28. Las noticias vuelan

—Marco —susurro apenas. Abre la boca para hablar y ninguna palabra sale. Da un paso hacia adelante y me acerco para abrazarlo. Me envuelve de la forma que lo harías con alguien que no has visto en mucho tiempo. Mis brazos lo aprietan y me escondo en su pecho. Él es una parte de Josef. De pronto, me aleja la cara y me da un beso en la frente.

—No sabía si lo habías logrado —dice finalmente, con la voz entrecortada. Luego su mirada se traslada hacia Lucia. La saluda con una sonrisa que no logra sostener. Ellos se conocen, Marco también fue parte de plan de que yo me fuera a Australia y con eso convencer a Lucia de engañarme con Daniel para salvarme.

No sé si en ese momento Marco sabía si realmente yo estaba en peligro, o fue un intento desesperado por proteger a Josef de su padre.

Lo vuelvo a abrazar apretado.

—Lo logramos. Llegamos hace algunas horas... ¿Cómo...?

—Me lo pidió Josef. Tomé el primer avión que pude. Unas horas después de ustedes.

—Nos encontraste demasiado fácil —gruñe Lucia, nerviosa.

Marco la queda mirando con cara de: eso es lo mismo que iba a decir.

—Exacto. No están seguras aquí.

—¿Josef está bien?

Abre a boca para responder y luego la cierra. Mira a Lucia.

—Vania... deja que pase...

Me hice a un lado para que pasara y volví a preguntar:

—¿Dónde está?

—No lo sé. —Entra al departamento y cierra la puerta tras él. Me mira desolado—. No lo sé. Solo recibí su mensaje, él tenía todo preparado para que yo viniese.

—Pero Roberto... el mafioso...

—Dana le robó, ¿eso lo sabías?

—Sí... por eso fue a la casa de Mathis.

—No llegó solo. Fue con Thomas.

Meneo la cabeza.

—No entiendo.

—Pero Thomas fue a buscarte a ti...

—Y si no me encontró, ¿qué hizo?

—No lo sé... Mathis perdió el conocimiento. Me lo contó un par de horas después, él me llevó al aeropuerto. Cuando despertó, se habían ido y no había rastro de Josef. Yo había seguido a Josef a Portugal.

Me llevé las manos a la cara, respirando profundamente y el mentón temblando sin parar. ¿Dónde está Josef?

—¿Por qué lo dejaste? —Sollozo.

—Porque esto era lo que él quería, que te ayudara a esconderte de Dana y de Thomas. Thomas cree que tú eres la culpable de que Alan esté muerto. —La palabra muerto me revuelve aún más el estómago y el corazón. Retrocedo sobre mis pasos hasta chocar con el sillón y me dejo caer en el.

—Quizás... Thomas está protegiendo a Josef.

—Eso quiero creer. —Mira la hora en el reloj de la pared—. Deberíamos irnos pronto. Mientras venía en el taxi, reservé un hotel... a otros nombres por supuesto. Desde allí, vamos a ordenar todo —afirma con los ojos tan abiertos, que lo único que logro hacer es asentir. Me pongo de pie para recoger las cosas que traje y me doy cuenta que lo único que importa es el pendrive.

—Marco... necesito que veas algo.

—¿Las encontraste? —Al ver que no respondo, agrega—: tu padre... tenía algo, ¿cierto?

—Lo sabías.

—Josef... me lo contó. No deberías haber ido a esa casa, Vania. Es el primer lugar en el que van a buscar. —Se refriega la cara estresado—. Con eso sabrán que ya estás aquí.

—Pero podemos meterla a la cárcel con esto. Está todo.

Menea la cabeza y con eso se me revuelve el estómago. ¿Por qué no está tan esperanzado como yo?

—No me digas... que estás con ellos —digo con un hilo de voz.

Esboza una sonrisa diminuta.

—Claro que no, me preocupa. La gente que está allí metida es demasiado poderosa. Ya deberías saber que el salón 16 no es un juego de personas comunes y corrientes. Lo que tienes es peligroso, va a destruir a Dana, pero hay muchos tratando de impedir eso porque sus nombres podrían aparecer. Incluido Thomas.

—Lo sé, y estoy dispuesta a correr el riesgo.

—Me parece excelente, solo quería que lo supieras. Tengo una idea.

—Dinos que incluye comida por favor. —Lucia está desparramada en el sofá mirando el techo. Ladea su cabeza hacia nosotros—. Perdón, pero no me aguanto.

—En el hotel. Marco resopla y vuelve a mí—. Tengo a un amigo que trabaja en un diario importante en Australia. Hablaré con él.

—¿Y es de confianza? —pregunta Lucia—, ¿qué tan amigo tuyo es?

—Sí, es de confianza. Y de Josef también, él lo ayudó cuando era un periodista que nadie contrataba. Así que veré si está dispuesto a dar el mayor golpe en su carrera.

—Espero que sí. Confío en tu plan. Lo primero que le daremos serán las pruebas que hay de la trata de personas y la conexión con Dana.

—Dana es una persona importante en la alta sociedad de Australia, este escándalo será épico.

—Eso espero.

—Lo llamaré apenas lleguemos al hotel.

El chofer nos espera abajo y Marco me explica que este chofer es mío, y que podré llamarlo para que me lleve donde yo quiera ir.

—Señorita Amanda. —Me saluda y recién noto que es una mujer—. Mi nombre es Rocío, estoy feliz de ser su chofer. —Me alegro enormemente que sea una mujer y me sorprendo de cómo me llama: Amanda.

Me aclaro la garganta.

—Hola Rocío...

—Al hotel por favor —me interrumpe Marco. Lo miro de reojo.

—Perdón, no se me ocurrió otro nombre y... no quiero que hables mucho con ella, no la conozco bien —susurra. Suspiro y Lucia se limita a hacer una mueca. Sé que está agotada y además está metida en esto... que ni siquiera es tema suyo. Sin mencionar que venimos saliendo de un secuestro. La miro y sé que no se siente bien, apenas ha hablado en las últimas horas y no la voy a presionar. Cojo su mano todo el camino y siento gotas de lagrimas caer en el dorso de la mía.

Cuando llegamos al hotel, me siento sorprendida de que sea uno de los más lujosos, pensé que sería algo más... como un hotel de mala muerte a la orilla de una carretera. Así como en las películas donde hay que ocultarse... y donde nadie tiene dinero. Aunque en esas también siempre aparece un asesino en serie.

—¿Quién paga esto? —pregunto bajito.

—Tú. La cantidad de dólares que tienes en tu cuenta da para vivir aquí. —Abro la boca para preguntarle de qué está hablando, pero él me se adelanta—. Josef, y no me preguntes nada a mí porque yo solo fui el que hizo la transferencia desde las cuentas de Josef.

—No preguntaré nada —replico. Nos llevan a tres habitaciones una al lado de la otra, y una vez dentro de la mía, veo que hay más comida de la que podría comer. Decido primero darme un largo baño. Lo necesito, siento que han pasado días sin bañarme y con todo lo que está pasando, no me había dado cuenta.

Antes de entrar a las habitaciones, acordamos juntarnos a las 9 pm a cenar. Eso me da incluso un par de horas para dormir, sin embargo, todo el tiempo me lo doy en la tina, lo que es un poco tortuoso porque me recuerda a mi últimos días con Josef. Me recuerda a sus manos tocándome y a sus labios besándome y diciendo te amo.

Me recuerda a Portugal y a la noticia sobre Alan. No puedo evitar preguntarme y dudar de si esto terminará en algún momento. De si estas aventuras que no quiero vivir me dejarán tranquila. ¿Hay algún escenario en el que con Josef estemos juntos, tranquilos y felices? Por más que intento mantenerme positiva, es tanta la gente involucrada en esto, que ese escenario se ve lejano y casi imposible.

Aunque por más imposible que parezca. No me voy a rendir. Cierro los ojos y me hundo en la tina con agua caliente, dejando tan solo la nariz afuera. No siento las lágrimas, pero sé que estoy llorando y en una toma de aire desesperada, saco la cabeza.

La comida ya está fría y al dar el primer bocado se me activa el hambre de no haber comido en demasiadas horas. Agradezco que hayan pastas porque al parecer era lo que mi corazón y estómago necesitaban para revivir un poco.

Me lavo los dientes y voy a la puerta de Marco, que me abre al segundo golpe, desesperado.

Entre desesperado y aterrado. Prácticamente al borde de un ataque.

—¿Qué sucede? ¿Pasó algo?

—No... solo quería saber si ya habías hablado con tu amigo del diario —susurro. Me coge el brazo y me hace entrar en la habitación.

—No debías salir de tu habitación hasta las 9 —me advierte.

—Marco con tantas cosas que no debo hacer me estoy desesperando. No voy a dar vueltas en círculos. Además caminé dos pasos.

—La última vez que no hiciste caso de una orden muy parecida a esa, apareciste en Bélgica, ¿no lo recuerdas?

Trago saliva. Él piensa que soy la culpable de todo y quizás sea así.

—Yo...

—Perdón Vania, estoy alterado. Si Josef se entera que te dije algo así, me mandaría a la hoguera. Ven, siéntate... —Comienza caminar en la habitación de un lado a otro—. Ya hablé con él, y está dispuesto a sacarlo en el número de mañana. Mañana la portada será sobre Dana.

—¿Por qué no me lo habías dicho?

—Pensé que podrías estar durmiendo, además solo queda una hora para las nueve. —Camina hacia la puerta con su computadora en la mano—. Vamos a tu habitación, enviaremos ahora la información.

—Estoy nerviosa.

—Yo también.

—Marco...

—Dime. —Se detiene con la mano en la manilla de la puerta.

—¿Dónde crees que está Josef?

—En Camboya. —Esa respuesta no me deja más tranquila.

—¿Dónde temes que esté?

Suspira meneando la cabeza.

—Con Dana.

Esa respuesta es peor.

Antes de entrar a mi habitación, voy a la de Lucia. Golpeo varias veces antes de que me abra. Las piernas le tiemblan y no puede mantener los ojos abiertos.

—¿Estás bien?

—Sí, estaba durmiendo. ¿Ya son las nueve? Esperenm...

—No, no... Lu, todo está bien. Sigue durmiendo, lo necesitas. ¿Comiste?

—Sí... comí todo lo que había aquí. ¿Has sabido algo nuevo?

—Enviaremos las pruebas al amigo de Marco. Mañana saldrá a la luz la verdad sobre Dana.

Sonríe y me abraza.

—Cualquier cosa estoy aquí... solo que estoy muy cansada. He dormido pésimo, solo tengo pesadillas. Las mismas una y otra vez.

La abrazo de vuelta, preocupada.

—Lo siento por meterte en esto.

—En esto me involucré sola y valió la pena, porque conociste a Josef. La primera persona que te hace realmente feliz. Seguiré durmiendo —agrega bostezando.

Me alejo de la puerta pensando en sus palabras... nadie nunca me había hecho feliz.

Con Marco revisamos todo lo que está en el pendrive y me impresiona la cantidad de información que le dio Dana a mi padre solo por enamorarse de él. A Joshua Garret —periodista de Australia—, le enviamos información suficiente para demostrar que Dana es la creadora del salón nº 16, las prácticas que allí dentro se llevaban a cabo, la exposición a grabaciones de los invitados y... lo más importante, las pruebas del caso de una chica llamada Anne, de nacionalidad chilena y de 25 años que fue subastada por 150.000 usd a un hombre llamado Máximo de nacionalidad Rusa.

—Están las conversaciones entre Dana y Máximo —comenta pensativo.

Enviamos la información y luego nos quedamos en silencio, como si en los siguientes minutos los teléfonos fueran a sonar y a alguien nos fuese a decir que todo estaba resuelto y que el mundo era uno menos terrorífico; pero una hora después en la que seguíamos sentados en el sofá, aunque con copas de vino... nada nuevo sucedía. Hasta que un correo ilumina la pantalla de la computadora de Marco.

Nos acercamos corriendo.

Estimado Marco,

La información que me has enviado es bastante terrorífica. Hasta he averiguado de la desaparición de Anne, luego de un viaje de vacaciones que hizo con sus amigas a un país asiático. Los reportes de sus amigas indican haber conocido a una mujer hermosa y con cabellera roja, lo que coincide con Dana.

Esto dispara a muchas partes. Maximo Romus es un importante político retirado en Rusia. La información ya ha sido entregada a la policía y una investigación formal ya está en marcha (así de rápido) todo esto porque las pruebas entregadas son muy convincentes.

Si lo que quieres lograr es que esta mujer esté tras las rejas, podría asegurar que así será.

Tengo entendido que esta no es toda la información, ¿me podrías informar qué más tiene?

Quedo atento,

Tu amigo.

—Está hecho. —Marco se refriega las manos.

—Solo hay que esperar a mañana.

Se queda en silencio unos segundos mirando sus pies, no quiero interrumpir sus pensamientos así que lo dejo hasta que se anima a decirme:

—Esto ayuda a Josef, pero no lo libera. Aun queda Thomas.

—Thomas no le hará daño. No si piensa que tengo pruebas en su contra. Yo misma hablaré con él.

Menea la cabeza.

—Eso debería hacerlo Josef.

—Haré todo lo que esté a mi alcance y Thomas debe saber que no soy una niña estúpida.

Marco abre los ojos y parece sorprendido de mi actitud.

—Me iré a dormir... mañana cuando despertemos tendremos noticias supongo.

—Recuerda que tenemos infinitas horas de diferencia, mañana por la tarde de nosotros... aparecerá allá la noticia.

—No sé qué haré con tantas horas.

—Tenemos mucho que hacer. Mañana iremos a cerrar tus cafeterías. Aunque entiendo que una ya está cerrada.

Asiento.

—Y la otra no sé en qué estará. Confío en el manager que tengo allí, pero no he aparecido en días.

—Perfecto. Haré eso...y tú... —Se va hacia el escritorio y saca varias hojas—. Con Lucia pueden ir a ver estos apartamentos. No pueden vivir para siempre en un hotel. Me contacté con los mejores corredores de propiedades de Nueva York. Solo espero que no digan sus nombres reales. Tú vas como Amanda.

—Me gusta Amanda.

—Mi hija se llama así —murmura con una sonrisa—. Toma, Rocío las llevará. También... me entrega un celular sellado. Tu nuevo número debería ir dentro y agrega el mío, que... lo escribí en la caja. A Lucia igual le tengo uno, se lo entregaré mañana.

—No sé si podré dormir.

—Inténtalo, porque creo que esta es el único momento de paz que tendremos en varios días.

Me voy a mi habitación y me entretengo con mi nuevo teléfono. No me meto a mis cuentas antiguas, solo al correo y me hago un nuevo Instagram.

Me envío mensajes con Marcos, más que nada para decirnos que no podemos dormir y para contarme sobre su familia, tratando de evadir el tema Josef y Dana. Así es como en algún momento nos dejamos de responder los mensajes y eso significa que los dos nos quedamos dormidos.

Despierto con un sol radiante directo sobre mi cara y con el sonido de golpes suaves en la puerta. Me levanto descansada aunque no por eso tranquila. He logrado dormir por fin y eso es un pequeño triunfo, además... hoy sé que será un día en que muchas cosas cambiarán y que Dana por fin se enfrentará a toda la mierda que ha tirado en su vida.

Desayunamos los tres juntos, no hablando demasiado pero la esperanza se ve en nuestros ojos. Bueno... menos en los de Lucia que con las ojeras que le llegan a la mitad de la cara, parece que tuvo menos suerte en dormir.

—Las pesadillas —dice de repente refregándose la cabeza—. Necesito que me des con un ladrillo esta noche o no podré lograrlo.

Me logra sacar una sonrisa y se lo agradezco.

Después de comer, nos vamos en la misión de encontrar casa... y es lo más aburrido del mundo. Sobre todo porque nuestras cabezas están en Narnia. Los corredores me hablan ofreciendo sus mejores lugares, pero ya al cuarto lugar que visitamos, tomo una decisión: no veré más y escogeré entre los que ya vimos. Lo converso con lucia y el ganador es un loft increíble de dos pisos con dos habitaciones enormes.

—Nunca pensé que llegaría a vivir en un lugar así, mi departamento al lado de este parece... el bote de basura.

—El mío también.

—Sí... pero eso es por elección propia, tus padres feliz te habrían dado este. ¿Por qué te tenías que hacer la interesante? —bromea—. Podríamos haber estado viviendo aquí desde siempre.

Suelto una risa. Le digo a la corredora que estamos decididas y me alegra cuando me indica que Rubén se hará cargo de los papeles. Asumo que Rubén es Marco y no sé cómo lo hizo, pero feliz de que no me haya enfrentado a tener que firmar algo con un nombre que no es el mío... por ahora.

Camino al hotel, llega el mensaje esperado

De: Marco

Ha salido a la luz.

Hago click en el link adjunto y viene la noticia:

"Dana Williams: la reconocida influencer y personaje de la alta sociedad Australiana, está bajo investigación por trata de personas. Las pruebas han salido a la luz" Leer aquí el reportaje completo.

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Nos estamos acercando al final bbs :)

Espero que les guste mucho <3

¿Se reencontrarán con Josef? 

¿Dónde creen que está él?

¿Y Alan? :(

muuuchos besitos y gracias siempre por leerme <3

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