Capítulo 32: Mal.




POV SeHun


La brisa fresca no me dejaba dormir, creí que dejar abierta la ventana me ayudaría a despejar mis pensamientos, pero todo lo contrario, hacía que mi necesidad por LuHan se hiciera más intensa. Me sentía como un maldito, había lastimado a la persona que más amaba, pero ya estaba cansado de pregonar comprensión.


Entre más lo amaba, mayor era el rechazo que recibía y comenzaba a ser agobiante, lo mejor era tomarnos un respiro y ver si nuestra relación tenía algún futuro o debía que seguir por mi cuenta.


Abracé mis piernas y me tapé con la sábana, había dejado mi celular en silencio, no quería hablar con nadie, aunque algo me decía que esa paz no me duraría mucho.


Mis padres estaban en la habitación de al lado descansando, cuando me vieron me abrazaron y me dejaron entrar tranquilamente, después de todo, ya era un adulto o algo así, tenía suerte de que me apoyaran en la mayoría de mis decisiones, estaba agradecido.


Suspiré tratando de acomodar mis ideas, tenía que empezar a estudiar un poco más, me había distraído demasiado pensando en LuHan, no podía seguir así, no todo giraba en torno a mi novio... O posiblemente ya ex novio. Giré en mi sitio y abracé mi almohada, me gustaba mi soledad, pero a la vez quería que alguien me acompañara, quizá debía llamar a alguien y ese alguien debía ser KyungSoo, al fin y al cabo, no tenía que rendirle cuentas a nadie.


Me estiré y me senté en la cama, luego de otro debate interno decidí llamar a KyungSoo, él sería el único en ayudarme, definitivamente, porque a estas horas SuHo Hyung debía estar con Lay y JongDae con MinSeok. No tenía que interrumpir. Por otro lado, tenía que hablar con KyungSoo, tenía que ayudarlo con lo del imbécil de ChanYeol, ni siquiera había podido correr tras él para ayudarlo. En parte me intimidaba la actitud de LuHan y eso estaba mal.


Me levanté y arrastrando los pie fui a buscar mi celular. Descubrí algunas llamadas perdidas de SuHo Hyung, JonDae Hyung, XiuMin y Lay, pero ninguna de LuHan, de alguna forma u otra me dolió. Volví a mi cama y me recosté abrazando mi almohada, marqué la tecla de llamada rápida y esperé a que me contestara.


A la quinta tonada me respondió por fin. Del otro lado se oían ladridos y pasos. ¿Habría ido por su perro?


— ¿Hola? ¿SeHunnie, eres tú? — me habló KyungSoo.


Apreté un poco el celular para darme ánimos.


— Sí, ¿Dónde estás? — le pregunté. Tenía la garganta seca, así que era imposible que mi voz no sonara como siempre.


— ¿Estás bien? — me preguntó algo preocupado, podía percibirlo — ¿Has estado llorando? — volvió a cuestionar y giré para mirar la ventana abierta.


Suspiré de manera entrecortada, no me había percatado de que efectivamente había estado llorando, sentía las lagrimas secas en mis mejillas. Me froté un ojo y volvía hablar.


— ¿Puedes venir? — fue lo único que se me ocurrió decir.


Del otro lado escuché como hablaba con alguien más sobre su perro y a dónde debía llevarlo, seguido de eso movimientos en un intento de tapar la bocina, pero escuché algo de fricción de ropa. Esperé pacientemente, más que nada por curiosidad de saber con quién estaba el loco de KyungSoo. ¿Habría vuelto con el rubio? ¿Se había encontrado con algún chico nuevo? ¿Qué habrá sido de JongIn? Tenía que preguntarle porqué se había ido con él, porque hasta donde sabía, JongIn no le correspondía, LuHan me aseguraba siempre que aunque combinaran, no creía posible que floreciera algo entre ellos, claro que yo le había dicho que probablemente habían cogido, pero todo fue por el impulso del momento.


A mi parecer JongIn era muy mojigato en comparación a los chicos que KyungSoo solía frecuentar, así que de seguro le había interrumpido el polvo de la noche. Seguí atento a la llamada hasta que de nuevo volví a escuchar la voz de mi pelirrojo amigo.


— ¿SeHun-ah? ¿Sigues ahí? — su voz ahora sonaba diferente, no sabría definir dicha diferencia, pero había algo detrás.


— Aquí estoy — le respondí casi en un susurro — ¿Vienes?— cuestioné como quien no quiere la cosa.


— En diez minutos estoy ahí, ¿Entro por la valla de la enredadera? — volvió a decirme.



Me senté y miré por mi ventana. La dichosa valla estaba justo debajo y servía de escalera siempre que la situación la requería. Durante mis años locos en la secundaria, solía salir a las fiestas a través de ella y hacía que JongDae, KyungSoo o quien quisiera subiera por ella para que se quedara conmigo hasta el día siguiente. Amaba esa valla, me hubiese gustado que LuHan también la trepara, pero ni siquiera había llegado el momento, quizá porque las cosas habían ido demasiado rápido.


— KyungSoo... — le dije con voz rasposa, me picaba la garganta.


— Dime, SeHunnie — me respondió con voz entrecortada, parecía estar trotando.



— Creo que hoy será tu día de suerte — no sabía que acababa de salir de mi boca.



No me dijo nada por unos segundos, seguramente estaba procesando lo que le acababa de decir, después de todo, era algo secreto entre nosotros. Desde que empecé a acostarme con KyungSoo para mitigar su dolor por la separación con el idiota del orejón o simplemente porque a veces la situación se daba, KyungSoo había querido ser quien la pusiera, pero me había negado en muchas formas porque eso no iba conmigo. Con LuHan todo había sido tan intenso y tan rápido, con los sentimientos y sensaciones a flor de piel, de tal manera que en parte hoy me arrepentía. No me había servido de nada entregarle mi amor a alguien que no confiaba en mí, me había equivocado.



— En cinco estoy allá, abre la ventana— y colgó la llamada.



Tiré mi celular a la pila de ropa acumulara en una esquina de mi habitación y volví a envolverme en las sábanas.


LuHan, ¿Qué hice mal?














**





POV SuHo


Mamá me había atendido muy bien, me hizo sentir tranquilo de regresar en casa a pesar que estaba algo reacio de volver, me daban pequeños temblores de solo permanecer mucho tiempo en la sala o en la cocina. Quería que Yixing estuviera conmigo, pero era algo imposible, no con todo lo que implicaba mi casa, mi situación familiar y la maldita abstinencia a la que lo tenía sometido.


Me recosté en mi cama y estiré la mano para abrir uno de los cajones de mi mesita de noche, dentro tenía los horarios en los que tenía programados los retiros de medicamentos, ya se me habían acabado hace un par de semanas, pero gracias a las rutinas de Lay, me había podido mantener en pie, le estaba agradecido, de verdad que lo estaba, aunque de seguro ya me querría matar por no atenderlo correctamente.


En el piso inferior mi madre estaba preparando galletas para tomarlas con café. Me dijo que me había extrañado todo ese tiempo. Ni siquiera sabía que hace un par de meses ya no estaba viviendo ahí, solo que estaba demasiado concentrada en las indicaciones de mi padre y no la culpaba, después de todo era su trabajo y yo no quería entrometerme. Ella siempre lo perdonaba y a mí siempre se me rompía el corazón.


Había dejado mi maleta de ropa debajo de la escalera de la entrada, así que no se enteraría nunca de mi paradero a no ser que se lo dijera, pero sinceramente no quería preocuparla y mucho menos que empezara a hacer preguntas que no sabría cómo responder a pesar de que no eran mal intencionadas.


La pequeña tarjeta me indicó que mi siguiente cita sería en una semana, lo que significaba que tenía que mantenerme calmado hasta ese día o tenía otra opción, pero no me agradaba en absoluto.


— Joonnie, cielo, ¿Estás despierto?— interrumpió mi madre tocando la puerta.



Me senté de golpe y guardé la tarjeta debajo de mi almohada, jamás tenía que enterarse que había seguido acudiendo al doctor, ni mucho menos que seguía medicándome, sería mi perdición. Me recosté nuevamente mirando la puerta y le dije que pasara, segundos después, mi madre estaba mirándome desde el marco de la puerta con una dulce sonrisa.


— Ya van a estar, será mejor que bajes, quiero hablar contigo — se acercó mirando la habitación y a mí, se sentó junto a mí, luego acarició mi hombro —. Hace semanas que no te veo, estás más guapo, Joonie. De seguro debes tener muchas chicas lindas detrás de ti — me dijo sonriéndome. Por un instante me tensé ante la idea, jamás había hablado con mi madre acerca de mi vida amorosa, de hecho, era un tema escabroso que en lo posible intentaba evitar para no sumergirme en una mentira.


— Eso creo...


Mi respuesta de seguro le resultó vaga por cómo me miró, medio divertida, medio dubitativa. En el borde de sus ojos se dibujaron unas cuantas arrugas cuando se estiró para acariciar mi rostro con todo ese gesto maternal que tenía hacia mí y aplacaba mi naciente ansiedad.


— Si quieres te puedo presentar algunas, tu padre dice que sus compañeros tienen hijas muy bonitas, de seguro alguna será de tu agrado, ¿Qué te parece? — me lo decía con las mejores intenciones del mundo, estaba seguro, pero aun así mi mente lo tomó como una amenaza y me tensé intentando reprimir un temblor.


— No creo que sea necesario, mami. Vamos a comer, hoy me voy a dormir a la casa de KyungSoo, así que voy a la universidad desde allá — me senté y me arrastré por la cama para poder levantarme, todo bajo su atenta mirada. Tomé su mano para salir de mi habitación.


— Bebé, estás actuando raro, ¿Sucede algo? — me dijo poniéndose de pie y forzándome a parar — ¿Quieres que hablemos? ¿Te has estado sintiendo mal? — depositó una de sus finas manos en mi frente y me miró directamente a los ojos — ¿Vamos de nuevo al psicólogo? Sabes que no quiero verte triste.


Me quité su mano suavemente y antes de alejarla deposité un beso en ella, la miré a los ojos y negué para tranquilizarla. Que me presentaran a una chica estaba demasiado lejos de mis perspectivas, así como el comprometerme o algo por el estilo. En el fondo de mi corazón estaba bastante seguro de lo que sentía por Yixing y de alguna manera, sentía que él me correspondía. En mis planes estaba graduarme y mudarme a otro país con él para poder vivir tranquilos, claro que en el camino debía tomar algunas terapias por mi condición, no podía vivir para siempre con medicamentos, a pesar de haberlos dejado por un tiempo y no porque no los necesitara más precisamente.


— Creo que esas galletas se van a quemar, mami — le dije soltando su mano y mirando la puerta para hacer énfasis en la situación.


Por unos instantes vi la duda entre si creerme u obligarme a decirle qué pasaba, pero al llegarnos el olorcito desde la cocina no lo pensó dos veces antes de salir apurada en dirección a la planta principal.


El resto de la tarde se basó en hablar de su trabajo y los países a los que se había ido, de lo mucho que me había extrañado y cuanto deseaba llevarme a también. Cominos y vimos algunas películas, en ningún momento pregunté por mi padre, pero sabía que debía irme antes de que llegara, la idea de verlo me producía retorcijones.


Para cuando empezó a ponerse el sol, ya estaba echando de menos a Yixing en sobremanera, necesitaba a mi chino de sonrisa bonita, el problema era que no me podía ir así por así, si quizá alguien me llamara sería la excusa perfecta para huir, pero le había dicho que no lo hiciera. Me maldije por imbécil.


Las seis de la tarde llegó en menos de un suspiro y ya no podía dejar de tamborilear mis dedos por la ansiedad, empezaba a sentirme angustiado y no era para menos, aun seguía sentado en uno de los sofás de mi casa. Suspiré por enésima vez justo cuando mi madre volvía de su habitación con una linda sonrisa.


— Me parece que ya será hora de que te vayas, yo tengo que ir a hacer cunas compras — tendió la mano para que me pusiera de pie —, porque no creo que quieras despreciar la cena de la madre de tu amigo, ¿No? — me mostró su perfecta hilera de dientes.


Yo la miré algo sorprendido hasta que recordé que había dicho que me quedaría en lo de KyungSoo. Si supiera que ni él vivía en su casa y que yo iría a ver a mi pareja, ¿Qué me diría?


— Sí, por supuesto — volví a responder.


— En todo caso, vamos, te acerco con el auto — hizo tintinear las llaves delante de mis narices.


Un estremecimiento me recorrió desde los dedos de los pies hasta la punta de mis cabellos. No podía llevarme, no iba la casa de KyungSoo desde lo de la pelea con sus padres, pero más que nada, porque ni siquiera pensaba acercarme a ese lugar. Por todos los cielos, tenía que pensar en una excusa lo más rápido posible.


— No es necesario, mamá, de hecho, pensaba encontrarme con los chicos para ir todos juntos, ya sabes, haremos una reunión... — esperaba con todas mis fuerzas que se lo creyera y no me preguntara más, pero claro, con ella nada estaba seguro.


En un principio me miró raro, sabía que no me iba a creer o que por lo menos me daría batalla antes de dejarme ir así nada más.


—Joonie, ¿Te da vergüenza que te vean con tu madre? — me miró muy atenta y yo no supe que responderle, no era lo que esperaba como conclusión suya, de hecho, estaba bastante lejos de la realidad. Yo amaba a mi madre, pero no estaba en mis planes que ella e Yixing se conocieran todavía, yo lo adoraba, pero no sabía como lo tomaría, puede que hasta le parezca atrevido.


— No, mami, no es eso — acaricié su hombro —. Lo que pasa es que no los conoces a todos, no quiero que te sientas incómoda.


Ella inclinó la cabeza hacia un lado y me estudió con rapidez tratanto de identificar la mentira que parecían tener mis palabras.


— ¿Será que vas a ir a ver a tu novia y lo de KyungSoo es una excusa? — me miró tocándose el mentón con su dedo índice.


La miré escandalizado por unos segundo y la tomé de la mano para encaminarnos a la salida de la casa. Ya ahí me subí al auto en lo que le mandaba un mensaje a Lay para que se alistara, conocería a mi madre por causas de fuerza mayor.








**








— Bien, dobla a la izquierda aquí, es la casa celeste con jardín.


La noche había caído más rápido de lo que esperaba y eso que habíamos en el auto. Mi madre había llenado el espacio con un poco de música, comentando que Seúl había cambiado demasiado rápido y que trataría de no irse por tanto tiempo para poder hacer más cosas juntos. La idea de que se quedara me encantaba, sin embargo no sabía cuánto podría resistir sin Yixing a mi lado. Un día entero separados me había afectado, con suerte no había terminado temblando, la suerte estaba de mi lado.


Las luces de la casa estaban encendidas y en la parte superior de las escaleras podía verse a alguien sentado mirando su celular, por un momento pensé que era JongIn, pero grande fue mi sorpresa al darme cuenta que se trataba de mi hermoso Lay.


Mi corazón empezó a latir con fuerza y no porque estuviese teniendo un ataque, sino porque de alguna manera, me emocionaba al verlo dejar de lado el aparato y reparar en el auto de mi madre ya estacionado. Vi como se puso de pie en lo que yo me sacaba el cinturón de seguridad, su cabello estaba algo alborotado y llevaba roba casual, pero seguía viéndose igual de guapo que siempre. Suspiré suavemente y volteé a ver a mi madre sacarse el cinturón también, ¿Bajaría?


No estaba seguro de si salir del auto o esperarla para hacerlo, así que mientras Yixing nos observaba desde la puerta, yo me debatía sobré que opción era la correcta. Para cuando me di cuenta, mamá ya se había bajado y estaba saludando con la mano a mi novio, también me bajé y me aproximé a ella.


Lay se acercó hasta donde estábamos y se presentó ante mi madre.


— Hola, buena noche, mi nombre es Zhang Yixing, pero puede decirme Lay — hizo una reverencia bastante cerca de los noventa grados y mi madre se tapó la boca sorprendida.


— No, no, jovencito, levántate, no es necesario, me haces sentir avergonzada — se acomodó su cabello y me miró —. Tienes un amigo muy educado, me agrada, Joonie.


Lay se irguió en su sitio y nos sonrió a ambos.


— Es chino, madre, por eso es así — traté de arreglar las cosas, Yixing quería quedar bien ante mi madre, me lo había dicho por medio de un mensaje.


— ¡Oh! Bueno, mi nombre es Kim JiYeon, encantada de conocerte Yi-Yix... — frunció los labios y me miró intentando que la ayudara a pronunciar correctamente el nombre del rubio delante de nosotros.


— Solo dile Lay, no le molesta — le dije acariciando su hombro para reconfortarla.


— Lo siento, cielo — le dijo a él luego de asentir —. Voy a China muchas veces y aún me resulta complicada la pronunciación, creo que solo sé decir "Xièxie" y "Gōngsī", pero incluso creo que está mal dicho.


— No, Señora Kim, está bien dicho, no se preocupe, la entendí perfectamente — le respondió Yixing con una gran sonrisa.


— No sabía que Joonie tenía amigos chinos, es agradable saber con quienes pasa tiempo — nos miró a ambos —. Bueno, ya me voy, pero no vayan a traer chicas ni nada, son muy jóvenes para ser padres, ¿Sí? — se acercó a mí para darme un beso en la mejilla.


Yixing y yo nos miramos espantados, puede notar tristeza en la mirada que me devolvió. A esa casa no entraba ninguna mujer, ni jamás lo haría porque bueno, todos eran homosexuales, menos JongIn, según habían estado diciendo, aunque no estaba muy seguro.


— No te preocupes por eso, madre — le respondí aclarándome la garganta.


— De acuerdo, mándale saludos a KyungSoo, dile que se pase por casa cualquier día — se acercó a Lay para besar su mejilla, haciendo que mi novio se sonrojara, y se encaminó hacia su auto. Antes de entrar gritó un "Avísame para venir a buscarte, olvidaste tu auto en casa". Entonces me di cuenta de que efectivamente, en todo el ajetreo, había olvidado mi auto. Sería idiota.


Vimos como se subió al auto y arrancó calle abajo en dirección al centro de la ciudad. Hasta que no hubo desaparecido por completo, no me giré a ver a mi novio parado unos centímetros más allá.


Cuando tuve valor, lo encaré y me lo encontré mirándome atentamente.


— Tu madre es agradable — dijo rascándose la nuca y mirándome con ojitos tristes —. Creo que desea una familia más grande, Joon, ¿No te gustan las chicas para nada? Porque si es así juro que no me voy a oponer, no te estoy obl-


No lo dejé terminar porque acabé el espacio que nos separaba. Uní nuestros labios con urgencia, demostrándole todo lo que lo había extrañado y lo mucho que lo quería, claro que no era cuestión de decírselo por medio de un beso, quería decírselo con palabras.


— Jamás pienses en eso, Lay — besé de nuevo sus labios, pero ahora de manera corta —. Te amo, no dudes de eso. Y si llegara a querer una familia, quiero que, sí me lo permites, sea contigo.


Lo miré a los ojos unos segundos más y luego lo abracé con fuerza. Hundí mi rostro en su cuello y deposité besitos ahí. Sus manos subieron de mi cintura hasta mi espalda en sí, ahí me dio suaves palmaditas y caricias para reconfortarme.


— También te amo, perdón — me apretó más contra su cuerpo y supuse que quizá esa noche lo haríamos luego de tanto tiempo, pero tenía miedo, mucho miedo.


Ya no quería seguir haciendo las cosas mal, menos si tenía a Yixing conmigo.

















**


Xièxie: gracias.
Gōngsī: empresa.

Vuelvo luego de no mucho tiempo con un poco de SuLay porque tenía ganitas de empezar a "cerrar" su storyline, aunque me falta un poquito de ellos.


¡No vayan a odia a TheHun! Estaba triste y quería a su amigo.😔


Gracias a lxs que leen, cometan y votan, leo todos los comentarios y respondo conforme me hago un tiempito. 🙌🏻🙌🏻🙌🏻


Tengan un buen fin de semana y nos vemos dentro de poco, no estoy demorándo tanto, a mi parecer :B


¡Saludos, Rivers22S!💎🍃

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