Cap 8
Dinastía Demoniaca
Hartley:
Todo había tomado un giro inesperado la noche del parque, no tan inesperado para mi porque sabía que podría valerme de cualquier adversidad para sacar mi ventaja.
Pero mientras pensaba en como salir que de este lío que yo misma me había metido, sin querer, debía despejarme un poco y ingerir alcohol mientras manipulaba a mi antojo a mi presa de esta noche y el único lugar que tenía todo eso era.
El Bar de siempre.
Hoy vestía un cómodo vestido de lentejuelas negro con un escote algo pronunciado al igual que mi espalda descubierta, un par de botines, complementaban mi vestuario y mi cabello como siempre en unas delicadas ondas, un maquillaje perfecto y en conclusión todo estaba a mi favor esta noche.
Pase por la entrada sin ninguna dificultad como acostumbraba y el agobiante guardia de turno como siempre con su estúpido piropo más quemado que la manera de conquistar de los Sage.
-Siempre tan hermosa- escuche decir al tipo calvo y me fastidie por ello, ya que era el recuerdo persistente de una noche donde había sido débil y me había involucrado con alguien de su clase.
Pero siempre hice lo habitual solo lo ignore y pase de largo enfocándome en que mi lugar de siempre estaba ocupado y enarqué una ceja, asombrada de la persona tan osada de hacerlo una simple chica rubia operada hasta las pestañas, que estaba afanada conversando con Eyron, el cual estaba animado siguiendo su plática, hasta que noto mi presencia y la diversión se apago en su rostro.
Como amaba ese efecto que provocaba mi presencia en la gente, era tremendamente vigorizante, camine firmemente al ver como Eyron le dijo algo a la chica y esta muy ofendida se marcho de mi asiento, no sin antes cruzar una mirada asesina hacia mí, que fue como si lanzara un dardo de juguete a una pared de acero, ni cosquillas me hizo solo sentí una fingida lastima por la plástica.
Mire despectivamente mi asiento mirando de forma severa a Eyron, quien al instante comenzó a presentar signos del nerviosismo y me lamí los labios satisfecha de mi efecto en él.
- Lo siento no sabría que venías, hoy y el bar esta a que explotar- se disculpo y lo mire indiferente volteándome a ver en entorno ubicando a mi presa.
-Hoy de que humor estas, ¿dulce o whisky?- pregunto haciéndome girar la atención devuelta a su rostro, solo basto que frunciera una ceja para que supiera la respuesta- El whisky sale en segundos-
El bar esta a explotar ciertamente pero no había nada apetecible y no quería que mi instinto volviera a fallar como el farsante de acento australiano de la última vez, que desde luego iba a rechazarlo hasta que vi que Derian estaba en el lugar y no quería darle esa satisfacción.
Pero a diferencia de hoy nadie se me antojaba realmente, así que me resigne solo a beber esta noche moderadamente, por supuesto.
-¿Lo invitaste a venir?- soltó confundido Eyron haciéndome girar mi mirada a la entrada viendo a la reencarnación de Satán entrando finamente vestido con su sonrisa egocéntrica de siempre.
- No- dije volteándome de nuevo dándole la espalda a ese engendró demoniaco y bebiendo de golpe el trago frente a mi- Te apuesto $5 dólares a que solo vino a hacerme sentir miserable porque no soy nadie para él-
La fase uno no había surtido efecto en mi, mi reputación, era obsoleta porque no me importaba lo que pensará la gente, así que tuvo que recurrir al siguiente paso mi autoestima, puff el único que saldría afectado aquí sería él.
-¿Por qué solo $5 dólares? tan poca fe me tienes-
-Solo velo por tu economía, porque se que ganaré- afirme con fiada y el soltó un bufido incrédulo.
- ¿Por qué serias algo para él?- miraba atrás de mi hombro y sabía que no le estaba quitando la vista.
-Lo besé- solté con simpleza, provocando que el psicólogo frente a mi se atragantara con su propia saliva y no me inmute para ayudarlo.
-Gracias- dijo cuando por fin se recupero por sí solo- Sé que puedo estarme muriendo y que tu solo vas a servir para testigo-
- Ya sabes que ni para testigo serviría, porque no me quedaría a esperar a las autoridades-
- Eso me dolería, si fueras una persona normal, pero ya casi ni me afecta- soltó en tono dramático y rodee los ojos- Jeffrey tomaré mi descaso surgió algo importante- anunció a su compañero de barra y este solo asintió el tipo era un hombre fornido con la típica cola de caballo baja que daba aire de tipo rudo del oeste, por más que lo había intento él no pudo llamar mi atención más de 2 segundos en un año.
Eyron rodeo la barra y se sentó enfrente de mi con su mirada cargada de interés.
-Y pues desembucha-
- ¿Qué?- dije sin desinterés fijándome en el liquido de mi trago.
-¿Qué sentiste cuando besaste a semejante espécimen?-
- Lo mismo que sentirías si besaras la taza de baño público- afirme sin alguna emoción en mi voz.
- No seas tan dramática -
-Pues también esta rayado como uno- dijo una voz ajena a Eyron que hizo que ambos volteáramos a ver tras la barra a Jeffrey que estaba secando un vaso apoyado a la mesa de bebidas.
Claramente ambos le hicimos saber con nuestras miradas que no era bienvenido y sin más se disculpó y se largó al otro extremo de la barra.
- No lo soy, solo que por más que laves la taza del baño, has de cuenta que un millón de traseros y otras cosas estuvieron ahí, eso me asquea, gracias podemos cambiar de tema- dije volteándolo a ver de una manera de advertencia tensando mi mandíbula.
Él solo se quedo mudo mirando algo a mis espaldas y sabía que ya había ganado la apuesta cuando torció el gesto.
-Maldición, toma- dijo sacando un billete de $5 dólares y poniéndolos con fuerza en la barra.
-Oye cola de My Little Pony sírveme algo fuerte con mi ganancia de apuesta- ordené al tipo que asistía la barra.
-¿Conoces My Little Pony?- exclamó Eyron asombrado y lo volví a ver seria- Nunca paras de sorprenderme.
El brasileño aun seguía mirando sobre mi hombro y sin mirar podía imaginar todas las cosas escandalosas que Derian se orillaba a hacer para que me quedara claro que él no era de nadie.
Sabía que si me mantenía sin mostrar algún interés hacia él, Derian sería el único afectado de este juego absurdo.
Él no me interesara en absoluto, pero la conducta de Eyron podía ser malinterpretada de que si lo hacía, así que en un momento brusco, tome su mandíbula entre mi mano y la gire en dirección para que me mirara directamente a los ojos.
-Deja de hacer eso-
-¿Qué solo estaba mirando?- se quejó ante mi duro agarre.
-Pues deja de hacerlo, porque parece como si te estuviera pidiendo que lo vigiles por mi-
-Bien- asintió y lo libere de su agarre- ¿Cómo puedes ser tan fuerte si eres tan pequeña?
-Te asombrarías las cosas que hago para tener tanta fuerza-
-Me encantaría el tema, pero ya mi descanso se terminó- palmeó ligeramente la barra para disimular que estaba algo temeroso por mi comentario así que solo asentí sin más.
El giro la barra y se dispuso a servirme otro trago cuando se detuvo estupefacto en media acción y lo miré cansada.
-¿Y ahora?- dije reposando mi cabeza en el dorso de mi muñeca.
- Pues... -
-Habla ya- demandé, el suspenso que ejercía con algo que sabía que era sobre algo absurdo me ponía de pésimo humor.
-Son todos los Sage- anunció en un murmullo y todos mis sentidos se pusieron en alerta al escuchar esas palabras.
Irónicamente la atmósfera de parálisis se cuadriplico, si con un solo Sage parecía que el tiempo se detenía, con la reunión de todos ellos el mundo parecía detenerse, situación que como antes había mencionado, lo detestaba.
Giré la cabeza ante la entrada y los vi entrar uno por uno, todos vestidos con trajes costosos, con el patrón de genes semejantes, ojos azules y cabello rojizo, pero no todos con la misma intensidad.
El primero en entrar fue Dean el segundo en la línea de sucesión, podía ser tan fastidioso y arrogante como Derian, su cabello era un poco más encendido en cuanto a su tonalidad rojiza, pero aun dependiendo de la luz podía confundirse con castaño claro, sus ojos era un azul más oscuro a la frialdad que albergaba los ojos del hijo mayor de ese clan, sus facciones eran perfiladas y a la vez varoniles.
Pero no lo detestaba tanto como él, hablando en términos específicos creo que no había conocido a otro ser que detestaba tanto como aquel a que yo apodaba El Diablo.
Que aún viviera claramente.
Volviendo al tema, lamentablemente también llevaba el estilo de vida que parecía ser parte de la herencia genética familiar y todos sus descendientes a excepción del único que me iba a permitir mantener en secreto porque no sabía si aún seguía siendo el mismo.
El siguiente en entrar fue Davet, su cabello encendido como si estuviera en llamas todo el tiempo y sus ojos azules color cielo, sus facciones eran varoniles pero más suaves, lo que lo hacía más atrayente para tipos como Eyron que apenas lo vio pareció convertirse en maniquí, ni pestañaba el pobre, hasta juró que unos minutos más y su saliva comenzaría a salir fuera de su boca.
Por suerte era un alivio no tener que cuidarme que en cualquier momento llegara a tratar de cortejarme.
-Cierra la boca- le advertí tratando de volverlo a la realidad pero al parecer estaba idiotizado, viendo como la Dinastía Demoniaca entraba en todo su esplendor.
Por último Draven, el menor de los Sage, era el que más contrastaba con Derian y no solo en términos de apariencia sino en algo más amplio que eso, un ejemplo de ello era su vestimenta, era más sencilla que los demás un pantalón de lino negro y una camisa blanca de manga larga, su cabello rojizo claro, como el acostumbraba usarlo completamente despeinado a pesar de ser completamente lacio.
Sus ojos dos pozos profundos de un azul oscuro que si los mirabas con atención podrías ver todos los pensamientos tortuosos que cruzaban por su mente.
Al parecer no has cambiado del todo, pequeño demonio atormentado.
Decidí que había tenido suficiente de ellos y volví a girar mi atención a la barra, clavando mi atención en la madera negra en la que se encontraba mi trago, hasta que sentí como todo volvió a cobrar vida.
- ¿Quieres que te sirva otro trago?- pregunto Eyron saliendo de su trance.
-Primero deberías tratar ese asunto de tus pantalones- señale con desinterés haciendo que el moreno mirara hacia abajo alarmado y notará que no había nada porque alarmarse.
-Vaya una broma, estamos mejorando, podrías aparentar ser humana si te lo propones-
- Pues ya lo hago si no lo sabías- me relamí los labios.
Iba a declarar mi salida del lugar cuando dos cuerpos se pusieron a ambos lados de mi asiento apoyándose en la barra, sintiendo la clara estrategia de acecho.
Jodida suerte mía.
-Por favor 2 escoceses en las rocas y una soda de limón- pidió la primera voz que se digno hablar su tono era fuerte pero cálido.
Sonreí de boca cerrada de manera casi imperceptible ante la mención de la soda de limón, pero rápidamente la elimine centrando mi atención, en el efecto que en primera instancia, derritió a Eyron al ver que tenía la atención de Davet Sage, volviendo a su faceta de tartamudo.
-Un trago para la señorita- pidió una voz rasposa a mi otro costado mientras me sonreía coquetamente con su hoyuelo derecho saliendo a la luz, lo cual era un arma que desarmaba por completo a la chicas, pero ellas no los conocían como eran en realidad, por ello caían tan fácil en sus encantos demoniacos.
Eyron sirvió otro Whisky en mi vaso y yo asentí en agradecimiento hacia el sonriente y atractivo Dean que se sentó junto a mi.
Dios al parecer tenía un imán para atraer a los demonio a mi.
- ¿Bueno y a que te dedicas?- comenzó girando su atención completa hacia mi.
Tan iluso.
-Si sabes la respuesta para que lo preguntas- ronroneé al decirlo entornando los ojos, fingiendo un poco de falso interés.
-Al parecer eres más inteligente, que lo que aparentas- sus cejas se fruncieron en un además de confusión y su boca embozó una sonrisa torcida-Entonces ¿Por qué aceptaste para trabajar con ese idiota?-
-Creciste con él ya sabes que es un caprichoso en todo el sentido de la palabra- aquello hizo que soltara una carcajada baja mientras movía mi cabello detrás de mi oreja en un lento movimiento.
-Buena elección de palabras-
-Desearía quedarme a charlas más, pero ya es mi toque de queda- aclaré bebiendo mi trago y preparándome para salir cuando él me sujeto del brazo.
Y ahí apareció el gen demoniaco de Dean, la posesión.
- Vamos podemos divertirnos un rato- protesto sonriente pasando su nariz por mi oreja, percibiendo mi aroma.
Clásico de un territorial.
-Suéltame, si quieres seguir caminando- amenacé.
Mi dura mirada pareció provocarle un leve temor por lo que obedeció y en un parpadeó todo se había salido de control.
Derian ahora tenía sujetado del cuello de la camisa a Dean, aprisionándolo contra la barra, las venas de sus manos estaban marcadas y podía casi verse a través de su blancuzca piel; pero eso no era lo que me llamaba la atención en ese momento.
Mi atención era que había conseguido mi propósito de hacerlo perder el control sin mucho esfuerzo.
-No la toques- soltó entre dientes apretando su camisa a con fuerza que sus nudillo comenzaron a ponerse blancos.
Una sonrisa despreocupada cruzó el rostro de Dean que miraba directo a los ojos de Derian, bien sabía por experiencia propia, que estaba contando hasta mil para no dejarse llevar por sus instintos y Dean también lo sabía, ya que las siguientes palabras que dijo fueron la chispa faltante para despertar a la bestia.
- No fue eso lo que me aconsejaste hermanito- sus cejas se fruncieron en confusión y su sonrisa burlona se ensanchó- solo estoy haciendo lo que no eres capaz, brindarle a esta hermosa señorita la debida atención que se merece-
Sin más preámbulo, el lado impulsivo de Derian Sage salió a la luz y propino un sonoro puñetazo a la cara de su hermano, iniciando así una atmosfera tensa en todo el bar.
Rápidamente la gente comenzó amontonarse alrededor de la creciente pelea de pelirrojos que se estaba llevando a cabo donde ambos se golpeaban sin compasión, Davet en un terrible intento por separarlos mientras que el personal de seguridad intento intervenir, sin mucho éxito, Eyron comenzó a chillar por buscar ayuda para que parasen y yo..
Yo por mi parte decidí que era el mejor momento para salir de escena, me escabullí entre la multitud ya que no era mi responsabilidad que se estuvieran peleando por culpa de la testosterona, así que sin importarme si alguno de los dos se mataba.
Deje el lugar sabiendo que debía irme a cambiar de vestuario para hacer una visita a la comisaría en la que pronto se encontraría el hombre a quien representaba, porque ya varios de los presentes alarmados avisaron a las autoridades de que se efectuaba un enfrentamiento demoniaco en aquel bar.
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