Cap 15

Nunca hagas enojar al Ken de ojos verdes en su propia casa.

Tía H:

Me desperté lentamente y me estire de igual manera en suave colchón en el que había dormido, notando al instante que el lugar contiguo estaba vacío.

Por poco hago un baile de celebración de mi parte, pero sería muy inmaduro de mi parte, pero al parecer, mi atractiva maldición había cumplido su palabra y se había largado antes que tuviera que enfrentar las consecuencias de su presencia en la casa.

Termine mi ritual de estiramiento en la cama y dispuse levantarme a hacerle un divertido desayuno a los niños, debía aprovecharlos cuanto pudiera, antes de que fuera hora de marcharme, me puse mis zapatos acolchados y luego de darme una ducha rápida, baje las escaleras.

Todo el lugar parecía estar en orden o de eso me encargue mientras caminaba rumbo a la cocina, ya que llegado a mi destino, todo en mí se paralizo.

Y lo único que pude pensar en esos momentos, es que por lo menos no me había humillado de tan gravedad al haber hecho una danza de felicidad porque hubiera sido en vano.

Mi jodida maldición estaba de pie en la cocina previamente cocinando algo en la estufa, pero que en cuanto llegue se volteó a darme la bienvenida con una sonrisa arrogante en su rostro y un oscuro delantal cubriendo su camisa del día anterior.

- ¡¿Que cara...?!-

- ¡Tía H!- gritaron de algún lugar de la cocina poniéndome en cuenta de que los niños ya estaban despiertos.

- Y ahí está la dinastía Ruidosos-  soltó Derian divertido mirando como un par de cabecillas corrían a abrazarme.

Yo les acaricié sus cabezas a manera de saludo sin apartar mi mirada furiosa con los ojos bien abiertos en el Sage frente a mi.

- ¡¿Qué caramelos estás haciendo todavía aquí?¡- formule adaptando mi lenguaje a un léxico apto para niños.

- En mi defensa- comenzó levantando las manos en señal de inocencia con una espátula en una de ellas - Si me iba a ir en cuanto desperté y tome una ducha, pero en medio del trayecto me encontré a este par de Ruidosos despiertos-

- Y le pedimo que hiciera el desayuno- termino Rolexi mirándome tiernamente.

- No podía negarme ante tus sobrinos, tienen el mismo efecto en mi que su tía- explico el pelirrojo dándome la espalda para ver lo que tenía cocinando en la estufa.

- No te enojes con él ¿si?- pidió Ron mirándome con ojos de súplica.

Los Sage no tienen límites de edad para manipular a las personas.

- Bien pero ve a sentarte - mandé mirando como ambos se iban corriendo hacia la mesa del comedor.

Un Rave y Roger somniolentos me saludaron desde esa ubicación con la mano y les devolvi el saludo fingiendo estar animada mientras me acercaba a Derian lentamente, tomando a Roel de la silla de bebé que Derian había acomodado en la barra de la cocina.

- Creo que yo me encargaré puedes irte- susurré teniendo mi vista fija en los niños en el comedor mientras mecia al bebé en mis brazos.

- Vamos solo déjame desayunar y me marchare- protestó- Estoy haciéndoles unas tortitas integrales de animales-

- Desde cuándo eres tan infantil- bufé sorprendida por su destreza con las formas de los pankes que estaba cocinando.

- Todos tenemos un niño interior ¿Lo recuerdas?-

La mía murió antes de tiempo.

- Será mejor que te vayas no quiero...-

Ni siquiera pude lograr de terminar la oración ya que la puerta de la casa se abrió y maldije a todos los seres vivientes en ese instante.

Mi suerte no estaba en mi mejor racha por el momento.

-¡Mami!- anunciaron eufóricos los niños corriendo en dirección a la puerta principal.

Yo por mi parte no tuve más remedio que aceptar mi cruel destino y dirigirme en dirección a la puerta principal a recibirlos.

- Hola mis bebés - saludo su madre llenándolos de besos.

-¡Papá!- exclamaron Rave y Roger saludándolo.

Ambos vestían las mismas ropas de la gala del día anterior pero por lo menor lucían que se había tomado una ducha antes de venir.

- ¿Como se portaron?- pregunto mi hermana quitándome a Roel de mis brazos para saludarlo.

- Bien, solo que necesito expl ...-

No tuve que dar más explicaciones, ya que el oportuno de Derian coloco un plato en la mesa de la cocina haciendo notar su presencia.

- ¿Quién es?- pregunto mi hermana inspeccionando a Derian con la mirada.

- Recuerdas que anoche te dije que era complicado- sonreí sin gracia alguna en mi rostro y mi hermana formuló una O con su boca.

- No puede ser - dijo ella llena de alegría devolviendome a Roel para ir a abrazar apresuradamente a Derian quién se sobrecogió ante el acto tan eufórico de mi hermana.

Pero mi temor no era por la reacción de mi hermana, era por la de su marido el cual en cuanto reconoció quién era su semblante se vio oscurecido.

Genial, la cagué como nunca antes en mi vida.

- Prepare en desayuno para todos- anuncio Derian educadamente luego de que mi hermana se despejó de él recobrando la compostura.

- Si claro no dejemos pasar esta oportunidad- chillo la castaña emocionada dirigiéndose a sentarse.

Todos nos sentamos en la mesa y ni siquiera me atrevía a hacer contacto visual con Royer por miedo a que su mirada me traspasará.

No era que se notaba a leguas que estaba que se lo cargaba el payaso, pero gracias a la parte de mi metódica había sido entrenada, para leer fácilmente a las personas.

Y sabía que cuando el Ken de  ojos verdes estaba callado, anunciaba que estaba en terribles problemas.

Ni siquiera pude disfrutar realmente mi desayuno que debía de admitir estaba tan bueno como su creador.

Perdonen el flirteo pero es la verdad.

Además que tengo que tener mi mente en otro asunto para que el miedo que me carcome en este instante no se notara en mi semblante.

Apenas toque un par de mis huevos revueltos y mi tortita integral cuando decidí que ya era suficiente si no quería vomitar en el juicio fatal, que sentía que ya se avecinaba.

- Yo recogeré los platos - anuncio la gruesa voz de mi cuñado.

Instintivamente alce la mirada encontrándome con sus ojos que me dieron la clara señal de que mi juicio comenzaba y me ofrecí a ayudarle a levantar los platos, Sharyl ni siquiera noto mi directa sentencia de muerte porque estaba encantada preguntando información sobre Derian.

Ella realmente no tenía ni diminuta idea quiénes eran los Sage, dado que nunca le había dado la oportunidad de que supiera nada de ellos porque en un mínimo episodio de mi vida se conectaba con ellos, por eso su clara ignorancia sobre quién en verdad era Derian.

Totalmente el contraste a el verdugo que me esperaba en la cocina que realmente sabía quién era los Sage, para ser sinceros tampoco sabía el panorama completo, solo lo que yo necesite en esa época que supiera.

Retire los platos del comedor y no me permití cruzar miradas con Derian porque sabía que notaría inmediatamente mi nerviosismo y lo estropearia más de lo que estaba, así que luego que termine mi tarea en el comedor me dirigí a paso cauteloso a la cocina como si un terrible fantasma me fuera a sorprender en el lugar.

Pero solo era un angelical querubín embajador #1 de la justicia.

Estaba de espaldas a mi fregando los platos manualmente ya que el lavavajillas no era una opción porque su nivel de cabreo era a niveles fuera de lo normal.

Cuanto extrañaba estos tiempos* nótese el sarcasmo*.

- Tienes todo el derecho a molestarte sé que estuvo mal lo siento - comencé disculpándome.

Pero en cuanto escucho mi voz paro de fregar los platos y puso las manos en las orillas del fregadero y soltó un pesado suspiro que me hizo erizar hasta la piel de mi dedo meñique del pie.

- ¿Estás en problema de nuevo con los Sage?- pregunto en un tono bajo para que no lo escuchara las personas de la otra habitación pero su voz era gélida.

- No, no es lo que parece -

- ¿Entonces porque dejaste entrar a uno de ellos a mi casa con mi hijos pequeños en ella?- expuso aún dándome la espalda pero podía ver cómo los músculos en ella se tensaban.

- No tuve opción - solté cabizbaja.

- Dices que no estás en problemas, pero no tuviste opción para dejar que uno de esos tipos de metiera en Mi casa ¿Acaso se metió por una ventana o algo así que no lo pudiste detener?- soltó dejando a la luz un poco de la molestia en su voz- No tiene mucha concordancia tus justificaciones Kerr-

- Lo sé y lo siento se que no debí haberlo hecho, pero es uno de mis clientes-

Claro, echale más leña a la fogata, sin que te lo pidan, vas excelente.

- ¿Así que ahora invitas a tus clientes a casas ajenas y hacen que pasen tiempo con tus sobrinos como parte de tu trabajo?- inquirió en un tono ácido.

Por fin se giró  para enfrentarme y no tuve la fuerza para siquiera mirarlo por lo que mi vista se clavó en los azulejos blancos del piso.

- No- musite- El es algo más que mi cliente.

Debía inventar una razón justificada para poder apagar el fuego que yo por mí falta de carácter deje que se encendiera.

- Vaya ahora te tiras a los clientes, que gran abogada eres- soltó de forma hiriente.

Bien así que ahora viene la etapa insultante, vamos ya he pasado por aún más que esto.

- Y no solo eso sino que escoges a uno de los miembros de tu familia enemiga #1 y lo dejas pasar como si nada a que juegue con mis hijos, ¿Sabes que nos estás poniendo en peligro a todos?- soltó abrumado y podía sentir su mirada verdosa clavándose en mi cabeza agachada.

- No, no les hará ningún daño estoy segura de eso- refute levantando la vista para enfrentarlo- De intentar hacerlo antes moriría yo lo impediría-

- Como impediste que entrara en tu casa sin tu consentimiento, claro- bufo sarcástico volteandose de nuevo.

- Tu no sabes nada, Dixon- solté con rabia- No sabes lo que realmente es ser el capricho de un Sage más de una vez-

Mis ojos se humedecieron al sacar a la luz ese hecho doloroso que quería olvidar, pero me estaba quedando sin defensas y no quedaba otra opción que hacerme la víctima.

Pero no por ello quería que me viera en mi estado frágil por lo que le di la espalda mirando a la barra que estaba en el otro extremo del fregadero.

- Y solo..- dije con un hilo de voz tratando de que mi lado débil no saliera- Estoy tratando de arreglar las cosas con mi pasado, enmendarlo para así seguir adelante de una vez por todas-

- Eso implica salir con el mayor de ellos- inquirió insensible ante ese tema que sabía que era vulnerable.

- Lo importante aquí es que estoy haciendo las pases con lo que respecta a esa familia para dejar todo eso de lado que no puedes entenderlo- dije haciendo una pausa para tomar una bocanada de aire- Si talvez siento algo por él y talvez estoy en una especie de relaciones que siquiera entiendo, pero la única razón por la que me siguió hasta aquí, fue porque peleamos antes de irme y no deje que lo arreglará, así que si es totalmente mi culpa-

Miranba al techo para que las lágrimas que amenazaban con salir se esfumaran.

- Es lo que sucede en todas las parejas normales, pelean y luego hacen lo imposible para poder reconciliarse, como tú lo hacías cuando peleabas con Sharyl de algo sin verdadera importancia luego se arreglaban- objete y soltó un bocanada de aire.

- Y como podrías saber tu eso, no estuviste presente la mayoría de su vida-

Esas palabras ardieron en mi pecho con dolor y par de gotas se escaparon por mis ojos.

Golpe bajo, Doctor hasta para ti.

- Porque no tuve opción no fue porque no quise, me negaron estar junto a ella, lo recuerdas- dije con la garganta afectada por el nudo en ella pero aún así volví a enfrentarlo con la mirada llena de rabia- Parece que no te importa por todo lo que pase porque no te apiadas de lo que puedo sentir de esos recuerdos-

Aquello pareció volverlo a la normalidad porque se volteó, su rabia se disipó al ver mi desastroso estado al recordar todos mis recuerdos que quería tapar y mandarlos al carajo para que dejasen de atormentarme.

Su mirada se suaviso y se dio cuenta de su grave error, por lo que corrió a consolarme pero yo negué su agarre.

- Lo lamento, pero estaba enojado, no quería tratarte asi- dijo apenado tratando de arreglar su metida de pata- Se que confiaste en mi para eso y yo lo uso en tu contra en momentos así, lo siento no te lo mereces-

- No me digas - solté a la defensiva negándome a su abrazo por lo que no tuvo más opción que tomarme firmemente de los brazos.

- Soy un idiota, perdóname no debí usar eso en mi defensa- repitió arrepentido y pude leer en su rostro que si lo sentía y rebaje mi defensiva.

Ahí estaba el cálido chico, buen samaritano que me ayudó en uno de mis mejor/peor momento de mi vida y que fue la única persona que no me pidió algo a cambio de tan gran favor y por ello lo estimaba.

Y lo entendía, sabía que cuando estamos enojados soltamos todos los puntos débiles que sabemos de las otras personas, para herirlos.

Pero odiaba que me lo hicieran a mi.

- Lo entiendo - solté compresiva sorbiendome la nariz- Solo quieres proteger a tu familia -

- Pero tú también eres parte de ella- soltó y mi pecho sintio una ligera sensación pero la apague de inmediato.

- Ojalá hubiera tenido un padre como tú, Dixon- dije palmeando su agarre.

Su mirada se enterneció y aumento la fuerza obligándome a un abrazo.

- Ves que aveces no tengo opción- murmuré aceptando su cálido abrazo y el río bajamente.

- Lo sé, H- dijo besando mi cabello en un gesto tierno- Pero eso no fue propio de mi-

- Ya lo has dicho más de veces de las que yo me disculpé- recalqué.

- Porque lo mío fue peor- repuso- Así que deja que este abrazo reconfortante lo pague-

Me quedé un rato más, porque se sentía bien esa sensación de estar protegida, aunque sólo fuera en un simple abrazo de disculpa por sacar a relucir mis trapos sucios, pero era lo menos que él podía hacer.

- Bueno ya olvidemoslo y quedamos en tregua te parece- dije separandome de su abrazo dándole una palmeada en su hombro y el asintió satisfecho.

- Me parece-

Aún estábamos cerca cuando Derian irrumpió en la habitación con la boca abierta para decir algo, que al parecer  olvido en cuanto nos vio juntos.

- ¿Si que necesitas?- dijo Royer recobrando su compostura de buen atento Doctor.

Derian ignoro la presencia del Ken a mi lado y solo frunció el ceño al ver mi estado actual de casi magdalena.

Pensé que iba a enojarse con Royer por haberme hecho llorar o ver que había pasado, pero el Diablo se caractizaba por ser insensible y por eso le quedaba perfecto el apodo al mayor de los Sage, lo cual me tranquilizó.

- ¿Te puso a cortar cebollas o que?- preguntó secamente.

- Siempre tan carismático- bufé recobrando la compostura.

- Por algo me amas - soltó arroganteme mirando a Royer que seguía lavado platos.

- Iré a tomar aire ¿Me acompañas?- pregunté dirigiéndome al pelirrojo quien asintió sin voltear a verme porque estaba concentrado mirando desconfiadamente al doctor insensible de momentos.

- Bien iré a cambiarme- solté subiendo a mi habitación a quitarme está cara inchada para no ser la burla del mayor de los Sage.

Aunque bien sabía que ya era tarde, para eso.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top