Ahora que era humano, lo era mucho más.

—Bueno, sigue así —rió la otra—. No se si solo son amigos o algo más, pero deberías cogerlo pronto para hacerlo tuyo y que no se quiera ir.

—¡Derieri! —Se escandalizó la chica por el vulgar comentario de su compañera, pero eso no fue lo que más la alarmó. Lo peor era que ya llevaba un tiempo considerándolo, y lo deseaba, por culpable o avergonzada que eso la hiciera sentir. Tal vez sería buena idea volver a comprar un rodillo quitapelo. 


***

El primer relato corto del año, fufufu ^u^ Hola a todos, aquí Coco, quien espera les haya ido muy bien en este inicio de año, y espera sigan con muchas buenas vibras en el febrero por venir. Este breve instante es para agradecerles su presencia, muchas gracias por estar aquí. Les mando un beso, un abrazo y, si las diosas lo quieren, nos vemos pronto para más. 



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