Adicional: Cárcel = Vivir con los padres de Miles
—Tendrás que disculpar lo que ocurrió esa vez, nadie confía en los extraños desde que te extraviaste. —Rosemary cepilló las colas de su hijo aplicando cierto nivel de rudeza por lo estancadas que se encontraba en ciertas zonas. Miles miró el muñeco en sus manos y lo manipuló como solía hacer en su niñez, su mechón negro tenía ruleros para moldearlo mejor—. ¿Dónde está Scourge?
—¿Su confianza puede volver? Antes tampoco me gustaba ver viajeros en las casas, se creían dueños de todo y nadie hacía nada por demostrar lo contrario —resopló con cansancio.
—¿Y la desgracia de verde? —preguntó su padre al pasar por la puerta abierta.
—Tu yerno salió un momento —enfatizó—. No está acostumbrado a la paz y ha estado varios días en esa situación. Tiene una fortaleza —repuso para que Amadeus lo oyera, pero no lo disuadió.
—¿Una fortaleza que se cae a pedazos o una que te haga sentir de la realeza? —consultó con los brazos cruzados e incredulidad en su rostro.
—Aunque fuera la primera, a mí me gusta —explicó con una mano en el pecho.
Scourge y él estaban en medio de una tensión sexual muy acentuada y ni un milímetro cerca de ser resuelta. No encontraban el momento para estar solos o siempre ocurría algo que los interrumpía, ambos se vieron en la necesidad de recurrir a la autosatisfacción lejana, pero dormir juntos apaciguaba mucho el carácter del erizo.
La corona con zafiros tenía su lugar propio al lado del espejo del cuarto. La alcoba del zorro era pequeña, con el espacio justo, su cama tenía colores cálidos, las frazadas eran beige como casi todo en el ambiente, a ellos les agradaba la vista pacífica, incluso si Miles había olvidado un poco lo que se le enseñó de niño y era más incorregible.
—Miles, si no me antojaras tanto, podría tener un día sin dolor —declaró Scourge esa noche, las luces se encontraban apagadas y tenía al zorro acurrucado contra él. No era aburrido, ocasionalmente salía a molestar a algunas personas junto al menor, pero extrañaba el hoyo-fortaleza del que llegó.
—No me hago esperar por nada. No creas que no quiero, no traje ningún juguete, todo se quedó en mi cuarto polvoriento —se quejó el zorro-. Pero me gusta estar aquí. ¿Crees que estaría bien si no gimiera fuerte? Por favor, necesito algo grande ya.
—A ver si tus padres no nos encuentran, no creo que quieran ver a su hijito bañado en mi...
—Sus padres no quieren ver a su "hijito" bañado en nada, silencio, es hora de dormir —repuso Amadeus desde la otra habitación. El ánimo de Scourge cayó.
—Mi cama está de este lado desde siempre para que pudieran estar pendientes de cualquier problema que sufriera, antes tenía pesadillas —explicó Miles en voz baja para no molestar el descanso de sus parientes—. Aún existe la leyenda de un hombre que se lleva a los niños que siguen despiertos a las ocho de la noche, recuerdo que él paseaba por todo el pueblo y los padres agradecían y le daban retribuciones a que sirviera como un estímulo de los infantes a hacer más rápido sus tareas y distintas labores. Una vez me persiguió hasta que ingresé a mi casa.
—¿Hacía falta ese trauma?
—¡No es un trauma! A todos nos ayudaba a dormir.
—Con pesadillas.
—¡No! Todas esas historias mantienen el orden... Como cuando se ponía a pasear en su fortaleza y espantaba a quien se cruzara por tu camino, me persiguió una vez...
—¿Esto no es cemento? —El erizo tocó la pared como si se tratara de una puerta y bajó la mano al comprobar su sospecha, sobre todo por el sonido de madera rajada con el cuarto golpeteo—. ¿Cómo voy a metértela sin que lo escuchen?
—¡Miles! ¡Cállalo! —Su padre se oyó furioso, logró oír el murmullo de su madre tratando de apaciguarlo.
—Intenta con sentarte en mi boca para que no te diga nada mientras te preparo para lo gigante. —Scourge estaba diciéndolo todo a propósito en voz alta, esta vez su padre salió de su cuarto, sus pasos firmes resonaron en el pasillo hasta que empujó la puerta de Miles y lo bajó de la cama.
—Dormirás con nosotros —espetó mientras lo alejaba del erizo—. Sin objeciones —continuó ante el intento de zafarse de Miles. Scourge no esperaba esa reacción, se iba a levantar para pelear por el zorro, hasta que fue este quien lo detuvo para no provocar que discutieran.
Iba a ser una noche espantosa, Miles era el único que le recordaba algo familiar, además de Alicia, quien llegó para asegurarse de que siguieran vivos y ahora era víctima del cariño de Rosemary.
Pasó lo que él consideraría mucho desde que regresaron, Scourge creyó que el vulpino los saludaría y fin, volverían para saber qué estaban haciendo en su reino, pero Miles no dio ningún indicio de querer regresar y eso fue preocupante.
Alicia hizo su entrada en el lugar una semana después y trajo noticias consigo, lo único que le importaba al erizo era saber quién se creyó el dueño de todo con su ida temporal si es que Alicia no estaba ahí para suplantarlo, resultó que dejó su "centro de mando" como si fuera una familia extensa amigable, al parecer seguían tal y como los dejó.
Tomó asiento en el borde de la cama con cansancio, miró la alfombra del cuarto por unos segundos antes de levantarse para andar por toda la casa de dos plantas, había regresado a su hábito de insomnio, asustó a la señora Rosemary de esa forma y casi le da un ataque al corazón a Amadeus cuando lo sorprendió al final del pasillo.
Se dirigió a la sala principal para dar vueltas alrededor del sofá colocado frente a una televisión de programas locales, prendió la luz para advertir de su presencia y notó el bulto acomodado en el sillón, lo reconoció como Miles al ver sus colas colgando.
—Creí que se refería a que dormirías en la misma cama que ellos —expresó al dejarse caer a un lado cerca al menor, levantó un cojín y lo colocó sobre sus piernas.
—No quepo y no quería molestarte... Por ahora, hasta que me empezara a doler la espalda y tuviéramos que cambiar de lugar. —El zorro se acomodó para quedar mirando al techo y abrió un poco las piernas.
—Quieres provocarme.
—No lo he intentado más, es tan obvio, tendría que ser ciego o...
Gateó hasta colocarse sobre Prower y este se flexionó un poco más. El pasillo quedaba detrás de ellos y con suerte nadie los interrumpiría por fin.
—Rápido.
—Debería tomarme mi tiempo, ¿no? Por qué desesperarse.
—¡Scourge! No voy a soportar tus intentos de hacerme sufrir más por esto.
—Pero tú te has hecho esperar, ¿o me dirás que no?
—¡Sí! No me he hecho el interesante para que desfogues en un momento cualquiera —espetó, procurando no alzar demasiado la voz—. Introdúcete de una vez.
—¿Quieres que lo hagamos a escondidas? Tu papá se ha esforzado tanto para que no se aprovechen de su hijito en su propia casa, me sentiré mal si te dejó derretido sobre este mueble y con un interesante líquido sobre ti, ¿te gustaría?
—Sí. No, ya no quiero nada, vete si quieres, no voy a estar dispuesto para que al final digas que no. —Miles se recostó de lado, todavía con Scourge sobre él, pero el mayor se inclinó para hostigarlo un rato. El zorro se rio por cada beso que recibía, sus orejas se sacudieron al ser sensibles, hasta que uno llegó a su boca sin cuidado, se permitió que lo guiaran hasta parecer más apto a recibir caricias, Scourge bajó la manta hasta que logró presionar entre las piernas, Miles se aferró a él cuando jadeó por el toqueteo sorpresa, dirigió sus colas para que estimularan al erizo, quería tener lo que solía imaginar cuando usaba su consolador, el mayor pareció entenderlo por alguna razón.
—Guau, ¿no podían hacerlo en un cuarto? No necesito tener esa imagen cuando voy a ir a dormir —comentó Alicia con molestia—. Vine por un vaso de agua, no se molesten en seguir con lo suyo.
—Guarda silencio, el papá de Miles no debe saber que me comeré a su hijo.
—¿Comerás qué? —Amadeus estaba al lado de ambos con los brazos cruzados y una amenaza a punto de brotar, Scourge bajó del zorro de inmediato y el menor volvió a cubrirse por vergüenza.
Pasó tres veces en el tiempo que llevaban ahí, pero la mayor diferencia con esta ocasión fue que no lo sacaron de la casa a base de amenazas, solo lo enviaron a dormir en el cuarto de Alicia y a Alicia a dormir con Miles.
—Yo no me adelantaré a tus intenciones, no te preocupes, lo encontrarás virgen —se burló ella cuando ingresó al cuarto de su pareja. Miles solo logró agitar la mano para despedirse antes de que el vulpino con edad avanzada cerrara la puerta.
Amadeus no era viejo, pero se portaba como uno en la opinión más honesta que Scourge podía dar.
Scourge irrumpió en esa alcoba en las primeras horas del día, a las cinco de la mañana casi todo se encontraba alumbrado debido al sol, natural por la estación. Se deslizó por el pasamanos de la escalera de estilo antiguo y elegante, abrió la puerta sin asegurar y declaró lo que pensaba de dormir solo y lo bastante que esperaba no volver a hacerlo.
Miles se estiró antes de levantarse y empujó a Alicia en el proceso, cuya caída fue suficiente para despertarlo por completo.
—Los señores Prower salieron temprano, dijeron algo sobre ir a recopilar esas cosas que tienen en el bosque, después a los campos y no escuché más porque Miles insistió en contarme cosas que no me importan: él intenta adivinar cuánto te mide —explicó Alicia después de sacudir sus ropas
—Oh, Alicia, nadie quiere saber eso. Quince, eso bastaría.
—Es veinte, y erecto es...
—Aj, ¿podrías decírselo cuando me haya ido? —renegó Acorn por la información no solicitada—. Rosemary dijo que no quería a nadie dentro, así que tendrán que salir.
—¿Te puedo "desflorar" cuando volvamos? —sostuvo mirando a Miles, el menor negó porque el horario indicaría que sus padres también estarían presentes y no quería que los descubrieran.
—¿Ya les dijiste? —preguntó el erizo mientras caminaban por en las calles para salir de los límites de casas y dirigirse a sus suegros, si todo iba bien.
—¿Decirles qué?
—Cuándo nos iremos. No puedo esperar para llegar a mi reino, lo deben estar convirtiendo en un lugar confortable para residir —comentó con asco.
—¿Debía decirles? Yo no me quiero ir.
—¿Qué? —Scourge cruzó las vallas y le dio la mano a Miles para ayudarlo, casi lo hace caer por eso, pero tuvo la intención positiva y es lo que cuenta.
—No me quiero ir, no los he visto en años, recién pasaron dos semanas, además.
—¿Te quieres quedar aquí por siempre? —preguntó un poco más alterado, el menor mantuvo su postura tranquila—. Yo no quiero estar aquí por siempre.
—No veo una cadena que te una a mí, Scourge, si no te gusta, te puedes ir, siempre te puedo enviar una carta que llegará seis meses después y una foto de mi entrada para que te conformes.
—No voy a comunicarme contigo por cartas, Miles, deberíamos estar en el mismo lugar siempre.
—Entonces dame tiempo. —Pidió con la voz apagada, esa resolución no le gustaba, pero a Scourge tampoco le gustaba estar ahí y no quería dejar al zorro porque en una relación a distancia podían ocurrir diversas cosas, considerando que él no es exactamente una persona fiel, era probable que Miles hubiera pensado en ello y por eso no le comentó nada respecto a irse—. ¿Recuerdas lo de anoche? También existe la creencia de que los árboles que rodean este lugar protegen a las personas dentro por los cuidados que les dan, pero se enojan cuando huyen de aquí por su cuenta sin una muy buena razón que lo justifique. Un lado es malvado, solo ayudan a los ancianos y parecen exclusivos para ellos, el otro es muy generoso y disfruta de la vista, yo salí por el lado amargo, ellos odian a los niños, juegan con las mentes y no me permitieron volver cuando lo intenté.
—¿Eso es real? Es solo otra creencia para retenerlos y no dejarlos salir.
—Scourge, tú te vuelves morado con una recopilación de gemitas, ¿por qué esto no lo sería?
—Porque es diferente, muy diferente, no puedes compararlos.
—Mamá me dijo que en mi ausencia unos hombres llegaron para un proyecto de deforestación, a los días cayeron enfermos y parecía que estaban a punto de morir, hasta que rompieron el contrato y al segundo siguiente sanaron. Este sitio es tan bueno que no sé cómo pude pensar en dejarlo.
Rosemary y Amadeus ya dejaron en claro que no querían dejar ese lugar, Miles y él tendrían que dejarlos de nuevo al retirarse y Miles estaba en contra de eso, pero aún no habían llegado a pelear y fue un avance, tomando en cuenta que hace días tuvo la tentación de hacerlo por un acto de desobediencia, hizo falta recordar que no tenía ningún poder ahí, posiblemente todo esa comunidad de zorros le habría declarado la guerra si le tocaba un solo pelo con la intención de lastimarlo.
—Peor es nada, ven —mandó Amadeus, Scourge miró a Miles y él se dirigió a Alicia para molestarla con el tambaleo de una escalera.
—Es "Scourge" —repuso.
—¿Cómo? —El mayor no dejó de mirar entre dos cajas para saber cuál sería menos delicada en el transporte—. Haz algo útil y regresa esto a la casa, Peor es nada.
—Mi nombre es Scourge.
—Creí que era anti-Sonic —contestó al amarrar una carga.
—Ahora es Scourge. —Estaba enojado sin motivo aparente pero, como a la mayoría, no era fanático de ser llamado de todas las formas, menos por su real designación. No le importaba si lo insultaba, pero lo hacía en público, en todas partes, frente a todos, los niños habían empezado a nombrarlo de la misma manera.
—De mal a peor. Nadie es perfecto, pero no deberías llevarlo al extremo.
Algún día se llevarían bien. Mientras tanto, se conformaba con la aceptación de Rosemary y el encanto de Miles.
—Yo espero no llevar la mente de su hijo al extremo cuando me acueste con él.
Amadeus clavó la pala que tenía en la tierra, incrustada firmemente permaneció cuando el zorro se quitó el sombrero y frunció el ceño.
—Eso nunca va a pasar. Miles no tiene permiso para tener pareja porque él debía presentarnos a la persona que escogería, de esa forma no se conformaría con cualquier cosa.
—Es una suerte que no me importe su sistema de elección. –Intentó contradecirlo. El zorro empujó una caja de madera contra él y continuó excavando, con más ímpetu, cualquiera sabría que estaba irritado, su esposa se aproximó con el objetivo de amenguar su carácter.
—¿Puedo llevar la otra? —dudó Miles señalando el cesto libre—. La casa no tendrá a nadie y será perfecta para cualquier ruido.
—¡No! Se queda aquí, y tú también —indicó Amadeus y continuó con su labor. Rosemary posó una mano sobre su hombro y luego asintió en la dirección de su hijo. El menor levantó lo que quería y dio la vuelta junto a Scourge—. No confío de ese... ese...
—Amadeus, Miles ya no tiene cuatro años. —Logró oír la conversación de la pareja de esposos, la frecuencia con la que usaba la telepatía trajo beneficios consigo, y "pensar antes de hablar" determinó que pudiera saber lo que se decían pese a la larga distancia que se llevaban, pero en algún momento presentaría interferencia.
—¿Y si lo manipuló? No crie a mi hijo para que olvidara todo sin meditarlo, tal vez él se lo llevó y solo lo regresó para volvérselo a llevar, ¿crees que anti-Basura quiere quedarse aquí? Se irán, Mary, duermo todas las noches con esa inquietud.
—¿Qué pasó? —Miles dio media vuelta cuando Scourge se detuvo, se cortó la recepción de pensamientos.
No le respondió, pasó por su lado ignorándolo y el zorro creyó que estaba molesto. Atravesaron los pasajes que reconocía por ser de personas perdidas, en el sentido de "manzanas podridas", él muy pacífico podría mezclarse entre ellos y volverse el líder, pero la situación requería impresionar al padre de Miles, no darle motivos para creer que solo quería la virginidad de su hijo.
—Pensé en que en verdad este sitio no quedaba tan lejos y, si regresamos a la fortaleza, podríamos volver los fines de semana —sugirió el zorro.
—Sí, sería mejor no hacer lo último.
Miles empujó a Scourge traviesamente por el comentario, esbozó una sonrisa al confirmar que el otro no se encontraba enojado.
Los faroles se apagaron en línea para que la única fuente de luz sea la que brindara el sol. Bajaron hasta el margen del río a petición de la mente de Miles, quien continuó sin cuestionarse por las coincidencias. El menor dejó la orilla de repente para andar en la poca profundidad, sin alejarse demasiado para caer en el centro del cauce. Scourge viró para observarlo un momento jugando a pisar las rocas visibles a través de las aguas cristalinas, las púas regresaron a sus muñecas después de una conversación sobre la pizca de integridad que le brindaban.
Solo cuando se sorprendía mirando a Miles por un largo periodo, se recordaba la elección favorable que tuvo cuando optó por terminar su relación con Fiona.
La casa de los Prower quedaba en una esquina, en ocasiones algunos vendedores se acomodaban con sus productos y se retiraban al caer la noche, con el primer parpadeo de luz artificial, se despedían por las calles emboquilladas de piedras, con las cuales Scourge llegó a tener un inconveniente al no lograr detenerse cuando quiso debido a lo resbaladizas que se tornaban al mojarse; eso explicaba porque se estaba trabajando en rasparlas un poco.
—¡Es Peor es nada! —exclamó un niño al verlo, sus contemporáneos agitaron la mano en forma de saludo, Scourge apuró a Miles para que abriera la puerta de una vez y lo dejara entrar primero.
Scourge dejó caer sin cuidado la recolección de Amadeus y caminó entorpecido hasta la habitación de Miles, quien colocó el cesto en la encimera de la cocina de concepto abierto y se dirigió directamente a asegurarse de que anduviera bien, puesto que no era normal del erizo parecer tan torpe, estúpido y cansado, eso era algo típico de personas como Sonic, al menos él lo veía así.
Scourge estaba bocabajo en su cama, Miles primero ingresó con cuidado, ya que frente a sus padres el mayor no reaccionaría mal, pero a solas aún no lo trataba en un momento de frustración, aunque sí sabía que lo estaba manejando.
El incentivo de la soledad en la casa y la completa privacidad le encantó, agradeció que el erizo no supiera lo que pensaba o habría descubierto lo que quería desde que puso un pie en la alcoba. Caminó sutilmente hasta que subió y tomo asiento en la espalda del erizo.
—¿Por qué toda esa actuación, Scourgey? ¿Estás agotado por algo? —cuestionó mientras se balanceaba y movía distraído las púas verdes, colocó las manos sobre los hombros del rey para masajear de forma leve.
—Frustrado sexualmente —confesó contra el colchón.
—¿Puedo ayudarte? Que mis padres lleguen tarde, por favor, solo esta vez.
—¿Tus padres llegarán tarde?
—No podría responder con exactitud, pero quizá quieran pasar tiempo con Alicia: a mamá le gusta su cabello.
—¿Esa cosa chamuscada que tiene en la cabeza? —Miles rio ante esa ocurrencia, se inclinó más hasta que se pecho se apoyó en las púas del mayor.
—Sí.
Scourge giró en lo que Miles se incorporaba para permitirlo, después volvió a montarse en su abdomen y dio dos saltitos para darle a entender lo que quería, no hizo tanta falta debido a la telepatía, pero agradeció una confirmación.
—¿Es trampa? Tu padre es capaz de aparecer desde ese armario solo para interrumpir esto.
—Scourge, él ni siquiera habría permitido que esté así y sería terrible si supiera todo lo que imagino.
—¿Tengo tu permiso? No quiero que me acusen otra vez de...
—Desde siempre. —Scourge acarició su espalda hasta lograr que Miles se recostara en él y dejara las colas en el aire, a las que jaló hacia adelante para moverlo en la misma dirección—. ¿Vas a tardar? ¿O eres demasiado rápido?
—Te voy a hacer sufrir –contestó luego de azotarlo. Miles viró la cabeza para saber si cerró la puerta, pero esta se encontraba bien abierta y dejaba una vista clara de lo que ocurriría dentro. Estuvo por hacer la observación, pero Scourge se encontraba tan necesitado como él y lo olvidó por completo cuando lo besó.
El erizo insistió en hacerlo retroceder, el menor no quería por la seguridad que le proporcionaba la posición, pero accedió y algo rozó con el interior de sus piernas. Tembló.
Miró hacia abajo por curiosidad y supo a qué se debía la sensación, se enderezó para continuar siendo presumido, pero no tenía idea de que más podía participar.
—Mi vibrador solo tenía un botón y el consolador era práctico, qué se supone que debo hacer ahora. —Miles se movió incómodo sobre él mientras intentaba obrar para colocarse en una mejor posición—. Dolerá, no, no, no, no voy a retroceder ahora, se reiría de mí. ¿Sin ceremonias?
—¿Quieres que me ponga a cantar o algo así? —carcajeó, pero la conciencia Miles la tenía inquieta y no jaranera como hace segundos, se molestó porque no fue tomado en serio—. Arrodíllate.
Una sola palabra y la emoción incrementó, el zorro asumió a lo que se refería y no solo obedeció, sino que sus colas se mostraron más esponjosas y agitándose detrás con alternación.
—Rápido. —Miles lo observó directamente mientras el erizo se acercaba al borde, viendo entre la longitud y su rostro.
—Te desesperas.
—No seas arrogante, porque también puedo detener tu avance. —Guiñó un ojo y se inclinó hasta que su boca rozó el glande, Scourge se dejó caer un poco para darle control a Prower, para que se divirtiera mientras podía. Antes tenerlo así le habría gustado porque lo consideraba un enemigo de su reinado pleno, pero ahora era más que solo satisfacción—. Uf, debería preocuparme del tamaño, me considero más pequeño.
Scourge inclinó la cabeza por el comentario, estaba seguro de eso.
Miles abrió la boca y la cerró en la punta, la retiró suavemente y volvió a chupar. Sus manos se movieron arriba abajo mientras insistía en jugar con la cabeza, pasando su lengua alrededor y después desde la base hasta el final. Rio en el proceso cuando dejó besos en distintas partes para continuar con la masturbación, cerró los ojos una vez que se llevó todo a la boca y su nariz tocó el cuerpo de Scourge; soportó las arcadas, pero sus ojos empezaron a lagrimear por el esfuerzo. Se dio el gusto de saborear el líquido preseminal.
En cierto segundo Miles empezó a gemir con cada lamida, miró a Scourge al mismo tiempo y se atrevió a morder para fastidiarlo, el erizo reaccionó al empujar toda su polla en la boca del zorro, quien intentó alejarse como un acto reflejo y al instante se dejó manipular por la lujuria que le provocaba.
—Que se venga, quiero más...
—Quieres otra cosa, ¿no? —preguntó todavía pegando a Miles a él, el menor asintió como pudo y respiró cuando se le permitió retroceder, relamió sus labios mientras sonreía para verse engreído por su trabajo, la espiga de Scourge estaba erecta y sabía que le molestaría si se quedaba sin actuar al respecto—. Ven aquí.
Subió al regazo del mayor y se aferró a él de inmediato, acarició el saco negro con delicadeza y adoración al poner su mejilla en el hombro del rey.
Scourge lo palmeó dos veces antes de restregarlo más abajo, para que la entrada del vulpino rozara con su erección, el zorro tiritó al sentirlo, se inclinó de forma que el erizo pudiera acariciarlo en todas partes, sobre todo en las colas y debajo de ellas.
Levantó la chaqueta desde el extremo, Miles se resistió para no estar al descubierto, su resistencia se volvió un entretenimiento con el tiempo, besó la mejilla del erizo y volvió a buscar que tomara iniciativa.
Eso jugó en contra ahora que Scourge tuvo otra elección.
—Hazlo tú.
Miles miró las cicatrices de su pecho y después levantó la mirada, sin comprender.
—¿Yo qué?
—Hazlo, dejaré que tomes todo el tiempo que necesites —aclaró luego de caer en el colchón y cruzar los brazos detrás de la cabeza—. Siempre he sido quien lo lidera todo, ahora...
—Todo menos tu reino.
—Todo —resaltó—. Ahora...
—Y a mí, nunca quise obedecerlo cuando era solo un aliado.
—Me cansaste, atente a las consecuencias —gruñó, jaló a Miles de vuelta hacia él y lo abrazó con su extremidad izquierda, privándole la libertad, el zorro intentó mirar qué haría a continuación; sin embargo, ganó un pequeño castigo por intentarlo. Esta vez chilló con el jalón, su cola adolorida se resignó a caer, Scourge lo masajeó para compensarlo y alineó su falo con la entrada del menor, quien apenas notó su intención e intentó ocultar su rostro para que ninguna expresión rara se evidenciara.
La punta ingresó lentamente porque Miles no había sido preparado, pero estaba muy mojado y eso contaba para el erizo, quien sostuvo quieto a su pareja para que no huyera de la sensación, el propio Scourge sintió el calor terrible en el interior del más pequeño y resistió el impulso de entrar sin previo aviso, algo que ya había considerado la tarde en la que el vulpino "admitió" no querer dormir con su chaqueta de cuero roja: durmió solo dos horas porque el resto del tiempo se la pasó mirando el cuerpo del zorro.
—¿Estás avergonzado? —preguntó cuando ingresó un par de centímetros.
—¿Me debo sonrojar de algo? —jadeó, meció su cuerpo para que se hundiera más en él, dejó escapar un alarido largo que trató de ahogar al morderse el labio.
—Estás hirviendo. ¿Podemos tener sexo en mi trono? Abrir tus piernas y dejarte muy arruinado, siempre quisiste estar ahí, ¿no es así? Te daré la oportunidad de hacerlo, pero con mi semen, ¿te gustaría?
—Scourge... —Suspiró. Prower pudo incorporarse y le puso fin a esa tortura pausada, descendió hasta sentarse en la zona pélvica del rey. Una corriente lo atravesó ligado un dolor soportable en el inferior de su cuerpo, pero tomaría lo que pudiera y lo haría bien.
Scourge sonrió al tenerlo de esa forma, nunca creyó que tendría al exquisito de Miles para complacerse, en todo caso ya estaba adaptándose al nulo coito.
Agarró a Miles y dio una vuelta para cambiar los sitios, el ojiazul bajo se sorprendió cuando ocurrió, pero aprovechó para abrazar una almohada que lo ayudara a soportar el trato. Scourge se incorporó para observarlo mejor, con soberbia, tomó la corona de la mesa de noche y la dejó en la cabeza del vulpino, quien se la arregló y lo atrajo a otro beso, el cual se extendió más antes de que Scourge insistiera en morder su cuello, manipulando parte de su chaqueta hasta que se oyeron costuras rotas.
—Embiste, esperé tanto por esto.
Miles mordió su mano ante la primera estocada. El erizo subió sus piernas hasta sus hombros para que no le estorbaran a los lados y empezó un vaivén despacio de tres segundos, empezó con las rotundas tan de inmediato que Prower gritó y se aferró a él.
—Enorme, me encanta...
Infló ese ego. Scourge no se contuvo al percibir días de frustración, una gran cantidad de veces donde poner a Miles contra la pared o contra el sofá pudieron servir para calmarlo, ahora solo facilitaron incrementar su rudeza y las ganas, las razones.
Amadeus decía que él no era mucho para Miles, pero Miles se estaba retorciendo de placer debajo de él mientras balbuceaba su nombre con la vista nublada, se agarró de sus estampados de fuego entre tanto se flexionaba de formas que ya no sabía. El zorro estrujo una de sus colas al mismo tiempo que trataba de ver cómo Scourge penetraba su ser y hasta su alma con el modo tan tosco que manejaba.
La diferencia de tamaños quedó clara también con el abultamiento en el abdomen del pequeño, quien pulsó un corto tiempo ahí. Scourge se reflejó en los zafiros naturales y los incrustados en el regalo por "servicios" del menor, Prower bajó la mano hasta que acarició la polla del rey, tener un breve descanso tanto para su respiración agitada como para su cuerpo, el impacto se volvió muy húmedo, la mirada lasciva de Scourge lo estimuló y alentó a permanecer en esa posición, ya había tocado su punto máximo de placer algunas veces, su consolador no llegaba a ese lugar y que Scourge lo haya hecho en tan corto tiempo se sintió como el cielo.
—¿Puedes ver que me perteneces? —cuestionó el erizo, más entusiasmado por la otra ola de fluidos que dejaría dentro del menor. Miles lo desafió con la mirada y respondió:
—¿Sabes que es para ambos? Me levantaré...
Scourge bajó un poco para que el zorro alcanzara a besarlo, no paró sus embestidas y penetraciones profundas pese al aviso de Miles de querer venirse, lo agarró de la cintura para fijarlo en su espacio y tomó su mentón para que pudiera ver todo lo que sus gestos reflejarían.
—Sentirlo dentro de mí, quiero que me tenga como si quisiera preñarme, quiero...
—Dame unos años para pensar cuándo te quiero ver como una taza y esperando a mis herederos...
—¿Ah?
Scourge no se perdió la casi pérdida de cordura del menor, esa primera vez lo estaba enloqueciendo, con suerte no acosaría al erizo para que olvidara sus funciones de "rey responsable" para tener una ronda de relaciones sexuales cada vez que pudiera.
Broma. Scourge esperaba que fuera así, pero Miles era más racional y lo más probable era que solo tuviera esa oportunidad.
—Más, más, más...
—¿Todavía más? Tu falta de movilidad mañana será sospechosa, pero tú lo pediste... —Mordió la oreja de Miles y el gemido del zorro no se hizo esperar, este trato de sostenerse de lo que podía, Scourge se apoyó en él para respirar antes de vaciarse en su interior, todo eso estaba resultando perfecto. No recordaba haber tenido una circunstancia similar y su lista de mujeres con las que estuvo era interminable. Miles era diferente—. ¿Cuánto quieres quedarte aquí?
—Seis meses. —Scourge llegó lo más profundo que le permitió y Miles gritó por la delicia—. ¿Tres? —lloriqueó, temor y picardía por si recibía otra embestida de esas—. Con eso aceptaría un anillo. —Sus pensamientos hablaban por él, ni siquiera podía articular una palabra por la falta de fuerza, solo podía asentir por su suerte y tartamudear lo que parecían ser agradecimientos.
—Eso sería antes de los herederos...
—¡¿Qué están haciendo?!
Miles pateó a Scourge para alejarlo y se cubrió velozmente con la frazada, una mirada de horror le hizo entender al completo desconocimiento de Scourge que quien estaba detrás de él debía tener unas increíbles ganas de matarlo.
—¡Yo estaba llegando a darte mi aprobación y tú te adelantas a estas atrocidades! ¡Al infierno! ¡Vete al infierno! ¡Rosemary! ¡Mira lo que tu "nuero predilecto" está haciendo con nuestro hijo!
—Amadeus, deja de ser... dramático. —La madre de Miles cayó desmayada después de que Scourge girara para intentar dar una explicación a lo que estaba pasando y dejó a vista de todos una parte de su cuerpo que Miles llamaba "exclusiva para él".
—¡Y en esa cama! ¡Mi Miles dormía ahí cuando le salió su primer diente de leche! ¡Tú has ensuciado esta parte de la casa! ¡¿Hay otro lugar en el que te hayas metido?!
Scourge señaló a su pareja, quien seguía absorto entre las mantas por lo que acababa de ocurrir, y respondió con la más grande sinceridad que pudo:
—En su boca.
—¿Qué dijiste?
—Se la metí también por ahí, pregúntele...
Amadeus se tambaleó como para caer inconsciente. Alicia pasó por detrás y lo sostuvo, estaba aguantando burlarse de lo que ocurrió y su cara indicaba que no dejaría de repetirlo, se lo haría saber a todos.
El padre del zorro ayudó a que Rosemary permaneciera de pie luego de su incidente y le pidió a Acorn que la apoyara a llegar a la sala. Giró hacia ellos y tomó la manija con fuerza.
—A la sala. Los dos, arréglense de una vez.
Cerró la puerta con tanta energía que el sonido retumbó en las cuatro paredes, aun se oyeron sus maldiciones únicamente dirigidas a la pareja de su hijo y los planes que tenía para alejarlo de él.
—¿En serio le dijo a mi padre que le hice una felación? —Miles se exaltó y le lanzó una almohada, asimismo, colocó su corona desviada en forma correcta y trató de arreglar su chaqueta rota.
—Él me preguntó, y se cree perfecto, ni siquiera sabe que fuiste tú quien lo empezó, porque cedí...
—Scourge.
El zorro cruzó los brazos, no estaba enojado, pero esperaba que lo declarara por su cuenta.
—No dije nada —continuó Prower.
—Ya sé que no lo hiciste, me adelanto a tu posible: "en serio le dijiste a mi padre que te hice una felación". Va a querer respuestas, a mí no me molestaría contarle los detalles, pero quizá a ti sí.
—Confiesa, ¿debo golpearte otra vez?
—No estoy leyendo tu mente, Miles, cállate y piensa en otras cosas. ¿Vas a salir? No quiero esperar viéndoles la cara a todos en silencio.
—¡Scourge!
—¡Pero lo estoy controlando! No leí tu mente cuando te... —. Hizo el ademán de coito antes de mofarse por la mirada tan seria de Miles—. Al menos ríete o ponte feliz por mí.
—Sí, idiota. Hablaremos después de eso, primero le debemos una explicación a mi padre, no puedo creer que lo haya visto... Le agradarás algún día, creo, así como te trata lo manejaron cuando cortejó a mi madre, claro que como Amadeus siempre tuvo más a favor que en contra, pero él debe estar recordando ese instante.
—Bien. Cuando volvamos, voy a destrozarte. Ahora, ¿sí vas a pararte de una vez para ir?
—¿Puedes girar un rato? —pidió indicando con el dedo—. Necesito cambiarme y arreglarme.
—Miles, te he visto en tus mejores y peores formas, nada de ti puede sorprenderme más.
—Gírate.
—No puedes ocultarme nada —intentó convencer sin éxito, observando su postura por entero, mas de todos modos estaba considerando el "mandato".
—Ahora.
Scourge estaba seguro de que nada malo ocurriría porque no había árbol de Navidad, no había ramas arrojadas y esparcidas en el suelo, solo tubos de metal debajo de la cama debido a los reemplazos que a veces hacían en la pateadera, pero era imposible que Miles fuera capaz de hacer lo que creía que podía hacer, ya que se estaría arriesgando bastante si no medía su fuerza, aunque tampoco tenía tanta. Prefería prevenir.
—Mejor no, ya has... —El erizo volteó, le gustó lo que vio, el zorro estaba limpiando lo que se dejó en él y no se dio cuenta de su espectador, continuó aseándose con suavidad y masajeando su pierna adolorida—. ¿Te puedo follar de nuevo?
—¿Para que no sienta nada con tan poco?
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—Siempre quise darle una hermana a Miles —recordó Rosemary—. Pero creo que ahora él puede darme una nieta, ¿no es emocionante? De aquí a décadas...
—No hagas esas bromas, por favor. —Amadeus no dejó de dar pequeños golpes en la mesa por el nerviosismo y el enojo—. ¿Dónde está el novio? No puede dar la cara después de lo que hizo, lo bueno es que mi hijo es racional, educado y sabrá dejarlo muy pronto, ya verás.
Miles saltó por la ventana de su habitación y corrió para dar la vuelta a la esquina del otro lado de su casa, puesto que no quería que sus padres lo vieran. Un hombre quitó su carretilla del camino antes de que el zorro tropezara con ella, vio de paso cómo saltó sobre un niño que se arrodilló a recoger una moneda y pasó por debajo de un camión de carga con la habilidad de alguien que probablemente se pasó todos sus años escapando, lo que era una verdad que no se debía aclarar.
El menor ingresó a una tienda de chocolates y café que frecuentaba en su niñez y salió por la puerta trasera, al dueño no se le hizo raro ni alarmante que lo hiciera, puesto que desde pequeño lo conoció por ser alguien enérgico y su presencia de vuelta en el pueblo era recreativa.
Lo que sí hizo que las personas brincaran del asombro fue cuando Scourge atravesó el local sin ningún problema y extendió el brazo para tratar de alcanzar a Miles, quien solo veía la forma de escapar de él mediante el escondite en espacios reducidos donde el erizo no podía ingresar.
El vulpino salió por una ventilación y cayó de inmediato al suelo por no prevenir dónde estaba. El manto que una mujer tejía fue lo que amortiguó su golpe, ella lo observó unos segundos mientras Prower permaneció con las colas en el aire, agotado y tomando en cuenta que siempre podía admitir que mintió, además, Scourge podía leer su mente, ¿por qué estaban en esa persecución?
Miles miró a un lado, aún recostado, pero se levantó tan rápido como llegó a esa posición al divisar la imagen del erizo llegando a él a su velocidad habitual.
Se dirigió al límite, vio el arco de ingreso y corrió hasta apoyarse en el primer árbol que vio, que se encontraba a menos de cinco metros.
—¡Ya me cansé! —Miles cruzó los brazos mientras esperaba que Scourge, apareciera, lo que llegó en unos cuantos minutos.
—¡Al fin te quedaste quieto! Ahora voy a enseñarte...
—Ya me lo hiciste. ¡Era mentira! ¿No me viste llorar cuando ingresó? Es enorme. Me gusta de esa forma, siempre has sido bueno conmigo a tu manera. Me gusta tenerte aquí, tu actitud y la mía han sido compatibles tanto tiempo, incluso cuando pareces un estúpi...
Los pensamientos se detuvieron cuando salió del lugar. Scourge miró a Miles todavía en silencio porque él creía que el erizo estaría leyendo su mente, se suponía; sin embargo, su poder se privó, retrocedió para mirar mejor al zorro, quizá puso sus ideas en blanco, pero no, esa charlatanería mental volvió y, cuando avanzó, se volvió a ir.
—¿Qué haces? —consultó Miles con extrañeza.
Sus pensamientos llegaban con interferencia cada vez que salía y entraba por medio del arco que portaba el nombre del pueblo.
Miles se dio cuenta, porque podía sentirlo invadiendo sus ideas y ya no lo percibía.
—Scourge, ¿todavía quieres regresar a tu fortaleza? —se burló, aprovechando que el mayor continuaba incrédulo por descubrir que ese era el sitio exclusivo donde funcionaba su telepatía—. Te dije que este lugar era especial.
—¡No interesa! Nos iremos en dos meses —espetó irritado. La sonrisa de Miles se esfumó un momento, volvió con otras intenciones. Caminó de regreso sin despertar sospecha, el erizo levantó la mirada recién cuando el menor estuvo dentro y una imagen erótica en su mente se hizo presente.
—Poco —murmuró el zorro—. Mi padre quería hablar contigo, pero de cualquier modo estaremos allá, así que... —Sus colas rozaron el brazo del otro ojiazul y se interpusieron para que su contacto fuera mayor—. Podríamos ir primero a un cuarto y me dejas en claro qué tan falso es lo que dije sobre tu capacidad. Igual ya estoy en problemas.
Scourge colocó la mano directamente en su muslo y el menor miró alrededor para asegurarse de que nadie los sorprendiera, era la primera vez que lo tocaba en público y el rumor de ello podría llegar a sus padres.
—Te voy a castigar apenas lleguemos, sería un reto para ti hacerlo en tu cuarto, en tu casa, con tus padres del otro lado, tendrías que guardar mucho silencio.
Miles se encantó con la idea, significaba ponerse a prueba, sería muy interesante. Regresaron a casa siguiendo el mismo camino donde los vieron perseguirse, lo que alertó ligeramente a los vecinos.
El erizo ya había ganado la fama de ser mala persona, se hablaba a sus espaldas y se cuestionaban cómo es que los señores Prower permitieron que él ingresara a su casa y estuviera dispuesto a desposar a su hijo, porque sí, lo que dijo Miles era real y todos añadieron a la lista de negativas de Scourge que era tan mezquino que apostaban que no le había dado un anillo. Lo que calló esas opiniones fue la corona de Miles, la cual fue centro de sospecha y, aunque se veía majestuosa, nada persuadió a Amadeus de que podía ser un chantaje.
Bueno, Amadeus tampoco debía saber cómo era la relación de Scourge y Miles antes de los acontecimientos de Navidad, razón por la cual no acordaban una farsa que completara ese vacío en su historia; sin embargo, ya se estaba pensando contar lo verosímil.
—¡Fuera de la casa! —Su suegro era divertido.
—Igual ya me cogí a su hijo —respondió. Scourge no se rio frente a él para que no incrementara su odio, ni siquiera terminó de entrar porque dejó que el menor lo hiciera primero, pero sí asintió para "acatar". Miles indicó que iría a su habitación en vista de que estaría aburrido durante la tarde por la ausencia de su pareja. Alicia puso los ojos en blanco porque ella sabía exactamente qué estaban planeando, pero no diría nada.
Rodeó la casa después de andar por las calles a asegurarse de imponer respeto y, al abrir la ventana de la habitación de Miles, el zorro lo sorprendió al besarlo, lo que casi provoca que soltara la luna que levantó para pasar.
—Ven, por favor, hará frío esta noche y quiero estar caliente. —El vulpino subió a la cama y dejó sus colas a la disposición de Scourge.
—¿Tus padres...?
El menor colocó su índice en los labios para indicar silencio, señaló al lado.
El erizo se acercó a él y lo acarició por distintas partes, ganando suspiros de placer y cansancio del otro ojiazul. Azotó un par de veces para incitarlo a que se relajara, las palmadas podrían confundirse con otra fuente y los padres no supondrían que se trata de Scourge, o eso esperaba.
—Mmm. —Miles ahogó un gemido cuando el más alto empezó a introducirse con lentitud, lo ayudó orientándose hacia atrás y cerró los ojos para soportar el escozor, el mayor se colocó sobre él y alentarse a verlo mientras lo empalaba fue excitante para su cuerpo—. Deberías ir despacio, no quiero que me escuchen —musitó—. En tu fortaleza será diferente.
—¿Debería? —Scourge lo embistió de manera contundente, el vulpino se vio en la obligación de cubrirse la boca y morder su mano para prevenir mejor—. Dime, Miles, ¿todavía debería?
El zorro negó con la cabeza mientras sostenía sus colas para que no estorbaran, se veía confiado y sonreía para no verse tan afectado por su propia satisfacción.
—Creo que bastará con solo la punta, estoy agotado...
—¡Scourge! ¡Deja de molestarme! Métete... —El erizo cubrió la boca de Miles al instante y sus orejas se alistaron para cualquier ruido proveniente del lado.
Era probable que no lo hayan escuchado, incluso si oyó a Amadeus buscar la escopeta que su esposa ocultó muy bien y sus pasos acercándose a la habitación de Miles, quizá solo pasaría a la sala o le enseñaría a Scourge a usarla.
De cualquier modo, hizo que Miles gimiera fuerte y claro su nombre una vez más, solo así se ganaba un real motivo por el que Amadeus podría enojarse e insistir en sus enseñanzas.
Scourge leyó parte de su mente cuando lo intentó atrapar dentro de la casa y podía asegurar que, de cualquier modo, en algún momento su "suegro" lo iba a aceptar e iba a poder galantear a Miles sin tener que pedirle permiso.
Tal y como él lo hizo con Rosemary.
—¡Es un ejemplo a seguir, señor! ¡Pero yo sí me atreveré a pedirle la mano a Miles frente a ustedes y no a escondidas!
Eso no le hizo gracia al zorro mayor, pero sí a la joven pareja y, una vez que pudieron descansar antes de la cena intranquila, se recordaron esos eventos para tomarlos en cuenta en otra ocasión, tal vez o no, próxima, en la comodidad de un sitio más familiar para ambos o uno que fuera tomado por sorteo.
—Fue imprudente —susurró Miles en su oreja antes de dormir, abrazó a Scourge luego de restregarse hasta encontrar una cómoda posición y suspiró por el día agotador—. Creo que también extraño tu demolida fortaleza, los descerebrados amigos de Sonic y Sonic deben estar haciéndola bonita y aj, su único problema es la falta de puertas, tampoco hay que remodelar como si fuera un terreno en blanco.
—¿Dormirías conmigo allá?
—Scourge, no te vas librar de mí fácilmente, y espero que te diviertas intentando descifrar todo lo que quiero decirte, porque allá no habrá ningún truco y ningún poder, solo tú y tu falta de inteligencia, así que disfruta tus últimos días invadiendo mi privacidad.
El menor bostezó y cayó en el sueño de inmediato, el erizo no pudo contestar ante su injuria, pero le haría caso en algo y haría el "sacrificio" de revisar entre tanto la mente de Miles en lo que aún no salían de ahí y debería soportar a sus padres por un poco más.
Y si era pronto, Scourge quería demostrar que no necesitaba leerle la mente para complacerlo, claro que no.
; )
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¡Buenas noches! ¿Qué tal están? Deseo que se encuentren bien = )
Originalmente no iba a tener nombre el capítulo adicional, su segunda versión era "Cárcel = Vivir con los padres políticos", pero muy finolis 🧐y tampoco le quería nombrar "suegros", así que puse un equivalente que fuera más con la historia.
En este tiempo voy a reflexionar de paso cuánto es un capítulo "corto", porque yo vi más de 5000 palabras antes de editar esto en el mismo Wattpad y quedé: Cómo es posible 🔫.
En fin, espero que les haya gustado <333, esta parte de mi vida es muy importante y, como indiqué, ajeno a si ingreso o no, de todas formas volveré máximo una semana y después zafo a continuar <3.
¡Muchas gracias por leer y por todo!
¡Cuídense mucho! <3 ✨
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