Mudanza
MADELINE ORWELL POV
—¡¿Qué?! —todos mostraron su asombro y desconcierto, al igual que yo.
—No puede ser cierto... —dijo Elvira—. ¡No puede serlo, Alexa! —agregó Elvira, destrozada, corriendo a abrazar a mi Alexandra.
—Por favor, no te vayas —susurre yo con un gran dolor en mi pecho.
—Si, no te vayas Alex —dijo Carolina tomándola de las manos a mi querida Alexandra. Y aunque los celos me están matando, no voy a arruinar el momento, por mis celos.
—Lo siento mucho chicos, pero... —respondió entonces, Alexandra con la voz rota y con los ojos húmedos. —No puedo permitir que sigan saliendo lastimados, por mi culpa. He conocido a grandes personas, y lo más maravilloso, al amor. Pero... Mi presencia los pone en peligro a todos ustedes... Y aunque no me importa lo que dijo Vlad, me importan todos ustedes. Es por eso, que me iré. Quiero que sepan, que los quiero mucho y son lo mejor que pude haber tenido. Pero...
—¡Ni una mierda! —espetó Ronny furioso—. No estamos dispuestos a perderte por ese hijo de puta.
—Sí, no te vas a deshacer tan fácilmente de nosotros, Alexa —puntualizó Elvira llorando. —O somos todos, o no es nadie.
—Me encantaría quedarme —mencionó Alexandra, con la voz aún más rota que antes...—Pero... Los pondré en peligro a todos ustedes.
—No nos pones en peligro —dije yo, haciéndome presente. —Al contrario, Alexandra, tu presencia aquí lo es todo para nosotros... Y para mí. Por favor no te vayas.
Alexandra sonrió débilmente, y antes de que yo dijera algo más se acerco a mi y me beso.
Me beso en la mejilla.
—Gracias Madeline, gracias Ronny, Elvira, y Carolina, pero... Ya tome una decisión.
Fruncí el ceño, mientras sentia como algo me destrozaba el corazón en mil pedazos. Alexandra, sujeto mi pálido rostro y después, abrazo a los demás con mucho cariño.
—Ya he tomado una decisión y...
—¡No te vayas, joder! —expresó al borde de la desesperación Ronny.
—No te tienes que ir solo porque ese malparido lo desea —refuto Carolina. —Quédate, Alex.
—Podemos encontrar una solución —afirme yo, sujetando sus tibias manos—. Podemos...
—Si Madeline tiene razón, Alexa —me interrumpió Elvira. —¡No puedo vivir sin ti! ¡Eres mi mejor amiga! ¡¿Cómo haré para soportar al odioso de Ronny sin ti?
Ahora que encontré el amor verdadero, no lo quiero perder. No lo quiero perder de nuevo...
—Chicos... —de pronto a Alexandra se le humedecieron más los ojos y soltó varias lágrimas. Al verla así, en ese estado... Solo pude pensar en consolarla.
Así que corrí a una velocidad sobrehumana, y la abrace.
—No quiero dejarlos... Pero tengo que hacerlo. Vlad me ordenó que me vaya y... Yo...
Maldito Vlad.
¡Todo es su maldita culpa!
¡Pero me las pagará!
—¿Qué? —expresé mi descontento—. ¡¿Qué mierda te dijo ese maldito hijo de puta?!
—Que si no me voy... Les hará la vida imposible a todos ustedes...
Abrace con más intensidad, a Alexandra, mientras ella, lloraba en mi hombro.
¡Ese maldito infeliz me las pagará!
[...]
ALEXANDRA COLLINS POV
La verdad es que no quería irme.
Pero no tenía más opción.
Y aunque, ninguno de los cuatro estaba dispuesto a dejarme ir. Es por eso que me fui en la madrugada con mi mamá del pueblo Hellwond.
—¿Estás segura de todo esto cariño? —me preguntó mi mamá. —Tu amas este pueblo. Tienes amigos y...
—Ya no importa —mentí sonriendo tristemente.
—Bueno...
Mi madre lo acepto aunque no estaba del todo segura, y cuando me baje del carro rojo de mi padre para ir a comprar unas galletas, me encontré a Madeline afuera.
—¿M-Madeline? —pronuncié confundida. —¿Qué haces aquí?
—Lo mismo te pregunto a ti.
Desvie la mirada al suelo.
—Yo... Me voy de Hellwond.
—Lo sé. Pero quiero que sepas, que nunca te voy a olvidar, Alexandra.
Sonreí ante su confesión, y me acerque a ella.
—Yo tampoco, Madeline. Eres mi todo.
Ella soltó una lágrima, y me abrazó.
—No te voy a decir adiós. Porque siempre estaré contigo. Una parte de mi siempre estará contigo.
Volví a sonreír cerrando los ojos.
—Gracias, Madeline. Yo te amo...
—Yo igual...
Posteriormente, nos separamos y Madeline me miró intensamente.
—Nunca lo aceptaré, y tampoco lo permitiré —me dijo decidida—. No te voy a perder por ese maldito infeliz. Alexandra, yo te amo mucho. Y aunque...
—¡Alexandra! —y entonces, me llamo mi madre. Yo reaccione y miré a Madeline.
—Tengo que irme... —susurre por lo bajo.
—No te pienso perder, Alexandra. Eres mi ángel. Y es por eso, que... Lucharé por ti.
Madeline se acercó y agachó un poco para besarme, pero yo fui más rápida.
La bese antes.
Ella me hizo conocer el amor.
Y yo, estoy segura, que la hice hacer sentir lo que es amar de nuevo.
Porque esto somos ella y yo, yo soy un corazón que no sabía amar, y ella otro corazón, que nunca pudo amar de nuevo.
Pero el conocernos, nos ayudó a amar.
Y es por eso, que nunca me arrepentiré de haberla conocido.
—Alexandra, te amo, como nunca creí amar de nuevo. Esto no es un adiós. No te dejare ir, yo ya tengo una idea en mente y...
Entonces Madeline, me beso apasionadamente, con muchos sentimientos cargados de su parte. Y yo me deje hacer.
Hasta que...
—Tengo que irme —pronuncie.
—No te diré adiós. Jamás renunciaré a ti. Y es por eso, que me voy a mudar contigo.
—¿Qué? —dije conmocionada.
—Me voy contigo, a dónde sea, Alexandra.
—¡¿En serio?! —respondí tan feliz como asombrada—. ¡No puedo creerlo!
Posteriormente sonreí y la besé con mucha felicidad.
Ojalá esa felicidad nos hubiera durado más tiempo...
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