Capítulo 01: Error de novata
Crecí bajo las estrictas reglas de mi padre y eso me hizo aprender algunas cosas a mi manera, porque básicamente era una adolescente curiosa que solo quería divertirse como los compañeros de su clase.
Mi papá siempre me negaba cada cosa que pasaba por mi cabeza, si quería salir, solo podía hasta cierta hora y él debía llevarme y buscarme después, si apagaba el móvil o no atendía alguna llamada estaría castigada durante dos semanas, no me dejó tener novio hasta cierta edad y tenía aquella estricta regla de que debía llegar virgen hasta el matrimonio.
Nada de alcohol, nada de fiestas, nada de drogas y nada de sexo a mis casi dieciocho años.
Intenté entenderlo cuando no era más que una niña entrando a la pubertad, pero luego entendí que jamás me dejaría conocer aquellas cosas de las que mi hermana mayor tanto disfrutó.
Viajó con sus amigas, tuvo dos novios al mismo tiempo, se acostó con nuestro hermanastro y en las fiestas bebía hasta quedar inconsciente o en todo caso, acostarse con alguien.
Ni en mil años, mi padre me dejaría disfrutar de esa manera, porque por ser la hija menor, era su "favorita" según las personas, pero sus reglas comenzaron a fastidiarme cuando cumplí diecisiete años y seguía siendo virgen.
Así que todo me valió madres en ese momento.
Sucedió lo que tenía que suceder en algún momento, crecí, aprendí por mi cuenta, perdí mi virginidad, probé el alcohol, me escapé de casa, fui de fiesta en fiesta y gracias a los errores de mi hermana aprendí que jamás debía enamorarme.
Por esa razón me divertí como nunca durante mi época de rebeldía, no tenía que dar explicaciones a nadie porque nunca estuve en una relación seria y tampoco me interesaba tenerla en esos momentos.
Pero todo se jodió una noche.
Mi primera vez en un trío.
Estaban estos dos chicos con los que mantenía relaciones sexuales de vez en cuando, nada serio, pero ambos eran amigos que sabían que se metían con la misma chica.
Nuestro grupo de amigos a veces pensaban que nos encontrábamos en una relación poliamorosa y nos molestaban con eso de vez en cuando, pero yo solo me divertía y ellos... no sé que mierda pensaban en ese momento, solo sé que les encantaba tanto como a mí la palabra "amigos con beneficios".
Reese y Arnie, un jodido egocéntrico vecino de mi mejor amiga y un maldito bastardo que desgraciadamente también iba en el mismo año que yo, un par de niños ricos y atractivos que creyeron que sería divertido joderme la vida.
¿Qué crees?
Si funcionó, me la jodieron por un tiempo y no fue nada divertido lidiar con las consecuencias.
Recuerdo cada detalle de esa noche, cada desastre y cada error que cometí, como por ejemplo, el primero y el principal.
Convencer a mi mejor amiga Kristie de hacer una fiesta en su casa mientras no estaban ni sus padres ni sus hermanos.
Hacer un trío con ese par de imbéciles en la habitación de los padres de mi mejor amiga.
En mi defensa, yo no soy la de las buenas ideas. Soy la mala influencia del grupo.
Y eso lo aprendí a las malas.
— ¿Te gusta? —Reese me susurró al oído mientras sus dedos me hacían enloquecer y trazaban círculos sobre mi centro.
Gemí entre ambos, mientras Arnie dejaba besos cortos en mi cuello y sus manos le daban atención a mis pechos.
—Ah, maldición... —suspiré apoyando mi cabeza sobre su hombro.
Cerré mis ojos disfrutando de cada toque, mientras mordía con fuerza mi labio inferior.
Esto era otro nivel de placer.
Pero yo necesitaba más y pues, amaba tomar el control en estos casos.
Besé primero a Reese pegando mi espalda contra su pecho, luego seguí con Arnie.
Cuando me detuve, ellos me observaron expectantes, me recosté en la cama terminando de quitarme el sujetador frente a ellos.
—Ahora quiero verlos a ustedes.
Me acomodé desnuda sobre la cama viendo como ambos se besaban frente a mi, luego Reese se acostó a mi lado y me besó mientras se masturbaba a mi lado. Por otra parte, Arnie me hacía enloquecer con su boca entre mis piernas, su lengua se movía de arriba hacia abajo provocando que gemidos salieran de mi contra los labios de Reese.
Luego cambiamos de posición y ahora yo me encontraba sentada sobre Arnie frotando mi humedad contra su dureza, relamí mis labios moviendo mis caderas de atrás hacia adelante mientras con mis manos apretaba mis pechos frente a él.
Ambos observaban mis movimientos con cautela, giré mi rostro para mirar cómo Reese ahora besaba cada parte de mi cuerpo. Mi siguiente movimiento fue sentir su miembro dentro de mi y ver como el rostro de Arnie no dejaba de mirar el mío mientras movía mis caderas contra las suyas.
Por otro lado, Reese me tomó del cabello y me hizo levantar la mirada hacia él. Mi rostro lleno de placer y mis gemidos acompañando el sonido de piel con piel, lo excitaba.
Y eso no fue todo, porque luego Reese me penetró sin delicadeza alguna, todo fue muy salvaje pero al mismo tiempo excitante. Ambos me hicieron ver el cielo para luego días después soltarme en el mismísimo infierno. Cada roce, cada beso, cada toque, se sentía demasiado intenso.
Y ya luego entendí el porqué.
Para ellos al parecer no fue suficiente, porque por estar concentrada en sentir el placer que ellos me daban a medida que iba aumentando la velocidad, olvidé que eran unos hijos de puta.
Me grabaron haciendo un trío y luego se enviaron el video entre ellos, hasta que bueno, llegó a las redes, a los celulares de mis compañeros del instituto, a ojos de los profesores y a oídos de mi familia.
Y todo explotó un miércoles mientras yo me encontraba con mi mejor amiga en los baños del instituto, cuando recibí la llamada de mi hermana.
Nunca había escuchado a Avery tan cabreada y jamás me había hablado de esa forma, pero era algo que pasaría tarde o temprano, y yo lo sabía. El video se había hecho viral y aún teniéndola en Australia, ella se había enterado.
Muchas personas me estaban criticando diciendo toda clase de cosas obscenas sobre mí en mis redes sociales, otros chicos se me insinuaban diciendo cosas asquerosas por mi Instagram, mis compañeros de clase me comentaban cosas hirientes en mis fotos y me llamaban "fácil" por participar en un trío y dejar que me grabaran, y de paso, me publicaran en internet.
Cada comentario me dolió, porque yo no era así, ellos no me conocían, no soy ninguna fácil o regalada por acostarme con dos chicos al mismo tiempo, soy una adolescente explorando su sexualidad, nada más, siempre he sido muy abierta en ese tema porque crecí sola, sin información ni derechos.
Y esta era la consecuencia que debía asumir por ser tan ingenua.
—Morgan, puedes llorar si lo necesitas —habló mi mejor amiga a mi lado.
Nos habíamos encerrado en el baño del instituto cuando explotó todo aquel problema, las personas empezaron a burlarse y no lo entendí hasta que me empezaron a llegar los comentarios a mis redes y personas etiquetándome en el video. Fue bastante humillante caminar por los pasillos mientras todos me juzgaban con la mirada.
Reproduje el video nuevamente intentando recordar en qué momento colocaron esa maldita cámara, es decir, estábamos en la casa de Kristie, en la habitación de los padres.
¡¿En qué momento?!
¿Tan caliente estaba como para no haberme dado cuenta? Creí que todo había sido espontáneo, no planeado.
—Aunque quiera hacerlo, no les voy a dar el gusto a esos inservibles, no aquí —respondí con coraje.
Ella quedó en silencio a mi lado, bajó la mirada a mi celular cuando el video se detuvo por una llamada de mi hermana mayor.
Inmediatamente presioné rechazar en la pantalla, no tenía los ánimos de enfrentarme a ella y sus sermones, mi cabeza solo pensaba en la posibilidad de mi padre enterándose y lo que me espera al llegar a casa.
¡¿Cómo es que fui tan estúpida?!
Me repetí a mí misma un par de veces.
Mi celular siguió sonando y yo rechacé la llamada nuevamente.
—Deberías contestarle, Morgan —me aconsejó mi mejor amiga—, no podrás evitarla toda tu vida, mejor afrontar lo que tenga para decirte de una vez.
En ese instante recibí un mensaje de mi hermana.
Contesta el maldito teléfono, Morgan.
Mis manos temblaron por un momento cuando volvió a llamar y finalmente contesté, no supe qué decir en un principio, no sabía qué era lo que ella sabía, aunque posiblemente todo.
—Avery... —fue lo único que salió de mis labios en ese momento.
— ¿En qué mierda estabas pensando? ¿sabes siquiera en qué lío te has metido? ¡Eres una irresponsable, Morgan!
—A ver, a ver, para empezar, tú eres la que menos derecho tiene de decirme esas cosas, no eres la más santa que digamos, a mi edad eras igual de irresponsable que yo, no vengas ahora a sermonearme por un error que cometí.
— ¿Sermonearte por un error? ¡Maldición, Morgan! Es que ni siquiera le das importancia a la gravedad del asunto, hiciste un video porno que anda por todo internet.
— ¡Ya lo sé, Avery! Soy yo la que está lidiando con eso, lo que menos necesito es que mi hermana también venga a criticarme.
—No lo puedo creer, eres increíble. Tienes suerte de que mamá aún no haya visto el video, pero si sabe de su existencia y créeme que está a nada de agarrar el primer vuelo para Canadá.
— ¿Jeremy también sabe? —pregunté refiriéndome a nuestro padrastro.
—No aún, pero, ¿crees que no se va a enterar? Fue Luke quien me enseñó el video, ¡A él fue a quién le llegó!
—Imagino que le dirán a papá.
—Pues no me extrañaría que ya se haya enterado, que no use redes sociales no significa que alguien no le vaya a decir que su hija menor anda de alborotada haciendo tríos para subirlos a internet.
—Avery, por favor no le digas nada, te lo suplico, no podré aguantar todo esto sola y mucho menos cuando papá se entere.
Caminé desesperada por el baño mientras dejaba salir una que otra lágrima, estaba demasiado nerviosa por qué sucederá conmigo ahora.
—Eso debiste pensarlo antes de hacer lo que hiciste, y no te preocupes, no le diré nada, no romperé su corazón diciéndole lo que hace su hija.
—Avery... te lo ruego... ¡Yo no sabía que me grababan!
—Recuerda que ya no eres una niña, debes afrontar las consecuencias de tus actos estúpidos, y si pudiera estaría allá contigo, pero sabes que no puedo.
—Lo sé... el embarazo.
—Yo te estaré apoyando desde aquí, pero Luke si va para allá, su vuelo sale esta noche, él no te va a dejar sola en ningún momento.
Asentí con la cabeza aún sabiendo que no podía verme. No era del todo positivo que mi hermanastro viniera desde Australia hasta Canadá solo por una cagada que yo cometí, pero necesitaba a alguien en estos momentos, estaba segura que mi papá me daría la espalda si se llegase a enterar de lo que hice.
—Vale, hablamos luego.
—Morgan...
— ¿Sí?
—Te quiero.
Sorbí mi nariz y limpié mis lágrimas antes de responder.
—Yo también.
Finalicé la llamada y me permití llorar sentada en el suelo con mi espalda recostada en la pared. Kristie se sentó a mi lado y me abrazó mientras yo lloraba desconsoladamente en sus brazos.
—Los odio, Kristie, los odio... ¿Cómo pudieron hacerme esto? ¡A mí!
Ella no respondió, simplemente acarició mi cabello en silencio, dejándome llorar y decir todo lo que pasara por mi mente en ese instante.
Sequé mis lágrimas con rabia y me separé de ella para luego levantarme del suelo, me miré al espejo intentando arreglar un poco mi cabello y lavé mi rostro con agua fría para sacar todo rastro de que estuve llorando por esto.
Jamás dejaría que me vieran de esta forma... tan destruida.
— ¿Qué vas a hacer, Morgan? —preguntó la rubia a mi lado.
Y yo respondí decidida:
—Voy a matar a esos inservibles.
Salí del baño de chicas demasiado cabreada como para detenerme a escuchar los comentarios que hacían sobre mi en los pasillos del instituto. Los busqué por todos lados, pero no vi a Arnie por ningún lado, solo a Reese, justo en su casillero con aquella sonrisa de autosuficiencia que tanto quería borrar de su maldito rostro.
Estaba coqueteando con unas chicas, nada nuevo. Así que me acerqué a él decidida a gritarle las cuatro verdades en su cara por lo que me hizo, ya luego me ocuparía del otro imbécil.
Lo tomé desprevenido tomándolo por la camiseta y empujando su espalda contra los casilleros, él quedó sorprendido ante mi arrebato al igual que aquellas chicas.
Pero eso es lo que menos me importa en estos momentos.
—Oye relájate, bonita —soltó con descaro.
— ¡¿Que me relaje?! Eres un maldito imbécil, Reese, ¿Cómo pudiste hacerme eso a mí?
—Morgan, cálmate, solo fue un accidente, ¿sí?
— ¡¿Un accidente?! ¡¿Un maldito accidente?!
—Baja la voz, Morgan, la gente nos mira.
— ¿Y qué? Media ciudad ya me vio desnuda y participando en un trío por tu culpa.
— ¿Sabes? No entiendo de qué te quejas, no soy la primera persona que te ve desnuda y no seré la última, te acostabas con muchas personas y te vivías insinuando a todo el mundo ¿ahora te avergüenza que te vean así? por favor —chistó.
Le propiné una cachetada sin pensarlo.
—No vuelvas a referirte a mí de esa forma. Yo no soy ninguna prostituta.
—Lo sé, las prostitutas cobran, tú lo haces gratis.
Estuve a punto de golpearlo nuevamente, pero la voz de una profesora que se encontraba cerca de nosotros me detuvo.
—Ya fue suficiente, señorita Jones, acompáñeme a la oficina del director, quiere hablar con usted.
El resto del alumnado que se había acercado a nosotros para escuchar todo el chisme, fue separado por la profesora enviando a cada uno a su respectiva clase.
—Oye, Morgan, si te hace sentir mejor, te veías muy ardiente en ese video.
—Vete a la mierda, Reese —respondí.
Me sentía muy decepcionada... sobre todo de él.
Mi mejor amiga me miró a lo lejos preocupada, le di una última mirada al chico frente a mí antes de seguir a la profesora que me llevó a la oficina del director.
Y fue allí donde encontré a mi padre.
Me detuve en seco observando su cara de pocos amigos hacia mí y la mirada avergonzada del director.
Mierda, ya sabían.
—Morgan, toma asiento por favor.
Yo obedecí sin saber donde meter la cara en estos momentos.
—Supongo que ya sabrás por qué estás aquí... —inició hablando el director.
Intenté hacerme la desentendida.
—Si es por mi calificación en mi último examen de química, prometo subir mis notas, ya conseguí un tutor, Rowdy es el mejor de la clase.
—No es eso sobre lo que quiero hablarte, Morgan.
— ¿Ah n-no? —titubeo.
Mi padre no me dirigió la mirada en ningún momento, simplemente me ignoró todo el rato que estuvimos ahí.
El director me pasó su móvil con mi video reproduciéndose. Genial, mi padre ya sabía del video, quizá ya lo había visto.
— ¿Este video te suena familiar?
Yo no supe qué decir en ese momento con mi padre al lado.
—Eh... puedo explicarlo.
—No me debes explicaciones, es tu vida personal, pero esto se ha hecho viral y afecta tu expediente académico e impide tu ingreso a ciertas universidades.
—Y... ¿Qué se puede hacer en ese caso? ¿Me va a expulsar?
—No, ya estamos finalizando el período académico, tampoco te voy a suspender, solo te informo que debes subir tus calificaciones y esforzarte mucho estas últimas semanas si quieres graduarte y lograr entrar a una universidad. Aunque veo muy difícil que te acepten dadas las circunstancias.
Luego de la charla que me dio el director, mi padre me llevó a casa, y durante el camino, no hizo más que permanecer en silencio con su rostro neutro.
Daría lo que fuera por saber en qué pensaba, si estaba molesto, decepcionado, indiferente al asunto, quería saber que pasaría conmigo ahora.
Por mi mente pasó la posibilidad de que me enviara a vivir con mamá o en todo caso con Avery, pero esa idea la descarté cuando recordé lo controlador que puede ser mi padre en cuanto a mí se trata.
Cuando mis padres se divorciaron, Avery tenía la posibilidad de elegir con quién irse o que hacer con su vida por cumplir la mayoría de edad, pero en ese momento yo apenas tenía once años.
Por eso mi papá decidió quedarse conmigo, ya que Avery decidió irse con mamá a Australia.
Al llegar a casa, él bajó del auto sin siquiera esperarme, lo seguí sin decir nada esperando alguna orden de su parte, que me quitara mi móvil, que no me dejase salir o que me encerrara en mi habitación, no lo sé, solo necesitaba que me dijera algo, pero ese algo no llegaba y me empecé a preocupar.
Mi papá era distante conmigo pero jamás lo había sido tanto.
—Ya dime algo, papá —supliqué.
Él suspiró a espaldas de mí antes de voltearse y por primera vez luego de todo el desastre que se armó en el instituto, me dirigió la palabra.
— ¿Qué quieres que te diga, Elizabeth?
Bien, me llamó por mi segundo nombre, eso significa que está lo suficientemente cabreado como para dejarme encerrada por un mes sin derecho a ver a Krist.
—Viste el vídeo... ¿cierto?
—No, no estoy interesado en ver cómo mi hija menor es follada por dos hombres como si fuera una actriz porno.
Esas palabras quemaron mi alma como nunca. Estaba acostumbrada a que personas a mi alrededor me echen mierda por envidia, por ser bonita, criticarme por mi forma de vestir, mi manera de actuar o como suelo divertirme y experimentar abiertamente mi sexualidad.
Nunca le hice mucho caso a esos comentarios tóxicos, la gente siempre va a hablar, así que puedo cagarla cuántas veces se me dé la gana, pero, que esas palabras vengan de la persona que tanto intentas hacer sentir orgullosa, es lo más horrible que alguien puede llegar a experimentar, y no sé lo deseo a nadie.
Mi papá nunca me trató mal, es solo que siempre vive metido en sus asuntos y no tiene tanto tiempo para mí, es muy estricto conmigo tanto en los estudios como en mis salidas, amigos y cada comportamiento que tomo.
Desde que mi abuela murió, no hace más que encerrarse en su mundo, solo cree las cosas que Avery diga y yo pues debo obedecer en todo.
—Papá, por favor no me digas eso, no me hables de esa forma, no tú.
— ¿Y cómo quieres que te hable? Lo que hiciste no tiene perdón, eres una irresponsable que solo mete la pata y espera que alguien le ayude cuando las consecuencias se presentan, pero no más. ¿Quieres ser una adulta? Pues compórtate como tal y deja de andar regalando tu cuerpo como una prostituta, aprende a respetarte sino nunca nadie más lo hará.
—Papá, sé que tienes muchas cosas para decirme, pero...—
—No quiero escucharte en estos momentos, ve a tu habitación, estás castigada.
—Pero solo escúchame... por favor.
— ¡Dije que te vayas a tu habitación!
Obedecí sintiendo mi vista húmeda, mi papá me había gritado, estaba demasiado cabreado y decepcionado para lidiar conmigo. Caminé hasta mi pieza y cerré mi puerta con pestillo para echarme a llorar a mi cama sin que nadie me viese derrumbándome poco a poco, dejé salir todo lo que estuve conteniendo desde que me enteré en los pasillos del instituto.
Mi móvil seguía sonando lleno de notificaciones en mi Instagram, incluso en mi cuenta de Twitter tenía comentarios negativos con respecto a mí. Me dio ansiedad tener que aguantar cada comentario despectivo, cada persona criticando y creyendo que puede hablar como se le plazca sobre mi cuerpo, así que por mi salud mental, decidí cerrar mis redes por un tiempo, al menos hasta que todo se calmase y yo pudiese pensar con claridad para intentar resolver todo este embrollo.
A eso de las ocho de la noche me escapé por la ventana de mi habitación. Fui a la casa de mi mejor amiga, Kristie, ella vivía a una cuadra de la mía.
Le pedí que por favor me recibiera por su ventana sin decirle a Heinrich que yo me encontraba en su casa, su padre nunca estuvo de acuerdo en esconderme de mi papá.
Dice que siempre seré bienvenida en su hogar siempre y cuando mis padres sepan de mi paradero, porque él sabe lo que es preocuparse por un hijo.
Así que no me quedó de otra que rogarle a Kristie para que me escondiera.
Lloré acostada sobre las piernas de mi mejor amiga y me desahogué contándole cada mínimo detalle de lo que ocurrió con el director y cuando llegué a mi casa, con ella nunca tenía secretos, era la persona más buena que yo conocía además de Rowdy.
Ella siempre intentaba aconsejarme al igual que su papá, ambos me querían como una más de la familia, a pesar que yo fuese una mala influencia para Krist.
Siempre que no quería estar con mi papá o pasar la noche en mi casa, los Heinrich me recibían en la suya luego de asegurarle a mi papá que yo estaría bien.
—Morgan, tú sabías que tu comportamiento en algún momento tendría consecuencias. Conoces a Reese y a Arnie desde hace mucho tiempo, ellos tarde o temprano se iban a aprovechar de eso.
—Lo sé, pero no creí que fueran a ser tan hijos de puta conmigo. Se supone que somos amigos desde hace mucho, ¿por qué traicionarme de esa manera?
Sorbí mi nariz y sequé mis lágrimas.
—Eso no es amistad verdadera, los amigos son los que están para ti en tus peores momentos, no para acompañarte a fumarte un cigarrillo o irse de fiesta como ellos hacen contigo. Ustedes solo eran amigos con derechos.
—Follamigos, Kristie, aprende a hablar.
Ella rio.
—El punto es que no puedes vivir por la vida haciendo como que nada pasó, tienes que darte tu lugar, Morgan, ellos no pueden hacer contigo lo que se les da la gana.
—Lo único que quiero en estos momentos es que me trague la tierra, toda mi familia sabe de la existencia de ese maldito vídeo.
—Está en internet, muchos padres y conocidos lo debieron de haber visto.
—No me des muchos ánimos, amiga —solté sarcástica—. ¿Tus padres también lo vieron?
—No, pero saben lo que hiciste.
—Imagino que te habrán prohibido estar conmigo porque pensarán que soy una mala influencia para su hija.
— ¡Pero claro que no! Ellos saben que te equivocaste, porque confiaste en quien no debías, mis padres te quieren como si fueras su hija, te tienen mucho cariño, Morgan.
—Estoy asustada por lo que vaya a pasar, mi papá está muy enojado conmigo, no me dirige la palabra, ni siquiera me mira y no he recibido llamadas de mi madre.
—Todo estará bien, no te preocupes, son tus padres y jamás dejarán de quererte, solo necesitan tiempo para procesarlo, es todo.
Escuchamos unos suaves toques a la puerta de la habitación de mi mejor amiga y luego la voz tranquila de su padre.
—Estrellita, ¿puedes abrirme la puerta?
Miré a mi mejor amiga entre lágrimas y le rogué que no le abriera, lo que menos quería era verle la cara a su papá luego de saber que sabe lo que hice.
—Por favor, Krist, no le abras, no quiero que me vea así.
—Papá, me voy a dar una ducha y estoy desnuda en mi habitación, mejor hablemos luego.
—Kristie, sé que tienes a Morgan escondida ahí dentro, abre y hablemos. Ambos sabemos que eres pésima mintiendo.
Ella hizo una mueca y se levantó de la cama para abrirle a su papá, yo por mi parte sequé mis lágrimas e intenté no verme tan destruida frente a su familia.
Mi mejor amiga abrió la puerta y no solo estaba Lucien Heinrich frente a nosotras, sino también Alexandra Sharp, la mamá de Kristie.
Ambos me observaban cautelosos y preocupados a la vez, intenté mantener la postura frente a ellos, pero cuando Lexi se acercó a mi para abrazarme me derrumbé en sus brazos dejando salir todas las lágrimas que estaba conteniendo frente a ellos.
—Oh, cariño, llora todo lo que necesites.
Lo dejé salir, lloré frente a los padres de mi mejor amiga, los mismos que desde muy pequeña jamás me vieron destruida.
Porque así era yo, siempre sonreía aún cuando las cosas a mi alrededor iban mal.
— ¡Esto no es justo! ¡No lo es, los detesto! ¡Han arruinado mi vida! —sollocé.
—No digas eso, Morgan —respondió mi mejor amiga.
—Es la verdad, Krist.
Sorbí mi nariz antes de mirar a Luke Heinrich, el padre de Krist. Ese hombre era como mi segundo papá, a pesar de que suelo ser un poco problemática a veces, él fue el único que me abrió las puertas de su casa cuando las cosas en la mía empezaron a descontrolarse.
Luego mis padres se divorciaron y mi papá empezó a ser bastante duro y estricto conmigo, Avery se fue a Australia con mamá y mi abuela murió años después.
Estaba en plena adolescencia y mi papá no me dejaba vivirla, así que siempre que podía acudía a los Heinrich y hasta ahora jamás me habían fallado.
—Tú padre me ha llamado —inició Luke.
—Pues que se vaya a la mierda.
—Está furioso, Morgan.
— ¿Y qué? Siempre lo está.
—Calum solo se preocupa por ti, es tu padre, cariño —habló Lexi.
—Pues Heinrich parece más mi padre, ¡Me ha castigado apenas me vio! Ni siquiera me dio la oportunidad de explicarle.
—Morgan, tienes que entender que para él no es fácil todo esto, eras su niña.
— ¡¿Y creen que para mí si lo es?! ¡Soy yo la que anda lidiando con esto! Hay un maldito vídeo de mi rodando en internet, ha llegado a todo el instituto, incluidos profesores, conocidos, mis padres, Avery, todos me han visto desnuda, ¡Incluso Luke lo vio! ¡El vídeo le ha llegado a mi hermanastro en Australia! ¿Si me entienden? La que tiene el móvil a reventar de notificaciones con mensajes obscenos soy yo, no él, así que no me digan que para él no es fácil porque no está pasando por todo lo que yo.
La habitación quedó en silencio.
Estaba cabreada, dolida y muy avergonzada por todo este asunto.
Ahorita mismo solo tenía ganas de ir hasta la casa del imbécil y romperle las pelotas por todo lo que me hizo.
—Tranquila, estando a la defensiva y revelándote con tu papá no vas a solucionar nada —Heinrich intentó calmarme.
—No puedo estar tranquila, simplemente... —suspiré cansada de llorar—, no puedo.
—Vamos, te llevaré a tu casa, tu papá te está esperando.
—No quiero regresar, por favor déjenme quedarme aquí esta noche —supliqué.
—Morgan, esa no es una opción en estos momentos, tienes que hablar con tu papá, arreglar todo esto —me aconsejó Lexi.
—Quizá logres explicarle y te entienda —me animó mi mejor amiga.
Rodé los ojos.
—Lo dudo. Pero ajá, vale, como quieran.
El papá de Krist me llevó devuelta a casa, apresar de que no quedaba para nada lejos, él insistió en dejarme frente a la puerta, sabía que si me iba sola lo más seguro es que ni siquiera llegase a casa. Y tenía razón, estando sola claro que me desviaría con tal de no llegar a escuchar los sermones de mi padre.
Al llegar, Heinrich me advirtió que no fuera grosera con mi papá y dejara la rebeldía. Siempre me lo repetía, y aunque lo intentase, mi papá jamás pondría de su parte.
Rodé los ojos asintiendo hacia él antes de verlo irse nuevamente. Respiré hondo preparándome mentalmente para entrar a mi propia casa, y cuando abrí la puerta, solo pude observar a mi padre sin ningún tipo de expresión en su rostro, estaba sentado en el sofá y ahora me miraba fijamente junto a mi hermanastro, Luke Adams.
Genial, ahora mi hermanastro había venido a casa. Avery me lo había dicho está mañana, pero jamás pensé que estaría aquí tan rápido.
Se me cae la cara de la vergüenza, no puedo ver a Luke sin recordar que me ha visto desnuda haciendo un trío.
Luke no dijo nada, la casa estaba en silencio, solo vimos a mi papá levantarse del sofá y caminar hacia mí.
— ¡Morgan Elizabeth Jones Davies! —inició mi papá. Bien, iniciamos peor de lo que creí— ¿Dónde demonios te habías metido?
Intenté llevar la fiesta en paz.
—Estaba en casa de Kristie, no es para tanto. Ya la conoces, no es mala junta.
— ¡No me importa, te dije que estabas castigada! ¿Qué parte no has entendido aún? No puedes hacer lo que se te da la gana.
—Papá...
—Ve a tu habitación, Morgan, no quiero verte.
—No —respondí firme.
Mi papá apretó los puños claramente furioso, tanto que por un momento creí que me pondría una mano encima por desafiarlo de esa manera, pero me mantuve firme.
Nunca lo había hecho, nunca me había puesto una mano encima, tampoco lo hizo, pero no descartaba el hecho de que en algún momento llegase a suceder. Siempre solía retarlo y ya se estaba hartando de mí.
—Escúchame bien, Morgan, el padre aquí soy yo.
Y sin poder contenerme más, le interrumpí alzando la voz.
— ¡No, escúchame tu a mí, porque nunca lo haces! Sé que cometí un error, pero, ¿Me has dado la oportunidad de explicarte? ¿De darte mi versión de la historia y no de la que anda rondando por internet? ¡No! Porque solo piensas en ti y no en lo que yo estoy pasando en estos momentos. Suficiente tengo con los comentarios que hacen hacia mí como para que tú vengas también a querer herir mis sentimientos.
—No necesito que me expliques nada, no quiero saber nada, solo eres una jovencita irresponsable que solo sabe cometer errores en su vida, y este error, te va a costar muy caro, Morgan, ya verás, terminará arruinando tu vida.
— ¡Pues no me importa porque ya lo hizo, maldita sea!
—Morgan... —Luke dio unos pasos hacia mí pero retrocedí con lágrimas en los ojos.
Como detestaba llorar frente a las personas.
—No —lo detuve—, déjalo así, ya no importa.
Fui directo a mi habitación y me encerré dando un portazo.
Detrás de mí no tardó en llegar mi hermanastro, Luke abrió la puerta sin tocar y se adentró a mi habitación.
Se acostó a mi lado y me abrazó dejándome llorar entre sus brazos.
—La he cagado, Luke, y estoy muy arrepentida.
—Lo sé, todo va a mejorar pronto, ya lo verás, tú siempre sabes arreglarlo todo y esta vez no será la excepción.
Esa noche lloré como nunca antes lo había hecho.
Esos dos inservibles habían arruinado mi vida, por un segundo creí que ya nadie me vería igual, pero me equivoqué.
Porque luego de un tiempo si me seguían reconociendo como la chica del vídeo.
Y desde ese día me costó muchísimo volver a confiar en los hombres para entregarme sexualmente a alguien. Ellos habían arruinado mi vida y cuando creí que finalmente todo iba mejorando, llegó una persona que se encargó de llevarme al cielo y dejarme caer tan rápido acabando con lo poco que había intentado construir de mi durante ese tiempo.
No saben cuan emocionada me tiene esta historia. Por fin conocerán un poco más sobre la historia de Morgan, qué fue de ella luego de Las Palabras de Avery y como sucedió todo lo que vimos sobre ella en Deja Vu.
Estoy muy feliz con el desarrollo de esta historia y espero les guste tanto como a mi me ha encantado escribirla.
Ahora sí, hablemos del capítulo.
-Me da muchísima cosa la historia de Morgan, es un personaje que pasa por muchas cosas que claramente no merece. Es un personaje con un corazón de pollo que se ha vuelto uno de mis favoritos de esta serie.
- ¿Qué piensan sobre este primer capítulo? ¿Alguna teoría sobre como esto conecta con lo que ya conocemos sobre ella en Deja Vu?
-Lo que más me emociona de este libro es que finalmente conocerán sobre como fue para todos la muerte de Avery y el nacimiento de Emery <3
Creo que eso será todo lo que diré por los momentos.
Espero les haya encantado, no olviden llenarme de comentarios y votitos :)
Besos,
Paola Velásquez.
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