2- El eco del pasado

Al día siguiente, April realizó algunas diligencias sin mayor trascendencia. Al caer la noche, mientras compartía el sofá con su mejor amigo Justin, envueltos en una cálida manta, recordó una pesadilla que la había atormentado durante la siesta.

-Justin, ¿te acuerdas de esa pesadilla recurrente? La que siempre me dejaba con una sensación extraña -confesó April, rompiendo el silencio.

-Claro que sí, April. Te enfermabas horrible después de eso. ¿Otra vez comenzó ese laberinto oscuro y la chica misteriosa? - respondió Justin.

-Sí, pero esta vez fue diferente. La sensación de soledad era abrumadora. Era como si estuviera vagando por un desierto infinito, buscando algo que nunca encontraba. Y la chica... estaba ahí, a lo lejos, pero cada vez que me acercaba, se desvanecía, su expresión me asustaba, demostraba pánico y mientras más tiempo pasaba los gritos de una multitud se oían.

Justin la abrazó con cariño. Recordando las dificultades que su amiga había atravesado. Durante la adolescencia con esas pesadillas.

-Me imagino lo asustada que eso te tuvo, te encontré toda hecha un mar de lágrimas hace un momento.

-Más que miedo, era una profunda tristeza. Como si estuviera buscando una parte de mí misma que se había perdido.

Justin acarició con suavidad su mano, intentando transmitirle paz y tranquilidad ante ese implacable nerviosismo.

-Quizás esa chica represente algo que anhelas desde lo más profundo de su corazón. Algo que te hace sentir completa.

-Tal vez tengas razón. Siempre he sentido que me falta algo, como si estuviera viviendo en una realidad paralela.

Una ráfaga de viento sacudió la ventana, intensificando el ruido de la tormenta y sumiendo el paisaje en un manto blanco. April suspiró y continuó:

-En la pesadilla, justo cuando estaba a punto de alcanzarla, despertaba sobresaltada. Era como si el universo me estuviera jugando una mala pasada.

-No te preocupes, April. Las pesadillas son solo reflejos de nuestros miedos y anhelos más profundos.

-Lo sé, pero a veces son tan vívidas que es difícil diferenciarlas de la realidad.

Justin la observó con pesar y la rodeó con sus brazos lo más fuerte que le fuera posible.

-Siempre estaré aquí para ti, April. No importa lo que pase.

April se aferró a él, encontrando consuelo en su compañía. La película proyectada en la pantalla no lograba captar su atención. Su mirada estaba fija en la ventana, donde los copos de nieve bailaban con ferocidad. De repente, un fuerte golpe resonó en la puerta principal, sobresaltándolos a ambos. Justin se levantó y se dirigió con cautela hacia la puerta, mientras April contenía la respiración.

-¿Quién será a estas horas? -murmuró Justin.

Al abrir la puerta, un gélido viento ingresó a la habitación, acompañado de una sensación de inquietud. Justin encendió la luz del porche, pero no había nadie.

-Tranquila, April. Seguro que fue alguno de los vecinos que se perdió en la tormenta y quiso pedir ayuda. Ya sabes cómo se ponen algunos cuando han tomado un poco de más -dijo Justin tratando de tranquilizarla.

Sin embargo, April no estaba convencida. Algo en esa oscuridad, en ese golpe en la puerta, la había perturbado en lo más profundo de su mente. Se acurrucó más en el sofá, buscando el calor de la manta, pero la sensación de frío se había instalado en su interior.

-¿Escuchaste eso? -preguntó ella con voz temblorosa, señalando la ventana.

Justin se acercó a ella y miró hacia afuera. La tormenta seguía azotando la casa con fuerza. Sabía que no encontraría nada, pero nada más buscaba que ella se relajara.

-Solo debes estar cansada -dijo Justin, tratando de tranquilizarla.

Pero April no podía sacarse de la cabeza la sensación, aunque su amigo tenía razón, y quizá solo debía relajarse y es que el recordar a Ethan ayer, y hoy el mal sueño no podía ser una buena combinación.

Terminaron de mirar televisión y se quedaron mirando la ventana por un largo rato, el silencio solo interrumpido por la incesante caída de la nieve. April sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.

-Justin, ¿y si no fue solo el viento? ¿Y si había alguien afuera? Y tenía algo que ver con mi sueño. O Ethan volvió...

Justin con una velocidad inminente le tapó la boca diciéndole que ya era suficiente que mejor tomara el té que le preparó. Pero se quedó pensativo. La idea le parecía descabellada, pero no podía negar la extraña sensación que había en el aire.

-Quizás seamos demasiado imaginativos. La tormenta nos está jugando una mala pasada.

-No lo sé, Justin. Siento que algo anda mal.

De repente, la luz se fue. La casa quedó sumida en una oscuridad total, interrumpida solo por el flash del celular del chico. April apenas aclaró su visión y lo vio frente a ella y se aferró a Justin, sintiendo un miedo que no había experimentado en mucho tiempo. Pero prefirieron que lo mejor sería irse a dormir.

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