2. ¿Que estás haciendo?

Hoy va a ser un buen día, es el pensamiento con el que Christian sale de su casa rumbo a la escuela. Llega al aula indicada y se sienta en el mismo lugar de ayer, minutos más tarde Roberto ocupa el lugar a su lado.

—Buen día Chris — lo saluda sacando el mismo libro del día anterior.

—Hola Roberto.

—Dime como quieras, pero no Roberto, de cierta forma no me agrada — dice el chico sonriendo.

—¿Ro está bien? — pregunta Chris.

—Nadie me dice así, usualmente me dicen Beto. Pero Ro me agrada.

—Pues así te voy a llamar a partir de ahora.

El profesor de historia entra al aula y todos ocupan sus lugares, pasa una hoja para que anoten sus nombres ya que aún no les han entregado las listas oficiales.

—Buen día, mi nombre es Anselmo Pérez Cruz y voy a ser su profesor de historia — comienza a presentarse —. Necesito que formen equipos de seis integrantes, tomen en cuenta que con esas personas estarán todo el semestre.

Perfecto, con lo bien que se me da trabajar en equipo, piensa Christian mientras recorre el aula con la vista buscando a personas que estén solas.

—Bueno, somos dos, nos faltan cuatro — dice Roberto.

Sandy se levanta de su asiento con una hoja en mano y se acerca a la fila de adelante, específicamente a dos chicos que ven a todos lados.

—¿Tienen equipo? — pregunta con su característica sonrisa.

—No — contestan ambos jóvenes.

—Anoten sus nombres y luego se la pasan al maestro — dice poniendo la hoja en su mesa para luego marcharse.

Los chicos obedecen sus órdenes. El profesor comienza a explicar el contenido de su materia y método que usará para evaluarlos al final del semestre. Unos toques en la puerta interrumpen la clase, una joven de cabello rizado entra al aula sonriendo.

—Disculpe profesor — se excusa mostrando los papeles que lleva en los brazos.

—Adelante — accede el maestro sentándose en su silla.

—Buenos días alumnos, vengo a informarles sobre los distintos clubes que como ya saben, se imparten los días martes y jueves después de clases. En estas copias están los  nombres de los cursos y el aula en la que se impartirán. Hoy los maestros estarán inscribiendo a los que quieran pertenecer al club. Recuerden que no es obligatorio, así que los que gusten, saliendo de clase pueden pasar.

La chica comienza a repartir los papeles entre los alumnos. Roberto lo dobla sin verlo y lo guarda en su mochila.

—¿Entraras a algún club? — pregunta Christian.

—Sí, al de lectura.

El profesor retoma su clase cuando la chica se retira. Todos prestan atención, excepto un chico, que solo puede imaginar unos ojos grises.

Hoy no traje desayuno, ¿vamos a la cafetería? — pregunta Roberto al llegar el receso.

—Vamos a conocer la cafetería — accede Christian.

Ambos chicos salen del salón y caminan por el pasillo hacia la cafetería. Igual al día anterior, varios grupos de alumnos se distribuyen por el pasillo. Christian avanza entre ellos intentando no escuchar las conversaciones de los demás, pero algunos no ayudan mucho.

—¡¿Es verdad que habrá una fiesta el fin de semana?! — pregunta una chica muy emocionada a sus amigas.

Christian los ignora y sigue caminando.

—¡Entonces todos entraremos a baloncesto! — festeja otro chico con sus compañeros.

—Mi mamá no me va a dejar ir — lloriquea otra niña.

Chris se asombra de no escuchar algo que este relacionado con cierta chica. Tal vez todo fue un mal entendido y en realidad nadie habla sobre ella.

—¡Valeria acaba de amenazar a Trina en el baño! — grita un alguien.

Christian se gira inmediatamente, buscando a la persona que mencionó ese nombre.

—Valeria, quien más podría ser — dice una chica cerca de él.

—¿Trina? ¿Por qué a ella? — pregunta preocupada otra chica a sus amigas.

—Esa si es una chica mala — comenta un chico.

En un segundo todos en el pasillo comienzan a hablar sobre Valeria. Christian escucha atento todas las conversaciones, hasta que un tirón en su brazo lo hace reaccionar.

—Vamos, me quedo sin desayuno — lo apura Roberto.

—¿No escuchaste lo que acaban de decir? — pregunta Chris intentando alcanzar a su amigo.

—Ajá... Valeria, Trina, amenaza — contesta Beto sin detenerse.

—¿Y no te importa? — cuestiona Christian llegando a la cafetería.

—No me meto en los asuntos de los demás — contesta —. ¿Vienes? — dice señalando la barra.

—No, yo te espero aquí.

Roberto entra a la cafetería mientras Christian se queda apoyado en un pilar de la entrada, pensando en lo que ha oído en el pasillo. Valeria realmente no parece mala. Voltea hacia las mesas buscando distraer su mente, lo primero que captan sus ojos es a una chica rubia sentada en la esquina más lejana de la cafetería.

Valeria está desayunando sola. Para Chris eso no tiene sentido, ¿que no acababa de amenazar a alguien en el baño? Sus pies comienzan a moverse en esa dirección, sin apartar la vista de esa chica.

Camina decidido hacia ella, sin pensar en algo, pues sabe que si lo hace, sus pensamientos harán que se arrepienta y salga corriendo. A una mesa de Valeria, alguien lo jala del brazo sacándolo de su trance, y de la cafetería.

—¿Qué estás haciendo? — pregunta Sandy muy enojada —. ¿Ibas a hablar con Valeria?

—Ah... Yo... Buscaba un bote de basura.

—Si claro, la basura está del otro lado — dice aún furiosa —. ¿No recuerdas lo que te dije ayer? No te acerques a Valeria — recalca cada palabra golpeando el pecho de Chris —. Entiende de una vez Christian, o te puede ir mal.

—Lo entiendo, pero...

—Pero nada. ¡Beto!, controla a tu amigo — dice antes de regresar a la cafetería.

—¿Yo que hice? ¿Tú que hiciste? — pregunta acusador.

—Nada — contesta simplemente regresando al aula.


Las clases por fin terminan y todos los alumnos salen con papel en mano, buscando el salón en el que está el club al que quieren pertenecer.

—¿Entonces a cuál te irás? — pregunta Beto saliendo del salón.

—A ninguno, prefiero llegar temprano a casa — contesta Christian.

—Muy bien, nos vemos mañana.

—Hasta mañana.

Christian se mezcla entre los pocos alumnos que van hacia la salida, camina lentamente, hasta que una cabellera rubia llama su atención en uno de los pasillos. ¿Debería seguirla o ir a casa? Sin darse cuenta, sus pasos ya se dirigen hacia ella.

Sin hacer mucho ruido, comienza a caminar detrás de Valeria, fingiendo que busca algún aula, pero al parecer nadie nota su presencia, aunque sí la de ella. Valeria dobla hacia otro pasillo, esta vez vacío. Christian camina lentamente, intentando no ser descubierto.

—¿Por qué me estás siguiendo? — se gira la chica a mitad del camino.

Christian no tuvo tiempo ni de pensar en que hacer, la acción de Valería fue rápida. Sus ojos grises lo observan acusadores, esperando una buena respuesta. Debe admitir que esa chica le causa un poco de miedo, pero ya está ahí, y debe de salir vivo.

—Soy Christian...

—No te pregunté tu nombre — lo interrumpe un poco molesta.

—Pues yo... solo quería...

Valeria suspira resignada, no tiene tiempo para esperar a que ese chico decida que decir.

—¿Eres nuevo verdad? — pregunta recordando el día anterior.

—Algo así — contesta él.

—Me llamo Valeria — dice intentando intimidarlo, pero él ni se inmuta.

—Lindo nombre — suelta sin pensar.

—Mira niño, será mejor que te alejes de mí. ¿Has escuchado lo que dicen en los pasillos? No te conviene que te vean hablando conmigo — advierte y comienza a alejarse.

—No soy un niño, probablemente tenemos la misma edad.

Valeria se detiene y vuelve a suspirar.

—Esta es la conversación más larga que he tenido con algún estudiante, y eso no es bueno. Así que te lo repito, alejate de mí — dice y continúa su camino.

Christian se queda parado en el pasillo, viéndola desaparecer por una esquina.

—Ya llegue, no te vayas — escucha detrás de él.

Voltea y se encuentra a una maestra sonriendo, joven, de ojos café y cabello castaño atado en un moño desordenado.

—Pasa, pasa — dice guiando a Chris hacia un salón.

El chico entra seguido de la maestra. Es una aula grande, varios alumnos están sentados en sus pupitres, Christian se acomoda cerca de la puerta, en la primera oportunidad que tenga saldrá corriendo de ahí.

—Buenas tardes chicos, perdón por la tardanza. Mi nombre es Mel...

Unos golpes en la puerta interrumpen a la maestra, seguidos de una chica de cabellos rubios asomándose.

—¿Puedo pasar? — pregunta Valeria.

—Claro, adelante.

La chica entra y se dirige hacia el otro extremo del salón. Christian la ve avanzar un tanto fascinado, su idea de escapar comienza a desvanecerse en su mente.

—Como decía. Mi nombre es Melani Alayón y voy a ser su instructora en el club de teatro.

Espera, ¿teatro? Chris no sabe si salir corriendo o permanecer en su lugar. Sin embargo, no se movió en toda la hora, sin importarle la mirada molesta que Valeria le dedicó cuando sus ojos lo reconocieron.

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