22. Mathis Gaia
Vania
—Alan, ¿Me explicas qué es esto? —inquiere Dana dirigiéndose a él, pero sin dejar de mirarme a mí.
Alan, antes de contestarle a Dana, voltea hacia mí. Parece ser la persona más infeliz del planeta, y luego estoy yo, sin entender nada para variar. Trago saliva cuando él se gira y le contesta:
—¿De qué hablas? Pensé que teníamos un trato, Dana. Yo alejaría a Vania lo más pronto posible de Josef y tú la dejarías tranquila. —La voz le sale fría y cargada de odio, y por primera vez veo en Alan a su padre. Thomas emerge tras él como una sombra que siempre estuvo allí y nunca lo vi, ni siquiera en los últimos días que he descubierto tanto de Alan, tanto que nunca esperé—. ¿Te volviste más loca y empezaste a arrepentirte de tus propias palabras?
Se encoge de hombros. No le importa realmente lo que haya dicho. Eso me aterra, ¿lograré salir viva de aquí?
—Cambié de opinión. Mira... —Dana se muerde el labio inferior, buscando las palabras para continuar—: si permito que ella se vaya, puede que él la siga. Y eso no lo puedo permitir. Es fácil de entender. No lo voy a permitir —repite golpeando cada una de las palabras.
—¿Qué quieres decir? —Alan traga saliva y de reojo noto como mueve la pierna sin parar.
—La enviaré con Mathis Gaia. No será la primera después de todo. Además, estará bien. —Dana me mira y esboza una sonrisa que es más una mueca de desagrado—. Estarás bien, Mathis es un hombre interesante y bueno. No te hará nada. Creo.
No puedo con esto.
Bufo y alzo las manos aburrida de la estúpida cara de Dana.
—Oh, ¡Perfecto, Dana! ¿Cómo no lo mencionaste antes? Listo Alan, todo perfecto. Dana me quiere entregar a un hombre y yo estaré bien porque es bueno... y porque aparentemente estamos en el 1800. —Golpeo la mesa a la vez que me pongo de pie—. No seas ridícula, no puedes hacer esto. He aguantado suficientes mierdas tuyas, pero no importa lo que haga o no haga, finalmente igual harás lo que tú quieras o se te de la gana. Puedes tener mucho poder, pero al final de todo esto, Josef nunca estará con alguien como yo.
—Ya está hecho —replica seria.
—¿A qué te refieres? —Alan también se pone de pie, y los hombres que están con ella se mueven en su lugar. Algunos dan un paso adelante para impedir que alguien se acerque a Dana.
—A que el trato está cerrado. Apenas estés con Mathis en Lisboa, daré de baja la subasta y emitiré contrato de justo intercambio.
—Le hiciste daño a mis padres, me hiciste daño a mí... haciéndome pasar por todo esto, ¿no es suficiente? Déjanos ir.
—¿Fue algo de eso suficiente para que te alejaras de Josef? Eres un puta egoísta. Nada te bastó para alejarte de él, ni siquiera la vida de tus padres te importó. Había... había traído a tu amiga para ayudar un poco, pero me temo que no servirá de nada. Si me desahogo de ella...—Le hace una seña a uno de sus hombres—, no te importaría, ¿cierto?
—¿De qué hablas? —La única amiga que tengo... tenía... es...Lucia. La puerta se abre y entra ella con el brazo sujeto por el hombre más grande de Dana, como si la delgadez de Lucia significara mucho que controlar—. ¿Qué haces ella aquí? —pregunto, sin entender qué sucede. Lucia se ve bien, aunque con los brazos con marcas moradas.
—Me trajo a la fuerza —replica ella con la voz entrecortada y los ojos llorosos. Mira a Alan y su expresión se torna más asustada—. ¿Viniste con él?
Arrugo el entrecejo.
—¿Qué sucede? —digo apenas.
—¿Quién crees que me la presentó? —replica señalando a Dana, quien extiende una sonrisa extremadamente grande, rozando lo diabólico.
Lucia se zafa de la mano que la retiene y da unos pasos hacia mí.
—Fui a buscarte a tu trabajo. Necesitaba hablar contigo y Alan estaba allí. Me dijo que te diría que te buscaba. Y luego... estoy aquí.
Alan no dice nada y no me interesan más explicaciones. Así que intento una vez más, no quiero admitir que todo está perdido. Tengo miedo de lo que sucederá. Me siento tan rota en este momento que aceptaría el trato de alejarme y nunca más ver a Josef. Eso sería una vida con el corazón roto, y al menos no estaría atrapada en un país extraño con un hombre que pagó por mí.
Me gustaría que Dana me creyera...
—Dana, déjanos ir. Si quieres que no me acerque a Josef, no lo haré. Prometo que no lo haré. Ahora fue inevitable porque vivíamos juntos, y no sé si te enteraste que ya estamos separados legalmente y que puedo volver a mi país. —Trato de que la voz no me salga cargada de odio, rabia e impotencia, pero no lo logro. De todas formas, añado—: por favor. Por favor.
Dana abre la boca y Alan la interrumpe.
—Josef nunca te lo va a perdonar —gruñe, golpeando con el puño la mesa—, ¿Qué ganarás? Terminaremos todos en la cárcel. —Luego se dirige a mí—. Dana estaba en el hotel cuando tu amiga apareció. No te dije porque sabía que Lucia te había hecho daño y además... te venía a contar algo que yo no quería que supieras. Pretendía que se aburriera y volviera a su país... ¿qué mierda hace aquí? —Lo último se lo pregunta a Dana.
¿Lucia quería decirme algo sobre Alan?
—Josef no se va a enterar —responde Dana con voz fría y burlona.
Alan resopla frustrado y se refriega la cara con las manos.
—Por supuesto que se va a enterar —responde, perdiendo la paciencia. Tensa la mandíbula y se acerca a Dana. Ella solo nos observa impasible, como si estuviera tres metros más arriba de nosotros. Todo rastro de empatía y sentimientos la ha abandonado. No sé qué hacer en esta situación. No sé en qué escenario esto termina bien. Siento la espalda perlada por el sudor, el corazón hecho una piedra y todo el cuerpo me duele.
—Me voy... nos vamos ahora. En el primer avión que salga del país, nunca más nos verás. Josef tampoco sabrá de mí —digo.
—Mi padre la subirá en el primer avión, tú sabes que él la quiere lejos —añade Alan—. No la quiere cerca de la familia Hart.
Dana resopla lentamente.
—¿Terminaron? Me sorprende, Alan... que pienses que yo soy de las personas que se dejan convencer así de fácil. Ya dije que está hecho.
Alan da otro paso al frente, pero esta vez su voz son sale suplicante:
—Le diré a Josef toda la mierda que has hecho, se enterará que eres la fundadora del salón 16 y vas a morir para él.
Dana chasquea la lengua.
—Es que hay un problema con tu grandioso plan —dice levantando las manos. Las baja y esboza una pequeña sonrisa—. No podrás decirle porque me voy a deshacer de ti.
Miro asustada a Alan y él parece no creer las palabras de Dana.
—¿Qué dices?
—Eso. No voy a permitir que Josef se entere de algo, así que me voy a deshacer de los tres. Eres hermoso y un puto dios en la cama, ¿creerías que nadie pagaría por ti?
Alan menea la cabeza e intenta acercarse más a Dana, pero un hombre mucho más grande que él le corta el paso.
—¿Qué mierda estás diciendo?
Dana comienza a reírse y cada vez que lo hace me duele más el estómago.
—Que te ofrecí y no sabes todo lo que dieron por ti. Es el karma cariño, serás la puta de alguien. Pero tranquilo que es de una mujer —agrega quitándose las lágrimas de la risa—. No solo creerías que los hombres ofrecen, también hay mujeres poderosas.
—¡Una puta mierda Dana! No me iré a ninguna parte. Deja de jugar como si todos fuésemos tus mierdas de esclavos. Soy Alan Hart y a mí no me harás nada. Vania es la ex esposa de un Hart. Cuando Thomas te atrape no te entregará a la policía, te dará una muerte lenta.
—¿Tu padre? —pregunta, haciendo un leve puchero—. Ya debe haber recibido su compilado de videos en orgías con hombres y mujeres. —Dana se pone de pie y se acerca a él—. ¿Qué crees que hará? ¿Tu piensas que abrirá la boca de todas formas?
Chasquea la lengua y menea la cabeza, pasando la mano por la cara de Alan. Él se la quita de un golpe y aprovecha que el guardia se movió para cogerla fuerte de la mandíbula.
—Josef es demasiado bueno para ti, y no importa si me mandas a Venezuela o a China, él se va a enterar igual de lo que tú eres. Y si ya no te quiso de verdad... nunca lo hará.
—Federico —murmura Dana. El hombre que tenía sujeto a Alan, comienza a golpearlo tan fuerte que lo hace caer al piso. Los golpes no se detienen.
—¡Diles que se detengan! Dana lo van a matar —pido, corriendo hacia él. Otro hombre me atrapa en el aire, mientras los otros se acercan para seguir golpeándolo. Lucho con todas mis fuerzas, grito, lloro, pero nada es suficiente para dejen de golpearlo. Las fuerzas se me agotan cuando el aire comienza a faltarme. No puedo respirar—. Suéltame —logro decir apenas.
No puedo respirar.
No puedo respirar.
Los puños en el cuerpo de Alan no se detienen.
—¡Vania! —escucho a Lucia a lo lejos. El hombre que me tiene sujeta no me suelta y sigue con sus brazos a mi al rededor. Araño, tratando de zafarme de él, pero no lo logro y cada vez me siento con menos fuerza. Lucia llega y lo golpea para que me libere, y él suelta uno de sus brazos para darle un manotazo que la deja tirada. Logro tomar aire, aunque no es suficiente.
Alan no se mueve en el suelo y hay manchas de sangre a su al rededor. El líquido rojo avanza hasta caer en gotas desesperadas al suelo.
No dejan de golpearlo, las lágrimas son lo único que siento en este instante, porque me queman mientras avanzan.
Lucia no se mueve a mis pies; Dana mira como golpean a Alan sin ninguna expresión ni movimientos, más bien parece en shock de lo que está sucediendo. Logro soltar un poco el agarre del hombre.
—¡Dana! —grito con toda la fuerza que puedo tener en este momento. Sacude la cabeza, desconcertada.
—¡Deténganse! y llévenselas.
Un guardia se acerca y coge a Lucia como si pesara un kilo y la lleva sobre sus hombros. Antes de que me hagan lo mismo a mí, veo a Dana acercándose a Alan que yace inmóvil, con la cara hinchada y la sangre corriendo por el piso.
Nos empujan a las dos dentro de una enorme habitación y cierran la puerta con llave. Me acerco a Lucia, recobrando el aire, que comienza a levantarse con la mano en la cabeza.
—¿Qué está pasando? —solloza. Eso hace que respire hondo para tratar de calmarme, si las dos nos ponemos a llorar histéricas no lograremos nada.
—Vamos a salir de esto. Lo siento —murmuro abrazándola por el lado y ayudándola a caminar hacia la cama que está cerca. La recuesto y reviso su cara. Tiene un moretón en el costado y una pequeña herida en el labio; pero no veo nada grave, nisiquiera en su cabeza.
—Lo siento yo... no debería haber... participado de todo esto. Vania, estoy muy cansada y tengo miedo. —Las lágrimas avanzan por su cara sin detenerse.
—Vamos a salir de esto. Veré si hay alguna salida de esta habitación. —Coge mi mano antes de que me levante de la cama.
—Espera. Necesito hablar contigo. Sé que no tengo derecho, pero escúchame, por favor —suplica. Asiento.
—Hace muchos meses nos contactó alguien, a mí y a Daniel. Para... un negocio. Su apellido era Hart... obviamente recordé de inmediato a Alan, tu amor de juventud. Sin embargo, no era él. Nos contó que tú estabas en peligro por un pésimo trato que hicieron tus padres y tus padrinos. Nos mostró la evidencia, conversaciones... contratos y un sin fin de documentos que demostraban que tú estabas en riesgo, y que el verdadero peligro no era que tú te debías casar con un desconocido, sino qué era lo que sucedería si te negabas a hacerlo. —Las lágrimas se hicieron más intensas y comenzaron a resbalar por su cara con mayor rapidez. Cierra los ojos calmando su respiración.
—Lucia... no entiendo, ¿qué... qué quieres decir?
—Nos dijo: esto va a pasar, el acuerdo se tendrá que cumplir y Vania se tendrá que ir por unos meses. Al principio nos reímos, Vania. Con Daniel sabíamos que tus padres andaban metidos en más mierdas de las que decían, ¿pero ofrecerte como... algo?
Trago saliva.
—Lo hicieron —susurro, corriendo la mirada. Me da vergüenza lo que hicieron mis padres.
—Sí, lo hicieron. Terminamos por creerlo con la evidencia y también nos mostraron imágenes reales de lo que podría suceder si el trato no se cumplía. Quedamos aterrados. —Menea la cabeza y aprieta mi mano entre la de ella—. No sabíamos qué hacer. Y este hombre... nos dijo que teníamos que convencerte de que aceptaras irte, que todo iba a estar bien. ¿Pero cómo iba a estar segura de que estarías bien y que allá no te esperaba algún asesino en serie? Así que le dijimos que nos diera una garantía de que todo estaría bien.
—¿Cuál fue esa?
—Tuvimos una videollamada con él. —Traga saliva y mira al techo como tratando de recordar algo—. Jo...mmm
—¿Josef?
—Sí. Él...
—¿Él te llamó? —La interrumpo, con el corazón a punto de detenerse en el instante. Suelto su mano y me pongo de pie con la cabeza hecha un desastre. Necesito escapar de aquí... ¿Josef la llamó para que mi amiga y mi novio me...?—. Entonces, tú y Daniel...
Niega con la cabeza con expresión de asco.
—Es un imbécil, pero no como para hacer algo así. Estos meses han sido horribles. Los peores que he pasado en mi vida... tú lo debes haber pasado peor, pensando que todos te traicionaron. Yo solo lo hice para protegerte. Josef me tranquilizó, parecía un buen hombre, Alan y su madre también. —Esconde la cara entre sus manos—. Tampoco teníamos tiempo para pensarlo bien. Lo que teníamos que lograr era que te fueras con el hermano de Alan Hart.
—Así que inventaron un engaño.
—Para que pensaras que no te quedaba nadie —agrega, llevándose una mano al pecho—. Ha sido lo más horrible que he hecho y todo este tiempo me he enterado de ti, de que las cosas de hecho estaban yendo bien, hasta que... Hasta que me enviaron una foto tuya...—Las palabras se le atoran en la garganta.
—Sé de que hablas.
—Viajé para contarte todo porque me dijeron que no te sucedería nada y ese no era el trato. —Saca de su bolsillo un papel doblado en varias partes y me lo extiende. Lo recibo nerviosa. Es...un acuerdo por escrito. Si algo me perjudica durante los meses que dure mi matrimonio, entonces 100.000 dólares serán transferidos a mi cuenta de forma inmediata.
—¿Qué es esto?
—El trato que hicimos con Alan. —Se gira y comienza a caminar nerviosa por la habitación—. Entonces Josef finalmente era un imbécil y me odio por haberle creído, porque no estarías en esta posición. —Se gira y me escudriña con la mirada—. Pero hay algo que no entiendo.
—¿Qué cosa?
—¿Por qué estás aquí con él? Era uno de los hombres retenidos por los guardias de Dana.
Arrugo el entrecejo.
—Él no está aquí —replico.
—¿Cómo?
—Estaba allí —balbucea y al escucharla, de alguna forma dentro de este caos, siento que el alma me vuelve al cuerpo, porque nunca ha estado hablando de Josef, y es que con todo lo que siento en este momento, un corazón roto de esa forma creo que no lo soportaría.
—Debe haber sido uno de los guardias... Josef no está aquí.
—Se presentó como Josef, quizás solo fue para convencerme —agrega pensativa.
—Sí, porque tiene que haber sido orquestado por Alan. ¿Y Daniel? —me atrevo a preguntar, quizás un poco culpable. En dos días de haber roto con él, yo ya había dado vuelta la página... o el libro completo.
—Dijo que no estaba interesado en ver cómo te casabas con otro, así que se fue a viajar por Sudamérica. Te lo dije, un imbécil. No movió ningún dedo por recuperarte.
Suelto mi primera risa en lo que parece una eternidad.
—Siempre dijimos que era un imbécil. Al menos hay algo bueno en la relación falsa de ustedes... tuve las agallas para terminar con él.
Curva sus labios en un intento de sonrisa.
—Me lavé los dientes diez veces ese día.
—Eres una exagerada, no era tan malo.
Lucia rueda los ojos y me abraza fuerte. Nos abrazamos.
—¿Qué hacemos? —susurra en mi oído.
—Veamos si podemos salir por las ventanas.
Luego de varios minutos dando vuelta la habitación y revisando cada rincón, lo único que sacamos es que: no tenemos cómo salir más que por la puerta principal. Las ventanas están aseguradas. Tampoco hay algo que podamos usar como arma. Lo único útil de este lugar es la cama y el baño.
Pasan dos horas en las que llamo desesperada para que alguien me responda. Grito preguntando por Alan, llamando a Dana a negociar y todo lo que se me ocurrió, hasta que Lucia me despierta. No sé en qué momento me quedé dormida sentada en el suelo con la cabeza en la puerta, pero me dejo llevar a la cama, porque no doy más.
Despierto porque oigo la horrorosa voz de Dana cerca de mí.
—Y te tengo un regalo. No es una... son dos. ¿Qué te parece? Solo necesito que te las lleves ahora.
Justo un rayo de luz llega en la cara del acompañante de Dana me impide verlo con claridad. El hombre va vestido elegante con un traje perfecto hecho a la medida especialmente para él. Se mueve con seguridad por la habitación, con un Rolex en la misma muñeca que sostiene un celular. Avanza unos pasos alejándose de la luz en su cara.
Su facciones rozan la perfección: piel morena, ojos color miel y cabello negro desordenado ligeramente rizado. Sus labios son gruesos y por lo que puedo ver de su sonrisa... dientes alineados y blancos.
—¿Dos? ¿Por qué dos? —pregunta dirigiéndome la mirada directamente. Me sonríe de forma cálida.
—Porque ella —dice, señalando a Lucia— estaba subastada por otra persona que no puede cumplir el trato. —Eso es mentira, pero decirlo no ayudaría en nada, si me van a llevar prefiero que nos lleven a las dos, Dana nunca dejaría irla así como así.
La mirada de él viaja entre nosotras dos, una y otra vez.
—¿Vas a comprarnos así como así? ¿cómo si fuéramos una cosa? Esto es un delito —gruño poniéndome de pie. Ocasión que él aprovecha para mirarme por completo. Eso me repugna y envuelvo los brazos sobre mi pecho.
—No, participé en la subasta para tener una mujer hermosa siendo una puta en la cama. No una cosa —responde él, sonriendo a la vez que sus ojos se achinan—. Quiero hacer contigo todo lo que vi en esos videos. —Se lleva la mano a su entrepierna y envuelve su miembro que impresiona por su tamaño.
—Vete a la mierda, tendrás que drogarme para que acepte tocarte o que me toques.
—¿Siempre es así de fiera? —pregunta a Dana.
—Sí.
—Me encanta. Me alegra haber hecho todo para ganar. ¿Y la otra?
—Lucia, más tímida pero también muy hermosa. ¿No te parece? —Somos dos chicas en exhibición.
—Sí, así lo veo. —Mira su reloj y nos da una última mirada a ambas antes de girarse y caminar hacia la puerta—. Prepárenlas, me las llevo en 15 minutos. El avión está listo.
Dana da un pequeño salto de felicidad y sale a paso rápido de la habitación. Un minuto más tarde, entran dos chicas con unas maletas pequeñas.
—¡Hora de vestirse!
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Y aquí estoy... tuve que enfrentar cortes de luz, vientos y mareas jejejej
Capítulo dedicado especialmente a @NataliTorres22 <3 Una lectora muy bonita <3 Gracias por leerme bonita.
Espero que les guste bbys!!!! Mis querid@s lectores, les agradecería mucho interactuar con mi contenido (ella) No, pero en serio jiji, comentar... estrellitas (y ojalá en mi instagram también: valesminombre)
Cuéntenme qué esperan en el próximo capítulo.
¿Dónde estará Josef? :(
¿Y cómo habrá quedado Alan?
ayayayaya Las amo, les mando besitos. Muack Muack
Si quieres que te dedique el prox capítulo! solo debes comentarme :)
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