Epílogo

LO QUE NUNCA TUVIMOS


Hay una teoría que dice que conoces al amor de tu vida a los 19 años y te marca para siempre, porque ni tu vida, ni tu forma de amar vuelve a ser igual después de esa persona.

A veces miro esa versión de mí, años atrás y me pregunto, ¿era necesario pasar por todo eso?

Y aunque no merecía ciertas cosas, aprendí que si la vida no me hubiese puesto en ese tipo de situaciones, jamás me hubiese movido de ahí, jamás hubiese madurado.

Necesitaba entender muchas cosas, pero para poder llegar ahí tuve que tropezar más de tres veces.

Los años pasaron, Axel tomó su camino y yo el mío, me fui a Alemania y vi crecer a mi sobrina poco a poco. La última vez que lo vi fue en una foto que Kristie subió a Instagram, era de su boda.

Sí, al final se terminó casando y esa persona nunca pude ser yo. Ahí entendí que no importa cuanto digas que me quieres, jamás será suficiente para mí si no haces algo al respecto.

Las acciones dicen mucho más que las palabras.

Mi corazón terminó de romperse cuando Emery cumplió diecisiete años, yo tenía treinta y seis. Logan tocó mi puerta para informarme que tenían la dirección de Drew, justo después del último juicio que atendí como abogada.

Y fui a Estados Unidos, imaginando cada escenario en el que mi hijo anhelaba conocerme.

Nada de eso sucedió.

Él no quiso saber nada de mí, no me quería en su vida y yo tuve que aceptarlo, alejarme. Cuando volví a Stuttgart, me enteré que Emery estaba en coma y fue allí cuando empecé a preguntarme, ¿en qué momento toda mi vida empezó a caerme encima?

Me sentí culpable, porque no estuve con ella, sentí que defraudaba a mi hermana, por dejar que las cosas sucedieran de esta manera.

Ahora solo me quedaban Adler y Em, aunque esta última a pesar de que pasaran los días, no parecía querer despertar.

Dejé de insistir con Drew, no podía seguir soportando tanto rechazo de parte de toda mi familia y darme cuenta que estaba sola, me aterraba.

En cuanto a mis amigos, dejé todo atrás, ahora solo mantenía muy pocos vínculos, me negaba a seguir abriéndome a las personas. Muchas solo me terminan decepcionando.

No supe más sobre Reese, pasamos a ser completamente desconocidos y con eso aprendí que si la vida quiere sacar a una persona de tu camino, ni aunque vivan en el mismo vecindario se vuelven a cruzar el uno con el otro, así de sencillo... así de perfecto.

Con él aprendí que desde muy pequeña solo buscaba ser validada por otras personas, por esa razón me comportaba de cierta forma, sentía que solo llamaría la atención con esa personalidad que creé como una barrera para protegerme e incluso, me di cuenta que la persona que realmente es para mí, me querrá más allá de ser una cara bonita, más allá de lo que ofrezca con mi cuerpo.

Arnie y Maelie no duraron demasiado, eran muy similares y al mismo tiempo muy distintos, claro que, ambos me enseñaron que no todas las personas que conoces son tus amigos, no a todos los que les gustas, te quieren de verdad. Maelie y yo nos distanciamos desde la graduación, hay personas que luego de años sacan su "verdadero yo" y es ahí donde te das cuenta con quién para siempre y con quién nunca más.

Con ellos aprendí que las personas siempre te querrán ver bien, pero nunca mejor que ellos.

Hailey quedó en Canadá, luego de mi padre no hizo su vida con nadie más, él tampoco lo hizo. A veces hablamos por videollamada, creo que el que yo me distanciara de mi propia familia me hizo acercarme mucho más a ella. Irónico, porque con ella me di cuenta que la persona que menos crees, es la que terminará ayudándote en cada uno de tus momentos más difíciles.

No siempre tu verdadera familia es con la que compartes ADN, porque a medida que fui creciendo, me di cuenta que en realidad tu familia siempre va a ser aquella que está contigo en tu peor momento, pero también en los mejores, aquella con la que sientes la seguridad de ser completamente tú, sin miedo a ser juzgado. Muchos le llaman "mejores amigos", yo la llamé Krist-Rose Heinrich, ella siempre fue mi lugar seguro, mi única verdadera familia que hasta día de hoy y deseo que para siempre, pueda seguir conservando.

Tenía tanto miedo de acudir a mi padre cuando algo estaba mal conmigo, cuando sentía que la vida me venía encima, nunca pude refugiarme con nadie, siempre terminaba siendo juzgada, poco comprendida, nunca me escuchó, pero aunque suene patético, mi mejor amiga nunca dejó de escucharme, estar para mí cuando más necesité de alguien y no tenía a nadie.

Por otro lado, Mar terminó casándose con quien menos esperé, Jareth Mills, mi último ex del instituto y aunque cueste creerlo, me hizo muy feliz saber que mi mejor amiga estaba con el mejor chico que pude haber conocido. Él me quiso más que a nadie en su momento, pero mis ojos enfocaban a alguien más: Axel Kingsley, aquel idiota que nunca abandonó mis pensamientos.

Ahora ambos habíamos pasado página y no era nada incómodo estar frente a ellos sabiendo que se habían casado.

Raro, porque siempre creí que Mar terminaría con una chica. 

Suspiré abriendo la puerta de mi nuevo departamento, estaba agotada, había pasado toda la noche en el hospital pendiente de Emery para que Adler pudiese descansar aunque sea un poco.

Volví a sentir aquella espina clavada en mi pecho al pensar en lo que había sucedido con Em, me esforcé tanto por cuidar cada uno de sus pasos, orientarla... y ahora estoy a punto de perderla también.

—Todo es tu culpa, Marcus... —susurré, mirando por última vez la foto de ella en aquel viaje a Londres.

Dejé el móvil a un lado y continué organizando mis cosas, me faltaba solo una caja para terminar de desempacar.

Fue allí cuando encontré las cartas de Axel, aquellas que me hizo cuando intentaba disculparse conmigo.

¿Por qué las sigo guardando después de tanto tiempo?

Pero una de ellas no era escrita por él, sino por mí.

Ahí recordé porqué la escribí, pero nunca fui capaz de enviarla.

Justo al enterarme de que se había casado con Isabella sin importar todo lo vivimos juntos o me dijo días antes de acabar lo nuestro.

Al inicio la escribí como manera de desahogo, luego tuve la intención de enviarla, pero me contuve, no quería humillarme más de lo que lo había hecho todo este tiempo.

Todo por una persona que al inicio me dio todo y al segundo me lo quitó como si todo este tiempo no hubiese significado nada. Perdí la cuenta de cuántas veces leí esa carta nuevamente después de tantos años y sentí tanto dolor por esa versión de mí que fue capaz de aguantar todo por amor.


"Fuiste la forma más bonita de enseñarme que no se puede tener todo al mismo tiempo. Pero me enamoré, me enamoré de todo lo que nunca tuvimos.

¿Y sabes? Tuve muchas ganas de amarte, pero no me dejaste demostrarte todo el amor que mi corazón te puede dar... ¿Ahora que hago con todo esto? Mientras yo sentía que necesitaba más tiempo para demostrar todo lo que sentía, tú te ibas alejando con el tiempo por el miedo que tenías a sentir.

Y al final de todo... Extrañaré eso que pudimos ser pero nunca fuimos.

Siempre tuya, Morgan."


FIN

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