Abrí mis ojos perezosamente y me giré encontrando la mirada de Axel sobre mi con una pequeña sonrisa.
—Buenos días, dormilona.
No respondí, simplemente le regresé la sonrisa.
—¿Llevas mucho tiempo despierto? —pregunté.
—No, no hace mucho desperté.
—Vale, ¿Te quedas a desayunar?
Él hizo una mueca.
—No lo creo, no me gustaría que tu padre se entere que dormí aquí y me corte la cabeza.
Rodé los ojos.
—Exagerado, mi padre te adora.
—Sí, pero no que haya dormido con su hija.
—Dijimos que nadie tenía por qué enterarse. Fue solo... no sé, simplemente no quería estar sola, es todo.
—Pues no voy a dejarte sola.
Eso me hizo sonreír.
—¿Por qué? —pensé en voz alta.
—¿Por qué, qué?
—¿Por qué un día me tratas como princesa y al otro dices que me odias?
Él no me respondió al instante, simplemente me observó unos segundos, como si intentara leer mis pensamientos a detalle. Pero yo tenía una batalla mental en ese momento, y un simple acto de su parte, hizo que mi corazón brincara a toda velocidad.
Su mano se posó suavemente en mi cabello y bajó hasta mi mejilla dando pequeñas caricias que me dejaron sin aliento. Sus ojos se concentraron en los míos cuando decidió responder a mi pregunta.
—No te odio, Morgan, pero es... complicado.
Me acomodé sobre la cama incorporándome, me senté sobre mis piernas buscando su mirada.
—Dime.
Él se sentó también quedando a poca distancia frente a mi.
—Sabes que te quiero...
—Claramente, soy una maravillosa persona con una increíble personalidad.
Axel soltó una suave risa ante mi comentario.
—Y una autoestima bastante particular.
—Eso es lo que hace a mi personalidad bastante atractiva, así que debo cuidarla.
—Morgan... no te preocupes por lo que yo piense o deje de pensar sobre ti, ¿sí?
—¡Pero es que no te entiendo!
—Tampoco necesito que lo hagas.
—¿Entonces?
—Nada, creciste y ya nada será igual que antes, es todo.
Esa respuesta tan vaga me enfadó un poco. Porque tenía sospechas de que sentía algo por mi, pero el que no lo admitiera en voz alta me hacía sentir estúpida porque quizá yo sola me estoy haciendo la película del siglo.
—Axel, no seas cobarde, dime lo que tengas para decirme en la cara, no tengo la culpa de haber crecido, soy humano y si me vas a condenar por eso pues eres imbécil.
—Entonces lo soy.
Se levantó de la cama con intención de salir nuevamente por la ventana.
Pero lo detuve.
—No, por favor no te vayas.
—Ya dormí contigo para no dejarte sola, que era lo que querías, en cualquier momento tu familia despierta y no me pueden ver aquí contigo.
—¿Realmente es eso o simplemente huyes de mí porque no quieres enfrentar esta conversación?
—¿Qué conversación? No hay ninguna conversación. No hay nada que quiera hablar contigo.
Asentí seria.
—Al menos yo crecí, ¿sabes? Tu sigues siendo el mismo cobarde de siempre.
Le di la espalda para alejarme de ahí, pensé en ir a la habitación de Avery para distraerme con la bebé o incluso, aburrirme con los datos médicos de Adler que nunca nadie le pide, pero haría lo que sea por escapar de mi habitación, alejarme de Axel y pensar en todo menos en por qué me trata de esa manera.
¿Le gusto y le da miedo decirme? ¿Le doy asco porque me sigue recordando como la chica del video? ¿Está enamorado de alguien más y mi presencia le incomoda? ¿Hice algo que le molestó y simplemente me trata por respeto a Kristie? ¿No le caigo bien? ¿Sabe que me atrae y eso le hace sentir incomodo y por eso me aleja?
Son tantas preguntas que pasan por mi cabeza.
Pero no me iba a quedar con las ganas, así que, me devolví hacia él e hice lo que quizá me vaya a terminar arrepintiendo el resto de mi vida.
Puede ser que no sienta nada por Kingsley, simplemente le tenga ganas y ya, como a Arnie, solo me gusta gustarle y el que él no esté interesado en mi en lo más mínimo, me emputa.
Ya sabes, inmadurez emocional, solo un capricho.
Así que me lancé y lo besé.
Él no me correspondió en ningún momento, estaba muy shockeado para hacerlo. Pero cuando me alejé para ver su rostro, no dijo nada, así que respondí yo.
—Ya te puedes ir de mi casa.
Él me miró sorprendido todavía, pero antes que yo pudiera hacer o decir algo más, me tomó bruscamente de la cintura pegando mi cuerpo al suyo y luego, posó sus labios sobre los míos sin darme tiempo de reaccionar.
Esta vez él me besaba con urgencia, necesidad, un deseo que nunca antes hubiese imaginado que sentía por mi.
Le seguí el beso gustosa de tenerlo tan cerca de mí, solo para mi, pase las manos alrededor de su cuello y simplemente me dejé llevar disfrutando del momento.
Mi corazón latía tan fuerte que sabía que su cercanía podría sentir lo acelerado que estaba.
¿Me estaba haciendo las mil y un películas en mi cabeza? No necesariamente, soy mujer, pero estoy demasiado clara que con él nunca podré llegar a nada.
Me conozco, y podría llegar a arruinar las cosas antes de que siquiera inicien.
En un movimiento rápido, me hizo retroceder hasta chocar mi espalda contra la pared, sus manos bajaron por mis cintura y al llegar a mis muslos, me alzó con facilidad haciéndome enredar mis piernas alrededor de sus caderas.
Sonreí sobre el beso sintiendo como él mordía mi labio inferior.
Y pudimos llegar a más, sí, porque en ese momento mi cabeza dejó de hacer ruido, dejé de pensar, solo empecé a sentir esa necesidad de tenerlo cada vez más y más cerca.
Hasta que la puerta de la habitación se abrió y solo pudimos escuchar el grito ahogado de sorpresa de mi querida hermana mayor, Avery Jones.
Eso le hizo reaccionar de golpe, Axel me bajó rápidamente y por primera vez lo vi nervioso.
Yo por mi parte, no sabía qué hacer o qué decir, no era capaz de mirarlo a los ojos.
—Axel... qué... sorpresa —dijo mi hermana.
—Hola, Avery.
Mi hermana giró su rostro hacia mi cama hecha un desastre, pensando en la posibilidad de que él haya pasado la noche conmigo.
Luego me miró a mí.
—Morgan... quería hablar un momento contigo.
—Después, estoy ocupada —respondí rápidamente.
Sabía que me mataría con sus preguntas entrometidas sobre el odioso y yo, ni siquiera sabía que había pasado hace unos segundos, así que tampoco quería tocar el tema.
—Morgan... te he dicho que quiero hablar un momento contigo, ahora. Ven por favor a mi habitación, es importante.
Tuvo la intención de dejarnos solos, pero Axel intervino.
—Pueden hablar aquí, yo de todas formas debo irme. Te llamo luego.
Él buscó mi mirada pero en ningún momento se la devolví, así que sin más remedio salió por mi ventana.
En ese momento, Avery decidió hablar.
—¿Qué fue todo eso?
—¿Qué fue qué? —me hice la desentendida.
—Cuando llegué estaban en una situación un poco mucho más comprometedora.
—No es de tu incumbencia, Avery —respondí obstinada. Yo tampoco lo entendía.
Pero el lado positivo es que al menos no me quedé con las ganas porque beso hubo.
Le di la espalda caminando hacia mi puerta para cerrarla, qué manía tan grande la de mi familia de entrar a mi habitación y dejar la puerta abierta, lo detesto.
—Epa, epa, esa boca. Recuerda que sigo siendo mayor que tú.
—Oye, si me vas a dar el sermón o la charla de la protección, te recuerdo que llegas un poco tarde para eso.
Ella bajó la guardia acercándose a mí.
—No vine a hablarte sobre eso, pero, cuando quieras hablar... sobre Axel, estoy aquí, ¿de acuerdo?
—Eres una chismosa.
—Soy tu hermana y te quiero, es diferente.
No supe qué responder a eso, porque nunca tuve con quien hablar sobre estos temas, si me gustaba alguien, me lo guardaba para mi misma, solo he sido honesta en cuanto a mis sentimientos con Kristie y ni siquiera a ella o Logan le cuento tanto sobre mí.
Simplemente no me gusta sentirme expuesta de esa manera.
Y Avery... ella se fue cuando tenía apenas 12 años, y nunca más volvió, ni para mis cumpleaños, solo me videollamaba y me enviaba regalos, pero no pasó de ahí.
Amanda no me envió más desde su boda con Jeremy, así que la bloqueé y no quise saber más nada sobre ella.
Estuve sola desde entonces, crecí sola.
Así que no necesito a nadie más que a mi.
—¿De qué me querías hablar, Avery?
—Estoy enferma.
Mucho menos supe como reaccionar a eso.
—¿Qué...? ¿Cómo? ¿De qué? ¿Por qué?
—Solo quiero decirte que si algo me llega a pasar...
—No —negué rápidamente confundida, sin dejarla terminar.
—Morgan.
—No te va a pasar nada.
—Pero en caso de que algo me suceda.
—¡¿Por qué siquiera piensas en eso?!
—Porque no sé lo que tengo realmente, llevo sintiéndome mal desde antes que Emery naciera, y pensé que era por el embarazo, pero he vuelto con los síntomas, por eso debo asegurarme de dejar todo claro con mi familia por si algo pasa y ya no estoy más con ustedes.
Mis ojos se llenaron de lágrimas con solo pensar en que cabía la posibilidad de perder a mi hermana.
Mi única figura materna.
—No te vas a morir, Avery —susurré entre lágrimas.
Ella tomó mis manos entre las suyas.
—Eso tu no lo sabes.
—No, no puedes... no puedes dejarme sola, otra vez no.
Ella me miró con tristeza antes de abrazarme, y finalmente solté todo lo que estuve conteniendo desde la discusión con Axel. Todo lo que no terminé de sacar cuando me desplomé en casa de Kristie.
—Morgan, sé que eres muy sensible y tienes un corazón muy bonito, estás llena de amor, y sé que te escondes en esa máscara de chica indiferente porque no sueles recibir lo que das con intensidad, pero, por favor, promete que pase lo que pase, con quien te relaciones amorosamente, lo que me pase a mi, lo que suceda con papá o mamá, lo que sea que amenace a tu vida con tal de derrumbarte emocionalmente... promete que no volverás a la Morgan que quedó después de lo del video.
—Avery...
—Por favor, promete que no dejarás de comer, no descuidarás tu salud mental y no volverás a esa depresión sin dejar que nadie te ayude a salir.
—No puedo prometerte eso.
—Si puedes. No te digo esto para que te sientas mal, porque quizá y ni siquiera me pase algo, solo quiero que si en algún momento llegara a pasar, no te agarre por sorpresa y vuelvas a ese agujero negro del que tanto te costó salir.
Limpié mis lágrimas.
—Está bien... Lo prometo.
Ella me regaló una sonrisa de apoyo, sin mostrar los dientes, y me abrazó nuevamente.
—¿Pase lo que pase estarás para cuidar de mi hija siempre? No puedo dejar que crezca sin una madre.
Sentí un pinchazo en el corazón cuando dijo esas palabras, porque yo crecí sin una y sé exactamente lo que siente.
No le desearía eso a nadie.
—Soy muy joven para hacer de madre.
—No te pido que lo seas, solo, no te olvides de mi Emery, también eres su familia y ella no tiene culpa de absolutamente nada de lo que haya pasado entre nosotros, es una niña.
—Está bien, no la dejaré sola.
—Otra cosa, no quiero... no quiero que papá se entere de nada de esto.
—Avery, es tu papá, tiene derecho de saber que su hija está enferma.
—No, no puedo hacerle eso, quizá lo que tengo no es ni siquiera grave y lo estoy alarmando para nada, así que por favor, no le digas absolutamente nada.
—De acuerdo... ¿Por eso fue que te hiciste unos estudios hace unos días? Ya sabes, los resultados que busqué con Axel, ¿decían que estabas enferma?
—Sí.
—Entonces sabes lo que tienes.
—Sí, pero no quiero hablar de eso.
—¿Adler sabe?
—¿Quién crees que fue el que me obligó a hacerme los exámenes?
—Ya. Con razón ha estado tan pegado a ti últimamente, ahora todo tiene sentido, creí que solo era por la mocosa.
Ella rio.
—No le digas así, es tu sobrina.
—Tú me decías así cuando era pequeña, mira el ejemplo que me viniste a dar... Solo es por cariño.
Ese día le prometí que jamás le diría a papá sobre su enfermedad, acepté solo porque no me correspondía a mi decirle. Y si ella lo quería así, entonces respetaré su decisión.
Sin embargo, no fue la decisión más sabia, porque no sabía que tiempo después ese secreto me cobraría factura.
¿Y en cuanto a Axel?
Oh, esa es otra historia peor todavía.
Bueno, al fin estamos teniendo contexto sobre lo que ocurrió en el final de Las Palabras de Avery, ya hacía falta.
Ahora bien, se viene muchísimo contenido Maxel, porque este es solo el inicio de un constante drama porque bueno, yo respiro drama.
¿Qué opinan del capítulo? ¿Alguna teoría sobre la enfermedad de Avery?
¿Qué opinamos sobre la situación entre Axel y Morgan? Cuéntenme todos esos detalles.
Eso es todo por hoy :)
Besos,
Paola Velásquez
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top