28-Cruz y bate
Podía esperar sentada todo lo que quisiera, pero nada en lo absoluto, los hechos son hechos y eso sí que no se van y ni el huracán más fuerte del mundo borraría de la historia el beso ocurrido bajo la presencia de la lluvia en la noche anterior. Su corazón y mente se situaban en el ring de boxeo con el fin de ver quién tomaría el mandato.
—Ayer Alexia y yo nos dimos un beso. Bajo la lluvia. Fue bonito —anunció viendo que su mejor amigo venía saliendo por el pasillo.
Él que recién se levantaba, casi se ahogaba con su propia saliva. Esperaba que eso pasara. Pues obvio que sí, pero le tomó por sorpresa que su amiga lo dijera tan relajada a plena luz del día.
—¿Estabas con ella? —murmuró con voz estupefacta.
Fue lo único que pudo salir de su boca, aún no podía creer que April había dado ese paso tan grande. Pero le alegraba.
—Sí, ayer me invitó a salir y en el momento en el que me vino a dejar en casa y nos despedimos, eso fue lo que sucedió. Yo no lo planeé, solo pasó.
—Te voy a preguntar una cosa y quiero que seas honesta.
La seriedad con la que hablaba le asustaba un poco. Desconocía lo que pudiera salir de la boca de su amigo. Pero trató de mantener la calma y hacer ejercicios de respiración para que la ansiedad no le ganara. Luego asintió viéndolo a los ojos como si le estuviera dando el permiso de hablar, por un lado, Justin lo esperó, porque no quería que su amiga se sintiera presionada a dar una respuesta. De la cual seguro, ni ella era conocedora.
—¿Tú querías hacerlo? ¿O cómo pasaron las cosas? ¿Por eso llegaste a esa hora?
—Wow tranquilo velocista, y si lo quise solo no sé... me sentí extraña, pero a la vez bien —confesó—¿entiendes lo que intento decir?
—Si claro, yo me sentí igual cuando un chico me besó por primera vez. Pero me da curiosidad algo que aún no me dices, ¿Antes de eso que pasó en realidad?
¿Con eso él quería decir que tal vez había sido una mala jugada de su cerebro? ¿Quizá lo que tuvo que soportar su corazón durante años influyó? No negaba que eso pudiera haber pasado, pero su alma necesitaba hablar y por fin sucedió. No podía seguir mintiendo a las personas de su entorno ni a ella misma, no a esa magnitud.
—Hablábamos sobre una frase que siempre nos decían a ti y a mí las monjas.
—¿Qué conversaron? Porque las hermanas nos contaban muchas cosas.
—Creo que de cierta forma me iba a confesar. Pero a último momento me paniquie y no lo hice.
La tensión en el ambiente era palpable, pero Justin no diría nada. No deseaba que su amiga se sintiera presionada a hablar.
—Le conté que, alguien una vez me dijo que cuando por fin me encontrara con el amor de mi vida, su perfume o su esencia me van a acompañar a todos lados.
Con esas palabras se logró apreciar un suspiro por parte del chico que parecía estar pensando lo que diría. La observó y ella a él. No estaba siendo incómodo, pero tenían miedo, pavor de dañar la atmósfera.
April le contó todo lo de la noche anterior, sobre su salida con la pelinegra. Le dijo lo que se estimaba para la noche, pero de manera repentina Alexia cambió de parecer y terminaron yendo al parque cerca del departamento. Más en concreto el estanque de los patos, le mencionó sobre lo que quizá pudo animarla a besar a la chica un instante después de su encuentro con Harry y Ricardo. No obstante omitió lo de Damon, quizá le afectaría y no quería tomar el riesgo.
—Bueno, pero ahora te hago otra pregunta igual de importante. ¿Qué es ella para ti?
«Eso aún no lo tengo claro.» Pensó April. «Aún no conversé con ella.» Meditó. «Apenas ayer nos besamos y el clima no ayudó a que pudiéramos hablar.»
No siguieron conversando sobre el tema, en realidad Justin hubiera podido continuar, pero cayó en cuenta que a April aún le incomodaba un poquito así que decidió que mejor le iba a dar espacio para que respirara y pensara mejor las cosas. Así que se pusieron a mirar películas hasta que el chico empezó a sentirse mal.
—Uy qué horrible dolor diría que no vuelvo a tomar, pero sé que eso es mentira, siempre acabo así y al poco tiempo caigo en lo mismo —dijo Justin pellizcando su sien.
April como buena amiga ya tenía previsto que eso podía pasar así que tenía listo un vaso de agua y una pastilla para la migraña y el chico sin chistar se la tomó.
—Ay ardillita, no sabes cuánto te quiero —susurró abrazándola y besando su frente.
Ella rio y dirigió su atención a la cocina. Tenía en la estufa un caldo de gallina que le daría a su amigo para la resaca.
—Huele delicioso. ¿Qué estás preparando? ¿Qué hay hoy en el menú? —preguntó con una sonrisa.
—Un caldo de pollo y bueno la verdad espero que sepa igual, hace mucho que no cocino y no sé si aún rindo en esto.
Al estar lista April vertió un poco en una taza y se la puso en frente a Justin quien de inmediato la probó. Y sus expresiones faciales hablaron por él, sabía magnífico tanto como el que las monjas preparaban siempre en el orfanato.
—Bendito sea el día en el que las superioras te enseñaron la receta.
Esa mañana las risas no faltaron, todo se llenó de alegría dejando las preocupaciones metidas en un baúl con candado y la llave siendo echada lejos del alcance.
—Y bien, no me terminaste de contar... ¿Cómo fue que terminaste saliendo con Alexia?
—Luego de que te fuiste ayer por la mañana me mandó un mensaje invitándome a salir por eso es que no quise beber cuando llegaste. No quería emborracharme de nuevo, porque si lo hacía lo más seguro es que la iba a dejar plantada.
Hablaron durante horas, vieron películas e hicieron karaoke, en eso se resumió el amanecer de ambos hasta que el teléfono del chico sonó anunciando la llegada de un mensaje.
Desconocido
Ella se montó la cruz.
Justin
¿Quién es? ¿Cómo que la Cruz? ¿De qué habla?
No obtuvo respuesta y eso incrementó sus nervios. Leer lo que mostraba la pantalla, esas palabras no daban buena espina. ¿Se montó la cruz? ¿Cómo así? ¿Quién era esa persona? Alguien los quería asustar, pero ¿A qué se refería? "Ella" ¿April? Al parecer no se le permitiría vivir su amor con Alexia. Y si es que era eso, cuidaría lo mejor posible. Ya había recibido demasiado daño, ya le tocaba ser feliz.
—¿Te escribió una persona de la que deba asustarme? Estás pálido juss —mencionó en un tono de voz susurrante.
—Cuando comiences a trabajar te llevo al hospital y yo mismo te busco —aseveró.
April no refutó esa decisión repentina, le resultaba raro el comportamiento de él. Porque notó su preocupación las horas siguientes. Se sumió tanto en sus pensamientos que cuando tocaron el timbre se asustó.
-¿A quién esperas? Es temprano.
—A nadie en realidad, quizá sean los de mantenimiento, que vienen a revisar algo.
Justin no creyó mucho esas palabras así que antes de ver quién tocaba con tanta insistencia sacó un bate de béisbol de un pequeño cuarto y se acercó a la puerta y abriéndola despacio.
—¡Tía! ¡Feliz cumpleaños! Un poco atrasado... pero es culpa de papá que se olvidó —confesó.
Al ver que quienes querían entrar con tanta insistencia Justin se relajó y devolvió el trozo de madera a su sitio llevando la atenta mirada de Coraline encima.
—Eh, ¿por qué tenías un bate —preguntó la niña viendo a Justin con cierto miedo.
—¡Mi niña! ¿cómo estás? Perdónalo es mi mejor amigo. Lo que pasa es que no esperábamos que vinieran y eso lo puso nervioso.
Juan Carlos entró a los pocos segundos y miró a todos lados. Su hermana vivía bastante bien por lo visto y él creía que ella era de las que solo malgastaba el dinero. Pero vaya se equivocaba.
Siguió evaluando todo y algo llamó su atención: Justin, a pesar de que sabía que él y su hermana tenían una amistad no creyó verlo ahí, para nadie es un secreto que ellos no se llevaban nada bien. No entendía a April, con la crianza que les dieron. ¿Cómo era capaz de juntarse con gente así?
—Venía a dejarla, Alexia tiene un resfriado y me dijo que no podría cuidarla, así que tú eres mi única opción, porque a Coraline no le gusta quedarse con Aileen, digo estoy consciente que la mujer da miedo, pero no entiendo que es lo que le pasa a la niña.
«Pobrecita, seguro que le hizo daño el clima anoche, debería escribirle.» Analizó April. «¿Acaso dijo que iba a dejar a mi sobrina con esa?»
—Sabes, todo lo que me hizo vivir... —recordó—que te hace creer que la niña estará segura ahí —recalcó con clara molestia.
—Debes dejar el resentimiento, las personas cambian.
«¿A qué? ¿Yo soy mala? Después de que por años sufriera de maltrato en casa de esa mujer. Que descarado de su parte.»
—Cuando son personas malas, no cambian para nada, y si lo hacen es a peor —intervino Justin.
Sin decir más el hombre se fue, debía llegar a su trabajo lo antes posible. Había dicho que debía llevar a su hija con el doctor. Qué en parte mentira no era, pero la llevó con su hermana que en realidad solo debía cuidarla.
—Tía, ¿tienes algo de comer? Es que a papá no le dio tiempo de hacerme el desayuno —mencionó la niña apenas notó que su padre no estaba.
Con una sonrisa April le respondió que tenía caldo de pollo, aclaró que hizo el que a ella le gustaba. Lo que ocasionó que Coraline pidiera un poco sentándose a comer en silencio.
—Coraline, ¿cierto? —la niña llevó su vista al frente y asintió con una sonrisa—mucho gusto pequeña, mi nombre es Justin.
Y como si fuera truco de magia, de manera instantánea la niña se llevó bien con él jugaron muchas cosas: al escondite, tuti fruti entre otros. Hasta la hora del almuerzo tocó la puerta.
—Y bien sobrina... Voy a hacer un poco de comida, ¿quieres algo en especial?
Sin decir nada, sin avisar a dónde iba Justin salió dejándolas solas. Él siempre manifestaba las cosas antes de irse, pero ese silencio asustó a April así que lo intentó seguir y enseguida él lo notó y detuvo su andar.
—Tengo que ir a ver a Alexia que me pidió que fuera. Tú quédate aquí con la niña —no dijo más nada y solo besó la frente de la chica y volvió hacia su camino.
—¿Estará bien tía? —preguntó la niña viéndola entrar de nuevo en la casa.
—Sí, solo que tiene algo que hacer en casa de una compañera de trabajo.
«Al menos sé que está bien, pero algo no me termina de convencer.» Pensó con una cara que expresaba angustia. «¿Qué irá a hacer en realidad? Ojalá no me haga pasar el susto de hace años. Ahora sí estado de ánimo no es el mejor.»
Durante toda la mañana April estuvo dándole vueltas a ese asunto, ¿qué le podía estar sucediendo a Justin? ¿Damon lo seguirá molestando? Se cuestionaba, pero no lograba darle respuesta a ninguna incógnita que formulaba su cerebro.
Y para distraer a su cerebro, decidió que le iba a escribir a la pelinegra, pues recordó que hace un rato quería saber su estado.
April
Hola, ¿cómo estás? Mi hermano me dijo que te enfermaste.
Alexia
Mejor ahora que me escribiste, te estaba pensando y sí, me enfermé, pero no es grave.
April
Si quieres puedo ir a hacerte una sopa para que te mejores. Y de paso vigilo que todo esté en orden.
Alexia
No, tienes que estar bien tú. Aparte que si vienes tu hermano se puede enojar, mira que tú sobrina es enfermiza y es posible que aquí vaya a agarrar un resfriado. Yo voy a estar bien en unos días.
April
Bueno, pero prométeme que si necesitas algo me avisas.
Alexia
No lo prometo. Porque me importa más tu bienestar.
La morena estaba indecisa, quería preguntarle a la pelinegra si Justin estaría con ella o fue una de sus mentiras. Pero tenía miedo de hacerlo. Lo pensó un rato hasta que un extraño olor llamó su atención.
—¡Tía reacciona! ¡Te estoy diciendo que hay humo en la cocina! —exclamó Coraline sujetando sus hombros y zarandeándola.
Al entender la procedencia del humo se alarmó, la estufa estaba encendida en candela y ella no sabía qué hacer. Era la primera vez que le ocurría algo así y todo por culpa de pensar en exceso.
—¡Maldita sea! ¿¡Pasó un huracán o qué!? —gritó Justin que recién llegaba.
April al oírlo maldecir en parte se alegró, pero al recordar que estaba su sobrina se enojó, ya había advertido desde antes que en su presencia no se dirían malas palabras. Pero lo dejó de lado por un momento y le suplicó al chico que apagara el fuego.
—Juss pensé que ibas a llegar más tarde, dijiste que iba a Bluesnow a ver a Alexia.
—¿A mi niñera? ¡Ella siempre me cuenta cuentos! —confesó animosa—¿cómo la conoces?
—Somos amigos de hace unos años —mencionó él con una sonrisa.
Luego de deshacerse del desastre preguntó si ellas habían almorzado y cómo negaron él se encargó de hacerles algo de comer.
Alexia
Pigmeo. ¿Estás ahí?
¿Qué haces?
¿Estás enojada otra vez? ¿Qué sucede? ¿Estás con el innombrable? Qué fastidio.
¿Hice algo mal?
Perdón por lo de ayer si es que te arrepientes, lo puedo arreglar, ¿me aceptas una salida? Juro que me abstengo de cualquier cosa.
Coraline avisó que su teléfono estaba sonando con insistencia así que se limpió las manos al terminar de comer, llevó su plato al lavadero y se regresó a la mesa para tomar su teléfono. Leyendo con atención los mensajes de Alexia.
«No estaba enojada ¿O sí? Aunque de cierta manera ella quería besarla. A pesar de que aún le confundía su forma de querer a la pelinegra, no llegaba a arrepentirse de lo ocurrido.» Meditó sin darse cuenta del par de ojos que la veían.
—¿A qué se debe ese sonrojo y esa sonrisa? —indagó Justin con mostrando su blanca dentadura.
—Es Alexia, debe ser que está aburrida, es una intensa a veces —dijo April en un susurro mientras sonreía.
Justin la observó de manera animada y coqueta a la vez no sabía que las chicas se mandaban mensajes. Aunque, por un lado, eso lo alegró. Por fin los pasos estaban yendo para adelante.
April
Hace rato me tuve que ir porque encendí en llamas una olla después me puse a almorzar y recién ahora es que Coraline me dijo que sonó mi teléfono.
Referente al beso, no me arrepiento yo lo quería también, pero no niego que he pensado en eso toda la mañana y parte de la tarde, aún me siento un poco confundida.
Oye quería, desde hace rato preguntarte algo. Pero no le puedes decir a Justin nada.
Alexia
A decir verdad yo también le he dado muchas vueltas a eso.
A pesar de que estoy segura de mi orientación, aún no me puedo creer que me hayas besado.
¿Qué es eso que no le puedo decir a Juss? ¿Te pasa algo grave?
¡Dime qué es ya! No me dejes así.
¡Sé que estás ahí! No me ignores, no me gusta que lo hagas 😤🤬.
😫😫😫😫
🤬🤬🤬🤬
¿Soy demasiado intensa?
¡Ey! Si no me dices ahora lo lamento, pero ahí si le diré lo que me estás preguntando.
—¡Tía! ¡Mira lo que hice!
Por un momento dejó el celular a un lado a pesar de la insistencia con la que emitía el sonido característico de los mensajes de texto.
—¿Te gusta? —preguntó Coraline con ojitos tristes.
—Está lindo, deberías decirle a tu padre que te inscriba en clases de dibujo.
Esa frase entristeció su mirada, su padre casi nunca la dejaba hacer algo que a ella le gustara. Y eso no era la excepción. Pero al notar que el chico volvió a la sala luego de ir al baño ella corrió hacia él y le dijo que quería ver la televisión.
«Vaya que si le cayó bien.» Meditó. «Bueno, vamos a responderle a Alexia que se nota bastante desesperada.»
April
Lo siento mi sobrina hizo un dibujo y me lo andaba enseñando.
Y no me pasa nada, solo me da curiosidad algo, verás; hoy Juss ha estado actuando extraño, primero en la mañana como si nada vino y me dijo que cuando comenzara a trabajar él me llevaba y me traía. Y luego sale y me dice que va a ir a verte.
La verdad eso le resultaba bastante extraño a Alexia, Justin siempre le decía que April era su mejor amiga. Así que no entendía por qué él le había mentido de esa forma.
Le sabía mal eso, y le daba un mal presentimiento, pero prefirió guardarse eso para ella. Luego se iría a ver con el chico (porque no tenían encuentros seguidos) ahí trataría de indagar en el tema. Obvio disimulando. No quería que el chico pensara que era una metiche.
Alexia
Si te soy sincera, pigmeo, no tengo ni la más mínima idea de lo que le pasa y te mintió. Quizá no con mala intención, pero por acá no ha pasado. Es más, ni siquiera le he dicho de mi malestar así que menos creo que vaya a venir. Pero él es así a veces ya se le pasará.
April
Él ya lo sabe, mi hermano lo dijo cuando él estaba presente. Pero esperaré a ver si me dice lo que le ocurre.
Alexia
No sé qué decirte pigmeo, pero tranquila ya hablará. Te quiero. Nos vemos cuando se me pase esta gripe terrible.
April
Adiós yo igual.
Al dejar su teléfono a un lado su sonrojo fue presencial ante los ojos de Justin que solo sonrió con los labios cerrados. Pero de manera inmediata regresó su vista al televisor. Veía una caricatura con Coraline. Mientras April parecía embelesada.
«¿Juss está dejando de confiar en mí? ¿O acaso le molestó que me haya besado con Alexia?» Meditó April mirándolo de manera fija. «¿Acaso me mintió con lo de su orientación y en realidad le gusta ella? No, jamás jugaría con algo así.»
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