CAPÍTULO 26

Harriet

—¿Eso es todo?— pregunto a la abogada de Lilian.

Acabo de dar el testimonio que mi madre necesita, no estoy segura que tanto le vaya a servir, pero es lo que me mantendrá tranquila.

Somos tres personas en una pequeña sala, similar a los salones de interrogatorios de la serie Law&Order. Un hombre que ha grabado todo lo que he dicho guarda la grabadora y la cámara filmadora.

—¿Ella ya se puede ir?— pregunta la mujer que se ha mantenido del lado de la familia.

—Sí. Eso sería todo.

Tomo mi chaqueta jean y me levanto. Me alegra saber que esto ya ha culminado, desde que llegue solo he querido salir lo más pronto posible. Sin embargo, existe una preocupación para mí que no me deja avanzar.

—Disculpe— digo antes de salir a la licenciada. —¿Podemos dejar esto en reserva? No quiero que mi madre se entere...

—Pero usted la está ayudando...

Entiendo que ella lo vea así. Supongo que aún se rehúsa a ver la verdadera relación de madre e hija que llevamos.—Solo intente que no lo sepa, por favor.

Lo que menos quiero es que crea que pueda manipularme, ella no va a creer que fue decisión mía. No quiero que crea que le sigo teniendo miedo.

—De acuerdo.

Agradezco una vez más y me despido del hombre. Al salir del juzgado inhalo con cierto alivio en mi cuerpo. El día está despejado, el cielo está muy azul y la temperatura se mantiene dentro de lo tolerable. Bajo las gradas una por una cuando encuentro a alguien esperándome al final.

—¿Qué haces aquí?— pregunto completamente sorprendida.

—¿Qué más?— dice acercándose.

Llego hasta él y con los brazos rodeándome me levanta del suelo. Me sujeto de sus hombros.

—Buon compleanno, pazzo— <Feliz cumpleaños, loca>

Suelto unas carcajadas sintiéndome prisionera de su agarre. Me deja en el suelo y con una mano acaricia un lado de mi rostro, cierro los ojos al sentir su calidez.

—Hoy va a ser un día muy largo— menciona.

Antes que logre decir algo, Caleb elimina la distancia de nuestros cuerpos. Me da un beso lento y controlado, nuestras cabezas se mueven de un lado al otro encajando entre sí, aprovecho en pasar las manos por su cuello y cabello.

—¿Les conseguimos un cuarto de hotel?

Abro los ojos reconociendo la voz. Mis labios se despegan de los de Caleb, sonríe viendo mi reacción.

—Tendrán que aguantarse hasta llegar— dice la chica que vive frente a mi departamento.

Sky me muestra su dentadura y extiende los brazos a los lados. —¡Feliz cumpleaños!

Un poco tímida por su repentina aparición me acerco a abrazarla. No sé cómo están aquí, se han puesto de acuerdo.

—¿Besa tan bien como para olvidar que están en público?— susurra en mi oreja.

No respondo, es obvio que mis mejillas puedan estar haciéndolo por mí.

—Feliz cumpleaños, Moore— menciona el rubio que también me da de su cariño.

Me vigoriza saber que están aquí.

—Gracias— acomodo mi cabello detrás de mis orejas. —No sabía que vendrían.

—Era parte de la sorpresa— comenta mi mejor amiga.

Caleb pasa un brazo por mi cintura. —¿Sorpresa?— pregunto viendo a los tres. —No es necesario...

Sky levanta las manos. —Sabíamos que dirías eso.

Justin mira su teléfono y le muestra algo a su novia. Ella asiente. Sé muy bien que ella es buena organizando este tipo de cosas.

—No hay tiempo que perder— mira a Caleb. —¿Lo tienes?

—Sí.

—Daremos un pequeño paseo— encuentro el auto de Justin detrás de ellos.

—¿Ahora?— pregunto confundida.

—No. Mañana— dice con sarcasmo mi mejor amiga. —Claro que ahora. Es tu cumpleaños.

Ya sé que se estresa porque quiere que todo salga perfecto.

—¿Y mi auto?

—No te preocupes. Ya lo tengo cubierto— menciona Justin rodeando su vehículo.

—Confía— me anima el chico que aprieta mi cintura. Levanto la mirada encontrándome con sus ojos. —Te dije que sería un día largo.

Sus palabras me apaciguan. Subo a la parte trasera con él, Justin enciende el motor y Sky baja la ventanilla de su lado del copiloto.

—¿Y qué es lo que quería la abogada?— pregunta mi mejor amiga.

No se lo he dicho. Sky explotaría molesta por ayudar a Lilian después de todo lo que me ha hecho.

—Darme el último informe del caso— es lo que se me ocurre. No esperaba tener que decir que vine.

Caleb me observa más tiempo del que quiero, tampoco sabe lo que acabo de hacer. Ya lo he metido en la mira de mi madre, no quiero que tenga más razones para meterse en problemas por mi culpa.

—¿Ya hay fecha para el juicio?— pregunta el chico que va de conductor.

—Mañana— no me entusiasma saber eso.

La pareja de la parte delantera se voltea a mirar. Hasta Caleb se ha tensado con lo que he dicho.

—¿Qué pasa?

—¿Tú piensas ver el juicio?— ignoro el hecho que no me responde con su pregunta.

Lo he pensado tanto. Ir o no ir, ciertamente no creo que Lilian se alegre de verme sentada en la parte de atrás, y si las cosas no salen bien la creo capas de culparme en frente de la gente.

—No— digo sin explicarlo más.

Observo por la ventana para que nadie note mi inquietud. Estamos tomando la vía rápida, una vía que lleva solo a una dirección.

—¿Estamos saliendo de la ciudad?— cuestiono.

Sky voltea entre los asientos. —Ya tápale los ojos— giro viendo que se dirige al chico de mi lado.

—¿Qué?

Caleb mete una mano en su bolsillo y saca una venda negra.

—No— me niego. —Eso es mucho.

—Yo tampoco creo que sea necesario— me apoya el tatuado.

—Tú solo hazlo. Tiene que ser sorpresa.

—¡Sky!—me quejo.

—Dijiste que el viaje era largo— le dice el pelinegro.

¿Largo? ¿Qué tan largo? ¿A dónde vamos?

—No vas a arruinar mi sorpresa.

—¿Tuya?— Sky y Caleb se fulminan con la mirada. —Te ayudé.

—Solo compraste comida— contraataca Sky.

—Eso es porque tú no me dejaste...

—Oigan, ya basta— dice el chico al volante. —Todos estamos haciendo esto. No lo estropeen.

Sky regresa a su asiento y Caleb suspira.

—Creo que podemos hacer que se ponga la venda cuando estemos cerca.

¡Sí! El chico de mi lado asiente y Sky procede a hacer lo mismo.

La mano de Caleb queda sobre el lomo del asiento entre nosotros. Coloco la mía sobre la suya, inmediatamente el pelinegro me mira y sonríe, entrelaza nuestros dedos.

Con el cambio de humor recuesto mi cabeza en su hombro, no lo saben pero estoy cansada por no haber dormido bien. Estuve parte de la noche recostada en mi cama pensando en lo que iba a decir en el juzgado y sin mencionar el día pesado que tuve con el desfile.

En la parte delantera veo a Justin extender su brazo al rostro de Sky, algo debe hacer porque ella suelta un quejido que lo hace sonreír. Por el espejo retrovisor el rubio me sonríe, ellos están bien.

—Gracias— digo de la manera que solo Caleb me escuche.

—¿Por qué?

Me levanto solo un poco para verlo mejor.

—Por lo que sea que hayan planeado.

Caleb toma mi cara como hace un rato había hecho y de la misma manera, solo que ahora esperada me da uno de esos besos que necesito.

(...)

—No voy a despertarla.

—Seguro duerme hasta que lleguemos— las voces cada vez se hacen más claras al ponerme consciente de que hablan sobre mí.

—Olvidemos la venda— mantengo los ojos cerrados.

—¿Ya estamos cerca?— sé que es Caleb, intenta mantenerse hablando en susurros, pero no funciona al tenerme tan cerca.

—Cruzando la curva— informa mi amiga. —¿Archie está trayendo el encargo?

¿Archie también vendrá?

—Sí. Amber está encargándose...— responde Justin.

¿Ella también?

—No hagan tanto ruido— los detiene el tatuado. —Van a despertarla.

Me resigno a averiguar más. El auto entra a una zona donde mi cabeza se agita contra el hombro de Caleb, duele y cierro fuertemente los ojos. Caleb sostiene un lado de mi cabeza para no rebotar tanto.

—Aún no— me susurra.

Quedo con medio cuerpo tensado.

—Llegamos— avisa el conductor al mismo tiempo que siento que el auto ya no se está movimiento. —Puedes despertarla.

Muy cerca escucho el sonido de otro auto, después las puertas siendo abiertas y cerradas.

—Ya puedes abrir los ojos— me comunica el chico de mi lado.

Acabo con mi actuación y alzo lentamente mis pestañas. Caleb me observa con una ceja alzada.

—¿Como...

—Tu respiración ya no era tan pesada como antes— pestañeo. —Ven.

Sujeta mi mano y por primera vez me fijo en el lugar que nos rodea. El suelo son piedras de todo tipo de tamaño que hacen sonar al caminar, todo es vegetación cuando leo lo que dice el letrero de madera vieja tallada.

Monte Rush

Es el campamento donde veníamos de niños. El campamento donde Nate vino hace menos de un año. La garganta se me atora al saber todo lo que pasamos en este lugar. Hace mucho tiempo que no venía.

—Creí que ibas a querer salir del colapso de las cámaras y juicios...— volteo encontrándome a mi mejor amiga. —Pensé varios lugares para hoy, pero este parecía el más tranquilo...

No dejo que termine y me voy hacia ella para abrazarla con fuerza. He pasado días estresantes con el desfile, el juicio y las cámaras. Lo único que quería era salir un rato de eso.

—Gracias Sky— mi amiga me devuelve el abrazo.

—No es nada— dice con modestia.

Este lugar es lo que necesitaba. Salir de la ciudad.

—¿No van a llorar o sí?

Ambas nos separamos. —Cállate— lo amenaza su novia.

Entonces puede ver quienes más están aquí. Amber entrega una caja a Caleb y viene hacía a mí.

—Feliz cumpleaños, Harriet— la abrazo.

Archie aparece detrás de ella. —Happy birthday— me saluda de igual manera que la rubia.

—Gracias— digo a los chicos.

Saliendo del segundo auto veo aparecer a nada menos que Nina Vitale, mi sonrisa se mantiene hasta que veo a Ryan con otra caja sellada.

—Felicidades— dice la chica que ahora sé que es tatuadora. Caleb nos observa cuando se inclina a darme un abrazo que apenas dura un segundo.

Se siente extraño, pero no la culpo. No esperaba uno como el de Sky.

Ryan por su parte se une a nosotros y con una mirada me dice.

—Feliz cumpleaños— muevo la cabeza al ver que su excusa para no acercarse es la caja que lleva en manos.

Aunque sé que varios se ven extrañados por su actitud, lo ignoran al ver donde nos encontramos. Han formado una media luna conmigo en frente.

—¿Este era un campamento de niños?— pregunta Amber viendo el mismo letrero que yo hace un rato.

Sky y yo nos miramos sonrientes. —De verano. Solíamos venir aquí para no estar en casa.

—Nos quedamos una semana con todas las actividades que nos asignaban— cuento como buenos recuerdos.

—Ahora no podremos quedarnos la semana— las clases, por supuesto. —Pero disfrutemos los dos días. Lo mejor es que es solo nuestro— avisa mi mejor amiga.

Así que alquilo todo el lugar.

—¿Dos días?— miro a la responsable. —Pero no he traído nada.

Justin suelta una carcajada y con un botón del control de su auto hace que la cajuela se abra. Hay varios maletines dentro.

—¿Esa es la confianza que me tienes?— dice mi mejor amiga. —Obviamente pensé en todo.

Siento alivio y un poco de curiosidad por saber que más ha podido preparar para mí.

—¿Dónde dormiremos?— pregunta Nina con los brazos sobre su pecho.

Sky saca de sus bolsillos llaves. —Tenemos cuatro cabañas.

Somos ocho personas. Caleb se pone a mi lado dejándome oler algo dulce de la caja que lleva en manos.

—Una para la cumpleañera— avienta la llave y Caleb lo atrapa en el aire. —Y su novio.

Empiezo a ver a Amber ver a los otros chicos con los que vino en el auto. Se ve incómoda.

—Otro para su anfitriona— esa la tira a Justin quien le guiña un ojo.

La atención queda en las dos parejas que vinieron en el segundo auto.

—¿Archie?— el moreno se espanta cuando le dirigen la palabra. —¿Con ella?— se refiere a Nina.

—Ah...

—¿No estaban saliendo?— la pregunta los toma por sorpresa tanto como para nosotros que creíamos que sí.

Archie busca ayuda en Nina quien se ve furiosa por Sky.

—Sí— dice ella. —Dame la llave.

Sky arquea una ceja y se la avienta.

—Y ustedes— dice mirando a Ryan y Amber. Mi amiga se acerca y le entrega la llave a Amber susurrándole algo que no logro oír. —Las cabañas están del otro lado, dejen sus cosas y nos vemos en veinte minutos.

Cada grupo se acerca al auto donde vino para sacar su respectivo equipaje. En mi caso me lo entrega Sky.

—Yo llevaré esto— le quita la caja a Caleb.

No he tenido oportunidad de ver que había adentro. Algo delicioso de seguro.

—¿Sabías de esto?— pregunto al tatuado mientras caminamos hacia las cabañas. —Que solo habría cuatro cabañas.

—No— él se fija en Amber quien va caminando más adelante con Ryan. —Creo que debió preguntar.

Estamos de acuerdo con eso. Vi muy incómoda a Amber y Nina ni que se diga.

—Espero que no haya problemas— comento.

—Tranquila— Caleb carga ambos bolsos, por lo que me dedico a llevar tan solo la llave. —Luego hablaré con Nina.

Las cabañas son eso, pequeñas casitas de madera que fueron diseñadas para un grupo de personas o parejas. No son extravagantes, todo lo contrario, sencillas y acogedoras. Abro la puerta viendo que somos la cabaña uno.

Caleb deja las maletas a un lado de la puerta. Observo la cama de dos plazas, el pequeño sillón enfrente y la puerta del baño. No ha cambiado tanto.

—Bonito— menciona tras lo rápido que se puede ver todo el espacio.

—Hace unos años parecía más grande— que extraño. —Será porque era pequeña.

—¿En serio? Yo te sigo viendo pequeña.

Caleb suelta una carcajada, lo que hace molestarme.

—Tonto— digo viéndolo.

Él deja de burlarse y pasa sus brazos por mi espalda.

—¿Quieres tomar una ducha con este tonto?

Mis mejillas se calientan.

—¿Juntos?— digo con duda.

—Ayudemos al planeta. Ahorremos agua.

Aunque la propuesta es tentadora, tengo que rechazarla por el tiempo que nos han dado. No quiero ver a Sky romper la puerta.

—Solo tenemos veinte minutos...

Caleb ladea la cabeza. Se le olvidó. —Bien. No puedo hacer mucho con ese tiempo, pero...

—No sigas— digo empujándolo.

Caleb ríe, me tranquiliza escucharlo.

—Será más tarde— dice como mismo veredicto.

La idea causa algo en mi estómago. Puede ser una nueva experiencia.

—¿Pazzo?— levanto la cabeza encontrándolo saliendo del baño.

—¿Sí?

—Dije que deberías ponerte algo más cómodo— miro mis jeans.

Tiene razón.

—Claro— suelto una risa nerviosa. Caleb me levanta una ceja y regresa al baño.

Visualizo ambos maletines, ninguno se me hace conocido así que abro cualquiera. El cierre se desliza con facilidad y estoy lista para buscar.

—¡Esa no!— retrocedo con miedo que en cualquier momento algo explote desde adentro.

Caleb se acerca al maletín y lo cubre con su cuerpo. Lo miro completamente anonadada.

¿Qué está ocultando? ¿Hice algo malo?

Caleb baja la mirada al suelo y luego la alza con una expresión entre aliviado e intranquilo.

—lascia che ti sorprenda, pazzo— <Déjame sorprenderte, loca>

080123

Este cumpleaños apenas comienza...

Próximo capítulo: Obsequios y conversaciones

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