CAPÍTULO 7

Harriet

—¿Qué tal este?

—No.

—¿Y este?

—No.

—Entonces este— alzo una ceja. —¿Qué?

—No tengo ganas de probarme vestidos— no quiero estar de tienda en tienda.

Sky bufa y deja los ganchos en el colgador más cercano a nosotras.

—Creí que funcionaría- dice con tedio.

—No me gusta ir de compras...

—Claro que lo sé— no la entiendo. —Tenía esperanzas con que dejaras de pensar por aburrimiento.

Sky es diferente a mí, somos mejores amigas con gustos muy distintos. Las compras no me ayudan, pero hace lo que se le ocurre para ayudarme.

—¿Crees que deba hablar con él?

—No— niega y vuelve a negar, muy segura. —No. Él no se merece que lo busques. Es un idiota.

—Pero yo también actué como...

—No te mates sola, él te dio motivos para actuar así— ya no estoy segura. —Apareció con esa chica vestida de...

—No lo digas— no quiero recordar.

Estaba esperándolo.

—Hay más de un culpable.

Asiento.

Odio sentirme insegura y sola, después de haberlo visto es tan difícil no tenerlo aquí. Fui una tonta, no voy a negarlo, me cegó los celos y mi desconfianza.

No pude decirle que estaba orgullosa. Tiene razón para estar molesto.

—Hagamos algo que si te guste.

—¿Dormir?— pregunto, interesada.

—Leer— ¿Y hablo en plural?

—¿Quieres leer?

—No, que aburrido.— su brazo se entrelaza con el mío antes de empezar a caminar hacia la salida de la tienda número 7. — Seré una madre que llevara a su niña a su parque de juegos.

—¿Parque de juegos?

—En tu caso es igual a una librería— arqueo una ceja.

—¿Me llevarás a una librería?— digo con gracia.

Cabe rescatar que la idea me parece muy buena, hace mucho que no voy en busca de una nueva lectura. Podría funcionar.

—Sí— ella nunca iría a una librería por su propia voluntad. —Pero primero...— su teléfono se enciende y teclea en el.

—¿Qué haces?— no me deja ver.

—Ya está aquí— dice cuando al parecer ha recibido una respuesta.

—¿Quién? ¿A quién escribiste?

Sky sonríe ampliamente pasando las puertas con detectores. La calle ocupada por tiendas de marcas reconocidas se encuentra transitaba por varias personas, no veo rostro familiar. Nadie tiene mi atención más que Sky y su misterio.

—Pedí refuerzos.

Eso no es bueno.

—¡Harriet!— doy un brinco sintiendo unos dedos en mis hombros.

—¿Cassie?

—La misma— dice ella con felicidad.

Cuanto tiempo paso.

Ella lleva sus jeans y una campera beige que resalta el tono bronceado de su piel.

—¿Cómo has estado?— pregunta dándome un abrazo rápido. —Sky dice que estás estresada.

—¿Estresada?—pregunto viendo a mi mejor amiga.

—¿Querías que dijera que te duele el corazón porque tu chico apareció con su exnovia en la universidad?— dice con un tono de obviedad. —Yo no lo creo.

—Espera— Cassie detiene cualquier palabra de mis labios. —¿Caleb hizo que?

—Estuve a punto de barrer Hasting con ella. Lo juro— dice con rabia. —Si mi torpe rubio no hubiera aparecido.

—¿No está bromeando o si?— me pregunta Cassie.

—No. Ella no bromea— al igual que no bromeo al contar que Caleb volvería.

—¡Qué idiota!— exclama ella. Ahora todas lo queremos llamarlo así. Cassie va a decir algo más, pero algo la detiene. Soy yo. —Lo siento. Debió ser difícil.

Muevo la cabeza. No es algo que quiera hablar ahora.

—No importa.

—Eso— interfiere Sky. —Por eso estamos aquí. Tenemos que hacer que esta cabecita— da un piquete en mi frente, logrando que suelte un quejido. —Deje de pensar en él.

—¿Cuál es el plan?— Cassie está dentro.

—Eso es lo malo— dice una Sky desanimada. —Sus gustos son van para matarse. Probablemente, necesita un libro.

Con solo ver sus caras entiendo que ninguna está feliz con eso. Sin embargo, lo harán por mí y yo sé perfectamente a donde quiero ir.

(...)

—¿Aquí?

Sí. Es este mismo lugar donde vine una vez.

—Es bonito, rústico— comenta Cassie.

Las tres estamos en la vereda, cada una a mi lado, apreciando la librería de segunda mano. La que Caleb me recomendó.

—Es más que eso— susurro parpadeando varias veces.

Tengo una sonrisa pegada en mi rostro, muy grande y certera. Nate lo hizo.

—¿Por qué dice ABC?— sigo la dirección de Sky.

En el letrero de Segunda mano ahora dice convenio con Editorial ABC.

Cumplió lo que dijo.

—Porque lo hizo Nate.

Ese niño que corría con nosotras, jugaba y defendía a otros. Tenía un noble corazón que nunca oculto.

Las paredes de la edificación están pintadas y ya no hay cajas repletas de libros por la calle, solo los hermosos ventanales que te invitan a ver por dentro. Es un cambio extraordinario.

Mis dos acompañantes se han quedado pensativas, Sky puede imaginarse a Nathaniel y Cassie, aunque no lo conoció tanto, tuvo la oportunidad de presentarse.

—Entremos— necesito ver todo desde adentro.

A primera vista se nota el gran cambio por la remodelación, la distribución ha cambiado y los estantes han sido renovados, todo sigue tratándose de madera pulida y de buena mano. Los escalones que estaban rotos han sido reparados, los pisos refaccionados y los libros categorizados por secciones más diversificadas.

—¿De verdad es una librería de libros usados?— susurra Cassie a Sky.

—Sí— digo viendo sobre mi hombro. Los carteles de ofertas en pedazos de cartones han desaparecido. Ahora solo están libros en pequeñas filas. Perfectamente ubicados.

—¿Por qué Nate iba a interesarse por esta tienda?

—Porque sabía que el dinero seria para lo niños que lo necesitaban.

Por más que me hubiera gustado responder, alguien más lo ha hecho. Una mujer que desde hace mucho no veía.

—Sra. Beatriz— digo anonadada.

—Harriet— me saluda y ve a las demás. —Chicas.

—Madre de Nate— dice Sky.

Ella siempre le decía así. Y creo que justo ahora lo está lamentando, Beatriz baja la cabeza, pero rápidamente se recompone. 

—¿Qué está haciendo aquí?— estoy intrigada porque sostiene cuatro libros en sus manos.

No creí verla comprando aquí.

—Relevo al Sr. Brown— debe referirse al dueño.

¿Quiere decir que trabaja aquí?

—El hombre necesitaba descansar. Nadie lo ayudaba.

Por eso no lo vi en el mostrador.

—Pueden ver— dice, llevándose los libros con ella.

Sky me manda miradas con movimientos de cejas y cabeza, lo entiendo. Ella no quiere participar en una charla con Beatriz.

—Cassie, veamos si encontramos algo.

Regreso a ver los muebles por donde ha ido la nueva encargada de los libros. Quería verla, pero no sabía que decirle. Tengo que intentarlo, es mi oportunidad.

Beatriz está colocando cada libro en una repisa alta. Las perlas de su cuello siguen resaltando cuando estira su cuerpo para alcanzar.

—Sabía que en algún momento aparecerías por aquí— de alguna manera provoca un escalofrío en mí, no me ha mirado.

—¿Por qué lo dice?

—Me dijeron que estuviste aquí. Con mi hijo.

—Es verdad— lo recuerdo bien.

Conocimos este lugar juntos.

—Él se ofreció a traerme ese día.

—Siempre fue tan amable— sonríe, pero no es de alegría.

Aquello me hace rememorar con añoranza nuestra infancia y adolescencia.

—Él siempre fue...— su voz se quiebra y entonces sé que no he sido la única, necesito acercarme.

Mis pasos son inseguro y lentos, al igual que mis brazos queriendo extenderse. Puedo abrazarla, pero que pasa si ella no lo quiere. Uno mío no.

—Estoy bien— el sorbido de su nariz y la insistencia por mantenerse de pie consiguen que me quede quieta.

—Está bien.

Está claro que no dejara que la toque.

—No sé de quién lo saco. Queriendo ayudar a los demás, poniendo a otros primeros.

Recordarlo es una invasión en mis buenos recuerdos, ya no lloro al recordarlo. Pero justo ahora, siento nostalgia por ver a una madre sin su único hijo.

—Me dijeron que él reparó las escaleras— Beatriz ríe.

—¿Nate?— cuestiono con una sonrisa.

Nate odia la carpintería. Lo ha odiado toda su vida.

Corrección. Lo odio toda su vida.

—Ese niño siempre quería ayudar, aunque no tuviera idea del cómo.

Ella es fuerte, tiene sus momentos débiles, pero es fuerte.

Cuando ambas hemos dejado de sonreír, sé que es mi turno.

—Yo pensaba ir a visitarlos pronto. ¿Cómo está...

—¿Gregory?— termina ella.

Aun recuerdo su mirada, apagada y vacía. El día que lo vi en las gradas, donde siempre se negó a ir. Nate logró que su padre fuera a verlo, no importa que tan tarde fuera.

Gregory Archer estuvo presente el día que alumnos y amigos lo recordaban como uno de los mejores jugadores del equipo de los Guerreros.

—Sí.

Beatriz voltea hacia el estante, los libros ya están en su lugar. Sin embargo, ella pasa los dedos para que queden alineados.

—Él está bien. Como podría esperarse— sigue sin verme, lo que interpreto como una señal de que ya no quiere hablar conmigo.

La idea de preguntar si realmente cerraran su Editorial se elimina de mi mente.

—Yo...— creo que debo irme. —iré a buscar a mis amigas.

No creo que me escuche o le importe, pero de todas formas se lo digo. No recibo respuesta.

Mientras camino puedo ver a una pareja entrar, tienen curiosidad por todo lo que ven, se revela en sus ojos, iguales a nosotros. Nate y yo. El día que entramos por ese marco.

—No puede creerlo. Mira estas revistas— es Sky, animosa. 

Cassie y ella están parloteando sobre lo que miran. Ambas son parecidas, mismos gustos.

—¿Encontraste algo interesante?— pregunta Cassie.

—No— tampoco es que tenga tantas ganas. —Pero...— tomo el primer libro que encuentro. —Llevaré este.

A veces no es necesario escoger, solo atreverse y esperar a sorprenderse.

Sky me observa, intenta averiguar lo que paso. Tal vez Cassie lo nota porque dice:

—No tienen precio, preguntaré— antes de irse, voltea. —Dile lo que haremos luego.

¿Luego? ¿Es que ellas dos ya han planeado algo?

—¿De qué habla?

—Primero cuéntame ¿Cómo te fue?— me pregunta Sky.

—Creo que bien. Ella se ve bien.

—¿No ha terminado bien o si?

—No sé. Fueron muchas emociones.

Sky suspira.

—Iremos al bar.

—¿Un bar?

—Al bar de la tía de Cassie— Devi.

—Al Black Day. ¿Dónde trabajaba Caleb?

—No estará ahí. No ha vuelto, seguro está muy ocupado reviviendo...

Mi mala cara debe decirle todo.

—Iremos. Un poco de alcohol en el sistema no hace daño.

(...)

—¿Cal volvió?— Devi está risueña. —¡George!

No hemos esperado para darle la noticia.

—No grites mujer— dice su esposo saliendo de la puerta que tiene detrás de la barrera.

—Ahora pienso que lo quiere más al chico bonito que a mí.

Cassie hace puchero a su tía.

—No exageres. ¿Lo has visto? ¿Cómo está?

—No ha venido a pedir su motocicleta.

Voy a dar un sorbo a mi piña colada, únicamente porque no quiero comentar.

—Igual que siempre— dejo que Sky lo diga. —Aunque tiene una garrapata pegada a él.

—Se refiere a su exnovia.

—¿Su ex?

—Llegó a la universidad con ella— no solo hay asombro en sus rostros, sino que también en su tono de voz.

—Presumiendo su idioma— el movimiento de hombros es cómico, pero no suficiente para hacerme reír. —Alardeando su trofeo y ...

El piano sigue ahí, sin ninguna persona que se acerque.

Caleb estaría disfrutando tocar alguna melodía, buscando volverme loca con una canción. En vez de eso, la canción Imaginé de John Lenon va reproduciendo desde los parlantes. Escucho perfectamente.

Porque ya no están hablando a mi lado.

Porque todas las miradas de los que conozco están en mí.

—¿Qué?— pregunto desentendida.

—No, nada— dicen las tres mujeres casi al unísono.

George es diferente, el hombre que lleva un trapo colgado en su hombro no me mira a los ojos.

—Bien— comienzo. —Porque creí que vinieron a divertirse.

—¡Si!— gritan el par de chicas.

—¿Otros?— le pregunta Cassie a Sky.

Ellas tienen chupitos. Me siento bien al no haber pedido lo mismo, alguien debe ser responsable.

—Iré a atender a las mesas— dice la mujer pelirroja.

Cassie y Sky pasan por mi lado riendo y susurrándome que se les acaba de ocurrir algo.

Y así es como quedo apartada por alcohol y clientes. Bien por mí.

—¿Crees que ese chico te olvido?— levanto la cabeza de mi coctel.

George se ha puesto a secar vasos mientras los deja boca abajo sobre su lado de la barra.

—Ese chico estaba completamente enamorado de ti...

—No quiero...

—Cuando lo conocí, la mayoría del tiempo estaba en su mundo— mi ceño se frunce. —Sabes a que me refiero. Le di charlas que nunca funcionaron, pero supe que necesitaba ayuda— desde su lugar desvía la mirada a su esposa. Devi está sonriendo a un grupo de chicas y chicos. —Tenía que saber en qué andaba metido.

—Tú...

—Lo seguí. No sabía si era lo correcto, pero mi mujer me enseño a dar oportunidades. Para ese momento era muy difícil sacarle algo de su vida, luego entendí el porqué. Su madre.

—Alessia.

—No necesitaba que me dijera que pasaba por un mal momento, lo vi con mis propios ojos...

—Por eso dejaste que se mudará...

—Necesitaba un techo, dinero y yo saber que Devi estaría a salvo si decidía hacerlo.

Esto es una revelación.

Estoy atónica, acaba de tocar un tema delicado.

Se supone que debía distraerme, pero lo que todos hacen es recordármelo.

—Y cuando me dijo que la próxima vez que lo vería sería una persona diferente, no lo entendí.

—¿Caleb te...— no puedo formular la pregunta. Tampoco logro imaginar a Caleb dejándole la incertidumbre.

—Me dejo la espinita de curiosidad— continúa George. —Hasta que recibimos tu llamada, diciendo que él se fue. A rehabilitarse.

Mi garganta se cierra recordando el día que llame, hablaba de prisa y casi ni articulaba bien, me sorprendió que me entendieran.

—No creo que Caleb te haya olvidado— repite, dejando el último vaso sobre la barra. —Pienso que eres la verdadera razón de que él decidiera eso, lo motivaste. Y también pienso que, por alguna extraña razón, esas flores blancas siguen vivas.

¿Las gardenias?

—Vamos a cantar— la invitación de las chicas aparece más un aviso cuando me toman del brazo.

—No— no quiero subir de nuevo a ese escenario.

—Por favor— suplica Cassie.

—Creo que alguien ya debe restringirse del suministro de whisky— dice Devi, acercándose.

—Tía, ayúdame.

—Si ella no quiere hacerlo, no puedes obligarla.

—¿Es que nunca fue joven?— pregunta una Sky inquieta.

—Oh, sí que lo fue— dice George desde atrás. —Una muy sexy.

—¡Basta!— Cassie cierra los ojos, evitando imaginarse a sus tíos.

—Vayan ustedes— miro a ambas. —Las alcanzo después.

—Pero vienes— me señala Sky.

Hablando con George, trayendo a Alessia y Caleb a mi mente, tengo algo rondando mi mente.

—Devi. ¿Puedo subir a la azotea?

020722✨

¿Alguien recuerda a NARRIET?

Próximo capítulo: Cosas que nadie sabía.

Mañana hay actualización📚 

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