Cenizas
ALEXANDRA COLLINS POV
Lo que sucedió, no fue invisible para nadie. Por supuesto que no. Todos se habían enterado de lo que sucedió.
—¡Por Dios, pudieron haber muerto! —nos dijo en voz alta, Carolina. Ella... Debe ser la más afectada de todos nosotros. Después, de acogernos, y que simplemente rompieramos la promesa, debió ser... duro... Me arrepiento muchísimo de lo que sucedió...
—Lo siento... —repetí, conmocionada. —En verdad, lo siento... —no sabía ni cómo expresarme correctamente—. Sé que lo arruinamos, pero...
—¡Pero nada, Alexandra! —me interrumpió ella, tajantemente—. ¡¿Entiendes lo que pudo haberles sucedido?! Si te pasará algo, yo no sé que haría.
Abrí demasiado mis ojos verdosos ante sus palabras.
—Fue mi culpa —habló Madeline, para mi sorpresa, se levantó y me cubrió—. Alexandra, me dijo que no fuéramos, pero yo insistí. Todo es mi culpa.
—Me temo que no podemos creerte —intervino Gabriel. —Todo está grabado aquí —señaló un dispositivo de grabación, que no había notado antes. Era un dispositivo, de color negro, que brilló y proyecto, un vídeo holográfico de todo lo sucedido.
El vídeo, mostraba, el momento exacto en el que todo empezaba. Y como, habíamos sido participes las dos en esto.
—Esto no solo fue un simple error; se han robado toda nuestra confianza —aseveró Gabriel. —¿Tienen idea de lo mucho que costó mantener encerrada a esa entidad? No, no la tienen.
Quería hablar, decir algo, pero no sabía que decir.
—Y por si fuese poco, Orwell es otra víctima más del Guardián —con una mirada Gabriel, fulminó a Madeline con la mirada. Yo la miré en silencio, simplemente arrepintiendome muy tarde—. No pueden quedarse aquí. Han puesto a mi gente en peligro, por su maldita curiosidad. Y eso es algo, que no pienso consentir.
Lo jodimos todo...
—Alex... —susurró Lawreth con la voz rota, pero no fue solo eso lo que me oprimió el corazón.
Lo que me hizo sentir otro nudo en el pecho, fue verla recriminarle a Madeline.
—¡Deberías ser más inteligente, idiota! —farfulló endurecida, Carolina—. ¡Sabes que Alexandra es humana...! ¡Y aún así, la metes al peligro! ¡¿Qué diablos te pasa?!
—¡No fue mi intención! —respondió Madeline en voz alta también. —¡Yo solo quería encontrar respuestas, Carolina! ¡Hay tantas cosas que no sabemos, y no podía quedarme de brazos cruzados, mientras algo tan oscuro se ocultaba aquí! Jamás me imaginé que las cosas se saldrían de control y terminarían así...
Madeline dió un paso adelante, mientras miraba de reojo a Carolina.
—Sé que cometí un error... Sé que puse a todos en peligro, pero lo hice porque quería protegernos. Pensé que si conocíamos la verdad, podríamos estar mejor preparadas para lo que sea que este pasando en este lugar. Pero...
—Es suficiente —intervino Gabriel. —No hay nada más que decir. Vayanse.
—¡Al menos... Dejen que les expliquemos las cosas! —pedí yo.
—No hay nada que explicar —me respondió él. —Lo que han hecho, es imperdonable. Carolina, llévatelas —y entonces, con un gesto, le indico a Carolina que nos sacará del lugar. Ella no tardó en hacer caso, nos sacó del lugar, mientras forcejaba con Madeline.
—¿Así tan fácil te piensas ir? —le preguntó Madeline, intentando hacerla razonar. —¿Tan fácil te piensas rendir?
—No tengo nada más que hacer... —me dió una última mirada—. Solo sigo órdenes...
—Espera, Carolina... —hablé yo, sintiendo como el corazón me daba un vuelco. —¿Tú nos dejarás realmente solas? ¿Nos...?
—No. —afirmó, apegandome contra su cuerpo. Madeline, la miró con una expresión intensa y dura. —No las dejaré solas.
Sonreí tenuemente, mientras me sentía aliviada por dentro.
—Gracias, Carolina, pero... —los ojos de Madeline se tornaron rojizos—. No necesitamos tu lastima. Alexandra y yo, podemos salir de esta, por nosotras mismas.
Hizo una pausa mirándome fijamente y antes de que yo pudiera decir algo, me arrastró hacia con ella. Apegandome contra su esbelto cuerpo.
—No somos tan débiles como piensas. —finalizó Madeline.
—No van a durar mucho tiempo ustedes dos solas —nos dijo en cambio Carolina. —Mejor acepten mi ayuda.
Madeline miró a Carolina, con una expresión endurecida y entonces finalmente dijo:
—Haré lo que sea necesario para proteger a Alexandra, incluso si eso significa aceptar tu ayuda.
¿Protegerme?
Inevitablemente me sonroje. Era la primera vez que veía a Madeline, tan territorial. Aún seguía apegada a su cuerpo.
Me gustaba la sensación.
Por más frío que estuviera su cuerpo, yo sentía la calidez que emanaba de él.
—Bien, regresen a Hellwond —nos indicó—. Mañana iré a allá.
Y entonces desapareció.
Pero estaremos bien, ¿no es así?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top