CAPÍTULO 1
Harriet.
La última vez que estuve aquí caí frente al campo y muchas personas me vieron, fue la vez que vi su fotografía con su chaqueta de jugador al frente y al centro de todos. El número 10.
Hoy me toca volver, mi último ciclo en Hasting. Ingreso viendo a los estudiantes andar de aquí para allá, conversando sobre sus vacaciones u observando a la chica que probablemente más lastima ha dado el año anterior. Ósea yo.
¿Es el recuerdo del castaño que levantó su medalla o la trágica noticia de que mi padre estuvo muerto todo este tiempo? Se lo agradezco a los periodistas, esos mismos que me siguieron el día del entierro de Nathaniel. Debí suponerlo, yo tuve que tener cuidado. Las llamadas de Lilian minutos después de que las cámaras dejaran de seguirla fueron atendidas por nonna, quien no dudo en protegerme de las palabras más hirientes que podrían salir de su boca.
Mi corazón ya estaba confundido y torturado por Caleb, al punto que no fue difícil volver a la cama.
—Bonjour les étudiants— <<Buenos días, estudiantes>>
La maestra de anteojos y pañoleta en el cuello hace resonar las puntas de sus tacos desde la puerta hasta su mesa, miro a mis lados, los alumnos responden a coro algo parecido.
¿Esto es Literatura Universal?
—Comment était ton été?— <<¿Cómo les fue en su verano?>>
Mi básico en francés es insuficiente para comprender. Los toques en la puerta me hace girar mi cuello, una rubia con el cabello más largo que la última vez que la vi. Amber.
—Lamento la tardanza.
Definitivamente, no es mi clase. Amber no estudia Literatura. Me pongo de pie logrando que Amber me vea y frunza su frente.
—Nunca te había visto —dice la maestra bajando un poco sus gafas redondas. Lleva ese acento característico de su país. —¿Eres de intercambio?
—No... Creí que esta era el salón 303— digo avanzando entre las sillas.
—Debe haber algún error— dice la maestra.
—Este es el salón 303— Amber me muestra su teléfono, la diferencia es la clase, no el salón.
—Iré a la oficina a preguntar— fuerzo una sonrisa. —Disculpe.
Primer día, igual a primer error. Mi horario no está equivocado, en la puerta dice 303 y en mi pequeño impreso también. La oficina de la rectora y su asistente están libres en el área de espera. Tomo asiento en la silla a un lado de su puerta, puedo escuchar una conversación desde el interior.
—Esperamos verlo por el campo Sr. Adams— esa es la rectora Sully.
—Es uno de mis motivos de estar aquí.
—El coach estará feliz de contar con usted. El triste hombre se ha mantenido decaído desde que perdió a su jugador estrella.
—Me enteré por las noticias.
—Es una gran pena para todo el equipo, el Sr. Archer ya se iba, pero nadie pensó que sería tan...
—Lo comprendo.
—Claro. ¿Usted lo conoció?
Un silencio llena la oficina, mi curiosidad me mata por averiguar quien es la persona que está adentro.
—Se puede decir que sí.
Los conocidos de Nathaniel son muchos, era jugador, empresario y muy sociable. ¿Quién es esta persona?
—Fue un joven excepcional— sonrío de lado.
Llevo un tiempo aceptando que Nate ya no está y no volverá. Hay tantas cosas que hicimos juntos, decidí conservar esos buenos momentos como nonna me dijo. Superar no es olvidar, y finalmente puedo escuchar su nombre sin caer en un agujero negro.
—¿Esto es todo verdad?— vuelvo a prestar atención.
—Sí. Bienvenido a Hasting Sr. Adams— la silla siendo empujada hacia atrás rechina. Puedo imaginar un apretón de manos o tal vez un asentamiento con la cabeza de parte de la rectora.
—Gracias— muevo los hombros acomodándome en mi asiento al abrirse la puerta.
—Srta. Moore— giro viendo como ambos cuerpos salen desde su oficina. —¿Ha estado esperando mucho tiempo?
Parpadeo, la mujer puede estar hablándome, pero luego de negarme tengo que ver a su lado.
Es alto, tiene un jersey beige y unos pantalones casuales, su informalidad es juvenil. Su cabello no es tan largo, de un castaño claro, ni un solo cabello cae sobre su frente, está perfectamente levantado peinado a un lado, con mechones curveados pero no ondulados. Sus ojos marrones son tan claros que hacen el increible juego con su cabello y jersey.
—No fue nada— dejo saber desviando mi mirada.
Sully entrelaza los dedos con esas comisuras alzadas mínimamente.
—Que bueno. Le presento al Sr. Adams— vuelvo a verlo, tiene la mandíbula marcad y extrañamente en el centro una pequeña línea hace parte de la división, es un hoyuelo. Poco usual y varonil.—Acaba de hacer el traslado de West UNiversity.
—Genial— digo intentando escapar de esos ojos marrones claros, para ser una pequeña presentación se mantiene demasiado tiempo viéndome con las cejas fruncidas. Es incómodo.—Temo que hay un error en mi horario— digo volviendo a la razón por la que vine hasta aquí.
Le tiendo mi documento, la que lleva claramente las aulas asignadas para los cursos de este semestre en la universidad. Ella lo observa inclinando la cabeza.
—Hubo un error en la primera hora, Literatura Universal no está en el salón 303. Están haciendo Francés— y algo me dice que es el avanzado.
—No es posible— dice ella devolviéndome el documento. —¿Descargó el horario que se le mandó a su correo? El de nuevo aviso.
La mujer camina movimento sus caderas con la falda tubo mas abajo de sus rodillas, el escritorio que está en su sala de espera se encuentra con la ausencia de su ayudante, tal vez porque aún nos encontramos en la primera hora.
—¿Correo?— digo pasando del chico nuevo para seguirla.
—Se mandó un horario actualizado hace dos días. ¿Es ese el que imprimió?— no reviso el correo desde hace una semana. Descargué este en el momento de la inscripción.
—No.
—Debe haber alguno por aquí— entre tantas carpetas puedo ver el sello de Intercambios y Traslado Aprobados. —Aquí.
Aparto la mirada de la carpeta, puedo notar como el nuevo está atento a lo que hacemos. No entiendo que hace aquí, debería ir a alguna clase o algo así.
—Los salones fueron cambiados por un cruce con Lenguas extranjeras— ya vi el cruce. —Deben estar en el 603— sonrío sabiendo que fue mi error y no el de ellos.
—No estuve al tanto— digo. Creo que puedo dar por perdida la primera clase.
—No es su culpa, el sistema nos falló, pero nos dimos cuenta antes del comienzo de clases. Explíquele eso al docente.
—Está bien. Gracias— acomodo mi bolso que carga mi cuaderno y útiles necesarios. Intentaré entrar a lo que resta de hora.
—Srta. Moore— detengo mis intenciones de irme. —Ya que está aquí, porque no acompaña al Sr. Adams a su clase, es la 505.
—Oh— entre abro los labios. No tengo una excusa para negarme a este pedido, y me parece que ya tengo una falta. —Claro.
El mencionado forma una sonrisa, la primera que veo en él, extraña, pero de alguna manera bonita.
Espero que me alcance para poder seguir el camino de los anchos pasillos de Hasting. No pienso darle un recorrido o ser una guía que le dirá aquí está el baño, los letreros lo dicen todo. Además, la universidad cuenta con las señales, no puedes perderte si ya te encuentras en el pabellón correcto.
En las últimas semanas, no tengo humor o una sonrisa sincera.
—¿Estás en último año?— me pregunta mientras observo a algunos alumnos transitar como nosotros.
—Sí.
—¿Literatura?— giro mi cuello. Es un poco más alto que yo.—Tienes ojeras— el corrector hoy día no hizo justicia.
—Todos tienen ojeras en el último año.
—Cierto— aunque él no las tiene.
Ambos pasamos por el patio, doy una mirada a los árboles por donde el año pasado me pasaba los ratos de almuerzos.
—¿Esa máquina funciona?— vuelve a preguntar.
Su cabeza señala la expendedora cercana, la misma que me trae un recuerdo corto y algo desagradable. —Eso creo.
—Dame un minuto
Lo observo correr hasta ella, de sus bolsillos saca una moneda y la inserta en la máquina. Aprovecho en ver a los lados, hay esa pequeña esperanza de ver a alguien conocido cerca, un pelinegro que volviera a clases, pero no hay nadie.
No hay nada nuevo sobre Caleb, solo que está con Nina, la llamada en San Valentín fue la única comunicación que tuve con él desde que se fue. Susan no me contestó ninguna llamada. Entonces supe que no me diría donde estaba, Y tuve que vivir el resto de los ya casi dos meses con eso. Han pasado casi tres meses y estoy tan molesta con él que no sé cómo reaccionaria si lo viera.
Lo gracioso es que aun así una pequeña parte de mí lo busca entre las personas.
—Harriet— escapo de mis pensamientos.
—¿Si?— el chico Adamas alza sus cejas. —Estaba pensando algo— bajo la mirada a sus manos, tiene una bolsita morada de dulces.
—No es para mí— dice guardándolo en sus bolsillos.
—¿Seguimos?— asiente.
Ya no estamos tan lejos, su clase no tiene tanta distancia de la mía, puedo entender que por eso la rectora pidió que lo llevara.
—¿Sabes quien es el capitán del equipo?— entiendo que porque sea nuevo tiene preguntas, pero justamente ahora mi paciencia se ha reducido a la tercera parte de lo que era antes.
Mis energías están igual o peor.
—Su nombre es Justin Garret.
—¿Garret?— asiento.
—Ese es tu salón— apunto a la puerta. Antes de poder continuar, él toma de mi brazo haciéndome volver a verlo. Apenas un toque de dos segundos que suelta como si le quemará.
—Gracias por traerme.
—No es nada— digo indiferente. —Suerte.
No me alejo ni dos metros cuando escucho su voz de nuevo. —Soy Ryan.
(...)
Me dejo caer en la cafetería cuando termino con mi primera clase, sinceramente prefería al Sr. Potter, el Sr. Fitz es el profesor más aburrido de la historia, sus anécdotas personales son más la clase que los temas del sílabo. No sé que aprenderé del cómo conoció a su esposa o el cómo la sorprendió con un viaje a Marruecos.
Recordarnos que algunos estamos solos es triste, pero valiente.
—Llevas una cara de querer matar a todo el mundo— me avisa mi mejor amiga tomando asiento a mi lado.
—Intenta llevar un viaje con escalas, no he dormido bien— miento.
—Claro. Debe ser eso— paso por alto el que sepa que es mentira. —¿No has tomado tu café?— niego. —Compra el de aquí— me recomienda.
—Solo quiero irme a dormir.
—¿Tienes más clases?
—Hoy no— abro un yogur y con una cucharita saco contenido de su interior. —¿Dónde está Justin?
—Terminando una reunión con el equipo— Sky adereza su ensalada, acaba de empezar una dieta estricta. —Están vueltos locos con las pruebas.
Cierto, las convocatorias de nuevos reclutas.
—¿Sabes como se encuentra el coach?
Sky alza la cabeza de sus verduras y frunce el entrecejo. —Justin me comentó que intento renunciar, pero el equipo lo convenció de que no lo hiciera.
—¿Renunciar?— eso es muy grave.
—Quiso darse un descanso— se encoge de hombros.
Podría tratarse de Nate o no. Doy una lamida a mi cucharita de yogur natural viendo a los chicos ingresar, Justin viene con Archie, conversando.
—Hola— nos saludan antes de tomar asiento, el rubio le da un beso a Sky y se sienta al frente.
—Hola— digo para ambos, Archie saca su teléfono escuchando cada cosa que le dice Justin.
—Averigua entre los datos de traslados de Hasting, debemos saber su equipo anterior.
Arqueo una ceja con intriga, Sky coloca ambas brazos sobre la mesa esperando que el chisme llegue a ella.
—El coach dijo que confiemos.
—Tenemos que estar preparados. Si es un infiltrado...
—¿De quién hablan?
Justin voltea a nosotras. —Hay un chico de traslado que viene recomendado para el equipo.
Ay no.
—¿Lo trajeron para jugar?— dice Sky.
—No estoy seguro, el coach me pidió que le ponga el ojo en las pruebas...
—¿Qué posición?— pregunto yo, sabiendo de quién pueden estar hablando.
—Quarterback.
La posición de Nathaniel. Ya entiendo por qué el afán de investigarlo bien. No es cualquier posición.
—¿Sabes como se llama?— pregunto.
—Ese es el problema— Justin se desespera. —Dijo que lo sabríamos al verlo. Debemos reconocer a un jugador. ¿Cómo quiere que le ponga atención si no sé quien es?
—No será difícil reconocerlo, no debe verse como los de primer año.
—¿Y si fallamos?
Suspiro jugando con el yogur. Podría decirle como se llama y ayudarlo.
—Sé cómo se llama— confieso.
No sé si es lo correcto o no.
—Hoy fui a rectoría y conocí a un chico de traslado, también escuché que esperaban que se uniera a los guerreros— hago memoria. —Y pregunto quien era el capitán.
Archie ha dejado de ver su teléfono y ahora se encuentra con los ojos más grandes que lo normal, Justin está casi igual. Y Sky, ella siempre disfruta de los momentos.
—¿Y?— presiona Justin.
Ruedo los ojos, muevo un poco la cabeza viendo por la cafetería, debería estar por aquí. Al menos que no encontrara la cafetería, cosa que podría ser parte mi culpa por no decírselo.
—Adams...— presiono a mi memoria pues sé que me dijo su nombre. —Ryan.
Archie reacciona para buscar el nombre en su teléfono. Si querían sacar todos sus datos sobre él, ahora encontraran hasta su signo zodiacal, estoy segura.
—¿Tienes algo?— alzo las cejas viendo como ambos guerreros deciden centrarse en investigar.
Un gracias no estaba demás, pero bueno.
—Y este Ryan...— mi amiga llama mi atención. —¿Está bueno?— no es cierto. —Espera, acabo de sentir un déjà vu.
—Me parece que eso pasa porque haces la misma pregunta de todos los chicos.
—Da igual— Justin está tan entretenido que ni se da cuenta de lo que hablamos.
Niego.
—Era el mariscal en West U.
—Pero no llegó a ninguna final.
—Te recuerdo que nosotros solo llegamos a una— dice su amigo.
—Y ganamos— se le aparece una sonrisa a Justin.
Es la verdad.
—Tenemos que verlo en las pruebas— Justin asiente.
—¿Se quedarán hoy?— nos pregunta.
Sky claro que se va a quedar, pero yo no. Quiero dormir.
—Tú lo conociste— Archie me hace conversación. —¿Cómo es?
—Apenas hable con él— señalo. Pero sus ojos me dicen que esperan algo más, intento sacar una conclusión de su persona. —Es alto.
Los deportistas me fulminan con la mirada mientras que Sky suelta una carcajada.
—Todos son más altos que tú— bien, eso es cierto.
—No estaba de humor como para conocerlo— solo quiero ir a mi auto nuevo y que este me lleve a mi destino final, cerrar los ojos.
—Ya lo veremos en el campo.
Termino mi yogur y me despido de cada uno para salir de la universidad. Sky me recuerda comer y yo le aseguró que lo haré después de abrir mi maleta y desempacar.
No es hasta que estoy en el estacionamiento que no pierdo el tiempo en observar una de las zonas, hay varias motos, pero ninguna como la moto de él.
—¿Estás buscando a alguien?— volteo escuchando una voz.
Es Ryan, el chico que viene cerrando la puerta trasera de un auto negro. Lleva un bolso deportivo colgado de su hombro izquierdo. Supongo que para las pruebas.
—No— digo mostrando mis llaves. —Ya me iba.
Ryan asiente dándome una mirada con una sonrisa.
—Vas a hacer las pruebas— doy por hecho. Justin lo va a estar esperando.
—Sí— un nuevo jugador, en el puesto de Nathaniel. —No he tenido la oportunidad de decírtelo, pero lo siento por lo que paso con Nathan, supe que...
—Nate— corrijo. —Él odiaba que lo llamaran Nathan.
—Cierto— me da la razón. Sostengo su mirada fijandome que intento disculparse, hay algo en sus ojos. Es como si recordara.
Entonces recuerdo la conversación que tuvo con la rectora Sully.
—Lo conocías.
Ryan ensancha los labios hacia los lados. —¿No me recuerdas cierto?
210522✨
Próximo capítulo: POV CALEB🖤🚬
¿Listas(os) para saber lo que es estar en la cabeza de Caleb?
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