Capítulo 05: La pequeña Jones
Pasaron dos meses en los que yo me concentré en sacar mi carrera adelante. Finalmente estaba iniciando el verano y no había vuelto a cruzarme con Axel desde aquella discusión en casa de los Heinrich.
Ahora me encontraba en casa intentando hornear unas galletas, no era un secreto que yo era un desastre en la cocina, pero no faltaba nada para que llegara Avery con la bebé.
Habían viajado desde Australia para presentar a Emery con papá y Hailey. Por un lado me sentía ansiosa de tener finalmente a mi hermana devuelta, pero por el otro, no quería que vinieran ellos, quería irme yo.
Pero aún no termino la universidad.
—Cariño, ¿Qué estás haciendo? —la voz de Hailey me distrajo.
Ella entró a la cocina y vio el desastre, así que mientras yo cocinaba, ella me ayudaba a limpiar para terminar más rápido.
—Unas galletas.
—Creí que no te gustaba la cocina, Morgan.
—No me gusta, pero viene Avery y quería darle una linda bienvenida.
Ella dejó de hacer todo lo que estaba haciendo para mirarme fijamente con una sonrisa.
—La quieres mucho, ¿no? Es un lindo gesto de tu parte.
—Es como mi madre, extrañaba tenerla cerca.
—Y viene con tu sobrina, la cuál también te querrá como una madre.
Rodé los ojos.
—Si, esa mocosa.
—¿Por qué le llamas mocosa?
—No lo sé, no me gustan mucho los niños. Además, así solía decirme Avery cuando la molestaba con Adler.
Ella rio.
Mi padre entró a la cocina mirando toda la escena.
—No lo puedo creer, están juntas y todavía no se están gritando.
Es verdad.
Estaba tan concentrada en las galletas que no me di cuenta que había tratado bien a Hailey.
Recobré la compostura y la miré fijamente.
—No, en realidad acabas de llegar en el momento perfecto para verme decirle a Hailey lo inútil que es ayudando a alguien. No sirve ni para intentar servir —le quite el trapo de las manos—. Dame eso, yo puedo sola.
Ella me sonrió en respuesta.
—Es un avance.
Se escuchó la puerta principal abrirse y mucho movimiento desde la sala. Mi padre salió corriendo al escuchar a Avery anunciar su presencia.
—¡Familia Jones, les he traído compañía!
Yo dejé lo que estaba haciendo y salí con ellos a la sala.
Mi padre abrazó a mi hermana mientras Hailey saludaba a la bebé en brazos de Adler.
—¡Papá, te extrañé tanto!
—La única vez que me vienes a visitar y resulta que es para decirme que soy abuelo —bromeó él.
Avery se echó a reír y luego se acercó a Hailey para saludarla.
—Es un placer conocer finalmente a la nueva esposa de mi padre.
—Hola, Avery. Felicidades, te espera un camino lleno de cosas buenas con esa bebé. Es preciosa.
—Muchísimas gracias, su nombre es Emery Adeline Müller Jones. Una lastima que físicamente sea igual a su padre y no a mi —bromeó.
Adler soltó una carcajada.
—Quizá no haya sacado tu cabello rubio ni tus ojos verdes, pero ojalá tampoco saque tu personalidad, sino pobre niña —hablé yo ganándome su atención.
Ella me sonrió.
—Ven aquí, Morgan.
Avery me envolvió en un abrazo tan pero tan reconfortante, de esos que necesité durante un largo período de sufrimiento.
—Bienvenida, rubia cachonda —le susurré al oído para que solo ella pudiera escucharme.
No respondió, simplemente sentí su pecho vibrar debido a la risa.
—Mírate nada más, estás hasta más alta que yo. Ya no eres la niña chismosa que andaba causando problemas por ahí.
Sonreí sin mostrar los dientes.
—Estoy muy orgullosa de ti —me susurró deshaciendo el abrazo.
—Bueno ya, mucho amor, mi turno —dijo Adler entregándole la bebé a Hailey, para abrazarme como si fuéramos amigos de toda la vida.
—Un poco de espacio personal, alemán —me quejé.
—No, ya tuviste mucho espacio, déjame darte amor un rato, odiosa.
—¿Qué huele a quemado? —preguntó Avery.
Entonces recordé mi intento de cocinera hace unos minutos.
—¡Mierda, mis galletas!
Salí corriendo a la cocina y apagué el horno, cuando lo abrí empezó a salir humo de él arruinando mis esperanzas de poder darles algo lindo de bienvenida.
Cuando Adler entró detrás de mí, mis ánimos cayeron al piso.
—¿Estabas haciendo galletas?
—Si, eran para ustedes, pero se han arruinado.
Ahora estaba molesta.
—Oye, no te preocupes, te ayudaré a hacer unas nuevas. Es un lindo gesto de tu parte.
Adler me ayudó a hacer más galletas hasta que llegó la hora del almuerzo. Nos sentamos a comer y la conversación fue entre papá y Avery, a veces Adler intervenía o Hailey hacía una que otra pregunta. Yo por mi parte, estaba muy concentrada dándole el biberón a Emery, porque como siempre, yo fui la primera en terminar mi plato.
—¿Te quedarás un tiempo? —preguntó mi padre.
—No, vinimos de pasada, para que pudiesen conocer a la bebé. En realidad, tenemos pensado mudarnos.
—Oh, ¿De verdad? —preguntó Hailey.
—Sí, nos iremos a vivir a Alemania. Queremos formar nuestra vida como familia en Stuttgart.
—¿Se van? —hablé por primera vez.
Me ponía mal que me dejaran otra vez o que incluso, se fueran a otro lado y ahora mis planes de irme a vivir con ellos se vayan a la mierda.
¿Ahora con quien estaré en Australia?
¡¿El fastidioso de Luke?!
—Sí, lo estábamos planificando antes del nacimiento de Emery.
—¿Podré irlos a visitar? —pregunté haciéndome la desinteresada.
—Siempre que quieras, nuestra casa siempre será tuya también —me respondió Adler.
—Emery estará encantada de que su tía la visite todo el tiempo —habló Avery—. Hablando de Emery, ¿Morgan podrías cuidarla un rato mientras salgo esta noche con Adler?
—¿Y por qué? ¿Por qué no tu padre y su esposa?
—Porque ellos vendrán con nosotros. Rachel nos invitó a dar un paseo por la ciudad. A menos que quieras venir, aunque sé que no te gustan esas cosas.
Tiene razón.
—No gracias, yo me quedo con la bebé aquí.
Y es que me aburría mucho estar con las amigas de mi hermana, Rachel es muy tranquila y Maevis ya no se habla mucho con mi hermana por un problema que tuvo con su ex, Rachel. Ellas se terminaron alejando a mitad de su carrera universitaria y como cada una estaba en lo suyo...
Luego Avery se casó, Maevis regresó a Argentina, Rachel anduvo asistiendo a citas pero sin terminar de engancharse con alguien y Nicole... pues bueno, ella vive su vida en Nueva York lejos de todos nosotros.
Y es mejor que me quede en casa haciendo videollamada con Jayden, uno de mis mejores amigos, o como yo lo llamo, el próximo amor de Krist.
Cuando terminamos de comer y ellos se alistaron para irse, me encargué de llevar a la bebé a mi habitación, me senté sobre la cama con ella y llamé por videollamada a Mar al ver que el baboso no me respondía los mensajes.
—¡Joder! Morgan, ¿Eres madre? —fue lo que dijo al atender y verme con una bebé en brazos.
Fruncí el ceño.
—Ganas tuyas. Desde luego que no, es mi sobrina.
—Ah.
—¿Qué hacías?
—Estaba terminando unos dibujos para un cliente de mi hermana.
—¿Por eso no me habías escrito en todo el día? Porque andas jugando a la dibujante.
Ella se echó a reír.
—¿Qué? ¿Te pica que no te escriba constantemente?
—Pues si, ando aburrida.
—Disculpa, pero si esto me va a dar dinero, seguiré jugando a la dibujante. Además, tú no tienes a... ¿Cómo se llama esa mejor amiga tuya de la infancia? ¿Kristine?
—Kristie —corregí.
—Esa misma. No entiendo porque todavía no me la presentas.
—No ha surgido el momento.
—¿Qué hay de tus cumpleaños? Sería un momento perfecto, solo que nunca me has invitado a uno. Grosera.
—Porque no me gustan, no los celebro.
—¿Por qué no? Yo adoro mis cumpleaños.
—Tu sola, pero yo no porque no tengo nada que celebrar.
—Está bien, hablemos de esa chiquilla que no para de babear, ¿se quedará mucho tiempo contigo?
—No, solo está de paso. Se llama Emery.
—¿Y tu hermana dónde está?
—Bien gracias, me abandonó con la mocosa por su mejor amiga.
Ella rio nuevamente.
—No te quieren, Morgan.
—Lo dirás en chiste.
Cuando tocaron la puerta de la casa, mi familia todavía no llegaba, así que tuve que cortarle a Mar y abrir yo, agarré a Emery entre mis brazos y fui a ver quién jodía tanto.
Abrí la puerta y entonces lo vi tranquilamente frente a mí.
—Claro, tenías que ser tú. ¿Qué quieres Kingsley?
Me adentré nuevamente a la casa y él entró detrás de mí luego de cerrar la puerta.
—He venido porque necesito hablar con tu padre.
—Una lástima, no está, solo estoy yo en casa.
—Entonces me quedaré a esperarlo, en algún momento llegará.
—Va a tardar.
—No me importa, tengo tiempo, así te hago compañía.
Apreté los labios enojada y respiré profundo.
Como diga una palabra con intención de molestarme hasta sacarme de mis casillas, ¡lo mato!
Me senté en el sofá para intentar dormir a la bebé, Axel se sentó frente a mí sin quitarme la mirada de encima.
—¿Qué? —pregunté cuando ya me estaba incomodando.
—No sabía que hacías de niñera.
—Es mi sobrina, y créeme, yo tampoco sabía que terminaría haciendo de niñera de la mocosa.
Se acercó a nosotras sentándose a mi lado, lo miré raro, pero no me alejé. Su mano acarició suavemente la escasa cabellera de Emery, y luego, pasó suavemente uno de sus dedos por su mejilla dando suaves caricias.
Emery hizo un sonido por lo bajo antes de hacer una mueca.
—Es linda —habló.
Por un momento sentí que el odioso insoportable había desaparecido, porque se veía tan dulce y lindo con la bebé.
¿Así de bien se vería siendo papá?
¡¿Pero qué mierda estoy pensando?!
Me alejé de él levantándome del sofá con Em en mis brazos.
—Bueno, a dormir, mocosa —caminé hasta la habitación para acostarla en mi cama con muchas almohadas a su alrededor.
Pero empezó a llorar una vez la acosté.
—No, no, shh, calla, no hagas escándalo. No ahora que tu madre no está —seguí hablando como si ella pudiese responderme.
Axel entró detrás de mí y me observó desde el umbral de la puerta.
—¿Te ayudo?
Ni me molesté en voltearme para mirarlo al responder.
—No, gracias, yo puedo sola.
—Pues déjame decirte que se te da fatal, eh.
—Por favor, mocosa, tía Morgan tiene cosas más importantes que hacer.
—¿Ah sí? ¿Cómo qué? —volvió a meterse.
Así que finalmente me giré hacia él cansada de tenerlo en mi casa.
—Como echarte de mi casa, callar a la mocosa y dormir hasta nuevo aviso porque mañana tengo un examen muy importante y no he descansado por estar estudiando día y noche, entonces resulta que ahora me tengo que hacer cargo de una niña, ¡que no se calla y hará que me explote la cabeza!
Él me miró tranquilo y yo intenté calmarme.
Estaba estresada, solo quería pasar un rato con mi hermana antes de ir a la cama porque ya se estaba haciendo tarde y si llego tarde al examen final, me muero.
Sin embargo, ella se fue con su amiga, llevando a su padre y a la bruja, para dejarme a mi a cargo de una niña que ni siquiera quería cuidar.
—A ver, déjame ayudarte.
Axel se acercó a la cama y cargó a la bebé para mecerla en sus brazos. Ella se fue calmando hasta callarse por completo, y tardó un poco para que se quedara dormida, pero lo hizo y fue en ese momento que Axel pudo dejarla nuevamente sobre la cama.
Ambos salimos de mi habitación regresando a la sala.
—Gracias —le dije.
—Tranquila. Si quieres ve a dormir un rato, yo esperaré a Calum, y si no llega antes de la medianoche, me iré, no pasa nada.
—Está bien. Solo... no rompas nada.
Nos quedamos en silencio unos segundos en los que él solo se dedicó a mirarme con una pequeña sonrisa.
—No lo haré.
Le sonreí de vuelta antes de caminar hasta la habitación que era de Avery.
Pero su voz me detuvo nuevamente.
—Buenas noches, Morgan.
***
Cuando desperté al día siguiente, salí corriendo de casa sin siquiera desayunar al ver que iba tarde a mi examen. Hailey pasó por mi habitación para despertarme repetidas veces pero mi cansancio no me dejaba reaccionar.
En el camino iba repasando cada cosa en mi cabeza y cuando llegué a las universidad, gracias al cielo no habían iniciado, apenas iban repartiendo las hojas del examen.
Me senté en la primera fila que casualmente era la que más vacía estaba y empecé a llenar cada punto.
Pasé toda la semana estudiando a full, así que en ningún momento me quedé esperando por alguna respuesta, lo que me hizo ser la tercera en terminar el examen.
La profesora sabía que era una de las pocas personas que tenía el mayor promedio de la carrera, así que al terminar, sonrió hacia mí y me dejó salir del aula.
Aproveché el tiempo libre que quedaba antes de mi otra clase para ir a la cafetería y poder desayunar. El estrés ya me estaba despertando el hambre.
Busqué una mesa bien alejada de las pocas personas que había en la cafetería y me puse a revisar los mensajes que tenía desde ayer sin leer en mi móvil.
El primero era de Axel Kingsley.
Buen día, espero te vaya bien en ese examen :)
[Foto adjunta]
Te ves adorable en esta foto.
Abrí mis labios asombrada.
¿Pero como...?
Luego recordé cuando me fui a dormir y lo dejé solo en la sala de mi casa.
Rápidamente me dispuse a responder ese mensaje.
No seas metiche, ¿Cuándo la tomaste? ¡Borra esa foto, tenía 13!
Esta vez su respuesta no fue un mensaje, más bien una videollamada. Busqué en mi bolso mis auriculares para contestarle.
—Borra esa foto, Kingsley.
—No lo haré, por algo la tomé, quedará para el recuerdo, Elizabeth.
Me quejé.
—Ya no te volveré a recibir en mi casa.
Él rio ante mi comentario.
—¿Por qué ya no patinas? Recuerdo que te encantaba, ¿Qué cambió?
—Muchas cosas cambiaron. Crecí, por ejemplo.
—¿Y eso qué tiene de malo?
—Mi abuela solía llevarme, le encantaba verme competir en patinaje artístico y yo amaba estar horas en la pista de hielo.
—Repito, ¿Qué cambió?
—Ella murió y yo no volví a poner un pie en una pista de patinaje porque eso es algo que solo hacía con ella y ahora que ya no está, pues no tiene sentido. Todo eso me recuerda a que la he perdido y por eso prefiero no volver allí, quiero tener un lindo recuerdo de ese lugar, no uno triste.
—Entiendo... pues te ves adorable.
—Qué molesto eres.
Me regaló una sonrisa que no veía desde que éramos niños.
—No lo puedo creer, Axel Kingsley me ha sonreído, ¡A mí!
—Sí, bueno, disfrútalo, no durará mucho tampoco.
—¿Por qué? Antes eras muy cariñoso, pero un día dejaste de sonreír conmigo y te alejaste, ahora yo te hago la pregunta, ¿Qué cambió?
—Tú lo has dicho, Morgan Jones, creciste.
Fruncí el ceño confundida ante su respuesta.
—¿Y eso qué tiene que ver? ¿Yo qué culpa tengo?
—Debo irme, hablamos otro día.
—Oye, deja de escapar de esta conversación.
—¡Adiós!
Y me colgó.
Abrí la boca ofendida y le escribí un mensaje inmediatamente.
Eres un cobarde, Kingsley.
No recibí respuesta de su parte, solo una simple y estúpida carita feliz.
***
Al llegar a casa encontré a Emery durmiendo en mi cama nuevamente pero esta vez con Avery a su lado, así que dejé mis libros y mi bolso a un lado de la ventana, cerrando la puerta con sumo cuidado para no despertarlas.
Bajé las escaleras y me dirigí a la sala, al parecer no había nadie en casa, papá estaba en la empresa, y ni puta idea de donde se habían metido Adler y Hailey.
Así que aproveché el silencio para sentarme en el sofá y encender la televisión.
Qué aburrido es esto...
El timbre de la casa sonó haciendo que me quejara porque tenía que levantarme a abrir. Qué pereza.
No estaba de humor, realmente, y menos lo estuve al darme cuenta que la persona que estaba frente a mi casa era uno de los imbéciles de ese famoso trío.
—¿Qué quieres, Sinclair?
Se le veía bastante tranquilo, con un ramo de rosas rojas en sus manos.
—Hablar contigo, por favor.
—Yo no quiero y no estoy de humor, te puedes ir, gracias.
Intenté cerrar la puerta pero él la detuvo.
—Te traje flores.
—Eso no funciona conmigo, no me gustan las flores.
Él pareció rendirse pero al mismo tiempo no querer hacerlo.
—Escucha, sé que metí la pata, pero por favor, Morgan, hablemos.
—Ah, ¿ahora si quieres hablar? Creí que solo te gustaba estar conmigo de otra forma que no requiere comunicación verbal.
—¡Porque tú siempre eres así! Creí que solo querías estar conmigo de manera sexual, como en los viejos tiempos.
—Yo también tengo sentimientos, y no, definitivamente no quiero nada sexual, ni contigo ni con nadie.
—No te creo. Eres Morgan Jones, tú no eres así.
—Entonces definitivamente nunca me terminaste de conocer.
—Quizá porque nunca me dejas hacerlo, solo me buscabas para acostarte conmigo, y cuando estaba Reese, ni siquiera me dirigías la palabra. ¿Qué quieres que piense, entonces?
—No me hables de ese ser, así que lárgate, por favor.
—Solo quiero hablar, déjame arreglar las cosas.
—Llegas tarde, Arnie. Y es que todo siempre es así contigo. Desapareces al momento del problema porque eres un cobarde que no le gusta dar la cara, y cuando crees que ya todo se calmó, apareces como si nada hubiese sucedido, ¡Y las cosas no son así! No conmigo.
Él no dijo nada.
Detrás de él observé llegar a Adler, Hailey, y por supuesto, Axel. Iban bajando del auto de Hailey y venían con comida china en sus manos.
¿Qué hacía él aquí? Ni puta idea, seguramente viene a esperar por papá como anoche.
Axel cuando entró a la casa ni siquiera me miró, y entonces me puso a pensar, qué había hecho mal para que me tratara así tan de repente.
Por la mañana habíamos hablado bien, tranquilos, como si nada. Incluso fue hasta amable... bueno, un poco odioso por la cuestión de la foto, pero me escribió temprano para desearme buena suerte en el examen.
Eso es un avance, ¿no?
—¡Arnie! ¿Qué tal estás? Tiempo sin verte... —saludó Hailey.
—Hola, señora Jones.
—La bruja no es una Jones —me metí en la conversación, pero ambos me ignoraron exitosamente.
—¿Te quedas a comer? Trajimos comida china.
—No —hablé por él.
—Gracias, pero no quiero molestar.
—Exacto, que no moleste —hablé nuevamente ganándome una mala mirada de parte de la bruja.
—Nada que ver, no molestas, pasa adelante.
Él me miró con una sonrisa y pasó por mi lado detrás de Hailey.
—Parece que tu familia hasta me quiere más a mí que a ti —susurró en mi oído para luego adentrarse a la casa.
Respiré profundo intentando controlar la rabia que llevaba por dentro.
¡¿Quién se cree que es, maldita sea?!
Vi a lo lejos como Arnie le entregaba las rosas a Hailey y ella las aceptaba encantada poniéndolas en agua como decoración en la sala.
Este será un día bastante largo...
Decidí sentarme en el sofá un rato para despejar mi mente, así que caminé por la sala hasta ver a Axel sentado mirando la nada, estaba tan sumido en sus pensamientos que ni siquiera se dio cuenta cuando me senté a su lado hasta que hablé.
—Oye, ¿Qué sucede?
Él finalmente me miró y volvió a la realidad.
—Nada.
Fue lo único que dijo antes de levantarse molesto e ignorarme el resto del día.
Durante el almuerzo Axel no me miraba, ni a Arnie, ni siquiera soltó uno de sus babosos comentarios fuera de lugar para molestarme, nada.
Así que la conversación fue de Hailey contando anécdotas de sus viajes cuando era joven y charlando con Avery. Por otra parte, Adler hablaba un poco sobre el futuro de Arnie y sus planes, yo por mi parte, me encargué de cuidar a la bebé cuando terminé de almorzar.
Me costó muchísimo que Arnie se fuera de mi casa sin armar un escándalo. Así que luego de discutir afuera mientras todos conversaban tranquilamente en la sala, se fue sin yo darle una esperanza de alguna segunda oportunidad.
Cuando finalmente estuve sola, sentí mi estómago estrujarse y un nudo en la garganta, sentí ganas de llorar y en el momento no supe por qué.
Así que para librarme de esas emociones, entré a la cocina bastante molesta y encaré a Hailey.
—¡¿Por qué mierda invitaste a Arnie a comer con nosotros?!
—Tranquila, Morgan, solo quise ser amable.
—¿Y por qué quieres ser amable con una persona que me hizo tanto daño?
—Disculpa, no sabía que no se llevaban bien, creí que... se habían arreglado y por eso estaba aquí.
—Eso no te da derecho a tomar decisiones por mi o en esta casa. Entiende, no eres parte de la familia, nunca lo serás —solté con rabia.
—¡Morgan! —me regañó Avery, pero ni siquiera me molesté en mirarlo.
Cuando me enojaba solía decir cosas realmente hirientes.
Claro que eso lo saqué de papá, el carácter de mi padre es muy fuerte, por eso chocamos tanto.
—Morgan, solo quiero llevarme bien contigo, es todo. Creí que invitando a tu amigo...
—Él y yo no somos amigos, ni nada que se le parezca. Así que uno, esta no es tu casa para que tomes decisiones de esa manera, dos, no te metas en mi vida ni quieras sentirte incluida en ella porque no eres bienvenida, y tres, déjame en paz porque ya bastante me has arruinado la vida, no la sigas cagando.
Salí de la cocina muy molesta.
Subí a mi habitación y claro, tenía que estar la bebé nuevamente en mi cama, solo que esta vez Adler estaba con ella a su lado.
Bufé y cuando tuve intenciones de salir de la habitación, Adler me detuvo.
—Eh, eh, ven aquí, Morgan.
Me quejé acercándome para sentarme junto a él.
—¿Qué?
—Eso te pregunto yo, ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás tan molesta?
—Emery lleva adueñándose de mi habitación desde que llegó. Ya que se salga y me deje dormir en mi cama.
Él rio.
—Estoy muy seguro que no es eso, pero dormirá con nosotros esta noche, tranquila. Ahora, ¿me vas a contar qué te sucede?
—Solo... —suspiré—, Hailey invitó a Arnie a comer cuando claramente yo no lo quería aquí, ese imbécil me hizo muchísimo daño, y no me vas a decir que no lo conoces y no sabes lo que me hizo porque sé que tú también viste el video.
—Si, lo vi... y tienes derecho a estar enojada, pero quizá Hailey no lo hizo con intención de molestarte, ¿sabes? Quizá solo pensó que eran algo... ya sabes, por las flores y porque antes eran muy amigos.
—Sí, antes que la cagara pero hasta el fondo.
—Morgan, ella solo quiere llevarse bien contigo.
Suspiré intentando pasar la rabia.
—¿Tú darías segundas oportunidades? —pregunté.
—Depende, todos merecemos una segunda oportunidad, pero hay personas que son muy conscientes de lo que hacen y toman decisiones sabiendo que van a lastimarte, esas están muy seguras de que seguirás allí sin importar cuantas veces la caguen.
—¿Entonces no debería perdonar a Arnie?
—Eso solo lo sabes tú, Morgan. Solo tú sabes el daño que ese chico te hizo, y solo tú sabes si estás dispuesta a seguir dándole oportunidades.
—Pues esta sería la tercera.
Él rio.
—Oye... ¿Por qué tanto drama con Hailey? ¿Qué te hizo para que la odies tanto?
—Casarse con mi padre.
—¿Y eso qué? Todos tenemos derecho a rehacer nuestra vida en algún momento, tu madre lo hizo, ¿por qué es diferente con tu papá?
—Porque mi madre me lastimó, me abandonó por un hombre, se fue y no quiso saber nada más sobre mi.
—Eso no es así, Morgan, eres su hija y te quiere, además, eras muy pequeña en ese entonces, sólo tenías 11 años, ¿nunca has hablado con ella sobre esto? Estoy muy seguro que tiene mucho para decir.
—No quiero escucharla. En todo este tiempo no ha venido a verme, desde su boda con Jeremy no existo para ella.
Adler tomó mi mano dando suaves caricias.
—Sabes que nunca vas a estar sola, ¿no? Nos tienes a Avery y a mí, siempre nos tendrás.
Sonreí.
—¿Te puedo hacer una pregunta?
—Claro.
—¿Cómo sabes cuando estás enamorado?
Él entrecerró los ojos hacia mí.
—¿Te gusta alguien?
—¡Solo dime!
Soltó una suave risa.
—Bien, al inicio sientes que todo va muy bien con esa persona, sientes que los momentos a su lado son los más divertidos y que todo es perfecto únicamente a su lado. Luego cuando finalmente aceptas que sientes algo, se vuelve un poco más complicado, cuando está a tu alrededor, te sientes nervioso, como que no quieres verle ni estar cerca pero al mismo tiempo jamás despegarte de su lado. Ya sabes, ese sentimiento raro y odioso que pega en el estómago.
—Ah, las mariposas, ¿no?
—No, es la falta de sangre en el sistema nervioso entérico formado por neuronas que se afincan en el estómago y en el intestino.
—No uses tus términos médicos conmigo porque no te entiendo.
Rio nuevamente.
—Son niveles de estrés altos o miedo en una situación lo que provoca esa adrenalina mejor conocida como "las mariposas en el estómago"
—Entonces si lo siento mucho estoy enamorada, ¿no?
—No, eso ya es ansiedad.
—¿Entonces? No has respondido a mi pregunta.
—Morgan, solo lo sabes y ya, al principio se siente esa inquietud, pero después sientes una paz inexplicable al lado de esa persona, lo sientes tu lugar seguro.
—Pues yo no lo siento así todavía, solo esa extraña sensación de no quererlo cerca pero al mismo tiempo no quererlo lejos de mí —murmuré.
Él me miró intrigado.
—¿Te refieres a Arnie?
—Ajá.
No supe qué responder al momento, así que simplemente lo dije cuando en realidad estaba pensando en otra persona.
Axel Kingsley.
¡AAAAAHHH, QUÉ EMOCIÓN!
Les juro que me reí una vida y media con los comments de Morgan y los términos médicos de Adler, definitivamente son mi gusto culposo. Y para los que leyeron Deja Vu, pues sabrán como Adler utiliza sus términos médicos con Emery :))
¿Qué tal el capítulo?
La verdad estoy muy emocionada con esta historia, ¿Qué opinan ustedes?
Prepárense porque se acerca el drama <3
Besos,
Paola Velásquez
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