SIN DUDAS

- ¿Como es que le estás haciendo eso a tu propia esposa?

- ¿¡Como puedes defenderla después de todo lo que me ha hecho pasar!? -respondí furioso dándole la espalda-

- ¡Ella no ha hecho nada que mereciera eso!

- ¿¡Como puedes decir eso madre!? ¡Ella me engaño todos estos años! -volví a verla de frente intentando entender su posición-

- ¡Son solo rumores! ¡Si tu padre estuviera aquí me daría la razón!

- Da gracias a Dios que no está vivo para ver el error que cometieron al comprometerme con esa leona

Así como el recuerdo vino de repente se fue de la misma manera, cerré aun con más fuerza mis ojos dando paso a otro.

- ¿¡Cuantas mentiras más no me has dicho!? -grité-

- Alan es mentira, todo lo que te haya dicho esa vieja nutria bruja es falso ¡Nos quiere separar! -respondió ella-

- ¿¡Mentira!? -rugí furioso y me acerque a ella rápidamente- lee esto -le tiré unos papeles en la mesa- léelo y dime si eso es mentira

- Alan -tomó los papeles de la mesa y empezó a leerlos temblando- ¿Qui--- Quién te dio esto?

- No lo niegas, de modo que es verdad -dijo secamente- sal de esta casa ahora mismo, no te quiero ver

Sacudí mi cabeza con más fuerza, ese recuerdo, el inicio del fin de mi tranquilidad, lo peor estaba por venir.

- De modo que ustedes también -entre sin avisar a la oficina seguido de tres policías-

- Padre -respondió un león que estaba sentado tras un escritorio- ¿Qué haces aquí?

- Pareces muy sorprendido de verme Lían -mire a otro león al lado que yacía estupefacto- tú también pareces sorprendido de verme Alex

- Es que -tartamudeó un poco- no esperábamos verte hasta la próxima semana en---

- Querrás decir nunca esperaban volver a verme -le corté secamente- todo suyos muchachos -les hice un gesto a los policías - asegúrense de que no salgan con nada que no sea su ropa, todo lo que hay en esta habitación es propiedad de la empresa

- ¿¡Qu--- Qué estás haciendo!? -exclamó Lían intentando soltarse de los policías- ¿¡Que significa esto padre?!

- Tú sabes que significa

Cerré aún más fuerte los ojos y sacudí con furia mi cabeza ante ese último recuerdo, no podía aguantarlo más, no podía.

- ¡No!

Grité fuertemente extendiendo mi brazo hacia adelante, me quedé inmóvil un segundo viendo mi brazo analizando lo que acaba de pasar, fue un sueño, recuerdos de los malos, me había quedado dormido en aquella piscina sin darme cuenta. Llevé la mano de mi brazo extendido hacia mi rostro intentando calmarme, creí que lo había superado, creí mal.

- Asi que aquí estabas

Giré la mirada hacia la fuente de esa voz y pude ver como del cielo aterrizaba suavemente en el borde de la piscina mi captor.

- Ya es hora de almorzar -dijó sonriendo- al ver que no volvías decidí venir a buscarte, temí que una manada de lobos ferales te hubiese atacado o algo así

- A ver si entendí ¿Me enviaste a lavar ropa a sabiendas que podían atacarme una manada de lobos ferales salvajes? - lo miré de reojo-

- Bueno -se rascó la nuca nervioso- no es para tanto, eres un león ¿No? -me sonrió mientras bajaba los escalones adentrándose a la piscina-

Solo vestía su ajustado pantalón y sin camisa como de costumbre, camino con seguridad hasta dar un pequeño clavado en la piscina para emerger justo a los pies de la estatua del dragón donde yacía el recipiente de piedra. Tomo un pequeño impulso para sentarse al lado de esta, respiro profundamente y lanzó fuego al recipiente que se encendió rápidamente manteniendo la llama aún después de detenerse.

- Comeremos aquí mejor, te veo cómodo -saco unas largas y afiladas barras de metal de atrás de los pies de la estatua- hace tiempo no lo hago de todos modos

- Okey -miré extrañado la barra y luego al dragón- ¿Y qué comeremos?

El dragón volvió a sonreír mientras empezó a buscar algo con la mirada en la piscina, se lanzó de golpe y emergió con un gran pez de color rojizo, lo ensarto en su lanza casera para después ponerla al fuego

- Vamos Alan -me dirigió una de sus miradas- no es tan difícil, eres un felino ¿Dónde están tus instintos?

No hace falta decir que falle al menos cinco intentos hasta que el dragón me enseño más o menos como hacerlo sin sufrir, en cuestión de minutos ya había atrapado al primer pez y puesto a cocinar junto al del dragón con la alegría de un cachorro.

- Oye -le dirijo la vista al dragón que parecía haberse puesto cómodo en el banco con los ojos cerrados- ¿Y este lugar en medio del bosque?

- Es un tributo -respondió sin mirarme- a un dragón que vivió en esta zona hace muchas generaciones

- ¿Un tributo? -volví a ver la estatua- ¿Que hizo ese dragón para merecerlo?

- El cuidaba estas tierras de invasores, guerrillas, dicen que hasta enfermedades -abrió sus ojos y miro al fuego- protegía a los habitantes de todo eso y mas

- ¿Es algún antepasado tuyo? -lo miré curioso-

- Para nada -tomó el pescado y le dio un delicado mordisco- eventualmente el dragón murió defendiendo el lugar de una invasión y los habitantes construyeron este santuario en su honor -dio otro mordisco- bueno, eso es lo que dicen las historias -se ríe un poco- antes de llegar hasta ti escuche un grito -me miro de reojo- fuiste tu ¿No?

- Si -le confesé- me quedé dormido -tome el pescado y lo olfateo un poco para darle un mordisco- tuve una pesadilla

- Se que no es de mi incumbencia ¿Pero puedo preguntar de que se trataba?

- Recuerdos en realidad -niego suavemente- malos recuerdos que no valen la pena mencionar -hago un esfuerzo y le sonrió-

El resto de la velada en aquel lugar fue bastante agradable, comimos pescado hasta quedar llenos, conversamos de más cosas cotidianas sin profundizar mucho en la vida del otro, a simple vista podía deducir que ese dragón sabía más de lo que me había dicho, así como él seguro sabía que mi pesadilla no era tan simple. Él salió primero y se detuvo en la orilla extendiendo sus alas, yo salí atrás de él sintiendo mi pelaje escurrir toda el agua demasiado fácil.

- ¿Eh?, Alan -el dragón señaló algo en la piscina sonriendo-

Volteo hacia el agua y me doy cuenta que era mi bóxer que estaba flotando en círculos en la corriente de la piscina, en ese momento me di cuenta que estaba desnudo frente al dragón y aunque no tuviera nada que envidiarles a otros machos por alguna razón sentí como la sangre me subió al rostro de la vergüenza. Acto reflejo me cubrí la entrepierna con las manos y cola, me lancé a la piscina por el bóxer mientras escuchaba al dragón estallar de la risa.

Después de la pequeña vergüenza que pase seguí al dragón con cierta distancia, a pesar de que llevaba al menos mi bóxer puesto no podía evitar sentir vergüenza al estar tan expuesto al dragón. Caminamos por un pequeño sendero hecho de piedras, bastante rustico pero aceptable delimitado por pequeñas piedras a los costados, seguimos unos minutos rio arriba hasta llegar a la zona del rio donde llegue originalmente.

Observé que mi ropa seguía en su sitio, comprobé que efectivamente ya estaba seca y comencé a recogerla sobre mi hombro, el dragón solo se limitó a esperarme mientras terminaba de recoger todo. Cuando estuve listo y me dirige hacia el para partir me quedé quieto unos segundos para apreciarlo.

- ¿Qué hace? -pregunte en mi mente-

El dragón estaba de brazos cruzados con el rostro viendo hacia el cielo parcialmente oculto por la gran arboleda del lugar, sus ojos estaban cerrados mientras que sus gigantes alas estaban abiertas, extendidas como las de la estatua del dragón de la piscina. En ese momento una fuerte ráfaga de viento soplo, fue tan fuerte que tuve que asegurar la ropa de mi hombro con ambos brazos mientras mi melena danzaba con el viento,

Volví a ver al dragón que seguía en el mismo sitio sin moverse, ni siquiera sus alas que de seguro recibían toda la fuerza del viento parecían moverse, lo que me daba entender la posible fuerza que residía en ellas. Cuando el viento termino de soplar el viento el dragón recogió sus alas en su espalda a la vez que recobraba una compostura más informal.

- ¿Listo? -dijo el mirándome- vamos entonces

El trayecto de regreso fue sumamente tranquilo, el dragón se ofreció a cargar parte de mi ropa ya que en un par de oportunidades algunas prendas se habían caído en el trayecto. Cuando la casa estuvo a la vista me aviso que por el resto del día de hoy solo descansaríamos, nada de trabajo, me recomendó que diera una vuelta al lugar para conocerlo un poco más y despejar mi mente, cosa que quizás decidió por la pesadilla que mencione.

Deje la ropa en mi cuarto improvisado, me vesti con una camisa sin mangas negra y un pantalón corto bastante cómodo, me di cuenta entonces de que la vaca ya se había ido, en mi mente pensaba las formas en que una vaca podría bajar por su cuenta de un primer piso y lo único que se me ocurrió fue que saltase. No le di mayor importancia y salí del granero siguiendo los diversos senderos en la tierra a ver hasta donde me llevarían.

Decidí caminar el sitio para conocerlo un poco mejor, ya sabía que en el centro estaba la casa del dragón, cerca de esta el granero donde me hospedaba, también encontré un pequeño huerto de vegetales mixtos que seguro usaba para consumo propio. Gran parte del campo que rodeaba la casa estaba dedicada a la cebada, dividida en pequeños sectores por vallas de madera.

- Aún tengo que reparar algunas de esas que rompí -suspiré-

Seguí caminando por los diversos senderos hasta tropezarme con un pequeño puente de piedra en el cual cruzaba un rio de más o menos cuatro metros de ancho, seguí el rio con la vista hasta encontrar una pequeña casa junto al rio, acoplada a ella había un sistema de ejes y engranajes de madera que acoplaban con un pequeño molino de agua parcialmente destruido.

- Y eso también -suspiré aún más fuerte-

Decidí subir la colina por donde llegue el primer día, aun podía ver las huellas de los neumáticos de la moto, aunque el césped ya empezaba a crecer nuevamente, seguramente en unas semanas no habrá ni rastro de lo que paso por aquí. Observé la cerca que estaba ya casi finalizada, no pude evitar sonreír con algo de satisfacción.

Me senté en el borde de la colina cercana a la cerca solo para volver a apreciar aquel paisaje de nuevo, tenía mucho encanto a decir verdad, parecía salir de una pintura, no había mucho sol y la brisa era bastante generosa con mi rostro, pude observar a los lejos como el dragón se acercaba al molino de agua con una caja de herramientas, aparentemente evaluaba el daño.

- Qué raro, pensé que quería que lo reparara yo, no el -dijé-

Decidí no darle mayor importancia al asunto y solo me limite a verlo quitar algunas maderas partidas del sitio, abrió su caja de herramientas y saco alguna que no pude identificar por la distancia. Por alguna razón verlo trabajar me tranquilaba más de la cuenta, sin darme cuenta ya había cerrado los ojos y levantado el rostro al cielo como hizo el dragón en el rio, una fuerte brisa soplo alborotando mi melena.

No me importo en lo absoluto, solo me limite a sonreír tranquilo mientras escuchaba las hojas de los arboles cercanos moverse con el viento pero algo me saco de mi trance. Un fuerte jalón en mi cola me hizo girar bruscamente buscando la causa, cuando lo vi mis ojos se abrieron como platos al ver dos pequeños cachorros agarrándola fuertemente.

- ¡No cachorros! -gritó una voz femenina- ¡Eso es de mala educación!

Un cachorro de tigre y otro de león que me recordó mucho a mis hijos soltaron mi cola, por su estatura quizás tendrían unos seis años quizás. Levante la vista y observe entonces una oveja vestida con un vestido blanco igual que su lana que le llegaba un poco más debajo de sus rodillas.

Atrás de ellas otro grupo de cachorros la seguían fielmente hasta que llegaron al otro lado de la cerca donde yo me encontraba, los dos cachorros volvieron con la oveja y se pusieron atrás de esta. Me levante sacudiéndome un poco la tierra de mi parte trasera y me acerque a la oveja.

- Lo siento mucho -se disculpó inclinando ligeramente su cabeza- disculpe su atrevimiento, son solo unos cachorros -se rio un poco nerviosa-

- No hay problema -moví mi cola poniéndola a la vista- mis hijos solían hacer lo mismo a esa edad -me reí-

- Usted debe ser Alan ¿No es así? -extendió su mano a manera de saludo- soy Ana, la maestra del pueblo, un placer

- Mucho gusto Ana -le respondí el saludo- ¿Como sabe mi nombre?

- Kilian nos avisó que tenía un invitado en su casa, a decir verdad me costó creerlo al principio ¡Pero mírate aquí!

- ¿Kilian? ¿Quién es Kilian?

La oveja no tuvo que responder ya que la respuesta callo del cielo, literalmente callo del cielo junto a mi recogiendo sus alas.

- Yo soy Kilian

- ¡Kilian!

La manada de cachorros grito su nombre y salieron detrás de la oveja corriendo hacia el dragón, este solo se arrodilló abriendo sus brazos para recibir al montón de cachorros.

- ¡Pero miren cuanto han crecido los cachorros! -dijó el dragón sonriendo-

Estaba con la boca abierta, después de tantos días insistiendo su nombre vengo a saberlo tan de repente. Me límite solo a ver como la manada de cachorro jugaba con el dragón como si de un juguete se tratase, algunos se intentaban colgar de sus alas sin mucho éxito mientras otros se aferraban a su cola que se movía a propósito para divertirlos.

Había al menos unos veinte cachorros intentando llamar la atención de Kilian, en ese momento Ana me saco de mis pensamientos al hablar.

- Cachorros, cachorros -Ana llamo su atención- dejen a Kilian respirar - recuerden a que vinimos

Los niños regresaron con la maestra, esta se apartó un poco dejando ver como los niños jalaban unos pequeños carritos, aunque estos eran relativamente pequeños iban llenos de muchas cosas, había al menos ocho carritos, todos llenos de sacos de diferente colores, tamaños y texturas.

- Ya el pueblo comenzó la cosecha de los campos y pues querían hacerte un regalo, cada uno trajo un poco de lo que sus familias trabajaron, este año a todos les ha ido muy bien gracias a Dios

- ¡Oh, es grandioso!, no sé qué decir -el dragón camino hasta los cachorros y se quedó viéndolos con una sonrisa- no se hubiesen molestado

- Teníamos que -respondió un pequeño tigre- no hemos terminado de cosechar y nos sobra mucho ¡Pero mucho!

- Además usted hace mucho por nosotros señor Kilian -dijo una pequeña coneja-

- Bueno bueno ¿Cómo decirles que no a esas caras? -dio media vuelta hacia la casa dándole la espalda- ¡Tropa!, ya saben dónde se guardan los suministros ¡Marchen!

Los cachorros pegaron un grito de alegría y comenzaron a seguir al Kilian con sus carritos, como si de un pequeño escuadrón se tratase, pasaron uno por uno frente a mi abriéndose paso hasta un sendero que bajaba directamente hasta la casa.

- Es extraño ¿Sabes? -Ana se puso a mi lado viendo el desfile-

- ¿Qué cosa?

- Llevo quince años trabajando de profesora en este pueblo, por lo que se antes de que yo llegase aquí y en todos estos años nunca y repito nunca supe de alguien que haya sido invitado a vivir con Kilian siquiera un día

- ¿Enserio? -volteo a mirarla con duda-

- Él es un ser bastante reservado -continuó- como si desconfiara del mundo sabes?, o quizás le tiene miedo, no sé, aun así es una bendición para la gente de este pueblo, siempre está para todos, siempre sabe qué hacer cuando una mala situación azota el pueblo, es casi que mágico su mera presencia aquí, por eso todos lo quieren, por eso son algo toscos con los forasteros como tu -volteó a mirarme- ha habido incidentes, aislados pero ha habido aun así, personas ajenas que han perturbado nuestro estilo de vida por intentar acercarse Kilian por medios poco convencionales, así que con esas malas experiencias vividas el pueblo se volvió algo celoso con Kilian, ocultando cualquier información de el a extraños intentando desviar su atención

Mire a la distancia como la pequeña tropa era comandada por el dragón, estaban comenzando a vaciar los carritos.

- Ahora entiendo por qué ese viejo toro me envió por el camino equivocado -resoplé molesto- nunca había conocido otros dragones en mi vida, sé que son figuras importantes en la sociedad, casi que superiores, cuando llegue aquí por accidente y empecé a convivir con él nada tenía sentido ¡De hecho aún nada tiene sentido! -exclamé- el destruye todo el estereotipo que sabía de los dragones

- Si -río un poco- pase por lo mismo cuando llegue aquí, por cierto Alan ¿Hasta cuando tienes pensado quedarte?

- Eso no depende de mí la verdad, básicamente depende de Kilian -observe una sonrisa en su rostro-

- Creo que estarás aquí lo suficiente entonces -volteo a ver a los niños- en dos semanas es el festival de la cosecha del pueblo, se celebra el producto de un año de duro trabajo ¿Te gustaría venir?

- Bueno, no se la verdad -me rasque la cabeza- si sigo por aquí cuando llegue ese día asistiré ¿Te parece?

- ¡Excelente! -asintió Ana satisfecha- no te arrepentirás

Seguí hablando un rato con aquella oveja hasta que Kilian volvió con algunos cachorros en sus brazos y cabeza seguido por otro montón de cachorros, no pude evitar sonreír ante aquella escena, los niños se bajaron y se despidieron del dragón para irse con la maestra de regreso al pueblo dejándome solo con aquel dragón nuevamente.

- Con que Kilian ¿Eh? -sonreí viéndole-

- No seas tonto -cruzó sus alas en forma de capa- así es como ellos me llaman simplemente -una sonrisa de satisfacción se formó en su hocico- ese no es mi verdadero nombre

- ¿Qué comes que mientes? -puse una mirada acusadora-

- No miento -empezó a caminar hacia la casa- a los dragones no nos gusta mentir

- ¿Entonces por qué no me dices tu verdadero nombre?, al menos el por qué lo ocultas -empecé a caminar tras de él-

- Dije que no nos gusta mentir, eso no significa que estemos obligados a responder cualquier pregunta que se nos haga

Kilian se detuvo en el borde de la colina y contempló por un momento el paisaje, el sol estaba cayendo y la noche reclamaba el cielo poco a poco, vi como sus alas se agitaron algo inquietas, en eso volteó su rostro hacia mí. Sus ojos se clavaron directamente en los míos sacándome por un instante el aliento, por primera vez detalle el color de sus ojos a más profundidad, no era un azul corriente, era un azul zafiro intenso que reflejaban un mar de tristeza que nunca imagine ver en aquel ser.

- Nuestros nombres los recibimos de nuestros padres como nuestra posesión de mayor valor, es nuestra vida, nuestra identidad, nuestra alma -giró su rostro hacia el cielo- lo guardamos celosamente y solo se lo decimos a aquellos con los que creemos pasaremos el resto de nuestras vidas, ya que aquel que sepa el nombre de un dragón es el equivalente a ser el dueño de su existencia

La forma en que lo dijo demostraba que no sólo eran simples palabras que salían de su hocico, no sólo era una mirada lo que salía de sus ojos, era un recuerdo, una experiencia que hablaba desde lo más profundo de si, un sentimiento de pérdida. Me límite a bajar la cabeza sintiéndome mal por haber perturbado la paz de Kilian, de repente sentí su mano sobre mi hombro que me hizo levantar la cabeza.

- ¡Ven!, vamos a preparar la cena, usaremos lo que trajeron los cachorros

La tristeza que hace un momento reflejaba su rostro había desaparecido por completo dando lugar otra vez a ese rostro que provocaba ese sentimiento de paz en mi interior. Le respondí con una sincera sonrisa esta vez para seguirlo hasta su casa.

Los días comenzaron a transcurrir en la granja de Kilian, termine la cerca que había roto y hasta me tome la molestia de pintarla, también repare las otras que dividían las cosechas de cebada que rodeaban la casa. Kilian desmonto el molino de agua para repararlo, entendí que este suministraba el movimiento necesario para moler la cebada, mis conocimientos de mantenimiento aprendidos en la empresa ayudaron bastante.

Le recomendé que como se encontraba básicamente funcionando con agua aplicara un sellador de madera y barniz para retrasar el deterioro de esta por humedad, de esta forma extendería considerablemente la vida útil de molino. Kilian acepto gustosamente la recomendación y apenas termino de repararlo consiguió en el pueblo un poco de sellador y barniz, lo ayude a aplicar las capas para finalmente montarlo entre los dos.

Los cachoros volvieron de visita trayendo consigo más comida para el dragón, como recompensa los dejo ayudarlo a hacer los espantapájaros que también rompí, incluso hicieron uno de mi sobre una moto de madera. Si eso no asusta a los cuervos no sé qué lo hará pero entonces me di cuenta de algo que me lleno de preocupación.

Todo lo que había roto con la moto había sido restaurado, ya no tenía tareas pendientes lo que significaba que era técnicamente libre. Al principio estaba loco por irme de aquel lugar, ahora una parte de mí no quería marcharse y no sabía cómo decírselo a aquel Dragón, me daba vergüenza admitir que empezaba a disfrutar mi estadía en aquel lugar y aún más que quería extenderla.

Esa misma noche Kilian servía en la mesa unas Pizzas que había preparado con un poco de bebida, esta sería mi última cena con él.

- Te tienen consentido aquí ¿No? -me reí mientras veía como el dragón se sentaba en la mesa- ya veo porque te gusta estar aquí

- Que puedo decir -sonrió- tiene sus ventajas -corto la pizza con un cortador especial que tenía- buen provecho león

- Gracias, igualmente Kilian -le di una mordida a una rebanada- como cosa rara esta delicioso -di otro mordisco- ¿Acaso hay algo que no sepas hacer?

- Años de experiencia Alan -empezó a comer- cuando me encuentro algo que no se hacer simplemente aprendo a hacerlo y ya

- En eso no somos muy diferentes entonces -tomo otra rebanada- cuando tome las riendas de la empresa hubo muchas cosas que no sabía, aun así nada me detuvo a seguir adelante

- Esa es la actitud, por cierto -término su rebanada- ya hoy se terminó de reparar los daños que hiciste, así que eres libre de irte

Cuando escuche aquello por un instante me atragante pero logre disimularlo para que el dragón no lo notara, era justamente lo que no quería hacer en este momento, irme a otro lugar.

- Aunque Ana me dijo que te invito al festival de la cosecha -continuó- es en una semana exactamente

- Si, le dije que iría si seguía por aquí -respondí restándole importancia- pero como ya no tengo nada que hacer aquí supongo que me iré, Ana me dijo que los forasteros no son bien vistos aquí

- ¡Tonterías! -exclamó sorprendiéndome- cualquier invitado mío es un invitado del pueblo y ellos lo saben -sonrió- además aún hay un trabajo que hacer

- ¿Otro? -mi cola me traicionó agitándose- no recuerdo haber roto otra cosa más -pisé mi cola-

- No, no es nada de eso -se limpió con una servilleta- aún debo cosechar mi cebada antes del festival, me retrase una semana por tu inesperada visita, aun así no estas obligado, si quieres te puedes ir mañana mismo Alan -se rasco la mejilla- aunque si te quedas ayudándome harás tiempo para poder quedarte hasta el festival ¿Qué te parece la idea?

Parece que la vida estaba cumpliendo mi último deseo de pasar unos días más en aquel lugar con Kilian, básicamente era trabajar en su granja, pero lo que era solo trabajo para el para mi significaba olvidarme de mi mortal condición unos días mas. Quizás aquel toro alemán no estaba tan loco después de todo, este era el primer sitio en el que había estado estos meses sin querer irme, como si hubiesen encontrado algo que necesitaba.

- ¿Me pagarás mi trabajo? -le sonreí-

- Solo cuando los leones aprendan a conducir motos -saco su lengua burlándose-

La mañana del día siguiente me levante un poco más temprano de lo normal, me vestí con un jean y una camisa sin mangas blanca para trabajar más cómodo, cuando llegue a la casa del dragón me recibió con el desayuno ya en la mesa, comimos, conversamos un poco y nos pusimos manos a la obra. Saco unas pequeñas herramientas de cosecha, dos oz, me entrego una y me explico brevemente la forma en que trabajaríamos.

Parecía sencillo en realidad, tomar la cebada cerca de la base y con la oz cortarla sin mucha dificultad, dejarla a un lado acomodadas y seguir con la siguiente, al haber cortado cierta cantidad la apilábamos y amarrábamos para asegurarla. Estuvimos en aquello hora y media al menos, el sol en aumento y con ello el agotamiento, Kilian propuso un pequeño descanso que acepte inmediatamente.

Nos sentamos en la mesa a la sombra mientras tomábamos grandes cantidades de agua. El dragón se levantó y entro a la casa sin avisar mientras apreciaba el avance que habíamos hecho, de seguir a este ritmo al final del día podríamos terminar fácilmente un quinto de la cosecha total entre los dos, no podía imaginarme al dragón haciéndolo año tras año el solo, parecía un trabajo duro, agotador, pero sin duda al final tendría su recompensa.

Sentí algo entrando en mi cabeza sin previo aviso, lleve mis manos instintivamente hacia esto, sentí entonces las manos del dragón, medio gire mi cabeza y vi en ese instante a Kilian usando un gran sombrero de paja por el cual sobresalían sus cuernos. Me dedico una sonrisa mientras retiraba sus manos del sombrero y las mías.

- No quiero que el sol te haga mucho daño ¿Sí?

Kilian tomo su oz de la mesa y camino hacia la cebada dándome la espalda, no tenía camisa y sus alas estaban libres en su espalda, observé como se detuvo mirando al cielo mientras extendía sus alas suavemente. La musculatura que se movía conforme las alas tomaban su posición era simplemente impresionante, otra vez pude sentir una generosa brisa soplar por aquel lugar llenándome de fuerzas una vez más para seguir a aquel dragón.

A eso de las cinco de la tarde detuvimos el trabajo ya exhaustos, dejamos nuestras herramientas en un cobertizo y el dragón me invito a seguirlo por un sendero cercano al que use días atrás para lavar la ropa, el camino era similar, lleno de árboles gigantes irreales que daban la sensación de estar en otro mundo. Unos minutos caminando y llegamos a aquel lugar en el que días atrás había caído por accidente.

Kilian camino a la orilla del rio y se detuvo, se desabrocho su cinturón y se empezó a bajar el pantalón con total naturalidad quedando totalmente desnudo, luego camino hacia un pequeño árbol colgando su pantalón allí.

- Vamos Alan, lo mejor después de un duro día de trabajo es un relajante baño con comida -me hizo un gesto con la mano apuntando a la piscina-

La sangre se me subió a la cabeza en ese momento de la vergüenza que sentí a causa de la falta de pudor de Kilian, pero mi curiosidad me gano en ese instante y no pude evitar ver disimuladamente su entrepierna. Estaba liso, sin nada sobresaliente a simple vista salvo una línea más o menos larga, debía ser la cloaca, concluí entonces que después de todo los dragones y los reptiles no son tan diferentes anatómicamente hablando.

Resignado me trague la vergüenza que sentía al estar con ese dragón totalmente desnudo y me despoje de mi ropa también, recordé entonces que ya me había visto desnudo antes así que no tenía nada que ocultarle. Colgué mi ropa cerca de la Kilian, tiré la vista para ubicar al dragón y lo vi caminando lentamente por el borde de la piscina con los brazos cruzados y los ojos cerrados.

Un sentimiento extraño más allá de simple tranquilidad surgía de mi pecho, la cascada que vertía sus aguas sobre las alas de la estatua de forma estruendosa magnificaba su presencia. Kilian caminaba desnudo por el borde como si no tuviera ninguna preocupación salvo disfrutar ese momento, por un instante el tiempo pareció alentarse, el dragón volteo a verme con disimulo sin dejar de caminar, volvió a cerrar sus ojos y en su hocico se dibujó una muy leve sonrisa.

Cualquier sentimiento de vergüenza que tuviera en ese momento desapareció, cualquier sentimiento de angustia que tuviera se esfumo, cualquier recuerdo de mi vida antes de llegar a ese lugar pareció insignificante en aquel entonces. María tenía razón, estar en aquel lugar me estaba curando de formas que aún no alcanzaba entender, y el origen de todo eso era ese dragón singular.

La voz de Kilian me saco de mis pensamientos y lo volví a ver, ya estaba dentro de la piscina y había encendido el fuego, me hizo una señal para que fuera, y sin dudar camine hacia el olvidándome del pasado y el futuro como seguramente él lo hace, solo disfrutando ese momento.

Los días comenzaron a andar nuevamente, en el segundo día de trabajo continuamos cosechando, los cachorros volvieron a visitarnos ese día trayéndole más cosas a Kilian. Un grupo de cachorros tomaron algunas herramientas del cobertizo y se pusieron a ayudar al dragón, la forma rápida y eficiente en que lo hacían aún más que yo demostraba que efectivamente eran hijos de granjeros.

Las horas fueron pasando junto aquel grupo de cachorros de Ana, Kilian tuvo que separarse del grupo para aparecer al rato con bandejas de comida para el pequeño batallón que trabajaba su tierra. Al final del día un poco más de la mitad de la cebada había sido cosechada.

Al día siguiente Kilian y yo trabajamos aún más fuerte que los otros días, queríamos terminar hoy el trabajo de ser posible, cada vez que nos sentábamos a descansar un poco y refrescarnos. Nos poníamos a hablar de cualquier cosa que pasara por nuestras mentes, anécdotas cotidianas sin mucho sentido, disfrutaba de verdad mucho esos pequeños descansos con él.

Ya casi finalizando la cosecha volteaba la vista para ver al dragón trabajando, lo hacía con un ritmo constante sin mucho desgaste y aunque estaba un poco lejos de mi podía escuchar un ligero tarareo. quizás una vieja canción en su mente recurrente. No podía estar más de quince minutos sin voltear para saber de él, en mi mente sabía que él seguía allí trabajando igual que yo, pero sentía una fuerte ansiedad si pasaba mucho rato sin verlo.

Comencé a pensar en la posibilidad de que algo dentro de mi había cambiado, movía mi cabeza fuertemente intentando descartar esas ideas sin sentido de mi mente pero estas volvían a los pocos minutos. Pase mi juventud con puras hembras, me case con una, tuve hijos, y aunque las cosas no terminaron bien seguí buscando su compañía en mis momentos de dolor y necesidad.

- Y sin embargo -pensé- nada cambio, todo siguió igual de mal

Terminamos el día por fin, lo que quedaba de la cebada al fin había sido cosechada, esa noche el dragón preparo una gran parrilla al estilo norteamericano, no podía estar más feliz de ver tanta carne en la mesa. Comimos mientras bromeábamos hasta que llegó un punto en que dejamos los platos vacíos.

Lo ayudé a recoger la mesa y lavar los platos en el lavaplatos exterior, me despedí con una sonrisa de Kilian y comencé a caminar hacia el granero para dormir, empecé a subir las escaleras y un extraño malestar se apoderó de mi cuerpo. Me aferré fuertemente de la escalera de madera clavando mis garras, sentí que perdía el equilibro en mi cabeza y la vista se puso borrosa por unos segundos.

Apenas disminuyo esa horrible sensación termine de subir con mucho cuidado, me senté en la cama y de inmediato una fuerte punzada de dolor en mi cabeza me ataco. Caí en la cama dando un leve rugido de dolor que ahogué inmediatamente para no alertar al dragón, no podía ser, esto no podía ser verdad.

- ¡No puede ser no ahora! -gruñí- necesito más tiempo!

Otra punzada de dolor me hizo retorcer en la cama, el dolor era indescriptible, como pude me compuse en la cama y con algo de dificultad busqué con la vista en la mesa de noche unos frascos de medicinas. Los tome con las manos temblorosas, los abrí y saque el doble de la dosis que tenía recetado.

Trague en seco las pastillas y me tire en la cama, conforme pasaron los minutos el dolor empezó a disminuir, comprendí entonces que mi condición estaba empeorando más pronto de lo que Amaya había pronosticado. Mi muerte se acercaba rápidamente pero no dejaría que me quitará esos días que me quedaban en ese lugar, si quería vivir lo suficiente debía aumentar la dosis a dos veces al día mínimo, tenía suficiente al menos para quince días más aproximadamente.

Desperté con los rayos del sol como de costumbre, di un ligero bostezo y me senté en la cama, vi la mesa de noche donde se encontraban las medicinas, tomé una dosis estableciendo la otra para antes de dormir. Salí del granero en busca de Kilian pero no lo encontré en la casa, seguí caminando por los alrededores hasta que un sonido cerca del molino llamo mi atención.

Entre al molino y vi al dragón lanzando desde una planta alta lo que parecían ser los granos de la cebada por un canal que desembocaba en unas grandes piedras que se movían por medio de unos ejes, entendí entonces lo que hacía, molía la cebada. Salto desde el primer piso donde estaba y callo cerca de mí para darme los buenos días con su típica sonrisa.

Me explico que lo único que hacía falta hacer era moler tres cuartos de la cebada que sería transportada al pueblo, el resto quedaría para su consumo personal. Sin pensarlo dos veces me ofrecí a ayudarlo aún sin desayunar, mientras el molía la cebada yo lo vertía en unos sacos ya preparados para almacenarlos, al llegar el medio día ya habíamos terminado todo el trabajo duro

El resto del día solo lo dedicamos a poner los sacos afuera que a las pocas horas serían retirados por algunos aldeanos en pequeños camiones de carga. Cuando llegaron me saludaron muy cordialmente como si me conocieran de toda la vida, supongo que ser amigo de un dragón tiene ciertos beneficios.

Esa noche Kilian me sorprendió en la cena con una pasta italiana que reconocí inmediatamente por mis frecuentes idas a restaurantes italianos, pero me sorprendió aún más un vino que saco, cuando vi la etiqueta vi que al menos tenía setenta y cinco años.

- Espero que sea lo suficientemente bueno para tu paladar Señor Alan

Solo me reí ante el comentario al igual que él, comimos muy tranquilamente disfrutando la compañía del otro hasta que fue hora de dormir. El tiempo siguió su cauce y cuando me di cuenta ya era el día del dichoso festival de la cosecha, Kilian parecía inusualmente más feliz ese día, al llegar el ocaso me bañé diligentemente en el pequeño baño externo de Kilian,

Me puse la mejor ropa que disponía en ese momento que era un Jean negro con una camisa semiformal roja, Kilian por otra parte se puso un Jean azul holgado con una camisa blanca corriente bastante ajustada, a mi parecer cualquier camisa que le entrará a ese dragón considerando su musculatura y complejidad de las alas tenía mis respetos.

Comenzamos a caminar con dirección desconocida, Kilian me indicó que seguiríamos un sendero que llevaba directamente al pueblo, solo nos tomaría unos treinta minutos. Para aquel entonces el sol apenas comenzaba a ocultarse tras las colinas dando al cielo un toque rojo naranja bastante otoñal.

Yo cargaba una cesta llena de cosas que el dragón había preparado, no sabía que eran y cuando pregunte me dijo que ya lo descubriría, también note que llevaba en una de sus manos un pequeño maletín, también le pregunte sobre él y me dijo que sería una sorpresa. Tras treinta minutos de caminata llegamos al pueblo, caminamos por su calle principal que estaba decorada de muchos adornos artesanales y luces sencillas que le daban un toque alegre y humilde al lugar.

A medida que nos aproximábamos a la plaza central el número de personas presente aumentaba exponencialmente, Kilian se tuvo que detener al menos quince veces en una sola calle de tantas personas que lo saludaban, y para colmo cada vez que lo saludaban este me presentaba a mí inmediatamente.

Al fin habíamos llegado al centro del festival y por mi parte tenía la mano dormida de tanto estrecharla, me detuve un momento para detallar el lugar y me pareció poco creíble ver tantas criaturas reunidas en un lugar tan apartado. El lugar estaba lleno de mesas con gran cantidad y variedad de comidas que parecían hechos por profesionales.

Cachorros corrían por todo el lugar usando máscaras y juguetes algo ruidosos, en el centro de la plaza un gran escenario se alzaba con cantantes y bailarinas que vestían ropa tradicional del lugar, danzaban al ritmo de la música casi de una forma hipnótica. En eso una mano se posa en mi hombro y volteo para descubrir que era Ana.

Nos saludamos y me invito a sentarme en una de las grandes mesas llenas de comida junto a otras personas que no conocía, mire a todos lados y me había dado cuenta que había perdido a Kilian de vista. Me puse a conversar con aquellas personas para matar el rato, me dijeron que eran invitados de sus familiares del pueblo así como muchos otros, ahora entendía la razón del porque tantas especies, no sólo el pueblo lo festejaba si no también sus familiares fuera de este que venían o amigos invitados.

De repente dos grandes figuras se sientan cerca de donde estoy y una de ellas me pega un grito, lo reconozco de inmediato, es aquel toro del bar alemán.

- ¡Alan! -grito mi nombre- ¡No sabía que estabas aquí!

- ¡Tu! -exclame- ¿¡Que haces aquí!?

- Vine al festival claro, después de todo aquí está mi familia

En eso el toro abraza la figura al lado que se voltea, era otro toro igual a él, era el toro de la tienda que me envió por el camino equivocado.

- Este es mi hermano -lo abrazo con su brazo aún más fuerte- vengo todos los años, pero volviendo al tema de verdad no esperaba verte aquí, digo una parte de mi en aquel momento lo esperaba pero sabía que era poco probable que sucediera

En ese momento me levante de mi asiento tranquilamente y le di la vuelta la mesa quedando cerca del toro, me senté suavemente en la silla junta a el y me gire para quedar frente a frente

- ¿Tienes idea de lo que me has hecho pasar?

- No creo que haya sido tan malo Alan -le dio un sorbo a un tarro de cerveza- digo, estabas muriendo en aquel momento ¿Que puede ser peor que eso?

- Aún sigo muriendo -le susurré muy molesto-

- Hay dos tipos de muerte Alan -me miró fijamente- la física que es por la cual atraviesas ahora -puso su dedo fuertemente en el centro de mi pecho- y la del espíritu cuando acepta su muerte antes que la física y solo quieres destruir lo que queda de si de la forma más baja y miserable posible, cuando te conocí en el bar eras un león con un espíritu a punto de morir

- Yo -desvié la mirada-

- Y ahora que te veo aquí sé que encontraste algo bueno, porque aun en el borde de la muerte pareciera que tu espíritu hubiese resucitado, ya no tienes esa mirada de un león moribundo muerto de miedo

Quería responder a eso con algo, pero nada se me ocurría, el toro tenía razón, este lugar me había cambiado, no, el dragón me había cambiado. En ese momento una voz por los altavoces llamó la atención de todos los presentes incluyéndome, las luces se apagaron y solo las del escenario quedaron encendidas, una vieja cabrá estaba en el centro del escenario con el micrófono.

- Buenas noches, quiero darles la bienvenida al Festival de la cosecha número ciento doscientos dos de este hermoso pueblo, una vez al año antes de la llegada del invierno bajamos nuestras herramientas y miramos al cielo respirando el aire de la tierra que trabajamos con esmero, con el único propósito de celebrar todo el fruto de nuestro esfuerzo

El lugar se llenó inmediatamente del sonido de los aplausos, rugidos y bramidos en aprobación del discurso de la vieja cabra

- A los que nos dejaron este año les recordamos con cariño como es costumbre, a nuestra familia que se encuentra fuera del pueblo haciéndose una vida los invitamos a nuestro festival para que nunca olviden su humilde origen, no pierdan de vista lo importante mis hijos, recuerden que esta tierra aunque la trabajamos no nos pertenece, le pertenece a nuestros hijos, esta tierra la tomamos prestada de ellos

Me levanté y le di vuelta a mi silla hacia el escenario para prestar mejor atención.

- Como es costumbre cada año el festival dará inicio con un regalo único de un ser muy especial que todos conocemos muy bien, damas y caballeros reciban a ¡Kilian!

En ese momento mis orejas se pararon firmemente pero fueron ensordecidas por los aplausos de los presentes, veo como el dragón sube al escenario por unas pequeñas escaleras sosteniendo un pequeño violín de madera, abraza a la cabra y esta le responde también con un abrazo. Se separan y continúa caminando en el escenario, Kilian se detiene en el borde del escenario y extiende sus alas completamente para luego hacer una pequeña reverencia.

- Buenas noches mis estimados, una vez más nos reunimos esta noche como una gran familia humilde que ha dedicado su vida a la noble tarea de cultivar la tierra y criar el ganado que es la fuente de nuestro sustento -recogió sus alas lentamente- como es costumbre desde hace muchos años les compongo un único tributo para este día, un tributo en agradecimiento a su trabajo, a su esfuerzo, a su generosidad, a su solidaridad -giro a ver en mi dirección- y a su invaluable compañía

Coloco el violín en posición y su arco roso suavemente las cuerdas de este produciendo un sonido de prueba, el lugar se había sumido en completo silencio e incluso los cachorros que suelen ser los más ruidosos estaban tranquilos. Todos guardaron respecto a aquel momento que todos parecían esperar con ansias.

La composición del dragón inicio súbitamente, el sonido de su instrumento era fuerte y alcanzo inmediatamente cada rincón de la plaza, reconocí la melodía, era la que tarareaba en el campo cuando cosechábamos pero más enérgica, más fluida. El tipo de música era notablemente de esa zona, irlandesa, celtica me parece, pero con toque más moderno que no esperaría de aquel dragón rural.

Deje de pensar mucho cuando el tributo alcanzo lo que parecía ser su clímax, tonos agudos que daban sensación de descenso y ascenso simultaneo, simplemente me cautivo la destreza que tenía Kilian con aquel instrumento. Ni en lugar más fino de una ciudad podría escuchar algo que transmitía tanta satisfacción, no entendía como un instrumento tan sencillo podía crear tan bella tonada, mucho menos como alguien como ese dragón granjero podía componerla, ahora entendía porque los invitados estaban tan ansiosos.

Presentía que el final se acercaba, mi cuerpo lo demostraba apuntando todos sus sentidos hacia el dragón intentando capturar lo último de ese momento. El final llego al fin y el dragón hizo una pequeña reverencia al público que se había levantado de sus sillas en una ovación yo incluido, simplemente espectacular.

Volví a sentarme en mi silla, mire al lado donde estaba el toro pero no lo vi, tampoco a su hermano. Gire al otro lado y me sorprendí de ver a la vieja cabra que había hablado en el escenario viéndome fijamente sin disimulo, de cerca sí que se veía más anciana, le calcule unos setenta y cinco mínimo.

- Así que tú eres Alan -dijo mientras se ponía unos lentes-

- Así es ¿Señora? -quise saber su nombre al menos-

- Helen -extendió su mano- es un placer conocerte por fin

- El placer es mío Señora Helen -estreche su mano con cuidado- gracias por dejarme asistir a su festival

- No me lo agradezcas hijo, al ser invitado de Kilian automáticamente eso te vuelve uno más de la familia -me dio una suave palmada en el hombro- pero yo soy la que debería agradecerte

- ¿Y eso por qué?

- Llevo toda mi vida viviendo en este pueblo, desde que tengo memoria Kilian siempre ha estado aquí, pendiente de nosotros como si fuésemos sus propios cachorros -su cara entristeció- pero no vive con nosotros, vive algo apartado, algo aislado, y aunque nosotros buscamos hacerle compañía para hacerlo sentir en casa sé que no es suficiente, su rostro siempre refleja alegría pero sé que la soledad y tristeza habita en su corazón, por eso cuando me enteré que tenía un invitado en su casa me alegre, ya que nunca nadie había estado tan cerca de él cómo lo has estado tú, es un privilegio convivir con él, un privilegio que nadie aquí a tenido.

Varias cosas pasaron por mi mente entonces, como la posible edad del dragón, que tipo de vida había llevado en aquel apartado lugar, y la mencionada tristeza que menciono la cabra, pensé que no podía ser cierto por su forma de ser y luego recordé aquella mirada triste y solitaria que le causé días atrás, al final tenía razón. Iba a responderle con más preguntas pero una fuerte mano se puso en mi hombro desviando la atención de ambos.

- Helen -se agacho para quedar al nivel de la cabra- ¿Te gusto?

- Eso no lo debes preguntar Kilian -acaricio su mejilla- solo tú tienes ese don de cautivarnos año tras año

- ¿Y a ti Alan? -volteo a verme- ¿Te gusto?

- Ah, bueno yo -miro a otro lado con algo de vergüenza- sí, nunca antes había escuchado algo tan hermoso a decir verdad

- Me alegro mucho -dio una suave palmada a mi pierna- no sabía si te gustaría ya que eres de un mundo diferente, un mundo moderno

- Que sea de un mundo moderno no quiere decir que no puedo disfrutar de la buena música

Giré nuevamente la cabeza para verlo de nuevo, mis ojos se encontraron con los de él y una sonrisa se formó en su hocico, sentí como una fuerte ansiedad creció en mi pecho aunque no sabía explicar porque.

- Hijo ¿Trajiste lo que te pedí? -interrumpió Helen-

- ¡Ah!, casi lo olvido -me miró Kilian- Alan ¿La cesta que te di?

- Aquí esta -saque la cesta de debajo de la mesa- ¿Que es por cierto?

- Son medicinas -Kilian comenzó a revisar la cesta- aquí tienes -le entrego la cesta a la cabra- cada medicina está identificada, para quien es, para qué es y la dosis diaria, no hay forma de perderse

- ¿Eres medico? -interrumpí-

- Si pero no, digamos que ya no ejerzo formalmente -rió nervioso- pero tengo buenos conocimientos sobre plantas en la zona -explicó-

- No seas tan modesto hijo -la cabra se levantó con la cesta y me miro- sabe todo sobre las plantas, como colectarlas, cultivarlas y mezclarlas para crear medicinas naturales, seguro vistes el pequeño vivero que esconde a un costado de su casa, es como un pequeño huerto

- ¡Ah!, con que era eso, creí que eran vegetales para su consumo -la miré sorprendido

- Bueno en parte para eso -interrumpió el dragón- pero allí cosecho las plantas medicinales que no son típicas de la zona, las cultivo y almaceno en la bodega

- Chicos los tengo que dejar -empezó a apartarse de nosotros la cabra- iré a dejar esto en casa y luego iré con la familia, pásenla bien ¿Sí?

Una vez más quede a solas con Kilian, este se puso de pie y me pidió que esperara un minuto, pasaron cinco y apareció pidiendo disculpas con un barril más o menos grande en su espalda que puso sobre la mesa. Tomo dos grandes vasos de cristal de la mesa y sirvió cerveza en ambos, me ofreció una para probar pero no sin antes chocar los tarros brindando.

La cerveza no era como ninguna otra que hubiese probado antes, textura ligera, sabor dulce y efervescente, sin duda un producto artesanal de este pueblo que superaba fácilmente a cualquier otra que hubiese probado. Las horas comenzaron a pasar, los niños empezaron a retirarse seguramente a dormir en sus casas.

Ya solo quedaban adultos conversando, comiendo y bebiendo en un agradable ambiente con música tradicional, algunas parejas salían a bailar a lo que parecía ser la pista de baile a lo cual solo podía reír de la contagiosa alegría que transmitían. Muchos invitados pasaron por nuestra mesa para conversar de cosas sin importancia.

Aun así el dragón los recibía con los brazos abiertos a todos y cada uno, igual que antes me presentaba a mi como su amigo, converse con varios y descubrí que muchos eran de las ciudades cercanas con profesiones bastante profesionales. Algunos eran médicos, otros ingenieros, administradores y hasta empresarios como yo.

Las horas seguían pasando y ahora algunos adultos comenzaron a retirarse, el dragón me hizo la señal para retirarnos también ya que tendríamos que caminar un poco para llegar a la granja. Comenzamos nuestro retorno a la granja con paso lento, ambos estábamos llenos y levemente ebrios, bueno al menos yo si lo estaba, no sabía si Kilian sentía los efectos del alcohol como yo.

Llegamos por fin a la cerca de la granja, pero antes de comenzar a descender Kilian me detuvo con su mano en mi hombro, lo mire extrañado y este no dijo nada. Miro hacia el cielo e hice lo mismo, no había luna, solo las estrellas que noche tras noche me hacían caer dormido, pero esta vez era diferente, estaba más claro, veía mucho más, parecía como si estuviera viendo otra galaxia en ese instante.

- Tienes suerte de estar aquí hoy -dijo con una voz apenas audible- esta noche es más especial que las demás

En el cielo pequeñas líneas comenzaron a dibujarse brevemente, una tras otra hasta formar una cascada de líneas que danzaban en el firmamento.

- Una lluvia de estrellas -susurré-

Miré atento aquel espectáculo del cielo sin siquiera pestañar, mi hocico se abrió sin darme cuenta como si fuera un cachorro sorprendido, de hecho así fue como me sentí en ese momento. Había vistos algunas antes en la ciudad pero ninguna como esta, otra vez ese fuerte sentimiento de ansiedad se apodero de mi pecho y esas locas ideas que descarte días atrás volvieron a mi mente.

Me pregunte si debía cuestionar el hecho de que era un león hecho y derecho como decía mi padre que fuera, miles de dudas llegaron a mi mente, gire mi vista hacia el dragón que aún tenía su vista en el cielo. Me pregunte si debía cuestionar el hecho de sentir un sentimiento más allá de amistad y respecto, sentir un sentimiento de cariño por Kilian aun cuando mi muerte estaba tan cerca, ninguna duda se presentó, entendí entonces que ese dragón con su sencilla existencia en unos pocos días había cambiado y cautivado mi corazón.

Nos acostamos en el borde de la colina sin dejar de ver el cielo, estuvimos allí por al menos media hora presenciando ese regalo, sencillamente no me cansaba de verlo. Mientras lo hacía pensaba acerca de ese nuevo sentimiento que tenía por el dragón, todas mis dudas se esfumaron dando lugar a nuevas, quería acercarme a el de formas que nunca hubiese imaginado, me gustaría pasar el resto de mi vida aquí con él, pero sobre todo me gustaría abrazarlo y quedarme aferrado a él, incluso pensaba ya en la posibilidad de besarlo.

Nunca había besado a otro macho en toda mi vida, pero no debía ser muy diferente a besar una hembra, aun así no creo que tenga tiempo de descubrirlo, establecer una relación con alguien lleva tiempo, esfuerzo y compromiso. No sé si Kilian estaría siquiera dispuesto a considerar ser pareja de otro macho, mucho menos verme como un posible compañero de vida.

Volví a la realidad por decirlo de algún modo, recordé que dentro de poco iba a morir y seria egoísta de mi parte intentar algo con él, hiriéndolo a él y a mí también. Lo más sano seria enterrar ese sentimiento en el fondo de mi ser hasta el día que muriera que por cierto seria dentro de poco.

Gire mi vista hacia Kilian y justamente en ese momento este se estaba poniendo de pie, me tendió una mano que acepte gustosamente y me levante, comenzamos el descenso hasta la casa principal del dragón, nos dimos las buenas noches y nos separamos. Entre al granero como todas las noches anteriores, pensando en que ya mañana debería agarrar camino a la ciudad, me dolía tener que dejar aquel lugar pero sobre todo me dolía no tener un futuro con ese dragón.

Subí las escaleras pensando en miles de cosas pero algo me saco de mis pensamientos drásticamente, la vaca estaba nuevamente en el primer piso cerca de la cama masticando algo que había en el piso. Suspire resignado ignorándola y me acerque a la mesa de noche para tomar la dosis de medicina que me tocaba, no estaban.

Giré lentamente mi cabeza hacia la vaca y vi rápidamente restos de plásticos en el suelo del piso cerca de su hocico, eran del mismo color que el de mis medicinas.

- No -di un paso aterrado hacia la vaca-

Una ira inexplicable se apodero de mi mente, mis garras salieron y di otro paso hacia la vaca.

- ¡Si tengo que morir esta noche al menos te llevare conmigo estúpida vaca! -gruñí-

Di otro paso con clara intención de degollarla, sin esas medicinas no sobreviviría siquiera un día más, me había arrebatado el poco tiempo que me quedaba en este mundo pero sobre todo en aquel lugar. Di otro paso y de repente caí al piso, amortigüe la caída como pude con mis brazos, levante la vista hacia la vaca y empezó a fallar, mi vista se empezó a volver borrosa como aquella vez, retraje mis garras y ahogue un rugido de frustración.

- Maldita sea -murmuré conteniendo las lágrimas- al final perdí contra ti

- ¡Moo!

- Cállate y déjame en morir en paz

Fue un milagro como logre bajar del primer piso del granero sin caer por las escaleras, también fue un milagro que pudiese encontrar el sendero correcto en la obscuridad considerando mi vista borrosa. Aún más que casi había llegado a mi destino con el poco equilibrio que tenía, me guie por mi olfato, mi oído y los recuerdos que había formado en aquel lugar que varias veces visité con el dragón la última semana.

Podía escuchar el sonido del agua correr, había llegado al rio donde aquel santuario del dragón se encontraba, camine lentamente pero una fuerte punzada en mi cabeza me hizo caer de lleno al piso, el dolor se volvió insoportable y no encontraba forma de aplacarlo. Punzada tras punzada me retorcí en la tierra fría hasta que una punzada como ninguna otra me hizo encorvarme soltando un fuerte rugido de dolor que no pude contener.

Hice un esfuerzo sobrenatural para comenzar a arrastrarme una vez más hacia mi destino final, mis manos sintieron las frías aguas del río pero no me detuve. Empecé a gatear aguantando el dolor en mi cabeza hasta que mis manos dieron con una borde liso en ese fondo arenoso, por fin había llegado al borde de la piscina.

Podía escuchar claramente el sonido del agua caer y reventar contra las alas de la estatua, abrí mi vista hacia esta y apenas podía distinguir su silueta, estaba quedándome ciego pero ya no importaba. Hice un último esfuerzo y me introduje en la piscina con todo y ropa, el agua estaba tibia, muy agradable comparada con la de afuera de la piscina.

Me sostuve del banco como pude y tome asiento lo más cerca que pude de la estatua para que su agua me salpicara, por fin había llegado a mi sitio de descanso final.

- Creo que no podría haber encontrado un mejor sitio para morir aunque me hubiesen dado toda mi vida para buscarlo -reí para mí mismo-

Ya no eran punzadas de dolor lo que sentía, ahora era un dolor permanente en mi cabeza que crecía conforme pasaban los minutos, miré al cielo una vez más y pude contemplar las estrellas de forma borrosa, aun podía observar algunas estrellas fugaces cruzándolo. Comencé a pensar en todo lo que había pasado hasta este punto, mi viaje por el mundo, mi parada en Alemania y justamente en el bar de ese toro que me envió hasta Irlanda.

La forma en que me perdí en sus caminos, llegar hasta ese pueblo para que su hermano me enviara por un camino equivocado. Lo más importante de todo fue esa vaca, esa estúpida vaca que se atravesó en mi camino y me hizo chocar contra la granja de Kilian.

- Ahora entiendo -dijé- ahora se a lo que te referías María -reí un poco- las coincidencias no existen, solo lo inevitable, era inevitable que llegara hasta aquí, conociera a Kilian, me enamorara de él contra toda posibilidad y finalmente muriese aquí tranquilamente

Una sonrisa se había formado en mi rostro, por fin lo entendía, simplemente era el destino que Dios me tenía preparado, a pesar de que los últimos años de mi vida habían sido los peores no me arrepentía. Porque simplemente fueron esos sucesos los que me llevaron a tan maravilloso lugar.

Otra punzada de dolor me hizo soltar un rugido, intenté llevar mis brazos a la cabeza pero no pude, no me respondían bien, no se si no tenía fuerzas o no podía moverlos, estaba completamente a merced del agua.

- Lo único que lamento es tener que causarles más problemas a Kilian con mi cuerpo -murmuré-

Volví a mirar el cielo esperando mi hora, una pequeña sombra atravesó este tapando mi poca visión de las estrellas, cada vez se hacía más grande, se estaba acercando a mi hasta que por fin comenzó a tomar forma, eran alas.

- Alan -dijó muy bajo-

- Kilian -giré mi rostro hacia él-

- Me pareció escuchar un ruido -hablo el dragón- pero no te encontré en el granero y me preocupé, me puse a buscarte por todos lados, este era el último lugar que me faltaba -explicó- ¿Por qué estás aquí?

Ya no había marcha atrás, estaba a punto de morir y lo mínimo que podía hacer era ser sincero con ese dragón que me abrió las puertas de su casa, bueno su granero, pero más importante a su estilo de vida.

- Kilian la verdad es que -dude un poco- la verdad es que estoy muriendo -tome un respiro- hace meses mi doctor me diagnostico un tumor cerebral que se había ramificado en una zona imposible de operar, me dijo que quizás podrían hacer algo si me sometían a tratamientos, quimios y radioterapias, estudios minuciosos y esas cosas, pero yo ya sabía que era una sentencia de muerte, esa fue la gota que derramo el vaso y perdí las ganas de vivir

Hubo unos minutos de silencios que me parecieron eterno en aquel entonces, el único sonido que escuchaba era el del agua caer hasta que el dragón rompió el silencio.

- Desde el momento que llegaste a este lugar -habló- desde el momento que entré al granero y te vi por primera vez dormido en la paja supe que no estabas bien, sabía que estabas enfermo, tu olor te delataba

- ¿Mi olor? -reí por lo bajo- ¿Tan mal huelo?

- Los dragones tenemos buen olfato para detectar ciertas anormalidades en el cuerpo -tosió un poco- tenemos nuestros trucos ¿Sabes? -rió-

- No puedo imaginarme cuantos más ocultas -reí también- entonces sabias que estaba enfermo -continúe- ¿Pero sabias que iba a morir?

Otro silencio se impuso dándome la respuesta a mi pregunta.

- ¿Si lo sabias entonces por qué me obligaste a quedarme aquí? -continué- ¿Por qué querrías retener a un león moribundo malhumorado en tu tierra que pudiera morir en cualquier momento?

- Porque quería conocerte, quería saber más de ti a fondo -había duda en su voz- quería saber si valías la pena intentar salvarte

- ¿Salvarme? -reí irónicamente- yo no tengo salvación Kilian, y si la tuviera creo que ni siquiera yo mismo me salvaría, no me queda nada, pero es solo mi opinión ¿Cuál fue tu conclusión?

- El primer día llegue a la misma conclusión que tú, no valías la pena, pero luego comenzaste a cambiar, poco a poco te fuiste abriendo -narró con suavidad- fuiste aceptando lo que te ofrecía e incluso comenzaste a dar más de lo que te podía llegar a pedir, hoy opino que si lo vales y mucho Alan, hay un buen león en ti que merece otra oportunidad

- Mi familia no opino lo mismo que tu Killian

Otra fuerte punza me hizo soltar otro rugido de dolor, sentí esta vez como si el corazón redoblara su marcha, como si quisiera salir de mi pecho. La respiración me falto por un momento hasta que se normalizo, sentí que mi conciencia fallo por un instante hasta que la recobre otra vez.

- ¡Alan!

Escuche una fuerte pisada en el agua, seguramente Kilian había bajado un escalón asustado hacia mí.

- ¡Tranquilo!, no te molestes en venir -dije intentando recobrar el aliento- mi familia -retomé la conversación- ocurrieron cosas que me dejaron sin familia básicamente

- ¿Puedo saber que te paso Alan? -su voz ya parecía triste-

- Descubrí que mi esposa me había sido infiel prácticamente todo mi matrimonio, dolió bastante, sé que era un león muy promiscuo de joven pero cuando me case me lo tome enserio, eso conllevo al proceso de divorcio como era de esperarse, luego María, mi madre de crianza, descubrió que uno de mis hijos no era mío, si no del león con quien me fue infiel -gruñí un poco- igual no por eso iba a desconocerlo, yo los crie, a los tres, dos machitos y una hembrita -tomé un respiro- sin embargo el destino tenía otros planes, hubo un intento de homicidio contra mí, querían que pareciera un accidente pero por cosa de Dios mi vuelo privado no despego por mal clima, mientras esperamos que mejorara el clima a las dos horas escuchamos una explosión, bajamos del avión y descubrimos que la cola había explotado -cerré los ojos- comencé a sospecha de mi esposa, sospechaba que quería matarme para heredar todos mis bienes y la empresa de mi familia, ordene una investigación en secreto, adivina que descubrieron a los pocos días

- Nada bueno supongo -dijó en voz baja-

- Descubrieron que no fue mi esposa, fueron mis dos hijos, Lían y Alex -sentí una lagrima escaparse de mi ojo- mis propios hijos intentaron asesinarme -se rompio mi voz- a mí, a su padre, el que les dio educación, amor, cariño, al que les dio todo

Otra punzada de dolor esta vez en mi pecho, algo definitivamente iba muy mal en mi cuerpo, creo que el tiempo se me agotaba.

- ¡Maldición! -gruñí- mi núcleo familiar -continúe- poco a poco se fue deshaciendo, lo único que me quedaba era mi hija, un año antes de que comenzara todo me pidió permiso para viajar y conocer el mundo por su cuenta, estaba renuente al principio porque no veía nada productivo en eso pero María me convenció, me dijo que si su camino era diferente al mío debía apoyarla y eso hice al final, le di vía libre para que fuera, perdí el contacto con ella desde entonces -suspiré- espero que este bien donde quiera que este, es lo único que quedaba de mi familia, pero sobre todo espero que no halla heredado nada de su madre o sus hermanos, incluso deseo que no haya sacado nada de mí, que se haga un futuro mejor del que yo hice -reí un poco- terminare peor que mi padre, el murió de cáncer pulmonar, sufrió bastante, tanto que le decía que fumar lo mataría -sonreí un poco- supongo que los leones morimos según vivimos, en nuestro caso vivimos como reyes creyéndonos inmortales para morir al final peor que un plebeyo, cuan equivocado estábamos padre

- Alan -dijó mi nombre en suplica- no hables mas debe---

- Mi madre -le interrumpí- mi madre biológica me refiero, se puso del lado de ellos, decía que estaba destruyéndolo todo, que debía hacer caso omiso y continuar como si nada hubiera pasado -gruñí de solo recordarla- ella solo quería guardar las apariencias de la familia, nunca le importo otra cosa que el estatus social -intente volver a mirar el cielo- programe un auto correo en mi tableta, si no inicio sesión en tres días se enviara automáticamente a María diciéndole esta ubicación, lo hice con el fin de que al menos supiera que ya morí y donde encontrar mi cuerpo -voltee mi vista hacia el dragón- la--- lamento causarte más molestias Kilian, no solo destruí parte de tu granja y paz, sino que también tendrás que encargarte de mi cuerpo hasta que María venga por el -pensé un momento- ¿Me harías un favor?, de--- deja que me entierre aquí ¿Si? Me gusta estar aquí, contigo -dije finalmente-

Mi conciencia volvía a fallar, un sueño inexplicable me inundo, mis parpados comenzaron a cerrarse, sentir que la hora casi estaba cerca y ya casi no tenía tiempo.

- Gra--- Gracias por todo, Kilian -intente sonreír- e--- eres lo mejor que me pudo haber pasado en mi vida -confesé- desearía poder quedarme aquí por siempre y vivir a tu lado, supongo que solo podré cumplir la primera parte, mi cuerpo si lo permites se quedara aquí por siempre, pero yo no

Mis ojos comenzaron a cerrarse, no podía mantenerlos abiertos, en lugar de dolor solo sentía la tibia agua de la piscina a través de mi cuerpo

- Gracias -susurré- por darle a este moribundo león algo de verdadera paz antes de morir

Había dicho todo lo que podía decirle a ese dragón, todo lo que podía decir con tan poco tiempo que tuve, por dentro me sentí en paz como nunca antes había sentido a pesar de haber recordado gran parte de las cosas malas que había vivido los últimos años. En mi mente podía ver el rostro de María viéndome con cariño como siempre lo hacía, lamento no haberme despedido de ella adecuadamente, también veía a Kilian sonriéndome como siempre lo hizo, sentí mi corazón llorar una última vez solo por y para él.

Mis ojos se terminaban de cerrar y lo último que pude ver fue una gran sombra abalanzarse sobre mi envolviendo todo en una serena obscuridad.

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