Capítulo 04

Me encantaban las mañanas donde la tranquilidad reina en el hogar, era satisfactorio cuando mi padre se perdía por un par de días y con esto no quiero decir que le odie o que quiera que le suceda algo malo pero cuando esta en casa después de una gran borrachera tenemos que guardar silencio ya que la resaca no es nada agradable, incluso la tensión se siente aunque aprendí a sobrellevarlo con el tiempo incluso Talina aunque no me agradaba que fuese así, sabía que si no quería problemas con él tenía que marcharme antes de las ocho, no se levantaba de humor y lo reflejaba, la última vez que lo hice enojar casi termino en el hospital, además tuve que lidiar con las pesadilla de Talina, lo más difícil fue para ella así que estaba orgullosa de que fuese alguien fuerte y por eso pensaba darle una vida diferente.

—Sabes algo Aimee mientras estaba en la cera esperando por ti escuche decir a la señora Lucía que Karol engaño a su esposo.

—Talina, no debes escuchar conversaciones ajenas.

—No es que quisiera hacerlo, es que fue algo inevitable casi lo estaban gritando.

—Aún así no está bien.

—Deberías de saber con quien lo está engañando.

—Talina.

—Con Diego, el hijo del panadero.

—¿Que? No, pero si es mucho más joven que ella.

—Pues al parecer Lucía escucho de una fuente muy confiable que vio a ambos saliendo de un motel.

—Vaya eso si que es impactante.

—Lo se, y pensar que no querías que te contará el chisme.

Mire a mi hermana antes de soltar la carcajada sin percatarme me había dejado llevar por sus palabras y es que lo decía de una forma tan natural que parecía una completa adulta.

—Si estuvieras casada y descubres que tu esposo te engaña, ¿que harías?

—Definitivamente me divorcio.

—¿No piensas perdonarlo?

—Sabes el matrimonio se basa en confianza, si una persona te traiciona es difícil recuperar esa confianza, y claro que lo perdonaría, el perdón es la mejor cura para el alma pero no estaría dispuesta a regresar con alguien quien ya me dio la espalda.

—Entiendo. Entonces si te llegas a casar algún día, ¿que crees que es lo mas importante aparte de la confianza?

—¿Por qué estas tan curiosa sobre ese tema?

—Bueno, al parecer es algo importante para los adultos pero no se en que consiste no es como si tuvieramos un claro ejemplo en casa.

Escuche como alguien tocó el timbre por lo cual me levante para abrir la puerta.

—Bueno si tuviera que describir a mi tipo ideal de esposo diría que seria—guarde silencio al abrir la puerta y ver al hombre de la mesa número quince de inmediato cerré la puerta llena de pánico por el hecho de que estuviese frente a mi puerta pero luego recordé que él vendría a buscarme por lo del divorcio por lo cual volví a abrir la puerta—. Lo siento mucho, entre en pánico.

—Tiene un actuar bastante interesante.

Reí un tanto avergonzada pues sabía que aquello no había sido un cumplido.

—Vine por lo acordado.

—¿Quien es él? —pregunto curiosa Talina mientras se acercaba—¿Estas en problemas?

—Claro que no, digamos que solo tengo que resolver un pequeño error con él.

—Pues no creo que sea pequeño si tiene que venir hasta nuestra casa—Talina se cruzó de brazos para ver al hombre de la mesa número quince de pies a cabeza —. Tiene un porte bastante importante, ¿acaso planeas vender alguno de tus órganos?

—¿Que? No, no, no es alguien importante y no venderé ninguno de mis órganos. Ahora mismo solo debo resolver nuestros asuntos con él y jamás lo volveremos a ver.

Mi hermana miró al hombre de la mesa número quince, note como frunció su ceño, levantó dos de sus dedos para apuntar a hacia sus ojos para después a él.

—Tengo una excelente memoria, así que si mi hermana no regresa después de un tiempo llamaré a la policía y les daré un retrato bastante detallado de usted. Lo tengo vigilado.

—Parece que el actuar singular es de familia.

—Cuidadito hombre de elegante traje.

—Mi abogado nos espera.

—Claro, sólo aguarda un momento —cerré la puerta para girar y observar a Talina quien ya tenía su mochila puesta.

—Quiero pasar mi tiempo con la señora Lucía, prometo que lo que escuche será entre nosotras.

—No tengo tiempo para discutir esto contigo.

Abrí la puerta a lo cual mi hermana salió casi corriendo para ir a la casa de nuestra vecina, le pedí al hombre de la mesa número quince un par de minutos en lo que buscaba a un adulto responsable para que cuidara a mi hermana en mi ausencia. Por fortuna los nietos de la señora Lucía estaban de visita así que Talina tendría con quien jugar por un momento además le prometí que sería algo rápido, solo tenía que ir con el abogado firmar el documento y regresar a casa para olvidar todo el evento ocurrido.
Al regresar observe al hombre de la mesa número quince hablando por teléfono, me miró un par de segundos antes de colgar, lo vi abrirme la puerta de su auto al cual entre con cierta desconfianza me alegraba mucho que las palabras de Talina fuesen ciertas, si algo me sucedía ella sabría muy bien que hacer.

—Entonces, ¿es muy lejos donde se encuentra tu abogado? —interrogue mientras me colocaba el cinturón de seguridad.

—Cambiaremos los planes.

—¿Que?

—Creo que debemos conservar nuestro matrimonio.

—¿Que? ¿Por qué? Te detesto y tu a mi, ¿no es acaso lo mejor?

—Lo explicaré después así que por ahora sígueme la corriente.

Le mire en silencio para cuando gire para abrir la puerta él ya había arrancado, me había casado con un loco y no sabía lo que me iba a suceder así que solo me consolaba el hecho de que sin importar lo que sucediera iban a encontrar al culpable.
Mis piernas temblaban solo por el terror que sentía si no por el mal manejo de conducción de este hombre, más de una vez pude sentir como el auto se iba a estrellar contra algo, si no moría en un accidente automovilísticos sería de un infarto, cuando detuvo el auto mis uñas aún seguían aferrada al asiento mientras en mi mente aún le suplicaba a Dios por un día más de vida, el hombre de la mesa quince me abrió la puerta pero yo seguía temblando debido al terror.

—Si vuelvo a casa, tomate un taxi.

—Lamento tal conducción pero era una emergencia, ahora, andando.

—No puedo, mis piernas siguen temblando debido al terror.

—No tenemos tiempo para esto, te llevare.

—¿Que?—pregunté confusa, lo vi estirarse para quitarme el cinturón de seguridad para tomarme entre sus brazos y cargarme de manera nupcial, le mire un tanto perpleja mientras me alejaba —. Ya me siento mejor, ahora me puedes bajar.

Le pedí pero me ignoro por completo pues me llevo cargando hasta la entrada de la casa, yo solo vi como el lugar era bastante elegante, mi vista estaba fija en el camino que recorrimos si tenía una oportunidad de huir de esta locura sabría hacia donde dirigirme por una salida. Me bajó al llegar a una habitación, abrió la puerta y me vista cayó hacia un hombre que se encontraba en cama, tenía varias máquinas conectadas a su cuerpo y un enorme sentimiento de pena me invadió, debía ser difícil vivir así.

—Eliam, mi querido nieto, acércate con ella quiero ver a mi nueva nieta de cerca.

El hombre de la mesa quince quien ahora sabía que se llama Eliam tomó mi mano para acercarnos hasta la cama de aquel hombre quien me miró con una enorme sonrisa antes de observar a su nieto.

—Tienes a una esposa bellísima.

Yo solo sonreí un tanto nerviosa, no entendía del todo lo que sucedía pero mi consciencia estaba comenzando a torturar por hacer creer a este pobre hombre quien seguramente está en su lecho de muerte que su nieto está casado por amor conmigo, creo que la noticia del divorcio lo matara antes que su enfermedad.

—Acércate un poco, prometo que no muerdo—bromeó el hombre a lo cual yo me acerque un tanto preocupada, tomo mi mano para palmear con cariño esta —. Lo veo en tu mirada, determinación, pasión, un enorme anhelo. No sé cómo lo logro mi nieto pero se consiguió a una gran mujer.

—Te dije que encontraría una buena esposa abuelo—Gire a verlo un tanto incrédula. ¿Disculpa?, ¿cuando sucedió eso?, yo sólo recuerdo embriagarme y hacer cosas de borrachos, no recuerdo el momento magico, ni el café que me invito, ni la pedida de matrimonio, ¡Ja!, maldito mentiroso.- ahora todo estará bien, no tienes nada de porque preocuparte.

Pobre anciano, le mienten en lo que parece su lecho de muerte.

—¿Como te llamas?.— pregunto el abuelo mientras me miraba.

—Soy Aimee.

—Aimee cuida de mi nieto, por favor.

Ay abuelito, lo único que haré yo será cuidarme a mi de él.
Yo sólo asenti con la cabeza, Eliam me miro y pidió que saliera de la habitación , lo cual hice, no podía ver como le seguía mintiendo a ese pobre anciano en cama.
Después de un rato Eliam salió y me miro fijamente a los ojos, sabía que me pediría algo y está vez no pensaba hacer las cosas sencillas, ahora si habría condiciones.

—Si quieres que siga casada contigo debemos tener un acuerdo.

—Te lo dije, ninguna mujer es tan ingenua —escuche decir una voz a mis espaldas, gire un tanto sorprendida al ver al hombre castaño de traje gris, ¿cuando apareció este aquí?

—Aimee, mi abogado Saul, Saul mi esposa.

—¡Ja! Ya veremos, al menos invitarme primero un café.

Me burle, escuche a Saul reír mientras me pedía que lo acompañará hasta otra habitación, me senté en la silla que me ofreció, él tomó asiento frente a mi para abrir una laptop donde comenzó a escribir, gire a ver a Eliam quien permanecía de pie.

—De acuerdo, llevaremos este acuerdo de formal legal para que no halla ningún incumplimiento sin mencionar que será clasificado. De señor Steller quiere que usted permanezca casada con el hasta recibir la herencia oficial de su abuelo, una vez recibida dicha herencia ambos podrán divorciarse.

Mencionó a lo cual gire a verlo, es decir parece que ya tiene una gran fortuna pero aún así quiere más de ese pobre hombre desdichado, vaya desgracia pero no pensaba decir nada al respecto pues quería conservar todo a mi favor por lo cual solo asentí.

—Él quiere que cumpla su papel como esposa mostrando una imagen digna por tal motivo ambos vivirán juntos y deberán dormir en la misma habitación pero sin compartir relaciones conyugales. Para recibir la herencia todo el mundo debe creer que esto es algo serio y no algo que fue hecho en una capilla con un Elvis como juez. 

Dijo Saul mirando a Eliam quien solo soltó un bufido.

—Así que, ¿ahora eres mi terrón de azúcar? —pregunté sarcástica pero el solo me miro—. Entiendo, solo debo ser la esposa perfecta pero, ¿que es lo que gano yo?

—Bueno, por eso estoy aquí para escribir sus condiciones, ¿que le gustaría ganar de este acuerdo?

Mencionó a lo cual guarde silencio, debía pensarlo con cuidado, si quería ganar algo de esto debía ser algo que me beneficiará a mi y mi hermana.

—Los estudios de mi hermana, quiero que sean pagados por completos hasta la universidad—mencione a lo cual Saul miro a Eliam quien asintió.

—¿Alguna otra perdición? —interrogó Saul.

—Si, mi hermana vivirá con nosotros.

—¿Por qué tu hermana tiene que vivir con nosotros? —preguntó un tanto molesto Eliam.

—Es mi hermana y soy lo único que tiene.

—¿Que acaso no tienes a tu padre?

—¿Que acaso no ocupas una esposa? Lo siento pero con la que te casaste viene acompañada.

Lo vi soltar un suspiro un tanto resignado antes de aceptar en aceptación.

—Y por último, quiero un empleo.

—¿Un empleo? —pregunto confuso Saul.

—Si, pero que sea un buen empleo con todos los prestigios gubernamentales. No pienses que quiero el dinero fácil de mi terrón de azúcar—mencioné con un tono burlesco a lo cual él sonrió en respuesta antes de asentir.

—De acuerdo, ¿alguna otra petición? —pregunto Saul pero nada venia a mi mente, creo que por ahora todo estaría bien, si ellos me conseguían ese empleo creo que las cosas facilitaría todo.

—Es todo, estoy satisfecha con mis condiciones.

—Bien—Saul terminó de teclear en su laptop para después imprimir un documento el cual firme —. Pues solo debo felicitarlos señor y señora Steller, espero que tengan un matrimonio feliz.

Bromeó Saul con sarcasmo mientras me extendía su mano en forma de saludo, él fue el primero en salir a lo cual solo Eliam y yo quedamos solos, le mire para luego extender mi mano en su dirección.

—Es un placer conocerte, esposo mío.

—El placer es mío, esposa mía.

Respondió a mi saludo con el mismo tono de voz en broma que yo, sabía que en lo que me había metido no estaba bien pero el que no arriesga no gana y bueno por primera vez todo parecía que iba por un mejor rumbo, la vida que le daría a Talina sería mucho mejor.

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