CAPÍTULO 27
Horas antes.
Caleb
—¿Qué es esto?— pregunta Nina desde mi cama.
Escojo unas cuantas camisetas para el viaje y regreso a verla. Ella me estaba esperando a terminar de empacar, no sabía que se había metido a husmear.
—Caleb...— pronuncia mi nombre con una pizca de enfado.
—No es nada— tomo la pequeña cajita antes de que se le ocurra abrirlo.
—¿Pero qué le has comprado?— pregunta intentando ver sobre mi hombro. Meto con rapidez la pequeña caja en mi bolsillo y arrastro las camisetas al interior de mi bolso. —Caleb, te estoy hablando...
¿Por qué tenía que revisar mis cosas?
—Es un obsequio— respondo.
—Eso ya lo noté— dice con profundo hastío. —¿Qué hay en la caja?
Deslizo el cierre y me preparo para enfrentarla.
—¿Son unos aretes?— intenta adivinar. —Deben serlo, la caja es demasiado pequeña.
Me entretengo viéndola fallar en la respuesta. Prefiero que siga adivinando a que me haga descifrar el misterio.
—Tenemos que bajar— le recuerdo que hay personas esperándonos.
—¿Una pulsera?— va de nuevo.
—Nina...
—Por tu cara sé que no es ninguno. No me digas que...— tiene los ojos tan abiertos que pienso que es algo tan aterrador para ella.
—Vámonos ya— tomo mi bolso y salgo por la puerta con ella siguiéndome.
—Caleb, espero que no sea lo que estoy pensando— entro a su habitación y tomo con la otra mano su bolso. —¿Me estás oyendo?
Claro que la estoy escuchando, está a menos de medio metro de distancia, casi puedo sentir su respiración en mi espalda.
—¿Podemos hablarlo después?— no es que me moleste estar cargando sus cosas, pero no me gusta la idea que alguien esté esperando por nosotros. Hago el respectivo llamado al ascensor.
—¿Cuándo? ¿Acaso quieres que tu novia escuche?— aprieto los labios. No lo tomaré como una amenaza, quiero pensar que lo dice porque sabe que estaré con ella.
Ingresamos al ascensor, dejo las maletas en el suelo y marco el living del edificio.
—Creí que estaban empezando a llevarse mejor, o todo era una farsa.
Nina abre la boca, el tema pasa a segundo plano cuando achica los ojos en mi dirección.
—No soy falsa, Caleb— me apunta con sus uñas largas. —Tú lo sabes, si no tolero a alguien se lo haré saber. Siempre.
Creo que me he pasado un poco. Me ha estresado tenerla muy cerca.
—Lo sé— miro con arrepentimiento. —Lo siento.
Cuanto deseo que esto se baje más rápido.
—Bien— dice cruzándose de brazos y exhalando con fuerte. —¿No me dirás que piensas darle o si?
Dibujo una pequeña sonrisa en mi rostro. Sabe que no mentiré y también que no lo se lo diré.
—Me conoces.
—Sí, y por ese motivo también te creí un poco más inteligente.
—Auch— eso no me dolió.
—Es obvio que el amor te ha vuelto tonto.
Guardo silencio. Hay una palabra que me ha dejado pensando.
—¿Crees que es amor?— digo cambiando de pequeña a grande sonrisa.
¿Nina también cree que es amor?.
Nina deja caer sus brazos a sus costados. La he sorprendido.
—¿Es eso lo que has oído? He dicho Te-ha-vuelto-tonto.
—Ya lo sabía.
Mi loca siempre me lo dice.
El sonido del aviso que llegamos a nuestro piso me obliga a volver a tomar los bolsos y salir del elevador. Nina camina a poca distancia, no se ve bien.
—Ya iba a ir por ustedes— Justin nos espera recargado en su auto.
—Hey— saluda Archie desde el auto de atrás.
Amber me saluda desde el interior de la parte trasera del segundo auto. También está el chico nuevo, pero ese ni se entera de nosotros por estar al teléfono. Ahora sé que son ellos los nuevos invitados.
—Pon tus cosas aquí— me indica el rubio. Dejo la bolsa en su cajuela y Archie se acerca a recibir la de Nina.
—¿No nos falta alguien?— pregunto refiriéndome a su novia.
—Cubito de hielo está recibiendo las llaves, ya pasaremos por ella.
Me percato de un intercambio de palabras de Archie y Nina, no está tan centrada en ella por nuestra corta charla. Cuando ambos notan mi mirada, el jugador de futbol americano alza la cabeza.
—¿Vamos avanzando?— pregunta él.
Justin le levanta un pulgar y con un golpe en mi brazo se dirige a mí. —Andando. Cierras la cajuela.
Aprovecho en regresar el regalo de mi chica a mi bolso.
Cada uno va a sus lugares de pilotos de autos cuando me persuado de decir algo más a la chica de rizos caídos. Nina está por tomar el asiento de copiloto del auto del chico con el que sale.
—non è quello che pensi—<No es lo que piensas>
Por los ojos que pone sé que no sabe si creerme en una frase tan poco específica.
—Non farai una domanda che implica un sì o un no?—<¿No harías una pregunta que implique un sí o no?
Me conoce como para saber que pude ocultar una mentira.
Sonrío. —Non oggi— <Hoy no>
(...)
Actualidad.
Caleb
—¡Chicos!— golpes en la puerta la distraen de mí. —¡Los esperamos en la cancha de arena!
Coloco el regalo en el fondo de la bolsa y me quito la camiseta para colocarme una sin mangas.
—¡Ya los alcanzamos!— grita mi chica por ambos.
Es la segunda vez que casi me descubren. Estuvo muy cerca de ver su regalo sin darme cuenta.
—No quería ver en tus cosas, perdón— dice volviendo acercarse al que si es su bolso.
—No pasa nada— se quita su chaqueta y abre el cierre.
—¿Qué pasa?— pregunto al ver su rostro.
—Se ve Sky alisto esto—del interior saca un top muy pequeño.
—¿No es tuyo?
—Sí, pero prefiero estar cómoda y esto no ayuda— reviso lo que tengo.
—Puedes usar esto— ofrezco una de mis camisetas.
Ella me sonríe y lo acepta.
Para cuando está lista me fijo en sus piernas descubiertas por el short que lleva puesto. Buena elección, me encanta ver mi camiseta en ella.
—¿Este lugar tiene cancha de arena?— pregunto al recordar las palabras del rubio.
Todo lo que puedo ver son piedras rocosas y un sinfín de árboles.
—Tiene más que eso— reconozco la emoción en su voz. —También hay un lago, un comedor enorme y por las noches se hace... ¿Por qué me miras así?
Supongo que no he podido disimular. Ella se ve terriblemente tierna emocionada.
—¿Cómo?— pregunto fingiendo no entender. —Solo veo a mi chica.
Esquiva mi mirada, la he puesto rojita.
La cancha de arena es real, detrás de las cabañas, por donde los caminos continúan está una cancha de voleibol, vinculada con un lago de fondo, es impresionante a la vista. Ahora si entiendo por qué es un campamento de verano, los deportes tenían que venir implementados.
—¿Qué dices cumpleañera?— Justin lanza el balón hacia arriba jugando con el. —¿Jugamos?
—Claro— acepta, extrañamente gustosa.
El rubio le sonríe completamente complacido.
La mejor amiga de mi chica se acerca a ella. —¿No te parece que se ve muy confiado?
Ambas se cruzan de brazos.
—Sí, y esto no es un campo de futbol.
Archie suelta una risita que logra cambiar el gesto de su capitán.
Me despego del grupo viendo como Nina alza su aparato electrónico al cielo.
—maledetto telefono—<Maldito teléfono>
Quizás olvidé decirle que me advirtieron sobre eso.
—No encontrarás recepción— le indico.
—Ya me lo dijeron— se mueve a un lado y lo intenta de nuevo. —Solo quisiera haberlo sabido antes. Hubiera avisado a mi trabajo.
Sabía que estaba olvidando algo, pero con todo sobre el regalo se me olvido por completo.
La chica que conocí de niña bufa. Se da por vencida. —Si pierdo mi trabajo me tendrás que buscar otro.
—Creo que puedo llegar a un acuerdo con Devi— la broma no le hace gracia.
Nina pasa por mi lado golpeando contra mi brazo. Por la parte de atrás veo llegar al invitado sorpresa de Sky. Amber viene con él, conversando, decido voltear para que pasen de largo, sin embargo, logro escuchar algo.
—De verdad, no hay problema.
—No puedes dormir ahí. Te dolerá la espalda.
—No es tan malo.
¿Dormir dónde y porque le iba a doler la espalda? ¿Qué es lo que sucede con ellos dos?
—Ya iba a ir a buscarlos— les grita Sky.
Harriet me hace una señal con la mano para que me acerque.
—Que comiencen las damas— el balón es entregado a mi chica.
—Vamos del otro lado— me señala Archie.
Entonces será chicas vs chicos. Bryan pone fin a su conversación con Amber y viene hacia nuestro lado. Archie se queda a mi lado, por lo que Nina lo tiene de frente.
A través de la red veo a las cuatro chicas. No creí jugar voleibol de arena.
—No me dejes ganar— me dice la más hermosa, se posiciona en frente de mí.
Ella se recoge su cabello castaño, sus dedos sujetan en la parte alta dejando sus facciones bien marcadas por los contornos. Disfruto los pequeños instantes que se toma en pasar la liga hasta tenerlo todo en un recogido de coleta.
Sonrío. —Como ordenes.
—¡Empecemos!—grita la novia del capitán de los guerreros.
El balón es lanzado en los aires, el saque de Sky resuena fuerte logrando pasar sobre la red. El primero en tocarla es el rubio, con una recepción que hace cruzar al otro lado de la cancha.
—Mía—grita su novia con otra recepción.
Nina se posiciona debajo de la pelota para hacer una colocación que Harriet percibe. Mi chica salta con la mano bien abierta para hacer su remate. El balón viene directamente a poca distancia de mí.
—¡Sí!— gritan las chicas.
Sonrío.
—¡Oye!— el rubio hasta mí. —No la dejes ganar.
Archie se ríe mientras las chicas chocan sus manos arriba, Nina solo da una mano, pero al menos es algo. Todos regresan a sus posiciones, por lo que yo vuelvo a ver a la chica que tiene una mano fuerte.
—Yo te lo dije— se mofa.
Lo admito, me ha sorprendido. Es hora de jugar.
El balón vuelve a girar en el aire, Ryan recepciona y Archie pide el pase para lanzarlo hacia arriba. Es mi turno. A diferencia de mi chica remato con dirección al punto medio de su cancha. Amber, Sky y Harriet intenta responder a mi velocidad. Las tres logran chocar entre sí.
Punto.
—¡Eso!— grita el capitán.
Veo a mi chica alzarse y sacudirse la arena del cuerpo. Su ceño está marcado por lo que creo que está molesta cuando vuelve a su posición.
—Tú lo pediste— me justifico.
El balón pasa a manos del rubio. Y nuevamente es alzado por los aires, Sky avisa que es suyo y Amber hace lo mismo pasando el balón de nuestro lado. Archie lo vuelve alzar hacia arriba.
—Mío— dice el rubio. Me alejo del balón viéndolo levantarse del suelo, no es suficiente altura, el manotazo que da es fuerte pero choca con la red que nos lo devuelve.
—¿A eso llamas remate?—se burla Sky.
—Mierda.
—Calma— lo anima su amigo. —No pasa nada.
De reojo veo al chico que anda un poco distante del grupo. Lo he notado tan cercano siempre que ahora no sé que es lo que cambio. Puede que tenga que ver con Amber. Mientras no vea afectada a la única persona que me importa, no le daré importancia.
—Nos toca— Nina alza la mano.
La pelota va a su lugar. Hay un cambio de posiciones entre Amber y Sky. La rubia se dedica a realizar un saque limpio. Justin responde con rapidez, luego Adams y finalmente Archie.
Punto para nosotros.
El tiempo transcurre con los chicos salvando algunas jugadas, cayendo a la arena y dando gritos en cada oportunidad que quieren el balón. También, recibimos llamadas de atención por salvar con puntas de pie o cabezazos, en cambio, las chicas son más estratégicas, nos quitan varias jugadas realizando bloqueos bien ejecutados. No recuerdo haberme entretenido de esta manera antes.
—Tuvieron suerte.
—Aprende a perder— le reprochan al rubio.
El partido ha terminado y todos volvemos a unirnos para almorzar. Para esto me habían informado que todo estaría listo. Todos van tomando asiento en los bancos laterales de la mesa rústica, cerca del lago. Es asombroso la vista que lleva, el lago con todos los árboles me hacen sentir sereno.
—Oye, chico de negro— me señala la chica que se encargó de cada detalle. —Ayúdame con esto.
La llamada llega entendiendo que se refiere a mí. Sky viene con varias bolsas de papel.
—Te ayudo— alguien más se acerca al mismo tiempo.
—Gracias Adam.
El chico le sonríe con negación. Sabemos que no es su nombre. ¿Qué le pasa?
Tomo otra de las bolsas, Justin viene detrás trayendo consigo dos paquetes de bebidas, una de soda y otra de agua.
—¿De qué me perdí?— pregunta él.
—Nada. Ayúdenme a sacar todo— tal y como dice, saco los recipientes sellados y los coloco por sobre la mesa. El tal Adams hace lo mismo.
—Eso es mucha comida— comenta mi chica viendo la gran cantidad. Hay de todo tipo de verduras, carne, pescado, pollo, entre otros. El olor a comida bien cocida provoca que mi hambre crezca.
—Tenemos cuatro chicos— dejan cada cubierto a un lado de cada plato. —Seguro que solo ellos podrían comerse todo.
Me causa risa verla tan sorprendida con la respuesta de su amiga. Tomo lugar a su lado derecho y su mejor amiga a su izquierda con su novio, eso deja a Nina y Archie del otro lado y por supuesto, Amber y Ryan del final.
Cada quien toma lo que prefiere para su depositarlo en su plato la cantidad que crea prudente. Una de las cosas que elige mi chica es la ensalada griega.
—Entonces, ¿Venían en los veranos?— pregunta Archie antes de cortar su trozo de res.
—Oh sí, cada verano hasta...— la rápida respuesta de Sky es pausada.
La mirada entre las mejores amigas captura la atención de todos nosotros.
—Hasta que mi papá murió—completa la chica de mi lado. —Lilian no veía esto como algo productivo— explica con una sonrisa y levanta los hombros para restarle importancia.
El jugador de futbol se nota arrepentido por preguntar.
—No lo sabía, perdón.
—Descuida— ella está bien. —Hay buenos recuerdos aquí.
No paso por desapercibido la manera que observa los árboles que nos rodean.
—¿Sabían que Nate estuvo aquí?— pregunta viendo a sus amigos más antiguos.
—¿A qué te refieres?— pregunta Justin bajando los cubiertos.
—Él vino aquí cuando desapareció. ¿Lo recuerdan?— le da una mirada a Archie.
Cada uno se ve con el rostro aturdido. Yo no tenía idea.
—Me lo confesó cuando íbamos de regreso a la ciudad. Antes del accidente.
Joder.
Coloco una mano en su espalda intentando que este momento no se ponga tan melancólico. No quiero que esté triste, mi idea es verla sonreír todo el día. No quiero verla llorar.
—Nunca me lo dijo— susurra quien era el mejor amigo.
Lo veo tomar un sorbo de agua.
Sky ha cambiado hasta el color de su rostro. —Harriet, ¿Por qué no me lo dijiste?. Si quieres irte podemos...
—No— niega con la frente en alto. —Es el mejor lugar para pasar mi cumpleaños, te lo dije cuando llegamos.
Su amiga me da una mirada a lo que solo puedo encogerme de hombros. No puedo ir en contra de lo que quiere ahora mismo. No sería capaz.
—No es malo que estuviera aquí— dice mirando a todos. —Es todo lo contrario.
Me cercioro que no tenga los ojos aguados, o haya algo que me hace saber que miente. Para mi sorpresa, ella tiene una sonrisa implantada asegurando que se encuentra más que bien.
—Por Nate— dice el chico que ha tomado su lugar en el campo de futbol.
Me sorprende que sea él quien haga aquel gesto, por lo que se lo conoció hace bastantes años. Aun así, no le doy vueltas al asunto.
Su vaso de agua es alzada a la vista de todos. Archie le sigue con el mismo gesto y al poco tiempo cada invitado está haciendo lo mismo.
—Por Nate— digo alzando mi vaso.
Por encima de mi brazo veo a mi chica, continua con esa sonrisa. Por esa sonrisa yo daría cualquier cosa.
Por el principito, quien hizo posible que siguiera viendo esa sonrisa. Una deuda que nunca podré pagar.
170123✨
¿Ya saben cuál es el obsequio?
Próximo capítulo: 🔥🎁🌲
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top