Prólogo. Más allá del cosmos.

"Los confines del espacio son una misteriosa frontera que no todos nosotros llegamos a comprender. La gran magnitud del espacio está siempre expandiéndose, creciendo, evolucionando. Nuestras mentes curiosas desearían aprender más sobre este mundo oscuro, ésta área de gran conocimiento. Construimos naves espaciales para investigar este enigma, para visitar estrellas lejanas, pero, a veces... algo nos visita".

El hombre dejó de lado la pluma y se enderezó para leer su escrito. Había hecho más de un intento, pero finalmente estaba casi seguro de su introducción. Aunque, aún le quedaba una pizca de duda, ¿No sonaría demasiado a ciencia ficción para un informe? Pegó su espalda al respaldo de una silla, intrigado con el planteamiento. Su columna debía estar más torcida que las ramas de un árbol, porque sus huesos crujieron ante tal acción. ¿Cuánto hacía que se encontraba trabajando en su informe, a penumbras? Era cierto que se había sumido tanto en su investigación sobre el legendario Deoxys que incluso había perdido la noción del tiempo... hasta había olvidado desempacar ñas cosas que había llevado consigo a la lejana región de Hoenn.

-Es bueno estar en casa -se dijo a sí mismo, mientras miraba el observatorio que se había convertido en su oficina.

Desde niño siempre le había intrigado el espacio, y fue esa pasión por saber "qué había más allá" lo que lo llevó a gastar los ahorros de su vida en el viejo observatorio de la cordillera montañosa de Soigenth.

De pronto, sintió cierta añoranza. Desde que había comenzado a investigar sobre Deoxys, el pokémon del espacio, se había olvidado incluso de mirar las estrellas, igual a como hacía antes cada noche. Dejó su investigación de lado y alzó la vista hacia el techo de cristal. El majestuoso cielo de Alamo le devolvió la mirada. No importaba cuántas regiones diferentes hubiese visitado, no había ningún cielo estrellado como el de su hogar natal.

Un destello rojizo captó su atención. Él estudió toda su vida las estrellas, estaba seguro de que "eso" no era un cometa. Corrió cual Rapidash hacia la lente del telescopio, en un intento por descubrir qué perturbaba el glorioso paisaje nocturno. Fuere lo que fuere, era grande y crecía cada vez más...

Y se estaba acercando.

<<-Va a estrellarse -pensó-. Va a estrellarse justo aquí.>>

Sin más preámbulo, tomó su abrigo y salió a toda prisa, llevando consigo una lámpara de queroseno para alumbrar sus pasos. Descendió la ladera cubierta de nieve y sólo se detuvo cuando una abrasadora luz rojiza cubrió el horizonte y sacudió la tierra.

<<-Debe ser más grande de lo que calculé, para mover la tierra de ésa forma, aún estando algo lejos>>.

Un bufido lo recibió cuando llegó a una pequeña casa de madera, a pocos pasos.

-Vamos, debemos ir a investigar, Mamoswine -le dijo el hombre a su pokémon. Este asintió, decidido y se inclinó para que su amo pudiese montar sobre su lomo.

El pokémon de tipo hielo y tierra se movió sin dificultad sobre el páramo helado, enterrando sus grandes patas. Mamoswine se detuvo al ver un anillo ardiente en la nieve, delante de ellos. El hombre descendió del lomo de su poémon, con torpeza, y se ajustó la chaqueta. La nieve se había derretido alrededor de lo que parecía un inmenso cráter y ahora la roca debajo ardía al rojo vivo.

Mamoswine lanzó un gruñido, nervioso, al ver a su amo acercarse al cráter, sin ninguna precaución.

-Estaré bien -le dijo, para tranquilizarlo, pero el pokémon no se relajó y dio algunas vueltas, receloso, alrededor de donde se encontraba.

El hombre estaba por agacharse a examinar el límite ardiente cuando un "grito" lo hizo retroceder y caer de espaldas sobre la nieve.

Una criatura brillante como el sol se alzó frente a él, extendiendo lo que parecían unas alas llameantes. El rostro del hombre reflejó tanto pánico como asombro. Era una criatura tan bella como aterradora... ¿Acaso era un pokémon?... ¿¡Y venía del... espacio!? Mamoswine, en cambio, no parecía tan encantado. Se colocó a un lado de su amo, intentando protegerlo de aquella bestia extraña.

El ave de fuego levantó el cuello y pegó un "grito" al cielo. Las llamas le ardieron un poco la piel al hombre, que no podía despegar la vista, maravillado ante el "pokémon del espacio".

La extraña criatura batió sus alas de fuego y alzó vuelo, iluminando el cielo cual fulgor de estrella, perdiéndose en el basto horizonte de Alamo, y el hombre se preguntó si intentaría volver a su hogar.

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Quiero aclarar algunas cosas antes de adentrarnos más en la historia. La primera es que aunque he sido una fan de pokémon desde que tengo uso de razón, hace algunos años que no he estado al tanto, así que no recuerdo al pie de la letra todas las "reglas" en este mundo. Como la protagonista es "intelectual" (prácticamente una nerd en los pokémon xD) me veo obligada a realizar una profunda investigación, así que puede que no actualice pronto. Esto lo hago con el fin de apegarme lo más que se pueda a las historias originales de poémon (anime, juegos y mangas).

Así que... si alguien conoce alguna forma de que me pueda "actualizar" más rápido (aprender lo de cómo funcionan las habilidades, IV's, EV's y no sé qué más sea como "de cajón" saber) ¡Una ayuda no me vendría mal!

Segundo, ni Ash ni Serena van a hacer una aparición estelar, si entras con el propósito de encontrártelos... pues de una vez aviso.

Y también quería añadir Fakemon's a la novela, pero ocurre que no tengo idea de cómo funcionen los derechos de autor y eso, sé que debo pedirle permiso a los artistas pero siento que es meterse en mucho rollo. Quería hacer que Alamo tuviese nuevos pokémon y como soy un asco inventando nuevas especies, creo que tendré que mezclar pokémon de distintas regiones. ¿Qué opinan ustedes?

Donde sí tengo que ideármelas para inventar pokémon es con los "seres del espacio", ya que en la historia de pokémon sólo aparecen algunos que de verdad no podrían ser de "este mundo".

Tengo que trabajar haciendo arduas investigaciones, mientras tanto, espero que les haya gustado el prólogo.

Se despide, Starbeats : D