CAPÍTULO 10

Me informaron que ya está creada la cuenta de Ryan Adams en IG: @adams.ryan_

Nueva cuenta de Caleb de IG: @caleb.__lodge

En las cuentas se estará subiendo contenido como también algunos juegos de preguntas respondidos como personajes Literarios.

(...)

Harriet.

El sobre se infla al girar dentro del microondas, es un globo en solo 3 minutos. Poccor. Relleno mi tazón, palomitas saladas y cubiertas con mantequilla, puedo hacer todo sin colocar pausa a mi maratón de la nueva serie de la plataforma.

Si algo ha cambiado aquí desde que volví, es que me he pasado sentada en el mismo sillón en mis ratos libres y esos son muchos. Caleb no está y aunque él prefería hacer otro tipo de actividades un fin de semana, yo recuerdo los días en donde mi lugar era este.

Pueden pasar horas, pero yo no dejo que pase una completa sin que revise las notificaciones de mi teléfono, está a mi lado como si me acompañara viendo los filmes.

—No va a sonar— me digo a mi misma y cojo un puñado de aperitivos.

Porque Caleb no me va a llamar, aunque sea el único que pueda contactar al otro.

Mastico casi sin ganas. Para el instante que cojo otro puñado, dos golpes en la puerta generan que suelte las palomitas de regreso al tazón.

¿Y si decidió venir y no llamar? ¿Se le pasó el enojo?

Me levanto de golpe con la idea de que sea él. Estoy con un pantalón de algodón y una camisa corta de pijama, mi cabello podría ser un nido de aves ahora mismo.

Toc toc.

El sonido me estremece, tengo las manos grasosas. No me he bañado.

Corro hacia el lavado de mi cocina y enjuago con jabón.

Cuando creo que la grasa del aceite y mantequilla se van separando de mis manos la cerradura suena sobresaltando mi corazón.

—Oh dios— toco mi pecho viendo quien ingresa.

—¿Qué haces?— me acerco a ella asegurándome que no traiga compañía. —¿Por qué no me abrías? Creí que te encontraría tirada en tu baño inconsciente.

—La llave de emergencia es para emergencias— le indico, Sky suelta un resoplido. —Creí que eras alguien más.

—¿Un asesino serial?— dice girando las llaves en uno de sus dedos. —¿O el chico que te tiene en esos trapos un sábado por la noche?

Paso las palmas de mis manos por mi cabello, se que me veo un poco mal, pero es como alguien estaría en un día que no tiene nada que hacer. O soy solo yo.

Además, no voy a admitirlo. Caleb no vendrá, ya entendí.

—¿No piensas ir a la fogata?— por eso vino. —Lo olvidaste. La fiesta a la que hemos asistido desde hace dos años.

—No...— murmuro escapando de su mirada.

Debería deshacerme de mis aperitivos.

—¿Has estado comiendo esto todo el día?— levanta los sobres inflados y vacíos.

—¿No?— bueno sí. No tiene caso.

Sky agarra el mando de la televisión y lo apaga, quedo ofendida por su acción, en sí acaba de interrumpir una buena serie.

—Es todo. Ve a bañarte, te escogeré algo sexy que usar.

—Sabes...— intento convencer. —No me siento bien, puede que comer tanto...

—No pierdas el tiempo— la fulmino con la mirada. —Tenemos 40 minutos, Justin está en camino.

Arrastro los pies hasta la ducha, no pensaba salir y lo cierto es que no he olvidado la fiesta en la fogata. El evento esperado por los nuevos y regulares universitarios me recuerda muchas cosas que viví en las anteriores.

Nate.

Caleb.

Hundirme en un sillón viendo una serie romántica no parecía mala idea para un día como este.

Enjuago mi cabello y limpio mi cuerpo con una esponja. Casi diez minutos después puedo salir envuelta en una toalla y con mi cabello pegándose en mis mejillas.

—Sky...—digo sentándome en mi cama. Ella está metida en mi armario.

—¿Recuerdas nuestra primera fiesta en la fogata?— vagamente. —Querías llamar la atención de Nate.

—Eso no es verdad. Él estaba de novio de Katherine.

—Pero tú no lo sabías y te pusiste ese vestido— apenas logra tener parte de su cuerpo fuera del ropero. —¡Aquí está!

Abro los ojos viendo lo que saca desde el fondo del perchero.

—No usaré eso.

Es muy pegado y apenas y cubre mis muslos. Y es negro con dos tirantes delgados.

—Claro que sí— dice tendiéndolo a mi lado. —¿Sabes quien estuvo en la fiesta el año pasado, verdad?

¿Está jugando conmigo?

—Caleb— responde ella. —Así que seguramente esté ahí.

Siento como las gotas frías caen en mis brazos, despertándome en esta conversación.

—Te vas a poner esto y vas a hacerlo sufrir.

—¿Me estás usando porque estás enojada con él?

—Sí— confiesa sin pizca de remordimiento. —Y tú también deberías.

—No quiero eso...

—Mejor amiga— coloca sus manos en mis hombros. —¿Necesitas verlo besuqueándolo con esa zorra para hacer algo?

Eso hace que una imagen que no quiero en mi mente aparezca. Mis ojos se detienen en el vestido que tengo a mi lado.

¿De esto si me voy a arrepentir?

(...)

Si me convencí en deslizarme en el interior de este vestido, claramente no considere la piel de gallina que me causaría.

—Voy a agarrar hipotermia— digo desde la parte trasera del auto.

—¿Quieres que te preste mi chaqueta?— dice Justin al volante.

—Claro que no— se niega Sky. Con medio cuerpo, desde el asiento del copiloto voltea a verme. —Él no podría ver lo que llevas debajo.

—Si él no va, quedará en tu conciencia el haberme...

—Él ira— dice Justin.

Sky regresa a sentarse correctamente.

—¿Cómo sabes?— pregunto al mismo tiempo que veo a su novia hacerle gestos con los ojos para que no diga nada.

—Eh— Justin me encuentra por el espejo retrovisor. —¿De quién estamos hablando?

—Dentro de la casa no sentirás frío— lo interrumpe Sky.

—¿Casa? Creí que sería una fogata.

—A inicios del anterior año muchos se fueron por el tiempo, se quiso tener la opción de poder estar en una casa...

El auto desacelera saliendo de la autopista y llegando a una entrada de un camino pequeño. Hay como tres casas en la recta, separadas por un gran espacio. Una de ellas tiene luces saliendo desde la parte de atras, autos y personas caminando por todas partes.

—Yo creo que muchos se cansaron de coger en la arena, y prefieren una habitación cómoda donde no les entre arena donde no quieren.

—¿Y tú como sabes de eso?— le pregunta el rubio, sacando las llaves y viendo a su lado. Sky abre los ojos de golpe.

Me doy cuenta que quiere darse una bofetada y hasta la mejilla me escuece de pensarlo. Justin me busca por el espejo.

—Yo no se nada— pero ninguno se mueve de su asiento. —Yo... los dejaré solos.

—¿Tuviste sexo en la playa?— escucho cerrando la puerta.

Los faros de los autos buscando un lugar para estacionarse me ciegan en el camino. Las puertas de la casa están abiertas, nadie necesita ingresar porque con solo rodearla encuentras la playa y un montón de adolescentes ebrios o a punto de estarlo.

Las olas rompiéndose contra otras apenas se oye con la música de un DJ desde un lado de la fiesta, su equipo de sonido y luces de colores son lo que nos delata desde calles antes. Mis pies se hunden bajo la arena.

—¡Hey!— alguien se me acerca.

Rubia como su hermana. Amber Collins.

—Hola.

—¿Te sientes mal?— dice viendome. He cruzado mis brazos abrazando mi abdomen.

—No— suelto mis manos. —Las brisas corren por aca— y yo que parezco desnuda.

Ella lleva una blusa con mangas.

—Es por la playa. Ven— hace un movimiento de cabeza.

Hay pequeñas gradas que llevan a la casa de playa. Lujoso y poco extravagante. Adentro no hay tantas personas como en la playa, casi es una reunión pequeña. Con muebles ocupados y escenas pocas apropiadas, ya sabemos a donde van las parejas.

Amber me lleva a una larga mesa, con botellas y platos hondos semi vacíos.

—Es una bonita casa.

Las paredes llevan pinturas abstractas y el techo no es tan alto.

—Gracias— Amber me sonríe, sirve de una botella oscura. —Ten, ayudará a calentarte.

Estando aquí ya no siento tanto frío.

—Ok— tomo el vaso de plástico. —Gracias.

El trago que doy es corto, pero es suficiente para sentir mi garganta arder, al segundo siento como el líquido va bajando por mi garganta y explotando en mi estómago.

Amber toma conmigo dando un recorrido al panorama.

—¿Buscas a alguien?

—¿Yo?— me observa. —No— dice con nerviosismo.

Puede estar revisando que todo esté en orden.

—No sabía que mi casa se convertiría en un encuentro de citas.

Es lo que usualmente ocurre en las fiestas, no se puede evitar.

—Yo no sabía que tenían una casa de playa— aunque las Collins nunca me hubieran invitado a ni una sola.

—No solemos venir aquí. En realidad, mis padres no saben que estamos aquí.

Ladeo la cabeza. Ha armado esta fiesta sin permiso, no es extraño.

—¿Tu hermana está por aquí?— pregunto.

No la he visto desde el día del hospital, antes que todo pasará.

—No— Amber hace una mueca y prefiere dejar el vaso sobre la mesa antes de responderme. —Kate está en Australia...— interesante. —o Canadá. Tal vez Brasil.

—Tú...— respira hondo.

—No tengo ni la menor idea. Nos dejó claro que no quiere volver.

Cuando me dijeron que también se vio afectada creí que un tiempo sería suficiente. Ella acabó la universidad, lo haría con Nate, si él estuviera aún aquí.

—No lo sabía— Amber se encoge de hombros y llena su vaso aun sin haberlo acabado.

—Espero que al menos vuelva para mi graduación— contesta y lleva el vaso a sus labios.

Ellas eran inseparables, lo hacían todo juntas como hermanas mellizas. Desde que Amber paso lo de la fiesta de Halloween, su lazo se rompió, pero Amber nunca dejó de querer a su hermana. Tengo entendido que las vacaciones la paso con ella, apoyándola.

—Es bueno ver un rostro conocido.

Debo voltear y encontrarme con unos brillantes ojos marrones chocando conmigo.

—Hola— saludo con una simple sonrisa. Vuelvo a ver a Amber, ella me observa y luego a él.

Ah, claro.

—Amber, él es Ryan— volteo hacia mi otro lado. —Ryan, ella es Amber.

Aunque eso ya debió escucharlo.

—Eres el nuevo quarterback— lo apunta ella con una mano sosteniendo su vaso.

Ignoro su conversación viendo que es lo que sucede en el exterior, la playa, donde la mayoría de chicos baila y alzan las manos por la música que coloca el DJ.

No hay señales de Caleb o su exnovia, pero ahora lo que más me preocupa son mis amigos que abandone. Tal vez están gritándose allá afuera.

—Felicidades— Ryan tira de las comisuras de sus labios. —Dijeron que diste que hablar en el reclutamiento.

—No creo que fuera para tanto— se quita merito.

—Lo veremos en...— Amber se silencia y tengo que ver que pasa para darme cuenta de que mira hacia otro lado. —¡Oigan!— grita a una pareja. —¡Esa habitación está cerrada!

Amber nos mira con sus ojos alarmados, pide disculpas y sale con pasos firmes hacia ellos.

—Así que. ¿Esto es una fiesta de fogata?

—Sí— sonrío. —Antes lo era. Todos bailan al rededor de la fogata y no lo ignoraban.

Hay una fogata aquí. Un poco más alejado del grupo que baila, las llamas se mantienen vivas, aunque casi nadie le preste atención.

—Nuevas tradiciones— Sky aparece atrás de nosotros causándome un pequeño infarto. —Adam.

Justin saluda a Ryan con un golpe de puños y un movimiento de cabeza.

—¿Has visto a los chicos?— pregunta al nuevo jugador.

Ryan voltea y alza su botella de cerveza para señalar. —Por allá— señala a la salida a la playa. —Y por allá.

Sí. Los chicos que están besuqueándose y tocándose en los muebles son jugadores.

Yo le aconsejaría a Amber comprar nuevos muebles.

—Creí que estarían matándose en el auto— susurro a Sky.

Ella forma una sonrisa amplia y divertida, de la botella grande sirve un vaso con una sola mano. —Matamos otra clase de cosas.

Hago una cara de asco entendiendo a que se refiere.

—No has perdido el tiempo— su ceja perfectamente maquillada se arquea. —Adam es apuesto.

—Ryan— corrijo.

—¿Quieres besar a Ryan?— voy a matarla. —¿Bailar?

—Ignoraré el último minuto.

—Aburrida— ya sé. —Chicos, la fiesta es afuera. ¿Por qué no nos estamos emborrachando y moviendo el cuerpo?

—Yo vine por el equipo— Sky le pone mala cara a Ryan. Su cabeza gira a mí, pero ella sabe que no quería venir.

—Salgan— ordena a todos.

Sky toma mi mano para que caminemos adelante. Los chicos nos siguen hasta ser capaces de ver a todos divirtiéndose.

Justin sujeta a su novia y con un giro sorprendente la invita a unirse al grupo que se deja llevar por la música.

—Iré a la fogata— para calentarme.

—Te acompaño.

Caminamos pasando por la ronda de cuerpos y llegando a las llamas que poco a poco pierden intensidad. Ryan agarra algunos trozos de leña y lo avienta al fuego, yo me siento en el tronco cortado que acompaña. Hay chicos bebiendo alcohol en los otros dos.

El maldito vestido podría subirse por mis muslos, pero me reconforta el calor del fuego.

—¿Quieres mi...— levanta su abrigo de su pecho, es educado y amable. Sin embargo, el fuego es suficiente y no me siento en confianza con él.

—No es necesario, pero gracias.

Ryan lleva sus manos a sus muslos, empieza a palmear y a mover la cabeza en silencio. Un silencio que se vuelve incómodo por la falta de conversación.

—Felicidades por entrar al equipo.

—Gracias— asiento. —¿Crees que soy una mala persona?

—¿Qué?

—Mi hermana, ella te preguntaba mucho en el auto sobre el equipo y jugar.

MJ. Lo olvidé. ¿Por qué no le dijo a su familia que intentaría entrar a los Guerreros?

He estado con mucho en la cabeza que no consideré preguntar.

—¿Por qué no les dijiste?

Su madre y hermana son tan lindas personas, no veo motivo para no decirles.

—Creí que me rechazarían. Es uno de los mejores equipos, ganaron el campeonato pasado.

—Pero tú también eres bueno— eso dicen.

—Ni cerca de lo que era Nathaniel.

Me cuesta no mostrar una reacción a lo que acaba de salir de su boca. Una parte de mi pecho ha dado un chispazo.

—Lo siento...

—No... — mi voz sale bajito, sé que me oye a pesar de la música que retumba a unos metros de distancia.

—Siento que todos tienen expectativas altas...

—No te cohíbas por los comentarios— puedo entenderlo. —Vas a tener críticas por como juegas, entrenas y seguro te compararan...

—Ya lo hacen. El equipo y algunos compañeros.

—Nate era un líder. El equipo lo respetaba porque jugaba con el corazón y pasión, era su sueño y lucho hasta conseguirlo. Solo... demuestra lo que puedes hacer.

—Como él.

—No— niego rotundamente.

Nate una vez pensó igual que Ryan. Y lo que le dijeron a él ahora se lo diré al nuevo quarterback.

—El mundo ya conoce a un Nate Archer. Tú tienes que hacer que conozcan a un Ryan Adams.

El chico sentado a mi lado me mira fijamente, sus ojos simulan ser más oscuros de lo que ya los vi en el día, no pestañea ni se mueve.

—¿Eso es lo que crees?— su duda me causa un sentimiento extraño.

—Es lo que le dijeron hace algunos años— respondo.

Debe ver algo porque sus ojos se desvían de los míos para inclinarse un poco y su mentón se alza.

El escalofrío que siento no es por la marea o por la tela negra que se ha levantado, esa sensación del pecho acelerado y la mirada de alguien como si fuera el blanco de algún tablero solo pertenece a una persona.

—Bryan.

090722✨

Se viene algo bueno😯

Próximo capítulo: Bajo la luna y las estrellas. C.

Dinámica de lectoras: Versión personajes literarios (lo vi en TikTok)

Es un # (del 1 al 10), pero...

Por ejemplo: Es un 10, pero se eligió a su exnovia para su tratamiento de abstinencia.

Tu turno - comenta (puede ser de cualquier libro)👉💭

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