1. No puede ser ella
Christian sale de su casa con mucha energía y un poco de miedo. Solo ha pasado un día desde que su familia se mudó a esta nueva ciudad, y hoy comienza su aventura en un nuevo colegio.
Se siente asustado de tener que volver a hacer amigos, él no es muy social y no sabe cómo sacar conversación, los amigos que tenía en la otra escuela se habían acercado primero a él, no había sido necesario buscarlos, ellos lo habían encontrado y esperaba que lo mismo pasara hoy.
Al llegar a la escuela camina rápido entre los pasillos buscando el que ha de ser su salón, cuando lo encuentra se acomoda en una de las mesas del frente. Siente la mirada de sus compañeros sobre él, pero intenta quitarle importancia sacando su celular para jugar algún juego.
No pasa mucho tiempo hasta que alguien se sienta a su lado. Voltea y ve a una chica de cabello negro y lacio, que lo observa con sus hermosos ojos café y su linda sonrisa.
—Hola, me llamo Sandy — dice sin dejar de sonreír.
—Yo soy Christian — se presenta amablemente.
—¿Eres nuevo verdad? Hay algo que tienes que saber.
Lo primero que piensa ante sus palabras es que ella es la reina del lugar o algo así, pero no logra entender por qué le está queriendo advertir algo. ¿Qué hizo mal en sus primeros minutos en este colegio?
—En esta escuela hay una chica a la que no debes de acercarte — le advierte Sandy.
—Puedes hablar con todo mundo aquí, menos con ella — dice otro chico detrás de él.
—Es como una regla no escrita en la escuela, ella siempre está sola y nadie se le acerca — agrega otra chica pelirroja.
—Es muy simple Chris — dice Sandy poniéndose en pié —. Si quieres llevarte bien con todos los de esta escuela, no te acerques a ella.
Los tres chicos se alejan a sus lugares dejando a Christian con muchas dudas, sin saber si tomar sus palabras como una advertencia o como una amenaza.
Un chico se sienta a su lado, de cabellos castaños y complexión delgada, con unos anteojos negros que cubren sus ojos. Ignora la presencia de Christian y saca un libro para disponerse a leer.
—No me digas que tú también quieres que me aleje de una chica misteriosa — dice Christian interrumpiendo la lectura de su compañero.
—¿Eres nuevo? — pregunta el chico, Christian asiente —. Pues bienvenido, me llamo Roberto, y veo que ya se encargaron de contarte sobre Valeria.
—Supongo que Valeria es el nombre de la chica de la que quieren que me aleje.
—No lo tomes personal, además es poco probable que te encuentres con ella o que tengas que hablarle — dice Roberto intentando volver a leer.
—Si es tan poco probable, no deberían advertirme sobre ella — dice Christian sin entender que pasa.
El profesor entra al aula para comenzar con la primera clase del día. Roberto guarda su libro y Christian su celular.
—Lo hacen siempre, es para que los rumores no te sorprendan — susurra Roberto antes de que el profesor empiece a hablar.
El receso llega más rápido de lo que Christian había esperado, todo el mundo sale dejando que su estomago los guíe hacia la comida. Chris saca de su mochila el desayuno que su madre preparó en la mañana.
—Tal vez te presente a Valeria — dice Roberto comiendo su sándwich.
—Creí que no la hablabas — comenta Chris sorprendido.
—Claro que no, pero todo el mundo la conoce.
Terminan de desayunar y salen juntos del salón. Lo primero que llama la atención de Christian, son los pasillos llenos de grupos de estudiantes que hablan entre ellos.
—Dicen que ayer amenazó a una chica de primero — escucha Christian pasando junto a un grupo de chicas.
—A mi me contaron que sus padres se están divorciando — dice una chica en otro grupo.
—Por ahí anda el rumor de que se acostó con un maestro — puede oír al pasar junto a otro chico y sus amigos.
Chris no aguanta la curiosidad y se acerca más a Roberto, quien camina sin prestar atención a los demás.
—¿De quien hablan todos? — le pregunta.
Pero no obtiene respuesta. En ese momento todos a su alrededor se callan, dejando los pasillos en un silencio sepulcral. Todas las miradas están puestas en un punto detrás de Christian, quien voltea para ver de que se trata.
Una chica avanza como si nada por en medio de la multitud que sigue su recorrido con la mirada, su cabello rubio cae suelto sobre sus hombros, sus labios pintados de rojo muestran una sonrisa que no alcanza a llegar a sus ojos grises.
Christian la observa avanzar, puede notar lo hermosa que es, el labial es el único rastro de maquillaje en su cara, su cabello es de un rubio casi castaño, y sus ojos, esos hermosos ojos color gris que lo tienen hipnotizado.
Cuando pasa a su lado lo observa por un segundo y su sonrisa crece, pero no se detiene, sigue caminando hasta que sale del pasillo. Todos vuelven a sus platicas, menos él, que sigue viendo hacia donde se fue esa hermosa chica.
—Si sigues babeando así vas a inundar la escuela — se burla Roberto pasando una mano frente al rostro de Chris.
—Necesito saber su nombre — susurra Christian aún recordando su figura.
—Valeria — contesta Roberto.
Y solo la mención de ese nombre es suficiente para que Chris vuelva a la realidad.
—¿Ella es...?
—Es la chica a la que no debes de acercarte, de la que todos hablan por aquí.
—No puede ser ella, es hermosa.
—Que sea bonita no significa que no sea la chica de la que todos hablan — dice Roberto retomando el camino hacia el patio.
El resto del día escolar pasa normal, entre presentaciones y tareas las clases se van volando. Al salir se despide de Roberto y se va directo a su casa, aún sin poder olvidar la sonrisa que Valeria le dedicó, y sobre todo, sus ojos grises.
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