Capítulo 37: Fiesta - Parte III
POV KyungSoo
Mi madre tuvo razón todo el tiempo, el muy maldito de SungJin se apareció en la puerta del bloque con la mano extendida portando las llaves de un despampanante Maserati negro con retoques plateados. Y había que verlo bien, porque la máquina gritaba: "Soy tu puto juguete nuevo, ven móntame, porque reemplazaré a tu dichoso Henry, así que vamos a socializar, te prometo cubrirte los polvos con mis flamantes vidrios polarizados, acércate, sé que quieres".
Casi podía oír el llanto de Henry en la entrada al garaje, pero lo realmente audible (porque que el auto y la moto me hablaran eran cosas mías) fueron los chillidos de JongIn cuando le echó el ojo a la cosa esa. Parecía niñita de kinder gritando porque su crush le había dado un besito. Atiné a rodar los ojos y a tomarlo del cuello para, todo lo contrario a un par de niños de inicial, meterle la lengua hasta la garganta y luego lamerme los labios. Sabía pasta dental y claro, quería que chillara así de emocionado por mí, no por un tonto auto.
Dentro del bendito auto estaban los trajes, tal como había dicho mi madre, así que los saqué para enfundarnos en ellos, aunque ganas de quemarlos no me faltaban. El interior del auto era de una especie de cuero o gamuza que desprendía olor a nuevo por donde olisquearas, era para volverse loco, pero aún me sentía reacio a abandonar a mi hermoso compañero fiel de dos ruedas, no era justo, tanto tiempo juntos y de la nada me lo querían reemplazar.
Cerré la puerta y le tiré las llaves al pecho al bobo que permanecía parado con las mejillas sonrojadas por el fogoso beso, era una suerte que nuestros vecinos fuesen tan distraídos y parasen ocupados en sus asuntos, porque jamás eran testigos de la guarradas que me gustaba mandarme.
En fin, la mañana fue avanzando y las pocas ganas que sentí al despertar se me fueron desvaneciendo, la ansiedad me estaba matando. JongIn si comió como un cerdo la orden de pollo frito que pidieron junto a LuHan. Kris y Tao habían llegado al medio día, pero alegaron estar cansados y se encerraron en su habitación, sinceramente me dio igual. De XiuMin, JongDae, Lay y SuHo Hyung no supimos nada, me pasé llamándolos toda la mañana, pero ni SeHun sabía algo, así que decidí esperar por alguna respuesta, después de todo eran parejas felices y estables, ¿Qué de malo podía pasar?
Como decía, mientras las horas pasaban y JongIn iba tragando, descubrí que él no sería un buen pasivo, ¿Cómo podía comer tanto? Solo atiné a escabullirme a buscar un poco de pasta a mi motocicleta e irme a fumar al patio trasero, todavía era temprano para arreglarme y él estómago me daba vueltas, no sabía qué tendría que decir en cuanto tuviera a mi ex padre frente a mí, ni mucho menos que cara le pondría a MyungSoo, porque la verdad era que quería golpearlo y hacer que escupa el origen de esos rumores, claro que si tenía que sospechar de alguien, sería de las estúpidas de mis compañeras envidiosas, pero nada era seguro a estas alturas.
MingJi me miraba mientras me sacaba el cigarrillo recién armado de los labios, pero no se acercaba por el olor. Me apoyé en una baranda de las que daban al patio y esperé a que el hambre me consumiera, lo malo de la marihuana era que te abría el apetito y yo no podía permitirme consumir más que un poco de pan con fibra, a veces, solo a veces, me gustaría comer mucho sin tener la duda de si esa noche tendría sexo, pero trabajo era trabajo y era inevitable ver a DongHae el día de hoy.
Tenía que admitir que me estaba cagando de miedo, todo era incierto, demasiado incierto.
Para las cinco de la tarde JongIn ya había empezado a arreglarse mientras que yo me tomaba un vaso de agua. LuHan no me dirigía la palabra ni me miraba, descarado, simplemente me ignoraba y se encerraba en su habitación, así que lo dejé estar, después de todo, no era mi problema que sea un paranoico.
Cuando vi que JongIn estaba presentable, sexy y ¡Caliente!, me puse de pie. No lo había visto nunca de etiqueta y madre bendita, trataría muy bien a mi madre por mandarle a hacer el traje tan entallado en los lugares justos. Se le marcaba la espalda ancha, la cintura delgada y aunque resaltaba que no tenía muchas carnes en el trasero, podía sacarle provecho de una u otra forma. Lo que más resaltaba eran sus piernas estilizadas y tentadoras, si algún día me dejaba tomarlo, se las mordería a mi antojo, pero por ahora solo podía morderme los labios y aguantarme los calores que se me subían.
Me di una ducha rápida con agua bien fría y salí para enfundarme en el traje que también habían mandado para mí. Como me esperaba, me ajustaba del trasero y las piernas, la camisa blanca se me pegaba al pecho y la corbata había quedado por ahí, porque no sabía como ponermela. Los zapatos de vestir, al igual que a JongIn, me quedaron muy bien y cómodos, la marca "Lee" era de las mejores en el país, tenía que reconocer que el esposo de DongHae de vez en cuando sabía lo que hacía con las telas y trazos, no me extrañaba en absoluto que se hubiesen casado por conveniencia y que hayan terminado "enamorándose" o algo por el estilo, porque hasta donde había leído en una que otra revista de mi madre, Min (como le decían todos públicamente), había terminado demostrando afección hacia su pareja, pero no lo condenaron socialmente por el hecho de que tenía poder y dinero, era algo así como una celebridad.
En fin, lo vería, luego de meses, en la noche y rogaba al cielo que no me dirigiera la palabra.
Salí de la habitación cuando terminé de arreglarme el cabello ahora algo engominado, tal como JongIn me había dicho que se usaba en las reuniones formales, no tenía ni idea de cómo el sabía eso, pero si lo sabía, no despreciaría su sugerencia. Me puse un poco de la loción que encontré en el cuarto de XiuMin y salí con la corbata sin hacer sobre el hombro.
JongIn estaba sentado en la barra leyendo algo en su celular y cuando me vio aparecer, podía jugar que sus ojos se abrieron un poco más, de seguro porque me veía increíblemente bello, pero ¿Qué podía hacer? La belleza era natural.
Le sonreí y le guiñé un ojo coquetamente. Ya se había puesto su corbata, solo que a diferencia de la mía, la suya era de moño y de color blanca para contrastar su camisa negra, mientras que la mía era el clásico. Quedábamos a juego, por extraño que pareciera, de seguro era porque mi madre juraba que eramos novios, esas eran tonterías. Yo solo quería comerme todo de JongIn y hacerlo mío y con mucha suerte, también él quería eso.
- Ya casi estoy, pero no sé qué mierda hacer con la corbata, normalmente mi madre me hacía estas cosas...- extendí el pedazo de tela con mis manos mientras se la mostraba.
- Yo te puedo hacer el nudo, si quieres, solo... Quédate quieto- se acercó a mí con pasos temblorosos, tomó uno de los extremos de la tela y luego la otra, los fue enrollando y retorciendo con esmero, como si fuese a presentar un proyecto. Su labio inferior sobresaltaba un poco y su nariz estaba algo arrugada. Murmuraba las indicaciones de como hacer su labor entre dientes, casi susurrando, yo miraba sus manos y luego su rostro, de seguro le temblaban las manos, pero no me detuve a analizarlas porque no me pude contener.
Lo tomé de las solapas del saco y me tuve que parar un poco sobre la punta de mis pies para alcanzarlo. Estiré los labios, pero primero junté nuestras narices, aspirando su aliento mentolado por la pasta dental, al igual que el mío, rocé nuestros labios suavemente y sin dudarlo por más tiempo lo besé. Me gustaba besar, pero sobre todo, había descubierto que me encantaba besar a JongIn, porque se sentía suave y al mismo tiempo prohibido, me extasiaba la sensación.
JongIn contuvo la respiración por unos segundos, pero luego de que mis labios se movieran con más insistencia y me atreviera a morderle el mentón, por fin dejó de resistirse. Sus manos abandonaron la tela de la corbata de seguro ya anudada correctamente y sus manos se deslizaron por mi pecho hasta mi vientre, luego recorrió mi cintura hasta ubicarse en mi espalda baja. Solté un suspiro sobre sus labios cuando nos separamos por un poco de aire. Lo jalé de nuevo y a puro tanteo llegué hasta una de las banquetas y me senté, pero no rompí el contacto entre nosotros, sino que enrosqué mis piernas en su cadera y lo apreté a mí, JongIn apretaba mi cintura con fuerza, más cuando me alejé de sus labios y deslicé mi lengua por su mentón y mordí su oreja.
Comencé a reírme y lo miré divertido, su traje estaba desarreglado igual que el mío, su rostro estaba sonrojado y tenía los labios hinchados.
- Creo que se nos hace tarde- le dije mordiéndome el labio inferior y acariciando su pecho con las yemas de mis dedos-. A no ser que quieras que nos quedemos haciendo otra cosa, lo cual me gustaría mucho- le sugerí meneando las cejas y él solo atinó a cubrirse el rostro con las manos y meterse al baño para arreglarse o hacer quién sabe qué.
Yo rodé los ojos y me fui a tomar un vaso de agua, la noche no estaba empezando como deseaba.
**
Los cabellos de JongIn se movían lentamente gracias a la pequeña ranura que dejaba entrar un poco de aire al auto, pero no duró mucho, porque el frío se había intensificado un poco, así que la cerró y se abrazó a sí mismo. Le lancé una mirada de reojo y sin preguntar, encendí la calefacción y seguí mirando al frente. No quería que se muriera de frío si lo estaba arrastrando conmigo a la boca del lobo.
Conducía el camino a mi ex casa a través de las calles frías de Seúl, me temblaban un poco las manos, tenía un algo de miedo, debía admitir, todo podía pasar. Le seguía dando vueltas a la idea y cada vez más me convencía de que todo era un error y terminaría arrepintiéndome, incluso tenía ganas de darme la vuelta y evitar que todo se desmoronara delante de mis ojos.
- Estas nervioso- dijo mi acompañante y yo me detuve ante un semáforo marcando el rojo.
- No lo sé- dije sincero y miré por mi ventana, estábamos a quince minutos de llegar, habían muchos autos, así que no sería tan rápido. Nos quedamos en silencio por unos segundos hasta que se rompió gracias a él.
- KyungSoo, ¿Te puedo preguntar algo?- volvió a decir y yo volteé a verlo al mismo tiempo que el semáforo cambiaba. Pisé el acelerador con suavidad, muy a la expectativa de lo que diría.
- Dime- respondí.
- ¿Estará toda tu familia en la fiesta?- dijo suavemente.
Medité la respuesta por unos minutos.
- Se supone que sí- respondí sintiéndome nervioso.
- ¿Tienes miedo de que sean malos contigo?- volvió a decir y yo no pude evitar frenar de golpe.
Aparqué a un lado de la carretera y apreté el timón antes de responder. Tomé un poco de aire. JongIn me miraba algo alborotado por la repentina maniobra, había sido todo muy repentino, pero la pregunta me había golpeado directo en el pecho, por lo visto estaba más susceptible de lo que quería admitir y eso me podía jugar en contra.
- Lo siento- logré decir saliendo del auto. Me dirigí a la acera en la que había parado y me senté mirando mis zapatos. Segundos después salió JongIn y se sentó a mi lado, se estaba muriendo de frío lo sabía, pero por lo visto quería consolarme o algo así. Se lo agradecí en silencio.
Pasaron unos cuantos minutos en los que yo solo me intentaba decidir entre regresar al bloque o enfrentar todo ese desastre de una vez, pero como si el mundo quisiera decidir por mí, mi teléfono comenzó a sonar con fuerza. Lo dejé hacer ruido hasta que llegó a la quinta llamada, para eso el moreno estaba mirándome fijamente esperando a que contestara, su teléfono también había sonado, pero lo había ignorado para hacerme compañía en silencio.
Me puse de pie y jalé a JongIn luego.
- Sé quién es, vamos que se nos hace tarde- me tomó la mano y se puso a mi lado, lo solté para dirigirme al asiento del piloto, pero me tomó repentinamente del brazo y pegó mi espalda a mi pecho. Me comenzaron a picar los ojos, así que parpadeé rápidamente.
- Te dije que me quedaría contigo y si quieres que nos vayamos también nos iremos cuando lo digas, sé que te sonará raro, pero te lo debo- sus labios rozaron mi oído y me estremecí un poco por el contacto tan íntimo, porque normalmente era yo el que se le lanzaba o cuando él se me acercaba era para un beso, pero no para este tipo de cosas tan profundas.
Solo asentí y esperé a que me liberara. Volví encaminarme a mi asiento y me dispuse a conducir de nuevo, pero JongIn me envió al de copiloto y fue él quien se dispuso a conducir. Lo miré algo anonadado por el atrevimiento, pero lo dejé estar. Arrancó lentamente y retomamos el camino, me distraje mirando por la ventana por un rato, ¿Cómo estaría MyungSoo? ¿Min me reconocería, sabría o sospecharía algo? ¿Mi estúpido padre me haría pasar vergüenza? ¿Tratarían mal a JongIn? Me daba un poco de repelús que se nos lanzaran encima, porque habrían fotógrafos en la entrada y ni qué decir de los reporteros, todos nos atacarían ni bien pusiéramos un pie en la entrada.
- Hyung, ya llegamos- escuché que me dijo y ni me molesté por el "Hyung", no tenía cabeza para eso.
- JongIn- le dije aun mirando por la ventana, habían unos cuántos autos delante nuestro que avanzaban lentamente porque iban dejando a los pasajeros para estacionarse un poco más allá -. Intenta no dejarme solo.
Mi antiguo hogar se cernía majestuoso, había sido remodelado con el tiempo y recién me había dado cuenta, pasaba demasiado tiempo afuera. Podía ver la ventana de mi antigua habitación, las cortinas seguían igual de blancas, la casa de al lado también me parecía bonita a pesar del tiempo, solo que no era ocupada por nadie, nadie vivía ahí desde hace años, ni siquiera recordaba haber visto a alguien ahí ¿O tal vez sí? Si le ponía atención, algunas pocas imágenes cruzaban mi mente y le daban forma a recuerdos de alguien paseándose por ahí, pero dejé de pensar cuando un chico se paró al lado de mi ventana y me sonrió amablemente, de seguro esperando para que me bajara y le diéramos las llaves para que se encargara del auto.
JongIn se bajó y yo esperé dentro, tomando todo el aire que podía hasta el momento en el que me abriera para que me bajara. No estaba listo, definitivamente no lo estaba.
La puerta fue abierta y sentí en mi estómago una descarga de adrenalina que no deseaba sentir, ya que sabía que era más por miedo que por algo placentero. Los músculos se me pusieron pesados, no pude reaccionar correctamente cuando JongIn me extendió la mano para poder salir por fin de mi auto.
- KyungSoo Hyung, ya es hora, ven- me dijo con voz suave, conciliadora y tranquila. Parpadeé un par de veces antes de comprender el significado de esas palabras, las de hace un rato y las que los reporteros gritaban, pero que no podían acercarse gracias a los de seguridad en la entrada.
Tomé la mano que se extendía con dedos delgados frente a mí y me apoyé en ella para salir. Me reté a mí mismo por actuar tan asustado, como antes, tan pequeño, tan miedoso, lleno de dudas. Una parte de mí me decía que debía mantenerme fuerte y estoico a todo lo que me esperaba dentro de la casa, pero a la vez, otra parte quería que tomara al moreno y me lo llevara lejos, tan lejos como podía evitando lo que fuese que hubiese adentro y envolviera a mis conocidos.
Tenía que decidirme. Y así lo hice, opté por seguir siendo el bastardo que era siempre, porque solo así no la pasaría mal y en cuanto pudiera, me iría corriendo lejos para no volver más.
Solté la mano de mi amante cuando noté o mejor dicho, fui consciente de que habían cámaras tomando fotos de nosotros dos. No quería ocasionar problemas, así que me separé de él y saludé a los que gritaban: "¿Usted es Do KyungSoo? " "¿Es verdad que se hará cargo de la empresa de su padre?" "¿Está Do MyungSoo muy unido a usted?" "¿Quién es su acompañante?" "¿Usted es gay?" "¿Qué opina su familia de su relación?"
Los ignoré olímpicamente en cuanto pasamos la puerta principal. Las manos me sudaban de los nervios, pensé que tendría un poco de paz, aunque sea por unos segundos, pero todo empezó de la nada, sin previo aviso.
Primero mi madre bajó las escaleras casi corriendo con su vestido verde esmeralda que combinaba con las decoraciones navideñas por todos lados. Los invitados iban vestido de manera igual de llamativa, eran una paleta de colores unos cuantos y otros, como JongIn y yo, pegados a lo clásico, que era el negro. Había un bufete lleno de pastelillos y comida en uno de los lados que daba al patio, mientras que lo demás estaba lleno de luces led de color plateado, decoraciones de colores y los empleados iban bien vestidos repartiendo copas, de seguro con champagne, a cada uno de los asistentes.
Dentro de la casa la calefacción estaba encendida, así que las mujeres exhibían sus descotados vestidos. Algunos hombres las miraban de arriba a abajo y ellas sonreían coquetas, mientras que sus parejas hinchaban el pecho orgullosos. Todos eran un manojo de engreídos presumidos en la empresa de mi padre, definitivamente no quería unirme a esa estúpida compañía, yo quería otra cosa y estaba feliz con mi elección.
JongIn saludó primero a mi madre en lo que yo buscaba con la mirada a quienes no quería ver para evitarlo tanto como fuese posible, pero ya no pude seguir con mi labor luego de que mi progenitora comenzara a besarme la mejilla y a estrujarme entre sus delgados brazos.
- Viniste, cielo. Te lo agradezco mucho, de verdad. ¿Tienen hambre? JongIn, eres un sol, gracias por traerlo. No puedo creer que estés aquí, ven ven, vamos a saludar a unos amigos, vamos, JongIn, tú también- mi madre no nos dio tregua para responder, así que solo la seguimos, de rato en rato intentaba alejarme de su agarre, pero me apretaba la muñeca con toda la fuerza que era capaz de ejercer.
Saludamos a muchos empleados de mi padre, amigas de mi madre, conocidos y demás. JongIn nos seguía el paso haciendo pequeñas inclinaciones de cabeza. Algunos nos miraban extrañados, mientras que otros murmuraban quien sabe qué, pero nos miraban de pies a cabeza.
Todo fue relativamente normal, incluso cuando mi madre y JongIn comenzaron a comentar sobre la comida, la decoración y por último, acerca del diseñador que había elaborado nuestros trajes, momento en el cual sentí un escalofrío y como si lo hubiesen invocado, él apareció de la mano de su esposo.
Su porte era radiante, exuberante, llamativo, alegre y todas las características que se le pudiesen agregar al flamante hombre de casi la misma altura de JongIn. Nos sonreía mirándonos detalladamente, como si reconociera los trapos que traíamos encima.
Por mi parte, sentí un retorcijon en el estómago, pero no cambié la seriedad de mi rostro, no quería mostrarme débil, aquí los intrusos eran ellos, yo también, pero más ellos. Las manos me temblaban un poco, más cuando la mirada de DongHae se topó con la mía y me sonrió socarrón, burlándose de mi desgracia y sobre todo, presumiendo a su esposo que resaltaba como luz de navidad. Y es que ambos iban vestidos... tan llamativamente.
Mientras que DongHae vestía de un rojo fuego con accesorios negros, Min iba de azul eléctrico con adornos del mismo color, de seguro él había hecho los trajes. Arrugué la nariz ante su estilo, yo me vestía mejor. Odiaba la mayor parte de la línea de ropa Lee, era extraña y llamativa en la manera que no me gustaba, solo las prendas básicas y de colores enteros y oscuros eran de mi agrado, de esas que DongHae me regalaba cada cierto tiempo y yo me compraba porque las tallas eran perfectas para mí. Solo ahí me parecían buenas, luego, mirándolos, el chico era un desastre, claro que no para mi madre.
- ¡Lee DongHae! No te había visto, ¿Cómo estás? Hace mucho que no te pasas por casa- dijo mi madre con alegría luego de hacer una pequeña reverencia.
DongHae y su esposo hicieron lo mismo, luego JongIn y yo tuvimos que hacerlo, pero noté una pequeña sonrisa en el rostro de Min, como si reconociera a mi acompañante y me sentí asqueado, ¿De dónde se conocían?
- JongIn, ¡Qué sorpresa verte aquí!- dijo todo jocoso- Hae, él es mi instructor de piano, el muchacho del que te he estado hablando.
JongIn también sonrió y habló.
- Lee TaeMin Hyung, también me sorprende verlo aquí- estiró su mano y le brindó un saludo al hombre, a Min, ni siquiera sabía que se llamaba así.
JongIn había estado trabajando para el esposo de DongHae. No lograba procesarlo. Mientras yo me revolcaba con su marido, el otro tomaba clases de piano con mi amante. Amante por amante. Sonaba tétrico.
- KyungSoo, tú aquí, hace mucho que no te veo, ya no te pasas por la tienda tan seguido y me parece que por la empresa tampoco- volvió a decir Min. Yo solo lo miré sin saber qué responder, sentía asfixiante la mirada de DongHae sobre mí.
- Kyunggie tiene que seguir sus estudios, cielo, por eso no se pasa por la empresa. DaeSoo dice que va bien, así que debe ser por eso, ¿No, KyungSoo?- DongHae me sonrió con una chispa maliciosa en los ojos.
- Es cierto- respondí algo tosco.
- Este año mi bebé aprobó todo, me siento orgullosa, de seguro DaeSoo está igual, es de esperarse- agregó mi madre.
Siguieron conversando un poco más, porque JongIn y TaeMin parecían amigos de toda la vida, pero se notaba que el segundo le llevaba varios años al moreno, poro no llegaba a igualar a DongHae.
Me limité a mirar a otro lado hasta que nuevamente me topé con DongHae, que de manera amigable me pasó un brazo por el hombro y me pegó a su costado mientras todos reíamos reunidos. Mi madre alababa lo bien que nos veíamos todos con los diseños de Min mientras que sentía como el muy maldito me apretaba el hombro, tratando de lastimarme, y decía que su esposo era un maravilloso diseñador. JongIn seguía conversando animadamente y deseé con todo mi corazón alejarme junto a él, subir a mi antigua habitación y no salir hasta la mañana siguiente para poder largarnos tranquilamente y hacer como si jamás hubiésemos venido y jamás hubiese sentido algo de incomodidad por ser amante de alguien como DonHae y herir a alguien como TaeMin, que sonreía de manera gloriosa a su esposo y a los demás.
- Tengo ganas de ir al baño y ¿Tú, KyungSoo?- dijo para los demás mientras yo lo miraba con los ojos abiertos de par a par. El agarre sobre mi hombro aumentó un poco, de seguro me dejaría una marca, pero solo atiné a asentir y a seguirlo sin rechistar, aunque por dentro me moría por empujarlo lejos de mí, no quería que me tocara. Estaba colmando mi paciencia.
- KyungSoo Hyung, ¿Voy contigo?- preguntó JongIn cuando dimos dos pasos. Estuve a punto de asentir, pero DongHae intervino.
- No, niño, solo vamos y venimos, te encargo a mi esposo y a esta bella mujer, ¿Sí?- dijo señalando a TaeMin y a mi madre al mismo tiempo.
JongIn me miró a los ojos por unos segundos y luego a DongHae. Si era lo suficientemente inteligente, se daría cuenta que nada bien saldría, pero como tengo mala suerte y él era tan educado, dejó que nos fuéramos con un "Sí, Hyung".
Maldije a todos y cada unos de los que nos saludaban al pasamos en dirección al segundo piso, ya que el muy astuto no me llevó al baño conglomerado, sino a los de las habitaciones de mi ex familia.
Cuando terminamos de subir los últimos escalones, me jaloneó del brazo hasta el baño al final del pasillo, hacia los baños privados. Quise reclamar, pero me dio un poco de miedo, sabía que DongHae no dudaría en golpearme si lo provocaba, a veces me preguntaba como hacía Min para soportarlo o si es que solo era a mí a quién le encajaba los golpes siempre que se molestaba. Tampoco me detenía a pensar mucho en eso, no era lindo rememorar los golpes y las bofetadas, después de tanto tiempo recibiendo mimos estúpidos y besos suaves o algo salvajes de otros amantes apasionados y ahora JongIn, sentía absurdo seguir con ese circo del amante de un empresario. Me gustaba acostarme con otros, pero por algún extraño motivo, siempre deseaba volver a escuchar ese "KyungSoo, ya es suficiente" de JongIn cuando se me pasaba la mano y quería ir más allá.
En ese instante, cuando DonHae me empujó contra el lavatorio y me besó con fuerza, me di cuenta que definitivamente tenía que acabar con todo, odiaba sentirme como un trapo desechable, yo era quién desechaba no al revés.
- Muy bien, KyungSoo, es hora de que empieces a pagarme por lo que me estoy gastando en tu universidad- dijo contra mi oído al mismo tiempo en el que se bajaba los pantalones hasta los muslos -. Ya sabes qué hacer, perra, págame lo que me debes.
No levanté la mirada, simplemente me dediqué a mirar mis pies y luego los suyos, para luego subir a su entrepierna. Suspiré bajo y me puse de rodillas. Abrí la boca al mismo tiempo en el que tomaba su miembro con mis manos. Se estremeció al sentir mis manos frías, pero igual dejó que masajeara su pene, escupí un poco en mi mano para poder crear algo de lubricante, pero me detuve cuando la puerta comenzó a ser aporreada.
Me puse de pie de un salto y me alejé lo más que pude, casi metiéndome en el espacio entre el inodoro y el lavadero. DongHae por su lado se acomodó el pantalón medio de maldiciones porque quien sea que fuese no dejaba de golpear la puerta, quise salir de ahí, pero ahora la persona del otro lado de la puerta habló.
- ¿KyungSoo Hyung? ¿Estás ahí?- preguntó JongIn en voz alta y no pude evitar abrir los ojos de par a par sorprendido. Había captado mi malestar, ¡Lo había hecho!
DongHae me miró medio asqueado y se acercó para abrir la puerta solo un poco.
- Niño, estoy ocupado, no sé dónde pueda estar tu amigo, por favor vete abajo, iré en un minuto- le dijo algo mordaz y se dispuso a cerrar la puerta, pero JongIn metió el pie.
- No, yo sé que KyungSoo está ahí, abra la puerta, por favor, DongHae Hyung- su voz sonaba molesta, pero firme, con todo y educación impregnada.
- No hay nadie aquí, vete, mocoso estúpido- volvió a hacer el intento de cerrar la puerta, pero hubo fuerza del otro lado.
- Lo siento, pero no me iré sin mi Hyung- y seguido de eso pateó la puerta blanca con tanta fuerza que DongHae cayó al suelo, dejando entrar a JongIn al pequeño baño.
Cuando nuestras miradas se conectaron me sonrió de lado y me tendió la mano para que la tomara y me fuera con él, pero claro, DongHae no me dejaría ir así porque sí.
- ¿Qué se supone que hacen?- preguntó mientras se ponía de pie, con todo y su mirada colérica.
- Me largo- respondí seco, pero con un poco de temor, DongHae era demasiado impulsivo.
- No te puedes ir, KyungSoo, me debes mucho dinero- volvió a decir.
- Se lo pagaré yo- agregó JongIn y yo lo miré estupefacto. ¿A qué se refería? ¿Cómo me ayudaría si solo tenía su trabajo de pianista? ¿Se había vuelto loco?
- ¿Tú? ¿Un muerto de hambre que da las clases de piano más baratas que mi marido pudo haber tomado? No me hagas reír. Solo aléjate del puto ese y lárgate, ¿Cuánto quieres?- sacó su billetera frente a nosotros y me sentí mal por JongIn. Normalmente era a mí a quien trataban como a una puta barata, pero no a mi amante.
- No soy ningún muerto de hambre, DongHae-ssi, soy heredero de una las mejores empresas de artefactos electrodomésticos en China, así que a mi parecer, no creo ser un muerto de hambre. Si le doy clases a su esposo es porque quiero ganarme la vida por mi parte, no porque sea un heredero- le respondió y yo solo pude parpadear atónito por lo dicho. No tenía idea de que JongIn fuese alguien "importante", por así decirlo, eso explicaba la prometida y los cuidados, explicaba todo, hasta su comportamiento sumiso.
DongHae enarcó una de sus profundas cejas y sonrió de lado.
- No me digas- guardó su billetera nuevamente-. ¿De cuál? ¿Kim S.R.L.?- dijo divertido y se apoyó en el lavatorio- Porque si es esa, tengo que pedirte una disculpa, pero claro, ese un mentiroso, un horrible y pobre mentiroso.
Comenzó a reírse muy divertido por su broma personal, yo solo traté de rememorar la lista de empresas que había en China, en algún momento de mi vida las había tenido que leer entre los papeles de mi padre, pero me era casi imposible, porque no me podía importar menos nuestros negocios en aquellas épocas.
- La misma, DongHae-ssi, Kim S.R.L., dirigida por todos los Kim desde hace más de cuarenta años, actualmente siendo Kim JongSik, mi padre- la seguridad de JongIn era impresionante, no podía decir nada, solo me limité a seguir escuchando, jamás había hablado de su familia más que de LuHan, ocasionalmente.
- Debes estar bromeando... - dijo DongHae sacando su celular y tecleando rápidamente, hasta que por lo visto se topó con lo que fuese que estuviera buscando.
- Yo no bromeo, Señor, ahora solo espero que rompa su vínculo con KyungSoo Hyung, quien de una u otra manera, también es su superior, ¿Verdad?- le dijo pasando un brazo por mi cintura, atrayéndome a él.
- Te vas a arrepentir, mocoso estúpido- escupió con cólera.
- Quien se arrepentirá será usted si me entero que sigue molestando a mi Hyung, porque no dudaré en decírselo a su esposo, ya vio que somos amigos- le volvió a responder JongIn.
DongHae se puso pálido en un visto y no visto, tanto así que tuvo que disimular de la peor manera para que no lo notáramos.
- No te va a creer, soy su esposo, ¿Recuerdas?- espetó con rapidez.
Volví a mirar a JongIn que ahora nos encaminaba a la salida con seguridad. Antes de pasar el umbral de la puerta se detuvo.
- Puede que no me crea, pero al menos empezará a dudar y no hay peor cosa en el mundo que la duda, Señor.
Luego de eso recobré el habla, porque me comenzó a guiar a las escaleras para poder ir abajo, yo no quería ver a nadie, me sentía devastado emocionalmente por lo que acababa de pasar, me había liberado sin decir ni pío, pero al mismo tiempo me había ganado un enemigo potencialmente peligroso, me temblaban las piernas como gelatina.
- No, ven- le dije cuando ya nos estábamos alejando de las últimas puertas del pasadizo.
Fuimos hasta la puerta que estaba casi cerca del baño, una de las de la derecha. Estaba pintada de blanco, al igual que las paredes, solo fue cuestión de girar la perilla para poder ingresar a lo que era mi antigua habitación, de color celeste claro, pero que por la noche solo era iluminada por la luz de la calle.
Las estrellas en mi techo seguían brillando cuando volteé luego de trabar la puerta con el seguro.
Otra vez una habitación sería testigo de mi posible llanto y de un JongIn reconfortante.
**
PERDÓN POR DEMORAR, YA SUBO LA SIGUIENTE Y POR FIN ÚLTIMA PARTE DEL ESPECIAL, SE ME HIZO MÁS LARGO DE LO QUE PLANEÉ, de verdad lo siento.
Las estaré leyendo en los comentarios, demoro en responder, pero lo haré <3
No olviden por pasarse por 100Eclipses para más KaiSoo <3
Rivers22S, fuera <3
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