Capítulo 12: Pistas.
POV SuHo
Desde hace una semana la lluvia no dejaba de caer como si se avecinara el fin del mundo y la verdad, me sentía bastante inquieto, no por mi pareja, sino por KyungSoo, pues el muy maldito no apareció más desde el Martes que nos prometió una pizza de disculpas. La pizza no me importaba... mucho, pero me pareció demasiado extraño que no respondiera los mensajes y cuando intentaba llamarlo, la linea me mandaba directamente al buzón de voz, el cual ya debería estar lleno por la insistencia sobre éste.
Sabía que JongDae y SeHun estaban tan preocupados no tanto como yo, pues considerábamos a Kyung "loco" Soo como una parte importante de nuestro grupo. Si bien yo me había unido a ellos luego de que Kyung y yo nos conociéramos, solo pasaron un par de días para que decidiera integrarme.
Rápidamente congeniamos de la manera correcta, claro que tuve que resolver algunos conflictos que surgieron algunos meses después por culpa de cierto orejón que ni ganas me daba de nombrar. No valía la pena, por su culpa, KyungSoo había dejado de ser el chico alegre, dulce y amable de antes, y ese tipo de cosas no se olvidaban, menos cuando se trataba de alguien tan especial.
Durante el trayecto de la semana, nos habíamos reunido por horas tratando de localizarlo, incluso fui a su casa en plena lluvia para ver si estaba ahí, pero el de seguridad me dijo que no sabían nada de él desde ya hace unos día, claro que tampoco era de esperarse que el guardia supiera su localización exacta, por lo que no insistí más.
JongDae se había encargado de interrogar a ChangMin y EunHyuk, para ver si estaba con ellos, pero ambos asistían a la universidad con normalidad y ninguno había hablado con él desde el incidente en el centro comercial.
Suspiré frustrado, empecé a impacientarme mucho más.
En este mismo instante, algunas gotitas de lluvia entraron por la ventana de la habitación de Lay, ya que luego de clases, habíamos llegado primero al bloque para pasar la tarde juntos, pues había estado demasiado ensimismado tratando de localizar a KyungSoo, pero de éste no se veían ni sus luces.
El cuerpo de Lay descansaba entre mis brazos y podía sentir su respiración profunda y tranquila chocar contra mi pecho, haciendo que me relajara lo suficiente como para no pensar en demasía sobre el asunto.
Ya casi no iba a mi casa, por ende, había tenido que decirles a mis padres que salía con alguien y me quedaría algunos días junto a... bueno, ese era el problema, mi padre creía que estaba saliendo con una chica, no tenía ni la menor idea de que su único hijo era gay. Sin embargo, no tenía de qué preocuparme, él trabajaba casi todo el día y mi madre era su asistente.
No corría ningún riesgo, por ahora.
Traté de dejar de pensar en eso también, ya empezaba a transpirar por los recuerdos, así que me concentré en Lay o Yixing, como decía su identificación, cuando comenzó a moverse en medio de la siesta que había decidido tomar luego de pasar la tarde besándonos y comiendo palomitas de maíz frente al televisor, hasta que decidimos ir a la cama.
Cada vez que lo miraba, mi corazón se agitaba y cuando nuestros ojos conectaban, sentía un ejercito de mariposas asesinas destrozarme el estómago. Me había enamorado perdidamente en unos cuántos meses. Meses en los que mi pequeño problema no había sido tan crítico. Tenía una especie de... ¿Cómo decirlo? Las situaciones difíciles me ponían tenso en tal extremo que un pequeño botecito con tranquilizantes y un Kyung, eran la único que me calmaba, sin embargo ahora tenía que sumar a Lay.
No había dejado que nadie me viera en ese estado a excepción de KyungSoo (Que mi amigo ojón me atrapara fue involuntario), así que por cosas de la vida, ese pequeño problemático era alguien muy importante para mí, no sentimentalmente, sino como... algo algo más familiar.
Lo quería como a un hermano, por eso me preocupaba que no se vieran ni sus luces.
Me removí en mi sitio algo inquieto.
Algo dentro de mí, me decía que necesitaba algunas píldoras, ya que con eso me sentiría de las mil maravillas, pero ¿Cómo me quitaba al rubio que sujetaba mi cintura como si fuera la almohada más cómoda del mundo?
Me tallé los ojos con la mano que tenía libre.
La noche había caído lenta y suavemente, pero yo no podía dormir, la ansiedad me estaba matando de tal manera que el ruido más pequeño me llamaba la atención, hasta tal punto que empezaba a creer que me estaba volviendo paranoico, por lo que no resistí más y me salí de la cama. Lay solo se removió un poco más, pero volvió a dormirse.
Pateé mi pantalón, el cual había acabado en el piso (La humedad era espantosa), y me fui a la sala. Los chicos todavía no habían regresado de sus trabajos o citas, así que tenía toda la tranquilidad del mundo para tomarme las pastillas sin interrupción alguna.
Fui hasta la cocina por vaso de agua.
Estaba descalzo y las manos me temblaban por los nervios. Me apoyé en la encimera y dejé el vaso, saqué el pequeño contenedor y elegí cuantas me tragaría, las separé del resto y comencé a sentir un cosquilleo por todo el cuerpo, la ansiedad se hacía potente y mi lengua anticipaba la sensación de las píldoras tocándola.
Una gota de sudor comenzó a descender desde mi sien hasta mi mandíbula, tragué duro y me llevé dos a la boca, luego las tragué con la mitad de la bebida.
Respiré profundo, ahora la sensación de hacer algo malo me invadía por completo, pero me gustaba. Sobre todo lo sentía en los músculos, pues el efecto de sentirlos agarrotados se iba lenta y tortuosamente.
Me apoyé en la encimera tomando bocanadas de aire. Ahora mis labios estaban resecos.
Volví a ver el botecito y lo tomé entre mis dedos, habrían unas 40 pastillas más. Si KyungSoo no me hubiese atrapado, probablemente mi doctora se hubiese dado cuenta que me las tragaba como si fuese comida diaria, por suerte con el paso de las semanas, había bajado las dosis que únicamente consistían en dos diarias.
Estaba haciéndolo muy mal.
Incluso ahora. Volví a abrir el contenedor y saqué cinco más, tomé el vaso y me las llevé a la boca, pero cuando estuve a punto de tragarlas con ayuda del agua, la puerta de entrada dio un azote y se escucharon gritos frenéticos.
Pegué un salto y las escupí por la ventana, si me las tragaba entraría en estado de retardo o sueño infinito, y no quería que me vieran así, ellos no. Mucho menos Lay, a quien oí que se quejaba por el bullicio que ahora se concentraba en la sala.
Me tomé el agua y abrí el grifo para mojarme la cara.
Traté de parecer lo más normal posible, aunque ahora sentía las extremidades como gelatina gracias a la adrenalina que se drenaba de mis venas.
- ¡Ya sé, ya sé! No es necesario que lo sigas repitiendo, se lo diré. — LuHan entró a la cocina y abrió sus ojos de par a par al verme con una camiseta y en ropa interior o eso supuse porque sus mejillas se tornaron rojizas.
- Hola. — le sonreí tratando de que mis voz no sonara tosca. — ¿Qué pasó?
LuHan se tapó los ojos con sus manos y detrás de él aparecieron SeHun y Lay. Ambos me miraron entre divertidos y desconcertados, se tornó algo incómodo el ambiente, así que tomé lo primero que encontré (la tabla para picar) y me tapé el motivo de toda esta situación.
- Ay SuHo, dijiste que sólo yo te vería así. — la voz de Lay era divertida, así que le sonreí como pude. Estaba sudando frío por los nervios. — Ven, vamos a que te pongas algo decente. — tomó mi muñeca y tiró de mí para salir de la cocina.
- ¡No! ¡LuHan, dile o se lo digo yo! — SeHun le dio un empujoncito a su novio y este me miró a través de una pequeña ranura que se formó por la división de sus dedos, los cuales cubrían sus ojos como si la acción estuviese hecha por un niño pequeño.
- Ah, ya estás más decente. Sin ofender, pero solo me gusta ver a SeHun-ah en esas fachas. — se quitó las manos del rostro.
- Entonces déjenme llevarlo a que se ponga short. — volvió a decir Lay mientras tiraba de mi hacia la sala.
SeHun chasqueó la lengua fastidiado y en ese momento entró JongDae también. Tenía el cabello algunas gotitas de lluvia, de hecho, todos estaban con la ropa mojada.
- Logré alcanzarlo, pero no quiso decirme nada preciso. — JongDae me miró serio. — ¿Todavía tienes el número de la madre de KyungSoo? — me miró de pies a cabeza, luego a Lay, LuHan y SeHun. — ¿Ya se lo dijeron? — frunció el ceño.
- ¿Decirme qué, exactamente? — pregunté extrañado. Todos hablaban de "decirme algo", pero nadie lo hacía.
- ¡Yah! ¡Para eso se suponía que llegarían primero! — salió de la cocina y se fue a la sala. Instantáneamente todos lo seguimos.
En los sofás estaban sentados XiuMin, JongIn, Tao y Kris. El primero anarcó una ceja al verme con la tabla de madera cubriéndome la vergüenza, mientras que el segundo estaba ensimismado en su celular. Los últimos estaba sentados tomados de la mano sin expresión alguna, como siempre, ellos eran así de raros y entre ellos se entendían.
- LuHan vio a DongHae en el cine. — soltó de la nada SeHun, dejándome estupefacto. ¿Qué hacía ese tipo en el cine con KyungSoo?
- ¡Yo sé lo iba a decir! — LuHan le dio un manotazo en el pecho a su novio.
- Te demoras mucho, cariño. El tiempo corre. — SeHun arrugó los labios divertido.
Vi como JongDae se sentaba en el posa brazos del sofá, al lado de XiuMin; mientras tanto, JongIn se reía de lo que sea que tuviera de divertido su celular.
- ¿Hablaste con Kyung? ¿Qué te dijo? ¿El tipo lo ha golpeado? ¿Por qué no viene? — las preguntas salieron como flechas de mi boca. Para cuando me di cuenta, casi estaba encima de LuHan, sin embargo, Lay me tenía muy bien sujeto, mientras que SeHun apartó a su frágil novio de mi involuntaria exasperación.
Es que me sentía tan impotente por su falta de información, sobre todo porque mi mejor amigo probablemente la estaría pasando muy mal.
- Tranquilo, ¿Está bien? — intentó calmarme Lay mientras se empeñaba por acariciar el brazo que sostenía, ahora con fuerza. — Lo vamos a encontrar. — tiró de mí hasta que quedé entre sus delgados y suaves brazos.
Sacudí la cabeza, siendo muy concierte de que todos me observaban atentamente. Parpadeé muchas veces para concentrarme nuevamente.
- ¿Dónde está KyungSoo? — le pregunté a LuHan mirándolo directamente a los ojos. Éste tragó saliva con dificultad, su rostro delataba su nerviosismo.
- Te ves muy interesado por el pequeño problemático. — soltó de la nada Kris.
Lo ignoré, a él no le importaba lo que hiciera o no, ya era asunto mío. Volví a mirar a LuHan esperando a que me diera por fin una respuesta.
- Lo vi con otro hombre, no estaba con KyungSoo. — me soltó el de cabello castaño.
Dejé de respirar mientras asimilaba la información. Mi pequeño KyungSoo no estaba con el hombre que lo mantenía.
-¿Entonces dónde está? — dije en voz baja mirando un punto en la pared. — ¿No le preguntaste si sabía algo de él? — LuHan negó mirando el suelo, mientras SeHun me miraba con esa tan característica expresión facial de enfado neutral.
Mi pequeño hermano no estaba, no estaba. KyungSoo era una persona algo alocada, justo todo lo contrario a Kyung de antes, ahora buscaba problemas hasta debajo de las piedras y no le importaban las consecuencias, sin embargo, sabía que para que desapareciera de esa manera, algo muy feo debió haberle pasado, su huida estaba tomando demasiado tiempo y sin seguía sin llamarme.
Cada vez que se desaparecía, por lo menos me llamaba una vez para asegurarse que no estaba perdiendo el control y para preguntar si estaba asistiendo diligentemente a mis citas con el psicólogo, pero ahora, nada. Lo peor de todo, es que se sabía nuestros número de teléfono de memoria.
¿Por qué no llamaba?
La situación se estaba resbalando de mis manos como si de arena se tratara y lo único que podía hacer era ver los minutos pasar sin poder hacer nada para ayudarlo y, egoístamente, él me ayudara.
- Yo fui a preguntarle. — dijo ahora JongDae mientras tomaba la mano de XiuMin. Captó mi atención al instante. — Le pregunté si sabía algo de él, pero me ignoró, entonces lo amenacé de nombrarlo delante del hombre que lo acompañaba, justo se había metido al baño, pero me llevó a un lado y me dijo que no sabía nada de él, porque estaba libre hasta que él lo llamara, entonces le dije que no contestaba ni nada por el estilo. — todos lo mirábamos atentos mientras mi felino amigo hablaba y nos adentraba en la historia.
- ¿Qué más te dijo? — preguntó Lay. Tan lindo y yo tan mal novio.
- Cuando vimos que el que lo acompañaba comenzó a buscarlo, me dijo que trataría de encontrarlo por su parte, pero que ahora no podía. — arrugó los labios. — Ahora que me doy cuenta, DongHae llevaba un anillo de esos que te pones cuando te casas. — todos abrimos los ojos de la sorpresa.
Un "imposible" salió de la boca de varios de los presentes en la sala, pero en medio de la conmoción y las preguntas sobre si vio un anillo similar en el hombre que acompañaba al loco pelinegro, conocido como DongHae, ahora dirigidas hacia LuHan, me percaté de algo.
En ese momento estuve seguro de tres cosas.
1) Ese maldito ricachón estaba loco.
2) No teníamos ni la más mínima pista de dónde podría estar mi mejor amigo.
3) JongIn sabía la verdad, sabía que el tipo era casado.
Me di cuenta por como prestó atención a la última parte, se puso de pie, guardó su celular y se fue hacia su habitación sin decir ni pío. Él lo sabía y si lo sabía era porque KyungSoo se lo había contado.
¿Acaso no se odiaban?
**
POV KyungSoo
El clima apestaba, yo apestaba, mi aliento apestaba y el lugar en el que desperté, apestaba. En conclusión, estaba bastante hecho mierda.
No recordaba nada de lo que había hecho en no sé cuánto tiempo, ¿Quizá horas? ¿Días? No tenía ni la menor idea, solo sabía que la jaqueca que me taladraba la cabeza era insoportable, necesitaba mear con urgencia y era en extremo necesario largarme de donde estaba, nunca me quedaba mucho tiempo en los lugares donde recuperaba la conciencia.
Eso me recordó la vez, ay mis recuerdos, que desperté en una habitación oscura, semidesnudo y con sacos de tela a mi alrededor. Cuando logré irme, luego de golpear a un par de tipos que no me dejaban largarme, me di cuenta que había pasado al lado de mesas con muchos sobrecitos blancos y billetes de wones y/o dólares. Días después me di cuenta que había despertado en una de las "casuchas" o "bunkers" que usaban los narcotraficantes.
Siempre superándome.
Así que esta habitación tan pintoresca no suponía un problema para mí, claro que... ahora no tenía a dónde irme y no quería ser un estorbo para las parejas felices que convivían en el bloque, entonces me esforcé por recordar qué había hecho, más o menos, antes de llegar a estas cuatro paredes iluminadas y con decoración suave y moderna.
Lo primero que podía recordar, era la asquerosa lluvia mojándolo todo, bañándome como a un patito de la laguna, haciendo que unas ratas aventureras atravesaran las calles buscando refugio y provocando que las mujeres gritaran como locas. Luego de eso, recuerdo querer llamar a mis amigos, pero no tenía ni una sola moneda en el bolsillo, ya que había dejado la billetera en mi ex casa, tampoco estaba seguro de pedirle dinero a alguien, nunca llegaría a tanta desesperación. Ni siquiera me gustaba pedirle dinero a DongHae, él solo me daba el dinero y fin de la historia.
Y seguí caminando, caminando y caminando como cachorro abandonado en la intemperie, hasta que llegué a lo que sería un parque con árboles grandes y frondosos, los cuales me ofrecían refugio hasta que el horrible diluvio cesara, pero también estaba la opción de un callejón con algunos tipos vendiendo mercancía a los valientes que se aventuraban a deambular con tremendo clima.
Así que opté por la mejor opción, la que me aseguraría comodidad, bienestar y esperanza.
Me fui hacia los tipos... ¡Mentira! Me fui hacia los árboles y me senté en la tierra que se mantenía seca. Después de todo, algo de sentido común conservaba.
Las horas pasaron y la única compañía que obtuve fue una familia de ardillas chillonas en un hueco que estaba sobre mi cabeza y un perro pulgoso que también buscaba refugio. Las farolas del parque iluminaron, de manera borrosa, los alrededores, pero no tenía ni la menor idea de a donde ir.
Todos mis amigos estaba comprometidos y a algunos no los consideraba más amigos míos.
Las horas siguieron pasando y la lluvia no disminuyó ni un poquito, no le daba tregua ni a las ardillas, ni al perro (que resultó bastante cariñoso) ni a mí, que me empecé a parecer a una gota de agua humana y la temperatura decidió caer en picada, por lo cual, la ropa empezó a molestarme.
De ahí, no recordé nada más, traté de hacer memoria mientras me sentaba en la mullida cama de dos plazas. Miré un zapato y ¡Bum! Algunos recuerdos me asaltaron como fotografías. Así que estuve en... ¿Una fiesta? De seguro que sí, claro que solo alcancé a recordar escenas para 22+, pero bueno, eso era algo normal, ¿Habré usado condón? Ya le pediría a DongHae una prueba de sangre luego.
Seguí hurgando en mis recuerdos, cuando de pronto una imagen bastante clara se instaló en el centro de mi mente.
JongIn de la mano de una chica bastante familiar.
Laguna mental, laguna mental, yo besando desconocidos, laguna mental, laguna mental, yo inhalando algo blancuzco, laguna mental, laguna mental, yo bebiendo algún líquido, laguna mental, laguna mental, yo siendo tomado en brazos, fin de los recuerdos.
¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Quién me había cargado como princesa? ¿Por qué el perro pulgoso me miraba con curiosidad desde la esquina y ahora parecía más cuidado?
Me paré de golpe y abrí la puerta con todas mis fuerzas, tenía que largarme cuanto antes, algo me decía que de los peores lugares del mundo, éste era el más temible de todos y lo supe cuando siendo seguido por el perro me siguió, vi las cortinas de seda de una muy cuidada y pulcra sala/cocina/patio. Era una casa.
Le hice señas al perro para que no hiciera ruido, después de todo, en mis recuerdos nos habíamos llevado bien, además de otra persona que no recordaba del todo su rostro, así que ¿Por qué no quedármelo? Al fin y al cabo, estaba más solo que el pobre animal.
Di unos cuantos pasos en dirección hacia lo que era la salida (supuestamente), pero el perro decidió ladrarle a algo que se movió en la cocina.
De pronto todo pasó muy rápido.
Gritos desesperados porque el perro solo estaba seco más no limpio, alfombras ahora llenas de mierda de perro que no subía que había pisado, un muchacho muy bonito, pero que poseía las mejillas más rojas que jamás había visto por la aversión por la mugre y una escoba voladora que rompió un jarrón. ¿Quién carajos era éste?
- Oye, oye, cálmate. — le solté mientras me daba con la escoba en las piernas. — ¡Chico, ya basta! — grité divertido. Parecía una pelea muy estúpida.
- ¿¡Qué me calme!? ¡Arruinaste mi alfombra italiana con mierda de perro coreano! — miró a la bola de pelos. — ¡Para colmo chusca! — retomó los golpes y yo mi risa, pues el perro se le lanzó para tirar de la basta de su pantalón suelto.
- Tranquilo, baja el arma, bájala. — tomé el objeto por el escobillón y se lo quité de un tirón, rompiendo otra cosa en el trayecto.
- ¡Mi vasija china! — se presionó el rostro como la pintura "El grito" de Edvard Munch. — KyungSoo... — dijo de manera lastimera, como si fuera otro cachorro. — ¿Por qué eres tan cruel? — hizo un adorable puchero que pude haber usado para fastidiarlo después, pero caí en el hecho de que sabía mi nombre y me trataba con familiaridad.
- ¿C-cómo sabes mi nombre? — lo miré extrañado, analizando atentamente sus facciones a ver si recordaba habermelo cogido o algo por el estilo, si no lo hice, fui un idiota, claro que eso tenía remedio.
Resopló y se cruzó de brazos.
- Ya veo que eres de los que olvidad, que mal, dijiste que seríamos buenos amigos y te quedarías a vivir aquí, pero yo me negué y volviste a largarte al bar de la esquina y a quejarte de que todos eran unas mierdas y que yo te parecía buena gente. — se rascó la barbilla medio pensativo. — ¿Ya no debería dejar que te quedes? — ¿Yo había hecho todo eso?
- Solo dime tu nombre y qué rayos hago aquí, pequeño histérico. — volvió a resoplar, giró sobre sus talones y se fue hacia la cocina, que sabía que era la cocina porque sí y porque había una barra americana que la separaba de la sala.
Tomó un par de tazas, sirvió café de una maquina y me lo ofreció.
Enarqué una ceja, dándole a entender que de verdad quería una respuesta y él me miró a los ojos.
- Soy BaekHyun, Byun BaekHyun. — me tendió una mano, bastante bonita si me pedían su opinión, para que sellaramos el pacto de desconocidos que ya se conocían, pero que lo harían de nuevo porque la situación lo ameritaba.
¿Qué mierda había estado haciendo?
Quise recordar, pero el pequeño rubio comenzó a gritarle al perro de nuevo, se había meado en una planta bastante similar al bambú.
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AL FIN, lo sé u.u
Ya empecé la universidad, así que no puedo descuidarme mucho :(
Espero que les haya gustado y comenten que les pareció, trataré de no demorar mucho en las actu.
Gracias a todos los que leen <3
SatanSoo nos bendijo 🙌🏻
666😈😈😈😈 en los votos
Bueno, nos vemos en la próxima actualización 😌😌😌
Los ama, Rivers22S <3
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