CAPÍTULO 33
Caleb
La aguja ingresa alzando levemente mi capa de piel, los dedos de la enfermera presionan con seguridad. Se remueve un poco causando un poco de dolor, no lo hago saber por qué sé que la tiene tan distraída. Yo.
—¿Te dolió?— la observo.
Su cabello va recogido en una coleta baja, liso como la aguja. El brillito de sus ojos me hacen preguntar si es curiosidad o un intento de conversación conmigo.
—No importa— ella asiente. El frasco lleno de mi sangre es asegurado y puesto en cápsulas con otras pruebas más.
—Es mi primer día— confiesa.
Con razón.
—¿Soy de tus primeros pacientes?
Ella sonríe. —Sí. ¿Cómo lo hice?
—Te daré un consejo— digo logrando que me mire con intensidad. —No entables conversación con estas personas, son delincuentes. Son peligrosos.
Puedo verla tragar saliva y tomar distancia. —¿Tú eres peligroso?
Para chicas como tú. —Me estás sacando una muestra en una comisaría. ¿Tú qué crees?
No tengo un historial nada limpio.
—¿Han acabado?— el guardia nos mira por la puerta.
—Sí— me levanto y entrego mis muñecas para volver a ser esposado.
—Tan joven y con problemas— escucho que susurra el hombre que es diferente al resto de policías que he visto hoy.
Este es mayor, un adulto y podría asegurar que es de los padres de familia que espera que sus hijos no acaben como personas como yo. Él me regresa a mi celda momentánea, me quita las esposas y vuelvo al mismo banco que antes.
Debo esperar los resultados, yo sé lo que me espera. Sé el resultado. Sé los niveles de THC en mi sistema. Esos no desaparecen hasta dos días después.
Respecto al lindo paquete que encontraron, estoy debatiendo a mis sospechosos. Es decir, pudieron ser varias personas, empezando por Justin, puede que no sea su idea, sino de su novia vengativa, ¿Pero llevarme hasta detenido? Es un poco excesiva. O puede que sea Archie, después de todo me lleve a Amber, ¿Es que aún siente algo por ella?, o mi otra teoría, el nuevo, Ryan. Sé tan poco de él, pero es el más extraño de todos. Si dejo de pensar en jóvenes infantiles está Lilian, la madre víbora. ¿Pero por qué?
—Alguien viene a verte— me comunica el mismo hombre que antes.—Solo puede estar unos minutos— dice con nerviosismo.
Abandono mis teorías y estiro mis manos por mis muslos haciendo crujir algunas articulaciones. ¿Será ella?
No.
—Borra esa sonrisa. Si esa prueba sale positivo desearás quedarte adentro a ver lo que yo te haré.
Mi sonrisa crece con su advertencia severa. No sabía que la había extrañado estos días.
—Hola para ti también.
Nina suspira viendo mi posición actual. Se relaja, pero no puede hacerlo tanto como quisiera.
—¿Hemos regresado a esto?— noto la lamentación.
—Cambiamos de país— hay una pequeña diferencia.
Ella no ríe, así que tengo que dejar de bromear.
—Tu novicieta está haciendo todo lo que puede— me informa.
No digo nada. Harriet puede estar del otro lado, supe que estaba haciendo algo desde que vi a esa mujer entrar y proclamarse mi abogada.
—¿No se lo has dicho a Susan o si?— cambio de tema.
—No— asiento.
—Es posible que se entere pronto— seguro que aquí avisarán a Richard y esto se sabrá.
—No pareces preocupado. Sabes que ya tuviste tu última advertencia, ellos pueden...
—Lo sé— ella no entiende.
—¿Quién te hizo esto? ¿Por qué iban a colocar ese paquete en tu moto?
—¿Qué te hace creer que no es mío?
—No juegues. Tú no te meterías en tanta mierda— su lenguaje me hace entender que pierde su paciencia.
—No es mío y no sé quién lo hizo— aunque tengo mis sospechosos. —Pero supongo que es la misma persona que llamo a la policía.
Nina arquea su ceja derecha, bien perfilada, me comprende.
—¿Fue un hombre o una mujer?
Le he sacado esa información a la abogada. —Hombre.
—¿Tienes algún enemigo que no sepa?
—Hasta donde sé, no. Y fue listo para hacerlo desde un teléfono público.
Mi amiga más antigua se cruza de brazos, hace una mueca mientras piensa. Le doy su tiempo hasta que la escucho golpear el piso con la punta de su pie.
—Dime de una vez— elevo la cabeza. —¿Recaíste?
Los ojos característicos de Nina me someten a la verdad.
Yo sé eso. Puedo decirle y ella sabe que siempre le diré la verdad. Mi respuesta basta con una sílaba. Una que no llego a formular porque el mismo guardia viene con prisa.
—Alguien viene— la toma del brazo. —Debe salir ya.
No hay tiempo para despedidas, se la lleva tan rápido como se puede. Pasa menos de cinco segundos cuando la puerta vuelve a abrirse.
—El hijo del año— el hombre al que había evitado ver desde mi regreso aparece con su buen traje oscuro. —Tuve que salir de una reunión importante para esto.
—No recuerdo haberte llamado— respondo sin una pizca de empatía.
Mi respuesta logra enfurecerlo, intenta llegar a mí pero para su desgracia hay unas barras metálicas que lo impiden. Dejo caer la espalda contra los ladrillos.
—Si fuera por mí te dejaría pudrir aquí dentro.
—El padre del año— repito como él hizo antes.
Está por increpar cuando un sonido dentro de su saco nos distrae. Richard alza la tela pesada y mete la mano para obtener el aparato. Me fulmina con la mirada cuando lo lleva cerca a su oreja.
—Harold...— dice masajeando su frente. —Sí, estoy con él justo ahora— elevo una ceja. —No te preocupes, es un error. Ya me estoy haciendo cargo. Así es, ya lo conoces, es un buen muchacho...
Ahora quisiera que estas rejas fueran un muro de concreto muy grueso para no escucharlo. Es tan frustrante ver como miente observándome con recelo. Me dejo caer sobre el largo de la banca, prefiero ver el techo a oír más de su conversación. Por esa razón Richard está aquí, Harold supo que estaba en problemas, tal vez en la reunión donde estaba antes. Susan ya me había dicho que si Harold seguía con Fiore era por mí, mi trabajo. El inversionista que nos mantiene brillando.
—Te informaré cuando salga.
Si salgo.
—¿Estás cómodo?— giro solo mi cuello encontrándolo con esa mirada despiadada.
—¿Por qué sigues aquí?— hablo antes de responder a su pregunta.
—¿Crees poder salir de aquí sin mí?— cuestiona.
—Sí.
Richard levanta el mentón como si eso fuera a hacerme cambiar de respuesta.
—Si no tuvieras mi apellido te dejaría— masculla. Finjo no oír. —No he visto a Susan por aquí. ¿Ya vino?
—¿No eres tú su esposo?— chasqueo la lengua. —Cierto, ni ella te aguanta más y por eso te está dejando.
Intento no sonreír, pero es imposible.
—Muchacho insensato— otra vez escucho vibrar las barandas de las rejas. —Cuando entenderás que sin mi apellido no eres nadie. Tu madre lo sabía muy bien y por eso...
Me pongo de pie apenas escucho la mención de alguien que aún provoca un dolor en mi pecho.
—No hables sobre ella— me acerco tan rápido que su propio instinto hace que retroceda. —No tienes derecho ni a pensar en ella.
—Mírate, es por el cómo te crio que actúas como un salvaje y apuesto que también es la razón de qué...
Mi mano sale disparada entre los espacios vacíos, un intento fallido de alcanzarlo.
—¡Cállate!.
Mi madre nunca tendrá la culpa de que yo esté aquí. Ella nunca será culpable de mis decisiones. Ella nunca quiso esto para mí.
—Sé un hombre— dice desde la distancia. —Ya no está.
Mis dientes se aprietan tan fuerte que mi quijada duele.
—Avísame cuando quieras salir de aquí.
Aunque ya no puedo verlo y su voz ya no está para alterarme, mi pulso sigue acelerado por la rabia, dominado por los recuerdos que me ha traído. Lo logró, me afecto. Tengo interrogantes como ¿Estoy decepcionando a mi madre? Mis manos envuelven el metal frío, hay un vago recuerdo de ella buscándome en un lugar similar, asustada y aterrorizada de verme dentro de un bote como este.
No importa cuanto tiempo pase, si la recuerdo duele.
Pero no tengo la culpa, mamá. Esta vez no.
Lo siento, mamá.
(...)
Harriet.
He llegado a casa a tomar una ducha. He esperado que me dejaran pasar pero no es posible, al final Nina decidió quedarse, Caleb tendrá que pasar la noche en su celda. Mi cabello seca con el aire natural mientras yo sigo envuelta en una toalla blanca.
Llamada — Sky
¿A qué te refieres con detenido?
Fue arrestado.
Tu mensaje decía que era un malentendido.
Lo es, pero ya sabes como son esos procesos...
No, no, no... No sé cómo son esos procesos porque nunca me arrestaron.
Ya he llamado a una abogada.
¿Cuándo saldrá? ¿Si saldrá cierto?
Trago saliva.
Depende...
Puedo oírla gritar por lo que alejo el teléfono de mi oreja.
Tenía llamadas de atención y no lo sabía.
Justin cree que debemos llamar a los abogados de su padre.
No. No. Nada de eso.
¿No haremos nada?
Por ahora debemos esperar los resultados de sangre.
Dime que te dijo que saldrá negativo.
Observo la carpeta de Caleb que sigue sobre mi cama. No lo he abierto.
No me lo dijo.
La escucho suspirar.
Juro que le haré una fiesta de celebración si no lo hizo.
No le doy importancia. Exagera.
Iremos a ver su caso, quizás podamos sacar información anticipada.
Está bien. Los veo allá.
Pero antes debo revisar lo que me dijo la abogada. Son solo papeles, pero hipnotizan como si fueran lo más brillante de la habitación. Solo yo puedo saber que esos papeles pueden contener una información que hasta el momento desconozco. La vida de Caleb, su pasado. ¿Hay un pasado que aún no sé? ¿Es eso lo que intentaba decirme Nina en el campamento?
Me coloco ropa ligera y me siento sobre la cama lista para enfrentar la lectura más pesada de mi vida. ¿Puede considerarse husmear en su pasado?
La primera hoja contiene datos simples, resalta en el tamaño y grosor de letra el nombre de Caleb Lodge, su fotografía está a un lado como tal currículo vitae de presentación. Datos generales, fecha de nacimiento, ciudad natal, edad, sus grados académicos y los nombres de sus padres. Hasta aquí me siento aliviada de saber que no hay algo que no supiera de él.
Dejo pasar a la siguiente hoja cuando la palabra Antecedentes toma lugar en el título. Las letras impresas pasan frente a mis ojos.
Vandalismo en propiedad privada.
Participación en arresto de pandilla.
Peleas ilegales.
Disturbios.
Robo.
Multas de tránsito.
Posesión de sustancias ilegales.
Pero lo que me provoca un escalofrío es la parte que se subraya de rojo. Desaparecido.
¿Denuncia de desaparición? ¿Caleb estuvo perdido?
El informe está en italiano, pero lo entiendo perfectamente.
—Bambino scomparso, 15 anni— <Niño desaparecido, 15 años>
Según la copia del documento, Alessia denuncio su desaparición, su versión es que nunca volvió de la escuela. ¿Caleb había desaparecido?. El caso fue resulto por el mismo chico de 15 años, volvió a casa después de cuatro días. Alessia lo informó.
¿A dónde fue Caleb esos días? ¿Qué debería pensar sobre esto? ¿Una faceta de rebeldía o algo que no entiendo?
Empiezo a cuestionarme que tan bien conozco al chico de ojos grises y tatuajes. Solo estoy empezando. Paso la hoja.
Centro de rehabilitación.
¿Caleb estuvo en un centro de rehabilitación?
Imposible.
El registro de entrada está impresa con poca tinta, apenas visible para mis ojos, rebusco mejor entre las líneas. Hay un párrafo bien marcado.
A los 7 días de desintoxicación, el menor de edad escapo durante la hora de la merienda, saltando el cerco de seguridad como se registra en la grabación de video de la fecha. Hay una palabra resaltada, deudor.
¿Es esta la razón por la que él sabía como era todo el tema de rehabilitación? ¿No quería volver a pasar por eso? Tantas preguntas sin respuestas.
Llevo sentada más de una hora sobre mi cama, los papeles están esparcidos por todo el ancho y largo, mi vista viaja de una hoja a otra.
Caleb nació en Lucca, Italia, su acta de nacimiento muestra un registro de como Alessia necesito de cesárea por la desnutrición en la que llegó, su embarazo fue de alto riesgo. Fue prematuro, sietemesino, un milagro para los médicos.
Mi respiración se corta al saber más sobre él y Alessia, su historia. De todas las cosas que pudieron estar en este archivo, no estuve ni cerca de adivinarlo. Quiero continuar pero el sonido de mi teléfono me hace ver hacia la mesa de noche.
Mensaje
Ya salieron los resultados. Podremos volver a reunirnos a medio día.
030423✨
¿Sabían que no estamos tan lejos del final?
Prox capítulo: Resultados.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top